PENTECOSTÉS EN LA TRADICIÓN ECLESIAL ANGLICANA Y SUS REFERENTES TEOLÓGICOS MÁS SOBRESALIENTES.
PRIMERA
PARTE.
INTRODUCCIÓN.
La Iglesia Anglicana por
extensión desde la manifestación fundacional del Espíritu Santo (engendrada en
el vientre apostólico) (1) guarda firmemente la tradición ministerial tal y como esta se fue gestando
en la Iglesia primitiva, pasando luego por la afirmación fundamental del Cristo
de la Fe, ese proceso de identidad y definición teológica fue vital para la
consolidación de la doctrina que llegó a la tierra de los celtas en la misma
época apostólica y cuenta de ello es la consolidación de la catolicidad incluso
antes del siglo V cuando Roma voltea la mirada sobre Britania (nombre dado por
el Imperio romano) desde comienzos de nuestra Era. Pues la raíz apostólica se mantenía con la presencia de un
Pentecostés “pequeño” que alimentaria no solo los viajes de Pablo o la decisión de Pedro
de sacar la Iglesia de Jerusalén (plano local)
sino que se constituiría en plataforma de vivencia y fortalecimiento del
ser eclesial fuera incluso de Oriente. Pentecostés
el fenómeno engendrador se esparció por el mundo y de esta forma la
identidad eclesial se mantuvo en Inglaterra. De esta afirmación es improcedente
denominar o postular a Enrique VIII como
su fundador. Sin duda que Enrique VIII
no pretendió nunca la transformación protestante (termino inexacto de nuestra
realidad eclesial) de su reino, sino la
"nacionalización" de la Iglesia bajo el principio de autoridad del
príncipe, fons utriusque iuris. Con
este principio Enrique justificaba
el Acta de supremacía de
1534, por la cual exigía que todos sus
súbditos le reconocieran como "the only supreme head in earth of the
Church of England". Isabel
I igual que Enrique pretendía la
constitución de una sola iglesia, en un solo país, bajo un solo príncipe. A esta empresa
contribuyó decisivamente Thomas Cranmer
(1489-1556), nombrado arzobispo de Cantorbery por Enrique VIII. Fue Cranmer el
introductor de la lectura bíblica y de la práctica litúrgica en lengua inglesa.
Reformador cuidadoso, Cranmer (2) quería
el retorno a la pureza de la tradición antigua litúrgica y doctrinal como padre
fundador del anglicanismo. Los Hechos de
los Apóstoles testimonian poderosamente el papel decisivo del Espíritu Santo en
la difusión de la Fe y en el crecimiento de la Iglesia. Es un libro contagiado
de la claridad y el vigor del Espíritu de Dios que habla y actúa en sus
páginas. Una penetrante alegría impregna el conjunto de la narración. Es la
alegría que procede del Espíritu, inspirador de una certeza inamovible sobre el
origen divino de la Iglesia, y causa de los acontecimientos extraordinarios que
acompañan a los predicadores del Evangelio (3). Esta manifestación del Espíritu
Santo no solo se quedó con los apóstoles sino que los tomó como referencia de
su universalidad, la misma que llega a nuestra Iglesia. El padre Van
de Pol, un teólogo católico romano, afirma que la característica más distintiva
del Anglicanismo es la moderación porque sabe mantener un equilibrio moderado
entre la intransigencia rigurosa y la flexibilidad anárquica. Es la actitud que
ha quedado definida con la expresión ya clásica de la vía media (4). El
anglicanismo descubre de esta forma, al menos, en nuestra Provincia la realidad
el Espíritu Santo inserto en los acontecimientos sociales, culturales y
políticos en los que viven su Fe los “episcopales
de a pie” donde afirma el Rvdo. Isaías Rodríguez hay gran población latina.
Nuestro ir y venir
histórico es relevante en la protección de derechos y fundamentos de
convivencia y dignidad de la persona redimida, desde luego, en el presente de
esta indagación se ve el sombrío
panorama una vez más de la guerra
(conflicto de índole internacional en Siria y otras latitudes que
mantienen tensión como el conflicto con
Corea del Norte) donde esta Iglesia sin duda deberá renovar su postura en
defensa de la vida y su sacralidad.
EL ESPIRITU
SANTO EN LA TEOLOGÍA ANGLICANA.
Si nos referimos
concretamente a nuestra teología debemos iniciar con quien es tenido como padre
de la misma, me refiero a Richard Hooker (marzo de 1554 – 3 de noviembre de 1600)
educado en Oxford, en su pensamiento la razón se convierte en luz de su análisis
y vivencia cristina (5) Hooker debemos entenderlo desde la perspectiva
Escolástica de su teología, donde el Espíritu Santo era tenido desde la
naturaleza de su Ser y Esencia Tercera Persona de la SS. Trinidad, esta
concepción de teología brillante limitaba su participación en la
cotidianidad del bautizado, se presenta
una sentimiento Pentecostaliano asociado
más a los apóstoles que a la realidad
presente de la Iglesia, es una noción más académica que vivencial, lo que no implica que
absolutamente su figura fuera asociada a la realidad del momento desconociendo
su Inhabitación en nosotros (en el bautizado de aquella época) la postura
eclesial sobre el Espíritu Santo durante Hooker
conservó los ribetes dados por la Tradición y Magisterio de la Iglesia. Para el
anglicanismo de este siglo, la realidad Pneumatologica de su teología está edificada en la revelación
Escrituristica y la acción de Pentecostés
no se considera como un momento enmarcado en momentos sucesivos atravez de
las épocas del cristianismo, Pentecostés
se hace estático y limitado a la
presencia del Espíritu Santo en la Iglesia
que parte de la relación
Trinitaria como tal Ad-Extra, esta postura nos habla de un descubrir al
Espíritu de Dios en su Revelación y por medio de los signos de la identidad de
la Madre Iglesia.
