jueves, 30 de abril de 2020

EL BUEN PASTOR.CUARTO DOMINGO DE PASCUA...


CUARTO DOMINGO DE PASCUA. Año A… Hechos de los apóstoles capítulo 2 versículo 42-47. Salmo 23.  1 Pedro capítulo 2 versículo 19-25. Juan capítulo 10 versículo 1-10. 


La primera Lectura de Hechos de los Apóstoles nos ubica en la intención de la Iglesia primitiva. Ellos se reunían y se distinguían por la Fracción del Pan que es un signo de la Eucaristía y por las oraciones. En la actualidad la Iglesia vive esos mismos signos como señal inequívoca de la comunión establecida con su Señor y Salvador. En nuestra cosmovisión el Pacto Bautismal (Libro de Oración Común pág. 219 ss) guarda la misma relación que los discípulos del Señor. Es pues en la Eucaristía y Palabra donde los cristianos renuevan su Bautismo y ratifican su entrega al Dios de la vida. Los prodigios y señales más importantes serán la transformación de nuestras vidas por medio de acciones resucitadas y portadoras de Esperanza. El bautizado mostrará al mundo que su Señor está vivo viviendo la vida de la Gracia. Ellos no solo “compartían alimentos” ellos vivian la abundancia de las bendiciones de Cristo que se transforma en verdadera “comida” en una clara, restauradora, y salvífica Comensalía… Los apóstoles oran en común y fortalecen así sus vínculos fraternos y ministeriales en la Iglesia. Ellos son la conciencia del “Nuevo Pueblo” y la salvación está asegurada por la misericordia del Padre que resucitó a su Hijo de entre los muertos. La Eucaristía se convertirá en un Memorial de la victoria de Cristo. Ya no se habla de Israel sino de la totalidad de la humanidad bajo el signo del amor y la Cruz tan poderosos que derrotaron la muerte y por ende quitaron el dominio del pecado sobre cada ser humano de esta y todas las épocas. La Esperanza se viste de fiesta cada domingo en nuestras congregaciones.

La primera Carta de Pedro alude directamente a la tradición Isainiana (profeta Isaías) es el escogido de Dios y sus sufrimientos retornan la Esperanza a nuestras vidas. Aquí en la dinámica Petrina el dolor y el consiguiente sufrimiento nos une también a Dios y sacan de nosotros lo mejor.  Cristo fue ejemplo de sufrimiento y un sufrimiento dirigido o con propósito, pues el creyente debe comprender que el sufrimiento tiene un propósito de carácter salvífico y que nada en su Nombre quedará sin recompensa. Es pues un tributo a la Misericordia de Dios que no abandona a quien sufre puesto que todos sufrimos o sufriremos. Como olvidar hermanos que el sufrimiento es parte de la vida y que opera como el “crisol” que purifica el oro o todo tipo de metal para sacar lo mejor de sí quitando la “escoria o las impurezas”. El amor purifica a quien ama y lo brinda con humanidad y Fe con los ojos puestos en la trascendencia de su propia realidad.  Acudamos a la Justicia de Dios para salir victoriosos ante las pruebas y el sufrimiento. El pecado no podrá robarnos la Esperanza que nos brinda la misericordia de Dios ya que tenemos un Pastor y una Iglesia que se constituye en su Redil. Cristo nos guía y pastorea sin perder a ninguno de los suyos porque su amor es salvífico. Ante las injusticias de este mundo y sus reinos tenemos la seguridad puesta en el poder liberador del amor de nuestro Dios y nuestro ejemplo es el propio Señor. No dejemos que las dificultades nos separen de su Gracia y luchemos con las armas que su Bondad nos concede, estamos hablando del Amor, la Fe y la Esperanza…

El Evangelio está cargado literalmente de expresiones post-pascuales fruto de la reflexión de la Madre Iglesia sobre la presencia de su Señor siempre dispuesto a cuidar ministerialmente de los suyos, es decir de los bautizados. La Puerta posee su propia y rica simbología ya que puede servir para entrar o salir, para proteger o exponer, y para pasar de un estado a otro. Es pues el Resucitado la puerta de la eternidad para los bautizados y su Gracia la mantiene abierta para todas y todos en toda época. la conciencia de la Iglesia sobre sí misma es clara se constituye en Redil o Establo   para acoger, cuidar, Instruir, y alimentar a las ovejas de su Señor. Solo Jesús establece la autoridad en su Iglesia y gobierno, quienes no cumplan con su misión serán juzgados por sus acciones. Y solo Cristo conoce la realidad y vida de los bautizados, por esa razón reconocemos su voz y le seguimos a donde quiera que vaya nuestro Salvador. La eternidad solo es prerrogativa del Gran Pastor de las ovejas. Merece capital importancia el cuidar el “rebaño” encomendado a nuestro celo pastoral, así como la defensa de la Iglesia y sus enseñanzas. En la actualidad y siempre existieron pastores (Obispos, Presbíteros, y Diáconos) que entraron por la “puerta del redil” movidos por otros intereses, a esos que se pastorean así mismos y se apropian de los recursos y oportunidades de la Iglesia (Institución) a ellos el castigo será grande e inminente porque es la Iglesia de Cristo y no de sus “bolsillos o carteras”, no solo se debían a sus familias de sangre. El bautizado anima su espiritualidad y responsablemente acata la autoridad de la Iglesia como un componente más de su encuentro con el resucitado. A Cristo nuestro Pastor le reconocemos en el amor que expresa su Mandamiento Nuevo. En la madurez de nuestra espiritualidad y compromiso cristiano. En la Fracción del Pan, oraciones y Palabra, en síntesis, corresponde a los Medios de la Gracia.  Solo el Pastor ama a sus ovejas y da la vida por ellas. El amor no hace acepción de personas. Gracias a Dios Nuestro Padre por ese maravilloso Pastor, su Adorado Hijo. Digamos con Fe: CHRISTUS PASTOR NOSTER… CRISTO NUESTRO PASTOR.


jueves, 23 de abril de 2020

CAMINO A EMAÚS. TERCER DOMINGO DE PASCUA...


