jueves, 19 de abril de 2018

PENTECOSTÉS... EN LA TRADICIÓN ECLESIAL ANGLICANA Y SUS REFERENTES TEOLÓGICOS MÁS SOBRESALIENTES...


PENTECOSTÉS EN LA TRADICIÓN ECLESIAL ANGLICANA Y SUS REFERENTES TEOLÓGICOS MÁS SOBRESALIENTES.




PRIMERA PARTE.



INTRODUCCIÓN.



La Iglesia Anglicana por extensión desde la manifestación fundacional del Espíritu Santo (engendrada en el vientre apostólico) (1) guarda firmemente la tradición  ministerial tal y como esta se fue gestando en la Iglesia primitiva, pasando luego por la afirmación fundamental del Cristo de la Fe, ese proceso de identidad y definición teológica fue vital para la consolidación de la doctrina que llegó a la tierra de los celtas en la misma época apostólica y cuenta de ello es la consolidación de la catolicidad incluso antes del siglo V cuando Roma voltea la mirada sobre Britania (nombre dado por el Imperio romano) desde comienzos de nuestra Era. Pues la raíz  apostólica se mantenía con la presencia de un Pentecostés pequeño” que alimentaria no solo los viajes de Pablo o la decisión de Pedro de sacar la Iglesia de Jerusalén (plano local)  sino que se constituiría en plataforma de vivencia y fortalecimiento del ser eclesial fuera incluso de Oriente. Pentecostés el fenómeno engendrador se esparció por el mundo y de esta forma la identidad eclesial se mantuvo en Inglaterra. De esta afirmación es improcedente denominar o postular a Enrique VIII como su fundador. Sin duda que Enrique VIII no pretendió nunca la transformación protestante (termino inexacto de nuestra realidad eclesial)  de su reino, sino la "nacionalización" de la Iglesia bajo el principio de autoridad del príncipe, fons utriusque iurisCon este principio Enrique justificaba el Acta de supremacía de 1534, por la cual exigía que  todos sus súbditos le reconocieran como "the only supreme head in earth of the Church of England". Isabel I igual que Enrique pretendía la constitución de una sola iglesia, en un solo país, bajo un solo príncipe. A esta empresa contribuyó decisivamente Thomas Cranmer (1489-1556), nombrado arzobispo de Cantorbery por Enrique VIII. Fue Cranmer el introductor de la lectura bíblica y de la práctica litúrgica en lengua inglesa. Reformador cuidadoso, Cranmer (2) quería el retorno a la pureza de la tradición antigua litúrgica y doctrinal como padre fundador del anglicanismo.  Los Hechos de los Apóstoles testimonian poderosamente el papel decisivo del Espíritu Santo en la difusión de la Fe y en el crecimiento de la Iglesia. Es un libro contagiado de la claridad y el vigor del Espíritu de Dios que habla y actúa en sus páginas. Una penetrante alegría impregna el conjunto de la narración. Es la alegría que procede del Espíritu, inspirador de una certeza inamovible sobre el origen divino de la Iglesia, y causa de los acontecimientos extraordinarios que acompañan a los predicadores del Evangelio (3). Esta manifestación del Espíritu Santo no solo se quedó con los apóstoles sino que los tomó como referencia de su universalidad, la misma que llega a nuestra Iglesia.  El padre Van de Pol, un teólogo católico romano, afirma que la característica más distintiva del Anglicanismo es la moderación porque sabe mantener un equilibrio moderado entre la intransigencia rigurosa y la flexibilidad anárquica. Es la actitud que ha quedado definida con la expresión ya clásica de la vía media (4). El anglicanismo descubre de esta forma, al menos, en nuestra Provincia la realidad el Espíritu Santo inserto en los acontecimientos sociales, culturales y políticos en los que viven su Fe los “episcopales de a pie” donde afirma el Rvdo. Isaías Rodríguez hay  gran población latina. 

Nuestro ir y venir histórico es relevante en la protección de derechos y fundamentos de convivencia y dignidad de la persona redimida, desde luego, en el presente de esta  indagación se ve el sombrío panorama una vez más de la guerra  (conflicto de índole internacional en Siria y otras latitudes que mantienen tensión como  el conflicto con Corea del Norte) donde esta Iglesia sin duda deberá renovar su postura en defensa de la vida y su sacralidad.

EL  ESPIRITU  SANTO  EN  LA  TEOLOGÍA  ANGLICANA.

Si nos referimos concretamente a nuestra teología debemos iniciar con quien es tenido como padre de la misma, me refiero a  Richard Hooker  (marzo de 1554 – 3 de noviembre de 1600) educado en Oxford, en su pensamiento la razón se convierte en luz de su análisis y vivencia cristina (5) Hooker  debemos entenderlo desde la perspectiva Escolástica de su teología, donde el Espíritu Santo era tenido desde la naturaleza de su Ser y Esencia Tercera Persona de la SS. Trinidad, esta concepción de teología brillante limitaba su participación en la cotidianidad  del bautizado, se presenta una sentimiento Pentecostaliano asociado más a los apóstoles que  a la realidad presente de la Iglesia, es una noción más académica que  vivencial, lo que no implica que absolutamente su figura fuera asociada a la realidad del momento desconociendo su Inhabitación en nosotros (en el bautizado de aquella época) la postura eclesial sobre el Espíritu Santo durante Hooker conservó los ribetes dados por la Tradición y Magisterio de la Iglesia. Para el anglicanismo de este siglo, la realidad Pneumatologica de su teología  está edificada en la revelación Escrituristica y la acción de Pentecostés no se considera como un momento enmarcado en momentos sucesivos atravez de las épocas del cristianismo, Pentecostés se hace estático  y limitado a la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia  que parte de la relación  Trinitaria como tal Ad-Extra, esta postura nos habla de un descubrir al Espíritu de Dios en su Revelación y por medio de los signos de la identidad de la Madre Iglesia. 

