EUCARISTÍA Y
COTIDIANIDAD EN LA VIDA DE LOS BAUTIZADOS.
• Sic enim collocatur Eucharistia est panis vivus
qui de caelo descendere se omne delectamentum. O también en castellano: • La Eucaristía es el pan vivo bajado del
cielo que en si contiene todo deleite.
|
RESUMEN.
El Signo Fraterno
supera la estética de nuestras definiciones espirituales porque atiende a la conformación de las
voluntades que acceden a sus dones
precipitando la definición de don y signo fraterno (1) que los
PP. Apostólicos nos enseñaron, para Justino (2) y antes en los
escritos apostólicos de la Didajé (3) queda de manifiesto el
carácter de acción de gracias de la Eucaristía que toma del sustantivo eujaristia
su significación que de la
mano del Kerigma paulino (4) asume que la Cena
del Señor es la materialización del signo comunión, dado que el apóstol
de los gentiles centra la Eucaristía en la acción de gracias total y totalizante, es decir, nada
queda fuera de ella lo que se asemeja con una fuerza cósmica que parte de Dios
y regresa a Dios, solo así tiene sentido
y es aceptada por Dios como ofrenda saludable y fuente de Gracia, de lo
contrario la Eucaristía “Fabricaría” Gracia y recordemos que esta es
Increada, Pablo ve en el Signo-Comunión una
verdadera y diáfana aproximación a la definitiva escatología de la humanidad y
del bautizado, asistir a la Eucaristía y sustraerse de la comunión es hacerlo
del testamento de la Gracia
heredada por cada bautizado, es no tener conciencia sobre la implicación
de recibir el don de dones espléndido que en su naturaleza posee la información
de la salvación escrita en cada partícula que compone la confección del rito sacramental, sería como levantarnos
y no percibir la luz o el calor del sol, sería quedarnos sin noción sobre la Vestigia de Dios en su obra y particularmente en
nosotros, Pablo ve en la
presentación del pan y el vino más que la superación y separación
de un componente biológico-químico
(5) la unidad indisoluble de la Gracia
con la salvación, de esta apreciación surgen sus cuestionamientos para quienes asisten por
asistir a la Cena del Señor.
Si retomamos el Kerigma vemos que confluye en la identidad esencial del bautizado, en la vida de la Gracia, es ratificar que la Muerte y
Resurrección de Cristo es siempre Actual (6) lo que implica para nosotros que la
Eucaristía no termina nunca, que la sacamos del templo y la llevamos implícita
en nosotros y en nuestras acciones como perenne signo de comunión, de este
principio parte mi aseveración: “La definición latina de Misa dice que el rito terminó, impropio sin duda
pero Eucaristía como acción de gracias, vive su acción atemporal o perenne, es decir,
no termina, la llevamos a nuestra cotidianidad” (7).
Versión Biblia de Jerusalén.
|
Versión Vulgata Latina.
|
31. "Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» 32. Jesús les
respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan
del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33. porque el
pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34. Entonces le
dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35. Les dijo Jesús: «Yo
soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en
mí, no tendrá nunca sed. 36. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no
creéis. 37. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera; 38. porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me ha enviado. 39. Y esta es la voluntad del que me ha
enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el
último día. 40. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea
al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
41. Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha
bajado del cielo.» 42. Y decían: «¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre
y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: ¿He bajado del cielo?» 43. Jesús
les respondió: «No murmuréis entre vosotros. 44. «Nadie puede venir a mí, si
el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45.
Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que
escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46. No es que alguien haya visto al
Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 47. En
verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48. Yo soy el pan
de la vida. 49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
50. este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51.Yo
soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
52. Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer
su carne?» 53. Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la
carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le
resucitaré el último día. 55. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre
verdadera bebida. 56. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí,
y yo en él. 57. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por
el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58. Este es el pan bajado
del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma
este pan vivirá para siempre.» 59. Esto lo dijo enseñando en la sinagoga,
en Cafarnaúm.
|
"patres
nostri manna manducaverunt in deserto sicut scriptum est panem de cælo dedit
eis manducare"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis non Moses
dedit vobis panem de cælo sed Pater meus dat vobis panem de cælo verum"
"panis enim Dei est qui descendit de cælo et
dat vitam mundo"
"dixerunt
ergo ad eum Domine semper da nobis panem hunc"
"dixit
autem eis Jesus ego sum panis vitæ qui veniet ad me non esuriet et qui credit
in me non sitiet umquam"
"sed dixi vobis quia et vidistis me et non
creditis"
"omne quod
dat mihi Pater ad me veniet et eum qui venit ad me non eiciam foras"
"quia
descendi de cælo non ut faciam voluntatem meam sed voluntatem ejus qui misit
me"
"hæc est
autem voluntas ejus qui misit me Patris ut omne quod dedit mihi non perdam ex
eo sed resuscitem illum novissimo die"
"murmurabant ergo Judæi de illo quia dixisset
ego sum panis qui de cælo descendi"
"et dicebant nonne hic est Jesus filius Joseph
cujus nos novimus patrem et matrem quomodo ergo dicit hic quia de cælo descendi"
"respondit
ergo Jesus et dixit eis nolite murmurare in invicem"
"nemo
potest venire ad me nisi Pater qui misit me traxerit eum et ego resuscitabo
eum novissimo die"
"est
scriptum in prophetis et erunt omnes docibiles Dei omnis qui audivit a Patre
et didicit venit ad me"
"non quia
Patrem vidit quisquam nisi is qui est a Deo hic vidit Patrem"
"amen dico
vobis qui credit in me habet vitam æternam"
"ego sum
panis vitæ"
"patres
vestri manducaverunt in deserto manna et mortui sunt"
"hic est panis de cælo descendens ut si quis ex
ipso manducaverit non moriatur"
"ego sum panis vivus qui de cælo descendi"
"sí quis manducaverit ex hoc pane vivet in
æternum et panis quem ego dabo caro mea est pro mundi vita"
"litigabant ergo Judæi ad invicem dicentes quomodo
potest hic nobis carnem suam dare ad manducandum"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis nisi
manducaveritis carnem Filii hominis et biberitis ejus sanguinem non habetis
vitam in vobis"
"qui
manducat meam carnem et bibit meum sanguinem habet vitam æternam et ego
resuscitabo eum in novissimo die"
"caro enim
mea vere est cibus et sanguis meus vere est potus"
"qui
manducat meam carnem et bibit meum sanguinem in me manet et ego in illo"
"sicut
misit me vivens Pater et ego vivo propter Patrem et qui manducat me et ipse
vivet propter me"
"hic est
panis qui de cælo descendit non sicut manducaverunt patres vestri manna et
mortui sunt qui manducat hunc panem vivet in æternum"
"hæc dixit
in synagoga docens in Capharnaum".
