viernes, 4 de agosto de 2023

LA TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO…

 

LA TRANSFIGURACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO… Éxodo capítulo 34 versículos 29-35. 2 Pedro capítulo 1 versículos 13-21. Salmo 99. Lucas capítulo 9 versículos 28-36.

 

El Libro del Éxodo citado por la Liturgia de la Palabra en la celebración de la Transfiguración de nuestro Señor,  genera en nosotros interrogantes bien intencionados sobre la cualidad esencial de  este pasaje bíblico, la presencia de Moisés en el “monte” donde hablaba con Yahveh corresponde a la literatura Patriarcal que ubica la relación más directa con Dios desde la altura (Lugares destinados al culto) el brillo de su rostro lo atribuimos a la relación personal y espiritual que sostenía con Dios y como tal el estar cerca de Él supone una transformación en el ser humano que aquí tiene un tinte ilustrativo y muy gráfico. Reconocemos en este texto inspirado un fuerte componente formativo para el pueblo de Israel. La impresión de ellos no se hace esperar y es apenas lógico que se sintieran abrumados pero esa imagen que era solo un adelanto de la verdadera transformación que Dios hace en nuestras vidas cuando aceptamos su soberana presencia, es imagen de la Gracia que actúa en cada bautizado y que en tiempo de los patriarcas hebreos era simbolizada por este tipo de imágenes como las descritas en el Éxodo. Quien habla con Dios, el Dios diferente te transforma en un ser humano diferente, es la primicia de esta escena. Moisés no será el mismo de ahora en adelante.

El apóstol Pedro es testigo ocular de la Transfiguración y como tal habla en propiedad de la Majestad de Cristo que él pudo observar en aquella escena. La Transfiguración como experiencia de Fe es la prueba que el apóstol en su corazón necesitaba para darle peso a su propia concepción de la divinidad de Cristo, es como lo expresamos un nexo relacional con el Jesús que se revela en su mensaje y el Cristo que más tarde resucitará. Pedro disfruta de este momento y como lo expresa se convierte en algo vital en su vida espiritual, es una gracia especial que Cristo tuvo con algunos de sus discípulos, no sucedió con todos sino con quienes era necesario por aquello de apuntalar su Fe… Pedro invoca al Espíritu Santo de la misma forma como la Iglesia se atiene a la presencia de los apóstoles para continuar la obra evangelizadora. Pedro como apóstol y creyente nos enseña a prestar atención a la Palabra revelada. Esta forma de comunicar las enseñanzas de la Iglesia se debe a la presencia de   Cristo en la conciencia de los testigos de sus acontecimientos (Pedro, Santiago y Juan). La Transfiguración se quedará en lo más profundo de la conciencia del apóstol y definirá su vida de fe. Hoy el Dios de la vida se transfigura delante de nosotros y eso es posible por su amor misericordioso y por la necesidad de crecer en la vida cristiana. Dejemos que los valores del Evangelio y sus enseñanzas se transfiguren necesariamente en nosotros y con nosotros mostrando que somos diferentes y renacidos en Cristo luz del mundo. 

Lucas nos ilustra Sobre este episodio sorprendente de la vida del Señor dejando ver que sin duda tomó de otra fuente este relato y lo combinó con Marcos, pero a diferencia de este ubica al Señor en una escena de ferviente oración, la misma que lo une poderosamente con el cielo de dónde le viene tal gloria y revelación. El Señor se transforma mostrando solo un ápice de su poder y vínculo con la eternidad. Es Cristo revelado en el Jesús Histórico.  Lucas no lo relaciona con Moisés o los profetas, su interés es mostrar que la muerte no será el destino final de Jesús, que la vida de la gracia transforma literalmente a cada bautizado convirtiéndolo en luz del mundo y particularmente de sus hermanos en las relaciones cotidianas. Un creyente transformado sin duda alguna será testimonio del Cristo vivo y triunfante y luchará contra la corrupción y toda estructura de injusticia que se convierte en pecado capaz de opacar el brillo de los hijos de Dios. La gracia que brota del rostro del Salvador iluminará posteriormente los caminos de la Madre Iglesia que se revela en potencia y persona de los testigos oculares y en función de su ministerialidad. La Transfiguración es un nivel alto de conciencia frente a nuestra propia experiencia con el Resucitado. Es un texto muy bello que también lo podemos ubicar en el rango de la experiencia post-pascual de la Iglesia y sus discípulos.   La luz de Cristo es transformadora y todo lo que toca a diferencia del Éxodo lo llena de vida y felicidad… La historia tiene su puesto en este acontecimiento de ribetes atemporales y solo por citar los dos personajes que aparecen en el relato (combina las tradiciones tanto Marcana como Mateana) lo cierto es que la verdad del evento y toda su fenomenología es signo vivo de fe y contenido de gratuidad que salta hasta nuestros días.

viernes, 28 de julio de 2023

NOVENO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

NOVENO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Génesis capítulo 29 versículos 15-28. Salmo 105:1-11, 45b.  Romanos capítulo 8 versículos 26-39. Mateo capítulo 13 versículos 31-33, 44-52.

 

La escena que nos describe el Génesis involucra a Jacob, a Labán padre de Lía y Raquel (la menor) esta recreada en el género Yavista y muestra parte de las tradiciones matrimoniales en el pueblo hebreo. Estas tradiciones eran vinculantes y aseguraban que la unión esponsal fuese clave para la preservación de la familia (clan) y sus posesiones económicas, particularmente la tierra, los esclavos y el ganado. El trabajo durante siete años aseguraba la liberación de una promesa o deuda y eso significaba la absoluta libertad, de allí a que el tiempo se sumara y Jacob pudiera contraer matrimonio con las hermanas. La tradición antigua permitía esta práctica para tener más posibilidades de legar herederos y compartir la sangre que en últimas era el documento legal viviente de toda posesión material. Las celebraciones o fiestas duraban siete días como lo deja intuir esta escena. Estamos enfocados en la línea de esta literatura patriarcal y sin duda que posteriormente el relato nos mostrará quizá la forma y figura en potencia de las 12 tribus de Israel reflejadas en los 12 hijos de Jacob que aparecerán más adelante en el Libro Sagrado de Tradición (Gn). Pues este relato es bien interesante porque nos ofrece algunos datos sobre estas tradiciones y especialmente sobre la forma como las costumbres expresaban el legado cultural adquirido de otros pueblos particularmente de Mesopotamia.  Estos elementos asimilados fueron incorporados posteriormente a la Ley Mosaica desde luego objetivando su significación.