Sin duda que en la concepción de Hooker la participación de la vida espiritual sigue los lineamientos de la Escolástica que ve la necesidad de hablar de una presencia sobre el fundamento de una especie de estética trascedente que consiste en ordenar todo bajo los atributos de Dios:


Orden
Armonía
Estética
Justicia
Gracia
Verdad
Identidad
Economía salvífica.


Este inglés interpreta la relación con la Tercera Persona de la SS. Trinidad desde esta concepción mapeada en términos y cualidades señaladas en el recuadro. La espiritualidad era estéticamente ordenada y simétrica cuya expresión en el ámbito cotidiano era sobre todo la Oración y la Eucaristía.  La ley moral no puede depender de las concepciones cambiantes de los pueblos sino de una esencia permanente derivada a su vez de la conformidad de las cosas con los designios del Creador (6). En su pensamiento Conservador se refleja tanto el tomismo como la dinámica política del estado ingles cuyo accionar trascenderá a sus colonias y hoy día a los estados asociados. El Libre Albedrío como informado por el Espíritu Santo sede terreno ante la inexorable materialización de la Voluntad Divina por sobre la opción humana, de esta forma constituye al Espíritu Santo en el máximo rector de nuestros procederes, es interesante, como su pensamiento Conservador tiene espacio para la Tolerancia y la postura Ecuménica pionera en su tiempo, solo dejamos una muestra de uno de sus sermones Citado por J. Gauden:


He demostrado hasta aquí que aunque la Iglesia de Roma se ha portado como una ramera, peor de lo que lo fue Israel, no obstante no están - como lo está ahora la sinagoga de los judíos, por cuanto abiertamente niega a Cristo Jesús - completamente excluidos del nuevo pacto. Pero como a Samaria, comparada con Jerusalén, se la denomina Aholah, una iglesia o tabernáculo propio de ella, contrariamente, Jerusalén se denomina Aholibah, el lugar de reposo del Señor; así, de cualquier modo que llamemos a la iglesia romana, cuando la comparamos con las iglesias reformadas, hacemos una diferencia como antes se hacía entre Babilonia y Samaria, también ahora la hacemos entre Roma y las asambleas paganas. Opinión que yo quiero y debo mencionar; debo conceder, y quiero hacerlo, que la iglesia romana, con todos sus hijos, está totalmente excluida; no hay ninguna diferencia en el mundo entre nuestros padres y los sarracenos, los turcos o los paganos, si niegan directamente a Cristo crucificado por la salvación del mundo. Pero, de cuántos millones de ellos se ha sabido que hayan terminado su vida mortal y que, al exhalar el último suspiro hayan pronunciado las palabras de esta Fe "Cristo, mi Salvador, mi Redentor Jesús". ¿Y podremos decir que los tales no han mantenido lo que es el fundamento de la Fe cristiana?... Por consiguiente, por más que se pueda decir de la iglesia romana, todavía tiene "un poco de poder", no niega directamente el fundamento de la Fe cristiana. Creo que puedo, sin ofender, persuadirme de que millares de nuestros padres en los tiempos pasados, que vivieron y murieron dentro de sus muros, han encontrado misericordia en las manos de Dios.

Nos permite analizar su espíritu eclesial, y como el reflejo de  la venida del Espíritu Santo asume como lo plantea Agustín de Hipona su papel como el gran Reconciliador, no caminó solo en las filas del Tomismo sino que su pensamiento intuitivo sobre el Ecumenismo lo podríamos considerar como iluminado por esta postura eminentemente de la Escuela Agustiniana. En nuestra especulación simplemente afirmamos que la realidad reconciliadora de Cristo en la Cruz tiene un esplendor especial en Pentecostés, y el Espíritu Santo se constituye en su Causa Eficiente. Recordándonos a otros ingleses anteriores a él como es el caso de Anselmo  de  Canterbury  (Aosta, 1033-Canterbury, 1109) (7).


RETROSPECTIVA.  



 Anselmo de Canterbury teólogo de mucha relevancia dentro de la Escuela  Agustiniana. Entre los varios argumentos desarrollados por A., los dos que más se destacan son su prueba ontológica de la existencia de Dios y su explicación de por qué Dios se hizo humano en la encarnación (Cur deus homo). En estos argumentos también es evidente que presupone ciertos aspectos de la filosofía de Platón, hegemónica todavía en el siglo  XI. En el platonismo, todo lo que existe en la naturaleza tiene un prototipo ideal del cual es copia imperfecta. Estas ideas universales están en la mente divina y son más reales que el mundo material. Por ello, para A. la lógica y la razón son suficientes para demostrar la validez de un argumento. Esta influencia del platonismo es evidente en el Proslogio, donde Anselmo aplica su metodología y lógica para demostrar la existencia de Dios. Mucho después la prueba de A. adquiriría el nombre de ontológica, término derivado de dos palabras griegas que quieren decir la razón o lógica del ser. La presencia del Espíritu Santo en su obra… La presencia del Espíritu Santo se vive en la Oración, meditación y Reflexión de la Palabra de Dios.