Sin duda que en la
concepción de Hooker la
participación de la vida espiritual sigue los lineamientos de la Escolástica
que ve la necesidad de hablar de una presencia sobre el fundamento de una
especie de estética trascedente que consiste en ordenar todo bajo los atributos
de Dios:
Orden
|
Armonía
|
Estética
|
Justicia
|
Gracia
|
Verdad
|
Identidad
|
Economía
salvífica.
|
Este inglés interpreta la
relación con la Tercera Persona de la SS. Trinidad desde esta concepción
mapeada en términos y cualidades señaladas en el recuadro. La espiritualidad
era estéticamente ordenada y simétrica cuya expresión en el ámbito cotidiano
era sobre todo la Oración y la Eucaristía.
La ley moral no puede
depender de las concepciones cambiantes de los pueblos sino de una esencia
permanente derivada a su vez de la conformidad de las cosas con los designios
del Creador (6). En su pensamiento Conservador se refleja tanto el tomismo como
la dinámica política del estado ingles cuyo accionar trascenderá a sus colonias
y hoy día a los estados asociados. El Libre Albedrío como informado por el
Espíritu Santo sede terreno ante la inexorable materialización de la Voluntad
Divina por sobre la opción humana, de esta forma constituye al Espíritu Santo
en el máximo rector de nuestros procederes, es interesante, como su pensamiento
Conservador tiene espacio para la Tolerancia y la postura Ecuménica pionera en
su tiempo, solo dejamos una muestra de uno de sus sermones Citado por J. Gauden:
He demostrado
hasta aquí que aunque la Iglesia de Roma se ha portado como una ramera, peor de lo que
lo fue Israel, no obstante no están - como lo está ahora
la sinagoga de los judíos, por cuanto abiertamente niega a Cristo
Jesús - completamente excluidos del nuevo pacto. Pero como a Samaria, comparada
con Jerusalén, se la denomina Aholah, una iglesia o
tabernáculo propio de ella, contrariamente, Jerusalén se denomina Aholibah,
el lugar de reposo del Señor; así, de cualquier modo que llamemos a la
iglesia romana, cuando la comparamos con las iglesias reformadas, hacemos una
diferencia como antes se hacía entre Babilonia y Samaria, también ahora la
hacemos entre Roma y las asambleas paganas. Opinión que yo quiero y debo
mencionar; debo conceder, y quiero hacerlo, que la iglesia romana, con todos
sus hijos, está totalmente excluida; no hay ninguna diferencia en el mundo
entre nuestros padres y los sarracenos, los turcos o los paganos, si niegan
directamente a Cristo crucificado por la salvación del mundo. Pero, de
cuántos millones de ellos se ha sabido que hayan terminado su vida mortal y
que, al exhalar el último suspiro hayan pronunciado las palabras de
esta Fe "Cristo, mi
Salvador, mi Redentor Jesús". ¿Y podremos decir que los tales no han
mantenido lo que es el fundamento de la Fe cristiana?... Por consiguiente,
por más que se pueda decir de la iglesia romana, todavía tiene "un poco
de poder", no niega directamente el fundamento de la Fe cristiana. Creo
que puedo, sin ofender, persuadirme de que millares de nuestros padres en los
tiempos pasados, que vivieron y murieron dentro de sus muros, han encontrado
misericordia en las manos de Dios.
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Nos permite analizar su
espíritu eclesial, y como el reflejo de
la venida del Espíritu Santo asume como lo plantea Agustín de Hipona su papel como el gran Reconciliador, no caminó solo en las filas del Tomismo sino que su
pensamiento intuitivo sobre el Ecumenismo lo podríamos considerar como
iluminado por esta postura eminentemente de la Escuela Agustiniana. En nuestra especulación simplemente afirmamos
que la realidad reconciliadora de Cristo en la Cruz tiene un esplendor especial
en Pentecostés, y el Espíritu Santo
se constituye en su Causa Eficiente.
Recordándonos a otros ingleses anteriores a él como es el caso de Anselmo
de Canterbury (Aosta, 1033-Canterbury, 1109) (7).
RETROSPECTIVA.
Anselmo de Canterbury
teólogo de mucha relevancia dentro de la Escuela Agustiniana. Entre los varios argumentos desarrollados por A., los dos que más
se destacan son su prueba ontológica de la existencia de Dios y su explicación
de por qué Dios se hizo humano en la encarnación (Cur deus homo). En
estos argumentos también es evidente que presupone ciertos aspectos de la
filosofía de Platón, hegemónica todavía en el siglo XI. En el platonismo, todo lo que
existe en la naturaleza tiene un prototipo ideal del cual es copia imperfecta.
Estas ideas universales están en la mente divina y son más reales que el mundo
material. Por ello, para A. la lógica y la razón son suficientes para demostrar
la validez de un argumento. Esta influencia del platonismo es evidente en el
Proslogio, donde Anselmo aplica su metodología y lógica para demostrar
la existencia de Dios. Mucho después la prueba de A. adquiriría el
nombre de ontológica, término derivado de dos palabras griegas que quieren decir
la razón o lógica del ser. La presencia del Espíritu Santo en su obra… La
presencia del Espíritu Santo se vive en la Oración, meditación y Reflexión de
la Palabra de Dios.
En la Edad
Media fue corriente desarrollar algunas oraciones devocionales al final de
los Salmos que pretendían ayudar a resumir su contenido y facilitar su
comprensión, convirtiéndolos en plegaria privada. Las Oraciones pueden
entenderse como expansiones piadosas al rezo de los Salmos, si bien muy
desarrolladas y elaboradas por un gran teólogo. Su método permanece así
distinto del de los tratados dialécticos. Pentecostés se intuye presente
no en la manifestación de alegría propia de la redacción lucana sino mediante
la vivencia de sujeción a las enseñanzas de la Iglesia. El pecado en su
teología no se enfoca en la maldad de la carne como en el pensamiento de su
maestro el Hiponense sino que habla de la solidaridad con el primer
hombre. Pentecostés arroja sus dones libremente sobre los bautizados
para que estos no sean esclavos de sus pecados y puedan reconocer a su Dios y
vivir según sus enseñanzas, la relación salvífica con el Evangelio es muy
fuerte en este pensador medieval. El fenómeno histórico se renueva en la vida y
obra de los creyentes fieles a la Iglesia donde han construido una relación con
el Dios que les puede salvar. Cristo,
es el punto en el cual reside todo el humanismo anselmiano (10). Pero esta
definición se deja acompañar con la aseveración de la presencia tangible del Espíritu
Santo sin la cual sería -para este autor- imposible vivir conforme al ejemplo
de Cristo que se constituye no en una opción de imitar sino en esencialmente
imitable para la salvación. Sobre su modelo de Oración/reflexión consignamos
este bello ejemplo:
¡Ay, desgraciado!, ¿qué he hecho yo de mí?
