sábado, 1 de febrero de 2020

ENSAYO. RECURSO SOBRE LA EUCARISTÍA Y EL MINISTERIO.


EUCARISTÍA Y COTIDIANIDAD EN LA VIDA DE LOS BAUTIZADOS.


Sic enim collocatur Eucharistia est panis vivus qui de caelo descendere se omne delectamentum. O también en castellano: • La Eucaristía es el pan vivo bajado del cielo que en si contiene todo deleite.


RESUMEN.


El Signo Fraterno supera la estética de nuestras definiciones espirituales  porque atiende a la conformación de las voluntades que acceden  a sus dones precipitando la definición de don y signo fraterno (1) que los PP. Apostólicos nos enseñaron, para Justino (2) y antes en los escritos apostólicos de la Didajé (3) queda de manifiesto el carácter de acción de gracias de la Eucaristía que toma del sustantivo eujaristia  su significación que de la mano  del Kerigma  paulino (4) asume que la Cena del Señor es la materialización del signo comunión, dado que el apóstol de los gentiles centra la Eucaristía en la acción de  gracias total y totalizante, es decir, nada queda fuera de ella lo que se asemeja con una fuerza cósmica que parte de Dios y regresa a Dios,  solo así tiene sentido y es aceptada por Dios como ofrenda saludable y fuente de Gracia, de lo contrario la Eucaristía “Fabricaría” Gracia y recordemos que esta es Increada, Pablo ve en el Signo-Comunión una verdadera y diáfana aproximación a la definitiva escatología de la humanidad y del bautizado, asistir a la Eucaristía y sustraerse de la comunión es hacerlo del testamento de la  Gracia heredada  por cada bautizado,   es no tener conciencia sobre la implicación de recibir el don de dones espléndido que en su naturaleza posee la información de la salvación escrita en cada partícula que compone la confección  del rito sacramental, sería como levantarnos y no percibir la luz o el calor del sol, sería quedarnos sin noción sobre la Vestigia  de Dios en su obra y particularmente en nosotros,  Pablo ve en la presentación del pan y el vino más que la superación y separación de un  componente biológico-químico (5) la unidad indisoluble de la Gracia  con la salvación, de esta apreciación surgen  sus cuestionamientos para quienes asisten por asistir a la Cena del Señor.   Si retomamos el Kerigma vemos que confluye en la identidad esencial  del bautizado, en la vida de la Gracia,  es ratificar que la Muerte y Resurrección de Cristo es siempre Actual  (6) lo que implica para nosotros que la Eucaristía no termina nunca, que la sacamos del templo y la llevamos implícita en nosotros y en nuestras acciones como perenne signo de comunión, de este principio parte mi aseveración: La definición latina de Misa  dice que el rito terminó, impropio sin duda pero Eucaristía como  acción de gracias,  vive su acción atemporal o perenne, es decir, no termina, la llevamos a nuestra cotidianidad” (7).

Versión Biblia de Jerusalén. 
Versión Vulgata Latina.
31. "Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» 32. Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 33. porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 34. Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 35. Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. 36. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. 37. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 38. porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.» 41. Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 42. Y decían: «¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: ¿He bajado del cielo?» 43. Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. 44. «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 47. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48. Yo soy el pan de la vida. 49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50. este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51.Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» 52. Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» 53. Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» 59. Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
"patres nostri manna manducaverunt in deserto sicut scriptum est panem de cælo dedit eis manducare"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis non Moses dedit vobis panem de cælo sed Pater meus dat vobis panem de cælo verum"
"panis enim Dei est qui descendit de cælo et dat vitam mundo"
"dixerunt ergo ad eum Domine semper da nobis panem hunc"
"dixit autem eis Jesus ego sum panis vitæ qui veniet ad me non esuriet et qui credit in me non sitiet umquam"
"sed dixi vobis quia et vidistis me et non creditis"
"omne quod dat mihi Pater ad me veniet et eum qui venit ad me non eiciam foras"
"quia descendi de cælo non ut faciam voluntatem meam sed voluntatem ejus qui misit me"
"hæc est autem voluntas ejus qui misit me Patris ut omne quod dedit mihi non perdam ex eo sed resuscitem illum novissimo die"
"murmurabant ergo Judæi de illo quia dixisset ego sum panis qui de cælo descendi"
"et dicebant nonne hic est Jesus filius Joseph cujus nos novimus patrem et matrem quomodo ergo dicit hic quia de cælo descendi"
"respondit ergo Jesus et dixit eis nolite murmurare in invicem"
"nemo potest venire ad me nisi Pater qui misit me traxerit eum et ego resuscitabo eum novissimo die"
"est scriptum in prophetis et erunt omnes docibiles Dei omnis qui audivit a Patre et didicit venit ad me"
"non quia Patrem vidit quisquam nisi is qui est a Deo hic vidit Patrem"
"amen dico vobis qui credit in me habet vitam æternam"
"ego sum panis vitæ"
"patres vestri manducaverunt in deserto manna et mortui sunt"
"hic est panis de cælo descendens ut si quis ex ipso manducaverit non moriatur"
"ego sum panis vivus qui de cælo descendi"
"sí quis manducaverit ex hoc pane vivet in æternum et panis quem ego dabo caro mea est pro mundi vita"
"litigabant ergo Judæi ad invicem dicentes quomodo potest hic nobis carnem suam dare ad manducandum"
"dixit ergo eis Jesus amen dico vobis nisi manducaveritis carnem Filii hominis et biberitis ejus sanguinem non habetis vitam in vobis"
"qui manducat meam carnem et bibit meum sanguinem habet vitam æternam et ego resuscitabo eum in novissimo die"
"caro enim mea vere est cibus et sanguis meus vere est potus"
"qui manducat meam carnem et bibit meum sanguinem in me manet et ego in illo"
"sicut misit me vivens Pater et ego vivo propter Patrem et qui manducat me et ipse vivet propter me"
"hic est panis qui de cælo descendit non sicut manducaverunt patres vestri manna et mortui sunt qui manducat hunc panem vivet in æternum"
"hæc dixit in synagoga docens in Capharnaum".
(8).