CAMINO A EMAÚS. TERCER DOMINGO DE PASCUA … Hechos de los Apóstoles capítulo 2 versículo 14ª,36-41. 1 Pedro capítulo 1 versículo 17-23. Evangelio de Lucas capítulo 24 versículo 13-35.



"13. Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14. y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16. pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17. Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. 18. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» 19. Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20. cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23. y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. 24. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» 25. Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» 27. Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28.Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. 30. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32.Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33. Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34. que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35. Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan."
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/24/

Pedro introduce su discurso con una afirmación de su Fe en el Señorío y autoridad de Jesucristo dejando ver que su triunfo sobre la muerte le entrega el disfrute de sus prerrogativas las mismas que poseía antes de su Encarnación. Pedro ve con absoluta claridad que Jesús una vez resucitado entra en la Gloria eterna para reinar sobre la creación y que da fe de la Salmodia que lo señala como tal, solo para nuestra reflexión compartimos: Salmo 110 y su señalamiento mesiánico; Salmo 16 y Salmo 2, 7 es el Hijo de Dios no hay duda al respecto desde la perspectiva de una “mirada de Fe” … La Conversión en esta dinámica no es otra que la respuesta positiva a las afirmaciones anteriores. El Creyente abandona su antigua condición y se abraza a su nueva realidad en Cristo Señor. El Bautismo es el signo inequívoco de este cambio de vida y gracias a su poder regenerador el bautizado empieza a vivir como criatura nueva destinada al Reino de Dios. Aparece el Don del Espíritu Santo que es lo propio de los hijos de Dios y su Gracia significante es la que puede transformarnos en verdaderos discípulos testimoniales de Cristo en su Iglesia. El número de quienes se bautizaron sin duda es simbólico y obedece a la perfección de los que atendieron el llamado y abrazaron la Fe en el resucitado.  

Pedro prosigue su intención discursiva al plasmar la vida presente como un “destierro” dado que los bautizados saben que son fruto de la Gracia y destinados a la eternidad. Es el llamado a vivir teniendo presente la temporalidad de nuestra existencia terrena y un recordatorio de la importancia de darle su lugar a todo lo que construimos y vivimos todos los días sin descuidar la trascendencia. Fuimos rescatados a un precio supremamente alto al que nadie en este mundo puede cubrir porque la justificación no es valor monetario o equiparado como tal es ni más ni menos que la Sangre de Cristo derramada en la Cruz.    Pedro insiste en la predestinación de nuestro rescate porque la obra de Cristo está concebida antes de la fundación del mundo. Nuestra Esperanza está fundada en la misericordia de Dios y por medio de su Hijo resucitado se concreta en cada uno de nosotros los bautizados. Es pues una amonestación a los bautizados para que vivan de forma consecuente con los dones recibidos en el Pacto Bautismal dando así testimonio de la resurrección de Cristo. Esta centralidad está construyendo paulatinamente nuestro crecimiento espiritual y así mismo dicta la posibilidad cierta y segura de nuestra futura trascendencia. “Vivamos en este mundo con ojo puesto en la eternidad”.

Emaús marcará la intencionalidad Lucana por antonomasia al recordarnos que la nueva condición del resucitado será también la nuestra una vez concluya nuestra presentación en este mundo. Es pues un recordatorio de las “nuevas” relaciones del creyente con su Señor ya glorificado y victorioso. El imperio de la muerte ya no podrá nublar nuestras mentes y corazones y por el signo del amor fraterno le reconocemos cada día. En Emaús la realidad resucitada de Cristo atestigua su nueva y definitiva condición que ya no será percibida por los sentidos sino por el grado de interioridad y relación vital alimentada con Él en los Medios de Gracia que la Iglesia nos brinda, es en la oración, meditación de la Palabra revelada y en la vida sacramental como el bautizado crecerá hasta la eternidad. Ver a Cristo es posible cuando su presencia se convierte en vital alimento diario de lo contrario pasa como quienes dicen hoy creer en Dios, pero no hacen nada para alimentar su Fe esa idea que dicen tener fenece porque lo que no se alimenta desaparece o pierde su peso.  Las relaciones espirituales son necesarias para crecer en la Fe y su praxis. Los signos son claros (pan y pescado) como indicando desde la Iglesia primitiva la figura de la Santa Eucaristía el epicentro de nuestra vida resucitada. Cristo mismo les explicó las Escrituras, encontramos una bella síntesis de los “Medios de la Gracia”. El corazón les ardía, porque ellos vivieron el encuentro inmediato que desde antes muy seguramente estaban cultivando con el resucitado. No es un mero y casual encuentro, es la relación fraterna que supera las barreras de los sentidos y la incredulidad para instalarse en lo más profundo del corazón.  En el símbolo eucarístico se abrieron sus ojos, en la nueva y vital forma de su presencia resucitada y escatológica. “Se dijeron el uno al otro ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras” versículo 32 Lo anterior da la impresión de haber sido una manifestación del Señor justo después de su Resurrección? La inmediatez de la Fe da paso a la certeza de su presencia.  La acción del Espíritu Santo mueve el corazón de los discípulos que muy seguramente estaban en la fase de la aceptación de lo ocurrido con Jesús y sus corazones estaban retenidos por los sucesos vividos en el drama de la Cruz. “La misión apostólica contará con la certeza de haber compartido con el resucitado estos momentos o coloquios espirituales que sin duda alimentaron y robustecieron su Fe”.  


jueves, 16 de abril de 2020

LA REALIDAD POS-PASCUAL EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES...


COMO ABORDAR LA REALIDAD POS-PASCUAL EN EL TEXTO INSPIRADO DE HECHOS DE LOS APÓSTOLES.


RESUMEN.