¿Qué era yo hasta aquí? ¡Oh Señor!, ¿qué habías hecho
de mí y qué es lo que he llegado a ser por mi falta? Yo había sido
concebido y nacido en el pecado, pero tú me has lavado y santificado, y
después yo mismo me he manchado con faltas peores. Yo había nacido en el
pecado por necesidad, ahora me revuelvo en faltas voluntarias; yo había sido
concebido en el pecado sin saberlo, después me he llenado y cubierto de él
voluntariamente; gracias a tí había salido de los primeros por misericordia,
después me he arrojado yo mismo miserablemente en los segundos; de los
primeros había sido rescatado por bondad, en los otros me he perdido por
malicia. ¡Oh Dios bueno!, tú habías curado mi alma, llagada por
mis padres, y yo, impío, la he matado cuando estaba curada. Yo había sido
despojado, ¡oh Señor misericordioso!, de los antiguos restos del pecado
original, y tú me habías vestido de un manto de inocencia, prometiéndome
además el de la incorruptibilidad, y yo, rechazando el que tú me has dado, me
he cubierto de los harapos de la iniquidad; despreciando lo que me has
prometido, he preferido escoger los dolores de la eterna miseria. Habías hecho
de un hijo de tu cólera un hijo de tu gracia, y yo, despreciando ésta, he
hecho de mí mismo un hijo de tu odio. Tú habías reformado en mí tu imagen
tan amable, yo he sobrepuesto una imagen odiosa; ¡ay!, ¿imagen de quién,
hombre pobre, miserable y loco; de quién es esa imagen que tú has colocado
sobre la imagen divina (11) nos recuerda las Confesiones de Agustín de
Hipona.
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El
reconocimiento histórico de la presencia del Espíritu Santo en su
revelación/manifestación pentecosteliana tiene como razón de ser la historia de
salvación y la institucionalización de la Economía Salvífica que fluye en su
relación con el bautizado. La
pertenencia de Hooker a una tradición reformada se adelantó en su
mentalidad pero nunca abandonó la tradición eclesial que le unió a la historia
de la Iglesia. Afirmaciones como esta: La Iglesia Episcopal no tiene doctrina,
es fruto del desconocimiento de su raíz e historicidad, la cuestión se deja
entender desde la dinámica retrospectiva, no se trata de una fundación
romanizada sino del reconocimiento en nosotros de la praxis de una Iglesia
histórica que se une a la misma causa apostólica. Recordemos que Pentecostés,
no se quedó como un fenómeno de Fe aislado en su época y que por su
manifestación global se sumó a las
expresiones de cristiandad tal y como esta Iglesia las vivió desde siempre.
El bueno de Hooker no es solo el Padre
de la teología anglicana, es también testigo de la universalidad de la misma
gestando sus principios en la tradición
apostólica, para su época la Escuela Agustiniana y la Escolástica
proveyeron sus fundamentos históricos referidos a su época en particular,
nosotros los anglicanos no hacemos un ejercicio teológico por fuera de los
parámetros de nuestra catolicidad, aunque muchos sigan empeñados en
circunscribirla a una paradigma reciente o regional, Hooker nutrió de ambas su pensamiento.
Somos
un cristianismo universal en la consolidación de su institución eclesial y su
naturaleza es totalmente apostólica. Nuestros Usos y Costumbres y los denominados Medios de Gracia son
su contundente reflejo, no estamos afincados
en una expresión local o sectaria de nuestro ser eclesial, la misma
apostolicidad nos ha llevado a evangelizar también desde nuestra liturgia y cosmovisión donde el ser ecuménico es
ampliamente reconocido en la catolicidad de la Iglesia en todas sus latitudes.
Que dialéctica más compleja la que asumimos históricamente y que manera de
vivirla en medio del totalitarismo sensualista del presente. Hooker podemos
decir en la esencia de su pensamiento y el reconocimiento de signos salvíficos
como Pentecostés es tan católico como lo es hoy el Obispo de Roma. El
Espíritu Santo no se retiró por el contrario más trabajo tiene ahora en la
relación ecuménica de las instituciones movidas por su presencia santificadora.
No confundamos la Institucionalidad de los signos católicos con la catolicidad
que se expresa en la fidelidad al Evangelio de Cristo. La Iglesia no es un tema
exclusivamente humano, ella es fruto del Amor salvífico de Dios en su Adorado
Hijo y el que procede de Entrambos. Hooker veía en ella un camino salvífico
sustancialmente hablando. Su catolicidad se alimentó de la liturgia la que
consideraba parte vital del ser integral (12). La relación con la
reforma continental siempre dejó a salvo
la concepción eclesial historica de Inglaterra y la Iglesia en su expresión
propia y endémica. La formalidad de su pensamiento afirma en cuanto a Pentecostés
el mismo principio escolástico, pero salvando la connotación Anglicana como
tal, solo para referir sobre la Doctrina de la Justificación por la Fe donde Hooker
argumenta la necesidad del Amor y la Esperanza en la conjugación de la
existencia del creyente. Aquí encontramos una Vía que conocemos como la Vía
Media. Cristo es la Causa Formal de nuestra Justificación y aquí Hooker
deja la cuestión en reposo sobre la Fe del bautizado. Existe una relación vital
que une la revelación del Señor con la vivencia de nuestra Fe, tenemos mediante el Espíritu Santo la
posibilidad de relación, salvíficamente ambas posturas, ya que en Cristo la
salvación se concretiza y en la presencia del Espíritu Santo se espiritualiza
entrando así a la historia personal y colectiva y quienes aceptan reciben el
Espíritu Santo (13). Es desde luego una consideración de carácter
epistemológica porque Hooker habla de la “Fe como Justificación” pero el
conocimiento de la Fe se materializa en las obras de quien dice tenerla y
vivirla en una praxis pragmática del ser cristiano. Todo lo anterior solo es
posible en la Economía salvífica que manifiesta la Voluntad del Padre en su Hijo y el Espíritu Santo el gran Reconciliador.