EUCARISTÍA…………………………IGLESIA…………………SOMA O CUERPO DEL SEÑOR…………………. A nivel de Simbología eficaz……………………………………CUERPO DE CRISTO Vs PLEROMA………………………………IGLESIA………ESPOSA (Efesios capítulo 5 versiculos 25-27). (9).

ALGUNAS CONSIDERACIONES.

La Patrística regala esta consideración: La Iglesia es el único Altar (10) … La plegaria eucarística   (A) solo para ilustrar el argumento del Signo-Comunión en nuestra Liturgia: En la (Pagina 285 y 286) de nuestro Libro de Oración Común (L.O.C) (11) el acto que introduce las especies en el rito Consacratorio deja proseguir a un estadio  de asimilación espiritual del  rito que no solo invoca el Espíritu Santo (Epiklesis) (12) sobre los dones del “Banquete (13) sino también sobre el bautizado como indicando la esencial integración del bautizado al Signo-Comunión  (14) antes descrito: “Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno”. Estamos bajo la guía de la Tradición de nuestra catolicidad, para ilustrar nuestra afirmación miremos las palabras de Teodoro de Mopsuestia (15) en su Anáfora, donde como nosotros señala los efectos del Espíritu Santo sobre los dones eucarísticos y el bautizado: “Para que todos juntos seamos hechos unánimes por un mismo vínculo de caridad y paz”. La Anáfora anterior retrata con exactitud el sentir de la Liturgia en la época de los Santos PP. y como es de capital importancia la fusión espiritual establecida entre los bautizados y la intencionalidad en el momento de la Epiklesis dando a entender que es imprescindible tal relación para generar unidad e identidad en el sacramento y sus destinatarios, lo que produce paz y caridad en la vida del creyente y su círculo o entorno somático (Ejes relacionales) (16).

 Agustín (17) fue el Padre de la Iglesia Latina que más profundizó sobre el título de esta reflexión y plasma bellamente esta intención en sus palabras: “¿Qué ves sobre el Altar? El pan y el cáliz, pero por la ilustración de vuestra fe, os decimos que ese pan es su Cuerpo y el cáliz es su Sangre, y si deseas comprenderlo, escucha al Apóstol que dice: Vosotros sois cuerpo de Cristo, así es, sois el Cuerpo de Cristo y sus miembros lo que está sobre el Altar es el símbolo de vosotros mismos”. La Fe se expresa en el símbolo eucarístico de una forma determinada y en esa forma el signo fraterno es la potencia de su Gracia, dicho así estamos indicando que la presencia de Cristo pasa también por la relación de los bautizados que reciben sus dones de una forma espiritual y “cubierta” pero que se hace real en la praxis de la cotidianidad, ¿Qué sentido tiene hablar de Eucaristía sin transformación personal y eclesial? (18) es como ir al médico y luego tirar la receta y sus recomendaciones, la Gracia opera y nosotros somos el escenario de sus operaciones, somos los destinatarios de tales dones. También los Santos  PP. Griegos se dejaron escuchar sobre el vínculo y la figura eucarística, que sobrepasa la consideración cultica para instalarse en el centro de la vida de la Iglesia, donde la actualidad de la Eucaristía es consecuencia del misterio en ella celebrado y vivido, es pues, la manifestación de la Gracia en la realidad que busca transformar, una misma pero compuesta de muy variados elementos: “Muchos vínculos nos unen entre sí pero solo una mesa se prepara delante de nosotros” (Juan Crisóstomo) (18) la mesa es sinónimo del Ágape que reúne a los bautizados y que sin abandonar la cotidianidad comparten lo consagrado en el rito, donde brota la unidad de un mismo “Sentir y vivir” de una misma aprehensión de la realidad donde la diversidad de componentes no fabrican por decirlo así, otras realidades a la conceptuada desde la acción  cultica de la Iglesia, en esa misma dirección encontramos a Cirilo de Alejandría, quien ve en la comunión la “Realización de la Comunión Trinitaria entre nosotros, en la misma dimensión de la Eclesial  indicándonos que su profundidad es tal que al comulgar nos unimos al Dios revelado incluso más plenamente que en el (A.T) cuando asistía al pueblo en el desierto, ya no solo vemos sus manifestaciones  sino que lo recibimos en nuestros corazones. Miremos una serie de conceptos sobre la Eucaristía en la Iglesia y en nuestras vidas:

La Eucaristía hace Iglesia y la Iglesia Eucaristía.
La Eucaristía revela el ser eclesial como tal y en cuanto tal.
La Eucaristía es fuente y principio de Gracia.
La fracción del pan es alimento del alma.  
Oración y sacrificio.
La Maternidad de la Iglesia tiene su culmen en la Eucaristía, vive y se realiza en ella.
La centralidad de nuestra espiritualidad es la Cena del Señor.
El Altar nos representa en nuestra dimensión de Fe, al constituirnos en uno con Cristo.
Los bautizados y solo ellos participan de esta Cena del Señor.
Pan de vida que en si contiene todo deleite.
Expresa el sentir de la Iglesia y su Tradición.
Presencia amorosa del misterio de la SS. Trinidad.
Eucaristía pasión incruenta del redentor.
La Madre Iglesia es el único Altar (PP. Apostólicos).
Milagro de Amor.
Cristo Pan vivo bajado del Cielo (Juan capítulo 6).
Adelanto de nuestra Escatología.
Eucaristía Comensalía de Gracia.
Eucaristía instituida personalmente por el Salvador.
Eucaristía… signo y símbolo de la Gracia.
Eucaristía… Es figura de la comunión de Personas en la SS. Trinidad (Cirilo de Alejandría).
Realidad espiritual aprehensible desde la Fe.
Signo-Sacramento.
Signo-Comunión.
Signo-Fraterno
Acción de Gracias.
(19).

SIMBOLOGÍA EFICAZ (PAN Y VINO).

