jueves, 27 de febrero de 2020

PRIMER DOMINGO EN CUARESMA...


PRIMER DOMINGO EN CUARESMA. Genesis capitulo 2:15-17; 3:1-7. Salmo 32. Romanos capitulo 5 versiculos 12-19. Mateo capitulo 4 versiculos 1-11.



"1. Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2. Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. 3. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» 4. Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» 5. Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, 6. y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna.» 7. Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.» 8. Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, 9. y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.» 10. Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.» 11. Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían."
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/4/


A una niña le pide su maestra de religión que hable sobre la vida de los santos y para hacer su tarea se dirige a la iglesia donde se congregaba su familia y al llegar al templo y ver la hermosura de los vitrales que adornaban sus paredes reflexiona y comparte luego con su profesora: Las santas y los santos son como el vidrio que dejan pasar la luz sin ser dañados o alterados; la santidad es similar porque hombres y mujeres son tentados siempre pero no todos dejan que la tentación dañe sus vidas y experiencia de Fe… El Libro del Génesis citado en las lecturas de este día nos enseña que la tentación persiste hasta lograr opacar la imagen de Dios en nosotros arrebatándonos el privilegio de discernir sobre el bien y el mal. Muchas personas reclaman autonomía moral para decidir sobre sus vidas, pero están dejando a Dios fuera de ella. La segunda parte en Génesis capítulo 3, versículos 1-7 recrea la escena anterior, pero la enriquece con la presencia de la “serpiente” que en el contexto citado sirve de “mascará o antifaz” a un ser totalmente hostil a Dios y al ser humano que más tarde en el N.T será llamado “diablo” como la representación e identidad del mal en su máxima expresión. Recordemos hermanas y hermanos que la serpiente es un animal que desde siempre generó misterio, admiración y temor entre los pueblos primitivos, solo para citar la cultura Azteca donde sobresalía una deidad llamada Quetzalcóatl o “serpiente hermosa”. La serpiente maravilló a los seres humanos primitivos por sus cualidades tan particulares, muda de piel, se desplaza sin extremidades inferiores, no necesita comer todos los días, son algunas de sus cualidades fisiológicas que la distinguían de otros animales y contribuyeron a la creación de infinidad de mitos y relatos.

La Carta de Pablo a los Romanos capítulo 5 versículos 12-19   establece la diferencia entre el hombre viejo o exterior y el hombre nuevo o interior en Cristo. Nuestros pecados personales son en gran medida la ratificación del pecado cometido por Adán sembrando desesperanza en la humanidad, pero en Cristo el poder del pecado y la muerte son detenidos y su sacrificio en la Cruz nos asegura el triunfo del Amor como estilo de vida y espiritualidad. La muerte no tiene ya el control, estamos hablando de la muerte eterna puesto que en Cristo somos llamados a la eternidad. Pablo nos recuerda la sentencia del profeta Isaías capítulo 53 versículo 11 “Después de tanta aflicción verá la luz y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos”. Cristo es generoso al extremo mientras que el pecado personificado en Adán es egoísta y solo atiende a sus intereses personales. Nuestro compromiso como cristianos es buscar ampliar las posibilidades de la Gracia para que a su vez pueda transformar cada vida y convertirla en digno receptáculo del Amor de Dios. Un corazón lleno de Dios es un corazón dispuesto al amor y no al pecado y mucho menos a la violencia. En palabras de  Agustín de Hipona “La medida del amor es amar sin medida”.

El Evangelio de Mateo capítulo 4 versículos 1-11 en la dirección de las lecturas anteriores este autor asume que la tentación es consecuencia del pecado y como tal afecta la Imagen de Dios en la humanidad. Jesús solidario con nosotros decide pasar por estas pruebas buscando con su actitud darnos fuerza para que nosotros al ser tentados reconozcamos los propósitos de nuestra fe y vida espiritual. Él encarna al pueblo en el desierto que durante décadas sufrió en su peregrinar las dificultades propias de la travesía en estos parajes. Mateo presenta al Señor como el “Nuevo Moisés” que conduce al nuevo Éxodo, es decir, como el Mesías, tal como lo sospecha el “diablo” al decir “si eres el Hijo de Dios” versículo 3, Jesús abre el nuevo camino de la salvación enseñándonos la obediencia a la Voluntad de Dios y para ello nos invita a confiar y comprometernos en esta empresa definitiva para el bautizado. Estamos llamados a vivir de la Palabra como fundamento de nuestra fe, quiere recordarnos el Señor cuando cita en el versículo 3 a Deuteronomio capítulo 8 versículo 3” Y aunque los hizo sufrir y pasar hambre, después los alimentó con maná, comida que ni ustedes ni sus antepasados habían conocido, para hacerles saber que no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de los labios del Señor”.

  A pesar de estar libre de pecado el Señor pudo conocer las seducciones exteriores que atraviesan sus amigos discípulos y todo Creyente. Jesús optará por un mesianismo exento de política y poder económico por su opción espiritual y de sumisión total al Padre Dios. El Espíritu Santo que guío la vida y obra de los profetas será ahora la guía del Redentor en el cumplimiento de su misión y más tarde hará lo propio con la Madre Iglesia como lo indicará el Libro de Hechos de los Apóstoles   capítulo 1 versículo 8 “recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos”.  El mal no entrará en un corazón que no lo invite o un alma que no acepte sus tentaciones. Digamos con Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, Filipenses capítulo 4 versículo 13.

lunes, 24 de febrero de 2020

RECURSO HOMILÉTICO. MIÉRCOLES DE CENIZA...


MIÉRCOLES DE CENIZA. CAMINO DE AMOR Y COMPROMISO CRISTIANO.


La Iglesia dispone de una liturgia cuyo contenido es significante meta ritualmente hablando, es decir, que va más allá de la sola explicitación cultica. Y la Ceniza entra en tal categoría. Es pues, para nosotros los creyentes Episcopales una oportunidad de unir las expectativas del proceder social con la trascendente presencia de nuestro Pacto Bautismal. Participemos de nuestra celebración con toda la disposición y entrega…


RESUMEN.

La dinámica espiritual del bautizado le lleva a los pies de Cristo y la Ceniza es un signo externo que refleja la firme convicción de una autentica transformación espiritual del creyente. Pues esta transformación nos permite irradiar con la Gracia todas las facetas de nuestro ser y existir en Dios, que nos movemos, existimos, y tenemos el ser -parafraseando a Pablo- solo de esta forma la realidad de nuestra relación con el Dios amoroso tomará forma en nuestro ser. La Iglesia ve en la praxis cuaresmal un tiempo precioso de cambio y compromiso en la vida y obra de sus hijos las bautizados. No se trata solo de una marca que se borra sino de la marca o sello cristiano del amor en nuestros corazones. Desde el siglo IV la Iglesia invita a sus ministros y feligreses para que este tiempo fuerte en la liturgia deje su huella y transforme nuestra comprensión del mundo y sus relaciones. Estamos pues invitados a signar nuestras vidas con una alta dosis de amor y compromiso, y solo así los frutos de la Ceniza tomarán forma en nosotros… Nuestro caminar eclesial es ya un signo salvífico que debemos alentar y conservar bajo el signo de la Gracia, de allí que la vida sacramental, la oración y la Palabra de Dios ocupan lugares de suma importancia en la configuración espiritual de los bautizados.

CENIZA SIGNO AMOROSO.

La ceniza es para Israel signo de penitencia y reconocimiento implícito de los pecados que separan al Creyente hebreo de Dios. La Ceniza mortificaba el cuerpo y el alma del penitente influyendo en la forma como era visto por sus hermanos judíos. Es también símbolo de la primera concepción ideológica de pecado personal y colectivo. La Ceniza era unida al Ayuno con el fin de propiciar el “favor divino” y de paso reconocer la “fragilidad de la existencia humana”. El primer señalamiento Bíblico sobre la ceniza se remonta al Libro del Génesis capítulo 3 versículo 19. El profeta Joel inicia su reflexión citando al profeta Amós capítulo 5 versículo 18 quien cita el Día de Yahveh en la perspectiva del castigo inminente cambiando esa cierta sensación de seguridad del pueblo al suponer que por ser la Nación escogida Dios no procedería con dureza ante sus múltiples pecados.  Es pues para Joel como para Amós un día de justicia y juicio de Dios ante las infidelidades de su pueblo. Los signos o imágenes que emplea Joel nos recuerdan a las plagas de Egipto cuyo cielo se oscureció ante las nubes formadas por millares y millares de langostas que asolaron los campos del Faraón. Es pues otra forma de percibir la liberación del pueblo cautivo por su propio pecado.

A pesar de este panorama sombrío y lúgubre existe la esperanza de estar a tiempo para retornar a Dios y dejar a un lado el pecado señalado. Existe la Esperanza del perdón y la misericordia de Dios versículo 12 y siguientes, pero la exigencia es unánime Dios no espera solo “rasgar” vestiduras o imponer Ceniza sobre nuestras cabezas, espera por el contrario un “corazón dispuesto” solo así alcanzaremos al Dios clemente y compasivo. El apóstol Pablo en 2 Corintios capítulo 5:20b-6:10 nos invita a trabajar por una reconciliación amorosa con el Dios viviente pero esa reconciliación exige la pureza del corazón para que este no sea gobernado más por el mundo y su hostilidad ante el mensaje de Cristo.  Pablo nos invita con vehemencia a poner todo en manos de Dios y no en el mundo y sus “consuelos”. Nuestra actitud de vida es clara y coherente, el mundo ofrece sus regalos, pero no significa bienestar solo aquello que puede ser comprado con dinero. El dinero no es “malo” es simplemente un instrumento de ensamble socio-cultural que define el derrotero de la vida en Sociedad. Lo negativo es cuando se vive como si no existiera más. Pablo insiste en priorizar lo verdaderamente trascendente y emplear con justicia los bienes materiales sin convertirnos en “esclavos” o extremamente dependientes de este componente cultural. Quien vive solo para poseer fácilmente se olvida del ser.  Como bautizados no podemos darnos el lujo de olvidar que Dios es el más grande proveedor para nuestra subsistencia y calidad de vida. Recordemos las palabras del Evangelio: “Busca primero el Reino de Dios y su Justicia y lo demás se os dará por añadidura” Mateo capítulo 6 versículo 33.

El Evangelio de Mateo capítulo 6 versículos 1-6, 16-21 nos invita a practicar casi que radicalmente la Justicia que consiste en la solidaridad y respeto por el otro y su intríngulis, tal actitud agrada a Dios y se convierte en signo de justicia para el bautizado. La piedad cuando es ostentosa o viciada por el “qué dirán” desdibuja el amor y huella en nosotros de la Imagen del Dios vivo (Imago Deo). Jesús nos muestra el camino de la oración humilde y confiada como de hijos dependientes del amor y la misericordia de Dios.  Debe hablar nuestro corazón antes que nuestros labios. Nuestra oración está animada y potenciada por el Espíritu Santo que llega en cada invocación y acto de adoración de nuestra parte. Nuestra suplica debe ser constante y señal del advenimiento del Señor y el Reino en nuestras vidas. En cuanto al ayuno una vez más nos enseña su importancia como una acción “bien intencionada” que parte de nuestro corazón. Es pues, el ayuno un acto de misericordia cuando compartimos con otros aquellos alimentos que no consumimos. Es rasgar los apetitos que hemos instalado en el corazón antes que otro requerimiento de la índole que este fuera. Los tesoros a los que alude Mateo se centran en la autosuficiencia que no permite ver la realidad espiritual del bautizado preocupado por lo material e ignorante de lo trascendente… 



COMPROMISOS DE LA CENIZA.

