martes, 22 de agosto de 2017

INSTRUCCIÓN CATEQUETICA O FORMACIÓN TEOLÓGICA...

INSTRUCCIÓN CATEQUETICA O FORMACIÓN TEOLÓGICA.



CONTEXTO DEL PRESENTE ENSAYO.



La necesidad de la formación de nuestros  líderes laicos (MLL) y en general de todos los feligreses plantea para nosotros una discusión sobre la naturaleza de esta formación. Sobre la necesidad de estandarizarla y darle forma según los requerimientos  y patrones de búsqueda por parte de nuestros feligreses o laicos. La sociedad presente no es la misma hace 10 0 20, incluso 30 años atrás, ahora perviven formas de relaciones sociales que han mutado e incorporado a la nueva forma de ver lo socio-cultural. Es pues, importante no perder de vista que cada tiempo posee su intríngulis y formas de expresión así como de cosmovisión. La Instrucción Catequética presenta en su exposición una síntesis de los contenidos teológicos necesarios en la vida de Fe de nuestros hermanos, desde luego con las adaptaciones de lugar que tienen todo que ver con:

·         Terminología
·         Metodología
·         Experiencias en comunicación de información y enseñanzas
·         Verdades de nuestra Fe

·         Factores culturales y sociales entre otros elementos o componentes de su necesaria reflexión.
La Formación teológica no se equipara solo a los estudiantes y/o ministros ordenados en la Iglesia, también apunta a la cada vez más necesaria fundamentación de nuestros feligreses. No solo los teólogos de renombre producen o tienen determinada producción teológica, en general, los bautizados formados y comprometidos con la exposición idiomática de su Fe pueden y deben hacerlo, claro está, dentro de los parámetros y disciplina de la Iglesia. Es tan importante este ejercicio que permite al creyente conocer y profundizar los rudimentos clave que recibió o recibe actualmente en la escuela dominical. La formación teológica  es en consecuencia una necesidad en la modernidad y la inclusión de lo Trans que al rechazar el Dogma requiere de nuestra parte individualizar la respuesta de Fe que haga contrapeso a la ausencia de lo absoluto académico e intelectivo, y esa respuesta se llama formación teológica de nuestros líderes y lideresas.  En este caminar de Fe la respuesta formativa es determinante para afincar el soporte de nuestra  misión así como de la manera como inculcamos nuestros usos y costumbres… La competencia en lo teológico es y será responsabilidad de:

·         Los Obispos
·         Gobierno de la Diócesis
·         Clérigos

La Catequesis como síntesis antes mencionado, aborda la ignorancia que sobrevive en gran medida entre nuestros laicos, la definición de ignorancia no alude a su crecimiento personal sino al escaso material e insumos sobre la doctrina de la Iglesia.   En la categoría entran  también otras dificultades estructurales como por ejemplo la falta de hábitos de lectura e investigación así como el floreciente consumismo tecnológico que reemplaza la pericia en la investigación. La catequesis está a la orden de los procesos ilustrativos y formativos de nuestros laicos y su aportación es imprescindible como quiera que nadie da razón o amor por lo que no conoce (diría el Hiponense en el contexto de la formación de los nuevos creyentes). La instrucción aterriza fácilmente los conceptos de la Tradición y el Magisterio eclesial. La instrucción es un formidable recurso para la transmisión de insumos en ámbitos tan variados como:

Liturgia en la Congregación
Sagradas Escrituras
Cultura cristiana
Practicas populares
Gobierno diocesano
Ética y Moral cristiana
Sacramentos
Ministros ordenados
Historia de la Iglesia
Actividades de escuela
Jóvenes


Es un recurso útil que nos permite suplir falencias en escenarios variados donde es posible incidir en la respuesta de nuestro entorno congregacional. Esta respuesta se trabaja siempre a la par con espacios formativos donde la catequesis amplia el horizonte. La catequesis entra a formar parte de todas las iniciativas formativas de la Diócesis y en este orden es la Iglesia quien asume la responsabilidad y directriz de todos los programas y también quien prepara a los orientadores. Es fundamental hacer un diagnóstico sobre su necesidad y por ende impacto. La catequesis o instrucción está unida a la  escuela dominical en cuanto a sus enseñanzas. Contenido y finalidad, desde luego es importante que bajo ese precedente la  fundamentación corresponda a la realidad congregacional y exista un plan de trabajo que busque el crecimiento de sus asistentes en la vida y dinamismo de la congregación.

 Es necesario renovar tanto su metodología como pedagogía de lo contrario la motivación de los más chicos será débil y su aprendizaje pobre. Parte de los problemas formativos se deben a la poca operatividad concreta de las escuelas dominicales, es bueno que los jóvenes asuman el control y trabajo en las escuelas congregacionales importantísimo que los adultos los incluyan en sus clases y metodología de enseñanza, recordemos la afinidad idiomática)  porque las barreras generacionales son menores y porque tanto ellos como los más chicos son parte de la ciber-generación  mientras que las personas que superan los 40 años de edad son esencialmente de la generación análoga con muchas dificultades comunicativas en la tecnología y afines que por analogía son fundamentales en la vida de nuestros niños y jóvenes. La cuestión relacional es precisamente la que abre las puertas al intercambio de opiniones y al compartir desde la perspectiva de la Fe que la Iglesia particulariza en la congregación.  La instrucción esta también influenciada profundamente por el quehacer cultural de la congregación, de los clérigos y de los feligreses por lo que resulta sumamente vital que la promoción  o exaltación de las cualidades y logros de nuestros hermanos sea una realidad. El ampliar los horizontes culturales en la formación teológica nos asegura la presencia en el escenario de la pastoral, de seminaristas, lideres pastorales y clérigos, preparados para abordar distintos sectores socio-culturales donde debe hacer presencia la iglesia particular. Al  respecto la opinión pública emplea una terminología apropiada para describir este tipo de procesos culturales, uno de ellos es “rose cultural” para indicar la permeabilidad de nuestro trabajo en distintos escenarios donde los recursos y la captación de la  feligresía sean más eficientes. Es de suponer que lo anterior debemos unirlo a la posibilidad de crecer en escenarios más amplios y pluri-formes. Una de las finalidades más importantes de la formación o instrucción de nuestros laicos es precisamente que se pueda convertir en una plataforma que “divulgue nuestra Fe y el cómo creemos los episcopales” es pues, vital que el creer se exponga bajo el fundamento del amor y que demos razón tanto de lo que creemos como de lo que sentimos, siendo este un proceso relevante en la madurez de nuestros feligreses.  De lo anterior podemos deducir que la formación teológica de nuestros feligreses debe ser permanente y que la vinculación de estos a los distintos ministerios laicos licenciados sea consecuencia de su experiencia y madurez de Fe como de compromiso en el ámbito congregacional y en general eclesial.
 La Fe está para ser vivida y entendida y en este proceso la formación es determinante para el bautizado, ya que una persona formada es un feligrés comprometido. No olvidemos que la primicia fundamental de la formación es el “dar razón de nuestra Fe” y encontrarle sentido a nuestros actos y ritos en el contexto de la  vida eclesial. En cuanto a nuestra presente reflexión recordemos que la teología como disciplina de estudio lo es y será en la perspectiva de la reflexión, pero la formación catequética o instrucción laical es una experiencia de conversión permanente que llega para fundamentar los conceptos y vivencias de nuestros hermanos laicos. Es tan importante la formación laical como la catequesis en general que ambas son manifestaciones vivas de la misión profética de la Iglesia. No es posible pensar que la formación laical es solo segmentaria y que por lo general corresponde a una función determinada, eso limitaría mucho el proceso de crecimiento espiritual de los bautizados. La disciplina formativa de la catequesis se remonta al Siglo XVII en la realidad europea como instrucción permanente en las escuelas y centros de formación. En la actualidad por razones socio-culturales y de índole política la praxis se ve muy afectada, pero es bueno aclarar que las iglesias protestantes de índole histórica mantienen esta dinámica y la hacen parte de su cosmovisión formativa e instructiva. La escuela dominical debe seguir siendo el centro de la formación de nuestros niños y jóvenes y pensar en la instauración de un modelo formativo permanente para nuestros laicos y feligreses en general. No solo se trata de la instrucción sobre los principios de nuestra Fe sino también de fundamentar un crecimiento que definimos como integral ya que relaciona el Ser con el Hacer en la vida de la congregación, los bautizados comprometidos Son y formados convenientemente Hacen esto en la perspectiva de la obra eclesial que compete a todos, es pues, una primicia particular de la Comunión Anglicana que entrega esta responsabilidad a los bautizados bajo el signo de su eclesiología.








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