 Los componentes materiales de la celebración eucarística son básicos en la cultura judía en tiempos de Jesús, son alimentos que evocan la conexión del pueblo con su historia y anhelos de liberación, como olvidar que llevaban 300 años de dominación cultural, geográfico, económico, militar, entre otros, (20). Lo que produjo el radicalismo entre algunos que añoraban el reinado de David (21) y la cercanía de un verdadero israelita como Esdras, (22) estos grupos tan radicales fueron “enfrentados” por el Salvador (Fariseos y Saduceos) (23) no es sencillo suponer que existía uniformidad cultural en Israel, ellos mismos eran blanco de todo tipo de estilos de vida y creencias extranjeras.  Pero Jesús busca en su simbología las especies muy conocidas y básicas en la alimentación de un israelita (pan y vino) es pues bien eficaz estos elementos y asociados inmediatamente con la liberación de épocas mosaicas, Jesús ve el impacto y significación de este alimento ritual  que configura perfectamente la calidad de ofrenda y sacrificio y determina la Comensalía trascendente  donde la caridad es la fuente y emanación de toda su simbología,  el lenguaje de Pablo expresa “Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre” (1 Corintios capítulo  11 versiculos 22 y ss) mientras que por la aproximación lingüística del hebreo pudo el redentor expresar con categoría de mandato “Tomen esto soy Yo” al no existir intermediario en la salvación y en la Gracia, el Hiponense parece intuir su profunda significación cuando  exclama: “En la última cena el Salvador se tomó así mismo entre sus manos”, el tomarse es un paralelismo con el darse y tal acción es sacrificio pero sobre todo entrega amorosa. Mirando el evangelio de Juan se percibe la centralidad de la Eucaristía cuando Jesús habla del fruto (La Vid y los Sarmientos) pero en una marca excelsa del ser eclesial que ve la Majestad de Cristo en el ejercicio esencial de su sacerdocio total y totalizante, en el discurso Joanico, el más extenso (Juan capítulos 13-17) que culmina precisamente con el llamado signo-fraterno de la oración de Jesús por sus amigos los bautizados (en potencia). Es un modelo que expresa la realidad escatológica de su sacrificio gobernado por amor, pero no una mera alusión nominal sino formal, llamada entrega.

SOBRE EL SACERDOCIO EN EL ÁMBITO ECLESIAL.

La Iglesia desde sus inicios deja ver la importancia de la permanencia en la tradición que se convierte en su fundamento. El dato más antiguo lo constituye el evangelio de Marcos quien siempre presenta al Señor unido a los apóstoles y estos en relación directa con Jesús. Es pues un signo de comunión. Tal comunión se define como el punto de partida en la futura instrucción ministerial que la Iglesia moldeará y con el paso de los siglos llamará debida ciencia para referirse a la formación académica de los futuros clérigos o ministros ordenados. El ministerio ordenado fue explicitado para dar respuesta al crecimiento y propagación de la Iglesia, Pablo da ejemplo de esta estrategia al dejar en cada comunidad o ciudad un encargado de la predicación y Cena del Señor (nombre inicial de la Eucaristía) de esta forma el ministerio se fue consolidando en la Iglesia evolucionando a una institución ministerial. Pablo reconoce y observa la imperfección de algunos líderes religiosos que estaban en tránsito del judaísmo al cristianismo por lo que sin duda muchos rabinos fueron maestros de los primeros cristianos (Tito capítulo 1 versículos 1-16).  Pablo nos deja ver lo que se constituye en su praxis misionera. El apóstol establece las bases de la doctrina y deja a otras personas la organización ministerial de la comunidad cristiana. Tomaremos como texto guía el (versículo 5) “El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad como yo te ordené”.  Luego Pablo direcciona a los candidatos según la directriz necesaria para salvaguardar la vida de la Iglesia. Es también de resaltar que era al parecer una práctica habitual en Israel en épocas anteriores, que desde una figura en potencia de un futuro ministerio eclesial bien valdría su aporte y raíz: “Yahveh respondió a Moisés, reúne setenta ancianos de Israel, de los que sabes que son ancianos y escribas del pueblo.  Llévalos a la Tienda del Encuentro y que estén allí contigo. Yo bajaré a hablar contigo y tomaré parte del Espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo” (Números capítulo 11 versículos 16-17) o también (Ezequiel capítulo 8 versículo 11). Y en el N.T encontramos señalamientos sobre los Presbíteros en (Hechos de los Apóstoles capítulo 11 versículo 30). Y el Texto clave de la instauración de los siete (Hechos de los Apóstoles capítulo 6 versiculo1 y ss) donde queda clara la función de los Apóstoles en la liturgia primitiva:

*  Dirigir las reuniones de la asamblea.

* Las oraciones en la Liturgia.

* La instrucción catequética y la Palabra.

Al interior de las comunidades primitivas donde ejercían el ministerio los apóstoles surgen una serie de posturas que beneficiaron la misión de la Iglesia. Esta misión se enmarca en la presencia de comunidades judías que habían tenido alguna formación griega y su pensamiento menos conservador los dispuso para dar la fuerza necesaria a la Iglesia en su expansión. Recordemos que confluían judíos que conservaban el arameo y el hebreo y se sumaron los que provenían de Roma y Grecia (helenistas), (24). este choque multicultural favoreció ampliamente la concepción de Jesús como el Hijo de Dios y el crecimiento ad-extra de la Iglesia. Sobre los ministerios es bueno tener presente que son en síntesis fruto de la evolución pastoral y organizacional de la Iglesia, ejemplo de ello es lo que deja entrever el Apóstol Pablo sobre las funciones de estos. Para el Apóstol, la Iglesia no sólo pertenece a Cristo, sino que en cierto modo se identifica con Él. En efecto, los miembros de la Iglesia son también como los miembros de Cristo mismo, que extienden su presencia personal en el mundo y reciben los diversos carismas, que han de contribuir a la edificación de una comunidad eclesial y a formar un sólo Cuerpo, un sólo Espíritu, según la vocación a la que han sido llamados (confrontar. Efesios capítulo 4 versículos 3-4). Pablo utiliza también la metáfora de la Iglesia como esposa de Cristo, indicando así la íntima relación de comunión y amor entre ambos. De este modo, la experiencia y la doctrina de Pablo es una constante invitación a toda la Iglesia para que sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo y el cauce propicio para que todos lleguen a Él. Hoy sabemos con toda seguridad que el Nuevo Testamento evita cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las comunidades cristianas. Y en general se evita el vocabulario sacro para designar a los ministros. Es decir, no se trata meramente de un argumento de silencio, en el sentido de que el Nuevo Testamento no habla de sacerdotes como dirigentes en la Iglesia. Se trata, sobre todo de que los autores del Nuevo Testamento evitan cuidadosamente llamar sacerdotes a los ministros de las comunidades. Esta situación se mantiene así durante todo el siglo segundo (II). Hasta que en el siglo tercero Hipólito (25), en la Tradición Apostólica, Tertuliano (26) y sobre todo Cipriano (27), en 147 textos, utilizan la palabra sacerdote para referirse a los ministros de la Iglesia. A partir de entonces, esta designación se generaliza. El ministerio en la vida de la Iglesia se oponía desde sus inicios a la condición de la esclavitud que reinaba en su época y precisamente cuando se institucionaliza el servicio de los siete es una respuesta a la condición de necesidad que la pobreza y marginación generaban en la sociedad del ámbito de la Iglesia primitiva.