El apóstol Pablo en la Carta a los Romanos expone la madurez de su fe o experiencia con el resucitado. La fe es el producto de la presencia de Dios (Inhabitación) en el ser humano y Pablo privilegia esa presencia por sobre cualquier otra consideración. La madurez espiritual nos ubica en camino de la definitiva transformación como él mismo lo argumenta: Pues estoy seguro que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro… (versículos 38-39) en esta dinámica la consecuencia de la relación salvífica es la configuración de una nueva creación de dinámica escatológica distinta a la realidad del presente ya contaminado y reducido a su mínima expresión por el pecado y sus estructuras. La imagen de la perfección de Dios es precisamente su adorado Hijo. La escatología deja ver el futuro de ese nuevo creyente potencializado por la gracia hasta alcanzar la perfección de su relación con Cristo… recordemos que solo Cristo posee la plenitud de la imagen de Dios Padre y que las huellas de esa maravillosa Imagen en nosotros fueron opacadas por el pecado. Si nuestra fe se afirma en Cristo será imposible que las fuerzas hostiles de esta realidad contaminen nuestra fe y experiencia de vida cristiana.  La fuerza del Bautismo nos permite vivir anticipadamente revestidos de la condición de gloria revelada en Jesucristo. Nuestro mundo material sufre las consecuencias de nuestro accionar de pecado y no solo se queda allí, también toca a la naturaleza que como vimos el domingo anterior sufre por el influjo de nuestro pecado.   La vida a partir de la presencia amorosa de Dios ofrece la liberación y la felicidad que solo los hijos de Dios entienden y comparten.

Mateo en su Evangelio tiene presente que el Reino de Dios es “modesto” en sus comienzos pero que como la semilla de mostaza crece hasta alcanzar la plenitud en la vida del creyente. Quienes optan por el Reino hacen una renuncia y ratifican su voluntad de trabajar por su instauración.  Las parábolas traducen en lenguaje sencillo la puesta en escena que revela las intenciones de Jesús en su ministerio y predica. Mateo presenta una secuencia de parábolas que sin duda no fueron anexadas de igual manera por la fuente original, pero para la ilustración del mensaje convenía distribuirlas de esta forma.  Es pues la oportunidad de argumentar una enseñanza que se concatena con otras de su misma naturaleza. Mateo piensa en el Reino de índole mesiánica, es decir, del cumplimiento implícito de la promesa y Jesús complementa esta percepción llevándola a un extremo. Tal postura es garantía de la secuencia necesaria para los fines del anuncio del Reino de los cielos del cual Él es la centralidad. El Espíritu de Dios se manifiesta en la voluntad de Dios porque todos conozcan su Palabra y puedan discernir su contenido salvífico. La opción por el Reino es una realidad y a partir de esa primicia se escogerá a quienes lo dejaron “todo” por caminar en esa dirección. La radicalidad es también fruto de la presencia del Espíritu de Cristo en los bautizados. Recordemos una primicia que llega a nuestra fe desde el Éxodo del pueblo: Dios es un Dios diferente y por eso debemos ser un pueblo, una Iglesia diferente. Pues la diferencia la hacemos desde nuestro seguimiento de Cristo y dándole el lugar que su Palabra y enseñanzas merecen, es decir, el centro y motor de nuestras vidas…

sábado, 22 de julio de 2023

OCTAVO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

OCTAVO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.  Génesis capítulo 28 versículos 10-19ª. Salmo 139, 1, 11,22-23. Romanos capítulo 8 versículos 12-25.  Mateo capítulo 13 versículos 24-30, 36-43.

 

El sueño de Jacob bien podría ser el “título” de esta escena y acto seguido la “escalera” que sube al cielo, son pues figuras recurrentes de la cultura cananea para simbolizar la relación de lo humano con lo sobrenatural. Los PP. De la Iglesia ven en esta escena bellamente descrita por el autor sagrado dos simbologías. La primera hace mención de este sueño y la figura de la escala o escalera como un nexo entre la vida sobrenatural y el ser humano y de paso la ratificación de las promesas de Dios a los antepasados de Jacob, si observamos básicamente son las promesas iniciales dada la estrecha relación con la tierra y su significación. Es pues la Providencia de Dios que establece literalmente un “puente” con la humanidad y lo ratifica en la Encarnación de su adorado Hijo… La segunda tiene todo que ver con la consagración y dedicación de un santuario a Dios y la conciencia de su presencia personal en el creyente. Nosotros estamos en posición de consagrar a Dios no solo santuarios o templos sino y sobre todo nuestras vidas que es sin lugar a duda el mejor de los santuarios posibles al Dios vivo. La cultura semita como sus vecinos empleaba el aceite para consagrar y dar la connotación de sagrado en una expresión de su fe. Ser padre de muchos es una imagen recurrente que se quedó en el pasado de Israel y que en el presente es asumida por el santo Bautismo. En cuanto al género literario es claro que corresponde al Yahvista en cuanto a la exaltación de Dios y su liturgia. Jacob funge en la escena como Sacerdote, imagen muy presente en la vida y cosmovisión de los israelitas. Por último, recordemos que estaba pisando suelo cananeo lo que implicaba consagrarlo al verdadero Dios. La puerta del cielo (porta caeli) es una bella expresión de sacralidad que no tiene límite alguno y menos se deja condicionar por la realidad terrena que se gesta donde se manifiesta. 

El apóstol Pablo nos dibuja un cuadro ya explorado anteriormente y tiene y que ver con la obra de Dios y la humana. El mundo material creado por el ser humano sufre las consecuencias del pecado que bajo sus estructuras afecta al mundo que le rodea y antropiza de esta forma generando violencia.  La creación sufre en términos Paulinos el influjo del pecado humano. Nosotros somos la voz de la creación lo que implica el compromiso concreto de luchar contra el pecado y sus estructuras que paulatinamente incrementan el sufrimiento de la obra de Dios en contacto con nosotros.   Todo no acaba allí también como respuesta a esta situación la Gracia irrumpe en el escenario de la humanidad y su historia aportando su presencia y con ella la contundente transformación en Cristo el vencedor del pecado y la consecuencia la muerte. El Señor nos mostró que la muerte no es natural sino impuesta por el orden carcomido de las acciones en contravía del ser humano.  Natural es vivir y amar. Por extensión la obra de Cristo en la Cruz toca a las distintas categorías de existencia en la creación material y en el mundo espiritual. Nuestro rescate es primicia de la Gracia y su poder para transformar que es lo mismo que decir liberar la existencia del pecado y su esclavitud. El llanto de la creación es escuchado junto con el nuestro y la respuesta de Dios no se hace esperar. Es la respuesta del amor que transforma y libera de la antigua condición, es pues, el hombre nuevo imagen del Dios viviente. Pablo da testimonio de ello cuando afirma en el versículo 24: “Porque nuestra salvación es en esperanza”.

 

Mateo continuando con las parábolas de Jesús nos muestra la imagen cambiante de este tipo de relatos y sus “Logión” o dichos del Señor (Papías, Padre de la Iglesia) que el domingo anterior nos habló de la actitud del que recibe el mensaje y como el mundo o entorno puede condicionarlo. Para este domingo la propuesta es otra, no se centra en el fruto sino en la planta y el plantío.   Luego entronca con la explicación del propio Señor sobre la enseñanza. Los hijos del maligno es una expresión semítica para destinar a quienes dan la espalda al mensaje proclamado. Sobre el Reino, sin duda se refiere al instaurado por Cristo que es fiel herencia del Padre Dios. Esta afirmación tiene su origen en la promesa del Salvador referente a su Reino que será heredado por quienes siguen y hacen atento caso de su Evangelio.   