La manifestación de la obra salvífica se renueva en la Iglesia con la presencia
del Espíritu Santo que es nuestro perenne Pentecostés.
Henry Hammond (1605-1660) en
su teología queda claro su marcado interés en afirmar que la “presencia del
Espíritu Santo” asegura la unidad eclesial y la fidelidad a esta norma se
expresa en signos de comunión visibles, esto último lo afirmamos luego de
analizar su obra teológica en la dimensión de su eclesiología, hoy decimos que Hammond
más que un anglicano-católico es un creyente seguro de los estadios
históricos en donde la vida de la Madre Iglesia ha sido alimentada por la
presencia del Espíritu de Dios. Intuimos según su pensamiento que los Medios de
Gracia locales son también importantes en el contexto de la catolicidad de la
Iglesia anglicana y en este caso en referencia directa con la Provincia
Episcopal. El trabajo de este teólogo fue importante pero toda su intuición
sobre la relación emparentada de las Iglesias locales con el contexto general
de la Iglesia y esa relación es fruto movido por el Espíritu Santo (14).
Thomas Cranmer (Aslockton 2 de julio de 1489 21 de
marzo de 1556) Que somos justificados
por la Fe solamente, libremente y sin obras— se menciona para, claramente,
quitar todo mérito de nuestras obras, por ser insuficientes para merecer
nuestra justificación en las manos de Dios; y, por lo tanto, expresar más
claramente la debilidad del hombre y la bondad de Dios, la imperfección de
nuestras propias obras, y la gracia más abundante de nuestro Salvador Cristo; y
así atribuir totalmente el mérito y el merecer de nuestra justificación a
Cristo solamente, y a su más precioso derramamiento de sangre” (The Works of Thomas Cranmer, 131). La teología de Cranmer
(continuando en su inclusión) gira como un todo en la doctrina de la
Justificación por medio de la Fe lo que
implica en su reflexión la posibilidad de dejar en manos de Dios el derrotero
de la existencia humana por el cual la
salvación es una gratuidad que se origina en el amor de Dios, nosotros
consideramos luego de siglos de praxis que la responsabilidad en la elección
salvífica es también nuestra, Cranmer
está pensando en categorías del mérito salvífico y desde esta su
perspectiva tiene sin duda alguna la razón, pero en cuanto a la construcción histórica de la gratuidad salvífica diremos, yendo aún más allá de su época,
que la salvación como expresión generosa de Dios no posee en su naturaleza
parangón entre nosotros pero la respuesta material de su contenido teológico
nos obliga positivamente a obrar bajo el signo de nuestra constante
responsabilidad en la construcción de acciones y relaciones de índole
salvíficas (16).
De su obra Prefacio a la Biblia es el siguiente pasaje:
Si algo es necesario saber, lo aprenderemos de la Sagrada
Escritura. Si se ha de rechazar la falsedad, es de ella que obtendremos
los modos para hacerlo. Si algo ha de corregirse y enmendarse, si hay
necesidad de exhortación o de consolación, en las Escrituras aprenderemos lo
necesario. En ellas se encuentran los pastos verdes del alma; en ella no
hay carne venenosa ni nada insalubre; ella es el alimento puro y
delicioso. El ignorante encontrará en ella lo que ha de aprender.
El pecador perverso encontrará allí su condenación, que le hará
temblar de temor. Quien se esfuerce por servir a Dios encontrará allí su
gloria y las promesas de vida eterna, que le exhortan a continuar más
diligentemente en su labor (15)
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Cranmer en el Libro
de Oración Común (L.O.C) publicado en 1549 plasma ese retorno a la pureza
del evangelio en el que está pensando más allá de los momentos políticos que su
nación está afrontando, el retorno a las raíces de la Iglesia no le hace o
permite perder su identidad litúrgica distanciándose así de la reforma del
Continente y conservando en su reflexión el Ministerio Ordenado casi que
extinto por reformadores como Lutero y Calvino. El mérito de este hombre
fue sin duda el poder conciliar la necesidad de retomar la fuente congruente de la catolicidad sin perder sus
signos tanto locales como universales. La presencia del Espíritu Santo no se
pierde, por el contrario, se renueva en la visión eclesial que sigue a su
aparición en el seno del anglicanismo, una vez más repetimos, los signos
locales de comunión son signo del Espíritu en Pentecostés (16). Para
contextualizar y problematizar en nuestro presente el pensamiento anglicano
basta con afirmar que la postura de sus teólogos antes del Movimiento
de Oxford estaba marcado por una especie de
imposibilidad dialéctica de conocer más allá del misterio revelado, esta
postura todavía nos acompaña en el misterio de la santa Eucaristía y que nos
deja ver como el misterio se hace virtualmente incognoscible que es una
propiedad ajena a la capacidad racional del ser humano, lo Supra toma el lugar
de la relación espiritual palpable y para subsanar la cuestión ampliamos el
espectro de los signos de comunión desbloqueando el acceso de los laicos a al
liturgia.