(8).
|
EUCARISTÍA…………………………IGLESIA…………………SOMA
O CUERPO DEL SEÑOR…………………. A nivel de Simbología eficaz……………………………………CUERPO
DE CRISTO Vs PLEROMA………………………………IGLESIA………ESPOSA (Efesios capítulo 5
versiculos 25-27). (9).
ALGUNAS
CONSIDERACIONES.
La Patrística
regala esta consideración: La Iglesia es el único Altar (10) … La
plegaria eucarística (A)
solo para ilustrar el argumento del Signo-Comunión en nuestra
Liturgia: En la (Pagina 285 y 286) de nuestro Libro de Oración Común (L.O.C)
(11) el acto que introduce las especies en el rito Consacratorio deja proseguir
a un estadio de asimilación espiritual
del rito que no solo invoca el Espíritu
Santo (Epiklesis) (12) sobre los dones del “Banquete”
(13) sino también sobre el bautizado
como indicando la esencial integración del bautizado al Signo-Comunión
(14) antes descrito: “Santifícanos
también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos
perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero llévanos con
todos tus santos al gozo de tu reino eterno”. Estamos bajo la guía de la
Tradición de nuestra catolicidad, para ilustrar nuestra afirmación miremos las
palabras de Teodoro de Mopsuestia (15) en su Anáfora,
donde como nosotros señala los efectos del Espíritu Santo sobre los dones eucarísticos
y el bautizado: “Para que todos juntos seamos hechos unánimes por un mismo
vínculo de caridad y paz”. La Anáfora anterior retrata con exactitud el
sentir de la Liturgia en la época de los Santos PP. y como es de capital
importancia la fusión espiritual establecida entre los bautizados y la intencionalidad
en el momento de la Epiklesis dando a entender que es imprescindible tal
relación para generar unidad e identidad en el sacramento y sus destinatarios,
lo que produce paz y caridad en la vida del creyente y su círculo o entorno somático
(Ejes relacionales) (16).
Agustín (17) fue
el Padre de la Iglesia Latina que más profundizó sobre el título de esta
reflexión y plasma bellamente esta intención en sus palabras: “¿Qué ves
sobre el Altar? El pan y el cáliz, pero por la ilustración de vuestra fe, os
decimos que ese pan es su Cuerpo y el cáliz es su Sangre, y si deseas
comprenderlo, escucha al Apóstol que dice: Vosotros sois cuerpo de Cristo, así
es, sois el Cuerpo de Cristo y sus miembros lo que está sobre el Altar es el
símbolo de vosotros mismos”. La Fe se expresa en el símbolo eucarístico
de una forma determinada y en esa forma el signo fraterno es la potencia de su
Gracia, dicho así estamos indicando que la presencia de Cristo pasa también por
la relación de los bautizados que reciben sus dones de una forma espiritual y “cubierta”
pero que se hace real en la praxis de la cotidianidad, ¿Qué sentido tiene
hablar de Eucaristía sin transformación personal y eclesial? (18) es
como ir al médico y luego tirar la receta y sus recomendaciones, la Gracia opera
y nosotros somos el escenario de sus operaciones, somos los destinatarios de
tales dones. También los Santos PP. Griegos se dejaron escuchar sobre el
vínculo y la figura eucarística, que sobrepasa la consideración cultica para
instalarse en el centro de la vida de la Iglesia, donde la actualidad de la
Eucaristía es consecuencia del misterio en ella celebrado y vivido, es pues, la
manifestación de la Gracia en la realidad que busca transformar, una misma pero
compuesta de muy variados elementos: “Muchos vínculos nos unen entre sí
pero solo una mesa se prepara delante de nosotros” (Juan
Crisóstomo) (18) la mesa es sinónimo del Ágape que reúne
a los bautizados y que sin abandonar la cotidianidad comparten lo consagrado en
el rito, donde brota la unidad de un mismo “Sentir y vivir” de
una misma aprehensión de la realidad donde la diversidad de componentes no
fabrican por decirlo así, otras realidades a la conceptuada desde la
acción cultica de la Iglesia, en esa
misma dirección encontramos a Cirilo de Alejandría, quien ve en
la comunión la “Realización de la Comunión Trinitaria entre nosotros, en
la misma dimensión de la Eclesial”
indicándonos que su profundidad es tal que al comulgar nos unimos al
Dios revelado incluso más plenamente que en el (A.T) cuando asistía al
pueblo en el desierto, ya no solo vemos sus manifestaciones sino que lo recibimos en nuestros corazones. Miremos
una serie de conceptos sobre la Eucaristía en la Iglesia y en nuestras vidas:
La Eucaristía hace Iglesia y la Iglesia Eucaristía.
|
La Eucaristía revela el ser eclesial como tal y en
cuanto tal.
|
La Eucaristía es fuente y principio de Gracia.
|
La fracción del pan es alimento del alma.
|
Oración y sacrificio.
|
La Maternidad de la Iglesia tiene su culmen en la
Eucaristía, vive y se realiza en ella.
|
La centralidad de nuestra espiritualidad es la Cena
del Señor.
|
El Altar nos representa en nuestra dimensión de Fe,
al constituirnos en uno con Cristo.
|
Los bautizados y solo ellos participan de esta Cena
del Señor.
|
Pan de vida que en si contiene todo deleite.
|
Expresa el sentir de la Iglesia y su Tradición.
|
Presencia amorosa del misterio de la SS. Trinidad.
|
Eucaristía pasión incruenta del redentor.
|
La Madre Iglesia es el único Altar (PP.
Apostólicos).
|
Milagro de Amor.
|
Cristo Pan vivo bajado del Cielo (Juan capítulo 6).
|
Adelanto de nuestra Escatología.
|
Eucaristía Comensalía de Gracia.
|
Eucaristía instituida personalmente por el Salvador.
|
Eucaristía… signo y símbolo de la Gracia.
|
Eucaristía… Es figura de la comunión de Personas en
la SS. Trinidad (Cirilo de Alejandría).
|
Realidad espiritual aprehensible desde la Fe.
|
Signo-Sacramento.
|
Signo-Comunión.
|
Signo-Fraterno
|
Acción de Gracias.
|
(19).
|
SIMBOLOGÍA EFICAZ
(PAN Y VINO).