Las disputas entre el bien y el mal son consecuencia de las decisiones de cada bautizado. No olvidemos que nuestras actitudes son   tanto un acelerante como un retardante del Reino de Dios y su justicia y todo ello conforme al crecimiento de la realidad de nuestra fe y vida espiritual.   La opción es única y clara hacer todo por alcanzar el Reino prometido.  Así como una planta no deseada toma el mismo tiempo que la deseada para manifestarse y ser “mala cosecha” así mismo el bien debe trabajar para direccionar nuestras vidas y actitudes. La vida y la Fe son procesos que se alimentan de ciclos vitales lo que implica cosechar de forma coherente los valores que hacen la diferencia, es decir, los del Reino de Dios.

martes, 11 de julio de 2023

Séptimo domingo después de Pentecostés. Genesis capítulo 25 versiculos 19-34. Salmo 119:105-112. Romanos capitulo 8 versiculos 1-11. Mateo capítulo 13 versiculos 1-9,18-23.

 

Séptimo domingo después de Pentecostés. Genesis capítulo 25 versiculos 19-34. Salmo 119:105-112. Romanos capitulo 8 versiculos 1-11. Mateo capítulo 13 versiculos 1-9,18-23.

 

1.Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. 2.Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. 3.Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. 4.Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. 5.Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; 6. pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. 7.Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. 8.Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. 9.El que tenga oídos, que oiga.» 18. «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. 19.Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. 20.El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; 21. pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. 22.El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. 23.Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.» texto tomado de la Biblia de Jerusalén Mateo capítulo 13 versiculos 1-9,18-23.

Mateo centra su discurso dando categorías sobre el contenido de sus enseñanzas, las palabras se unen por una necesidad de crear el texto inspirado y compartir su contenido, ejemplo de ello es el (versículo 3)” Y les habló muchas cosas en parábolas” este argumento simplemente nos ubica en el inicio del relato y la suposición de otros anteriormente descritos en el Evangelio. La gracia cuando es un suceso de absoluta voluntad en la aceptación del bautizado puede acrecentarse y mejorar la calidad del fruto del creyente o simplemente diluirse y perder su valor escatológico. Las cifras que argumenta el (versículo 8) es consecuencia de lo anteriormente mencionado, los frutos son responsabilidad de nosotros, pero su materia prima es relacional con respecto a nuestra vida espiritual donde todo puede potenciarse. Las consecuencias de la praxis del amor de Dios en nosotros no se hacen esperar y se caracteriza por gran generosidad como nos indica el (versículo 23).

Escuchar las enseñanzas deja en nosotros un rastro de profunda paz y tranquilidad a la hora de responder positivamente al Evangelio y su contenido, la sabiduría de Dios revela en nosotros paulatinamente su contenido y nosotros debemos aprovecharlo para crecer en esta maravillosa relación salvífica con el Dios de la vida. Los frutos son signo realmente vivo de esta presencia amorosa de Dios y no tanto las palabras como un acto racional meramente. Creemos en el ejemplo y entrega más que en los discursos o las oraciones vacías cuya riqueza es solo gramatical. La vida nos ofrece abiertamente las dificultades propias de una condición imperfecta como la nuestra pero aun sobre esta verdad sobresale la voluntad amorosa de nuestro Dios que busca establecer en nosotros y con nosotros una relación que se vea libre de las ataduras del mundo definido como encuentro de realidades llenas oscuridad y luz, pero sin discernir sobre su verdadero valor. La semilla en buena tierra en el plano antropológico y sociológico permite establecer la cultura de la vida y el amor. Ser confesional no implica fanatismo sino la voluntad publica de amar a Dios y tenerle por Rey y no aceptar las posturas de un mundo lleno de reyezuelos patéticos y decadentes (hombres llamando a otros su majestad), por esta razón nosotros los creyentes declaramos: VIVA CRISTO REY.

 

 

martes, 4 de julio de 2023

SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.  Propio 9. Génesis capítulo 24 versículos 34-38, 42-49, 58-67. Romanos capítulo 7 versículos 15-25ª. Mateo capítulo 11 versículos 16-19, 25-30.  

 

La escena que describe el libro del Génesis sobre la búsqueda de esposa para Isaac está compuesta por varios trozos de texto inspirado, sin duda el objetivo es sacralizar las practicas parentales de la época puesto que para asegurar el futuro y fortaleza de los clanes era indispensable entrelazar a los esposos que procedían de los clanes hermanos. La misión de Labán es sin duda de estas características. Lo interesante es la forma como la tradición se fundamenta o busca hacerlo en la voluntad de Dios que termina guiando al mensajero de Abraham. Los demás componentes de este relato son empleados en las distintas tradiciones para manifestar los signos rituales de una unión esponsal. Las imágenes tienen pasajes en común con la Samaritana a la que el Señor pide de beber (Juan capítulo 4 y ss) es pues una vez más el agua signo de pureza como de acción humanitaria y fraterna, así lo percibe el escritor inspirado. La niña descrita es Rebeca hija de Betuel (versículo 47) los sucesivos relatos hasta terminar el presente capítulo (24) son añadidura al texto original particularmente por la cita o mención de la madre de Isaac. Lo fundamental aquí será siempre   la voluntad de incluir a Dios en toda empresa humana manifestando así la fe en su misericordia y conformidad con sus mandatos.

Pablo muy a su estilo afirma una vez más la responsabilidad personal tanto en el pecado como en la gracia. Tiene claro que la respuesta de nuestra parte está motivada por la magnitud que adquiere tanto el bien como el mal. La voluntad personal de unirnos a Cristo no significa un camino de rosas implica por consiguiente una confrontación constante entre la vieja naturaleza de pecado y la nueva que motiva la presencia de la Gracia y la libertad que Dios nos da. El hombre interior es distinto al exterior dominado solo por la razón, sus apetitos y ambiciones estrictamente personales, es decir, egocéntrico, donde solo importa el bienestar individual. La renovación del bautizado es precisamente el cumplimiento o vivencia del “Pacto Bautismal” que se antepone a la influencia destructiva del pecado. Nunca mientras respiremos dejaremos de caer, pero tampoco nos quedaremos allí, diría el “Doctor de la Gracia”: Que cuando Cristo vuelva no te encuentre revolcándote en el barro sino levantándote del fango. Pablo nos invita a luchar contra el estado de vida contaminado por el pecado y de esta manera ser auténticamente libres sirviendo solo a Dios. Pablo remata este texto inspirado con una alusión directa a la racionalidad, recordemos que una cosa es el espíritu en el pensamiento griego y otra en el cristiano, no es el Pneúma sino el Nus presente en nosotros por el ejercicio racional.  Busquemos pues trabajar por equilibrar nuestra concepción de la vida con nuestro actuar sabiendo que Cristo estará para nosotros garantizando nuestra correcta elección si somos dóciles a su gracia y Espíritu.