La razón profunda de este planteamiento está en lo que, de hecho, fue el sacerdocio de Cristo la puerta de entrada a la caridad como componente vivo de la ministerialidad, Cristo   no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida (Marcos capítulo 10 versículo 44; Mateo capítulo 20 versículo 27). Esto quiere decir, según la carta a los hebreos, que el sacerdocio de Cristo no fue ritual, sino existencial. Es decir, lo que Cristo ofreció no fue una ceremonia ritual dignificante, sino el fracaso y la muerte de un subversivo, que desestabilizó la religión y el sistema establecido. Por eso, el sacrificio cultual de los cristianos es la misma existencia de Cristo que se refleja en los ámbitos de nuestra justicia la misma que se constituye en base de lo social, consideremos algunos apartes de la carta a los Hebreos  ( 2, 14; 5, 7-8; 7, 27; 9, 9-14; 10, 5-9; 12, 2) de tal manera que el mismo Cristo es la nueva víctima sin mancha que sustituye a todas las demás ofrendas (4, 14; 9, 14; 10, 6-7) y la oblación cultual del cristianismo es, ni más ni menos, el sufrimiento de Jesús (2, 18; 5, 9)  que es el único mediador. Por consiguiente, en la Iglesia, no hay más dignidad ni más honor sacerdotal que el que consiste en el servicio, en la entrega de la propia vida y en el fracaso de un ajusticiado (bajo la concepción injusta y amañada de un proceso falso y alterado a más no poder) En esto consiste el sacerdocio de Cristo. Un sacerdocio que evolucionó bajo la potestad de la Iglesia y las condiciones del nuevo “camino” estamos asumiendo con absoluta claridad que el ministerio ordenado en su génesis se remonta a la imposición de manos y a la unción en algunos medios eclesiales y que la fuerza del rito se establece en las palabras de su consagración y reconocimiento tanto de su naturaleza como de sus funciones (Forma). El diaconado es un ministerio ordenado según la tradición y en cuanto a su naturaleza temporal (transito al presbiterado) (28) aduce la formación y necesidad de discernimiento sin que con ello implique que su condición se pierda si el diacono no es ordenado. En cuanto al servicio y su relación con la vocación, el Diaconado en vocación o permanente es la respuesta de la Iglesia a sus necesidades perviviendo entre nosotros un modelo eminentemente litúrgico que no se compadece de la realidad ministerial. El diácono posee por definición una función ministerial que lo convierte en puente o vinculo del presbítero y el obispo con la asamblea. La disciplina canónica recoge el ánimo de la Iglesia y lo potencia convirtiéndolo en servicio, es este el caso situacional del ministerio ordenado en cuanto a su naturaleza de servir con amor. La naturaleza no choca según sea la expresión ministerial por el contrario se convierte en un referente de su propia singularidad (29). La singularidad de cada función eclesial hace único e irrepetible al ministerio ordenado. Estamos enfocados en su importancia para la vida de una institución que, aunque se diga muchas veces otra cosa es eminentemente ministerial y el laico como tal es fundamental pero lo ministerial está en nuestra esencia y solo quien ha sido ordenado será idóneo para su desempeño. Las iglesias históricas como la nuestra, brota de la catolicidad y con su presencia está establecida la necesaria correlación ministerial. No somos fundamento de eclesiología distinta a la conocida en la época apostólica de donde tomamos el ser y lo explicitamos bajo la guía del Espíritu de Dios (30).

Miremos en el siguiente cuadro las impresiones de algunos de los Santos PP. de la Iglesia sobre el ministerio ordenado y el servicio en la liturgia:


AGUSTÍN DE HIPONA… No escribió un tratado sobre el ministerio ordenado, pero podemos hacer mención de algunas referencias al respecto. El Hiponense se refiere al ministerio ordenado con el nombre de Sacramento del Orden y define su forma a partir de la imposición de manos por parte del obispo “Manus ordinationis imponere” La definición es clara y alude a la tradición. El triple ministerio ordenado llega por la imposición de las manos del obispo y de los presbíteros cuando se trata de la ordenación de uno de estos menos del diacono y el obispo. La vida del sacerdote debe estar movida por la Caridad. Como aporte es el primer teólogo que trata el tema del sacerdocio en la teología occidental con referencia clara a su universalidad que emana de su carácter… Según el Hiponense el sacerdocio al ser recibido por la imposición de manos del obispo es válido y no importa si no se refiere a la virtud de su condición en la Iglesia, es decir, sino está el obispo en comunión con la Iglesia (romana) el ministerio que imparte es válido porque no se refiere a la virtud sino al carácter. Que interesante que los que contradicen por ignorancia el ministerio ordenado en nuestra Iglesia lean al Hiponense, el pensamiento de un hombre que vivió hace 1500 años.  Para el Hiponense Cristo es Sacerdote y Mediador: Unicum sacrificium mediatoris veri sacerdotis. Necesarius erat mediator, hoc est reconciliator… Agustín une el sacerdocio con el sacrificio de Cristo y es por demás el primero de los PP. de la Iglesia en hablar de la espiritualidad sacerdotal unida a la Cruz. Es el sacrificio del sacerdote un signo de la presencia de la Gracia en su vida y ministerio. Es el primero en orar y en atender a sus feligreses. Sin sacrificio no existe reconciliación alguna. También sobre la vocación ministerial deja claro que la existencia del Sacramento del Orden como él lo llama se une a la espiritualidad del resucitado en todos los ámbitos de la Iglesia. Miremos la sentencia latina: Pro nobis tibi sacerdos et sacrificium et ideo sacerdos, quia sacrificarum si nullum sacrificium est nullum sacerdos o si lo preferimos en español Sacrificaremos por ti, un sacerdote y un cura para el sacrificio si no hay sacrificio de cualquier sacerdote. Es audaz su declaración, pero deja claro que la función del Presbítero es el sacrificio incruento de la eucaristía. Es pues la celebración eucarística una de las responsabilidades de mayor importancia en la vida del sacerdote y debe celebrarla con amor y absoluta entrega. “Si vosotros mismos sois Cuerpo y miembros de Cristo, sois el sacramento que es puesto sobre la mesa del Señor; y recibís este sacramento vuestro. Respondéis “Amén” a lo que recibís, con lo que, respondiendo, lo reafirmáis. Oyes decir “el Cuerpo de Cristo”, y respondes “amén”. Por lo tanto, se tú verdadero miembro de Cristo para que tu “amén” sea también verdadero”.