La experiencia de los primeros cristianos navegaba entre el mito y las interpretaciones personales con énfasis en acontecimientos que insidian en la comunidad primitiva. La realidad que hemos llamado desde siempre pos-pascual es tan compleja que requiere más que una aproximación a los acontecimientos desde la perspectiva literal, necesitamos también asociar nuestra personal experiencia de Fe para evitar convertir en una fabula sus relatos. Los apóstoles luego de recibir gracias muy especiales que son fruto de su experiencia de Fe están en la disposición de materializar el mensaje y convertirlo en estructura permanente. De esta manera se aproximan rápidamente a la concepción de Iglesia que conocemos en el presente, desde luego, nos referimos a las históricas que conservan el depósito de la Fe. La estrategia evangelizadora inicia justo cuando la Iglesia sale de Jerusalén y se posesiona en la gran ciudad de Roma que para el mundo antiguo era el epicentro de la civilización y todo lo que eso implicaba. Pedro y más tarde el propio Pablo, plasman en sus ministerios la necesidad de abrirse a la concepción universal ya afirmada por el Señor. Esto ultimo hace la diferencia frente a la cosmovisión de los judíos y su concepto de religión cerrada y paradójicamente impersonal. El cristianismo visto desde la postura más arcaica es para la época y el presente una invitación tentadora a desarrollar una espiritualidad personal con ribetes de universalidad.


INTRODUCCIÓN.


El resucitado durante sus coloquios se manifiesta bajo los signos de su condición glorificada, planteando una necesidad de comprensión por parte de sus discípulos los cuales como sabemos, nunca habían vivido episodios semejantes. No existía la posibilidad de comparar estas manifestaciones con experiencias pasadas y lo mismo sucede con nuestra espiritualidad personal. Los recursos de nuestra parte nos invitan a plantearnos interrogantes que solo podrán ser esclarecidos por medio de la expresión más auténtica de nuestra Fe y está enmarcada en nuestra escatología cristiana. La realidad espiritual se funde en los signos de la percepción material y por ende sensorial de los testigos de estos coloquios. La Fe de estas mujeres y hombres se configuró con la nueva realidad del resucitado. Una configuración imposible de darse sin la mediación de estas apariciones y toda la cotidianidad que encerraron. No fueron mágicas, fueron todo lo contrario, un verdadero adelanto de la vida resucitada del bautizado. Los testimonios aquí contenidos (Evangelio, Hechos de los Apóstoles) son claro indicio de la manera como los discípulos asimilaron tal realidad. Una realidad construida sobre manifestaciones para nada convencionales y mucho menos perceptibles únicamente por la razón de sus testigos. El amor fue la clave para asumir que la vida triunfaba sobre la muerte y que el Señor encarna toda expresión autentica del amor vencedor (1).

REALIDAD PROBLEMATIZADA DE LAS MANIFESTACIONES POS-PASCUALES.

La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos ubica en un tiempo cuya cronología se relaciona y es motivada ampliamente por los sucesos descritos anteriormente. La vida de la Iglesia primitiva debe problematizar y plantear su propia tesis sobre el Resucitado y hacerlo de cara a la realidad   que está viviendo, se establece así una cronología que marcará el inicio de la materialización del mensaje pos-pascual, el mismo sublimado por las apariciones del resucitado (2).  La teología en el llamado quinto evangelio es una construcción intuitiva de los acontecimientos descritos antes y sobre todo estructurados en la conciencia religiosa de los nuevos cristianos. El problema es convertido en formulas y ritos para su transmisión o comunicación intelectiva. La muestra la encontramos en dos ritos muy conocidos el bautismo y la imposición de manos para la venida sobre el bautizado del Espíritu Santo.

Sobre el Bautismo.
Sobre la imposición de manos.
Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; 39. pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.
(Hechos de los Apóstoles capítulo 2 versículos 37-39).



(3).
Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; 16. pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo (hechos de los Apóstoles capítulo 8 versículos 14-17).

(4).




Los Textos referidos presentan dos momentos de la cronología espiritual en el rito o en este caso en potencia de los futuros ritos de iniciación (sacramentos). De la forma como su estructura tanto canónica como litúrgica es conocida en el hoy de nuestra historia. La percepción en el presente tiene algunas dificultades por abordar y considero que una de ellas es sin duda la problematización de la necesidad del Bautismo como su naturaleza lo expresa, es decir, con fines salvíficos. El hombre del presente rechaza ostensiblemente los discursos absolutistas, no acepta de buen agrado aquellas fórmulas expresadas en la Fe de la confesión religiosa. No implica que no haya Fe en las personas de nuestra cotidianidad, estamos planteando que la fórmula teológica debe ser aterrizada en el pensamiento moderno donde los dominios ideológicos se han vestido muchas veces de vanidad y otras de consumismo exacerbado. Sociológicamente hablando las nuevas generaciones perdieron interés y contacto directo incluso con los elementos de nuestra liturgia al grado de establecer relaciones artificiales con su entorno. Nuestra tesis parte de la configuración de escenarios artificiales que prometen ser concluyentes en la búsqueda de la felicidad.