Mateo de una forma directa nos muestra como la actitud de los judíos no tenía compasión y mucho menos atención a la voluntad de Dios. Rechazan al Bautista y también al Señor. La figura que emplea el Señor es propia de la cultura exequial o funeral como matrimonial (versículo 17), los judíos no aceptan bajo ninguna circunstancia la enseñanza del Salvador.  Mateo describe la oposición cultural que el Evangelio genera en medio del pueblo judío y como esa oposición reacciona cuando se siente amenazada. Esa misma actitud sufrió el pueblo durante su travesía en el desierto. El corazón duro solo produce alejamiento de las instrucciones o mandatos de Dios. El testimonio de la autoridad de Jesús a diferencia del Bautista es en sí alusión a los signos que realizó en medio de ellos, y aun así no lo aceptaron y cuestionaron ampliamente. Los sabios que argumentan conocimiento profundo de las Sagradas Escrituras en su tiempo eran los Fariseos y Saduceos, pero aun así no podían comprender con claridad la figura del Mesías. Los sencillos o pequeños son aquellos que con toda humildad aceptan el mensaje de Cristo y lo viven a profundidad. La “Buena Nueva” llega claramente a los discípulos y creyentes. El yugo de la ley es una temática recurrente de las autoridades religiosas de Israel. La caridad por el otro no había entrado en escena lo que implicaba una interpretación desconsiderada de la vida y realidad del otro que su única referencia era la ley y no el amor.   Muchas veces nuestras actitudes rechazan el plan de Dios y sin darnos cuenta obramos solo movidos por la concepción personal del mundo y nuestro entorno.

 

martes, 27 de junio de 2023

QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS...

 

QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Genesis capitulo 22 versiculos 1-14. Salmo 13. Romanos capitulo 6 versiculos 12-23. Mateo capitulo 10 versiculos 40-42.

 

“40. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. 41. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. 42. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.” (Texto Biblia de Jerusalen).

El texto Mateano nos presenta a consideración una formula perentoria de acogida y reciprocidad ante el Evangelio como mensaje de gran poder transformador. Mateo describe de esta manera la estructura de la Iglesia que hay en su mente y que debe ganar un espacio en el escenario de realidades que él vivió en su momento, una fórmula de índole legal contenida en la autoridad y mandato del (versiculo 40)y luego la fidelidad de quienes a pesar de las persecuciones y dificultades no abandonan la Iglesia y su praxis de fe, y luego encontramos la expresión “pequeños” como asociada a la debilidad humana pero que al estar unida a Dios por la gracia se convierte en una poderosa fuerza testimonial del amor de Dios en el ser humano y la creación construyendo así un mundo mejor de connotaciones casi idílicas.

 Una respuesta coherente que se instala en la conciencia del creyente que desde el acto de su bautismo ve como la gracia transforma su ser hasta alcanzar una expresión del amor de Dios en forma y modo testimonial para quienes viven en su entorno. Mateo esta claramente motivado por llevar el mensaje a sus compatriotas muy a pesar de ser este un signo de contradicción pero que está llamado a inaugurar nuevos tiempos y nuevas realidades salvíficas cambiando el modelo existente por la forma del Dios amoroso y personal. Recibir el mensaje del Señor debe llenarnos de alegría y compromiso y por ende de esperanza contenida en cada palabra salvífica que la obra misionera de la Iglesia trae a nuestras vidas. El tiempo presente es difícil de abordar, pero no imposible desde la perspectiva de la oración comprometida que debe animar y sostener toda obra evangelizadora. Sin oración no hay posibilidad de alcanzar dicha meta. La congregación es determinante en la oración para sostener todo esfuerzo por crecer y alcanzar a impactar positivamente más vidas y realidades bajo el influjo de la gracia presente en la Palabra de Dios y la vida eclesial.

La realidad espiritual del bautizado es compleja y más cuando se vive en un mundo movido por intereses no tan santos y cuyos estándares de éxito son absolutamente contradictorios con el valor de la Biblia y la congregación. Esto ultimo nos habla de la necesidad de transformar las estructuras sociales desde lo más íntimo de cada creyente, un cambio totalmente movido por la presencia amorosa de Dios mediante la predicación y liturgia de la Iglesia y todo ello alimentado por la Palabra de Dios. La Iglesia esta pues llamada a ser ese motor de cambio de realidades inundadas de pecado y frustración hasta llegar a un orden absolutamente redimido aun en sus estructuras sociales.  Sacudamos el polvo de nuestros pies, esto es, la corrupción que topamos en nuestro andar, el pecado que aparece en las actividades humanas sin importar su magnitud o complejidad, sacudirnos los pies ante la injusticia y no darle parte en nuestra vida,  brindemos lo mejor de nosotros a quienes entran en contacto nuestro y seamos como ese oasis en medio de un mundo materialista e idealista de valores relativos en si y para si… un mundo donde la recompensa es tan superficial como sus estructuras mismas. Digamos delante de Dios que nuestro accionar es movido por su gracia y que nuestra generosidad brille delante de Dios y los hombres.  

 

 

 

 

jueves, 22 de junio de 2023

CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.  Génesis capítulo 21 versículos 8-21. Romanos capítulo 6 versículos 1b-11. Mateo capítulo 10 versículos 24-39.

 

El relato del Génesis con el que abrimos la “Liturgia de la Palabra” de este domingo está conformado particularmente por la fusión o mezcla de los géneros literarios (GL) que dominan la tradición del Pentateuco, sin duda alguna, su objetivo es mostrar la unidad en orden al relato de la expulsión de Agar y su hijo Ismael del clan de Abraham como quiera que existe para los fines dos intereses. El primero se relaciona con la heredad y el gobierno tribal o del clan y el segundo sobre la necesidad de expandir los límites de dominio territorial asunto que solo se hacía como parte de una herencia. “Isaac e Ismael jugaban juntos” porque eso implica un entendimiento entre estos personajes que no solo eran hermanos por parte de su padre, sino que simbolizaban las esperanzas de una nación en formación. El plan de Dios es también para Ismael como quiera que sea fruto de la promesa a Abraham, pero la escena en el desierto es dramática porque implica la preparación para que entre en escena Dios a favor de ellos y la consolidación de una nueva nación. Dios no abandona a nadie y tiene siempre un plan santo y vital para cada uno de nosotros. El texto sagrado de tradición nos dice que Dios asistió al chico versículo 20, porque la promesa se extiende en todo tipo de vida y circunstancia. Para nosotros debe quedar claro que Dios no abandona nunca a ninguno de sus hijos porque la promesa se hace concreta y plena en Cristo que no hace de nosotros un Pueblo sino hijos de Dios. Es una nueva y definitiva condición que argumenta el Señor superando con creces las definiciones de este clan que solo veía la filiación por el emparentamiento de la sangre. Isaac e Ismael son pueblos que cumplen la Voluntad de Dios y su proyecto de enviarles a los confines de esos territorios para que se conozca la existencia del Dios Vivo. El Amor de carácter universal corta de raíz el egoísmo de la imperfección humana.   En este pasaje queda claro que los fines de Dios son muy distintos a los nuestros y que lo que es valioso a sus ojos no siempre lo es a los nuestros.