Problematizar
la visión de Cranmer permite discutir en una postura de apertura la
significación de la realidad en el misterio eucarístico como tal y evitar su
trivialización, en nuestro ensayo sobre Introducción al ciclo de teólogos y
filósofos anglicanos publicado en nuestro Blog cristoeseltema.blogspot.com
en 2014, quiero citar textualmente uno de los problemas presentados en la
teoria del conocimiento propuesta por el Escocés David Hume que ilustra
la presente reflexión:
La Evidencia Sensible de características Directas,
se opone a la Transubstanciación, por carecer esta de Evidencia
Sensible al respecto. Hablando sobre la Eucaristía.
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Tal
postura retrata lo anterior en clara referencia nuestro amigo Cranmer. Las
verdades fundamentales de la Religión, eran esencialmente misteriosas,
incapaces de ser descubiertas por la razón natural y nuestro único medio de
acceso a ellas es la Revelación de Dios. Era común la siguiente afirmación
entre los Teólogos Anglicanos de esta época “Los Milagros prueba de la
Naturaleza Divina de la Revelación y a su vez de la confiabilidad del
testimonio Escrito e histórico”. La obra del Espíritu Santo se percibe desde
la concepción eclesial que nos habla de la confiabilidad del Texto Sagrado de
Tradición, tal confiabilidad es fruto de la certeza que el Espíritu de Dios por
Inhabitación le confiere al bautizado,
nuestra relación con la revelación escrita carecería de sentido sino es
por medio de la experiencia de nuestra propia creencia, Cranmer es un
hombre de Fe y quiere que la Iglesia retome la tradición más auténtica.
Entrando
ya en el terreno de la especulación solo agregaremos que la Iglesia es así
gracias a su trabajo litúrgico y que muy seguramente si lo interpretamos en su
contexto tendremos argumentos para asumir su cosmovisión, más aun, encontramos
algunas fisuras en su relación con la Tradición eclesial algo que pretendió
sanar el propio Hooker remitiéndose
al contexto de la teología Escolástica y las escuelas de aquella época.
Nosotros tenemos aun más fuentes de criterio y es importante tener presente que
la tradición es sin duda un fundamento de nuestra eclesialidad. La visión histórica de Cranmer hoy es alimentada y puesta en escena bajo los
presupuestos de la teología que retoma sus fuentes. Nosotros estamos llamados a
trabajar para fortalecer las debilidades de la dialéctica teológica anterior a
nosotros… Hoy se instruye al creyente
sobre la raíz de su propia reflexión y
sobre cada uno de los elementos que
constituyen estructuralmente nuestro ETHOS TEOLÓGICO el porqué de nuestras acciones se refleja en
la tradición que nos asiste desde hace muchos años. Estos grandes hombres y
mujeres elaboraron su reflexión bajo el
único fundamento posible su amor por Cristo y su Iglesia, ellos reflejan una
eclesiología dinámica y dispuesta a enfrentar los cambios de los tiempos (17).
El 10 de enero de 1645, William Laud, el Arzobispo de Canterbury
(nacido el 7 de octubre de 1573, Reading, Berkshire, Inglaterra, murió el
10 de enero de 1645), Londres fue decapitado en Tower Hill en Londres,
Inglaterra. Había sido una figura controvertida durante muchos
años; un partidario de Carlos I y defensor de detener la reforma puritana
de la iglesia, se encontró en el lado equivocado de la historia durante la
Guerra Civil .Por otra parte, los católicos romanos no cesaron en luchar
por conservar esta Iglesia aliada a Roma. La última ofensiva se lanzó con el
papa Pío V, quien no cesó de humillar y atacar a la reina Isabel. En l570
el papa cometió el error de promulgar la bula Regnans in excelsis (Pio V) por la cual se obligaba a
los ciudadanos británicos a desobedecer a la reina bajo pena de excomunión.
Naturalmente, quienes habían vivido una vida entre dos luces ahora se veían obligados
a obedecer al papa y ser considerados como traidores, o a obedecer a la reina y
ser excomulgados. Con esta bula se rompen definitivamente los lazos entre Roma
e Inglaterra. Este contexto nos sirve para explicar la postura de Laud que
buscaba generar fidelidad a los obispos y al L.O.C de su época, cosa que no
entraba en la perspectiva teológica de los calvinistas y los puritanos. Su
pensamiento se inclinaba a ver la Iglesia inglesa como “católica reformada”
se identificó demasiado con Carlos I el
Rey depuesto lo que sin duda lo llevó al, cadalso. Es interesante su actitud
pero durante su arzobispado la Iglesia de Inglaterra no discutió razones
teológicas más allá que la promulgación de ideas sobre su catolicidad defendida
de los ataques protestantes del momento y las practicas litúrgicas que hoy
vivimos algunas de ellas se gestaron en su época como para citar una:
Inclinarnos al pronunciar el nombre del Señor o separar el comulgatorio del
resto de la asamblea como aquí en Dominicana lo conservan algunas iglesias como
San Esteban en San Pedro de Macorís. El puritanismo en ningún momento le
interesaba conservar las tradiciones católicas que hoy vivimos. Para
continuar nuestra investigación es bueno citar a los teólogos de su época inmediata, nos referimos a los
Carolinos, quienes escribieron durante los reinados de Carlos I y Carlos
II.
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John Jewel (1522-1571)
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En defensa de la Iglesia
Anglicana (su obra fundamental)… En el caso de Jewel,
su amor por la Iglesia Anglicana y las Sagradas Escrituras le movían a
instar por la formación del bautizado quien según su mentalidad debía conocer
plenamente la verdad revelada y hacerla parte viva de su experiencia
cristiana.
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Richard Hooker (1554-1600)
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De
las leyes de la política eclesiástica (su principal obra)… Su amor por la
Iglesia y por conservar la tradición recibida de la Iglesia universal y su
catolicidad le lleva a escudriñar las obras de los PP. de la Iglesia y
especialmente la Escolástica, considera al Rey como autoridad pero no así
como la cabeza de la Iglesia en su connotación espiritual y salvífica.
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Lancelot Andrewes (1555-1626),
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Su obra como catequista fue importante y
particularmente su habilidad en la predicación de los cuales se imprimieron
más de 90 sermones. Su postura teológica es similar a los anteriores.