·                  Orar y meditar a diario la Palabra de Dios.
·                  Participar de la vida sacramental y de todas las acciones pastorales de la congregación.
·                  Ser solidarios y mostrar el “rostro amable de Dios reflejado en nosotros”.
·                  Revisar nuestras relaciones con el entorno y nuestros hermanos congregantes.
·                  Apartarnos de toda forma de injusticia que retrasa el Reino de Dios.
·                  Si es tu propósito ayunar destina lo ahorrado para una obra social que te aproxime a las necesidades del otro.
·                  Hablar solo lo positivo y rechazar comentarios destructivos sobre tus hermanos.
·                  Ser testigo de paz.
·                  Ser discípulo de Cristo.
·                  Ser propositivo de acciones en favor del Medio Ambiente.
·                  Respetar la vida en todas sus formas.
·                  Participar de la Eucaristía cada domingo según sea la costumbre de tu congregación.
·                  Ceniza compromiso de justicia.

miércoles, 19 de febrero de 2020

ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA...


ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. Éxodo capítulo 24 versiculos 12-18. Salmo 2. 2 Pedro capítulo 1 versiculos 16-21. Mateo capítulo 17 versiculos 1-9.


"1. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. 2. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 3. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. 4. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 5. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.» 6. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. 7. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo.» 8. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. 9. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»"
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/17/

Para los  Santos Padres  de la Iglesia es precisamente el Tabor el lugar elevado de encuentro con sus discípulos y donde Jesús revela su grandeza (Mateo capítulo versiculos  17:1-9), pero encontramos una característica que lo diferencia de (Marcos capítulo  9 versiculo 2) recordemos que el interés de (Mateo) pasa por presentar a Jesús en esta escena como un “Nuevo Moisés” que retoma en su figura y persona la misión de este personaje nacional, que se encuentra con Dios como en un “Nuevo Sinaí” en medio de una nube (simbología judía para designar lo sagrado y misterioso)… Al respecto puedes establecer similitudes y diferencias en la composición del Texto Sagrado y su intencionalidad con (Éxodo capítulo 24 versiculos 15-18), y siguiendo el relato Neo Testamentario, es posible transponer el   rostro “iluminado” de Jesús con (Éxodo capítulo 34 versiculos 29-35). Jesús no está solo, junto a Él es posible observar según el relato evangélico a dos personajes de la vida y cosmovisión judía que encarnan la Ley y la institución profética y sus enunciados, son Moisés y Elías (Mateo) ubica estratégicamente en su evangelio (5,17) una alusión de Jesús sobre la naturaleza de su misión y la voluntad de dar total y pleno cumplimiento de la Ley.  Quienes presenciaron este evento maravilloso le escuchan como a un “Nuevo Moisés” (Deuteronomio capítulo 18 versiculos 15) que nos recuerda en relación con (Hechos de los Apóstoles capítulo 3 versiculos 20-26). Pero persiste en su interés por demostrar la aceptación de Jesús a la intimación de la voluntad salvífica de Dios Padre (misión redentora) y se establece una especie de Paralelo con el Siervo de Yahveh y su Misión, miremos el texto Isainiano (42,1 y ss).

Quiero resaltar la forma del plural que emplea en la traducción de la Vulgata  Jerónimo,  que nos recuerda al (Genesis), cuando habla de la creación y la inclusión del hombre, este plural asume la relación necesaria en la revelación y la disposición para acoger el mensaje, recordemos que los discípulos en boca de Pedro estaban muy interesados en permanecer en aquel lugar, pero la dinámica de la revelación los lleva a madurar la opción del seguimiento de Cristo, invitación de la cual todos somos depositarios a la vez facilitadores de la Transfiguración de su Palabra que mediante nuestras obras muestra su grandeza y Divinidad, dicho en definición teológica, nuestras acciones pueden o no facilitar la revelación salvífica de Cristo en todo tiempo y lugar especialmente en nuestra época y vida, esto es, llevándola en la historia personal y de la humanidad (Espiritualización del Mensaje) en nuestro rol o vocación cristiana.  Recordemos que, para Pablo, (Parafraseándolo) la Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven. Las imágenes que construimos a partir de los diálogos nos hablan de una manifestación sobrenatural que solo desde una lectura de Fe es posible asimilar. Solo en lenguaje del amor puede interpretar tales contenidos y darles forma en el bautizado. Hoy como hace ya tanto tiempo la fórmula de la interioridad puede facilitar tales manifestaciones de Cristo en lo más intimo de nuestro ser. Hoy es posible identificarnos con la Transfiguración desde una perspectiva que transforma de adentro hacia fuera la vida y obra de los creyentes. Una espiritualidad iluminada por la Gracia aflora en nosotros lo mejor de nuestra condición de personas de Fe en camino de esperanza. Pedro y los demás estaban temerosos ante una experiencia que solo puede ser entendida cuando aparece en la madurez de nuestra vida cristiana, hoy transfiguramos a Cristo en un mundo que solo sabe de los sentidos y sus complejas relaciones pasajeras.

Escuchar la Palabra de Dios es parte vital de esta maravillosa manifestación si deseamos que ella nos transforme a imagen de los misterios celebrados por la Iglesia. Donde el amor y la Fe son constantes no puede haber temor alguno, el miedo es consecuencia de la superficialidad en la experiencia con el Dios revelado. La intención de Mateo era situar a Jesús en el ámbito de los personajes importantes para su pueblo, pero nosotros no requerimos de tal inclusión en el Ethos cultural de nuestro cristianismo por lo que la figura de Jesús como Hijo de Dios manifestado al mundo es clara y diáfana. Tal revelación es contundentemente decisiva en nuestra configuración como bautizados. El rostro de Cristo que llevamos al mundo debe ser tan real que las personas que nos tratan a diario observen en nosotros una experiencia coherente que se identifica con nuestras palabras sobre el Dios revelado. Transfiguremos nuestro proceder en el presente para que el mensaje enseñado tenga praxis real y concreta en los bautizados de todos los tiempos.
     


martes, 18 de febrero de 2020

A LOS PIES DE CRISTO EN LA CRUZ. MARTÍN LUTERO...


A LOS PIES DE CRISTO EN LA CRUZ. MARTÍN LUTERO.


“Señor Jesús. Tú eres mi justicia, así como yo soy tu pecado. Has tomado sobre Ti todo lo que soy y me has dado y cubierto con todo lo que Tú eres. Tomaste sobre Ti lo que Tú no eres y me diste lo que yo no soy”. Martín Lutero.


INTRODUCCIÓN.


Martín Lutero ex fraile Agustino nació en Alemania (Eisleben) 1483 y murió el año 1546. Su pensamiento descansa sobre la fundamentación Paulina y como es apenas natural por su formación en la teología Agustiniana. En el año 1517 publica sus 95 propuestas para dialogar con la Iglesia bajo la primicia de las acciones corruptas y deshumanizantes de los clérigos y en general de su jerarquía. Esta situación se retrataba patente en el “comercio de las indulgencias” dinero a cambio de un “rollo” de bronce para los más pudientes y con el cual eran estos sepultados. En dicho rollo había una absolución plenaria o total de los pecados que esta persona cometió en vida y que según sus creadores aseguraban la salvación. Los dineros recaudados se destinaban para la construcción de la Basílica de San Pedro y otras obras en el Vaticano. Sin duda la cuestión que detonó la reacción de Lutero fue el ignorar la Gracia y la Misericordia de Dios por mandatos terrenales. La sensibilidad de este hombre sin duda estaba condicionada por su concepción de Justicia la misma que en algunos momentos de su vida le convirtió en “escrupuloso espiritual” un comportamiento que ralla con el trastorno psicológico. La idea de Justicia de Dios lo motiva a responder ante los coletazos de la Teología de la Gloria con clara ascendencia escolástica y su respuesta fue la Teología de la Cruz cuya centralidad era la Gracia y el amor de Dios manifestado en el Verbo Encarnado al que simplemente llama Jesús. “Por tanto, es en Cristo crucificado donde está la verdadera teología y el conocimiento verdadero de Dios” (1). La Cruz es también oración permanente que nos centra en el misterioso acto amoroso de nuestra redención. Ella no solo es motivo de reverencia sino también de meditación y confianza. Lutero sigue su formación y rechaza todo intento por privilegiar prácticas contrarias al Magisterio eclesial. Esta postura generará siglos después el fundamento teórico del famoso dogma de la infalibilidad papal ante la posibilidad de ser cuestionado el Obispo de Roma.

FENOMENOLOGÍA   DEL   PROBLEMA. 

La definición luterana sobre la Gracia es la misma que la producida por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. La definición asume una ruta antropológica distinta al centrar los méritos en la exclusividad de Dios y su Voluntad, no que antes no se pensara de esa forma solo que con el teólogo alemán la condición del ser humano se liga indisolublemente a la Voluntad de Dios rechazando cualquier práctica distinta a la Fe en el resucitado, pero desde su connotación una expresión de Fe que no desconoce que su materialización y antropización procede de la obra salvífica en el bautizado. Lutero deja en el pasado la presencia de concepciones teorico-expeculativas, que durante mucho tiempo presentaron un Dios conocido por medio de las aproximaciones racionales de dos escuelas definidas la aristotélica y la platónica. De lo anterior se desprende una marcada acentuación de las dificultades que el dogma posee para enraizar en la mente humana motivada por la praxis inmediata de su Fe y la yuxtaposición de las enseñanzas fruto de esta rechazada especulación. La cuestión anterior se manifiesta problemática dado que Lutero entra en crisis frente a los excesos romanos sobre las mencionadas indulgencias que básicamente “arrebataban” de las manos de Dios el destino salvífico del ser humano,  un destino que se independizaba de la vivencia eclesial y dejaba entrever la seudo-posibilidad de salvación por fuera de la misericordia de Dios, negaba implícitamente la intimación de la Voluntad salvífica del Padre o misión del Señor y como si fuera poco relativizaba el poder de la Gracia de la que nadie se puede abrogar el derecho de poseerla. Lutero desde esta postura asume que la calidad de vida romana contrasta con la de las mayorías a las que debía llegar el Evangelio y como esta manipulación politizaba el carácter institucional de la Iglesia de su tiempo. A Dios se le observaba bajo la norma canónica lo mismo que se formalizaba así su relación con Él.  

La fenomenología de sus propuestas son con absoluta certeza las tesis de un creyente que se interroga sobre la relación y misericordia de Dios con la humanidad. Pero miremos algunas de sus propuestas con relación a la nueva forma de ver la teología y como construir una dialéctica que integre a la persona humana con su redención:

“Los amigos de la cruz afirman que la cruz es buena y las obras (humanas) malas, porque por medio de la cruz se destruyen las obras y es crucificado Adán que se erige sobre sus propias obras” (1.1). Las obras de Adán para Lutero son las acciones cuya resonancia transforman la vida en pecado o decadencia de la voluntad del cristiano. La Cruz aparece como el nexo relacional entre la voluntad humana afectada por el pecado y la decisión de asumir la responsabilidad personal con la salvación. Lutero busca de esta manera quitar de en medio la posibilidad de acciones distintas a la de entregarse por completo a la Voluntad de Dios. Reconocemos como bautizados que la Voluntad de Dios es eminentemente salvífica y que ella se constituye en la sola justificación por medio de la cual el Bautismo rinde sus dones y carismas en la construcción de una historia personal de salvación. La postura de Lutero es clara y apegada a la intuición de su pensamiento, Dios es para Lutero el fundamento y no se puede poseer el fundamento sin conocer la Voluntad que lo manifiesta desde la Creación, la Encarnación, la Cruz y la Resurrección, es decir, Lutero ve una especie de ciclos vitales en la revelación de Dios.  Las obras del ser humano no son en sí y por si fuente de Gracia alguna pero su praxis dispone al alma para disfrutar de la presencia esencial de Dios en su ser. Lutero habla de la Cruz en términos salvíficos dándole figura salvífica como bien podría referirse a ella dándole un título de índole escatológico. La Cruz no es solo el instrumento salvífico es también la figura-símbolo de la Voluntad de Dios para salvarnos. La Cruz se antropiza al punto de ser claramente un nexo con la realidad de la Gracia que hace nuevas todas las cosas incluyendo al ser humano. La teología de Lutero no parte de la definición escolástica de la naturaleza de las cosas y la humanidad, es decir, su teología se apropia de la verdad revelada desde la Cruz. Simplemente diremos que la Cruz supera el “mito” y se instala en la psique del bautizado como lo hace la Sangre Santísima que la empapó, no se produce una transmutación del elemento químico que compone la madera de la Cruz o de los clavos que lo sujetaron a ella (Cristo) por el contrario superando el mito se instala en la realidad de la salvación como instrumento de esta,  que se convierte en nexo realidad con la obra del Señor y su resurrección,  dicho de esta forma la Cruz en Lutero es más que un instrumento de interpretación y definición objetiva . No podemos apartarnos de la influencia que los escritores místicos de la Edad Media hicieron en la conciencia religiosa de Lutero. Me parece interesante ofrecer algunas citas de Lutero que de hecho ponen de relieve la importancia de la teología de la Cruz.