El apóstol Pablo en su carta a los Romanos, nos enseña que el Bautismo es fundamental en la vivencia de nuestra fe y nunca lo consideramos un obstáculo, por el contrario, sin el Bautismo no hay posibilidad alguna de vivir la vida de la gracia y ser insertos en los “medios de gracia”. Esta cuestión la referimos claramente al vínculo entre los bautizados y el redentor, se establece una relación indisoluble que nos ata santamente al Señor. La vida como asegura el texto paulino es Nueva distanciándose del pecado y sus estructuras totalmente alejadas del Dios de la vida. La llamada Solidaridad de Cristo la expresamos cuando como bautizados nos unimos a su muerte y resucitamos con Él. Pablo insiste en el hombre viejo que se manifiesta en las cosas absurdas de la vida y que caducan en cada uno de nosotros. Los comportamientos del hombre viejo deben ser superados para dar paso a la vida de la nueva criatura u hombre nuevo. La moral imperfecta solo podrá ser superada por la norma del amor cuyo fundamento es el propio Cristo.  No olvidemos que la Resurrección es la centralidad de nuestra experiencia de fe.  Con todo ello el bautizado debe edificar su existencia y madurar en su opción por Cristo que es y será definitiva. Las expresiones Paulinas son muy ricas en su intención y buscan animar la esperanza de los cristianos. La fe en Cristo es el tesoro que todas y todos atesoramos en nuestras vidas. La muerte y lo pasado con toda su decadencia quedó atrás, ahora es Cristo quien gobierna y a esa vida plena somos llamados por el don amoroso de su Resurrección.

 

El Evangelio de Mateo contiene para nosotros una propuesta bien interesante que sin duda refleja los trabajos de edición que la Iglesia adelantó para adaptar los textos a la comprensión pedagógica de la asamblea. La unidad temática expuesta aquí tiene dos momentos de su interacción que citaremos brevemente: Hablar sin temor, Jesús señal de contradicción, los cuales se articulan perfectamente. La conciencia del cristiano sobre la presencia de Dios en su ser debe permitirle convertirse en animador constante de la fe y espiritualidad de otros bautizados. La transparencia debe gobernar cada una de nuestras acciones como fundamento testimonial del triunfo del resucitado. Jesús genera en muchas personas discordias simplemente porque las exigencias del Evangelio y su seguimiento requieren de parte nuestras actitudes nuevas en vocación de santidad. Cada bautizado es misionero desde el lugar y ocupación que desempeña puesto que el testimonio y su declaración competen a todas nuestras acciones.  Nuestra vida es en sí testimonio y declaración.  La opción por Cristo es vital en la vida del Creyente y la consecuencia de su respuesta definitiva en términos salvíficos. Las fórmulas de negación y aceptación son perentorias y no admiten explicación distinta en la cosmovisión de sus discípulos bajo el estilo gramatical del Decálogo y la Ley Mosaica.

miércoles, 31 de mayo de 2023

SANTÍSIMA TRINIDAD. Reflexión personal.

 

SANTÍSIMA TRINIDAD. Reflexión personal.



RESUMEN.

 

 El misterio de la Trinidad de Dios llega a nosotros por la manifestación de la Trinidad Económica que buscando nuestra salvación y generó amorosamente el misterio de la Encarnación, el Verbo de Dios presente en el vientre de la Virgen Madre establece un vínculo que hace de Dios el cercano por antonomasia y de nosotros los próximos por su infinita misericordia. La SS. Trinidad es la más profunda expresión del amor de Dios en su personalidad de donde inferimos que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pose en si la existencia porque nunca se agota como Ser maravilloso, mientras que nosotros no poseemos tal cualidad ya que somos limitados por la misma expresión de nuestra particular o singular inmanencia. Un Dios amoroso que entra en nuestra historia haciéndose uno de nosotros para que nosotros seamos como Él. Desde luego esta última expresión no es literal, sino que corresponde a la praxis del amor de Dios en nosotros como especie e individuos donde la individualidad del amor cuenta poderosamente. Es pues, Dios nuestra realidad salvífica por su donación amorosa, solo Dios se da a si mismo expresaría Tomas de Aquino, desde luego el Angélico se refiere a la procedencia del Espíritu santo en referencia directa al Padre y al Hijo. Mientras que el Hiponense habla del Patrem Principaliter o Dios el principal en cuanto a que el Padre engendró al Hijo en un acto volitivo, es decir, de su voluntad amorosa.

 

UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA.

 

La concepción humana sobre la unidad parte de los contenidos simultáneos entre iguales. Un grupo de personas sean hombres o mujeres o la mezcla de estos no pueden agotar todas las posibilidades de la naturaleza humana. Nuestra singularidad no arrebata todo lo que somos y vivimos, pero nuestras relaciones siempre están en continuidad de acciones.  Nunca paramos de amar, pensar o relacionarnos, nunca agotamos nuestro lenguaje o sus expresiones por sintéticas que estas sean o se conviertan. Somos como personas un bien elaborado intríngulis y la paradoja de nuestra personal soberanía es que en realidad no hay tal. Hoy actuamos de una manera concreta y mañana nuestras experiencias podrán sin duda someter a juicio esas acciones y determinar la impronta de otras. Nosotros nos reconocemos como individuos y las motivaciones muchas veces son compartidas por la especie. Somos consecuencia de nuestro auto-reconocimiento en lo referente a la dinámica antropológica. Nuestra antropología gira en la dirección de la duda y la razón, la tristeza y la felicidad, el pasado, el hoy y el mañana. Las categorías de tiempo son signo inequívoco de madurez y en visión negativa de proximidad a la muerte física. La vida que vivimos bajo el imperio de lo intelectivo es sin duda la ratificación del ser racional que hay en nosotros. La concepción de nuestra propia inmanencia no agota ni una coma de la naturaleza que reclamamos como nuestra, aunque no implica la realización plena de lo antropizado, es decir, siempre faltará el “peso para completar el millón”. Aquí es fácil ver como la realidad que nosotros construimos, aunque seamos sus arquitectos no conocemos cuando esta termina o cambia de estadio evolutivo, sea de madurez o inmadurez.

 La Alteridad parece una posibilidad de proyectarnos en el otro y hacerlo participe de nuestra realidad, pero su inmanencia choca abiertamente con la nuestra. Qué difícil es para nuestra vocación singular aceptar que los demás sean diferentes a nosotros, es un misterio paradójico de la humanidad, el pretender que todos sean iguales como la serie de un billete. La SS. Trinidad como la centralidad de nuestras celebraciones no se queda fuera de nuestros escenarios personales. La esencia de la relación humana es figura imperfecta de la profunda entrega e identidad de las Personas Divinas.  El leguaje humano no limita o siquiera puede expresar su naturaleza cognoscible. Esta expresión solo es plena en Dios quien en cada idea de su Mente Divina se conoce así mismo y al otro Consubstancial en su Esencia de Dios bajo las distinciones de Padre, Hijo y Espíritu Santo.  El paralelo dinámico siendo nosotros criatura de Dios se aproxima Volitivamente a la revelación de Dios y a la manifestación de Dios en cuanto a que somos su imagen racional e intelectiva como afectiva.  La cultura nuestra guarda paralelismos interesantes con la figura del Dios Trinidad que bajo la dinámica relacional Ad-Extra establece un nexo salvífico que en el ser humano traduce en esperanza cierta y concreta de los misterios anunciados en la revelación bajo la acción de la Gracia del Espíritu Santo. Antropizar la expresión consciente de nuestra Fe puede ayudarnos a ubicar a Dios en el contexto tanto Económico como Inmanente de la SS. Trinidad. No es solo la revelación de Dios sino la intervención salvífica de su Gracia y funciones de las Divinas Personas en la Creación- Redención- Santificación. La inmanencia de Dios en sí y para sí fundamental en la comprensión de un Dios que es amor no como acción sino como esencia y conocimiento. El amor de Dios se asume como el medio que expresa la totalidad inacabable de sus relaciones Trinitarias. Solo Dios en sí y para si no agota lo que es, por el contrario, lo ejemplariza y plenifica en las relaciones entre las Divinas Personas. Las relaciones humanas o RR-HH se mueven sobre el fundamento de los Derechos o DD-HH lo que implica que la sociedad debe reconocerlos para hacer visible al individuo o sujeto cuya existencia biológica debe ser reconocida por estancias legales. Nosotros como seres creados no poseemos personalmente ningún atributo socio-cultural que antes no sea reconocido y otorgado al colectivo o individualizado en la persona humana. Estas relaciones son singulares e inmanentes en sí mismas y en el colectivo social para existir. El salir fuera de nosotros “no” es posible sin la apreciación tiempo-- espacial o la percepción de una realidad material que nos sujeta. La relación con la Trinidad Divina sublima y libera nuestra percepción material del mundo y sus causalidades para remitirnos a Dios su Creador…