  En la Edad Media fue corriente desarrollar algunas oraciones devocionales al final de los Salmos que pretendían ayudar a resumir su contenido y facilitar su comprensión, convirtiéndolos en plegaria privada. Las Oraciones pueden entenderse como expansiones piadosas al rezo de los Salmos, si bien muy desarrolladas y elaboradas por un gran teólogo. Su método permanece así distinto del de los tratados dialécticos. Pentecostés se intuye presente no en la manifestación de alegría propia de la redacción lucana sino mediante la vivencia de sujeción a las enseñanzas de la Iglesia. El pecado en su teología no se enfoca en la maldad de la carne como en el pensamiento de su maestro el Hiponense sino que habla de la solidaridad con el primer hombre. Pentecostés arroja sus dones libremente sobre los bautizados para que estos no sean esclavos de sus pecados y puedan reconocer a su Dios y vivir según sus enseñanzas, la relación salvífica con el Evangelio es muy fuerte en este pensador medieval. El fenómeno histórico se renueva en la vida y obra de los creyentes fieles a la Iglesia donde han construido una relación con el Dios que les puede salvar.  Cristo, es el punto en el cual reside todo el humanismo anselmiano (10). Pero esta definición se deja acompañar con la aseveración de la presencia tangible del Espíritu Santo sin la cual sería -para este autor- imposible vivir conforme al ejemplo de Cristo que se constituye no en una opción de imitar sino en esencialmente imitable para la salvación. Sobre su modelo de Oración/reflexión consignamos este bello ejemplo:


¡Ay, desgraciado!, ¿qué he hecho yo de mí? ¿Qué era yo hasta aquí? ¡Oh Señor!, ¿qué habías hecho de mí y qué es lo que he llegado a ser por mi falta? Yo había sido concebido y nacido en el pecado, pero tú me has lavado y santificado, y después yo mismo me he manchado con faltas peores. Yo había nacido en el pecado por necesidad, ahora me revuelvo en faltas voluntarias; yo había sido concebido en el pecado sin saberlo, después me he llenado y cubierto de él voluntariamente; gracias a tí había salido de los primeros por misericordia, después me he arrojado yo mismo miserablemente en los segundos; de los primeros había sido rescatado por bondad, en los otros me he perdido por malicia. ¡Oh Dios bueno!, tú habías curado mi alma, llagada por mis padres, y yo, impío, la he matado cuando estaba curada. Yo había sido despojado, ¡oh Señor misericordioso!, de los antiguos restos del pecado original, y tú me habías vestido de un manto de inocencia, prometiéndome además el de la incorruptibilidad, y yo, rechazando el que tú me has dado, me he cubierto de los harapos de la iniquidad; despreciando lo que me has prometido, he preferido escoger los dolores de la eterna miseria. Habías hecho de un hijo de tu cólera un hijo de tu gracia, y yo, despreciando ésta, he hecho de mí mismo un hijo de tu odio. Tú habías reformado en mí tu imagen tan amable, yo he sobrepuesto una imagen odiosa; ¡ay!, ¿imagen de quién, hombre pobre, miserable y loco; de quién es esa imagen que tú has colocado sobre la imagen divina (11) nos recuerda las Confesiones de Agustín de Hipona.


El reconocimiento histórico de la presencia del Espíritu Santo en su revelación/manifestación pentecosteliana tiene como razón de ser la historia de salvación y la institucionalización de la Economía Salvífica que fluye en su relación con el bautizado.   La pertenencia de Hooker a una tradición reformada se adelantó en su mentalidad pero nunca abandonó la tradición eclesial que le unió a la historia de la Iglesia. Afirmaciones como esta: La Iglesia Episcopal no tiene doctrina, es fruto del desconocimiento de su raíz e historicidad, la cuestión se deja entender desde la dinámica retrospectiva, no se trata de una fundación romanizada sino del reconocimiento en nosotros de la praxis de una Iglesia histórica que se une a la misma causa apostólica. Recordemos que Pentecostés, no se quedó como un fenómeno de Fe aislado en su época y que por su manifestación global se sumó a  las expresiones de cristiandad tal y como esta Iglesia las vivió desde siempre.

 El bueno de Hooker no es solo el Padre de la teología anglicana, es también testigo de la universalidad de la misma gestando sus principios en la  tradición apostólica, para su época la Escuela Agustiniana y la Escolástica proveyeron sus fundamentos históricos referidos a su época en particular, nosotros los anglicanos no hacemos un ejercicio teológico por fuera de los parámetros de nuestra catolicidad, aunque muchos sigan empeñados en circunscribirla a una paradigma reciente o regional,  Hooker nutrió de ambas su pensamiento.

Somos un cristianismo universal en la consolidación de su institución eclesial y su naturaleza es totalmente apostólica. Nuestros Usos y Costumbres  y los denominados Medios de Gracia son su contundente reflejo, no estamos afincados  en una expresión local o sectaria de nuestro ser eclesial, la misma apostolicidad nos ha llevado a evangelizar también desde nuestra liturgia  y cosmovisión donde el ser ecuménico es ampliamente reconocido en la catolicidad de la Iglesia en todas sus latitudes. Que dialéctica más compleja la que asumimos históricamente y que manera de vivirla en medio del totalitarismo sensualista del presente. Hooker podemos decir en la esencia de su pensamiento y el reconocimiento de signos salvíficos como Pentecostés es tan católico como lo es hoy el Obispo de Roma. El Espíritu Santo no se retiró por el contrario más trabajo tiene ahora en la relación ecuménica de las instituciones movidas por su presencia santificadora. No confundamos la Institucionalidad de los signos católicos con la catolicidad que se expresa en la fidelidad al Evangelio de Cristo. La Iglesia no es un tema exclusivamente humano, ella es fruto del Amor salvífico de Dios en su Adorado Hijo y el que procede de Entrambos.  Hooker  veía en ella un camino salvífico sustancialmente hablando. Su catolicidad se alimentó de la liturgia la que consideraba parte vital del ser integral (12). La relación con la reforma  continental siempre dejó a salvo la concepción eclesial historica de Inglaterra y la Iglesia en su expresión propia y endémica. La formalidad de su pensamiento afirma en cuanto a Pentecostés el mismo principio escolástico, pero salvando la connotación Anglicana como tal, solo para referir sobre la Doctrina de la Justificación por la Fe donde Hooker argumenta la necesidad del Amor y la Esperanza en la conjugación de la existencia del creyente. Aquí encontramos una Vía que conocemos como la Vía Media. Cristo es la Causa Formal de nuestra Justificación y aquí Hooker deja la cuestión en reposo sobre la Fe del bautizado. Existe una relación vital que une la revelación del Señor con la vivencia de nuestra Fe,  tenemos mediante el Espíritu Santo la posibilidad de relación, salvíficamente ambas posturas, ya que en Cristo la salvación se concretiza y en la presencia del Espíritu Santo se espiritualiza entrando así a la historia personal y colectiva y quienes aceptan reciben el Espíritu Santo (13). Es desde luego una consideración de carácter epistemológica porque Hooker habla de la “Fe como Justificación” pero el conocimiento de la Fe se materializa en las obras de quien dice tenerla y vivirla en una praxis pragmática del ser cristiano. Todo lo anterior solo es posible en la Economía salvífica que manifiesta la Voluntad del Padre en  su Hijo y el Espíritu Santo el gran Reconciliador. La manifestación de la obra salvífica se renueva en la Iglesia con la presencia del Espíritu Santo que es nuestro perenne Pentecostés.