Los componentes materiales de la celebración eucarística
son básicos en la cultura judía en tiempos de Jesús, son alimentos que evocan
la conexión del pueblo con su historia y anhelos de liberación, como olvidar
que llevaban 300 años de dominación cultural, geográfico, económico, militar,
entre otros, (20). Lo que produjo el radicalismo entre algunos que añoraban el reinado
de David (21) y la cercanía de un verdadero israelita como Esdras,
(22) estos grupos tan radicales fueron “enfrentados” por el Salvador (Fariseos
y Saduceos) (23) no es sencillo suponer que existía uniformidad
cultural en Israel, ellos mismos eran blanco de todo tipo de estilos de vida y
creencias extranjeras. Pero Jesús busca
en su simbología las especies muy conocidas y básicas en la alimentación de un israelita
(pan y vino) es pues bien eficaz estos elementos y asociados
inmediatamente con la liberación de épocas mosaicas, Jesús ve el impacto y
significación de este alimento ritual
que configura perfectamente la calidad de ofrenda y sacrificio y
determina la Comensalía trascendente donde la caridad es la fuente y emanación de
toda su simbología, el lenguaje de Pablo
expresa “Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre” (1 Corintios capítulo 11 versiculos 22 y ss)
mientras que por la aproximación lingüística del hebreo pudo el redentor
expresar con categoría de mandato “Tomen esto soy Yo” al no
existir intermediario en la salvación y en la Gracia, el Hiponense
parece intuir su profunda significación cuando
exclama: “En la última cena el Salvador se tomó así mismo entre
sus manos”, el tomarse es un paralelismo con el darse y tal acción es sacrificio
pero sobre todo entrega amorosa. Mirando el evangelio de Juan se
percibe la centralidad de la Eucaristía cuando Jesús habla del fruto (La
Vid y los Sarmientos) pero en una marca excelsa del ser eclesial que ve
la Majestad de Cristo en el ejercicio esencial de su sacerdocio total y totalizante,
en el discurso Joanico, el más extenso (Juan capítulos 13-17)
que culmina precisamente con el llamado signo-fraterno de la oración
de Jesús por sus amigos los bautizados (en potencia). Es un modelo que
expresa la realidad escatológica de su sacrificio gobernado por amor, pero no
una mera alusión nominal sino formal, llamada entrega.
SOBRE EL
SACERDOCIO EN EL ÁMBITO ECLESIAL.
La Iglesia desde sus
inicios deja ver la importancia de la permanencia en la tradición que se
convierte en su fundamento. El dato más antiguo lo constituye el evangelio de Marcos
quien siempre presenta al Señor unido a los apóstoles y estos en relación
directa con Jesús. Es pues un signo de comunión. Tal comunión se define como el
punto de partida en la futura instrucción ministerial que la Iglesia moldeará y
con el paso de los siglos llamará debida ciencia para referirse a la formación
académica de los futuros clérigos o ministros ordenados. El ministerio ordenado
fue explicitado para dar respuesta al crecimiento y propagación de la Iglesia, Pablo
da ejemplo de esta estrategia al dejar en cada comunidad o ciudad un encargado
de la predicación y Cena del Señor (nombre inicial de la Eucaristía) de
esta forma el ministerio se fue consolidando en la Iglesia evolucionando a una
institución ministerial. Pablo reconoce y observa la imperfección
de algunos líderes religiosos que estaban en tránsito del judaísmo al
cristianismo por lo que sin duda muchos rabinos fueron maestros de los primeros
cristianos (Tito capítulo 1 versículos 1-16). Pablo nos deja ver lo que se
constituye en su praxis misionera. El apóstol establece las bases de la
doctrina y deja a otras personas la organización ministerial de la comunidad
cristiana. Tomaremos como texto guía el (versículo 5) “El motivo de
haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y
establecieras presbíteros en cada ciudad como yo te ordené”. Luego Pablo direcciona a los
candidatos según la directriz necesaria para salvaguardar la vida de la
Iglesia. Es también de resaltar que era al parecer una práctica habitual en
Israel en épocas anteriores, que desde una figura en potencia de un futuro
ministerio eclesial bien valdría su aporte y raíz: “Yahveh respondió a
Moisés, reúne setenta ancianos de Israel, de los que sabes que son ancianos y
escribas del pueblo. Llévalos a la
Tienda del Encuentro y que estén allí contigo. Yo bajaré a hablar contigo y
tomaré parte del Espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven
contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo” (Números
capítulo 11 versículos 16-17) o también (Ezequiel capítulo 8 versículo
11). Y en el N.T encontramos señalamientos sobre los Presbíteros en
(Hechos de los Apóstoles capítulo 11 versículo 30). Y el Texto clave de
la instauración de los siete (Hechos de los Apóstoles capítulo 6
versiculo1 y ss) donde queda clara la función de los Apóstoles en la
liturgia primitiva:
* Dirigir las reuniones de la asamblea.
* Las oraciones en
la Liturgia.
* La instrucción
catequética y la Palabra.
Al interior de las
comunidades primitivas donde ejercían el ministerio los apóstoles surgen una
serie de posturas que beneficiaron la misión de la Iglesia. Esta misión se
enmarca en la presencia de comunidades judías que habían tenido alguna
formación griega y su pensamiento menos conservador los dispuso para dar la
fuerza necesaria a la Iglesia en su expansión. Recordemos que confluían judíos
que conservaban el arameo y el hebreo y se sumaron los que provenían de Roma y
Grecia (helenistas), (24). este choque multicultural favoreció
ampliamente la concepción de Jesús como el Hijo de Dios y el crecimiento ad-extra
de la Iglesia. Sobre los ministerios es bueno tener presente que son en
síntesis fruto de la evolución pastoral y organizacional de la Iglesia, ejemplo
de ello es lo que deja entrever el Apóstol Pablo sobre las
funciones de estos. Para el Apóstol, la Iglesia no sólo pertenece a Cristo,
sino que en cierto modo se identifica con Él. En efecto, los miembros de la
Iglesia son también como los miembros de Cristo mismo, que extienden su
presencia personal en el mundo y reciben los diversos carismas, que han de
contribuir a la edificación de una comunidad eclesial y a formar un sólo
Cuerpo, un sólo Espíritu, según la vocación a la que han sido llamados (confrontar.