 Al principio de su hermoso Comentario al Magníficat de 1521, Lutero afirma  que sólo Dios mira hacia abajo y que en cambio el mundo y los ojos humanos miran hacia arriba: “Por el contrario, nadie quiere mirar hacia abajo, todos apartan los ojos de donde hay pobreza, oprobio, indigencia, miseria y angustia; se evita a las gentes así, se las rehúye, se escapa uno de ellas y a nadie se le ocurre ayudarlas, asistirlas, echarles una mano para que se tornen en algo; así se ven obligadas a seguir abajo, entre los pequeños y menospreciados. Dios es el único en mirar hacia lo de abajo, hacia lo menesteroso y mísero, y está cerca de los que se encuentran en lo profundo, como dice Pedro: “Resiste a los altivos y se muestra gracioso con los humildes”.  Donde se ha llegado a experimentar que hay un Dios que dirige su mirada hacia abajo y que ayuda sólo a los pobres, a los despreciados, a los miserables, a los desventurados, a los abandonados y a los que no son nada, allí es donde se le ama, el corazón sobreabunda de gozo, exulta y salta en vista de la complacencia con lo que Dios le ha regalado ... Por eso nos ha sometido Dios a todos a la muerte y ha regalado a sus amadísimos hijos y cristianos la Cruz de Cristo, juntamente con innumerables sufrimientos y necesidades; permite a veces hasta que se caiga en el pecado para tener que mirar con frecuencia a los abismos, para ayudar a muchos, para obrar incontables cosas, para manifestarse como creador verdadero.    Lutero en sus reflexiones nos deja ver la vocación de servicio vinculante de los más necesitados con su teología y como toma forma la inserción de los más pobres en un medio social y religioso donde la condición y el dinero definen quien se aproxima y quien es rechazado. La Cruz en este ex fraile agustino es la que une en la tierra a los seres humanos sin importar su condición o poder económico. La pobreza es para Lutero la madre que lleva en su vientre todas las esclavitudes posibles y que envilece el alma ya redimida por Cristo.

 Este es el motivo por el que ha arrojado incluso a su único, queridísimo Hijo, Cristo, a las simas de la miseria y por el que muestra en El maravillosamente su mirar, su hacer, su ayudar, su forma de ser, su consejo, su voluntad, así como la finalidad que todo esto entraña… (2). La Cruz no es una mera posibilidad de ver su pensamiento, sino que constituye en una alta proporción una teología distinta a la razonada o especulativa. Esta distinción no es bajo fundamento de sus enunciados que son similares a las demás escuelas teológicas, es, en síntesis, la propuesta de una sensibilidad que no vive primicias abstractas o fundadas en elucubraciones de índole académicas sino en una espiritualidad que deja a solas al creyente con su Dios.  Lutero no renunció a la teología escolástica, su trabajo se centró en la materialización de la experiencia de Fe con el resucitado. Es una dinámica distinta al conocimiento académico, pero se fundamenta en este para no caer en apreciaciones eminentemente personales que serían un contraste con la tradición eclesial. La naturaleza de sus reflexiones está cargada de una dosis  alta de humanidad y el deseo autentico de desentrañar el conocimiento que durante siglos la Iglesia generó sobre su relación con el Dios revelado. Lutero en su incesante búsqueda por los caminos de la oración y la meditación se detuvo justo a los pies del Señor en la Cruz.  Descubrió que en la Cruz su vida y conocimientos cobraban sentido pero que el alma desprovista de juicios académicos también podía conocer la profundidad de lo revelado gracias a la Misericordia de Dios que operando en las potencias del alma puede ser Luz y Guía en ese maravilloso caminar que llamamos Fe.

Lutero no es prisionero de sus meditaciones, por el contrario, rompe los esquemas de su época y aboga por retornar a la fuente como el mismo lo expresaría infinidad de veces. La Cruz es para Lutero el objeto espiritualizado más poderoso de la espiritualidad cristiana, la considera una ruta incuestionable en el crecimiento y vivencia de la Fe cristiana y la generadora de nexos con la trascendencia. La Cruz se transforma en una oportunidad inmejorable para encontrar al resucitado en la propia limitación y en el sufrimiento, ella abre las puertas del Reino dándole sentido y valor al sufrimiento que el ser humano encarna tanto en la enfermedad como en los distintos componentes de su existencia. La Cruz es como lo expresamos anteriormente un nexo con la realidad sufriente de la condición de cada persona humana cuya redención no nos exonera de las consecuencias iniciales de una naturaleza humana empobrecida por la consabida perdida de los dones preternaturales que acentuaron el sufrimiento y la muerte.  La condición humana encuentra en la Cruz un modelo ante el dolor y la perdida, así como una Esperanza cierta. En la Cruz la realidad se revela como es y no bajo figuras que en la mayoría de los casos son solo propuestas especulativas de lo que con certeza no aprecia el corazón de los bautizados. Para Lutero la teología debe unirse a partir de la Cruz y su experiencia real y concreta.

Como será posible ver a Cristo fuera de la Cruz, de su condición degradada por el peso de la misma, de su sacrificio y vergüenza, cuando todos esperaban ver una figura poderosa de índole monárquica lleno de ejércitos y victorias y tropiezan con un hombre colgado de un madero. Es la raíz de la teología de la Cruz y no el poder del Pantocrátor con el mundo y sus gobernantes en sus manos…  El apóstol Pablo en (1 Corintios capítulo 1 versículo 18) nos dice: Pues la predicación de la Cruz es una necedad para los que se pierden, más para los que se salvan-para nosotros-es fuerza de Dios. (3).  Es una necesidad que parte del amor del bautizado en este caso, en particular, de quien es ordenado en la Iglesia y ratifica en la dirección de la Cruz su ministerio. La Cruz es una locura que nos hace cuerdos es este el enunciado de su contenido e incuestionablemente se convierte en paradoja. La sabiduría que procede de la Cruz se funda íntegramente en la Palabra de Dios y no en conocimientos humanos, es la forma como interpretamos el concepto luterano sobre la sabiduría que irradia la Cruz en el ser humano que no es una sabiduría fruto de la academia sino de la humilde confianza en el poder del amor clavado en ella. Lutero sigue particularmente a Pablo en esta definición (Cof. 1 Corintios capítulo 2 versículos 1-5) … (4). Donde el amor se convierte en la potencia que expresan las palabras que llegan a nosotros bajo el signo de la Cruz. El mayor de los milagros que acompañó la predicación apostólica se obró en el amor y con el amor se expresaron eidéticamente hablando. La Cruz es el nexo vital entre la vida y su intríngulis y la realidad trascendente que compone el ser de los bautizados. La Cruz para Lutero es una nueva forma de abordar la realidad de Fe de los creyentes, es sobre todo como lo expresaron los místicos de su época y me refiero a Teresa de Ávila religiosa carmelita Descalza que vivió en el siglo XVI, y cuya espiritualidad se centró por completo en la teología de la Cruz así expresada por su inclinación a la piedad que le producían las imágenes de “Cristo sufriente”. “Nada te turbe” es una muestra de su poesía, la misma que brotaba de sus contemplaciones al pie de la Cruz del Señor y posteriormente definirá sus perícopas como reformadora en una época de persecución y gran necesidad espiritual que al igual que Martín Lutero esta mujer es testiga de las costumbres relajadas y poco cristianas de la Iglesia en su época.    

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene
Nada le falta… (5).

Sólo Dios basta. Tampoco le resulta grata a Dios la tristeza del corazón, aunque la permita en el mundo; ni desea que me atormente por su causa, puesto que dice “no quiero la muerte del pecador”, “alégrense vuestros corazones”. No quiere servidores que no confíen en él de buena gana. Pues bien, a pesar de que soy consciente de esto, cien veces al día me veo sacudido por pensamientos contrarios. No obstante, resisto al diablo. (6). ingrediente que identifica Lutero con su lucha espiritual, es sobre toda consideración una realidad que toca indistintamente la vida y la capacidad de optar de los creyentes de todas las épocas. La tentación no es solo un asunto de edad o género, es una constante en la vida. La tentación es de los que optan por seguir a Cristo como bautizados o como ministros ordenados. La tentación es sofisticada y a veces se hace presente donde se cree es legítimo aspirar o desear. Dios se revela y sale al encuentro del hombre en el lugar menos sospechado: en la cruz de Cristo, lugar de escarnio, de dolor, de vergüenza, de desesperanza. Esto resulta sumamente ofensivo para el hombre religioso de cualquier tiempo, porque él cree que Dios se halla en la gloria poderosa y no en la miseria debilitante. Por eso ríe, se burla y abandona a Cristo crucificado para buscar a Dios por medios y en lugares que le dicta su propio sentido común religioso. (7). La necesidad de cualquier índole o naturaleza no se puede descartar, ella hace parte de las intrincadas relaciones que Lutero observa en el ser humano de su época. La necesidad como que asiste a todas las acciones humanas desde su creación y ahora redención.

Hemos de vivir en el mundo, etsi deus non daretur… Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran vivir sin Dios. El Dios que está en nosotros es el Dios que nos abandona (Marcos capítulo 15 versículo 34) Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios, clavado en la cruz, permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y precisamente sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda. (8). Es una contradicción que Dios sufra por causa de la humanidad, su sufrimiento es real como real es el dejarlo cada día más afuera de la sociedad y de las costumbres de la cultura moderna. La Cruz aparece en todas las reflexiones que nos conducen a Lutero y no es posible siquiera imaginar una concepción salvífica que no partiera para Lutero precisamente de ella. La Cruz precede las acciones de los profetas y personajes relevantes de las Sagradas Escrituras. La Cruz da forma a la noción de sacrificio que experimentaron en potencia estos personajes. La dinámica que parte de la Cruz es tan poderosa que arrodilla literalmente al bautizado en su comprensión y vivencia. Para Lutero la configuración de toda espiritualidad en la vida del creyente se alimentaba de la Cruz y su mensaje lleno de Esperanza como de expectación nos obliga a vivir de cara a su realidad. Hace eco de las palabras del Señor cuando nos invita: Entonces dijo Jesús a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (9).