Henry Hammond  (1605-1660) en su teología queda claro su marcado interés en afirmar que la “presencia del Espíritu Santo” asegura la unidad eclesial y la fidelidad a esta norma se expresa en signos de comunión visibles, esto último lo afirmamos luego de analizar su obra teológica en la dimensión de su eclesiología, hoy decimos que Hammond más que un anglicano-católico es un creyente seguro de los estadios históricos en donde la vida de la Madre Iglesia ha sido alimentada por la presencia del Espíritu de Dios. Intuimos según su pensamiento que los Medios de Gracia locales son también importantes en el contexto de la catolicidad de la Iglesia anglicana y en este caso en referencia directa con la Provincia Episcopal. El trabajo de este teólogo fue importante pero toda su intuición sobre la relación emparentada de las Iglesias locales con el contexto general de la Iglesia y esa relación es fruto movido por el Espíritu Santo (14).

Thomas Cranmer (Aslockton 2 de julio de 1489  21 de marzo de 1556)  Que somos justificados por la Fe solamente, libremente y sin obras— se menciona para, claramente, quitar todo mérito de nuestras obras, por ser insuficientes para merecer nuestra justificación en las manos de Dios; y, por lo tanto, expresar más claramente la debilidad del hombre y la bondad de Dios, la imperfección de nuestras propias obras, y la gracia más abundante de nuestro Salvador Cristo; y así atribuir totalmente el mérito y el merecer de nuestra justificación a Cristo solamente, y a su más precioso derramamiento de sangre” (The Works of  Thomas Cranmer, 131). La teología de Cranmer (continuando en su inclusión)   gira como un todo en la doctrina de la Justificación  por medio de la Fe lo que implica en su reflexión la posibilidad de dejar en manos de Dios el derrotero de la existencia humana por el  cual la salvación es una gratuidad que se origina en el amor de Dios, nosotros consideramos luego de siglos de praxis que la responsabilidad en la elección salvífica es también nuestra, Cranmer  está pensando en categorías del mérito salvífico y desde esta su perspectiva tiene sin duda alguna la razón, pero en cuanto a la construcción histórica de la gratuidad salvífica diremos, yendo aún más allá de su época, que la salvación como expresión generosa de Dios no posee en su naturaleza parangón entre nosotros pero la respuesta material de su contenido teológico nos obliga positivamente a obrar bajo el signo de nuestra constante responsabilidad en la construcción de acciones y relaciones de índole salvíficas (16).


De su obra Prefacio a la Biblia es el siguiente pasaje:
Si algo es necesario saber, lo aprenderemos de la Sagrada Escritura. Si se ha de rechazar la falsedad, es de ella que obtendremos los modos para hacerlo. Si algo ha de corregirse y enmendarse, si hay necesidad de exhortación o de consolación, en las Escrituras aprenderemos lo necesario. En ellas se encuentran los pastos verdes del alma; en ella no hay carne venenosa ni nada insalubre; ella es el alimento puro y delicioso. El ignorante encontrará en ella lo que ha de aprender. El pecador perverso encontrará allí su condenación, que le hará temblar de temor. Quien se esfuerce por servir a Dios encontrará allí su gloria y las promesas de vida eterna, que le exhortan a continuar más diligentemente en su labor (15)



Cranmer  en el Libro de Oración Común (L.O.C) publicado en 1549 plasma ese retorno a la pureza del evangelio en el que está pensando más allá de los momentos políticos que su nación está afrontando, el retorno a las raíces de la Iglesia no le hace o permite perder su identidad litúrgica distanciándose así de la reforma del Continente y conservando en su reflexión el Ministerio Ordenado casi que extinto por reformadores como Lutero y Calvino. El mérito de este hombre fue sin duda el poder conciliar la necesidad de retomar la fuente  congruente de la catolicidad sin perder sus signos tanto locales como universales. La presencia del Espíritu Santo no se pierde, por el contrario, se renueva en la visión eclesial que sigue a su aparición en el seno del anglicanismo, una vez más repetimos, los signos locales de comunión son signo del Espíritu en Pentecostés (16). Para contextualizar y problematizar en nuestro presente el pensamiento anglicano basta con afirmar que la postura de sus teólogos antes del Movimiento de  Oxford  estaba marcado por una especie de imposibilidad dialéctica de conocer más allá del misterio revelado, esta postura todavía nos acompaña en el misterio de la santa Eucaristía y que nos deja ver como el misterio se hace virtualmente incognoscible que es una propiedad ajena a la capacidad racional del ser humano, lo Supra toma el lugar de la relación espiritual palpable y para subsanar la cuestión ampliamos el espectro de los signos de comunión desbloqueando el acceso de los laicos a al liturgia.