TERTULIANO… aporta una serie de términos técnicos para designar a los ministros sagrados. No se sabe a ciencia cierta si Tertuliano fue sacerdote; sin embargo, dada su formación jurídica, habla de tres términos: ordo (orden), plebs (pueblo) y clerus (clero). El término ordo se usaba en el derecho romano para hablar de un conjunto de personas cualificadas y Tertuliano lo contrapone a plebs, que viene a ser el pueblo sin más, es decir quienes no son ministros sagrados. De esta manera, Tertuliano distingue el ordo sacerdotalisque viene a ser la jerarquía, pues se refiere de modo directo a los ministros sagrados — del pueblo integrado por aquellos que hoy llamamos laicos. En cuanto al término clerus, Tertuliano lo refiere al Obispo de manera directa pero también lo hace extensivo a los presbíteros y diáconos.
JUSTINO MÁRTIRUno de los primeros apologistas cristianos. Aquí le ofrezco unas selecciones de su carta al emperador Antonino Pío.

“El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo. Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas. Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas. Luego nos levantamos y oramos por nosotros… y por todos los demás dondequiera que estén, a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones, y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar la salvación eterna… Luego se lleva al que preside el pan y una copa con vino y agua mezclados. El que preside los toma y eleva alabanzas y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones… Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo ha respondido amén, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes el pan y el vino “eucaristizados”.

 A nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó. Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó”

POLICARPO DE ESMIRNA…  Policarpo de Esmirna en su Carta a los filipenses habla con claridad de la jerarquía eclesiástica. Ésta es presentada de manera colegial. Específicamente, Policarpo habla de los presbíteros presbuteroi que presiden la comunidad. Además, junto a ellos, señala la presencia de los diáconos diakonoi. Son muy hermosas las recomendaciones que el santo mártir da a los presbíteros de la Iglesia de Filipos: Más también los ancianos presbuteroi han de tener entrañas de misericordia, compasivos para con todos, tratando de traer a buen camino lo extraviado, visitando a todos los enfermos; no descuidandose de atender a la viuda, al huérfano y al pobre; atendiendo siempre al bien, tanto delante de Dios como de los hombres, muy ajenos de toda ira, de toda acepción de personas y juicio injusto, lejos de todo amor al dinero, no creyendo demasiado aprisa la acusación contra nadie, no severos en sus juicios, sabiendo que todos somos deudores de pecado .

Los presbíteros forman un colegio. En las cartas de Ignacio de Antioquía aparecen los presbíteros como un colegio alrededor del obispo. Asimismo, remarca que los presbíteros están llamados a vivir estrechamente unidos a su obispo formando una sola sinfonía con él. La unidad que los presbíteros deben de tener con su obispo es comparada con la unión que existe entre las cuerdas y la lira. A este respecto, afirma el santo mártir: Os conviene correr a una sola con el sentir de vuestro obispo, que es, justamente lo que ya hacéis. En efecto, vuestro colegio de ancianos, digno del nombre que lleva, digno, otro sí, de Dios, así está armoniosamente concertado con su obispo como las cuerdas con la lira

IGNACIO DE ANTIOQUÍA. Los diáconos son imágenes de Cristo-siervo. Ignacio presenta al diácono como imagen de Cristo en cuanto que actualiza el servicio del Señor en la comunidad cristiana. Son los diáconos los que recuerdan que el cristiano, como Cristo, vino a servir y no a ser servido.   Ignacio exhorta a respetar a los diáconos, y, al mismo tiempo, les enseña la importancia de la jerarquía como signo de la verdadera Iglesia: “Todos habéis también de respetar a los diáconos como a Jesucristo. Lo mismo digo del Obispo que es figura del Padre, y de los ancianos (presbíteros) que representan al senado de Dios y la alianza o colegio de los Apóstoles”. Quitaos estos no hay nombre de Iglesia.
HIPÓLITO DE ROMA… En cuanto a la ordenación de los diáconos se indica con claridad que éste no es ordenado para ejercer el sacerdocio sino para servir al obispo. Además, es el obispo quien lo ordena, aunque en la ceremonia es conveniente que los presbíteros le impongan las manos. A este respecto leemos: Cuando se instituye un diácono, sólo el obispo le impone las manos, porque él no está ordenado para el sacerdocio, sino al servicio del obispo y para hacer lo que éste le indique. En efecto, él no forma parte del consejo del clero, sino administra y señala al obispo lo que es necesario.