La realidad que aprecia Lutero está matizada totalmente por la presencia salvífica que brota de la Cruz e incluso de la opción que el bautizado hace por ella, siendo la Cruz tanto su identidad como su fundamento y espiritualidad. De la Cruz brota la luz suficiente para caminar en medio de nuestra realidad y poder ver con absoluta claridad el mundo y su intríngulis. La luz de la Cruz iluminó el caminar de Lutero al punto de buscar afanosamente la realización de su ideal como cristiano. A Dios lo encontramos precisamente en la Cruz donde la debilidad se convierte en fortaleza. La vida que asume el cristiano le lleva a experimentar muchas situaciones que sin duda definen mucho de su forma de ser y vivir. La búsqueda de la trascendencia parte de la misma entrada de ella en la historia. Cuando el Señor cargó la Cruz “puso” literalmente sobre ella todo el peso de la humanidad. Una carga que solo es comprensible desde la gran experiencia de amor por la humanidad, es decir, solo amando era posible llevar tamaño peso y compromiso. La Cruz rompe los estereotipos de todo mito en orden a su contenido y significación, ella que para unos era escándalo y vergüenza, para Cristo es prueba de su amor por nosotros. Necesitamos retomar la Cruz y darle dirección a nuestro ministerio plagado de dificultades y en muchos casos lleno de intereses no relevantes. La Cruz nos invita a mirar desde su altura lo que nuestros sentidos perciben y atesoran desde la comodidad de nuestros distintos desempeños.

BIBLIOGRAFIA.

(1). Tesis. Propuestas # 20.
(1.1). Tesis. Propuestas # 7.
(2). Lutero, M; El Magníficat Traducido y Comentado Obras (edit., T, Egido) Editorial Sígueme.

(3). Biblia de Jerusalén, Edición Española, dirigida por José Ángel Ubieta; DDB, 1975.
(4). Biblia de Jerusalén, Edición Española, dirigida por José Ángel Ubieta; DDB, 1975.
(6). (La teología de la cruz en Lutero) “Charlas de Sobremesa”, no.36, p.429.
(7). Cof: “Lutero: la Teología de la Cruz” en Theologica Xaveriana, no 66 año 33, enero-marzo, de 1983, pp, 71-80, p. 74.
(8). Dietrich Bonhoffer, Carta desde la prisión de Tegel, del 16 de junio de 1944, Editadas por Eberharrd Bethge, traducción de José J. Alemany, Salamanca, 2001, p. 252.


miércoles, 12 de febrero de 2020

SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA...


SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. Eclesiástico capítulo 15 versiculos 15-20. Salmo 119: 1-8. 1 Corintios capítulo 3 versiculos 1-9- Mateo capitulo 5 versiculos 21-37.

21.«Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal. 22. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego. 23. Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, 24. deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. 25. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. 26. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo. 27. «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. 28. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. 30. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. 31. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. 32. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio. 33. «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. 34. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, 35. ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. 36. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. 37. Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del Maligno. (www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Mateo).

Los versiculos iniciales (21-22) que introducen este relato son bien interesantes desde el punto de vista de las tradiciones judías. La impiedad religiosa era castigada drásticamente y las alusiones iniciales sin duda hacen eco de esta condición y sus implicancias a la hora de señalarlas en algún creyente. Existían también tribunales regionales pero el más importante era el Gran Sanedrín, recordemos que Jesús fue presentado y “condenado” por este tribunal que tenía potestad para señalar el castigo máximo de la pena de muerte, que por razones de ocupación extranjera era ahora ejercido por los romanos. El Texto citado ara este domingo hace énfasis en la condición de los creyentes y como la verdad debe animar todas las facetas de la vida y obra de los bautizados. Nuestra palabra es en si un “documento veraz” y su cumplimiento habla bien de nosotros. Tener palabra y ajustarla a la verdad es un compromiso de vida para todos y cada uno de los cristianos. La verdad es un componente intrínseco que se manifiesta con el Evangelio y sus contenidos. Para Mateo decir la verdad era la equivalencia de un juramento elevado a Dios. Esto último nos recuerda cuando en Occidente vemos un juicio los testigos son invitados a declarar con su mano derecha sobre la Biblia indicando con ello el valor de sus palabras y conformidad con la verdad.

El uso de la palabra es sagrado y por ende el bautizado debe ser auténtico y darles valor a sus propias declaraciones, debemos pues, configurarnos según el valor de la palabra tanto la nuestra como aquella que brota de Dios y nos puede salvar, esta Iglesia aceptó la declaración de “suficiencia” de la Palabra de Dios donde encontramos todo lo necesario para la salvación. Nada puede evitar que caminemos en búsqueda constante de la Gracia y con ella nuestra salvación, la vivencia de los cristianos demanda consagración y veracidad como un estilo de vida agradable a Dios. Los obstáculos se presentan siempre, pero nada hay que no sea superado con enfoque y determinación y estas cualidades son fruto vivo de la Gracia en nosotros y nuestra resolución de vivir y actuar como creyentes…  Las dificultades son parte de la existencia y no estamos solos ante ellas, pero ellas ayudan a que nuestro espectro de tolerancia o aceptación de la frustración sea manejado convenientemente ya que en la vida no es posible tenerlo todo y vivirlo todo, eso último es parte de nuestra humana contingencia. Vivamos pues de cara al mundo, pero con el espíritu clamando por un Reino que no será nunca agotado en la presentación de este mundo y sus relaciones.

Las costumbres judías como el divorcio son sublimadas e iluminadas por una concepción sagrada de los actos y vivencias de los creyentes. El repudio no es una opción cuando el amor es el motor que mueve las relaciones de los cristianos. Estamos pues, llamados a vivir un orden superior que no se gasta en el mundo, sino que obra bajo la guía de Dios mismo por medio de los dones gratuitos a la comunidad de los creyentes o bautizados. Aquí la Iglesia es en potencia vista por el creyente que opta radicalmente por el Evangelio de su Señor. Las dificultades nos pueden convertir en seres humanos difíciles que saben cuidar y valorar sus triunfos. También es muy cierto que el enemigo de los creyentes se viste con los encantos de su entorno y aquí muchos creyentes se transforman en lobos rapaces cuando de dinero y poder se trata, sin importar que se encuentren en los mismos escenarios eclesiales o en otros. Sin una autentica conversión no será posible vivir íntegramente para Cristo y su Iglesia.





martes, 4 de febrero de 2020

QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA.


QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE LA EPIFANÍA. Isaías capítulo 58 versiculos 1-9ª (9b-12). Salmo 112: 1-9, (10). 1 corintios capítulos 2 versiculos 1-12, (13-16). Mateo capitulo 5 versiculos 13-20.  


“13. «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. 14. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. 15. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. 16. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. 17. «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 18. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. 19. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20. «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.”
www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/5/


 SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO… Como en las Bienaventuranzas Mateo traza una ruta para despejar las situaciones y sus paradojas especialmente referidas al ser humano en su proceso de crecimiento y madurez espiritual. “Vosotros sois la sal de la tierra” se compara con la necesidad, pero también con el compromiso de cambio y renovación constante. La sal era en época del imperio romano un elemento precioso solo comparable en valía con el oro y las piedras preciosas, era tal su importancia que a legiones enteras les cubrían sus honorarios con grandes bloques de este producto de consumo diario. De allí proviene el término Salario. Desde luego en la visión Mateana la connotación es muy distinta pero emparentada por una apreciación de valor análogo. La sal es ya un elemento de prefiguración espiritual y que tiene todo que ver con la relación y madurez integral del creyente.  La luz del mundo es para Mateo la consecuencia lógica del aprovechar la sazón de nuestra vida espiritual y agregarle ese toque de seguridad que solo brinda el testimonio reflejo de una vida comprometida y en constante crecimiento… La luz del mundo es solo posible por la presencia del Espíritu Santo en la vida del bautizado y esa luz dará toda potencia al poder de la sal espiritual para enriquecer y colmar las expectativas de los creyentes.

Esa sal y esa luz deben ser puestas en un lugar de preeminencia que bien podría ser la vida del creyente en contacto permanente con quienes le rodean convirtiéndose así en sal y luz para el mundo o entorno somático.  El Celemín   era una pequeña mesa de tres o cuatro patas que se ubicaba cerca de la cama o mesa en el hogar y constituía toda la iluminación posible en las noches. Su función era brindar iluminación a todos los miembros de la familia.  Pues el bautizado se convierte en esa lámpara que reposa sobre la existencia diaria y que marca el camino conveniente de la verdadera y auténtica Conversión… Mateo crea una Unidad Temática al menos en la intención comunicativa de su Mensaje al incluir (Versículo 17 al 19) completamente distinto pero que se une bajo la “lupa” de las tradiciones del pueblo de Israel. Sus palabras son claras: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas” … está indicando que su misión busca generar la plena comprensión y sublimación del mensaje recibido en la tradición judía que se fundamenta en la economía salvífica antigua (Deuteronomio capítulo 4 versiculo 8) basta agregar que la dimensión de la Ley abarca toda la totalidad de la vida de Israel lo que implica que las concepciones religiosas y políticas están emparentadas por su contenido y exigencia. La Torah es instrucción y dirección (Genesis capítulo 15 versiculo 1) pero si acudimos a Pablo vemos como él nos explica la forma en la que la Ley Mosaica fue asumida y vivificada por la Fe en Cristo (recomendamos leer Romanos capítulo 3 versiculo 27; 10,4) para marcar la intención del enunciado. No se trata de abolir por pensar en su estructura arcaica o inoperante sino porque con la introducción de la Ley del Amor Jesús cumplió absolutamente toda la Ley y los Profetas. Sobre la célebre frase (así vista por muchos cristianos) “el cielo y la tierra pasarán antes que una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda”, en el espíritu hebreo equivale al puntual cumplimiento de los rasgos más pequeños del alfabeto hebreo lo que nos indica claramente que el propio Jesús cumplió como judío y luego potenció por medio de su sacrificio cada “tilde o coma” escrita por los profetas para el pueblo.   

La vida del bautizado desde siempre se convirtió en el anunciante por antonomasia de la Palabra de Dios y tal compromiso crea por sí mismo el valor de aceptación y testimonio del poder salvífico del mensaje del Señor. La vida se nos convierte en una praxis amorosa que habla con las evidencias de nuestras acciones.  Somos sal y luz y no por los méritos personales sino por el influjo de la Gracia que entra para dar frutos, eso sí, cuando nosotros somos proclives y aceptamos su presencia. El Reino de Dios cuenta con el recurso supremo del amor de Dios que se materializa en la vida de los bautizados. Son cualidades escatológicas que gritan al mundo y su realidad que estamos en camino de salvación. El valor de la luz y la sal esta implícito en su función y utilidad y lo mismo sucede con nosotros y nuestra vida. Los bautizados estamos llamados a edificar un entorno salvífico que cuente con esta sazón y claridad que sólo la Gracia convertida en “Sal y Luz” puede entregarnos. Vivamos pues el Evangelio de Cristo y encontremos en sus enseñanzas todo lo necesario para cumplir amorosamente sus palabras.

sábado, 1 de febrero de 2020

ENSAYO. RECURSO SOBRE LA EUCARISTÍA Y EL MINISTERIO.


EUCARISTÍA Y COTIDIANIDAD EN LA VIDA DE LOS BAUTIZADOS.


Sic enim collocatur Eucharistia est panis vivus qui de caelo descendere se omne delectamentum. O también en castellano: • La Eucaristía es el pan vivo bajado del cielo que en si contiene todo deleite.


RESUMEN.