Problematizar la visión de Cranmer permite discutir en una postura de apertura la significación de la realidad en el misterio eucarístico como tal y evitar su trivialización, en nuestro ensayo sobre Introducción al ciclo de teólogos y filósofos anglicanos publicado en nuestro Blog cristoeseltema.blogspot.com en 2014, quiero citar textualmente uno de los problemas presentados en la teoria del conocimiento propuesta por el Escocés David Hume que ilustra la presente reflexión:


La Evidencia Sensible de características Directas, se opone a la Transubstanciación,  por carecer esta de Evidencia Sensible al respecto. Hablando sobre la Eucaristía.


Tal postura retrata lo anterior en clara referencia nuestro amigo Cranmer. Las verdades fundamentales de la Religión, eran esencialmente misteriosas, incapaces de ser descubiertas por la razón natural y nuestro único medio de acceso a ellas es la Revelación de Dios. Era común la siguiente afirmación entre los Teólogos Anglicanos de esta época “Los Milagros prueba de la Naturaleza Divina de la Revelación y a su vez de la confiabilidad del testimonio Escrito e histórico”. La obra del Espíritu Santo se percibe desde la concepción eclesial que nos habla de la confiabilidad del Texto Sagrado de Tradición, tal confiabilidad es fruto de la certeza que el Espíritu de Dios por Inhabitación le confiere al bautizado,  nuestra relación con la revelación escrita carecería de sentido sino es por medio de la experiencia de nuestra propia creencia, Cranmer es un hombre de Fe y quiere que la Iglesia retome la tradición más auténtica.

Entrando ya en el terreno de la especulación solo agregaremos que la Iglesia es así gracias a su trabajo litúrgico y que muy seguramente si lo interpretamos en su contexto tendremos argumentos para asumir su cosmovisión, más aun, encontramos algunas fisuras en su relación con la Tradición eclesial algo que pretendió sanar el propio Hooker  remitiéndose al contexto de la teología Escolástica y las escuelas de aquella época. Nosotros tenemos aun más fuentes de criterio y es importante tener presente que la tradición es sin duda un fundamento de nuestra eclesialidad. La visión histórica de Cranmer hoy es alimentada y puesta en escena bajo los presupuestos de la teología que retoma sus fuentes. Nosotros estamos llamados a trabajar para fortalecer las debilidades de la dialéctica teológica anterior a nosotros… Hoy se  instruye al creyente sobre la raíz de su propia reflexión y  sobre cada uno de los elementos que  constituyen estructuralmente nuestro ETHOS TEOLÓGICO  el porqué de nuestras acciones se refleja en la tradición que nos asiste desde hace muchos años. Estos grandes hombres y mujeres  elaboraron su reflexión bajo el único fundamento posible su amor por Cristo y su Iglesia, ellos reflejan una eclesiología dinámica y dispuesta a enfrentar los cambios de los tiempos (17).

El 10 de enero de 1645, William Laud, el Arzobispo de Canterbury (nacido el 7 de octubre de 1573, Reading, Berkshire, Inglaterra, murió el 10 de enero de 1645), Londres fue decapitado en Tower Hill en Londres, Inglaterra. Había sido una figura controvertida durante muchos años; un partidario de Carlos I y defensor de detener la reforma puritana de la iglesia, se encontró en el lado equivocado de la historia durante la Guerra Civil .Por otra parte, los católicos romanos no cesaron en luchar por conservar esta Iglesia aliada a Roma. La última ofensiva se lanzó con el papa Pío V, quien no cesó de humillar y atacar a la reina Isabel. En l570 el papa cometió el error de promulgar la bula Regnans in excelsis (Pio V) por la cual se obligaba a los ciudadanos británicos a desobedecer a la reina bajo pena de excomunión. Naturalmente, quienes habían vivido una vida entre dos luces ahora se veían obligados a obedecer al papa y ser considerados como traidores, o a obedecer a la reina y ser excomulgados. Con esta bula se rompen definitivamente los lazos entre Roma e Inglaterra. Este contexto nos sirve para explicar la postura de Laud que buscaba generar fidelidad a los obispos y al L.O.C de su época, cosa que no entraba en la perspectiva teológica de los calvinistas y los puritanos. Su pensamiento se inclinaba a ver la Iglesia inglesa como “católica reformada” se identificó demasiado con  Carlos I el Rey depuesto lo que sin duda lo llevó al, cadalso. Es interesante su actitud pero durante su arzobispado la Iglesia de Inglaterra no discutió razones teológicas más allá que la promulgación de ideas sobre su catolicidad defendida de los ataques protestantes del momento y las practicas litúrgicas que hoy vivimos algunas de ellas se gestaron en su época como para citar una: Inclinarnos al pronunciar el nombre del Señor o separar el comulgatorio del resto de la asamblea como aquí en Dominicana lo conservan algunas iglesias como San Esteban en San Pedro de Macorís. El puritanismo en ningún momento le interesaba conservar las tradiciones católicas que hoy vivimos. Para continuar nuestra investigación es bueno citar a los teólogos de  su época inmediata, nos referimos a los Carolinos, quienes escribieron durante los reinados de Carlos I y Carlos II.




John Jewel (1522-1571)
En defensa de la Iglesia Anglicana (su obra fundamental)… En el caso de Jewel, su amor por la Iglesia Anglicana y las Sagradas Escrituras le movían a instar por la formación del bautizado quien según su mentalidad debía conocer plenamente la verdad revelada y hacerla parte viva de su experiencia cristiana.