No recibe el Espíritu común del presbiterio, del que participan los sacerdotes, sino sólo aquél que le es confiado bajo el poder del obispo. Es por eso que sólo el obispo ordena al diácono. Sin embargo, es conveniente que los sacerdotes les impongan las manos, a causa del Espíritu común y semejante de su cargo. El sacerdote, en efecto, tiene el poder de recibir el Espíritu, pero no el poder de darlo. De este modo, no instituye a los diáconos. Sin embargo, para la ordenación del Sacerdote, él hace el gesto, en tanto que el obispo ordena.


En relación con los obispos, la Traditio apostólica señala: Que se ordene como obispo aquél que, siendo digno, haya sido elegido por todo el pueblo. Una vez pronunciado su nombre, y aceptado, el pueblo se reunirá, el día domingo, con el Presbiterio y los obispos presentes, quienes, con el consentimiento de todos, le impondrán la mano mientras el Presbiterio se mantiene en quietud. Momentos antes de que el celebrante principal, pronuncie la oración de consagración se recomienda silencio: Que todos guarden silencio, orando en su corazón por el descenso del Espíritu Santo.

Acto seguido, el celebrante principal imponiendo las manos sobre el ordenando debe pronunciar la plegaria de consagración. A este respecto, la Traditio apostólica señala: Después, que uno de los obispos presentes, a pedido de todos, imponiendo la manos sobre aquél que se ordena obispo, ore diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo (2 Corintios capítulo  1 versículo  3), que habitas en lo más alto de los cielos, y miras a aquél que es humilde que conoces todas las cosas antes de que se manifiesten (Daniel capítulo 13 versículo  42), que diste las reglas de tu Iglesia por la palabra de tu gracia, que predestinaste desde el origen la familia de los justos descendientes de Abraham, que instituiste a los jefes y a los sacerdotes, y que no dejaste tu santuario sin servicio; que te complaces desde la creación del mundo en ser glorificado en los que elegiste, que además expandes el poder que viene de ti, el del Espíritu Soberano que diste a tu Hijo bien amado Jesucristo y que él acordó a tus santos apóstoles para que fundaran la Iglesia, en todos los lugares, como tu santuario, para gloria y alabanza incesante de tu nombre. Padre, que conoces los corazones, acuerda a tu servidor, a quien elegiste para el episcopado, que enseñe a tu santo rebaño y que ejerza con respecto a ti el soberano sacerdocio sin reproche, sirviéndote día y noche, que torne sin cesar tu rostro propicio y ofrezca los dones de tu santa Iglesia; que tenga, en virtud del Espíritu del soberano sacerdocio, el poder de perdonar los pecados según tu mandamiento (Juan capítulo  20 versículo  23); que distribuya los cargos siguiendo tu mandato y que libere de todo lazo en virtud del poder que tú le diste a los apóstoles (Mateo capítulo  18 versículo  18); que te agrade por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable para tu Hijo Jesucristo, por quien tiene tu gloria, poder, honor (Padre e Hijo) con el Espíritu Santo en la Santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos. Amén. De esta plegaria de consagración conviene fijarnos en algunos puntos. En primer lugar, se habla de una donación del Espíritu Santo sobre el obispo consagrado de tal modo que se constituye en el sacerdote por excelencia de la comunidad, pues recibe el Espíritu del soberano sacerdocio. De esa forma, es el liturgo y maestro de la Iglesia particular. Por eso, el obispo debe predicar el Evangelio, enseñando así a su rebaño; ofrece el sacrificio, perdona los pecados y distribuye los diversos ministerios. En fin, es el primer responsable en el gobierno y santificación de su grey. En cuanto a la ordenación del presbítero se indica que el obispo debe imponer las manos sobre la cabeza del candidato: Cuando se ordene a un sacerdote, que el obispo imponga la mano sobre su cabeza, y que los otros sacerdotes lo toquen igualmente Inmediatamente después el obispo recita la plegaria: Luego debe expresarse de la misma forma establecida anteriormente para con los obispos, orando y diciendo: Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, así como un día miraste a tu pueblo ordenando a Moisés elegir a los ancianos a quienes Tú llenaste del Espíritu, mira ahora a tu servidor aquí presente y acuérdate el Espíritu de gracia y de consejo del presbiterio, a fin de que ayude y gobierne a tu pueblo con un corazón puro. Además, Señor, cuidando indefectiblemente de nosotros, acuérdanos el Espíritu de tu gracia, y tórnanos dignos, una vez colmados de este Espíritu, de servirte en la simplicidad del corazón, alabándote por tu Hijo Jesucristo, que tiene tu gloria y tu virtud (Padre e Hijo) con el Espíritu Santo en la Santa Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos. Amén. De la plegaria de ordenación presbiteral remarcamos que el presbítero está profundamente relacionado con su obispo. En efecto, es el obispo quien lo ordena, y pide que sobre el candidato venga el Espíritu de gracia y de consejo del presbyterium. La referencia a los setenta ancianos que colaboraron con Moisés sugiere que los presbíteros ayudan al obispo en el gobierno de la comunidad cristiana.

No hallo placer en la comida de corrupción ni en los deleites de la presente vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, de la semilla de David; su sangre quiero por bebida, que es amor incorruptible”. Palabras sobre la Eucaristía o Misa empleadas por Ignacio de Antioquía en el siglo I. fue el primero de los Santos PP. En emplear el termino eucaristía.
(31).


ESPIRITUALIDAD DE LA EUCARISTÍA.

