LA
TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO… Éxodo capítulo 34 versículos
29-35. 2 Pedro capítulo 1 versículos 13-21. Salmo 99. Lucas capítulo 9 versículos
28-36.
El Libro del Éxodo citado
por la Liturgia de la Palabra en la celebración de la Transfiguración de
Nuestro Señor, genera en nosotros
interrogantes bien intencionados sobre la cualidad esencial de este pasaje bíblico, la presencia de Moisés
en el “monte” donde hablaba con Yahveh corresponde a la literatura Patriarcal
que ubica la relación más directa con Dios desde la altura (Lugares destinados
al culto) el brillo de su rostro lo atribuimos a la relación personal y espiritual
que sostenía con Dios y como tal el estar cerca de Él supone una transformación
en el ser humano que aquí tiene un tinte ilustrativo y muy gráfico. Reconocemos
en este Texto Inspirado un fuerte componente formativo para el pueblo de
Israel. La impresión de ellos no se hace esperar y es apenas lógico que se
sintieran abrumados pero esa imagen que era solo un adelanto de la verdadera transformación
que Dios hace en nuestras vidas cuando aceptamos su Soberana presencia, es
imagen de la Gracia que actúa en cada bautizado y que en tiempo de los
Patriarcas hebreos era simbolizada por este tipo de imágenes como las descritas
en el Éxodo. Quien habla con Dios, el Dios diferente se transforma en un ser
humano diferente, es la primicia de esta escena. Moisés no será el mismo de
ahora en adelante.
El Apóstol Pedro es
testigo ocular de la Transfiguración y
como tal habla en propiedad de la Majestad de Cristo que él pudo observar en
aquella escena. La Transfiguración como experiencia de Fe es la prueba que el apóstol en su
corazón necesitaba para darle peso a su propia concepción de la Divinidad de
Cristo, es como lo expresamos un nexo relacional con el Jesús que se revela en
su mensaje y el Cristo que más tarde resucitará. Pedro disfruta de este momento
y como lo expresa se convierte en algo vital en su vida espiritual, es una
gracia especial que Cristo tuvo con algunos de sus discípulos, no sucedió con
todos sino con quienes era necesario por aquello de apuntalar su Fe… Pedro
invoca al Espíritu Santo de la misma forma como la Iglesia se atiene a la
presencia de los apóstoles para continuar la obra evangelizadora. Pedro como apóstol
y creyente nos enseña a prestar atención a la Palabra revelada. Esta forma de
comunicar las enseñanzas de la Iglesia se debe a la presencia de Cristo
en la conciencia de los testigos de sus acontecimientos (Pedro, Santiago y
Juan). La Transfiguración se quedará en lo más profundo de la conciencia del apóstol
y definirá su vida de Fe. Hoy el Dios de la vida se transfigura delante de
nosotros y eso es posible por su amor misericordioso y por la necesidad de
crecer en la vida cristiana. Dejemos que los valores del Evangelio y sus
enseñanzas se transfiguren necesariamente en nosotros y con nosotros mostrando
que somos diferentes y renacidos en Cristo Luz del mundo.
Lucas nos ilustra Sobre
este episodio sorprendente de la vida del Señor dejando ver que sin duda tomó
de otra fuente este relato y lo combinó con Marcos pero a diferencia de este
ubica al Señor en una escena de ferviente oración, la misma que lo une poderosamente
con el Cielo de dónde le viene tal gloria y revelación. El Señor se transforma
mostrando solo un ápice de su poder y vínculo con la eternidad. Es Cristo
revelado en el Jesús Histórico. Lucas no
lo relaciona con Moisés o los profetas, su interés es mostrar que la muerte no
será el destino final de Jesús, que la vida de la Gracia transforma
literalmente a cada bautizado convirtiéndolo en luz del mundo y particularmente
de sus hermanos en las relaciones cotidianas. Un creyente transformado sin duda
alguna será testimonio del Cristo vivo y triunfante y luchará contra la
corrupción y toda estructura de injusticia que se convierte en pecado capaz de
opacar el brillo de los hijos de Dios. La Gracia que brota del rostro del
Salvador iluminará posteriormente los caminos de la Madre Iglesia que se revela en potencia y persona de los testigos
oculares y en función de su
ministerialidad. La Transfiguración es un nivel alto de conciencia frente a
nuestra propia experiencia con el Resucitado. Es un Texto muy bello que también
lo podemos ubicar en el rango de la experiencia post-pascual de la Iglesia y
sus discípulos. La Luz de Cristo es transformadora y todo lo
que toca a diferencia del Éxodo lo llena de vida y felicidad… La historia tiene
su puesto en este acontecimiento de ribetes atemporales y solo por citar los
dos personajes que aparecen en el relato (combina las tradiciones tanto Marcana
como Mateana) lo cierto es que la verdad del evento y toda su fenomenología es
signo vivo de Fe y contenido de
gratuidad que salta hasta nuestros días.
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