Richard Hooker (1554-1600)
De las leyes de la política eclesiástica (su principal obra)… Su amor por la Iglesia y por conservar la tradición recibida de la Iglesia universal y su catolicidad le lleva a escudriñar las obras de los PP. de la Iglesia y especialmente la Escolástica, considera al Rey como autoridad pero no así como la cabeza de la Iglesia en su connotación espiritual y salvífica.

Lancelot Andrewes (1555-1626),
Su obra como catequista fue importante y particularmente su habilidad en la predicación de los cuales se imprimieron más de 90 sermones. Su postura teológica es similar a los anteriores.
George Herbert (1593-1633)
Escritor y poeta sobresale por su poesía metafísica, es decir, aquella en  cuyos contenidos  aflora la reflexión propia de la existencia y su razón de ser. De profunda obediencia a la Iglesia y su disciplina eclesial en la liturgia.
John Cosin (1594-1672)
Trabajó incansablemente por la Liturgia de la Iglesia y su aporte fue significativo en la confección de devocionales y oraciones diarias para feligreses, en la Conferencia de Saboya en 1661 buscó ampliamente la reconciliación con los presbiterianos, en su teología veía la posibilidad de segundas nupcias especialmente para las “víctimas del adulterio”.  
Jeremy Taylor (1613-1667)
(Amigo de Laud) defendió la institución episcopal y su autoridad como jurisdicción, su vida no fue nada fácil, sino el de mayores dificultades de su generación. Escribió devocionales que y todavía hoy los más devotos en Inglaterra poseen de su inspiración.
Nicholas Ferrar (1593-1637
Diacono cuya conmemoración la tenemos registrada en nuestro L.O.C para el 1 de diciembre. De profunda oración y servicio en la Caridad como Diacono que vive en Cristo su Diaconía y ministerio, fiel a la Iglesia como Madre espiritual y a la autoridad de la Iglesia, fue un hombre que vivió en su época y compartió su profundo testimonio de Cristo Resucitado (18).


Estos teológicos sobresalieron por su defensa de la tradición naciente anglicana y la lucha contra todo extremismo por parte de reformadores continentales y desde luego también del pensamiento de algunos católicos romanos. El volver a las fuentes fue también su bandera reflexiva y teológica, ellos vivieron en si una especie de meta-comunicación teológica, que les permitió compartir su pensamiento, el mismo al que siglos después el catolicismo romano volvería sus ojos con el deseo de retomar el camino del cristianismo primitivo (me refiero a Vaticano II)  que brilló por su simpleza y solidaridad (19). El pensamiento de estos grandes teólogos anglicanos se desarrolló en momentos en los que existía la necesidad de afirmar la certeza eclesial sobre su praxis histórica y la relación salvífica de nuestra liturgia, teología, espiritualidad y vida sacramental, al unísono aquellos hombres lucharon denodadamente por afirmar la catolicidad reformada en todas las acciones de la Iglesia de su época. Lucharon contra el fanatismo religioso, afirmaron la importancia espiritual y teológica de la vida sacramental, defendieron su relación con la Gracia y la responsabilidad personal frente a los mismos, analicemos esta postura:

Las fórmulas ex opere operato / ex opere operantis sirvieron inicialmente para indicar en la crucifixión de Jesús el valor salvífico objetivo y la acción subjetiva de los verdugos. Luego pasaron a la teología de los sacramentos para señalar su eficacia. Ex opere operato indica el modo objetivo de obrar en los sacramentos: infunden la gracia en el sujeto «en virtud de la acción sacramental cumplida debidamente, en virtud y por autorización divina. La fórmula se utilizó desde finales del siglo XII en contraste con la de ex opere operantis (en virtud del ministro o del sujeto agente, en virtud de su acción); así lo hizo en primer lugar Pedro de Poitiers (t 1205) para demostrar que el bautismo es válido independientemente de los méritos del ministro y del sujeto. Se quiere dar a entender de este modo que la acción sacramental es la única causa instrumental de la gracia. Por eso, la validez del sacramento no puede hacerse depender de la fe o de la santidad del ministro o del sujeto. Guillermo de Auxerre afirmó que los sacramentos veterotestamentario tenían una eficacia ex opere operantis (o sea, en virtud de la actividad del sujeto que los recibía), mientras que los sacramentos neo testamentarios son eficaces por el hecho mismo de poner objetivamente el sacramento (ex opere operato) (19)…