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George Herbert (1593-1633)
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Escritor y poeta sobresale por su poesía metafísica,
es decir, aquella en cuyos contenidos aflora la reflexión propia de la
existencia y su razón de ser. De profunda obediencia a la Iglesia y su
disciplina eclesial en la liturgia.
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John Cosin (1594-1672)
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Trabajó incansablemente por la Liturgia de la
Iglesia y su aporte fue significativo en la confección de devocionales y
oraciones diarias para feligreses, en la Conferencia de Saboya en 1661 buscó
ampliamente la reconciliación con los presbiterianos, en su teología
veía la posibilidad de segundas nupcias especialmente para las “víctimas del
adulterio”.
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Jeremy Taylor (1613-1667)
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(Amigo de Laud) defendió la institución episcopal
y su autoridad como jurisdicción, su vida no fue nada fácil, sino el de
mayores dificultades de su generación. Escribió devocionales que y todavía
hoy los más devotos en Inglaterra poseen de su inspiración.
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Nicholas Ferrar (1593-1637
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Diacono cuya conmemoración la tenemos registrada
en nuestro L.O.C para el 1 de diciembre. De profunda oración y servicio en la
Caridad como Diacono que vive en Cristo su Diaconía y ministerio, fiel a la
Iglesia como Madre espiritual y a la autoridad de la Iglesia, fue un hombre
que vivió en su época y compartió su profundo testimonio de Cristo Resucitado
(18).
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Estos
teológicos sobresalieron por su defensa de la tradición naciente anglicana y la
lucha contra todo extremismo por parte de reformadores continentales y desde
luego también del pensamiento de algunos católicos romanos. El volver a las
fuentes fue también su bandera reflexiva y teológica, ellos vivieron en si una
especie de meta-comunicación teológica, que les permitió compartir su
pensamiento, el mismo al que siglos después el catolicismo romano volvería sus
ojos con el deseo de retomar el camino del cristianismo primitivo (me refiero a
Vaticano II) que brilló por su simpleza
y solidaridad (19). El pensamiento de estos grandes teólogos anglicanos se
desarrolló en momentos en los que existía la necesidad de afirmar la certeza
eclesial sobre su praxis histórica y la relación salvífica de nuestra liturgia,
teología, espiritualidad y vida sacramental, al unísono aquellos hombres
lucharon denodadamente por afirmar la catolicidad reformada en todas las
acciones de la Iglesia de su época. Lucharon contra el fanatismo religioso,
afirmaron la importancia espiritual y teológica de la vida sacramental,
defendieron su relación con la Gracia y la responsabilidad personal frente a
los mismos, analicemos esta postura:
Las fórmulas ex opere operato / ex opere operantis
sirvieron inicialmente para indicar en la crucifixión de Jesús el valor
salvífico objetivo y la acción subjetiva de los verdugos. Luego pasaron a la teología de los sacramentos para señalar su
eficacia. Ex opere operato indica el modo objetivo de obrar en los
sacramentos: infunden la gracia en el sujeto «en virtud de la acción
sacramental cumplida debidamente, en virtud y por autorización divina. La
fórmula se utilizó desde finales del siglo XII en contraste con la de
ex opere operantis (en virtud del ministro o del sujeto agente, en virtud de
su acción); así lo hizo en primer lugar Pedro de Poitiers (t 1205)
para demostrar que el bautismo es válido independientemente de los méritos
del ministro y del sujeto. Se quiere dar a entender de este modo que la
acción sacramental es la única causa instrumental de la gracia. Por eso, la
validez del sacramento no puede hacerse depender de la fe o de la santidad
del ministro o del sujeto. Guillermo de Auxerre afirmó que los
sacramentos veterotestamentario tenían una eficacia ex opere operantis
(o sea, en virtud de la actividad del sujeto que los recibía), mientras que
los sacramentos neo testamentarios son eficaces por el hecho mismo de poner
objetivamente el sacramento (ex opere operato) (19)…
|
La
fuente citada arriba, es en síntesis la concepción sacramental de muchos de los
“Carolinos”. El Espíritu Santo en su constante PENTECOSTÉS, esto es visto por los “Carolinos” como era observado en su
época, ellos como era natural estaban cavilando entre las posturas de su época
animadas fuertemente por el espíritu escolástico y los “residuos” de la Escuela
Agustiniana al respecto, recordemos que Hooker como apologeta se alimentó de esta doctrina Pneumatologica, por un lado esta Agustín de Hipona cuyo
pensamiento es interpretado por Anselmo
de Canterbury (quien ocupó la cede más importante de Inglaterra) y Tomás de Aquino miremos la siguiente reflexión, que bien pudo
nutrir en su época la postura de los teólogos anglicanos citados arriba, aunque
especulamos y entramos en el terreno hipotético guiados por su amor a la
Iglesia y la reforma que entendemos es fruto del Pentecostés particular.