Efesios capítulo 4 versículos 3-4). Pablo utiliza también la metáfora
de la Iglesia como esposa de Cristo, indicando así la íntima relación de
comunión y amor entre ambos. De este modo, la experiencia y la doctrina
de Pablo es una constante invitación a toda la Iglesia para que
sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo y el cauce
propicio para que todos lleguen a Él. Hoy sabemos con toda seguridad que el
Nuevo Testamento evita cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las
comunidades cristianas. Y en general se evita el vocabulario sacro para
designar a los ministros. Es decir, no se trata meramente de un argumento de
silencio, en el sentido de que el Nuevo Testamento no habla de sacerdotes como
dirigentes en la Iglesia. Se trata, sobre todo de que los autores del Nuevo
Testamento evitan cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las
comunidades. Esta situación se mantiene así durante todo el siglo segundo (II).
Hasta que en el siglo tercero Hipólito (25), en la Tradición
Apostólica, Tertuliano (26) y sobre todo Cipriano (27), en 147
textos, utilizan la palabra sacerdote para referirse a los ministros de la
Iglesia. A partir de entonces, esta designación se generaliza. El ministerio en
la vida de la Iglesia se oponía desde sus inicios a la condición de la
esclavitud que reinaba en su época y precisamente cuando se institucionaliza el
servicio de los siete es una respuesta a la condición de necesidad que la
pobreza y marginación generaban en la sociedad del ámbito de la Iglesia
primitiva.
La razón profunda de este
planteamiento está en lo que, de hecho, fue el sacerdocio de Cristo la puerta
de entrada a la caridad como componente vivo de la ministerialidad, Cristo no vino para ser servido, sino para servir y
dar su vida (Marcos capítulo 10 versículo 44; Mateo capítulo 20 versículo 27).
Esto quiere decir, según la carta a los hebreos, que el sacerdocio de
Cristo no fue ritual, sino existencial. Es decir, lo que Cristo ofreció no fue
una ceremonia ritual dignificante, sino el fracaso y la muerte de un
subversivo, que desestabilizó la religión y el sistema establecido. Por eso, el
sacrificio cultual de los cristianos es la misma existencia de Cristo que se
refleja en los ámbitos de nuestra justicia la misma que se constituye en base
de lo social, consideremos algunos apartes de la carta a los Hebreos ( 2, 14; 5, 7-8; 7, 27; 9, 9-14; 10, 5-9;
12, 2) de tal manera que el mismo Cristo es la nueva víctima sin mancha que
sustituye a todas las demás ofrendas (4, 14; 9, 14; 10, 6-7) y la
oblación cultual del cristianismo es, ni más ni menos, el sufrimiento de Jesús
(2, 18; 5, 9) que es el único
mediador. Por consiguiente, en la Iglesia, no hay más dignidad
ni más honor sacerdotal que el que consiste en el servicio, en la entrega de la
propia vida y en el fracaso de un ajusticiado (bajo la concepción injusta y
amañada de un proceso falso y alterado a más no poder) En esto consiste el
sacerdocio de Cristo. Un sacerdocio que evolucionó bajo la potestad de la Iglesia
y las condiciones del nuevo “camino” estamos asumiendo con absoluta
claridad que el ministerio ordenado en su génesis se remonta a la imposición de
manos y a la unción en algunos medios eclesiales y que la fuerza del rito se
establece en las palabras de su consagración y reconocimiento tanto de su
naturaleza como de sus funciones (Forma). El diaconado es un
ministerio ordenado según la tradición y en cuanto a su naturaleza temporal (transito
al presbiterado) (28) aduce la formación y necesidad de discernimiento sin
que con ello implique que su condición se pierda si el diacono no es ordenado.
En cuanto al servicio y su relación con la vocación, el Diaconado en
vocación o permanente es la respuesta de la Iglesia a sus
necesidades perviviendo entre nosotros un modelo eminentemente litúrgico que no
se compadece de la realidad ministerial. El diácono posee por definición una
función ministerial que lo convierte en puente o vinculo del presbítero y el obispo
con la asamblea. La disciplina canónica recoge el ánimo de la Iglesia y lo
potencia convirtiéndolo en servicio, es este el caso situacional del ministerio
ordenado en cuanto a su naturaleza de servir con amor. La naturaleza no choca
según sea la expresión ministerial por el contrario se convierte en un referente
de su propia singularidad (29). La singularidad de cada función eclesial hace
único e irrepetible al ministerio ordenado. Estamos enfocados en su importancia
para la vida de una institución que, aunque se diga muchas veces otra cosa es
eminentemente ministerial y el laico como tal es fundamental pero lo
ministerial está en nuestra esencia y solo quien ha sido ordenado será idóneo
para su desempeño. Las iglesias históricas como la nuestra, brota de la
catolicidad y con su presencia está establecida la necesaria correlación
ministerial. No somos fundamento de eclesiología distinta a la conocida en la
época apostólica de donde tomamos el ser y lo explicitamos bajo la guía del
Espíritu de Dios (30).
Miremos en el siguiente
cuadro las impresiones de algunos de los Santos PP. de la Iglesia sobre el
ministerio ordenado y el servicio en la liturgia:
AGUSTÍN DE HIPONA… No escribió un
tratado sobre el ministerio ordenado, pero podemos hacer mención de algunas
referencias al respecto. El Hiponense se refiere al ministerio ordenado con
el nombre de Sacramento del Orden y define su forma a partir de la imposición
de manos por parte del obispo “Manus ordinationis imponere” La
definición es clara y alude a la tradición. El triple ministerio ordenado llega
por la imposición de las manos del obispo y de los presbíteros cuando se
trata de la ordenación de uno de estos menos del diacono y el obispo. La vida
del sacerdote debe estar movida por la Caridad. Como aporte es el primer
teólogo que trata el tema del sacerdocio en la teología occidental con
referencia clara a su universalidad que emana de su carácter… Según el
Hiponense el sacerdocio al ser recibido por la imposición de manos del obispo
es válido y no importa si no se refiere a la virtud de su condición en la
Iglesia, es decir, sino está el obispo en comunión con la Iglesia (romana) el
ministerio que imparte es válido porque no se refiere a la virtud sino al
carácter. Que interesante que los que contradicen por ignorancia el
ministerio ordenado en nuestra Iglesia lean al Hiponense, el pensamiento de
un hombre que vivió hace 1500 años.