La fuente citada arriba, es en síntesis la concepción sacramental de muchos de los “Carolinos”. El Espíritu Santo en su constante PENTECOSTÉS,  esto es visto por los  Carolinos” como era observado en su época, ellos como era natural estaban cavilando entre las posturas de su época animadas fuertemente por el espíritu escolástico y los “residuos” de la Escuela Agustiniana al respecto, recordemos que Hooker como apologeta  se alimentó de esta doctrina Pneumatologica,  por un lado esta Agustín de Hipona cuyo pensamiento es interpretado por  Anselmo de Canterbury (quien ocupó la cede más importante de Inglaterra) y  Tomás de Aquino  miremos la siguiente reflexión, que bien pudo nutrir en su época la postura de los teólogos anglicanos citados arriba, aunque especulamos y entramos en el terreno hipotético guiados por su amor a la Iglesia y la reforma que entendemos es fruto del Pentecostés particular. Si hay una presencia Eficiente del Espíritu Santo luego  la Iglesia retoma el camino de su historia por esa presencia que guía y concede Gracia a las reflexiones de quienes buscaron defenderla en el suelo y cosmovisión inglesa y ahora universal. La catolicidad no fue defendida como pertenencia sustancial a Roma sino como don universal del Espíritu Santo, recordando Pentecostés y su mandato implícito a testimoniar al Resucitado. Somos fruto del Espíritu de Dios derramado sobre su Iglesia como fundador y enviado a la vez. Los teólogos  del comienzo institucional de la Iglesia Anglicana buscaron con sus esfuerzos y defensa de la Fe al toque Anglicano, demostrar  que si era posible pensar en una Iglesia como Institución permanente y no solo sujeta a los devenires de la política de su época. Si bien políticamente no tenían otra alternativa que reconocer la autoridad del monarca inglés, también es muy cierto, que ellos  al unísono declararon la suprema autoridad de Jesucristo como cabeza de la Iglesia. La modernidad dogmática (expresión para designar el pensamiento de su época) estaba gestando la Infalibilidad papal, que se concretizo gracias a la perdida de los estados pontificios en el siglo XIX, aunque no se admita como tal, lo cierto era la perdida sustancial de poder en Europa cuyo antecedente era Inglaterra como Madre que parió la Ilustración europea y con su “leche” alimentó el racionalismo y el empirismo particularmente. La institución romana   se vio enfrentada a un seguro ateísmo practico que les hizo replantear la figura papal y darle poder a sus definiciones en la Fe (Excathedra). Hooker (solo citando uno de ellos)  desde la perspectiva de una Iglesia reformada por la presencia y el discernimiento del Espíritu Santo ve en su trabajo la principal función de defender a la madre Iglesia atomizada por bulas y decretos que solo dejaban claro un supuesto poder que abarcaba aun la condición social y cultural en Inglaterra. Ellos intuitivamente defienden a la Iglesia porque saben que es obra del Espíritu Santo y Sacramento de Salvación. UN PEQUEÑO PENTECOSTÉS SE DIO EN EL CORAZÓN DE ESTOS TEÓLOGOS.


En la teoría Trinitaria psicológica de  Agustín el Espíritu es concebido por analogía con el amor de la voluntad. Ahora bien, el amor puede considerarse, bajo diversos aspectos, o bien como anterior, o bien como posterior al conocimiento. Es anterior en cuanto que es como el motor del dinamismo que impulsa al acto del conocimiento, uniendo la memoria al pensamiento y haciendo pasar de la una al otro. Es posterior en cuanto que su objeto ha de ser iluminado por la luz de la inteligencia. Esta ambigua postura del amor se refleja en una controversia del siglo  XIII: Un maestro parisino enseña que el Espíritu, como lazo de unión entre el Padre y el Hijo, sólo procede del Padre y es lógicamente anterior al Hijo: es como intermediario en la generación del Hijo por el Padre, y por eso le asigna el segundo lugar en el orden de origen. Los teólogos de París en aquella ocasión no hicieron más que reafirmar el Filioque, diciendo que "incluso como vínculo de amor, el Espíritu procede de los dos. Pasando a  Tomás, la cuestión se pone de la manera siguiente: cuando se dice que en Dios el Espíritu es amor, ¿de qué amor se trata? ¿De la amistad entre Padre e Hijo, como pensaba  Agustín, o bien del amor con que Dios ama su propia bondad, como pensaba  Anselmo? El P. Dondaine, que ha estudiado la cuestión, dice que en sus primeras obras Tomás piensa más bien en el amor mutuo de amistad entre Padre e Hijo: pero que en sus obras de madurez supone que el Espíritu es Dios en cuanto amado, lo cual presupone a Dios en cuanto conocido y expresado por su Verbo. Esta última concepción acentúa el hecho de que el Espíritu es tercera persona procedente de las otras dos, pero señala el paso de una concepción trinitaria más personalista -amor mutuo- a otra más ontológica -amor de sí- (20)… El termino amistad que emplea Agustín lo usa para manifestar el grado de perfección en las relaciones de la persona humana, es inexacto aplicarlo a las Personas Divinas. No hablamos de un estado emocional sino de su Esencia Divina.  


 La doctrina Trinitaria se explicita de múltiples formulas y concepciones teológicas,  la tradición teológica nuestra considera la revelación desde la manifestación del Espíritu Santo y por ende todos los contenidos Escrituristicos aceptados son fruto de la presencia de la Tercera Persona de la SS. Trinidad, es pues, un principio de conformidad con la revelación y su fuente eterna. La espiritualización de    las Escrituras es fruto de la identidad eclesial que poseemos y no el azar de algunos teólogos, la revelación es obra exclusiva de Dios y se manifiesta en Dios Espíritu Santo. Es una vez más la Causa Eficiente de las Sagradas Escrituras, es el revelador por antonomasia de los misterios que nos conectan con el resucitado, esta Comunión eclesial es fruto vivo de un perenne Pentecostés. En cuanto a la apreciación histórica diremos que en las distintas épocas la revelación aterriza en la sique y el Ethos de los anglicanos que en la praxis eclesial dieron paso a una relación aterrizada y fundamental con el Espíritu Santo, los padres reformadores vivieron  en su momento la necesidad de un diáfano discernimiento en la configuración de una Reforma que no perdiera el ser  de nuestra catolicidad. La Reforma es fundamentalmente un discernimiento de la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia  y su necesaria re-objetivación en  sus postulados.

   Aquellos hombres y muchos más de los mencionados vivieron en carne propia el anuncio de una idea cristiana que guardaba relación con su origen en la historia apostólica. Ellos no rechazaron a la Madre Iglesia sino a la institución romana por sus  actuaciones al margen del evangelio y los fundamentos precisamente apostólicos. Recordemos que la Iglesia estaba involucrada en todo lo que acontecía con la sociedad y  los conflictos gestados en esta en gran medida se dieron por motivaciones religiosas lo que implicaba una contradicción con la Paz recibida por el resucitado (Juan capítulo 20 versículo 22).  Este argumento hurgó la conciencia religiosa  de quienes se motivaron por los acontecimientos en el reino de Inglaterra. La conciencia religiosa se conflictó  precisamente con las acciones que desdibujaron el contenido evangélico y cambiaron las enseñanzas de las Escrituras por el poder y la injerencia en todas las latitudes. Vemos en ellos inspiración profunda de la Gracia que se manifiesta en la vida eclesial (21). Miremos una reflexión aportada por José Luis Aranguren sobre el origen de la reforma insular y que podemos emparentar con nuestra postura sobre la presencia del Espíritu Santo en este proceso.