La Eucaristía se convierte en la centralidad cultica y celebrativa de la Iglesia y no simplemente en un rito como otro cualquiera de su rica liturgia. La condición de actualidad del sacrificio eucarístico le convierte en vital para los bautizados. Hoy como hace siglos en el pasado no podemos dimensionar la espiritualidad eclesial sin contar con la Eucaristía. A diferencia de otros ritos que fueron ordenanza en la Tradición por la necesidad entendida así por sus autoridades la Cena del Señor es mandato explicito de Cristo en la lectura pospascual de su Evangelio (32). El ministerio ordenado según su naturaleza confecciona este Sacramento (obispo y presbítero) como memorial vivo y vivificante del Señor en medio de sus amigos los bautizados. La dinámica de nuestra Fe explicita sus dones y potencias y con ellos construimos una condición redimida propia de la Gracia actuando en nosotros (33). Las demás acciones litúrgicas son complemento de la Eucaristía y no de otra forma, en esto ultimo nos sujetamos a la Tradición y Magisterio de la Iglesia. Uno de los frutos mas deseados de la Eucaristía es la unión con Cristo y dicha unión solo puede ser producto del amor de Dios revelado en tal misterio. Una relación eucarística esta inundada por la Gracia de Dios. Se trata pus, desde la perspectiva de esta relación de un vínculo que supera las pretensiones del mundo y sus concepciones de bienestar y valor. Una relación de gran actualidad donde cada vez que la recibimos y celebramos entonces nos unimos más profundamente en su novedad y Gracia. Las barreras de los sentidos son reemplazadas por la certeza de la entrega de Cristo y nuestro amor (34). Solo mediante esta relación el creyente comprende la manera como Cristo se manifiesta en su ser redimido. La espiritualidad de nuestra catolicidad tiene su epicentro cultico en la Eucaristía cuya valía es un asunto de intimidad con Cristo en la forma como su Majestad amorosa desea interactuar con nosotros. Lejos estamos pues, de una visión subjetiva sobre los dones presentados en el altar, es más que otra cosa, la aseveración de la presencia intima de Cristo en el bautizado que participa de este sacramento (35). Una identidad de tal grandeza que sola puede transformar toda realidad que toca, no existe eucaristías distintas entre si es solo una forma y vivencia y ella comporta cualidades conocidas por todos que son sus atributos del accionar de la Gracia en nosotros:

·         La Eucaristía es Adoración perfecta del Dios viviente.
·         La Eucaristía es diálogo amoroso con el Dios amoroso.
·         La Eucaristía es fuente de toda Gracia.
·         La Eucaristía es Sanadora.
·         La Eucaristía es Liberadora.
·         La Eucaristía es un acto de Fe en la trascendencia de sus misterios en ella vivenciados.
·         La Eucaristía es un milagro de amor.
·         La Eucaristía es portadora de contenidos escatológicos.
·         La Eucaristía es signo de los nuevos tiempos redimidos.
·         La Eucaristía expresa convenientemente la ministerialidad eclesial a todos sus niveles.
·         La Eucaristía es alimento integral de los bautizados.
·         La Eucaristía es fuente que salta en nosotros a la eternidad.
·         La Eucaristía es signo de los nuevos eones del Espíritu de Dios.
·         La Eucaristía es consuelo y fortaleza para las almas agobiadas o tristes por las dificultades de lo cotidiano.
·         Eucaristía es energía pura.
·         Eucaristía es trato amoroso y familiar con Cristo revelado en la fracción del pan de la misma manera como aconteció con los discípulos camino de Emaús.
·         La Eucaristía es el pan vivo bajado del cielo que en  contiene todo deleite.
·         Sic enim collocatur Eucharistia est panis vivus qui de caelo descendere se omne delectamentum. (36).

FIDELIDAD DEL TEXTO ESCRITURÍSTICO EMPLEADO EN LA LITURGIA DE LA PALABRA DURANTE EL RITO EUCARÍSTICO.

Citábamos en el recuadro a dos columnas la version Latina y la Vulgata, sobre el capítulo 6 de Juan sobre el discurso eucarístico, quedando claro que la Vulgata conserva intacto el contenido de la revelación. Los términos que pusimos en “negrilla” correspondientes a algunos versiculos nos dejan ver tal fidelidad al mensaje que Jerónimo (37) conservó sin detrimento alguno y hoy a pesar de las sucesivas versiones conserva su originalidad. La Eucaristía se asimila culturalmente y sobre tales situaciones que afectan su estructura se mantiene fiel al legado de la Tradición y Magisterio eclesial, es un asunto de la totalidad de la Iglesia y no solo una discusión sobre formas en algunas iglesias locales. La llamada liturgia de la Palabra contiene las enseñanzas del (A.T y N.T) también nosotros lo hemos dividido en años o ciclos (Año A-B-C) aunque ello no implica que las distintas versiones alteren su orden, si podrían alterar la interpretación o percepción a nivel literal de los feligreses  por esta razón la Iglesia Episcopal en su contenido formativo recomendó el empleo de la Versión de Jerusalén como uno de los Textos mas fieles a la Tradición Escrituristica. Los contenidos idiomáticos son en si por la naturaleza cultural e histórica una recreación en términos más o menos aproximados a la realidad puesta en lenguaje y comprensión de este. La Semiótica y la Filología aportan sus esfuerzos en la elaboración conceptual de las palabras de allí que las ideas se expresan mejor cuando la comunicación es óptima.

BIBLIOGRAFÍA/CIBERGRAFÍA/FUENTES.