Para el Hiponense Cristo es Sacerdote y Mediador: Unicum
sacrificium mediatoris veri sacerdotis. Necesarius erat mediator, hoc est
reconciliator… Agustín une el sacerdocio con el sacrificio de Cristo y es
por demás el primero de los PP. de la Iglesia en hablar de la espiritualidad
sacerdotal unida a la Cruz. Es el sacrificio del sacerdote un signo de la
presencia de la Gracia en su vida y ministerio. Es el primero en orar y en
atender a sus feligreses. Sin sacrificio no existe reconciliación alguna.
También sobre la vocación ministerial deja claro que la existencia del
Sacramento del Orden como él lo llama se une a la espiritualidad del
resucitado en todos los ámbitos de la Iglesia. Miremos la sentencia latina: Pro
nobis tibi sacerdos et sacrificium et ideo sacerdos, quia sacrificarum si
nullum sacrificium est nullum sacerdos o si lo preferimos en
español Sacrificaremos por ti, un sacerdote y un cura para el sacrificio
si no hay sacrificio de cualquier sacerdote. Es audaz su declaración,
pero deja claro que la función del Presbítero es el sacrificio incruento de
la eucaristía. Es pues la celebración eucarística una de las
responsabilidades de mayor importancia en la vida del sacerdote y debe
celebrarla con amor y absoluta entrega. “Si vosotros mismos sois Cuerpo y
miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa del Señor;
y recibís este sacramento vuestro. Respondéis “Amén” a lo que recibís,
con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir “el Cuerpo de Cristo”,
y respondes “amén”. Por lo tanto, se tú verdadero miembro de Cristo
para que tu “amén” sea también verdadero”.
TERTULIANO… aporta una serie de términos
técnicos para designar a los ministros sagrados. No se sabe a ciencia cierta
si Tertuliano fue sacerdote; sin embargo, dada su formación jurídica, habla
de tres términos: ordo (orden), plebs (pueblo) y clerus
(clero). El término ordo se usaba en el derecho romano para hablar de
un conjunto de personas cualificadas y Tertuliano lo contrapone a plebs, que
viene a ser el pueblo sin más, es decir quienes no son ministros sagrados. De
esta manera, Tertuliano distingue el ordo sacerdotalis —que viene a
ser la jerarquía, pues se refiere de modo directo a los ministros sagrados
— del pueblo integrado por aquellos que hoy llamamos laicos. En cuanto al
término clerus, Tertuliano lo refiere al Obispo de manera directa pero
también lo hace extensivo a los presbíteros y diáconos.
|
JUSTINO MÁRTIR…Uno de los
primeros apologistas cristianos. Aquí le ofrezco unas selecciones de su carta
al emperador Antonino Pío.
“El día que se llama día del sol tiene lugar la
reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el
campo. Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas.
Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y
exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos y oramos
por nosotros… y por todos los demás dondequiera que estén, a fin de que
seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones, y seamos fieles a
los mandamientos para alcanzar la salvación eterna… Luego se lleva al que
preside el pan y una copa con vino y agua mezclados. El que preside los toma
y eleva alabanzas y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y
del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque hayamos sido juzgados
dignos de estos dones… Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y
el pueblo ha respondido amén, los que entre nosotros se llaman diáconos
distribuyen a todos los que están presentes el pan y el vino “eucaristizados”.
A nadie le es
lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que
enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los
pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó. Porque no
tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria,
sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa
de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento
sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de
Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es
precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó”
POLICARPO DE ESMIRNA… Policarpo de Esmirna en su Carta a
los filipenses habla con claridad de la jerarquía eclesiástica. Ésta es
presentada de manera colegial. Específicamente, Policarpo habla de los presbíteros
presbuteroi que presiden la comunidad. Además, junto a ellos, señala la
presencia de los diáconos diakonoi. Son muy hermosas las
recomendaciones que el santo mártir da a los presbíteros de la Iglesia de
Filipos: Más también los ancianos presbuteroi han de tener entrañas de
misericordia, compasivos para con todos, tratando de traer a buen camino lo
extraviado, visitando a todos los enfermos; no descuidandose de atender a la
viuda, al huérfano y al pobre; atendiendo siempre al bien, tanto delante de
Dios como de los hombres, muy ajenos de toda ira, de toda acepción de
personas y juicio injusto, lejos de todo amor al dinero, no creyendo
demasiado aprisa la acusación contra nadie, no severos en sus juicios,
sabiendo que todos somos deudores de pecado .
Los presbíteros forman un colegio. En las cartas de Ignacio
de Antioquía aparecen los presbíteros como un colegio alrededor del obispo.
Asimismo, remarca que los presbíteros están llamados a vivir estrechamente
unidos a su obispo formando una sola sinfonía con él. La unidad que los
presbíteros deben de tener con su obispo es comparada con la unión que existe
entre las cuerdas y la lira. A este respecto, afirma el santo mártir: Os
conviene correr a una sola con el sentir de vuestro obispo, que es,
justamente lo que ya hacéis. En efecto, vuestro colegio de ancianos, digno
del nombre que lleva, digno, otro sí, de Dios, así está armoniosamente
concertado con su obispo como las cuerdas con la lira
IGNACIO DE ANTIOQUÍA. Los diáconos
son imágenes de Cristo-siervo. Ignacio presenta al diácono como imagen
de Cristo en cuanto que actualiza el servicio del Señor en la comunidad
cristiana. Son los diáconos los que recuerdan que el cristiano, como Cristo,
vino a servir y no a ser servido.
Ignacio exhorta a respetar a los diáconos, y, al mismo tiempo, les
enseña la importancia de la jerarquía como signo de la verdadera Iglesia:
“Todos habéis también de respetar a los diáconos como a Jesucristo. Lo mismo
digo del Obispo que es figura del Padre, y de los ancianos (presbíteros) que
representan al senado de Dios y la alianza o colegio de los Apóstoles”.
Quitaos estos no hay nombre de Iglesia.
|
HIPÓLITO DE ROMA… En cuanto a la
ordenación de los diáconos se indica con claridad que éste no es ordenado
para ejercer el sacerdocio sino para servir al obispo. Además, es el obispo
quien lo ordena, aunque en la ceremonia es conveniente que los presbíteros le
impongan las manos. A este respecto leemos: Cuando se instituye un diácono,
sólo el obispo le impone las manos, porque él no está ordenado para el
sacerdocio, sino al servicio del obispo y para hacer lo que éste le indique.
En efecto, él no forma parte del consejo del clero, sino administra y señala
al obispo lo que es necesario.