El Signo Fraterno supera la estética de nuestras definiciones espirituales  porque atiende a la conformación de las voluntades que acceden  a sus dones precipitando la definición de don y signo fraterno (1) que los PP. Apostólicos nos enseñaron, para Justino (2) y antes en los escritos apostólicos de la Didajé (3) queda de manifiesto el carácter de acción de gracias de la Eucaristía que toma del sustantivo eujaristia  su significación que de la mano  del Kerigma  paulino (4) asume que la Cena del Señor es la materialización del signo comunión, dado que el apóstol de los gentiles centra la Eucaristía en la acción de  gracias total y totalizante, es decir, nada queda fuera de ella lo que se asemeja con una fuerza cósmica que parte de Dios y regresa a Dios,  solo así tiene sentido y es aceptada por Dios como ofrenda saludable y fuente de Gracia, de lo contrario la Eucaristía “Fabricaría” Gracia y recordemos que esta es Increada, Pablo ve en el Signo-Comunión una verdadera y diáfana aproximación a la definitiva escatología de la humanidad y del bautizado, asistir a la Eucaristía y sustraerse de la comunión es hacerlo del testamento de la  Gracia heredada  por cada bautizado,   es no tener conciencia sobre la implicación de recibir el don de dones espléndido que en su naturaleza posee la información de la salvación escrita en cada partícula que compone la confección  del rito sacramental, sería como levantarnos y no percibir la luz o el calor del sol, sería quedarnos sin noción sobre la Vestigia  de Dios en su obra y particularmente en nosotros,  Pablo ve en la presentación del pan y el vino más que la superación y separación de un  componente biológico-químico (5) la unidad indisoluble de la Gracia  con la salvación, de esta apreciación surgen  sus cuestionamientos para quienes asisten por asistir a la Cena del Señor.   Si retomamos el Kerigma vemos que confluye en la identidad esencial  del bautizado, en la vida de la Gracia,  es ratificar que la Muerte y Resurrección de Cristo es siempre Actual  (6) lo que implica para nosotros que la Eucaristía no termina nunca, que la sacamos del templo y la llevamos implícita en nosotros y en nuestras acciones como perenne signo de comunión, de este principio parte mi aseveración: La definición latina de Misa  dice que el rito terminó, impropio sin duda pero Eucaristía como  acción de gracias,  vive su acción atemporal o perenne, es decir, no termina, la llevamos a nuestra cotidianidad” (7).

Versión Biblia de Jerusalén. 
Versión Vulgata Latina.
31. "Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» 32. Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33. porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34. Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35. Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. 36. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. 37. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 38. porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.» 41. Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42. Y decían: «¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: ¿He bajado del cielo?» 43. Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. 44. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 47. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48. Yo soy el pan de la vida. 49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50. este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51.Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» 52. Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» 53. Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» 59. Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
"patres nostri manna manducaverunt in deserto sicut scriptum est panem de cælo dedit eis manducare"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis non Moses dedit vobis panem de cælo sed Pater meus dat vobis panem de cælo verum"
"panis enim Dei est qui descendit de cælo et dat vitam mundo"
"dixerunt ergo ad eum Domine semper da nobis panem hunc"
"dixit autem eis Jesus ego sum panis vitæ qui veniet ad me non esuriet et qui credit in me non sitiet umquam"
"sed dixi vobis quia et vidistis me et non creditis"
"omne quod dat mihi Pater ad me veniet et eum qui venit ad me non eiciam foras"
"quia descendi de cælo non ut faciam voluntatem meam sed voluntatem ejus qui misit me"
"hæc est autem voluntas ejus qui misit me Patris ut omne quod dedit mihi non perdam ex eo sed resuscitem illum novissimo die"
"murmurabant ergo Judæi de illo quia dixisset ego sum panis qui de cælo descendi"
"et dicebant nonne hic est Jesus filius Joseph cujus nos novimus patrem et matrem quomodo ergo dicit hic quia de cælo descendi"
"respondit ergo Jesus et dixit eis nolite murmurare in invicem"
"nemo potest venire ad me nisi Pater qui misit me traxerit eum et ego resuscitabo eum novissimo die"
"est scriptum in prophetis et erunt omnes docibiles Dei omnis qui audivit a Patre et didicit venit ad me"
"non quia Patrem vidit quisquam nisi is qui est a Deo hic vidit Patrem"
"amen dico vobis qui credit in me habet vitam æternam"
"ego sum panis vitæ"
"patres vestri manducaverunt in deserto manna et mortui sunt"
"hic est panis de cælo descendens ut si quis ex ipso manducaverit non moriatur"
"ego sum panis vivus qui de cælo descendi"
"sí quis manducaverit ex hoc pane vivet in æternum et panis quem ego dabo caro mea est pro mundi vita"
"litigabant ergo Judæi ad invicem dicentes quomodo potest hic nobis carnem suam dare ad manducandum"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis nisi manducaveritis carnem Filii hominis et biberitis ejus sanguinem non habetis vitam in vobis"
"qui manducat meam carnem et bibit meum sanguinem habet vitam æternam et ego resuscitabo eum in novissimo die"
"caro enim mea vere est cibus et sanguis meus vere est potus"
"qui manducat meam carnem et bibit meum sanguinem in me manet et ego in illo"
"sicut misit me vivens Pater et ego vivo propter Patrem et qui manducat me et ipse vivet propter me"
"hic est panis qui de cælo descendit non sicut manducaverunt patres vestri manna et mortui sunt qui manducat hunc panem vivet in æternum"
"hæc dixit in synagoga docens in Capharnaum".
(8).

EUCARISTÍA…………………………IGLESIA…………………SOMA O CUERPO DEL SEÑOR…………………. A nivel de Simbología eficaz……………………………………CUERPO DE CRISTO Vs PLEROMA………………………………IGLESIA………ESPOSA (Efesios capítulo 5 versiculos 25-27). (9).

ALGUNAS CONSIDERACIONES.

La Patrística regala esta consideración: La Iglesia es el único Altar (10) … La plegaria eucarística   (A) solo para ilustrar el argumento del Signo-Comunión en nuestra Liturgia: En la (Pagina 285 y 286) de nuestro Libro de Oración Común (L.O.C) (11) el acto que introduce las especies en el rito Consacratorio deja proseguir a un estadio  de asimilación espiritual del  rito que no solo invoca el Espíritu Santo (Epiklesis) (12) sobre los dones del “Banquete (13) sino también sobre el bautizado como indicando la esencial integración del bautizado al Signo-Comunión  (14) antes descrito: “Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno”. Estamos bajo la guía de la Tradición de nuestra catolicidad, para ilustrar nuestra afirmación miremos las palabras de Teodoro de Mopsuestia (15) en su Anáfora, donde como nosotros señala los efectos del Espíritu Santo sobre los dones eucarísticos y el bautizado: “Para que todos juntos seamos hechos unánimes por un mismo vínculo de caridad y paz”. La Anáfora anterior retrata con exactitud el sentir de la Liturgia en la época de los Santos PP. y como es de capital importancia la fusión espiritual establecida entre los bautizados y la intencionalidad en el momento de la Epiklesis dando a entender que es imprescindible tal relación para generar unidad e identidad en el sacramento y sus destinatarios, lo que produce paz y caridad en la vida del creyente y su círculo o entorno somático (Ejes relacionales) (16).

 Agustín (17) fue el Padre de la Iglesia Latina que más profundizó sobre el título de esta reflexión y plasma bellamente esta intención en sus palabras: “¿Qué ves sobre el Altar? El pan y el cáliz, pero por la ilustración de vuestra fe, os decimos que ese pan es su Cuerpo y el cáliz es su Sangre, y si deseas comprenderlo, escucha al Apóstol que dice: Vosotros sois cuerpo de Cristo, así es, sois el Cuerpo de Cristo y sus miembros lo que está sobre el Altar es el símbolo de vosotros mismos”. La Fe se expresa en el símbolo eucarístico de una forma determinada y en esa forma el signo fraterno es la potencia de su Gracia, dicho así estamos indicando que la presencia de Cristo pasa también por la relación de los bautizados que reciben sus dones de una forma espiritual y “cubierta” pero que se hace real en la praxis de la cotidianidad, ¿Qué sentido tiene hablar de Eucaristía sin transformación personal y eclesial? (18) es como ir al médico y luego tirar la receta y sus recomendaciones, la Gracia opera y nosotros somos el escenario de sus operaciones, somos los destinatarios de tales dones. También los Santos  PP. Griegos se dejaron escuchar sobre el vínculo y la figura eucarística, que sobrepasa la consideración cultica para instalarse en el centro de la vida de la Iglesia, donde la actualidad de la Eucaristía es consecuencia del misterio en ella celebrado y vivido, es pues, la manifestación de la Gracia en la realidad que busca transformar, una misma pero compuesta de muy variados elementos: “Muchos vínculos nos unen entre sí pero solo una mesa se prepara delante de nosotros” (Juan Crisóstomo) (18) la mesa es sinónimo del Ágape que reúne a los bautizados y que sin abandonar la cotidianidad comparten lo consagrado en el rito, donde brota la unidad de un mismo “Sentir y vivir” de una misma aprehensión de la realidad donde la diversidad de componentes no fabrican por decirlo así, otras realidades a la conceptuada desde la acción  cultica de la Iglesia, en esa misma dirección encontramos a Cirilo de Alejandría, quien ve en la comunión la “Realización de la Comunión Trinitaria entre nosotros, en la misma dimensión de la Eclesial  indicándonos que su profundidad es tal que al comulgar nos unimos al Dios revelado incluso más plenamente que en el (A.T) cuando asistía al pueblo en el desierto, ya no solo vemos sus manifestaciones  sino que lo recibimos en nuestros corazones. Miremos una serie de conceptos sobre la Eucaristía en la Iglesia y en nuestras vidas:

La Eucaristía hace Iglesia y la Iglesia Eucaristía.
La Eucaristía revela el ser eclesial como tal y en cuanto tal.
La Eucaristía es fuente y principio de Gracia.
La fracción del pan es alimento del alma.  
Oración y sacrificio.
La Maternidad de la Iglesia tiene su culmen en la Eucaristía, vive y se realiza en ella.
La centralidad de nuestra espiritualidad es la Cena del Señor.
El Altar nos representa en nuestra dimensión de Fe, al constituirnos en uno con Cristo.
Los bautizados y solo ellos participan de esta Cena del Señor.
Pan de vida que en si contiene todo deleite.
Expresa el sentir de la Iglesia y su Tradición.
Presencia amorosa del misterio de la SS. Trinidad.
Eucaristía pasión incruenta del redentor.
La Madre Iglesia es el único Altar (PP. Apostólicos).
Milagro de Amor.
Cristo Pan vivo bajado del Cielo (Juan capítulo 6).
Adelanto de nuestra Escatología.
Eucaristía Comensalía de Gracia.
Eucaristía instituida personalmente por el Salvador.
Eucaristía… signo y símbolo de la Gracia.
Eucaristía… Es figura de la comunión de Personas en la SS. Trinidad (Cirilo de Alejandría).
Realidad espiritual aprehensible desde la Fe.
Signo-Sacramento.
Signo-Comunión.
Signo-Fraterno
Acción de Gracias.
(19).

SIMBOLOGÍA EFICAZ (PAN Y VINO).

 Los componentes materiales de la celebración eucarística son básicos en la cultura judía en tiempos de Jesús, son alimentos que evocan la conexión del pueblo con su historia y anhelos de liberación, como olvidar que llevaban 300 años de dominación cultural, geográfico, económico, militar, entre otros, (20). Lo que produjo el radicalismo entre algunos que añoraban el reinado de David (21) y la cercanía de un verdadero israelita como Esdras, (22) estos grupos tan radicales fueron “enfrentados” por el Salvador (Fariseos y Saduceos) (23) no es sencillo suponer que existía uniformidad cultural en Israel, ellos mismos eran blanco de todo tipo de estilos de vida y creencias extranjeras.  Pero Jesús busca en su simbología las especies muy conocidas y básicas en la alimentación de un israelita (pan y vino) es pues bien eficaz estos elementos y asociados inmediatamente con la liberación de épocas mosaicas, Jesús ve el impacto y significación de este alimento ritual  que configura perfectamente la calidad de ofrenda y sacrificio y determina la Comensalía trascendente  donde la caridad es la fuente y emanación de toda su simbología,  el lenguaje de Pablo expresa “Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre” (1 Corintios capítulo  11 versiculos 22 y ss) mientras que por la aproximación lingüística del hebreo pudo el redentor expresar con categoría de mandato “Tomen esto soy Yo” al no existir intermediario en la salvación y en la Gracia, el Hiponense parece intuir su profunda significación cuando  exclama: “En la última cena el Salvador se tomó así mismo entre sus manos”, el tomarse es un paralelismo con el darse y tal acción es sacrificio pero sobre todo entrega amorosa. Mirando el evangelio de Juan se percibe la centralidad de la Eucaristía cuando Jesús habla del fruto (La Vid y los Sarmientos) pero en una marca excelsa del ser eclesial que ve la Majestad de Cristo en el ejercicio esencial de su sacerdocio total y totalizante, en el discurso Joanico, el más extenso (Juan capítulos 13-17) que culmina precisamente con el llamado signo-fraterno de la oración de Jesús por sus amigos los bautizados (en potencia). Es un modelo que expresa la realidad escatológica de su sacrificio gobernado por amor, pero no una mera alusión nominal sino formal, llamada entrega.

SOBRE EL SACERDOCIO EN EL ÁMBITO ECLESIAL.

La Iglesia desde sus inicios deja ver la importancia de la permanencia en la tradición que se convierte en su fundamento. El dato más antiguo lo constituye el evangelio de Marcos quien siempre presenta al Señor unido a los apóstoles y estos en relación directa con Jesús. Es pues un signo de comunión. Tal comunión se define como el punto de partida en la futura instrucción ministerial que la Iglesia moldeará y con el paso de los siglos llamará debida ciencia para referirse a la formación académica de los futuros clérigos o ministros ordenados. El ministerio ordenado fue explicitado para dar respuesta al crecimiento y propagación de la Iglesia, Pablo da ejemplo de esta estrategia al dejar en cada comunidad o ciudad un encargado de la predicación y Cena del Señor (nombre inicial de la Eucaristía) de esta forma el ministerio se fue consolidando en la Iglesia evolucionando a una institución ministerial. Pablo reconoce y observa la imperfección de algunos líderes religiosos que estaban en tránsito del judaísmo al cristianismo por lo que sin duda muchos rabinos fueron maestros de los primeros cristianos (Tito capítulo 1 versículos 1-16).  Pablo nos deja ver lo que se constituye en su praxis misionera. El apóstol establece las bases de la doctrina y deja a otras personas la organización ministerial de la comunidad cristiana. Tomaremos como texto guía el (versículo 5) “El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad como yo te ordené”.  Luego Pablo direcciona a los candidatos según la directriz necesaria para salvaguardar la vida de la Iglesia. Es también de resaltar que era al parecer una práctica habitual en Israel en épocas anteriores, que desde una figura en potencia de un futuro ministerio eclesial bien valdría su aporte y raíz: “Yahveh respondió a Moisés, reúne setenta ancianos de Israel, de los que sabes que son ancianos y escribas del pueblo.  Llévalos a la Tienda del Encuentro y que estén allí contigo. Yo bajaré a hablar contigo y tomaré parte del Espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo” (Números capítulo 11 versículos 16-17) o también (Ezequiel capítulo 8 versículo 11). Y en el N.T encontramos señalamientos sobre los Presbíteros en (Hechos de los Apóstoles capítulo 11 versículo 30). Y el Texto clave de la instauración de los siete (Hechos de los Apóstoles capítulo 6 versiculo1 y ss) donde queda clara la función de los Apóstoles en la liturgia primitiva:

*  Dirigir las reuniones de la asamblea.

* Las oraciones en la Liturgia.

* La instrucción catequética y la Palabra.

Al interior de las comunidades primitivas donde ejercían el ministerio los apóstoles surgen una serie de posturas que beneficiaron la misión de la Iglesia. Esta misión se enmarca en la presencia de comunidades judías que habían tenido alguna formación griega y su pensamiento menos conservador los dispuso para dar la fuerza necesaria a la Iglesia en su expansión. Recordemos que confluían judíos que conservaban el arameo y el hebreo y se sumaron los que provenían de Roma y Grecia (helenistas), (24). este choque multicultural favoreció ampliamente la concepción de Jesús como el Hijo de Dios y el crecimiento ad-extra de la Iglesia. Sobre los ministerios es bueno tener presente que son en síntesis fruto de la evolución pastoral y organizacional de la Iglesia, ejemplo de ello es lo que deja entrever el Apóstol Pablo sobre las funciones de estos. Para el Apóstol, la Iglesia no sólo pertenece a Cristo, sino que en cierto modo se identifica con Él. En efecto, los miembros de la Iglesia son también como los miembros de Cristo mismo, que extienden su presencia personal en el mundo y reciben los diversos carismas, que han de contribuir a la edificación de una comunidad eclesial y a formar un sólo Cuerpo, un sólo Espíritu, según la vocación a la que han sido llamados (confrontar. Efesios capítulo 4 versículos 3-4). Pablo utiliza también la metáfora de la Iglesia como esposa de Cristo, indicando así la íntima relación de comunión y amor entre ambos. De este modo, la experiencia y la doctrina de Pablo es una constante invitación a toda la Iglesia para que sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo y el cauce propicio para que todos lleguen a Él. Hoy sabemos con toda seguridad que el Nuevo Testamento evita cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las comunidades cristianas. Y en general se evita el vocabulario sacro para designar a los ministros. Es decir, no se trata meramente de un argumento de silencio, en el sentido de que el Nuevo Testamento no habla de sacerdotes como dirigentes en la Iglesia. Se trata, sobre todo de que los autores del Nuevo Testamento evitan cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las comunidades. Esta situación se mantiene así durante todo el siglo segundo (II). Hasta que en el siglo tercero Hipólito (25), en la Tradición Apostólica, Tertuliano (26) y sobre todo Cipriano (27), en 147 textos, utilizan la palabra sacerdote para referirse a los ministros de la Iglesia. A partir de entonces, esta designación se generaliza. El ministerio en la vida de la Iglesia se oponía desde sus inicios a la condición de la esclavitud que reinaba en su época y precisamente cuando se institucionaliza el servicio de los siete es una respuesta a la condición de necesidad que la pobreza y marginación generaban en la sociedad del ámbito de la Iglesia primitiva.

La razón profunda de este planteamiento está en lo que, de hecho, fue el sacerdocio de Cristo la puerta de entrada a la caridad como componente vivo de la ministerialidad, Cristo   no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida (Marcos capítulo 10 versículo 44; Mateo capítulo 20 versículo 27). Esto quiere decir, según la carta a los hebreos, que el sacerdocio de Cristo no fue ritual, sino existencial. Es decir, lo que Cristo ofreció no fue una ceremonia ritual dignificante, sino el fracaso y la muerte de un subversivo, que desestabilizó la religión y el sistema establecido. Por eso, el sacrificio cultual de los cristianos es la misma existencia de Cristo que se refleja en los ámbitos de nuestra justicia la misma que se constituye en base de lo social, consideremos algunos apartes de la carta a los Hebreos  ( 2, 14; 5, 7-8; 7, 27; 9, 9-14; 10, 5-9; 12, 2) de tal manera que el mismo Cristo es la nueva víctima sin mancha que sustituye a todas las demás ofrendas (4, 14; 9, 14; 10, 6-7) y la oblación cultual del cristianismo es, ni más ni menos, el sufrimiento de Jesús (2, 18; 5, 9)  que es el único mediador. Por consiguiente, en la Iglesia, no hay más dignidad ni más honor sacerdotal que el que consiste en el servicio, en la entrega de la propia vida y en el fracaso de un ajusticiado (bajo la concepción injusta y amañada de un proceso falso y alterado a más no poder) En esto consiste el sacerdocio de Cristo. Un sacerdocio que evolucionó bajo la potestad de la Iglesia y las condiciones del nuevo “camino” estamos asumiendo con absoluta claridad que el ministerio ordenado en su génesis se remonta a la imposición de manos y a la unción en algunos medios eclesiales y que la fuerza del rito se establece en las palabras de su consagración y reconocimiento tanto de su naturaleza como de sus funciones (Forma). El diaconado es un ministerio ordenado según la tradición y en cuanto a su naturaleza temporal (transito al presbiterado) (28) aduce la formación y necesidad de discernimiento sin que con ello implique que su condición se pierda si el diacono no es ordenado. En cuanto al servicio y su relación con la vocación, el Diaconado en vocación o permanente es la respuesta de la Iglesia a sus necesidades perviviendo entre nosotros un modelo eminentemente litúrgico que no se compadece de la realidad ministerial. El diácono posee por definición una función ministerial que lo convierte en puente o vinculo del presbítero y el obispo con la asamblea. La disciplina canónica recoge el ánimo de la Iglesia y lo potencia convirtiéndolo en servicio, es este el caso situacional del ministerio ordenado en cuanto a su naturaleza de servir con amor. La naturaleza no choca según sea la expresión ministerial por el contrario se convierte en un referente de su propia singularidad (29). La singularidad de cada función eclesial hace único e irrepetible al ministerio ordenado. Estamos enfocados en su importancia para la vida de una institución que, aunque se diga muchas veces otra cosa es eminentemente ministerial y el laico como tal es fundamental pero lo ministerial está en nuestra esencia y solo quien ha sido ordenado será idóneo para su desempeño. Las iglesias históricas como la nuestra, brota de la catolicidad y con su presencia está establecida la necesaria correlación ministerial. No somos fundamento de eclesiología distinta a la conocida en la época apostólica de donde tomamos el ser y lo explicitamos bajo la guía del Espíritu de Dios (30).

Miremos en el siguiente cuadro las impresiones de algunos de los Santos PP. de la Iglesia sobre el ministerio ordenado y el servicio en la liturgia:


AGUSTÍN DE HIPONA… No escribió un tratado sobre el ministerio ordenado, pero podemos hacer mención de algunas referencias al respecto. El Hiponense se refiere al ministerio ordenado con el nombre de Sacramento del Orden y define su forma a partir de la imposición de manos por parte del obispo “Manus ordinationis imponere” La definición es clara y alude a la tradición. El triple ministerio ordenado llega por la imposición de las manos del obispo y de los presbíteros cuando se trata de la ordenación de uno de estos menos del diacono y el obispo. La vida del sacerdote debe estar movida por la Caridad. Como aporte es el primer teólogo que trata el tema del sacerdocio en la teología occidental con referencia clara a su universalidad que emana de su carácter… Según el Hiponense el sacerdocio al ser recibido por la imposición de manos del obispo es válido y no importa si no se refiere a la virtud de su condición en la Iglesia, es decir, sino está el obispo en comunión con la Iglesia (romana) el ministerio que imparte es válido porque no se refiere a la virtud sino al carácter. Que interesante que los que contradicen por ignorancia el ministerio ordenado en nuestra Iglesia lean al Hiponense, el pensamiento de un hombre que vivió hace 1500 años.  Para el Hiponense Cristo es Sacerdote y Mediador: Unicum sacrificium mediatoris veri sacerdotis. Necesarius erat mediator, hoc est reconciliator… Agustín une el sacerdocio con el sacrificio de Cristo y es por demás el primero de los PP. de la Iglesia en hablar de la espiritualidad sacerdotal unida a la Cruz. Es el sacrificio del sacerdote un signo de la presencia de la Gracia en su vida y ministerio. Es el primero en orar y en atender a sus feligreses. Sin sacrificio no existe reconciliación alguna. También sobre la vocación ministerial deja claro que la existencia del Sacramento del Orden como él lo llama se une a la espiritualidad del resucitado en todos los ámbitos de la Iglesia. Miremos la sentencia latina: Pro nobis tibi sacerdos et sacrificium et ideo sacerdos, quia sacrificarum si nullum sacrificium est nullum sacerdos o si lo preferimos en español Sacrificaremos por ti, un sacerdote y un cura para el sacrificio si no hay sacrificio de cualquier sacerdote. Es audaz su declaración, pero deja claro que la función del Presbítero es el sacrificio incruento de la eucaristía. Es pues la celebración eucarística una de las responsabilidades de mayor importancia en la vida del sacerdote y debe celebrarla con amor y absoluta entrega. “Si vosotros mismos sois Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa del Señor; y recibís este sacramento vuestro. Respondéis “Amén” a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir “el Cuerpo de Cristo”, y respondes “amén”. Por lo tanto, se tú verdadero miembro de Cristo para que tu “amén” sea también verdadero”.

TERTULIANO… aporta una serie de términos técnicos para designar a los ministros sagrados. No se sabe a ciencia cierta si Tertuliano fue sacerdote; sin embargo, dada su formación jurídica, habla de tres términos: ordo (orden), plebs (pueblo) y clerus (clero). El término ordo se usaba en el derecho romano para hablar de un conjunto de personas cualificadas y Tertuliano lo contrapone a plebs, que viene a ser el pueblo sin más, es decir quienes no son ministros sagrados. De esta manera, Tertuliano distingue el ordo sacerdotalisque viene a ser la jerarquía, pues se refiere de modo directo a los ministros sagrados — del pueblo integrado por aquellos que hoy llamamos laicos. En cuanto al término clerus, Tertuliano lo refiere al Obispo de manera directa pero también lo hace extensivo a los presbíteros y diáconos.
JUSTINO MÁRTIRUno de los primeros apologistas cristianos. Aquí le ofrezco unas selecciones de su carta al emperador Antonino Pío.

“El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas. Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos y oramos por nosotros… y por todos los demás dondequiera que estén, a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones, y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar la salvación eterna… Luego se lleva al que preside el pan y una copa con vino y agua mezclados. El que preside los toma y eleva alabanzas y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones… Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo ha respondido amén, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes el pan y el vino “eucaristizados”.

 A nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó. Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó”

POLICARPO DE ESMIRNA…  Policarpo de Esmirna en su Carta a los filipenses habla con claridad de la jerarquía eclesiástica. Ésta es presentada de manera colegial. Específicamente, Policarpo habla de los presbíteros presbuteroi que presiden la comunidad. Además, junto a ellos, señala la presencia de los diáconos diakonoi. Son muy hermosas las recomendaciones que el santo mártir da a los presbíteros de la Iglesia de Filipos: Más también los ancianos presbuteroi han de tener entrañas de misericordia, compasivos para con todos, tratando de traer a buen camino lo extraviado, visitando a todos los enfermos; no descuidandose de atender a la viuda, al huérfano y al pobre; atendiendo siempre al bien, tanto delante de Dios como de los hombres, muy ajenos de toda ira, de toda acepción de personas y juicio injusto, lejos de todo amor al dinero, no creyendo demasiado aprisa la acusación contra nadie, no severos en sus juicios, sabiendo que todos somos deudores de pecado .

Los presbíteros forman un colegio. En las cartas de Ignacio de Antioquía aparecen los presbíteros como un colegio alrededor del obispo. Asimismo, remarca que los presbíteros están llamados a vivir estrechamente unidos a su obispo formando una sola sinfonía con él. La unidad que los presbíteros deben de tener con su obispo es comparada con la unión que existe entre las cuerdas y la lira. A este respecto, afirma el santo mártir: Os conviene correr a una sola con el sentir de vuestro obispo, que es, justamente lo que ya hacéis. En efecto, vuestro colegio de ancianos, digno del nombre que lleva, digno, otro sí, de Dios, así está armoniosamente concertado con su obispo como las cuerdas con la lira

IGNACIO DE ANTIOQUÍA. Los diáconos son imágenes de Cristo-siervo. Ignacio presenta al diácono como imagen de Cristo en cuanto que actualiza el servicio del Señor en la comunidad cristiana. Son los diáconos los que recuerdan que el cristiano, como Cristo, vino a servir y no a ser servido.   Ignacio exhorta a respetar a los diáconos, y, al mismo tiempo, les enseña la importancia de la jerarquía como signo de la verdadera Iglesia: “Todos habéis también de respetar a los diáconos como a Jesucristo. Lo mismo digo del Obispo que es figura del Padre, y de los ancianos (presbíteros) que representan al senado de Dios y la alianza o colegio de los Apóstoles”. Quitaos estos no hay nombre de Iglesia.
HIPÓLITO DE ROMA… En cuanto a la ordenación de los diáconos se indica con claridad que éste no es ordenado para ejercer el sacerdocio sino para servir al obispo. Además, es el obispo quien lo ordena, aunque en la ceremonia es conveniente que los presbíteros le impongan las manos. A este respecto leemos: Cuando se instituye un diácono, sólo el obispo le impone las manos, porque él no está ordenado para el sacerdocio, sino al servicio del obispo y para hacer lo que éste le indique. En efecto, él no forma parte del consejo del clero, sino administra y señala al obispo lo que es necesario.

No recibe el Espíritu común del presbiterio, del que participan los sacerdotes, sino sólo aquél que le es confiado bajo el poder del obispo. Es por eso que sólo el obispo ordena al diácono. Sin embargo, es conveniente que los sacerdotes les impongan las manos, a causa del Espíritu común y semejante de su cargo. El sacerdote, en efecto, tiene el poder de recibir el Espíritu, pero no el poder de darlo. De este modo, no instituye a los diáconos. Sin embargo, para la ordenación del Sacerdote, él hace el gesto, en tanto que el obispo ordena.


En relación con los obispos, la Traditio apostólica señala: Que se ordene como obispo aquél que, siendo digno, haya sido elegido por todo el pueblo. Una vez pronunciado su nombre, y aceptado, el pueblo se reunirá, el día domingo, con el Presbiterio y los obispos presentes, quienes, con el consentimiento de todos, le impondrán la mano mientras el Presbiterio se mantiene en quietud. Momentos antes de que el celebrante principal, pronuncie la oración de consagración se recomienda silencio: Que todos guarden silencio, orando en su corazón por el descenso del Espíritu Santo.

Acto seguido, el celebrante principal imponiendo las manos sobre el ordenando debe pronunciar la plegaria de consagración. A este respecto, la Traditio apostólica señala: Después, que uno de los obispos presentes, a pedido de todos, imponiendo la manos sobre aquél que se ordena obispo, ore diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo (2 Corintios capítulo  1 versículo  3), que habitas en lo más alto de los cielos, y miras a aquél que es humilde que conoces todas las cosas antes de que se manifiesten (Daniel capítulo 13 versículo  42), que diste las reglas de tu Iglesia por la palabra de tu gracia, que predestinaste desde el origen la familia de los justos descendientes de Abraham, que instituiste a los jefes y a los sacerdotes, y que no dejaste tu santuario sin servicio; que te complaces desde la creación del mundo en ser glorificado en los que elegiste, que además expandes el poder que viene de ti, el del Espíritu Soberano que diste a tu Hijo bien amado Jesucristo y que él acordó a tus santos apóstoles para que fundaran la Iglesia, en todos los lugares, como tu santuario, para gloria y alabanza incesante de tu nombre. Padre, que conoces los corazones, acuerda a tu servidor, a quien elegiste para el episcopado, que enseñe a tu santo rebaño y que ejerza con respecto a ti el soberano sacerdocio sin reproche, sirviéndote día y noche, que torne sin cesar tu rostro propicio y ofrezca los dones de tu santa Iglesia; que tenga, en virtud del Espíritu del soberano sacerdocio, el poder de perdonar los pecados según tu mandamiento (Juan capítulo  20 versículo  23); que distribuya los cargos siguiendo tu mandato y que libere de todo lazo en virtud del poder que tú le diste a los apóstoles (Mateo capítulo  18 versículo  18); que te agrade por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable para tu Hijo Jesucristo, por quien tiene tu gloria, poder, honor (Padre e Hijo) con el Espíritu Santo en la Santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos. Amén. De esta plegaria de consagración conviene fijarnos en algunos puntos. En primer lugar, se habla de una donación del Espíritu Santo sobre el obispo consagrado de tal modo que se constituye en el sacerdote por excelencia de la comunidad, pues recibe el Espíritu del soberano sacerdocio. De esa forma, es el liturgo y maestro de la Iglesia particular. Por eso, el obispo debe predicar el Evangelio, enseñando así a su rebaño; ofrece el sacrificio, perdona los pecados y distribuye los diversos ministerios. En fin, es el primer responsable en el gobierno y santificación de su grey. En cuanto a la ordenación del presbítero se indica que el obispo debe imponer las manos sobre la cabeza del candidato: Cuando se ordene a un sacerdote, que el obispo imponga la mano sobre su cabeza, y que los otros sacerdotes lo toquen igualmente Inmediatamente después el obispo recita la plegaria: Luego debe expresarse de la misma forma establecida anteriormente para con los obispos, orando y diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, así como un día miraste a tu pueblo ordenando a Moisés elegir a los ancianos a quienes Tú llenaste del Espíritu, mira ahora a tu servidor aquí presente y acuérdate el Espíritu de gracia y de consejo del presbiterio, a fin de que ayude y gobierne a tu pueblo con un corazón puro. Además, Señor, cuidando indefectiblemente de nosotros, acuérdanos el Espíritu de tu gracia, y tórnanos dignos, una vez colmados de este Espíritu, de servirte en la simplicidad del corazón, alabándote por tu Hijo Jesucristo, que tiene tu gloria y tu virtud (Padre e Hijo) con el Espíritu Santo en la Santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos. Amén. De la plegaria de ordenación presbiteral remarcamos que el presbítero está profundamente relacionado con su obispo. En efecto, es el obispo quien lo ordena, y pide que sobre el candidato venga el Espíritu de gracia y de consejo del presbyterium. La referencia a los setenta ancianos que colaboraron con Moisés sugiere que los presbíteros ayudan al obispo en el gobierno de la comunidad cristiana.

No hallo placer en la comida de corrupción ni en los deleites de la presente vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, de la semilla de David; su sangre quiero por bebida, que es amor incorruptible”. Palabras sobre la Eucaristía o Misa empleadas por Ignacio de Antioquía en el siglo I. fue el primero de los Santos PP. En emplear el termino eucaristía.
(31).


ESPIRITUALIDAD DE LA EUCARISTÍA.