1        Nota del autor.
2        Justino Mártir nació en Flavia Neápolis (la antigua Siquem y actual Nablus) en Tierra Santa, probablemente hacia el año 114 y murió martirizado en Roma hacia el año 165.
3        Didachè es una palabra griega que significa “enseñanza”, de allí que el título completo de la obra sea “La instrucción del Señor a los gentiles por medio de los doce apóstoles”, o de forma más resumida “Instrucciones de los apóstoles”. Es considerado como uno de los documentos más importantes de la Iglesia primitiva perteneciente al grupo de escritos de los Padres Apostólicos. Aunque la fecha de su composición no se conoce con exactitud algunos autores opinan fue escrito aproximadamente entre los años 50 al 70, otros lo sitúan entre comienzos y mediados del siglo II.
4        Nota del autor.
5        Nota del autor.
6        Nota del autor.
7        Nota del autor.
8        www.bibliacatolica.com.br › La Biblia de Jerusalén › Juan › Capítulo 6.
9        Nota del autor.
10    Afirmación axiomática de los Santos PP. Apostólicos.
11    Libro de Oración Común. Impreso en 1989.
12    El término “epíclesis” proviene del griego: Epi = sobre, Kaleo = llamar. La reflexión teológica de la Tradición de la Iglesia ha acuñado este concepto a su terminología teológica con la finalidad de designar la invocación del Espíritu Santo sobre los dones del pan y del vino para que los transforme en el cuerpo y sangre de Cristo. El sustantivo epíclesis no aparece en el Nuevo Testamento, donde sí se encuentra la forma verbal es en algunos pasajes de Hechos de los Apóstoles y en algunas epístolas de san Pablo. Allí se habla de invocar el nombre de Dios o de Cristo.
13    Nota del autor.
14    Nota del autor.
15    había nacido en Antioquía, donde estudió y estableció una amistad duradera con San Juan Crisóstomo; esta amistad le indujo primero a entrar en un monasterio y luego, después de haberlo abandonado muy pronto, a regresar a él. El año 392, cuando llevaba ya nueve años de sacerdote, fue consagrado obispo de Mopsuestia, en Cilicia. Murió el 428, rodeado de gran fama.
16    Nota del autor.
17    Santo Padre de la Iglesia latina, siglo V.
18    Santo Padre de la Iglesia de Oriente.
19    Nota del autor.
20    Nota del autor.
21    En la Biblia, el nombre de David sólo lo ostenta el segundo rey de Israel, el bisnieto de Booz y Rut (Rut 4 18 ss.). Era el más joven de los ocho hijos de Isaí, o Jesé (I Reyes 16 8; cf. I Cro 2 13), un pequeño propietario de la tribu de Judá que habitaba en Belén, dónde nació David. Nuestro conocimiento de la vida y características de David se deriva exclusivamente de las páginas de Sagrada Escritura (ver I R 16; II R 2; I Cro 2, 3 y 10-19; Rut 4 18-22) y los títulos de muchos Salmos. Según la cronología usual, David nació en 1085 y reinó de 1055 a 1015 a.C. Recientes escritores han datado su reinado, deduciéndolo de inscripciones asirias, unos 30 ó 50 años más tarde. Por las limitaciones, no es posible dar más que un esbozo de los eventos de su vida y una simple estimación de sus características y su importancia en la historia del pueblo elegido, como rey, salmista, profeta e imagen del Mesías.
22    Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Β, ο sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.
23    los fariseos. Su nombre, en hebreo perushim, significa «los segregados». Dedicaban su mayor atención a las cuestiones relativas a la observancia de las leyes de pureza ritual incluso fuera del templo. Las normas de pureza sacerdotal, establecidas para el culto, pasaron para ellos a marcar un ideal de vida en todas las acciones de la vida cotidiana, que quedaba así ritualizada y sacralizada. Junto a la Ley escrita (Torah o Pentateuco), fueron recopilando una serie de tradiciones y modos de cumplir las prescripciones de la Ley, a las que se concedía cada vez un mayor aprecio hasta que llegaron a ser recibidas como Torah oral, atribuida también a Dios. Según sus convicciones, esa Torah oral fue entregada junto con la Torah escrita a Moisés en el Sinaí, y por tanto ambas tenían idéntica fuerza vinculante. Los saduceos, por su parte, eran personas de la alta sociedad, miembros de familias sacerdotales, cultos, ricos y aristócratas. De entre ellos habían salido desde el inicio de la ocupación romana los sumos sacerdotes que, en ese momento, eran los representantes judíos ante el poder imperial. Hacían una interpretación muy sobria de la Torah, sin caer en las numerosas cuestiones casuísticas de los fariseos, y por tanto subestimando lo que aquellos consideraban Torah oral. A diferencia de los fariseos no creían en la pervivencia después de la muerte, ni compartían sus esperanzas escatológicas. No gozaban de la popularidad ni el afecto popular del que disfrutaban los fariseos, pero tenían poder religioso y político, por lo que eran muy influyentes.
24    Nota del autor.
25    Hipólito se desconoce el lugar y fecha de su nacimiento, aunque sabemos que fue discípulo de Ireneo de Lyon. Su gran conocimiento de la filosofía y los misterios griegos, su misma psicología, indica que procedía del Oriente. Hacia el año 212 era presbítero en Roma, donde Origenes—durante su viaje a la capital del Imperio—le oyó pronunciar un sermón.
26    Tertuliano nació en Cartago antes del año 160, y se dedicó desde muy joven a la retórica y al derecho. Pasó a Roma, donde parece que ganó reputación como jurista, aunque esto no acabó de satisfacer su temperamento idealista y apasionado. Hacia el año 195 se convirtió al cristianismo, y desplegó una incansable actividad literaria en defensa y explicación de su nueva fe. Sin embargo, ni aun en ella encontraba fácilmente satisfacción aquel africano ardiente a quien toda perfección parecía poca: pronto se dejó atraer por las tendencias más espiritualistas y rigoristas dentro del cristianismo, y finalmente, hacia el año 207, se adhirió abiertamente a la secta herética de Montano, que pretendía ser un cristianismo más purificado por medio de una nueva encarnación del Espíritu de Dios en sus miembros.
27    Cipriano nació hacia el año 200, probablemente en Cartago, de familia rica y culta. Se dedicó en su juventud a la retórica. El disgusto que sentía ante la inmoralidad de los ambientes paganos, contrastado con la pureza de costumbres de los cristianos, le indujo a abrazar el cristianismo hacia el año 246. Poco después, en 248, fue elegido obispo de Cartago. Al arreciar la persecución de Decio, en 250, juzgó mejor retirarse a un lugar apartado, para poder seguir ocupándose de su grey. Algunos juzgaron esta actitud como una huida cobarde, y Cipriano hubo de explicar su conducta (carta 20).
28    Nota del autor.
29    Nota del autor.
30    Nota del autor.
31    cristoeseltema.blogspot.com › 2015/11 › ensayo-importancia-de-la-sa…// cristoeseltema.blogspot.com › 2018/03 › uncion-de-los-enfermos-acti…// cristoeseltema.blogspot.com › 2017/09 › sacerdotes-de-la-nueva-y-de…
32    Nota del autor.
33    Nota del autor.
34    Nota del autor.
35    Nota del autor.
36    Nota del autor.
37    Jerónimo, uno de los cuatro grandes latinos vivió en Jerusalen en el siglo V, amigo personal de Agustín de Hipona. 
*** Los Textos de las Sagradas Escrituras citados en el presente ensayo fueron tomados de la www.bibliatodo.com › la-biblia › version › Biblia-de-Jerusalen.


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