No recibe el Espíritu común del presbiterio, del que
participan los sacerdotes, sino sólo aquél que le es confiado bajo el poder
del obispo. Es por eso que sólo el obispo ordena al diácono. Sin embargo, es
conveniente que los sacerdotes les impongan las manos, a causa del Espíritu
común y semejante de su cargo. El sacerdote, en efecto, tiene el poder de
recibir el Espíritu, pero no el poder de darlo. De este modo, no instituye a
los diáconos. Sin embargo, para la ordenación del Sacerdote, él hace el gesto,
en tanto que el obispo ordena.
En relación con los obispos, la Traditio
apostólica señala: Que se ordene como obispo aquél que, siendo digno,
haya sido elegido por todo el pueblo. Una vez pronunciado su nombre, y
aceptado, el pueblo se reunirá, el día domingo, con el Presbiterio y los
obispos presentes, quienes, con el consentimiento de todos, le impondrán la
mano mientras el Presbiterio se mantiene en quietud. Momentos antes de que el
celebrante principal, pronuncie la oración de consagración se recomienda
silencio: Que todos guarden silencio, orando en su corazón por el descenso
del Espíritu Santo.
Acto seguido, el celebrante principal imponiendo las
manos sobre el ordenando debe pronunciar la plegaria de consagración. A este
respecto, la Traditio apostólica señala: Después, que uno de los
obispos presentes, a pedido de todos, imponiendo la manos sobre aquél que se
ordena obispo, ore diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre
de misericordia y Dios de todo consuelo (2 Corintios capítulo 1 versículo
3), que habitas en lo más alto de los cielos, y miras a aquél que es
humilde que conoces todas las cosas antes de que se manifiesten (Daniel
capítulo 13 versículo 42), que diste
las reglas de tu Iglesia por la palabra de tu gracia, que predestinaste desde
el origen la familia de los justos descendientes de Abraham, que instituiste
a los jefes y a los sacerdotes, y que no dejaste tu santuario sin servicio;
que te complaces desde la creación del mundo en ser glorificado en los que
elegiste, que además expandes el poder que viene de ti, el del Espíritu
Soberano que diste a tu Hijo bien amado Jesucristo y que él acordó a tus
santos apóstoles para que fundaran la Iglesia, en todos los lugares, como tu
santuario, para gloria y alabanza incesante de tu nombre. Padre, que conoces
los corazones, acuerda a tu servidor, a quien elegiste para el episcopado,
que enseñe a tu santo rebaño y que ejerza con respecto a ti el soberano
sacerdocio sin reproche, sirviéndote día y noche, que torne sin cesar tu
rostro propicio y ofrezca los dones de tu santa Iglesia; que tenga, en virtud
del Espíritu del soberano sacerdocio, el poder de perdonar los pecados según
tu mandamiento (Juan capítulo 20
versículo 23); que distribuya los
cargos siguiendo tu mandato y que libere de todo lazo en virtud del poder que
tú le diste a los apóstoles (Mateo capítulo
18 versículo 18); que te agrade
por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable para tu
Hijo Jesucristo, por quien tiene tu gloria, poder, honor (Padre e Hijo) con
el Espíritu Santo en la Santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén. De esta plegaria de consagración conviene fijarnos en algunos puntos.
En primer lugar, se habla de una donación del Espíritu Santo sobre el obispo
consagrado de tal modo que se constituye en el sacerdote por excelencia de la
comunidad, pues recibe el Espíritu del soberano sacerdocio. De esa forma, es
el liturgo y maestro de la Iglesia particular. Por eso, el obispo debe
predicar el Evangelio, enseñando así a su rebaño; ofrece el sacrificio,
perdona los pecados y distribuye los diversos ministerios. En fin, es el
primer responsable en el gobierno y santificación de su grey. En cuanto a la
ordenación del presbítero se indica que el obispo debe imponer las manos
sobre la cabeza del candidato: Cuando se ordene a un sacerdote, que el obispo
imponga la mano sobre su cabeza, y que los otros sacerdotes lo toquen
igualmente Inmediatamente después el obispo recita la plegaria: Luego debe
expresarse de la misma forma establecida anteriormente para con los obispos,
orando y diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, así como un día
miraste a tu pueblo ordenando a Moisés elegir a los ancianos a quienes Tú
llenaste del Espíritu, mira ahora a tu servidor aquí presente y acuérdate el
Espíritu de gracia y de consejo del presbiterio, a fin de que ayude y
gobierne a tu pueblo con un corazón puro. Además, Señor, cuidando
indefectiblemente de nosotros, acuérdanos el Espíritu de tu gracia, y
tórnanos dignos, una vez colmados de este Espíritu, de servirte en la
simplicidad del corazón, alabándote por tu Hijo Jesucristo, que tiene tu
gloria y tu virtud (Padre e Hijo) con el Espíritu Santo en la Santa Iglesia,
ahora y por los siglos de los siglos. Amén. De la plegaria de ordenación
presbiteral remarcamos que el presbítero está profundamente relacionado con
su obispo. En efecto, es el obispo quien lo ordena, y pide que sobre el
candidato venga el Espíritu de gracia y de consejo del presbyterium.
La referencia a los setenta ancianos que colaboraron con Moisés sugiere que
los presbíteros ayudan al obispo en el gobierno de la comunidad cristiana.
“No hallo placer en la comida de corrupción ni en
los deleites de la presente vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de
Jesucristo, de la semilla de David; su sangre quiero por bebida, que es amor
incorruptible”. Palabras sobre la Eucaristía o Misa empleadas por Ignacio
de Antioquía en el siglo I. fue el primero de los Santos PP. En emplear
el termino eucaristía.
(31).
|
ESPIRITUALIDAD DE
LA EUCARISTÍA.