Si hay una presencia Eficiente del Espíritu Santo luego la Iglesia retoma el camino de su historia
por esa presencia que guía y concede Gracia a las reflexiones de quienes
buscaron defenderla en el suelo y cosmovisión inglesa y ahora universal. La
catolicidad no fue defendida como pertenencia sustancial a Roma sino como don
universal del Espíritu Santo, recordando Pentecostés y su mandato
implícito a testimoniar al Resucitado. Somos fruto del Espíritu de Dios
derramado sobre su Iglesia como fundador y enviado a la vez. Los teólogos del comienzo institucional de la Iglesia
Anglicana buscaron con sus esfuerzos y defensa de la Fe al toque Anglicano,
demostrar que si era posible pensar en
una Iglesia como Institución permanente y no solo sujeta a los devenires de la
política de su época. Si bien políticamente no tenían otra alternativa que
reconocer la autoridad del monarca inglés, también es muy cierto, que ellos al unísono declararon la suprema autoridad de
Jesucristo como cabeza de la Iglesia. La modernidad dogmática (expresión para
designar el pensamiento de su época) estaba gestando la Infalibilidad papal,
que se concretizo gracias a la perdida de los estados pontificios en el siglo
XIX, aunque no se admita como tal, lo cierto era la perdida sustancial de poder
en Europa cuyo antecedente era Inglaterra como Madre que parió la
Ilustración europea y con su “leche” alimentó el racionalismo y el empirismo
particularmente. La institución romana
se vio enfrentada a un seguro ateísmo
practico que les hizo replantear la figura papal y darle poder a sus
definiciones en la Fe (Excathedra). Hooker (solo citando uno de ellos) desde la perspectiva de una Iglesia reformada
por la presencia y el discernimiento del Espíritu Santo ve en su trabajo la principal
función de defender a la madre Iglesia atomizada por bulas y decretos que solo
dejaban claro un supuesto poder que abarcaba aun la condición social y cultural
en Inglaterra. Ellos intuitivamente defienden a la Iglesia porque saben que es
obra del Espíritu Santo y Sacramento de Salvación. UN PEQUEÑO PENTECOSTÉS SE
DIO EN EL CORAZÓN DE ESTOS TEÓLOGOS.
En la teoría Trinitaria psicológica de Agustín el Espíritu es concebido por
analogía con el amor de la voluntad. Ahora bien, el amor puede considerarse,
bajo diversos aspectos, o bien como anterior, o bien como posterior al
conocimiento. Es anterior en cuanto que es como el motor del dinamismo que impulsa
al acto del conocimiento, uniendo la memoria al pensamiento y haciendo pasar
de la una al otro. Es posterior en cuanto que su objeto ha de ser iluminado
por la luz de la inteligencia. Esta ambigua postura del amor se refleja en
una controversia del siglo XIII: Un
maestro parisino enseña que el Espíritu, como lazo de unión entre el Padre y
el Hijo, sólo procede del Padre y es lógicamente anterior al Hijo: es como
intermediario en la generación del Hijo por el Padre, y por eso le asigna el
segundo lugar en el orden de origen. Los teólogos de París en aquella ocasión
no hicieron más que reafirmar el Filioque, diciendo que "incluso
como vínculo de amor, el Espíritu procede de los dos. Pasando a Tomás, la cuestión se pone de la
manera siguiente: cuando se dice que en Dios el Espíritu es amor, ¿de qué
amor se trata? ¿De la amistad entre Padre e Hijo, como pensaba Agustín, o bien del amor con que Dios
ama su propia bondad, como pensaba Anselmo?
El P. Dondaine, que ha estudiado la cuestión, dice que en sus primeras
obras Tomás piensa más bien en el amor mutuo de amistad entre Padre e
Hijo: pero que en sus obras de madurez supone que el Espíritu es Dios en
cuanto amado, lo cual presupone a Dios en cuanto conocido y expresado por su
Verbo. Esta última concepción acentúa el hecho de que el Espíritu es tercera
persona procedente de las otras dos, pero señala el paso de una concepción
trinitaria más personalista -amor mutuo- a otra más ontológica -amor
de sí- (20)… El termino amistad que emplea Agustín lo usa para
manifestar el grado de perfección en las relaciones de la persona humana, es
inexacto aplicarlo a las Personas Divinas. No hablamos de un estado
emocional sino de su Esencia Divina.
|
La doctrina Trinitaria se explicita de múltiples
formulas y concepciones teológicas, la tradición
teológica nuestra considera la revelación desde la manifestación del Espíritu Santo
y por ende todos los contenidos Escrituristicos aceptados son fruto de la
presencia de la Tercera Persona de la SS. Trinidad, es pues, un principio de
conformidad con la revelación y su fuente eterna. La espiritualización de las Escrituras es fruto de la identidad
eclesial que poseemos y no el azar de algunos teólogos, la revelación es obra
exclusiva de Dios y se manifiesta en Dios Espíritu Santo. Es una vez más la Causa Eficiente de las Sagradas Escrituras,
es el revelador por antonomasia de los misterios que nos conectan con el
resucitado, esta Comunión eclesial es fruto vivo de un perenne Pentecostés. En cuanto a la apreciación
histórica diremos que en las distintas épocas la revelación aterriza en la
sique y el Ethos de los anglicanos que en la praxis eclesial dieron paso a una
relación aterrizada y fundamental con el Espíritu Santo, los padres
reformadores vivieron en su momento la
necesidad de un diáfano discernimiento en la configuración de una Reforma que
no perdiera el ser de nuestra
catolicidad. La Reforma es
fundamentalmente un discernimiento de la presencia del Espíritu Santo en la
Iglesia y su necesaria re-objetivación
en sus postulados.
Aquellos hombres y muchos más de los mencionados
vivieron en carne propia el anuncio de una idea cristiana que guardaba relación
con su origen en la historia apostólica. Ellos no rechazaron a la Madre Iglesia
sino a la institución romana por sus actuaciones
al margen del evangelio y los fundamentos precisamente apostólicos. Recordemos
que la Iglesia estaba involucrada en todo lo que acontecía con la sociedad
y los conflictos gestados en esta en
gran medida se dieron por motivaciones religiosas lo que implicaba una
contradicción con la Paz recibida por el resucitado (Juan capítulo 20 versículo
22). Este argumento hurgó la conciencia
religiosa de quienes se motivaron por los
acontecimientos en el reino de Inglaterra. La conciencia religiosa se conflictó
precisamente con las acciones que
desdibujaron el contenido evangélico y cambiaron las enseñanzas de las Escrituras
por el poder y la injerencia en todas las latitudes. Vemos en ellos inspiración profunda de la Gracia que se manifiesta en
la vida eclesial (21). Miremos una reflexión aportada por José Luis Aranguren sobre el origen de
la reforma insular y que podemos emparentar con nuestra postura sobre la
presencia del Espíritu Santo en este proceso.