 

TRINIDAD Y SOCIOLOGÍA EN LA DINÁMICA PERCEPTIVA DEL SER HUMANO REVELADO.

 

La sociología como estudio y reflexión de los procesos humanos no permanece lejos de la realidad revelada de Dios Trinidad. La cultura expresa su conciencia sobre la existencia de la trascendencia en la edificación de lugares sagrados o templos, en estos sitios la relación cultica se manifiesta apreciativa y deliberante de su entorno o medio. Jesús nuca salió realmente de la sinagoga en sus interpretaciones y mensajes, es decir, siempre vivió su ministerio unido al templo que posteriormente adquirió la naturaleza de nuestra identidad y condición reflexiva hasta convertir a cada creyente en templo de lo celebrado por el colectivo.  De una manera consciente se hace presente en el templo (Lucas capítulo 2 versículo 41-51) interactúa en el mismo argumentando sus principios Identitativos (Juan capítulo 2 versículo 13-25) y que decir de la profecía Isainiana que se cumple en su Persona Divina (Lucas capítulo 4 versículo 18) en referencia primaria al profeta Isaías en (capitulo 61 versiculo 1).  La conciencia liberadora de Jesús le ubica muy por sobre la estructura política y social de su nación que a pesar de la situación con el imperio romano sigue pensando en una salida de índole político y no en su inevitable retorno a Yahveh. Los esquemas sociales que toca la profecía liberadora que se cumple en el propio Jesús es el anuncio de la necesaria conciencia para enfrentar el problema de la nación y sus relaciones de conveniencia con su vecino poderoso. Jesús percibe el orden político al que se enfrenta liberando la conciencia de los suyos. La transmutación cultural de Israel es un verdadero problema que amenaza seriamente la integridad de su Fe en Dios (cultura helenizante y pro-romana) la vida en Israel se movía entre el poder de los romanos y la vivencia legalista de su Fe y presencia ritual en el templo. La cultura hacía poco perceptible la posibilidad de una idea monoteísta compartida en una especie de “triada” más común en la mitología romana como quiera que ellos tenían la Triada capitolina o Tri-funcional la arcaica en la mitología romana estaba conformada por Júpiter, Marte y Jano. Es la idea de la presencia compartida de deidades que se referían a sus eventos con la humanidad y la dependencia que se establecía de ellas para:

 

·                  Cosechas

·                  Salud

·                  Guerra

·                  Suerte

·                  Cultos cívicos.

·                  Naturaleza y sus manifestaciones.

·                  Estadios fetichistas.

·                  Supersticiones.

 

Mientras que en la cultura judía la concepción Trinitaria se aproximaría arcaicamente desde el libro del Génesis a las funciones de Dios con la gente y sus relaciones, ejemplo de ello es: escogencia, llamado y visita a Abraham, La Torre de Babel, guía del pueblo en el desierto, literatura profética y Sapiencial, entre otros. La concepción monoteísta de Israel es una dificultad lingüística a ser percibida por las expresiones de adoración a un solo Dios en referencia al judío promedio. Jesús con sus discípulos tiene la misma dificultad de allí que emplea términos íntimos y vivenciales comunes en las relaciones de los niños judíos con sus padres Abba lenguaje arameo usado entre los siglos (III a de C--- III d. de Cristo) (Marcos capítulo 14 versículo 36). La connotación supera las barreras culticas y se instala en la conciencia religiosa popular como es posible asimilar en la relación personal del creyente que se dirige a Dios. El padre enseña su connotación de familia e identidad de los individuos que la componen. Somos como especie humana una bien definida analogía limitada de la percepción de Dios Trinidad. La familia es figura racional y biológicamente necesaria de la expresión de Dios Trinidad en medio de nosotros los bautizados. Citamos a Orígenes fundador de la Escuela de Alejandría en el Siglo III cuando establece una relación natural que dinamiza el vínculo de Cristo y la humanidad representada y potenciada por Él en el Misterio Trinitario. Miremos el contenido comparativo y alegórico propio de esta Escuela:

“Adán y Eva formaban una sola carne” (Genesis capítulo 2 versículo 24) Pablo nos enseña su postura frete a la relación de los bautizados con Dios al afirmar en (1 Corintios capítulo 6 versículo 17) “El que se allega al Señor se hace un solo espíritu con Él” Se estable un principio de Hipostasis relacional como indica la naturaleza de la expresión Paulina. (En Juan capítulo 10 versículo 30) “Yo y mi Padre somos Uno” La experiencia de las relaciones trinitarias son la perfección misma de su entrega, Dios Padre se da literalmente al Hijo y Juntos al Espíritu Santo. La Trinidad es vista como un signo de Comunión percibido por la naturaleza humana que tiende a sublimar el encuentro con el otro en la forma conocida e identificada en:

 

·                  El Yo

·                  El Nosotros

·                  El Vosotros.

Habla la conciencia de la existencia del otro en la realidad que vivimos y aunque es intransferible si podemos incluirlos en la esfera del afecto y la emoción como expresión del amor. El percibir a los demás es una acción que descubre nuestra propia humanidad. Orígenes nos muestra tres formas básicas de relaciones y vehículos prácticos de ellas a saber:

·                  Unidad en la Carne (Adán y Eva).

·                  Unidad en el Espíritu (Dios—Creyente)

·                  Unidad en la Divinidad (SS. Trinidad).