La Eucaristía se
convierte en la centralidad cultica y celebrativa de la Iglesia y no
simplemente en un rito como otro cualquiera de su rica liturgia. La condición
de actualidad del sacrificio eucarístico le convierte en vital para los
bautizados. Hoy como hace siglos en el pasado no podemos dimensionar la
espiritualidad eclesial sin contar con la Eucaristía. A diferencia de otros
ritos que fueron ordenanza en la Tradición por la necesidad entendida así por
sus autoridades la Cena del Señor es mandato explicito de Cristo en la lectura
pospascual de su Evangelio (32). El ministerio ordenado según su naturaleza
confecciona este Sacramento (obispo y presbítero) como memorial vivo y
vivificante del Señor en medio de sus amigos los bautizados. La dinámica
de nuestra Fe explicita sus dones y potencias y con ellos construimos una
condición redimida propia de la Gracia actuando en nosotros (33). Las
demás acciones litúrgicas son complemento de la Eucaristía y no de otra forma,
en esto ultimo nos sujetamos a la Tradición y Magisterio de la Iglesia. Uno de
los frutos mas deseados de la Eucaristía es la unión con Cristo y dicha unión
solo puede ser producto del amor de Dios revelado en tal misterio. Una relación
eucarística esta inundada por la Gracia de Dios. Se trata pus, desde la
perspectiva de esta relación de un vínculo que supera las pretensiones del
mundo y sus concepciones de bienestar y valor. Una relación de gran actualidad
donde cada vez que la recibimos y celebramos entonces nos unimos más
profundamente en su novedad y Gracia. Las barreras de los sentidos son
reemplazadas por la certeza de la entrega de Cristo y nuestro amor (34). Solo
mediante esta relación el creyente comprende la manera como Cristo se
manifiesta en su ser redimido. La espiritualidad de nuestra catolicidad tiene
su epicentro cultico en la Eucaristía cuya valía es un asunto de intimidad con
Cristo en la forma como su Majestad amorosa desea interactuar con nosotros.
Lejos estamos pues, de una visión subjetiva sobre los dones presentados en el
altar, es más que otra cosa, la aseveración de la presencia intima de Cristo en
el bautizado que participa de este sacramento (35). Una identidad de tal
grandeza que sola puede transformar toda realidad que toca, no existe
eucaristías distintas entre si es solo una forma y vivencia y ella comporta
cualidades conocidas por todos que son sus atributos del accionar de la Gracia
en nosotros:
·
La Eucaristía es Adoración perfecta
del Dios viviente.
·
La Eucaristía es diálogo amoroso con
el Dios amoroso.
·
La Eucaristía es fuente de toda
Gracia.
·
La Eucaristía es Sanadora.
·
La Eucaristía es Liberadora.
·
La Eucaristía es un acto de Fe en la
trascendencia de sus misterios en ella vivenciados.
·
La Eucaristía es un milagro de amor.
·
La Eucaristía es portadora de
contenidos escatológicos.
·
La Eucaristía es signo de los nuevos
tiempos redimidos.
·
La Eucaristía expresa
convenientemente la ministerialidad eclesial a todos sus niveles.
·
La Eucaristía es alimento integral de
los bautizados.
·
La Eucaristía es fuente que salta en
nosotros a la eternidad.
·
La Eucaristía es signo de los nuevos
eones del Espíritu de Dios.
·
La Eucaristía es consuelo y fortaleza
para las almas agobiadas o tristes por las dificultades de lo cotidiano.
·
Eucaristía es energía pura.
·
Eucaristía es trato amoroso y
familiar con Cristo revelado en la fracción del pan de la misma manera como
aconteció con los discípulos camino de Emaús.
·
La Eucaristía es el pan vivo bajado
del cielo que en sí contiene todo deleite.
·
Sic enim collocatur Eucharistia est
panis vivus qui de caelo descendere se omne delectamentum. (36).
FIDELIDAD
DEL TEXTO ESCRITURÍSTICO EMPLEADO EN LA LITURGIA DE LA PALABRA DURANTE EL RITO EUCARÍSTICO.
Citábamos
en el recuadro a dos columnas la version Latina y la Vulgata, sobre el capítulo 6 de Juan sobre el discurso eucarístico, quedando claro que la Vulgata
conserva intacto el contenido de la revelación. Los términos que pusimos en “negrilla”
correspondientes a algunos versiculos nos dejan ver tal fidelidad al mensaje
que Jerónimo (37) conservó sin detrimento alguno y hoy a pesar de
las sucesivas versiones conserva su originalidad. La Eucaristía se
asimila culturalmente y sobre tales situaciones que afectan su estructura se
mantiene fiel al legado de la Tradición y Magisterio eclesial, es un asunto de
la totalidad de la Iglesia y no solo una discusión sobre formas en algunas
iglesias locales. La llamada liturgia de la Palabra contiene las
enseñanzas del (A.T y N.T) también nosotros lo hemos dividido en años o
ciclos (Año A-B-C) aunque ello no implica que las distintas versiones
alteren su orden, si podrían alterar la interpretación o percepción a nivel
literal de los feligreses por esta razón
la Iglesia Episcopal en su contenido formativo recomendó el empleo de la Versión de Jerusalén como uno de los Textos mas fieles a la Tradición
Escrituristica. Los contenidos idiomáticos son en si por la naturaleza cultural
e histórica una recreación en términos más o menos aproximados a la realidad
puesta en lenguaje y comprensión de este. La Semiótica y la Filología
aportan sus esfuerzos en la elaboración conceptual de las palabras de allí que
las ideas se expresan mejor cuando la comunicación es óptima.
BIBLIOGRAFÍA/CIBERGRAFÍA/FUENTES.
1
Nota del autor.
2
Justino Mártir
nació en Flavia Neápolis (la antigua Siquem y actual Nablus) en Tierra Santa,
probablemente hacia el año 114 y murió martirizado en Roma hacia el año 165.
3
Didachè
es una palabra griega que significa “enseñanza”, de allí que el título completo
de la obra sea “La instrucción del Señor a los gentiles por medio de los
doce apóstoles”, o de forma más resumida “Instrucciones de los apóstoles”.
Es considerado como uno de los documentos más importantes de la Iglesia
primitiva perteneciente al grupo de escritos de los Padres Apostólicos. Aunque
la fecha de su composición no se conoce con exactitud algunos autores opinan
fue escrito aproximadamente entre los años 50 al 70, otros lo sitúan entre
comienzos y mediados del siglo II.
4
Nota del autor.
5
Nota del autor.
6
Nota del autor.
7
Nota del autor.
8
www.bibliacatolica.com.br › La Biblia
de Jerusalén › Juan › Capítulo 6.
9
Nota del autor.
10
Afirmación axiomática de los Santos
PP. Apostólicos.
11
Libro de Oración Común. Impreso en
1989.
12
El término “epíclesis”
proviene del griego: Epi = sobre, Kaleo = llamar. La reflexión teológica de la
Tradición de la Iglesia ha acuñado este concepto a su terminología teológica
con la finalidad de designar la invocación del Espíritu Santo sobre los dones
del pan y del vino para que los transforme en el cuerpo y sangre de Cristo. El
sustantivo epíclesis no aparece en el Nuevo Testamento, donde sí se encuentra
la forma verbal es en algunos pasajes de Hechos de los Apóstoles y en algunas
epístolas de san Pablo. Allí se habla de invocar el nombre de Dios o de Cristo.