¿Quién ha sido el Reformador inglés? ¿Enrique VIII? Salvo en lo que afecta
a la supremacía pontifical, fue no sólo católico, sino hombre de alma medievalista:
tal dicen los mismos anglicanos modernos. Su pública actividad religiosa
comenzó con la Assertio Septem Sacramentorum, contra Lutero, opúsculo que le valió el título papal de Defensor Fidei, y terminó con los Seis Artículos, en los que daba fuerza
de ley al dogma católico. ¿Eduardo VI?
No fue él, sino sus ministros quienes dieron nuevo rumbo a la religión
inglesa; pero sus extremismos no han prevalecido. ¿La Reina Isabel? Ella, efectivamente, encauzó el movimiento
religioso, señaló una dirección alejada, por igual, del Catolicismo romano y
de la Reforma continental, trazó lo que se ha llamado una vía media (22).
|
La Iglesia Anglicana con
su contenido histórico se abrió a la
realidad de la sociedad de su época y paulatinamente fue virando hacia la
consolidación de la dignidad del creyente al punto de librarle de las ataduras
con las que la desesperanza le sujetaba, mientras que en el catolicismo y su más
aguda ortodoxia se abrían aún más las “puertas del Hades” el
anglicano las cerraba porque su postura era y es motivo de absoluta alegría, la
esperanza cambio la dialéctica de la condenación eterna para recaer en la
responsabilidad personal que también era en sí y para sí liberadora del peso de
figuras que posteriormente fueron debatidas (Infierno, purgatorio, limbo). Hoy
la teología les da la razón a estos hombres y mujeres de la Reforma Anglicana, cuando
paulatinamente fueron desapareciendo tal concepción fatalista sobre la vida y
su término material (23)… Continuaremos en la segunda parte del presente
ensayo…
FUENTES/INSUMOS/ARTICULOS/BIBLIOGRAFIA.
1- Nota
del autor.
2- Artículo
de Adolfo Gonzalez/ www.mercaba.org/DicEC/anglicanismo_comunion_anglicana.htm/
www.mercaba.org/Rialp/A/anglicanismo.htm.
3-
El Espíritu Santo en la Teología de J:H:
NEWMAN/https://dadun.unav.edu/handle/10171/5833/ www.newmanfriendsinternational.org/.../morales-marin-j-el-espiri/
https://books.google.com.do/books?isbn=8498402824/
https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/5833/1/JOSE%20MORALES.pdf
4-
Rvdo. Isaías Rodríguez “En Cristo Somos
Uno” publicado por Episcopales Latinos.
5- www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_hookerr/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hooker.htm/
Extraído de D.J. Atkinson, “Hooker, Richard” in: David J. Atkinson, Diccionario
de Ética Cristiana y Teología Pastoral (Barcelona, Editorial CLIE &
Publicaciones Andamio, 2004), pp. 662.
6-
O autor: D.J. Atkinson, B.Sc., M.L.itt.,
Ph.D., M.A., reitor honorário do Canon da cátedra de Southwark, Londres;
ex-membro do Corpus Christi College, Oxford, Inglaterra.
Traduzido em 12 de Março de 2014.
Traduzido em 12 de Março de 2014.
7- juango.es/files/tema5escolastica.pdf/ bladodiaz.blogspot.com/2011/05/el-pensamiento-conservador.html/
8- ANSELMO
DE CANTERBURY, Epístola de Incarnatione Verbi, I.
9- R.
W. SOUTHERN, Anselmo d’Aosta, 216-217.
10- J.
LECLERCQ, Regards monastiques sur le Christ au moyen Âge, Paris 1993, 178-182.
11- ANSELMO
DE CANTERBURY, Oratio VIII ad sanctum Iohannem Baptistam, 19-33.
12- LOS
EVANGÉLICOS NECESITAN LEER A RICHARD HOOKER. ENTREVISTA CON BRADFORD
LITTLEJOHN/
estudiosevangelicos.org/los-evangelicos-necesitan-leer-a-richard-hooker-entrevista-co...
4 may. 2016 - Los evangélicos necesitan leer a Richard Hooker. Entrevista con
Bradford Little John.
13- Markus
Wriedt, "Luther's Theology," en The Cambridge Companion to Luther
(Cambridge University Press, 2003), pp. 88-94.
14- https://books.google.com.do/books?isbn=8446045451
ensayo sobre el entendimiento.
15- https://www.coalicionporelevangelio.org/.../el-cabildero-del-evangelio-thomas-cranmer./
www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_cranmer
16- Ciclo
de autores anglicanos. Introducción, cristoeseltema.blogspot.com
17- Nota
del autor/ cristoeseltema.blogspot.com
18- www.episcopaleslatinos.org/historia/iglesiaanglicana2.htm/
https://books.google.com.do/books?isbn=1426740662/ ec.aciprensa.com/ Ferrar,
Nicholas (2 de noviembre de 2006). Conversaciones en Little Gidding Prensa de
la Universidad de Cambridge/
www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_herbertg/
www.luminarium.org/sevenlit/herbert/
https://artuk.org/.../john-cosin-15941672-dd-master-16351644-1/
https://hymnary.org/person/Cosin_J/
www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=hooker-richard/
www.luminarium.org/renlit/hookbio.htm/Munz, Peter, El lugar de Hooker en la
historia del pensamiento (1952, repr. 1971).
19- M.
Nicolau, Teología del signo sacramental, BAC, Madrid 1969; B, Haring, La vida
cristiana a la luz de los sacramentos, Herder. Barcelona 1972/ J M. Castillo,
5ímbolos de libertad. Teología de los sacramentos, Sígueme, Salamanca 19S-
fuente citada por- www.mercaba.org/VocTEO/E/ex_opere_operato.htm
20- Pour
une théorie de l'Esprit Sannt, Laval Théologique et Philosofique 36 (1980),
47-75/ www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol20/80/080_richard.pdf
21- Nota
del autor/ cristoeseltema.blogspot.com/2014/09/ciclo-de-autores-y-teologos-anglicanos.html.
23- Nota
del autor.
.
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