La Eucaristía se convierte en la centralidad cultica y celebrativa de la Iglesia y no simplemente en un rito como otro cualquiera de su rica liturgia. La condición de actualidad del sacrificio eucarístico le convierte en vital para los bautizados. Hoy como hace siglos en el pasado no podemos dimensionar la espiritualidad eclesial sin contar con la Eucaristía. A diferencia de otros ritos que fueron ordenanza en la Tradición por la necesidad entendida así por sus autoridades la Cena del Señor es mandato explicito de Cristo en la lectura pospascual de su Evangelio (32). El ministerio ordenado según su naturaleza confecciona este Sacramento (obispo y presbítero) como memorial vivo y vivificante del Señor en medio de sus amigos los bautizados. La dinámica de nuestra Fe explicita sus dones y potencias y con ellos construimos una condición redimida propia de la Gracia actuando en nosotros (33). Las demás acciones litúrgicas son complemento de la Eucaristía y no de otra forma, en esto ultimo nos sujetamos a la Tradición y Magisterio de la Iglesia. Uno de los frutos mas deseados de la Eucaristía es la unión con Cristo y dicha unión solo puede ser producto del amor de Dios revelado en tal misterio. Una relación eucarística esta inundada por la Gracia de Dios. Se trata pus, desde la perspectiva de esta relación de un vínculo que supera las pretensiones del mundo y sus concepciones de bienestar y valor. Una relación de gran actualidad donde cada vez que la recibimos y celebramos entonces nos unimos más profundamente en su novedad y Gracia. Las barreras de los sentidos son reemplazadas por la certeza de la entrega de Cristo y nuestro amor (34). Solo mediante esta relación el creyente comprende la manera como Cristo se manifiesta en su ser redimido. La espiritualidad de nuestra catolicidad tiene su epicentro cultico en la Eucaristía cuya valía es un asunto de intimidad con Cristo en la forma como su Majestad amorosa desea interactuar con nosotros. Lejos estamos pues, de una visión subjetiva sobre los dones presentados en el altar, es más que otra cosa, la aseveración de la presencia intima de Cristo en el bautizado que participa de este sacramento (35). Una identidad de tal grandeza que sola puede transformar toda realidad que toca, no existe eucaristías distintas entre si es solo una forma y vivencia y ella comporta cualidades conocidas por todos que son sus atributos del accionar de la Gracia en nosotros:

·         La Eucaristía es Adoración perfecta del Dios viviente.
·         La Eucaristía es diálogo amoroso con el Dios amoroso.
·         La Eucaristía es fuente de toda Gracia.
·         La Eucaristía es Sanadora.
·         La Eucaristía es Liberadora.
·         La Eucaristía es un acto de Fe en la trascendencia de sus misterios en ella vivenciados.
·         La Eucaristía es un milagro de amor.
·         La Eucaristía es portadora de contenidos escatológicos.
·         La Eucaristía es signo de los nuevos tiempos redimidos.
·         La Eucaristía expresa convenientemente la ministerialidad eclesial a todos sus niveles.
·         La Eucaristía es alimento integral de los bautizados.
·         La Eucaristía es fuente que salta en nosotros a la eternidad.
·         La Eucaristía es signo de los nuevos eones del Espíritu de Dios.
·         La Eucaristía es consuelo y fortaleza para las almas agobiadas o tristes por las dificultades de lo cotidiano.
·         Eucaristía es energía pura.
·         Eucaristía es trato amoroso y familiar con Cristo revelado en la fracción del pan de la misma manera como aconteció con los discípulos camino de Emaús.
·         La Eucaristía es el pan vivo bajado del cielo que en  contiene todo deleite.
·         Sic enim collocatur Eucharistia est panis vivus qui de caelo descendere se omne delectamentum. (36).

FIDELIDAD DEL TEXTO ESCRITURÍSTICO EMPLEADO EN LA LITURGIA DE LA PALABRA DURANTE EL RITO EUCARÍSTICO.

Citábamos en el recuadro a dos columnas la version Latina y la Vulgata, sobre el capítulo 6 de Juan sobre el discurso eucarístico, quedando claro que la Vulgata conserva intacto el contenido de la revelación. Los términos que pusimos en “negrilla” correspondientes a algunos versiculos nos dejan ver tal fidelidad al mensaje que Jerónimo (37) conservó sin detrimento alguno y hoy a pesar de las sucesivas versiones conserva su originalidad. La Eucaristía se asimila culturalmente y sobre tales situaciones que afectan su estructura se mantiene fiel al legado de la Tradición y Magisterio eclesial, es un asunto de la totalidad de la Iglesia y no solo una discusión sobre formas en algunas iglesias locales. La llamada liturgia de la Palabra contiene las enseñanzas del (A.T y N.T) también nosotros lo hemos dividido en años o ciclos (Año A-B-C) aunque ello no implica que las distintas versiones alteren su orden, si podrían alterar la interpretación o percepción a nivel literal de los feligreses  por esta razón la Iglesia Episcopal en su contenido formativo recomendó el empleo de la Versión de Jerusalén como uno de los Textos mas fieles a la Tradición Escrituristica. Los contenidos idiomáticos son en si por la naturaleza cultural e histórica una recreación en términos más o menos aproximados a la realidad puesta en lenguaje y comprensión de este. La Semiótica y la Filología aportan sus esfuerzos en la elaboración conceptual de las palabras de allí que las ideas se expresan mejor cuando la comunicación es óptima.

BIBLIOGRAFÍA/CIBERGRAFÍA/FUENTES.

1        Nota del autor.
2        Justino Mártir nació en Flavia Neápolis (la antigua Siquem y actual Nablus) en Tierra Santa, probablemente hacia el año 114 y murió martirizado en Roma hacia el año 165.
3        Didachè es una palabra griega que significa “enseñanza”, de allí que el título completo de la obra sea “La instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce apóstoles”, o de forma más resumida “Instrucciones de los apóstoles”. Es considerado como uno de los documentos más importantes de la Iglesia primitiva perteneciente al grupo de escritos de los Padres Apostólicos. Aunque la fecha de su composición no se conoce con exactitud algunos autores opinan fue escrito aproximadamente entre los años 50 al 70, otros lo sitúan entre comienzos y mediados del siglo II.
4        Nota del autor.
5        Nota del autor.
6        Nota del autor.
7        Nota del autor.
8        www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Juan › Capítulo 6.
9        Nota del autor.
10    Afirmación axiomática de los Santos PP. Apostólicos.
11    Libro de Oración Común. Impreso en 1989.
12    El término “epíclesis” proviene del griego: Epi = sobre, Kaleo = llamar. La reflexión teológica de la Tradición de la Iglesia ha acuñado este concepto a su terminología teológica con la finalidad de designar la invocación del Espíritu Santo sobre los dones del pan y del vino para que los transforme en el cuerpo y sangre de Cristo. El sustantivo epíclesis no aparece en el Nuevo Testamento, donde sí se encuentra la forma verbal es en algunos pasajes de Hechos de los Apóstoles y en algunas epístolas de san Pablo. Allí se habla de invocar el nombre de Dios o de Cristo.
13    Nota del autor.
14    Nota del autor.
15    había nacido en Antioquía, donde estudió y estableció una amistad duradera con San Juan Crisóstomo; esta amistad le indujo primero a entrar en un monasterio y luego, después de haberlo abandonado muy pronto, a regresar a él. El año 392, cuando llevaba ya nueve años de sacerdote, fue consagrado obispo de Mopsuestia, en Cilicia. Murió el 428, rodeado de gran fama.
16    Nota del autor.
17    Santo Padre de la Iglesia latina, siglo V.
18    Santo Padre de la Iglesia de Oriente.
19    Nota del autor.
20    Nota del autor.
21    En la Biblia, el nombre de David sólo lo ostenta el segundo rey de Israel, el bisnieto de Booz y Rut (Rut 4 18 ss.). Era el más joven de los ocho hijos de Isaí, o Jesé (I Reyes 16 8; cf. I Cro 2 13), un pequeño propietario de la tribu de Judá que habitaba en Belén, dónde nació David. Nuestro conocimiento de la vida y características de David se deriva exclusivamente de las páginas de Sagrada Escritura (ver I R 16; II R 2; I Cro 2, 3 y 10-19; Rut 4 18-22) y los títulos de muchos Salmos. Según la cronología usual, David nació en 1085 y reinó de 1055 a 1015 a.C. Recientes escritores han datado su reinado, deduciéndolo de inscripciones asirias, unos 30 ó 50 años más tarde. Por las limitaciones, no es posible dar más que un esbozo de los eventos de su vida y una simple estimación de sus características y su importancia en la historia del pueblo elegido, como rey, salmista, profeta e imagen del Mesías.
22    Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Β, ο sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.
23    los fariseos. Su nombre, en hebreo perushim, significa «los segregados». Dedicaban su mayor atención a las cuestiones relativas a la observancia de las leyes de pureza ritual incluso fuera del templo. Las normas de pureza sacerdotal, establecidas para el culto, pasaron para ellos a marcar un ideal de vida en todas las acciones de la vida cotidiana, que quedaba así ritualizada y sacralizada. Junto a la Ley escrita (Torah o Pentateuco), fueron recopilando una serie de tradiciones y modos de cumplir las prescripciones de la Ley, a las que se concedía cada vez un mayor aprecio hasta que llegaron a ser recibidas como Torah oral, atribuida también a Dios. Según sus convicciones, esa Torah oral fue entregada junto con la Torah escrita a Moisés en el Sinaí, y por tanto ambas tenían idéntica fuerza vinculante. Los saduceos, por su parte, eran personas de la alta sociedad, miembros de familias sacerdotales, cultos, ricos y aristócratas. De entre ellos habían salido desde el inicio de la ocupación romana los sumos sacerdotes que, en ese momento, eran los representantes judíos ante el poder imperial. Hacían una interpretación muy sobria de la Torah, sin caer en las numerosas cuestiones casuísticas de los fariseos, y por tanto subestimando lo que aquellos consideraban Torah oral. A diferencia de los fariseos no creían en la pervivencia después de la muerte, ni compartían sus esperanzas escatológicas. No gozaban de la popularidad ni el afecto popular del que disfrutaban los fariseos, pero tenían poder religioso y político, por lo que eran muy influyentes.
24    Nota del autor.
25    Hipólito se desconoce el lugar y fecha de su nacimiento, aunque sabemos que fue discípulo de Ireneo de Lyon. Su gran conocimiento de la filosofía y los misterios griegos, su misma psicología, indica que procedía del Oriente. Hacia el año 212 era presbítero en Roma, donde Origenes—durante su viaje a la capital del Imperio—le oyó pronunciar un sermón.
26    Tertuliano nació en Cartago antes del año 160, y se dedicó desde muy joven a la retórica y al derecho. Pasó a Roma, donde parece que ganó reputación como jurista, aunque esto no acabó de satisfacer su temperamento idealista y apasionado. Hacia el año 195 se convirtió al cristianismo, y desplegó una incansable actividad literaria en defensa y explicación de su nueva fe. Sin embargo, ni aun en ella encontraba fácilmente satisfacción aquel africano ardiente a quien toda perfección parecía poca: pronto se dejó atraer por las tendencias más espiritualistas y rigoristas dentro del cristianismo, y finalmente, hacia el año 207, se adhirió abiertamente a la secta herética de Montano, que pretendía ser un cristianismo más purificado por medio de una nueva encarnación del Espíritu de Dios en sus miembros.
27    Cipriano nació hacia el año 200, probablemente en Cartago, de familia rica y culta. Se dedicó en su juventud a la retórica. El disgusto que sentía ante la inmoralidad de los ambientes paganos, contrastado con la pureza de costumbres de los cristianos, le indujo a abrazar el cristianismo hacia el año 246. Poco después, en 248, fue elegido obispo de Cartago. Al arreciar la persecución de Decio, en 250, juzgó mejor retirarse a un lugar apartado, para poder seguir ocupándose de su grey. Algunos juzgaron esta actitud como una huida cobarde, y Cipriano hubo de explicar su conducta (carta 20).
28    Nota del autor.
29    Nota del autor.
30    Nota del autor.
31    cristoeseltema.blogspot.com › 2015/11 › ensayo-importancia-de-la-sa…// cristoeseltema.blogspot.com › 2018/03 › uncion-de-los-enfermos-acti…// cristoeseltema.blogspot.com › 2017/09 › sacerdotes-de-la-nueva-y-de…
32    Nota del autor.
33    Nota del autor.
34    Nota del autor.
35    Nota del autor.
36    Nota del autor.
37    Jerónimo, uno de los cuatro grandes latinos vivió en Jerusalen en el siglo V, amigo personal de Agustín de Hipona. 
*** Los Textos de las Sagradas Escrituras citados en el presente ensayo fueron tomados de la www.bibliatodo.com › la-biblia › version › Biblia-de-Jerusalen.


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