 El agua, el crisma, las Escrituras, las oraciones e invocaciones, hacen ahora parte de rituales ignorados y poco frecuentados por las nuevas generaciones. El interés se aferra a la expresión fundamental de los sentidos, aquí describimos el primer problema que la liturgia afronta en el creyente común y corriente. Ahora parece que no hay fórmulas que concatenen la expresión de Fe con la vivencia de la liturgia y el modelo congregacional de este siglo. Nuestros feligreses caminan por una zona de confort peligrosa como es la de convertirse algunos de ellos en “cristianos acomodaticios” El nexo mistagógico vivido intensamente por los discípulos con el rito ya está extinto en muchos corazones. El llamado “espíritu eclesial” está dejando paso al “espíritu organizacional de accionar mecánico” (5) el modelo pastoral debe estar inspirado en su poderosa relación con el rito y en este caso con los Sacramentos de Iniciación Cristiana y los Medios de Gracia. Los apóstoles vivieron un problema particular en su ministerio y era como materializar la opción por un Cristo resucitado y ascendido al cielo, es decir, fuera de la escena intelectiva del creyente.  La dificultad era básicamente como tomar y concretizar su mensaje y los mismos coloquios, como actualizarlos en la liturgia y toda su mistagogia. Como actualizarlos en las predicaciones y signos eclesiales visibles. No era fácil en su época, pero la Fe era y es el nexo con lo tangible y palpable de los ritos eclesiales y su mistagogia… El Kairós apostólico se extiende en cada tradición asimilada por nosotros y en general por la catolicidad. Cuando hablamos de Kairós apostólico estamos invocando la figura de una cronología sobrenatural que marcó el inicio y vivencia de la Iglesia en sus primeros años. Esta cronología no es vivida en tiempo puntual sino en la esfera vivencial y testimonial. La Imposición de manos como figura de un rito arcaico, es parte de los ritos de iniciación cargados de su simbología (6). La acción de la Imposición de Manos es propia de la tradición israelita ya que ellos imponían (levitas) sus manos a las victimas sacrificadas en el templo (ganado ovejuno y otros semovientes). Muchos son los bautizados que han asumido la práctica de la imposición de las manos como una realidad sacramental, la cual unida a un proceso de acompañamiento espiritual y de oración, puede culminar con una experiencia sanadora. Esta sanación va más allá de lo físico, pues logra tocar todas las dimensiones del ser humano, por ello en este camino investigativo se empleará el término sanación holística. Asumida la sanación desde una realidad holística, lo que se busca es establecer “una relación más humana entre personal sanitario y paciente, que tenga en cuenta la unidad psicosomática del ser humano y no lo considere simplemente un tejido de órganos que curar independientemente de su yo espiritual, de su historia y del contexto relacional de su vida (7).

En nuestra dinámica la Imposición de Manos visualiza el Reino de Dios ya que nos relaciona desde la perspectiva de la Fe con aquello que estamos esperando, la misma concepción era vivida por los apóstoles cuya autoridad emanaba del Resucitado. Los signos de la Pascua se desarrollan conforme el ritmo y número de los creyentes aumentaba y se hacía más fuerte como vimos en la cita anterior del llamado quinto evangelio. Los signos externos empleados por los Apóstoles para la construcción no solo de imaginarios creíbles sino y sobre todo de argumentos doctrinales constituidos en Praxis eclesial fueron indispensables para la problematización de toda su carga antropológica y sociológica al ser sacados de su entorno y tradición…   Muy seguramente y adentrándonos en la fundamentación el rito eucarístico y tratando de establecer una línea de conducta ritual en la Eucaristía los primeros cristianos desarrollaron toda la simbología de la Imposición de Manos en la Epíclesis o presencia del Espíritu Santo en las especies consagradas. Litúrgicamente, el único momento en el cual el ministro debe realizar el gesto de la Imposición de las Manos ha de ser en la consagración del pan y del vino; sin embargo, con mucha frecuencia, se constata que en algunas celebraciones eucarísticas los ministros hacen caso omiso al rito y extienden sus manos en diversos momentos, quizás con argumentos que sólo ellos conocen.

La anterior acción se extiende también a la sanación integral el creyente, pero como signo del resucitado se vive en la esfera de su poder sobrenatural y como ejemplo de ello citamos el Texto inspirado:

Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona. 2. Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. 3. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna. 4. Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: Míranos. 5.Él los miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. 6. Pedro le dijo: No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar. 7. Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, 8.y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios. 9. Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios; 10. le reconocían, pues él era el que pedía limosna sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido (Hechos de los Apóstoles capítulo 3 versículos 1-10).
(8). La realidad interpretada en este pasaje de Hechos de los Apóstoles nos habla de la relación entre la expresión consumada de la Fe en el Resucitado y las acciones eclesiales que se adelantan en figura apostólica. Son ellos como ahora los ministros de la Iglesia los que manifiestan la relación coherente entre la Fe y el rito ejecutado en la Iglesia y su ministerialidad.  La Pascua como tiempo de Gracia introduce al creyente en la vivencia de una realidad ampliada por el espectro de la presencia del Señor. La presencia del Resucitado suscita modelos de dialogo absolutamente nuevos en su complejidad y categorías perceptibles (9). No es un dialogo cortado o segmentado por situaciones insalvables sino lo opuesto un dialogo pleno movido por la Gracia en su aproximación histórica dependiendo de la realidad de la persona redimida.


La centralidad vista en retrospectiva nos habla de Cristo rechazado por los judíos, pero aun así las acciones sobrenaturales de Pedro y Juan se realizan en su nombre con todo lo que ello implica para quienes escuchaban y observaban esta acción.  Es la relación salvífica del tiempo cuya cronología ordinaria se entrelaza con el Pos-pascual de la Gracia poderosa de Cristo Señor de nuestra realidad. La acción en si encierra los tiempos tanto salvíficos como antropológicos de los apóstoles y los que compartían con ellos. La obra de estos apóstoles tiene un propósito y el milagro descrito aquí muestra fundamentalmente la dirección del resucitado en sus discípulos.  Aquel hombre esperaba algo, pero sin duda en su experiencia de Fe no estaba la posibilidad de su propia curación, esta acción es en sí signo de los nuevos y definitivos tiempos donde la realidad será abordada por el bautizado desde la vivencia de su Fe y solo así encontrará sentido a su existencia terrenal. Toda expresión sobre el poder de Dios es una bella forma de decir que Cristo está intuitivamente con ellos y su presencia es fuente que desborda salud y toda clase de bendiciones para el creyente. La realidad también ha resucitado de la mano con el Señor de la historia. La sensibilidad de Pedro Juan permite ver la condición de absoluta vulnerabilidad de este hombre y su condición de postración que claramente hace referencia a la condición anterior no resucitada. Es determinante que la lectura de la Pascua nos comunique toda su fuerza dialéctica y que la apreciación de la enfermedad y la postración sea solo un referente dialéctico/intuitivo del pecado derrotado por el Señor (10). La realidad Pos-pascual es vida y transformadora de todo cuanto toca especialmente el corazón del bautizado. Aquí tenemos los nuevos tiempos cargados como el que más de Esperanza y vida gracias al resucitado. La interpretación Pos-pascual es siempre dinámica y contextualizada en la tangible y aun palpable presencia del resucitado…

Los hechos de los Apóstoles son la continuación del evangelio de Lucas y narran el nacimiento del cristianismo y de la primera iglesia. Aquí encontramos las raíces de un mensaje y un modo de vida que ha sido decisivo en la historia de la humanidad. La Iglesia presentada en los Hechos es la comunidad de los discípulos, guiados por el Espíritu Santo. Dan testimonio del Señor desde la experiencia de la fraternidad (11).

La presencia pos-pascual no es una especie de residuos fruto de sus coloquios espirituales con los discípulos, es una forma nueva de realidad espiritual que se establece después de la manifestación de Fe de los mismos y posteriormente con cada bautizado. La Gracia se transforma en un nexo tanto histórico como trascendente creando así una forma vital de comunicación/comunión permanente en la vida ministerial de la Iglesia.   Una familiaridad que no es superada antes y después de la era apostólica.   La experiencia de la pascua es totalizante de todas y cada una de las facetas de la Iglesia primitiva.  

El primer escollo que debió superar la Iglesia primitiva fue éste: ¿Sería la Iglesia una rama más de la religión judaica, o se trataba de algo nuevo? ¿Cómo llegó el cristianismo a independizarse de sus raíces judías y convertirse en una religión universal?
Nuestra religión se llama católica, es decir, universal. Cristo envió a los suyos “a todas las naciones” (Mateo capítulo 28 versículo 19), diciéndoles: “Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta el extremo de la tierra” (Hechos de los Apóstoles capítulo 1 versículo 8). Sin embargo, dicho universalismo no fue entendido desde el inicio por todos. Tal desinteligencia constituyó el primer gran escollo con que se topó la Iglesia en los albores de su existencia (12).

Las dificultades de la vivencia pos-pascual fueron asimiladas por la Institución eclesial al ritmo de su obra misionera.       El recorrido estaba sujeto a las facilidades que otorgaba el seguir la llamada “ruta del Imperio” que básicamente eran las vías y la infraestructura romana desde Egipto hasta Grecia. Una estrategia de penetración por parte de los misioneros como Pablo y sus cercanos. Miremos un breve aporte sobre los viajes desarrollados por el apóstol de la gentilidad:

Primer viaje.
Segundo viaje.
Tercer viaje.
Cuarto viaje.
Conocemos del primer viaje misionero de Pablo en Hechos de los Apóstoles capítulo 13 y 14. Comenzó cuando Dios le dijo a la iglesia en Antioquía de Siria que reservaran a Pablo y Bernabé para un trabajo especial. Inmediatamente después de esto, el Espíritu Santo guio a estos hombres a través de la isla de Chipre.
Después de varias oportunidades de ministerio allí, siguieron adelante en un viaje evangelístico a Asia Menor. La práctica inicial de Pablo era proclamar el evangelio principalmente en las sinagogas judías. Pero después de enfrentar mucha resistencia por parte de los judíos, comenzó a predicar también a los Gentiles.
En este viaje Pablo plantó varias iglesias con éxito, incluyendo algunas en la región de Galacia. Después de viajar hacia el este hasta Derbe, Pablo y Bernabé se volvieron. Regresaron a varias ciudades de la región de Galacia, eventualmente llegaron al mar y navegaron hacia su hogar.
El primer viaje misionero de Pablo como apóstol de Cristo fue relativamente corto y sin complicaciones. Pero su segundo viaje lo llevó más lejos de la tierra de Palestina.
El segundo viaje misionero de Pablo aparece en Hechos de los Apóstoles capítulo 15 versículo 36 hasta el capítulo 18 versículo 22. Esta expedición comenzó cuando los apóstoles y los líderes de la iglesia en Jerusalén seleccionaron a Pablo y Bernabé para llevar una carta a las iglesias en Antioquía, Siria, Cilicia y Galacia, explicando que los Gentiles convertidos no necesitaban ser circuncidados o guardar la Ley de Moisés con el fin de ganar la salvación. Ahora, justo antes de que comenzara el viaje, Pablo tuvo un altercado con Bernabé así que se separaron y Pablo se asoció con Silas.
Estos dos viajaron primero por Siria y después por Cilicia hasta que llegaron a Galacia. Fue en la región de Listra que Timoteo se unió a Pablo en su viaje.
Mientras Pablo continuaba quería predicar en el norte de Asia y Bitinia, pero el Espíritu Santo se lo prohibió. Así que Pablo viajó a la ciudad costera de Troas.
Allí se hizo clara la razón de la prohibición del Espíritu Santo a través de la famosa "Visión Macedónica". En esta visión, un hombre le rogaba que predicara el evangelio en Macedonia, la provincia del Norte de Grecia. Así que Pablo y su compañero respondieron inmediatamente a este sueño navegando hacia esa provincia. Pablo plantó muchas iglesias en Grecia, incluyendo aquellas de Filipos y Tesalónica en el norte.
Eventualmente se fue hacia el sur, visitando Atenas y plantando una iglesia en Corinto. Después Pablo fue a Éfeso, y después de un periodo de tiempo allí, se encaminó de regreso a Palestina.
El segundo viaje misionero de Pablo pronto fue seguido por una tercera expedición, en la que viajó otra vez lejos hacia el oeste.
El tercer viaje misionero de Pablo aparece en Hechos de los Apóstoles capítulo 18 versículo 23 al capítulo 21 versículo 17. En estos viajes Pablo fue de Antioquía de Siria por Galacia y Frigia, y después estableció un ministerio próspero en Éfeso.
Después de esto, el pasó varios meses viajando en Grecia de Norte a Sur y de regreso al Norte otra vez. Visitó iglesias que había plantado en su viaje anterior a la región. Después el apóstol regresó hacia Jerusalén por tierra y por mar.
Cuando Pablo regresó a Jerusalén después de su tercer viaje, los judíos lo acusaron falsamente de sedición y los romanos lo arrestaron. Después de pasar dos años en prisión, Pablo defendió sus derechos como ciudadano romano para llevar su caso ante César. Esta apelación a César genera su cuarto viaje que lo llevó a Roma.
El registro de este viaje aparece en Hechos de los Apóstoles capítulos 27 y 28. Pablo se trasladó principalmente en barco en este viaje. Entre Creta y la Isla de Malta, una terrible tormenta destruyó completamente la embarcación que llevaba a Pablo y a un buen número de prisioneros.
La tripulación, los guardias, Pablo y sus compañeros naufragaron en la isla de Malta por tres meses antes de que pudieran hacer la travesía a Roma. Pablo permaneció bajo arresto domiciliario en Roma del año 60 DC. Al año 62. Él pudo ministrar libremente durante este tiempo.
La tradición nos dice que Pablo fue conocido por Nerón, y que después viajó hacia España predicando el evangelio. Algunas evidencias en las epístolas a Timoteo y a Tito también sugieren que él viajó hacia el este, estableciendo y fortaleciendo iglesias allí también. Pero probablemente alrededor del año 65 DC. O un poco después, Nerón arrestó a Pablo una vez más, y finalmente ejecutó al apóstol.
Un vistazo rápido a la región entre Jerusalén y Roma revela que Pablo visitó muchos lugares diferentes, haciendo contacto con miles de personas en más de veinticinco ciudades.
 (13).

 Es interesante entender en la perspectiva de la presente reflexión que el matiz universal de la Iglesia es uno de los primeros frutos institucionales de la interiorización de la Pascua vivida por los discípulos del Señor. Correlativamente se pasa de un apostolado misionero al episcopado local. Cada comunidad tenía un colegio de ministros locales y de forma preeminente, a partir de la presidencia única de la celebración eucarística, se asumió el episcopado monárquico. Así pues, progresivamente se condensó en una misma persona aquello que venía de la Episcopé apostólica y aquello que definía ya al obispo local. De esta forma, hacia el 110 d. C., Ignacio de Antioquía da ya el testimonio consolidado del triple grado del ministerio apostólico: los obispos, los presbíteros y los diáconos, establecidos hasta los confines de la tierra. Así la desaparición de la generación apostólica creó de forma especial una situación totalmente nueva para la Iglesia que, de acuerdo con el principio de la "tradición por sucesión" (la famosa fórmula de IRENEO, III, 3.1), la obligó paulatinamente a encontrar "sucesores" del particular "ministerio" que ejercían los apóstoles. Esta transición entre el período apostólico y el período sub y pos apostólico se hizo de forma relevante con la ayuda de la función de la episcopé. Las comunidades locales sub y pos apostólicas experimentaron la necesidad primera de consolidarse en un "lugar" y de mantenerse en la "catolicidad" de la Iglesia una. Esta misión, este ministerio, fue asumido por aquellos que sucedían a los apóstoles en su particular episcopé, se llamaran obispos o presbíteros, tal como se manifiesta en Tito capítulo 1 versículos 7-11 y Timoteo capítulo 3 versículos 1-7, así como en la (1 carta de Clemente en el siglo I) (14).  En la dinámica anterior la Iglesia fue eficaz porque logró relacionar rápidamente su pensamiento con otras religiones como sucedió con el judaísmo cuyas prácticas fueron tomadas en la mayoría de nuestros ritos y su liturgia. El periodo pos-pascual en hechos de los Apóstoles marca definitivamente la ruta de su crecimiento exponencial. La figura de personajes como Esteban (Protomártir) encaja en la propuesta de una mirada pos-pascual de la Iglesia apostólica, la visión de este hombre de Fe o está lejos de la Transfiguración que a estas alturas ya había sido consolidada perfectamente por las apariciones el Señor.  La relación con la historia judía se expresa en los rezagos de índole cultural y cosmológica que la Iglesia sufre en su estado más primitivo. La lucha por la identidad eclesial es por decirlo así determinante para la consolidación de su ser institucional. Esteban (protomártir) da testimonio y se convierte en sacrificio para indicarnos como las vivencias personales son también llevadas a la Cruz y como el accionar del bautizado no le excluirá de asumir las consecuencias de sus actos. No podemos perder de vista que las señales primitivas se gestaron partiendo del martirio como signo de una civilización proclive a la ausencia total de derechos y dignidad en la vida individual de las personas. No asumimos que el poster testimonial de Esteban no rindiera frutos ya que los procesos de conversiones masivas eran también signo de la credibilidad de los predicadores. Esteban, vive históricamente referida una especie de transfiguración con la verdad evangélica, la misma por la que está dispuesto a entregar su vida, es una simbiosis tan estrecha que nos sugiere otro termino, una hipostasis de absoluta comunión entre la Palabra viva del Resucitado y los modelos arcaicos de significación trascendental como era la Ley antes de la llegada de la era mesiánica.

Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; 56.y dijo: Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios (Hechos de los Apóstoles capítulo 7 versículos 55-56) (15).



LECTURA POS-PASCUAL DE HECHOS DE LOS APÓSTOLES.

La lectura que se nos propone en el enunciado inmediatamente arriba, nos motiva a construir nuestra reflexión en la dinámica de la aproximación al fenómeno histórico de Pentecostés sin que con ello implique la puntual construcción del relato. La concreción histórica se divorcia ostensiblemente de la realidad salvífica aquí particularmente, recordemos que no hablamos de un momento tiempo espacial solamente ni tampoco de su evidencia histórico-critica, lo estamos haciendo desde la perspectiva de la Hipostasis entre la vivencial y la espiritualidad de estos testigos nominales de los acontecimientos. Esteban es testigo desde la percepción de su espiritualidad e intimidad con el Resucitado, esta relación no se ve afectada por la connotación tiempo-espacial. Estamos especulando sobre la posibilidad de una inserción histórica desde la perspectiva de la relación espiritual y no material con el Señor, lo material corresponde a la degradación del tiempo y su influjo sobre la realidad de la persona humana.  Es la lectura alegre y emotiva de los frutos de los coloquios espirituales con el Señor. Esta historia admite que Dios ha enviado su Hijo al mundo y que su Espíritu continúa comunicándose a los creyentes para vivir su misterio a lo largo de todas las generaciones humanas. La espiritualidad es el conjunto de las inspiraciones y de las convicciones que animan interiormente a los cristianos en su relación con Dios, así como el conjunto de las reacciones y de las expresiones personales o colectivas y de las formas exteriores visibles que concretizan dicha relación.  El lenguaje pos-pascual es igualmente determinante en esta vivencia apostólica.  Miremos algunos de estos términos y oraciones que fortalecieron el discurso de la naciente Iglesia:  


Fracción del pan
Hermandad en el seguimiento de las enseñanzas apostólicas.
Propiedad común como un signo de la Iglesia primitiva.
Colegio apostólico.
Gracia y liberación en el nombre de Jesucristo.
Curación en el nombre de Jesucristo.
Carisma
Resurrección
La Paz fruto de la Resurrección y su presencia en el creyente produce Alegría.
Espíritu Santo asociado al creyente por la imposición de manos después del Bautismo.
Testimonio.
Oraciones en común.
Intervención de Gamaliel.
Camino como designación conductual del ser humano, referencia directa a la conversión de Saulo.
Intervención de Esteban.
Institucionalización de la Diaconía en su naturaleza eminentemente de servicio y atención en la vida de la Iglesia.
Envío.
Evangelización como dependencia de la misión de la Iglesia.
Culto en perspectiva de la naciente liturgia.
Apóstol/Apostolicidad/Apostólico.

Fundación.
Gentilidad.
Dios/Creador/mundo/comunidad/iglesia local/ Ministerialidad eclesial/ gobierno apostólico/ Pablo/arresto/ley/Naufragio/resistencia/ cristianismo/expansión.
Descripción geográfica ampliada.
Presbíteros.


(15).

Algunos de los términos comunes en el quinto evangelio lucano son el reflejo del Ethos cultural que se gesta en el periodo pos-pascual y que como es natural expresa con claridad el desarrollo eclesial.   Los apóstoles como los paradigmas del anuncio se centrarán en el modelo imperante para desplazarse y transmitir, ellos como judíos acuden primero a las sinagogas antes que a los gentiles. El epicentro salvífico se dilata conforme entran en la verdadera significación de los Hechos de los Apóstoles como es la CONSTRUCCIÓN DEL CRISTO DE LA FE. En la maduración del fundamento de la Fe apostólica y la perspectiva del anuncio del resucitado transcurren estadios de crecimiento espiritual y redondeamos la función de tal enunciado. En el Blogg cristoeseltema.blogspot.com   aportamos brevemente un artículo sobre la superación el mito y la construcción pos-pascual del mensaje del Cristo de la Fe. 

Prueba Intelectiva.
Prueba Volitiva.
Prueba de la Fe.
Los discípulos no creen en las palabras de las mujeres (Lucas capítulo 24 versículo 9-11) es evidente que los sentidos no garantizaron el conocimiento Intelectual y mucho menos trascendente de lo anunciado. La Fe es un bien inmanente a la persona y esta no puede legarla a otra, pero si dar testimonio de lo manifestado. La respuesta de Pedro es particular movido por la Gracia y la Voluntad (Volitiva) sale al encuentro Intelectivo o de los sentidos. Es particularmente importante señalar que solo Lucas y Juan desarrollan este argumento de la “carrera de Pedro” que se convierte en una forma de evolucionar en la Fe y en el testimonio, es evidente que no están hablando de una carrera para ver lo acontecido sino del movimiento de la Fe que despierta por la Gracia. No es una dinámica puntual, pero si histórica de Pedro y los discípulos. Lo intelectivo dará paso inmediato a la constatación por la Fe y su absoluto imperio en el bautizado que en esta respuesta es completamente A-temporal, es decir, sin tiempo de respuesta sino vivencia absoluta de los dones de la Resurrección.
La percibimos particularmente en (Lucas capítulo 24 versículo 8)… Lucas es enfático en decir y consignar que las mujeres “recordaron” las palabras donde Jesús anunciaba su desenlace en la Cruz y que en ellas toma fuerza  bajo la concepción de la Resurrección, recordemos la “vuelta a la vida” de Lázaro contenida en Juan y como este suceso se asume a si mismo fenomenológico y desarrolla una concepción determinada por la transformación Ontológica que implica recuperar la existencia en el plano corporal como aconteció con Lázaro. Ellas recuerdan lo que el Señor les había enseñado, es decir, ellas conocen tanto la tradición judía como la cultura farisea y saducea. La Voluntad asume la consecuencia directa del influjo de la Fe y está motivada por la presencia de la Gracia que irradia el resucitado particularmente en quienes creyeron en su mensaje. Es la misma certeza que nos invadió este Domingo de Resurrección, Cristo vive.  La Voluntad es iluminada por la Gracia al punto de visualizar la materialización o corporalidad de lo creído y este espacio es asumido por Cristo en el alma del Creyente o cómo explicamos que creamos 2000 años después.
Estamos convencidos de que el fenómeno se interioriza al punto de convertirse en argumento de vida sobrenatural en los amigos y cercanos al Maestro.  Los discípulos de Emaús nos dan señales al respecto: Y sucedió que mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran… (Lucas capítulo 24 versículo 13 al 32) es claro que ellos le verán solo mediante un signo o gesto habitual que delate su intimidad con ellos. El cuerpo del Resucitado literalmente se encuentra en un estado que modifica su apariencia o simplemente diremos que en el Resucitado reside la plenitud de la Gracia y la vida Trinitaria.  Ya no hay restricción alguna a los sentidos, pero aun así nuestra condición terrena hace imposible ver la verdad del Resucitado y su trascendencia. Lo que implica para nosotros el necesario ejercicio de la Fe como condición de vida y servicio en la Iglesia. La Fe se constituye en el bastión que sobresale de la confesión en Cristo y las implicaciones hacen de nosotros “Nuevas criaturas” como lo expresaría el propio Pablo. La novedad de la Fe en Cristo Señor es el símbolo de Salvación para los Creyentes. Estamos pues en la esfera de la trascendencia y con ella la aproximación de nuestra realidad espiritual ilumina por así decirlo nuestra vida y acciones. Ya la concepción de la “buena voluntad” es superada por la vida de Cristo en el bautizado. Esa concepción se transforma después de la percepción de la Resurrección en la Inhabitación Trinitaria en el ser humano (Agustín de Hipona) que es para nosotros la plena presencia de Dios en cada uno de los bautizados. Los amigos de Jesús en Emaús no le reconocieron porque sus ojos y sentidos solo habían experimentado las pruebas intelectivas de su cotidianidad, pero ahora saltaron a la Gracia y su plenitud para conocer y amar su nueva y definitiva condición. Pablo lo tiene claro cuando asegura que nada nos podrá separar del Amor de Dios (Romanos capítulo 8 versículo 35 ss). La Fe se constituye en una fortaleza desde donde el Creyente vivirá su experiencia en el Resucitado. Los discípulos de Emaús solo le reconocerán como lo indica el versículo 32 el “ardor” del corazón es fruto de la forma como las Escrituras revelan o sirven de fundamento a la Revelación de la Naturaleza del Redentor que aquí su humanidad ha sido asimilada o “llena” de la Persona Divina que es. La Unión Hipostática fue plenificada y la Humanidad de Jesús fue glorificada totalmente como totalizante por la presencia Trinitaria que nunca estuvo fuera de Jesús, pero ahora es signo de plenitud.  El Retorno del Verbo argumentado por Orígenes cesa en sus efectos y operaciones para hablar ahora de presencia plena y personal de Dios Trinidad en su Adorado Hijo. En Emaús su Humanidad es plena, total y totalizante como Deificada y Glorificada.  

(16).


Pentecostés se constituye en la primera gran obra de la Iglesia en términos de misión y colectivismo, es un esclarecedor proceder en la esfera teológica del Espíritu Santo como es de suponer de forma inmediata en el Texto del llamado quinto evangelio. Los viajes de Pablo son sin duda el segundo gran acontecimiento de la presencia del resucitado en la categoría pos-pascual. Las acciones contenidas en sus relatos son el claro cumplimiento del mandato intimado del Señor sobre la necesidad de experimentar y fundamentar el postulado de sus futuros seguidores o en la extensión de la idea de sus nuevos otros discípulos en otras latitudes. De esta dinámica se argumenta como tesis, la misión de los discípulos del Cristo de la Fe que pasando sobre la muerte muestra toda su autoridad para dar y retener la vida.  La misma respuesta se pone de relieve en las actuaciones paulinas de cara a la realidad misionera del “Cuerpo de Cristo” así nos lo hace saber san Jerónimo PP. De la Iglesia latina (17): Jerónimo resume, en la carta al presbítero Paulino, su juicio ante este divino Libro en las siguientes palabras: “El Libro de los Hechos de los Apóstoles parece contar una sencilla historia, y tejer la infancia de la Iglesia naciente. Más sabiendo que su autor es Lucas, el médico, “cuya alabanza está en el Evangelio” (II Corintios capítulo 8 versículo 18), echaremos de ver que todas sus palabras son, a la vez que historia, medicina para el alma enferma”. Es el sentir de los Santos PP. Que asumen no solo la autoría lucana sino la disposición de su contenido como referencia a la naciente Iglesia y a la construcción del Cristo de la Fe. Diremos que la connotación histórica de las acciones del Señor son con su resurrección los argumentos preferidos aquí en la Iglesia apostólica.


BIBLIOGRAFIA/FUENTES/ INSUMOS/CIBERGRAFIA.


1-      Nota del autor.
2-      Nota del autor.
5-      Nota del autor.
6-      Morrisroe, Patrick, “Imposition of Hands” The Catholic Encyclopedia Vol 7. New York: Robert Appleton Company 1910. Traducido por Luis Alberto Bianchi.rc.
7-      COENEN, Luther. Diccionario Teológico del Nuevo Testamento: Ediciones sígueme.
9-      Nota del autor.
10- discipuladocristiano.org
11- 28, Sesión. Los Hechos de los Apóstoles, la primitiva comunidad cristiana. Pbro. Antonio Rivero/ es.catholic.net/op/ articulos/.
13- Birmingham Teológica, Seminary/ Articulo sobre los Viajes de Pablo.
14-  https://institutovallarta.files.wordpress.com/2015/09/eclesiologia_historia_01.pdf/ La Iglesia de los Hechos, Madrid 1989; Brown R. E., La comunidad del discípulo amado. Salamanca 1987 AcmexE, R., La Iglesia de Antioquía de Siria, Bilbao 1988; La Iglesia de Jerusalén, Bilbao 1989.
15-  theologicaxaveriana.javeriana.edu.co/descargas.php?archivo=Silvestre.pdf...47/ https://www.coalicionporelevangelio.org/.../que-dice-la-biblia-acerca-de-los-apostoles/ BRAVO ÁLVAREZ, GONZALO El discipulado pos-pascual Veritas. Revista de Filosofía y Teología, vol. IV, núm. 20, marzo, 2009, pp. 9-28 Pontificio Seminario Mayor San Rafael Valparaíso, Chile/Veritas. Revista de Filosofía y Teología
16-  Espíritu post—pascual, el transito al Cristo de la Fe/ cristoeseltema.blogspot.com
17-  www.mercaba.org/.../brown,%20raymond%20e%20-%20comentario%20biblico%20s/ textoshistoriadelaiglesia.blogspot.com/2011/03/tres-cartas-de-san-jeronimo.html…   


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