¿Quién ha sido el Reformador inglés? ¿Enrique VIII? Salvo en lo que afecta a la supremacía pontifical, fue no sólo católico, sino hombre de alma medievalista: tal dicen los mismos anglicanos modernos. Su pública actividad religiosa comenzó con la Assertio Septem Sacramentorum, contra Lutero, opúsculo que le valió el título papal de Defensor Fidei, y terminó con los Seis Artículos, en los que daba fuerza de ley al dogma católico. ¿Eduardo VI? No fue él, sino sus ministros quienes dieron nuevo rumbo a la religión inglesa; pero sus extremismos no han prevalecido. ¿La Reina Isabel? Ella, efectivamente, encauzó el movimiento religioso, señaló una dirección alejada, por igual, del Catolicismo romano y de la Reforma continental, trazó lo que se ha llamado una vía media (22).

La Iglesia Anglicana con su  contenido histórico se abrió a la realidad de la sociedad de su época y paulatinamente fue virando hacia la consolidación de la dignidad del creyente al punto de librarle de las ataduras con las que la desesperanza le sujetaba, mientras que en el catolicismo y su más aguda ortodoxia   se abrían aún más las “puertas del Hades” el anglicano las cerraba porque su postura era y es motivo de absoluta alegría, la esperanza cambio la dialéctica de la condenación eterna para recaer en la responsabilidad personal que también era en sí y para sí liberadora del peso de figuras que posteriormente fueron debatidas (Infierno, purgatorio, limbo). Hoy la teología les da la razón a estos hombres y mujeres de la Reforma Anglicana, cuando paulatinamente fueron desapareciendo tal concepción fatalista sobre la vida y su término material (23)…  Continuaremos en la segunda parte del presente ensayo…


FUENTES/INSUMOS/ARTICULOS/BIBLIOGRAFIA.


1-      Nota del autor.
4-      Rvdo. Isaías Rodríguez “En Cristo Somos Uno” publicado por Episcopales Latinos.
5-      www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_hookerr/ https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hooker.htm/ Extraído de D.J. Atkinson, “Hooker, Richard” in: David J. Atkinson, Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral (Barcelona, Editorial CLIE & Publicaciones Andamio, 2004), pp. 662.
6-      O autor: D.J. Atkinson, B.Sc., M.L.itt., Ph.D., M.A., reitor honorário do Canon da cátedra de Southwark, Londres; ex-membro do Corpus Christi College, Oxford, Inglaterra.
Traduzido em 12 de Março de 2014.
7-      juango.es/files/tema5escolastica.pdf/ bladodiaz.blogspot.com/2011/05/el-pensamiento-conservador.html/
8-      ANSELMO DE CANTERBURY, Epístola de Incarnatione Verbi, I.
9-      R. W. SOUTHERN, Anselmo d’Aosta, 216-217.
10-  J. LECLERCQ, Regards monastiques sur le Christ au moyen Âge, Paris 1993, 178-182.
11-  ANSELMO DE CANTERBURY, Oratio VIII ad sanctum Iohannem Baptistam, 19-33.
12-  LOS EVANGÉLICOS NECESITAN LEER A RICHARD HOOKER. ENTREVISTA CON BRADFORD LITTLEJOHN/ estudiosevangelicos.org/los-evangelicos-necesitan-leer-a-richard-hooker-entrevista-co... 4 may. 2016 - Los evangélicos necesitan leer a Richard Hooker. Entrevista con Bradford Little John.
13-  Markus Wriedt, "Luther's Theology," en The Cambridge Companion to Luther (Cambridge University Press, 2003), pp. 88-94.
14-  https://books.google.com.do/books?isbn=8446045451 ensayo sobre el entendimiento.
16-  Ciclo de autores anglicanos. Introducción, cristoeseltema.blogspot.com
17-  Nota del autor/ cristoeseltema.blogspot.com
18-  www.episcopaleslatinos.org/historia/iglesiaanglicana2.htm/ https://books.google.com.do/books?isbn=1426740662/ ec.aciprensa.com/ Ferrar, Nicholas (2 de noviembre de 2006). Conversaciones en Little Gidding Prensa de la Universidad de Cambridge/ www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_herbertg/ www.luminarium.org/sevenlit/herbert/ https://artuk.org/.../john-cosin-15941672-dd-master-16351644-1/ https://hymnary.org/person/Cosin_J/ www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=hooker-richard/ www.luminarium.org/renlit/hookbio.htm/Munz, Peter, El lugar de Hooker en la historia del pensamiento (1952, repr. 1971).
19-  M. Nicolau, Teología del signo sacramental, BAC, Madrid 1969; B, Haring, La vida cristiana a la luz de los sacramentos, Herder. Barcelona 1972/ J M. Castillo, 5ímbolos de libertad. Teología de los sacramentos, Sígueme, Salamanca 19S- fuente citada por- www.mercaba.org/VocTEO/E/ex_opere_operato.htm
20-  Pour une théorie de l'Esprit Sannt, Laval Théologique et Philosofique 36 (1980), 47-75/ www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol20/80/080_richard.pdf
21-  Nota del autor/ cristoeseltema.blogspot.com/2014/09/ciclo-de-autores-y-teologos-anglicanos.html.
23-  Nota del autor.


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