 

En la concepción de nuestra dinámica sociológica no podemos olvidar que las relaciones Trinitarias se dan en sí y para sí, al ser inmanentes y estar presentes en Dios mismo. En Dios no hay imposibilidad relacional plena como si en nosotros criaturas. De lo que si estamos seguros y es del sentido teológico al suponer que las relaciones de la SS. Trinidad al crear cuanto existe fueron de carácter Transeúnte de tránsito en la expresión de su más absoluta radicalidad lingüística. El Padre es toda la Divinidad, el Hijo es toda la Divinidad y el Espíritu Santo es toda la Divinidad. Las implicaciones de Unidad nos tocan poderosamente a todas  y todos sin importar condición alguna que denote posibilidad de exclusión entre nosotros mismos, Dios busca la unidad de las familias y la humanidad contenida en cada uno de sus integrantes (Génesis capítulo 1 versículo 27) El remanente sociológico que persiste en las relaciones humanas lo encontramos reflejado en la absoluta perfección de las relaciones vitales de Dios que la teología define como Perichoresis (Donde está una Persona Divina están las otras y en sentido contrario pleno) es un fundamento de su Inhabitación o Circuminsesion  de las  relaciones Trinitarias. Nosotros podemos percibir la relación de unidad plena en las Divinas Personas cuando por Fe y amor llegamos a la certeza de la presencia de Dios en nosotros y en nuestro entorno.  Una idea no tan alejada de la realidad antropológica es el ejemplo del amor que una persona tiene por muchas personas y como las lleva en su mente y sentimientos y siendo así como las recuerda y ama constantemente. Dios se Piensa y se Ama eternamente. En la concepción de esa relación con la humanidad con cada bautizado es factible distinguir tanto la Trinidad Inmanente como la Trinidad Económica, es decir Dios que se ama y piensa eternamente como se entrega cada Persona Divina y la económica o salvífica expresada en la creación, redención y santificación del creyente y la creación. Antriopizando la cuestión tratada en el presente ensayo agregaremos que la Gracia establece esa bella relación entre una y otra expresión de la vida Trinitaria manifestando en su auto comunicación la Unidad de Dios Trinidad y la potencia desplegada en la creación como en el corazón de los bautizados. El amor es la plena y perfecta realización de la Trinidad Divina. El Padre Dios se realiza plenamente cuando se entrega al Hijo eterno y el Hijo se da totalmente glorificando a Dios su Padre eterno (Juan capítulo 17 versículo 5). El Apóstol Juan reconoce el acontecer de Dios Amor, pero la hace percibiendo la relación eterna que mueve o encierra la perfección de amar y ser amado (1 Juan capítulo 4 versículo 8) Dios se ama y nos ama porque es el amor pleno y eterno como lo es su Voluntad de amarnos siempre. En Dios el amor no es un sentimiento mudable sino una realidad vital. Dios no aspira a amar como la humanidad lo expresa. Dios se entrega eternamente en ese caminar de su Ser Amor. El Dios invisible se expresa en la contundente realidad perceptible de su amor y justificación por la humanidad y la creación, es decir, existimos porque Dios nos ama. No es invisible quien ama con el poder de Dios contenido en su eterno amarse (Colosenses capítulo 1 versículo 15). En cuanto a la comparación que establecemos con nuestra comunicación personal decimos que en ese orden lingüístico modelo perfecto la intuición se condensa en la seguridad de su expresión entendible y la dificultad idiomática es superada por el lenguaje del amor.  Para ilustrar este principio imaginemos un círculo, el Padre es el centro de la comunicación Divina y el Hijo es el borde o la periferia que contiene el círculo y el Espíritu Santo se encuentra entre ambos y brota del lenguaje eterno de Entrambos. Ese eterno ir y venir de las Personas Divinas. Los Padres. de la Iglesia entendieron que la relación Trinitaria tenía su origen en el Padre y en referencia con el Hijo, el Hiponense emplea el termino latino Principaliter (principalmente) es la absoluta relación con el Padre. Agustín acude al término citado para definir la procedencia del Espíritu Santo.  La diferencia radica en dos expresiones de la Esencia Divina Intelectiva y Volitiva el primer referente al Hijo y la otra al Espíritu Santo como sabemos. La concepción en el A.T era distinta y movida por los vínculos relacionales que tenían a Moisés y los profetas como referentes. La visión de Dios era desde la norma y la consabida responsabilidad ritualista que limitaba su concepción de cercanía y vinculo salvífico. Miremos con detenimiento este señalamiento:

La noción de Dios como Padre   es asumida desde la concepción de su poder creador (Dt capítulo 32 versículo 6) y es también referencia de su presencia en la Alianza (Ex capítulo 4 versículo 22) y Padre de Israel (2 Samuel capítulo 7 versículo 14) en la dinámica que asume como Padre del Pueblo recae su Amor misericordioso sobre los desprotegidos (Salmo 68,6). La idea del Pueblo de Israel es clara, tienen la noción de una relación de escogencia como se advierte infinidad de veces en el Pentateuco, pero no se desarrolla una teología de la paternal escogencia de Dios. Es un Dios que castiga según su código legal entregado en el desierto a Moisés y este al Pueblo. Rompiendo con ese esquema relacional aparece la perspectiva paternal de Dios en boca del Redentor. Jesús nos revela al Padre Dios en un sentido totalmente nuevo como también convierte al Espíritu Santo en la causa formal de la revelación de su relación con el Padre Dios, así lo percibimos en (Juan capítulo 14 versículo 17). Es una relación caracterizada por la intimidad ausente en el A.T donde el Amor es el referente primario de toda su conversación con los discípulos. Para comprender este señalamiento teológico es necesario que esclarezcamos la relación terminológica entre   Substancia ---y--- Persona --- y --- Relación --- como --- Hipostasis. La Persona está constituida en la naturaleza y se expresa consciente de su Ser como Identidad, y la Relación se manifiesta como Persona dueña de su existencia, la que posee plenamente. Para nuestra inquietud académica podemos consultar los anales del Concilio II de Constantinopla, sus definiciones sobre la Trinidad Consubstancial.   El Dios que revela Jesús es Padre y Señor y ama a sus hijos por igual. La única diferencia está asumida en las funciones de las expresiones de nuestra filiación y su Paternidad.

 

PERCIBIMOS LA REALIDAD REVELADA DE LA TRINIDAD INMANENTE.

 

La Trinidad Divina es un misterio y como tal su exposición no está agotada. La Fe en el Dios viviente es nuestro empeño y tesoro. La realidad está siendo constantemente afectada por las percepciones de orden y estética que llegan a nosotros como quiera que somos básica y formalmente seres contingentes, y nuestra Contingencia responde al medio como al estímulo espiritual. Las notas perceptibles de la identidad de Dios en nosotros las constatamos básicamente en la siguiente exposición:

 

·                  Unidad

·                  Igualdad

·                  Relación

·                  Necesidad

·                  Donación y Entrega

·                  Intimidad vital.

 

Son cualidades plenas que la relación de Dios con la humanidad expresada en sus cometidos objetivados, es decir, no es un Dios lejano sino un Padre todos y misericordioso por antonomasia. La Igualdad de Dios es la esencia de su amor en términos fácilmente asimilados en nuestros discursos. La relación con Dios debe convertirse no en una necesidad existencial sino en una forma de ser, amar y existir independientemente de la realidad de nuestra naturaleza, sin miedo o temor a la trascendencia. La intimidad con Dios es un regalo que solo Él nos hace y nos plenifica como Deifica palabras que emplearan los PP. Griegos para definir la relación de intimidad vital con el Dios de la vida. Solo Dios se entrega a Dios vital y plenamente solo Dios, solo el Padre se realiza plenamente cuando se entrega al Hijo eternamente y el Espíritu Santo cuando es fruto eterno del amor comunicado esencialmente entre el Padre y el Hijo.  La Trinidad es tanto comunión como entrega eterna. La inmanencia de la SS. Trinidad se refleja en la felicidad que las Divinas personas poseen y viven eternamente.

 Cuando trabajamos por encontrar y conservar la felicidad nos estaremos moviendo en la dirección del Dios fuente de felicidad y vida plena.  La felicidad de Dios no acepta división, pero si distinción en cuanto a la forma como se relaciona con nosotros desde la posibilidad de ser manifestada en la existencia de la persona redimida. La substancia de la relación Trinitaria es igual en términos de nuestro entendimiento. Tal relación está verificada en la unidad de amor que por analogía vivimos.  Dios es Padre como Persona y la distinción está en el ser Padre y su significación activa como relacional mientras que la esencia no se altera o divide en funciones. Dios es Hijo en cuanto a Persona, pero no en cuanto a la división de la Substancia Divina. El Espíritu Santo que procede de Entrambos lo es como Persona y sus manifestaciones como entrega y no se establece diferencia en la Esencia de Dios.  Uno de los PP. Latinos lo ejemplariza aún más claro: Dios es la “Trinidad de Una Divinidad” Tertuliano.  El salir de nosotros superando nuestra natural imposibilidad es posible solo si lo hacemos hacia Dios, solo Dios puede hacer que superemos nuestra propia inmanencia. La transformación por definición de nuestra metafísica es comprobable desde la posibilidad cierta de transformar nuestro ser aún bajo el signo de nuestra conciencia. Estamos seguros solo en la medida en la que nuestra Fe lo dicte al entendimiento. Las propiedades del ser, persona humana son adjudicadas a la especie cómo y en cuanto tal racional y emotiva como afectiva. La transformación ontológica solo es posible si estamos unidos a Dios y esa unidad esencial nos permite trascender la anteriormente descrita imposibilidad o inmanencia. Recordemos que el propio Jesús nos habla sobre la verdad como fuente de libertad. Pues la verdad de Dios es su revelación plena en la Persona del Espíritu Santo. La verdad es esencial y no conceptual. La verdad es el ADN de nuestro ser redimido. Aquella Samaritana (Juan capítulo 4 y ss) tenía sed y Cristo le ofrece su Gracia, ella continuó con sed porque la obra redentora estaba en proceso. Dios no sale de su realidad trinitaria Dios es su realidad Trinitaria, plena y acción de todo Acto. En su Ser no hay Potencia alguna Dios Es.  El Espíritu de Dios es agua viva por encontrase en el cauce de toda Salvación así querida por Dios.  La Voluntad del Padre es salvífica para nosotros y no se necesita cosa distinta a que Dios la piense. Nosotros hemos recibido en Pentecostés un Espíritu de vida y plenitud. Los dones del don por antonomasia se traducen en salud y eternidad.   

La realidad de la Encarnación abre las puertas de una antropización perceptiva de la Santísima Trinidad y como Dios entra en la historia de la humanidad sin desmontar los conceptos naturales de la generación de la vida y realidad singular de la persona humana. La igualdad tacita entre el Dios encarnado y la humanidad fue la primera señal inequívoca de la Voluntad Salvífica del Padre Dios. Una señal que asume la condición y su naturaleza humana pero provista de la inseparable personalidad del Hijo de Dios. Somos consecuencia del amor que se socializa por decirlo así con la humanidad. Un Dios tan cercano y aún más que la misma humanidad a su realidad como realización de lo contrario la redención sería un postulado fallido no aprovechado por nuestra naturaleza herida por el pecado.

 

DEFINICIONES TEOLÓGICAS EN SINTESIS DEL MISTERIO TRINITARIO.

 

·                  El Padre Dios sostiene toda la creación, es la justificación de su amor en nosotros.

·                 El Espíritu Santo llega a nosotros por Voluntad de Dios.

·                  El Verbo eterno concede el Espíritu Santo según la voluntad salvífica de Dios.

·                  El Padre está por sobre todos los seres.

·                  Cristo Señor y cabeza de la Iglesia (1 Corintios capítulo 11 versículo 3)

·                  El Espíritu Santo está en nosotros como agua viva.  

·                  Por medio de todas las cosas obra el Verbo.

·                  Espíritu Santo causa final de la Creación.

·                  El Padre inhabita en el Hijo y en el Espíritu Santo y el Hijo en el Padre y en el Espíritu Santo y Este en el Padre y en el Hijo.

·                  Todos son Uno por Unidad Substancial.

·                  El Padre es la cabeza de su Hijo.

·                  Trinidad y comunión como signo de redención.

·                   Las relaciones vitales de la Trinidad están definidas por el amor.

·                  La misma esencia.

·                  La misma substancia, aunque haya distinción en las Personas.

·                  Trinidad Económica.

·                  Trinidad Inmanente.

·                  Hipostasis Trinitaria.

·                  Patrem Principaliter.

·                  En las relaciones trinitarias el Padre es el centro, el Hijo la periferia y el Paráclito es el vínculo amoroso en expresión plena del lenguaje divino.

·                  Solo Dios se da a sí mismo.

·                  La comunión entre Dios y la humanidad es un signo del amor trinitario.

·                 Orígenes empleó la afirmación –polémica en su época- Tres Dioses y un solo Dios.

·                  Tertuliano el primer PP. De la Iglesia en emplear el termino Trinidad o Triada.

·                  Nuestra concepción trinitaria no es subordinacioncita como ocurrió con muchos PP. Griegos.

·                  La presencia trinitaria durante la creación de todo fue transeúnte, es decir, no permanece en ella, sino que mueve su Voluntad.

·                  En la salvación es permanente.

·                  Nuestra relación antropizada con la SS. Trinidad es de Auto-reconocimiento de sus huellas o improntas en nosotros.

·                  Dios es Amor.

·                  La familia es el modelo trascendente de la Idea Trinitaria antropizada.

·                  La Psicología que enfrenta la realidad con la percepción y recreación del sujeto se encuentra asumiendo la identidad del creyente que se afirma en la trascendencia y se identifica con los postulados de sus creencias.  Estas creencias subliman la noción de Dios en expresiones comunitarias tanto en la visión del misterio Trinitario como en la sociedad y su colectivo referente. La relación salvífica se percibe como parte de un esquema ritualista, pero en realidad es la percepción del colectivo que busca experimentar y conocer el movimiento de la Massa de Fe.  La presencia de Dios es una referencia personal de índole trascendente según apunta la praxis cultica del bautizado. Somos en síntesis generadores del misterio que buscamos comprender o asimilar. Dios se revela en la intimidad superando las nociones universales de la especie humana. Conocer implica antes amar para tener referencia autentica de lo conocido. La dialéctica Agustiniana lo expresa simplemente afirmando: “Nadie ama lo que no conoce”.

·                  La relación y sus nociones con la SS. Trinidad se antropiza bajo la percepción humana y su voluntad de caminar en pos de su Señor. El Hiponense afirma en este contexto interpretativo: “Si quieres conocer a una persona no le preguntes lo que sabe sino lo que ama”. El amor nos une a la Trinidad como fuente de Gracia y vida…

·               “Tres Divinas Personas no para conocer sino para amar y callar” Agustín de Hipona.

 

 

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