13
Nota del autor.
14
Nota del autor.
15
había nacido en Antioquía, donde
estudió y estableció una amistad duradera con San Juan Crisóstomo; esta amistad
le indujo primero a entrar en un monasterio y luego, después de haberlo
abandonado muy pronto, a regresar a él. El año 392, cuando llevaba ya nueve
años de sacerdote, fue consagrado obispo de Mopsuestia, en Cilicia.
Murió el 428, rodeado de gran fama.
16
Nota del autor.
17
Santo Padre de la Iglesia latina,
siglo V.
18
Santo Padre de la Iglesia de Oriente.
19
Nota del autor.
20
Nota del autor.
21
En la Biblia, el nombre de David
sólo lo ostenta el segundo rey de Israel, el bisnieto de Booz y Rut (Rut
4 18 ss.). Era el más joven de los ocho hijos de Isaí, o Jesé (I Reyes 16 8;
cf. I Cro 2 13), un pequeño propietario de la tribu de Judá que habitaba en
Belén, dónde nació David. Nuestro conocimiento de la vida y características de
David se deriva exclusivamente de las páginas de Sagrada Escritura (ver I R 16;
II R 2; I Cro 2, 3 y 10-19; Rut 4 18-22) y los títulos de muchos Salmos. Según
la cronología usual, David nació en 1085 y reinó de 1055 a 1015 a.C. Recientes
escritores han datado su reinado, deduciéndolo de inscripciones asirias, unos
30 ó 50 años más tarde. Por las limitaciones, no es posible dar más que un
esbozo de los eventos de su vida y una simple estimación de sus características
y su importancia en la historia del pueblo elegido, como rey, salmista, profeta
e imagen del Mesías.
22
Llámanse así por razón de que los
protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el
antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la
misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los
que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de
Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Β, ο sea de los libros canónicos de
Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a
su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón
de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir
de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de
Esdras.
23
los fariseos. Su nombre, en
hebreo perushim, significa «los segregados». Dedicaban su mayor atención a las
cuestiones relativas a la observancia de las leyes de pureza ritual incluso
fuera del templo. Las normas de pureza sacerdotal, establecidas para el culto,
pasaron para ellos a marcar un ideal de vida en todas las acciones de la vida
cotidiana, que quedaba así ritualizada y sacralizada. Junto a la Ley escrita
(Torah o Pentateuco), fueron recopilando una serie de tradiciones y modos de
cumplir las prescripciones de la Ley, a las que se concedía cada vez un mayor
aprecio hasta que llegaron a ser recibidas como Torah oral, atribuida también a
Dios. Según sus convicciones, esa Torah oral fue entregada junto con la Torah
escrita a Moisés en el Sinaí, y por tanto ambas tenían idéntica fuerza
vinculante. Los saduceos, por su parte, eran personas de la alta
sociedad, miembros de familias sacerdotales, cultos, ricos y aristócratas. De
entre ellos habían salido desde el inicio de la ocupación romana los sumos
sacerdotes que, en ese momento, eran los representantes judíos ante el poder
imperial. Hacían una interpretación muy sobria de la Torah, sin caer en las
numerosas cuestiones casuísticas de los fariseos, y por tanto subestimando lo
que aquellos consideraban Torah oral. A diferencia de los fariseos no creían en
la pervivencia después de la muerte, ni compartían sus esperanzas
escatológicas. No gozaban de la popularidad ni el afecto popular del que
disfrutaban los fariseos, pero tenían poder religioso y político, por lo que
eran muy influyentes.
24
Nota del autor.
25
Hipólito
se desconoce el lugar y fecha de su nacimiento, aunque sabemos que fue
discípulo de Ireneo de Lyon. Su gran conocimiento de la filosofía y los
misterios griegos, su misma psicología, indica que procedía del Oriente. Hacia
el año 212 era presbítero en Roma, donde Origenes—durante su viaje a la capital
del Imperio—le oyó pronunciar un sermón.
26
Tertuliano
nació en Cartago antes del año 160, y se dedicó desde muy joven a la retórica y
al derecho. Pasó a Roma, donde parece que ganó reputación como jurista, aunque
esto no acabó de satisfacer su temperamento idealista y apasionado. Hacia el
año 195 se convirtió al cristianismo, y desplegó una incansable actividad
literaria en defensa y explicación de su nueva fe. Sin embargo, ni aun en ella
encontraba fácilmente satisfacción aquel africano ardiente a quien toda
perfección parecía poca: pronto se dejó atraer por las tendencias más
espiritualistas y rigoristas dentro del cristianismo, y finalmente, hacia el
año 207, se adhirió abiertamente a la secta herética de Montano, que pretendía
ser un cristianismo más purificado por medio de una nueva encarnación del
Espíritu de Dios en sus miembros.
27
Cipriano
nació hacia el año 200, probablemente en Cartago, de familia rica y culta. Se
dedicó en su juventud a la retórica. El disgusto que sentía ante la inmoralidad
de los ambientes paganos, contrastado con la pureza de costumbres de los
cristianos, le indujo a abrazar el cristianismo hacia el año 246. Poco después,
en 248, fue elegido obispo de Cartago. Al arreciar la persecución de Decio, en
250, juzgó mejor retirarse a un lugar apartado, para poder seguir ocupándose de
su grey. Algunos juzgaron esta actitud como una huida cobarde, y Cipriano hubo
de explicar su conducta (carta 20).
28
Nota del autor.
29
Nota del autor.
30
Nota del autor.
31
cristoeseltema.blogspot.com › 2015/11
› ensayo-importancia-de-la-sa…// cristoeseltema.blogspot.com › 2018/03 ›
uncion-de-los-enfermos-acti…// cristoeseltema.blogspot.com › 2017/09 › sacerdotes-de-la-nueva-y-de…
32
Nota del autor.
33
Nota del autor.
34
Nota del autor.
35
Nota del autor.
36
Nota del autor.
37
Jerónimo,
uno de los cuatro grandes latinos vivió en Jerusalen en el siglo V, amigo
personal de Agustín de Hipona.
*** Los Textos de las Sagradas Escrituras citados en
el presente ensayo fueron tomados de la www.bibliatodo.com › la-biblia ›
version › Biblia-de-Jerusalen.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario