domingo, 5 de abril de 2020

SANTO TRIDUO PASCUAL.


SANTO TRIDUO PASCUAL… JUEVES SANTO. Éxodo capítulo 12 versículos 1-4 (5-10) 11-14. Salmo 116: 1, 10-17. 1 corintios capítulo 11 versículos 23-26. Juan capítulo 13 versículos 1-17, 31b-35.


RESUMEN.


Estamos viviendo tiempos calamitosos pero llenos de esperanza y justamente es un don amoroso de Dios para que no desesperemos y continuemos alimentando nuestra vida espiritual con el animo de hacernos fuertes para enfrentar la cotidianidad. Ante la ausencia de la Eucaristía y sus dones santos nos queda entrar en la esfera de la oración y meditación para acercarnos a la celebración de estos misterios de nuestra redención. La Comensalía asume una condición espiritual que hoy reclamamos desde nuestros hogares (1). Paradójicamente nuestros hogares multiplicaron hoy las iglesias o lugares de adoración al Dios viviente, nuestras congregaciones se multiplicaron a un ritmo vertiginoso cuando cada uno de los Episcopales lleva la Palabra y la oración a su casa y familia. Las Sagradas Escrituras y el Libro de Oración Común o (L.O.C) se constituyen hoy en un recurso vital para sostener, animar y defender la Fe de los bautizados y la Iglesia. El lado positivo de la tecnología aflora drásticamente cuando nos permite “conectarnos” y vivir la interioridad de la oración comunitaria, Los escenarios que podemos atender son multicoloridos a pesar de estar confinados, pero la obra no se detiene porque esta no depende solo de nosotros. El Santo Triduo Pascual nos pone en contexto de la salvación y los medios por los cuales recreamos su contenido en la praxis de nuestra liturgia. El componente mistagógico acompaña hoy nuestras manifestaciones de Fe y devociones (2). La proyección madura de nuestros templos esta direccionada hacia los hogares y es lo que corresponde al presente. La Gracia actúa en nosotros conectándonos con los Ethos creados a partir de la explicitación del Evangelio. La Tradición y el Magisterio de la Iglesia se mantienen unidos indefectiblemente a su raíz y cabeza (3).  

CRONOLOGÍA DE ESTAS CELEBRACIONES.

1-      Celebración del Domingo como Día del Señor, siglo II.
2-      Celebración del Domingo de Ramos siglo IV en España y siglo VII en Roma. Misa Crismal, siglo VII.
3-      Lavatorio de los pies, siglo V.
4-      Inicialmente solo la Iglesia celebraba, viernes, sábado y domingo, posteriormente se agregó el día jueves.
5-      El Hiponense sobre la Solemne Vigilia Pascual Afirma: Es la Madre de todas las Liturgias.
6-      San Ambrosio afirma: Triduum Sacrum, para referirse a las etapas del Misterio Pascual de Cristo o Et passus est, et quievit el resurrexit. Centralidad que nos dice sobre la Muerte y Resurrección del Redentor.      

Cada celebración durante este periodo es de capital importancia en la vida de la Iglesia y afirma su vocación a la salvación y desde esta perspectiva, reconoce la obra de su Salvador haciendo de cada rito una invitación a vivir según su contenido en una actitud de vida resucitada bajo los valores del Evangelio, es otra posibilidad de actualizar el Mensaje del Salvador (4). La memoria de la Iglesia como Madre lleva a sus hijos los bautizados al reconocimiento tácito de esta obra, la obra de Cristo y su Resurrección, la liturgia no tardó en incorporar los elementos necesarios para vivir su vocación a la santidad y salvación, estos elementos son fruto de  interpretación de la revelación Escrita y la Tradición que se renueva en cada práctica litúrgica bajo el signo de su unicidad,  para nosotros queda la ingente tarea de retomar el carácter espiritual y estos tiempos litúrgicos tan determinantes en nuestra espiritualidad y reconocer que  es un Tiempo de Adoración y no para otras prácticas que pueden ser buenas pero no convenientes y que a la larga muestran que tan coherentes y Fieles somos en vivir las enseñanzas de la Iglesia y nuestras convicciones de Fe. El Apóstol Pablo nos dice: “Demos gracias al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo, desde antes de crear el mundo Dios nos eligió. Por medio de Cristo, para que fuéramos solo de Él y viviéramos sin pecado, Dios nos amó tanto que decidió enviar a Jesucristo para adoptarnos como hijos suyos pues así había pensado hacerlo desde el principio. Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su grande y maravilloso amor, nos dio la salvación por medio de su amado Hijo. Por medio de la muerte de Cristo en la Cruz, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa” … (Efesios capítulo 1 versículos 3 y ss).
 
Comparto en contexto los elementos usados en la celebración de la Pascua judía o Pesaj.

El Cordero: Al salir de Egipto, los judíos sacrificaron un cordero y con su sangre marcaron los dinteles de sus puertas.
Karpas: Es una hierba que se baña en agua salada y que recuerda las miserias de los judíos en Egipto.
Naror: Es una hierba amarga que simboliza los sufrimientos de los hebreos durante la esclavitud en Egipto. Comían Naror para recordar que los egipcios amargaron la vida sus antepasados convirtiéndolos en esclavos.
Jarose: Es una mezcla de manzana, nuez, miel, vino y canela que simboliza la mezcla de arcilla que usaron los hebreos en Egipto para las construcciones del faraón.
Matzá: Es un pan sin levadura que simboliza el pan que sacaron los hebreos de Egipto que no alcanzó a fermentar por falta de tiempo.
Agua salada: Simboliza el camino por el Mar Rojo.
Cuatro copas de vino: Simbolizan cuatro expresiones Bíblicas de la liberación de Israel.
Siete velas: Alumbran dan luz. Esta simboliza la venida del Mesías, luz del mundo.

También en el mismo contexto la celebración de la Pascua se desarrolla siguiendo estrictamente los siguientes pasos:

Encendido de las luces de la fiesta
La bendición de la fiesta (Kiddush)
La historia de la salida de Egipto (Haggadah) Se servía la segunda copa de vino, la copa de Haggadah. Alguien de la familia leía la salida de Egipto del libro del Éxodo, capítulo 12. El sirviente traía el cordero pascual que debía ser macho y sin mancha y se asaba en un asador en forma de cruz y no se le podía romper ningún hueso. 
Oración de acción de gracias por la salida de Egipto y se recitaba el Salmo 113. 
La solemne bendición de la comida.
Se llevaba a cabo la cena.
Bebida de la tercera copa de vino, la copa de la bendición
Bendición final: Se llenaban las copas por cuarta vez. Esta cuarta copa era la “Copa de Melquisedec”. Todos levantaban sus copas y decían una oración de alabanza a Dios. Se las tomaban y el que presidía la ceremonia concluía la celebración con la antigua bendición del Libro de los Números capítulo 6 versículos 24-26.

La cita de nuestra primera lección esta descrita por el segundo recuadro que hemos consignado como ayuda en nuestra reflexión puntual. No perdamos de vista que en la cosmovisión judía y conforme las necesidades de liberación se hacían más poderosas el creyente veía como las profecías evolucionaban hasta asociar este sacrificio de una fiesta antigua en Oriente con las promesas de Yahveh sobre su liberación definitiva, eso sí, reuniendo los símbolos asociados como son el establecimiento de un reinado de justicia y el Mesías encarnado en el corazón de cada creyente de su época. La Pascua siempre la hemos considerado signo de liberación y así mismo aparece inserta en la tradición de la Torá judía o Pentateuco.

El Salmo 116, en los versículos citados, nos ubica en la mente de un judío piadoso que sabe cómo rendir bajo el esquema de la Ley Mosaica sacrificios a Dios. Reconocer ser siervo de Dios, es decir, un devoto consumado que aguarda la respuesta del Dios revelado a Moisés y antes al Patriarca de Ur de los caldeos. El amor aquí está correspondido por Dios y en salmista profundizará esta relación llevándola al plano litúrgico como máxima expresión de Adoración y Alabanza. Bendigamos juntos el Nombre Adorable de Dios y cuya grandeza no puede ser contenida en palabras y mucho menos en nuestros labios.

Pablo comparte sus enseñanzas y particularmente lo que recibió de otros creyentes, la institución de la Eucaristía en la potencia de sus palabras y rito implícito. Aquí la Fracción del Pan, no se adelanta movida por el egoísmo de quienes quieren más sino por la Caridad que permite que unos compartan por Amor y Solidaridad con otros. Recordemos que en las palabras Paulinas vemos con claridad que el Apóstol misionero está afirmando el valor de la Tradición eclesial y como estas enseñanzas de las acciones del Señor son determinantes ya que todo no se constituye en revelación sino en praxis de la Madre Iglesia. Es un signo vivo de entrega absoluta y modelo fraterno para los bautizados que al participar de este sacramento se unen a Cristo presente bajo el velo del misterio, pero intuido por su gran Amor por la humanidad. La Eucaristía se convertirá en esta concepción como fundamento o pilar de la nueva relación con el Resucitado. La Iglesia primitiva en sus comienzos centró toda expresión de Fe en la celebración de la Eucaristía como encuentro entre bautizados y por ende de los hijos de un mismo Padre Dios. Una presencia amorosa que por amar se transforma en signo vivo de su constante actualización. Una extensión del Kerigma enseñado por Pablo es la Eucaristía como signo de los nuevos tiempos salvíficos y por ende escatológicos del pueblo de Dios que es la Iglesia.  

La visión Joanica relaciona sabiamente los acontecimientos de la vida del Señor especialmente los últimos de una forma totalmente significante. La Pasión del Señor en la cosmovisión Joanica empeña esfuerzos tanto de lo conocido como del mundo y su realidad invisible, es decir, de los poderes antagónicos que se manifiestan contra el Señor, es en este escenario en el que actúa el diablo y su esfuerzo por perder a los seguidores del Maestro. El Señor en el LAVATORIO DE LOS PIES (5) actuó como lo haría un esclavo con su amo. Se anonadó sirviendo a los suyos como el más pequeño y significando así que el ser el más grande solo es posible amando más que cualquier otra persona. Si alguien quiere ser el primero debe servir, no solo se trata de poder por delegación o relación vinculante sino aquí en el contexto de la Caridad fraterna que se extenderá como propuesta a todos los bautizados. El signo del MANDAMIENTO NUEVO se manifiesta unido a la Cena del Señor y al Lavatorio de los pies, en una dinámica de reconocimiento del otro y su dignidad como hijo adoptivo de Dios (6). Juan quiere enfatizar las condiciones latentes del servicio cristiano y nos ofrece este modelo vinculante. Recordemos que es parte de la tradición en época del mismo Salvador tal signo que se convierte en relación fraterna y amigable con en otro llevándole a casa y atendiéndole como a uno mayor respetuosamente. La Iglesia en el hoy de su historia lo hace de muchas otras formas, solo para resaltar, los distintos ministerios de acogida y asistencia como es el caso de nuestra Diócesis y solo para mencionar,  visita y trabajo cristiano en los centros de reclusión (Kairós), la oración permanente y solidaria de las Hijas del Rey, las Damas Episcopales y su trabajo social en favor de los más necesitados, el Ministerio “canasta de Lázaro”, (7) atención y captación de todo tipo de recursos que la Diócesis destina cuando se presentan emergencias o  catástrofes naturales en el País, y las distintas acciones de nuestros clérigos por mitigar las necesidades que se dan en las congregaciones y con otras personas que se acercan buscando algún tipo de ayuda, el Carisma de la educación que se vive en nuestras estancias y colegios son extensión de la Eucaristía y el signo del Mandamiento Nuevo (8).     

Jesús manifiesta lo que es Dios poniéndose al servicio de los demás.
Deshaciéndose, alcanza la plenitud.
Hoy lo descubrimos en el signo del lavatorio y la eucaristía.
Mañana, con la realidad de su muerte.

Yo soy pan partido y repartido.
Yo soy sangre (Vida) que se derrama en todas direcciones.
Eso tengo que llegar a ser yo
Si quiero alcanzar la plenitud humana.


Si soy capaz de morir a mi egoísmo,
Alcanzaré la plenitud de Vida.
Si soy capaz de darme hasta la muerte,
Permaneceré para siempre en la verdadera Vida (Fray Marcos, Cristianos Siglo XXI).


VIERNES SANTO. Isaías capítulo 52 versiculo 13; 53:12. Salmo 22. Hebreos capitulo 10 versiculos 16-25. Juan 18:1-19:42. Liturgia contenida en el L.O.C. Pagina 195-202.


Toda la Liturgia de la Iglesia aterriza en el drama vivido por el Señor y el desenlace que todos conocemos, tal desenlace pone de relieve el sentido sacrificial de su presencia entre nosotros. La Iglesia tomando su mensaje y sobre todo su vida terrena plantea a sus hijos, los bautizados, la realidad de comprender las figuras que en potencia (9) describen estos acontecimientos vaticinados particularmente en las profecías de Isaías (profeta del mesianismo).  Miremos el Texto Sagrado de Tradición:

He aquí que prosperará mi siervo, será enaltecido, levantado y ensalzado sobremanera- y más adelante prosigue el profeta- Por eso le daré su parte entre los grandes y con los poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes… (Isaías 52:13-53:12). En el contexto de los cánticos del “Siervo de Yahveh” nuestra liturgia nos recuerda convenientemente que las Escrituras hablan de la misión liberadora del Mesías y la forma como nuestra redención se ha de llevar a cabo. Sin duda la profecía de Isaías tiene como argumento preferente la Pasión del Señor que antes fue asociada con el sacrificio del Cordero Pascual. El triunfo de Cristo sobre la muerte y la hostilidad de este mundo será resumido en la expresión aquella sobre la restitución de sus privilegios de los cuales esboza brevemente el profeta. Se entregó a la muerte como sacrificio reparador por Amor asumiendo una dimensión que une perfectamente la Misericordia de Dios con la necesidad salvífica de la condición humana imperante.  La Iglesia durante esta celebración permanece expectante y solidaria con su esposo y cabeza, siendo prefigurada a través de quienes fieles acompañaron al Siervo y ahora al Señor en el drama de la Cruz. Queda claro que el pecado de la humanidad es en sí paradójicamente signo de la visita de Dios hecho carne, en palabras del Hiponense que constituyen fundamento del “Pregón Pascual” expresa: “Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor”. Pues el profeta camina en la dirección de esta bella paradoja intuida por el Hiponense. Hoy vemos como lejano el nexo de la Tradición que enseñó sobre el sacrificio del Señor y lo asumió como fundamento salvífico invocado por los bautizados que este día santo estaremos delante de la Cruz acompañando al Dios Amor.

El autor de los hebreos (capítulo 10 versículos 16-25) invoca al profeta Jeremías acudiendo precisamente a su sensibilidad espiritual para percibir la generosa oferta del Dios revelado de ignorar nuestros pecados y fijarse solo en su gran amor. Una nueva alianza que se pactará gracias al triunfo del redentor. Ya los bautizados tienen acceso a la promesa de Dios y no solo el sumo sacerdote de la tradición cultica judía, es por Cristo y en Cristo el salvoconducto del bautizado. Teniendo, pues, hermanos, plena seguridad para entrar en el santuario, en virtud de la Sangre de Jesús (versículo 19). La Encarnación puso de manifiesto la Voluntad salvífica de Dios y su Adorado Hijo despejó los misterios para nosotros los bautizados, el Santo de los Santos ya no será un lugar construido por la invención y el genio humano sino el propio Señor que se presenta como nuestra realidad definitiva en la condición escatológica que los bautizados esperamos. La premura del autor es sin duda alguna la motivación de la interpretación de los tiempos y como el creyente debe hacerlo teniendo la mente y esperanza fijas en Dios. No se trata de leer los astros o asociar los acontecimientos mundiales a este Día, se trata de comprender que el encuentro definitivo es solo absoluta libertad de Dios y que nada de ello estará sujeto al capricho o saber humano, lo nuestro es vivir y amar su Voluntad y madurar espiritualmente como es conveniente. Dios llamará a cada uno de nosotros, pero ya tenemos delante de su Trono Santísimo a su Adorado Hijo intercediendo por nosotros. Los acontecimientos a los que puede referirse en el (Versículo 25) entran en la consideración de un entorno hostil al Evangelio, pero aun así el triunfo es para la Iglesia y sus hijos los bautizados (10).

Salmo 22, para contextualizar su recitación en medio de esta santa liturgia del Triduo Pascual: “2. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¡Lejos de mi salvación la voz de mis rugidos! 3. Dios mío, de día clamo, y no respondes, también de noche, no hay silencio para mí. 4. ¡Más tú eres el Santo, que moras en las laudes de Israel! 5. En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste; 6.a ti clamaron, y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos. 7. Y yo, gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo, 8. todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza: 9. «Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!» 10. Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza a los pechos de mi madre; 11.a ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios. 12. ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí socorro! 13. Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de Basán; 14. ávidos abren contra mí sus fauces; leones que desgarran y rugen. 15. Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas. 16. Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte. 17. Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies. 18. Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran, 19. repártanse entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica. 20. ¡Más tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía, 21! libra mi alma de la espada, mi única de las garras del perro; 22. sálvame de las fauces del león, y mi pobre ser de los cuernos de los búfalos! 23. ¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré!: 24. «Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza, raza toda de Jacob, glorificadle, temedle, raza toda de Israel». 25. Porque no ha despreciado ni ha desdeñado la miseria del mísero; no le ocultó su rostro, más cuando le invocaba le escuchó. 26. De ti viene mi alabanza en la gran asamblea, mis votos cumpliré ante los que le temen. 27. Los pobres comerán, quedarán hartos, los que buscan a Yahveh le alabarán: «¡Viva por siempre vuestro corazón!» 28. Le recordarán y volverán a Yahveh todos los confines de la tierra, ante él se postrarán todas las familias de las gentes. 29. Que es de Yahveh el imperio, del señor de las naciones. 30. Ante él solo se postrarán todos los poderosos de la tierra, ante él se doblarán cuantos bajan al polvo. Y para aquél que ya no viva, 31. le servirá su descendencia: ella hablará del Señor a la edad 32. venidera, contará su justicia al pueblo por nacer: Esto hizo él (Tomado de la Biblia de Jerusalén).

 Este Salmo es cristológico por antonomasia (11) y describe todo lo sucedido en el drama de la Pasión y Muerte del Señor y en sus contenidos reflejan la esperanza que es congruente con la Resurrección… La visión del salmista ubica al Mesías en un escenario francamente hostil, su descripción toca las fibras más profundas de la psicología humana y todo aquello que se asocia con el sufrimiento que nos permite ver la dimensión de la Cruz y su marca en la vida del bautizado. Una marca que supera su connotación inicial para convertirse en sello inequívoco de pertenencia al Dios revelado. Todo dolor que experimenta el bautizado puede ser ofrecido como tributo solidario por los dolores que Cristo cargó y que eran solo nuestros. El salmista ve la dureza de los eventos y la tortura a la que es sometido el Salvador. Hoy nosotros experimentamos todo tipo de dolores y angustias básicamente por las condiciones de vida que se reflejan entre los seres humanos y como el pecado se viste de justicia para permitirle a algunos poderosos cumplir con los estándares de su llamada justicia social, pero en el fondo es la libertad legal de ser más poderosos y ricos y otros más pobres y desprotegidos. El drama de la Cruz se vive todavía entre nosotros. La naturaleza como comunidad de seres vivos sufre también las consecuencias del pecado cuando el ser humano que debe ser su voz y guardián la depreda por satisfacer placeres verdaderamente patéticos como matar un Tiburón solo para quitarle una aleta y preparar con ella una “sopa” costosa.  Que decir de triturar miles de toneladas de tierra verter mercurio y cianuro y miles de litros de agua para solo algunos gramos de Oro. Sin duda debemos replantear nuestras relaciones redimidas con nuestro entorno somático. Cristo padece todavía el desprecio de una cultura que solo piensa en sensualidad y materialismo y que no tiene tiempo para meditar o vivir sus mandatos. Hijos de la Iglesia solo de nombre y “documento”. (12) El número grande de cristianos que dicen tener una relación personal con Dios pero que nunca pueden acompañar a sus hermanos en la Fe, porque tal acción no es fundamental en su explicitación religiosa. Todo y más sufrió el Señor y pareciera que después de 2000 años debe aún continuar padeciendo tanta pérdida de conciencia y espiritualidad. El mensaje Joanico contenido en (capitulo 18:1-19:42) la proclamación de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, se desarrolla alimentada por las tradiciones anteriores de las que este autor tomó elementos esenciales y los maduró bajo su concepción teológica que era la misma visión de la Iglesia primitiva. La Pasión refleja todo el drama de entregarse por amor y ser literalmente despreciado por nosotros al no conocer la esencia del amor verdadero y autentico.  El drama de la Cruz está latente y contundente y nadie que desee ver a Dios y ser parte de su reino lo será sin haber antes vivido dolores asociados a la Pasión de su Adorado Hijo el testigo fiel Joanico. La Cruz no es solo un hito en la construcción de una doctrina, es mucho más que eso, se convierte en un puente que une lo humano y lo Divino, que relaciona totalmente las acciones del bautizado con su redentor. Hoy como hace tantos años en el tiempo de nuestra salvación, tenemos una nueva oportunidad de vivir la Pasión y recrearla solidariamente en nuestra liturgia y vivencia de este Santo Triduo Pascual. El relato Joanico insiste en la escasa o poca preparación que tenían los discípulos del Señor para vivir esta pascua de salvación, ya el componente liberador del Éxodo se transforma en salvación gratuita por parte de Dios. Juan ve con preocupación cómo las convicciones manifestadas anteriormente se diluyen ante el peso cruel de la Cruz. De lo anterior los bautizados comprendemos que la Cruz es real y que no es el madero, el peso soportado por el Redentor sino nuestros pecados pasados, presentes y futuros. La actualidad de la Cruz es una maravillosa posibilidad salvífica de Dios a la humanidad. La lectura y proclamación de la Pasión del Señor nos da la oportunidad de “pesar” verdaderamente nuestra vida espiritual y descubrir qué tan sensibles somos ante su drama y que tan amantes de la salvación nos mostramos ante Cristo (13).

Hoy recuerdo las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (14) cuando asociaron el Agua y la Sangre que vertieron del corazón de Cristo con el Santo Bautismo y la Eucaristía, los signos salvíficos y escatológicos por excelencia del cristianismo y en esta simbología la Santa Iglesia tiene su lugar, ella es la nueva Eva que a diferencia de la anterior se constituye en la primera discípula del Señor, que nace de Cristo el nuevo Adán. Esta enseñanza alegórica está cargada de realidad si consideramos que la Madre Iglesia es signo vivo de los nuevos tiempos salvíficos y que el Espíritu Santo la engendra en Pentecostés para convertirla en instrumento salvífico elevada a la categoría mística de esposa del Señor (doctrina Paulina). Los signos de la nueva Alianza son los sacramentos y particularmente el Bautismo y la Eucaristía, ellos resumen amorosamente la vida y obra del Redentor y su constante entrega por nosotros. En este santo día (Viernes Santo) el Señor entrega su vida y serenamente al consumar su obra duerme en los brazos del Padre Dios, un sueño que es muerte y no reposo, que es entrega y nada guardado antes, que es misión y Voluntad del Padre. Adoramos a Cristo Hijo de Dios que verdaderamente murió y verdaderamente Resucitó tomando la vida que es suya y plenamente delante del Padre reina junto al que procede de Entrambos, el Espíritu Santo. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él.  Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.  El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis (capitulo 19 versículos 32-35). Los signos que narran la Pasión del Señor son refuerzo alegórico de la tradición judía que esperaba un desenlace distinto bajo solo concepciones humanas y dejando a un lado el componente sacrificial como ocurrió a la salida de Egipto.  La Pasión narrada por Juan posee en sí misma un gran contenido teológico que buscaba sembrar en los primeros cristianos identidad salvífica. Juan quiere exaltar la condición Divina tanto del Señor como de su sacrificio. De lo anterior podemos afirmar que Juan busca afanosamente mantener a salvo la identidad del Señor y su vínculo con la trascendencia. El estar en control de la verdad como es interpretado por Pilato, es solo una nuestra de una construcción temprana casi arcaica de una tendencia apologética frente a la identidad el Señor. Juan a diferencia de Marcos ve en el relato histórico de la Pasión una gran posibilidad de relacionarlo con la concepción interpretativa de su teología. (15) Leyendo el texto inspirado es fácil ver cómo el lenguaje Joanico tiene por objetivo objetivar el contenido histórico con el sobrenatural. Siguiendo su lectura encontramos que el planteamiento fenomenológico de la Resurrección del Señor, dialécticamente es imposible expresarlo por la limitación de nuestras cualidades intelectivas por eso todo el proceso de sepultura descrito aquí es somero y muestra los componentes generales del mismo:

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. 39. Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. 40. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. 41. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. 42. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús (Juan capítulo 19 versículos 38-42).

Bajo el esquema dialéctico del tiempo en su concepción cronológica queda claro que la figura de establecer un momento ritual de paso de un estado a otro, es propio del intelecto interpretativo más no de la realidad teológica del momento (16), La apreciación tiempo espacial del relato será reivindicada posteriormente en el texto de su Resurrección, el Salvador resucitó una vez entregó su vida por la humanidad. Los tiempos evangélicos son necesarios para la comprensión de nuestras categorías mentales.  La comprensión del tiempo y su realidad es distinta en la persona humana que en la Divina. El Kairós de Dios es distinto a las mediciones temporales de la humanidad. El Evangelio está interesado (evangelistas) en expresar la condición resucitada del Señor y su glorificación para acercarla al terreno de nuestra muy limitada racionalidad. De esta primicia desprendemos que la Fe se constituye en el nexo primo del Resucitado con la humanidad. Su condición es otra en sí, plena y gloriosa. Este día santo oramos por la humanidad en sus distintas expresiones, y rogamos que todos lleguemos a la vivencia de los eventos de nuestra salvación (17).

SÁBADO SANTO. Job capitulo 14 versiculos 1-14. Salmo 31:1-4,15-16. 1 Pedro capitulo 4 versiculos 1-8. Mateo capitulo 27 versiculos 57-66. Su liturgia esta contenida en el L.O.C. Pagina 203-216.

Desde tiempos inmemoriales la Iglesia celebra en esta santa noche el triunfo de Cristo sobre la muerte y rompe así el cerco que la hacía natural, aunque ella no lo es. Precisamente nuestra liturgia a partir de la página 205 del L.O.C desarrolla todo el rito. Llamando a esta noche “noche santísima” porque ella es testiga material de los acontecimientos que siguieron a la Muerte del Salvador. Los cielos y la tierra y todo el cosmos se funden en un abrazo piadoso mientras el Hijo de Dios rompe el sepulcro y margina definitivamente a la soledad y a la oscuridad. Toda esta santa liturgia gira en torno a la luz despejando el poder del mal para infiltrase en la vida del bautizado y relativizar sus valores. Estamos delante de Dios gracias a su Hijo que así lo dispuso y en esta santa noche le rendimos tributo y reconocemos su Imperio y Majestad (18).

Esta noche cuando Cristo rompió las cadenas de la muerte y del infierno, y desde el sepulcro resucitó victorioso… Página 207.de nuestro L.O.C.

El Pregón Pascual recita convenientemente la historia de salvación comenzando por la liberación del pueblo que estaba en Egipto. Esta noche en la que la reconciliación de Dios con los seres humanos se manifiesta latente y poderosa. Esta noche en la que la humanidad asume el deber sagrado de reverenciar a su Dios y hacerlo por vocación al amor y a la salvación. El antiquísimo Pregón Pascual, consignaba esta intención de la Iglesia como Madre que igual que el Resucitado caminaba a su lado aquellas horas de su glorioso triunfo. Las palabras del Hiponense encuentran en este Pregón un nicho bien intencionado: “Ho feliz culpa que nos mereciste tal Redentor”. La historia de salvación intuye la perfecta manifestación de la Trinidad Inmanente y Económica como signo de la revelación en el propio Salvador. La creación se enfatiza en las distintas perfecciones citando a los ángeles y a la obra de Dios (naturaleza) como testigos de la Resurrección totalizante y cósmica del Hijo de Dios (19).  Tal acción percibida en nuestra liturgia tiene por objeto enseñar la forma como Dios obró con Israel y con todos los bautizados, estamos escalonando la manifestación de Dios en orden y de forma aleatoria en los textos citados antes de la Eucaristía propiamente dicha, miremos un concepto relacionado:

Al acercarse Faraón, los israelitas alzaron sus ojos, y viendo que los egipcios marchaban tras ellos, temieron mucho los israelitas y clamaron a Yahveh- continuamos- Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro (Éxodo capítulo 14,10 y 15,1). Esta lectura es imprescindible en la construcción ritualista que celebraremos en este día santo. Los demás hechos de salvación citaran una vez más al Pentateuco y a los profetas (Torá, Tanaj y en ella los escritos Nevi’im que son los textos proféticos).

El pueblo entona este cantico que sigue exaltando las obras de Dios en favor de Israel, es para ellos y para nosotros signo del poder de Dios en su fundamento liberador, la construcción de este bello relato, se apoya en la concepción de Dios quien al frente de su pueblo vence todos los obstáculos incluyendo al mismo Faraón y sus tropas. La historia salvífica empodera de figuras antropizadas al mismo Dios para la comprensión de su pueblo y la construcción de una futura identidad nacional. La relación de este fenómeno se remonta al mismo Abraham llamado por Dios de la lejana tierra de los caldeos (Ur), Su teocentrismo es ahora vital y con su expresión se constituirán en un pueblo escogido y con un alto sentido de la liturgia y la faceta cultica. Las acciones salvíficas son consecuencia de una interpretación ritualista que da la Fe colectiva y la necesidad de descubrir cotidianamente a Dios. La simbología de nuestro presente es rica gracias a sus aportes, estamos asumiendo que la simbología de índole natural sede el terreno a lo sobrenatural que ataca muchas veces la vida del creyente, su entorno y su relacionarse con la sociedad (20). 

La Pascua vista de esta forma se ha convertido en Sacramento por su contenido salvífico puesto al servicio del creyente. En esta dinámica aparece una vez más la figura en potencia de la Iglesia que congrega a los peregrinos en potencia y más tarde madurará hasta ver en esta acción al menos en nuestro presente un paso místico de la muerte a la vida y del pecado a la Gracia de la verdadera liberación.  Las demás lecturas son alusiones a las distintas manifestaciones en esta dirección por parte de las escuelas proféticas de Israel. El Santo Bautismo tiene en este día santo, un espacio preferente que lo convierte en nexo por extensión de lo celebrado, ya que el sumergir en las aguas bautismales es signo del nuevo paso de la muerte a la vida en Cristo y el bautizado se convierte en solidario con Cristo significando de este modo su paso de la antigua condición de pecado a la nueva realidad redimida por Cristo. Esto último fue verdaderamente importante en la Iglesia primitiva, ya que su simbología los unía al misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo. El Pacto Bautismales renovado en esta bella liturgia y asume el centro de la Fe y Esperanza del creyente en Cristo, el Testigo Fiel que pasó de la muerte a la vida. La Iglesia espera que sus hijos renacidos en las aguas bautismales renueven su ser espiritual y cultico (L.O. C. Santo Bautismo inicia en la página 221).

La liturgia invoca el término misterio para enmarcar la celebración en el ámbito de lo revelado por Dios que, no obstante, su misterio salvífico no es del todo visible para el bautizado, esta dinámica apreciativa se denomina Mistagogia, porque encausa tanto lo que no vemos como lo que aun en su limitación textual podemos comprender e interpretar. La Cuaresma se constituye en preparación para la celebración de los misterios antropizados y comprendidos desde el todo de nuestra Fe… (21).

Justo al inicio de la Eucaristía se encienden los cirios del altar, ya hemos bendecido el fuego nuevo figura de la manifestación de Dios a su pueblo, luz y guía con antecedentes liberadores y salvíficos en Israel:

Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen marchar de día y de noche. No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día, ni la columna de fuego por la noche (Éxodo capítulo 13 versículos 21-22).



La luz guía al creyente en la evolución de su espiritualidad y hace de la Iglesia depositaria de la Luz de Cristo Resucitado. El emblema de esta concepción y figura es el Cirio Pascual, que marca el año presente como bendecido e iluminado por la Resurrección de Cristo. Todos los signos que son empleados en la confección de esta santa liturgia son en sí significantes y hacen parte del colectivo y sus reflexiones así descritas por la Iglesia. La Gracia ocupa ya el lugar de la Luz natural recreada por la intervención de Dios, ella hace de CRISTO EL FUEGO VIVO Y SALVÍFICO DE LA CREACIÓN… (22).

El Apóstol Pablo, en su Carta a los Romanos (capitulo 6 versículos 3-11) nos ilustra sobre el poder del Bautismo y lo ubica sustancialmente junto a la Fe ya que no se hacen oposición sino complemento. Para Pablo el Bautismo sepulta al creyente y lo resucita como Cristo a nueva vida. La etimología de “sumergir”(23) liga con bautizar y es este el pensamiento del Apóstol y el sentir de la Iglesia. Las realidades salvíficas nos cobijan por igual sin importar la época. El ser humano nuevo solo será confirmado en su totalidad en el final de los tiempos que se asocia con la muerte física, recordemos que el Bautismo se constituye en el eje primordial de la vida nueva del creyente.   Un baño regenerativo superior a la intención de los rituales judíos de purificación, pero en si comparten su misma intención solo que el Bautismo sublima la Gracia salvífica. Es pues el Bautismo signo vivo de la Muerte y Resurrección del Señor y nosotros imitamos a Cristo cuando recibimos el Bautismo. La muerte física es el signo de esta total liberación ya que cuando muere el culpable se muere la causa judicial. Y Pablo de origen romano lo sabe e ilustra el Bautismo de esta forma. La realidad del pecado que vivimos es consecuencia en el presente de nuestra condición humana, pero a pesar de su influjo la Gracia nos permite vivir de la esperanza del triunfo hecho realidad sobre la condición de pecado. Es por medio de nuestras acciones e inclinaciones como damos todavía oportunidad al pecado de seguir manifestándose muy a pesar nuestro.

 La muerte definitiva fue reducida a la consecuencia de nuestra condición imperfecta y pasajera, Cristo no tenía pecado, pero aun así la asumió por nosotros. La vida redimida es eterna y ya no está sujeta al pecado, pero si a las acciones de nuestra imperfección. La permanencia de nuestra condición humana es parte de la creación y su componente material. Morir al pecado implica para el bautizado vivir para la eternidad, quien no muera al pecado permanecerá sujeto a este.  El triunfo de Cristo se manifiesta a partir de nuestro autentico deseo de vivir como redimidos o criaturas nuevas porque Dios siempre nos deja en libertad de optar. El Salmo 114, recomendado para esta celebración cuenta justamente la interpretación de un creyente sobre los acontecimientos de la liberación y el paso por el Mar de las cañas. Es un sentir de un fiel a Dios en todos los aspectos de su existencia contando mediante estas figuras el accionar liberador de Dios en su propia vida (24). La tradición Sapiencial es rica en figuras que ilustran convenientemente el acontecimiento salvífico como tal. Queda en la psique del creyente, del judío, el medio de este accionar salvífico que se expresa mediante aquellos acontecimientos.

El Evangelio de Mateo (capítulo 28 versículos 1-10)

Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. Ya os lo he dicho. Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús le salió al encuentro y les dijo: Dios os guarde Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. Entonces les dice Jesús: No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.



Mateo al igual que Marcos ubica las apariciones en Galilea se refieren a otras fuentes de donde tomaron estos relatos para confeccionar su evangelio. La realidad de las apariciones del Señor son empleadas para fundamentar la Fe de los creyentes que toman los textos inspirados y los convierten en la clave de la predicación primitiva e incluso arcaica de la Resurrección del Señor. El dialogo sostenido con las mujeres no deja percibir nada sobrenatural en la forma como se desarrolló corresponde a la mentalidad Mateana de situar el acontecimiento en la psique de los cercanos al Señor y sus futuros coloquios fraternos post-pascuales. La glorificación del cuerpo del Señor es percibida inmediatamente por la Fe y las enseñanzas que ellas (mujeres) reconocieron cuando Cristo se manifestó. Los demás símbolos nos conducen a la elaboración de un esquema sobrenatural para explicar el acontecimiento salvífico. La tradición del N.T nos hablará por boca de Pablo de al menos 5 apariciones del resucitado (25). Las manifestaciones privadas también comportan una misión, recordemos por otro lado, que el propio Juan nos hablará de apariciones de índole comunitarias, cuando estando en casa los discípulos y Maria, el Señor se aparece en medio de ellos, podemos intuir que tal acción es de carácter apostólico porque involucra a los discípulos del Señor.

No es fácil suponer cuál fue la actitud de los discípulos ante tal portento, lo cierto es que ellos y las mujeres contadas aquí como discípulas, expresan el fenómeno desde sus propias vivencias, lo mismo sucede ahora con los bautizados que viven como testigos inmediatos de la Resurrección del Señor. Las palabras del Señor a la mujer de Samaria toman todo su poder expresivo, y la profundización de tales apreciaciones nos permiten ver en el hoy de nuestra historia un nexo inequívoco con el estilo y contenido de nuestra Fe delante de Dios y su Adorado Hijo Resucitado. Mateo deja una interpretación bien interesante de esta manifestación de Dios en medio de su obra, deja la puerta abierta para una futura reflexión que ya hacemos sobre los acontecimientos y el ser que redimido vive ya por la Fe en su Señor. LOS TESTIGOS OCULARES CONFIRMARON LO QUE HOY VIVIMOS POR FE (26). No es de otra manera como el creyente hoy, se aproxima al fenómeno de Cristo resucitado y fuente de salvación para todos los que le creen y viven como criaturas nuevas. El carácter histórico de estos relatos es sin duda afirmados en la multiplicidad de sus manifestaciones ya que no estamos ante los evangelios en el mismo contenido parafraseado, sino que cada uno se manifiesta según la Fe que su autor expresó. Expresar la Resurrección del Señor no es un estilo gramatical sino una profunda experiencia que nos lleva a comprender este misterio salvífico (27).   

EXPRESIONES TEOLÓGICAS ASOCIADAS.

1.      La Resurrección del Salvador fue acto seguido a su Muerte no pretendemos afirmar que en potencia resucitaba pero que era necesario pasar tres días en la tumba para hacerlo, su triunfo sobre la muerte rompe precisamente el mito de la afirmación “Al tercer Día” conociendo que para la Tradición Judía tercer día expresaba misterio luego si es misterio no se mide cronológicamente como tal.

2.      Cristo transmuta la historia e introduce en ella la vuelta a la vida desde la plenitud de Dios que mediante su Espíritu le resucita y plenifica (28), resucita Jesús el Hijo de María, pero NO el Cristo o Verbo encarnado, para los Santos PP. Latinos y Griegos es claro que el Verbo en la tierra vivió en un eterno retorno que manifiesta las Procesiones de la SS. Trinidad.

3.      En la Resurrección se produce literalmente un “Lleno” de la naturaleza humana del Salvador por parte de la Divina y su posterior glorificación ya el “abajado” según Pedro está delante de su Padre Dios.

4.      La materia presente en Jesús como en nosotros le da tanto a él como a nosotros una estructura sujeta a tiempo y espacio y desde luego una identidad y espiritualidad,  es el Jesús Histórico (29) el que transita por Galilea y crea nexos emocionales con Lázaro y sus hermanas a los que el Evangelio llama amigos, para comprender este principio de la materia es necesario leer a Hegel y el materialismo histórico alemán que ya la propia Psicología interpreta en las relaciones de los entes, luego en Jesús la materia presente debía ser trasformada en gloriosa realidad trascendente y luz cognoscible como Dios que es, y esta realidad solo se entiende desde la Fe y por la Fe.

5.      Verdaderamente Murió y Resucitó y verdaderamente fue y es Hombre y es Dios puesto que su dimensión antropológica fue asumida y resucitada delante del Padre Dios por el Espíritu Santo, Luego el Espíritu Santo es la Causa Ejemplar de la Resurrección y el Padre Dios la Causa Primera en el Hijo y con el Hijo o Verbo Eterno (30). 

6.      La Quididad de los seres creados no reza en su definición para el Salvador que muere y resucita en la Cruz, y no procede, puesto que al ser glorificado plenamente en el Padre Dios asume como Dios lo que siempre desde antes de todo fue y es, es decir, que la Esencia de Dios es lo mismo que su Existencia como Hijo de Dios y como Verbo Encarnado (31), cosa que no se refiere a nosotros que si nos preguntamos por definición lo que somos y esa definición no expresa nuestra naturaleza, al ser compuestos y finitos.

7.      La Hipostasis en Jesucristo enseña que existe en Él solo Persona Divina y Dos Naturalezas tanto Humana como Divina, en cuanto a Persona Divina su esencia es su existencia (No hay Compuesto alguno) esta afirmación para quienes literalmente pretenden “Matar a Dios”. (32).
8.      La Sangre Reparadora es el precio de su amor por nosotros y sangre biológica exacta a la nuestra pero santificada por la presencia en su Ser Persona como Dios y Hombre Verdaderos, luego SI derramó su Sangre Santísima y ella SI nos libró de la muerte eterna.

9.      Aquel que celebramos en la solemnidad del Santo Triduo Pascual posee alma racional   y cuerpo, pero es Consustancial al Padre en cuanto a su Divinidad (33).

CIBERGRAFÍA Y OTROS RECURSOS.

1-      Nota del autor.
2-      Nota del autor.
3-      Nota del autor.
4-      Nota del autor.
5-      Nota del autor.
6-      Nota del autor.
7-      Nota del autor.
8-      Nota del autor.
9-      Nota del autor.
10-  Nota del autor.
11-  Nota del autor.
12-  Nota del autor.
13-  Nota del autor.
14-  Nota del autor.
15-  Nota del autor.
16-  Nota del autor.
17-  Nota del autor.
18-  Nota del autor.
19-  Nota del autor.
20-  Nota del autor.
21-  Nota del autor.
22-  Nota del autor.
23-  Nota del autor.
24-  Nota del autor.
25-  Nota del autor.
26-  Nota del autor.
27-  Nota del autor.
28-  Nota del autor.
29-  Nota del autor.
30-  Nota del autor.
31-  Nota del autor.
32-  Nota del autor.
33-  Nota del autor.
El texto guía en materia de citas bíblicas fue: 
https://www.bibliatodo.com/la-biblia/version/Biblia-de-Jerusalen/ https://www.vaticanocatolico.com/iglesiacatolica/tag/enciclopedia-catolica/ https://www.episcopalchurch.org/es/ministerios-latinos/ https://www.mercaba.org/... cristoeseltema.blogspot.com/2018/03/santo-triduo-pascual-jueves-santo.html// cristoeseltema.blogspot.com/2014/04/reflexiona-en-el-espiritu-del-triduo.html? view.

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