DÉCIMO-SEGUNDO
DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año A. Propio 16. Éxodo capítulo 1 versículo
8-2:10. Salmo 124. Romanos capítulo 12 versículos
1-8. Mateo capítulo 16 versículos 13-20.
El Éxodo nos introduce en
la nueva y no tan clara relación del pueblo hebreo con los egipcios, el autor inspirado
se cuida en afirmar que el nuevo gobernante no conocía sobre José. Aportando un
poco a la cultura faraónica era común que los grandes personajes fueran
adornados con cualidades que rayaban en lo sobrenatural y en el caso de José
siguiendo la línea faraónica muy probablemente el Autor del éxodo sobredimensionó
sus aportes a la vida de este Imperio lo que nos explicaría el texto señalado
en el versículo 8 “Se alzó en Egipto un nuevo faraón que no sabía nada de José”.
La tiranía de los faraones con el pueblo es tan solo el preámbulo
narrado por el Éxodo. El objetivo continua en la figura de Moisés que le corresponderá
los inicios de un proceso de liberación
y reconocimiento del Dios de Jacob como antepasado de esta historia salvífica. Las implicaciones culturales son altas dado
que el proceso de permanecía hebrea fue muy largo en Egipto (400 años) y las raíces
trabadas entre estas culturas sin duda determinaron muchos de los
acontecimientos sublimados en su narrativa por parte del autor inspirado. La
conciencia de la existencia de un Dios que rompe con todos los conceptos
religiosos de la época sin duda se constituye en el mayor aliciente para
abandonar la condición de empleados mal remunerados en Egipto y buscar así un
lugar donde establecerse y florecer tanto con sus recursos como con sus
conocimientos. José con su presencia
influyó en la escena de la ocupación de territorio faraónico y gracias a su
trabajo el reconocimiento fue inmediato en favor de los suyos. José se constituyó en Benefactor de su
pueblo y porque no en modelo de organización.
El Apóstol Pablo presenta
un esquema más avanzado sobre la interacción del creyente y como este se
relaciona en la medida de sus habilidades con el plan de Dios y con los demás
hermanos y/o bautizados. Las condiciones
del “nuevo pueblo” requieren también de la profesión de su Fe en Cristo y la
incorporación de su ser al cuerpo eclesial como quiera que se constituye la
Iglesia en el cuerpo de los creyentes y estos en su estructura por la Fe que
profesamos en el Pacto bautismal, de
lo contrario serían solo esfuerzos humanos sin ninguna dirección provechosa. Nosotros
ya no construimos ciudades para habitarlas nosotros somos ciudadanos con doble ciudadanía
tanto la tierra (creación) como el cielo o símbolo de la presencia de Dios. Los carismas que Pablo describe son ya los nuevos y definitivos talentos para la edificación de la
Iglesia y por ende de la definitiva realidad de la comunidad de los creyentes,
es pues, la forma como el apóstol visibiliza la realidad eclesial. Estamos así
llamados a edificar o construir el bien sobre la base de los dones del
resucitado. Una vez más diremos porque Dios es un Dios Diferente la sociedad cristiana
debe serlo como modelo de tolerancia y respeto por el otro imagen del Dios
vivo.
Mateo en su Evangelio nos
recrea una escena de la confesión de Fe
del Apóstol Pedro, y que básicamente nos dice que la relación con la revelación es una medida o proporción
de la intimación de Cristo en nuestra espiritualidad. Profesar nuestra Fe no es
otra cosa que recocer la Inhabitación
Trinitaria en nosotros (Hiponense). Es interesante como Mateo cita un título
mesiánico en desuso por la Cristología de los santos PP. de la Iglesia, estamos
hablando al señalamiento de Profeta que recibe Jesús dado el carisma profético de la Iglesia
primitiva, la pregunta a los discípulos es una manera de apuntalar en la respuesta
la aclaración sobre su identidad. Quien dice la gente que Soy Yo o el Ego Sum de su naturaleza, es visto aquí
como una profecía del propio Jesús que verá cómo se cumple en su momento,
especialmente en su Resurrección. Muy
probablemente en referencia a la Iglesia el propio Señor empleó el termino
semita Ekklesia (asamblea) y en
cuanto al señalamiento de la naturaleza de la profesión de Pedro, el termino
arameo era Kefa no implicaba el
griego Petros… Este juego de
palabras empleadas por Mateo nos indica que la fuerza del señalamiento se ubica
en la profesión de Fe y que es precisamente la profesión de Fe de Pedro y su reconocimiento
del Señor lo que se constituirá en base de la Iglesia “nuevo pueblo” y no la
persona del Apóstol. Sobre el termino Hades
no podemos olvidar que se hace presente en todas las culturas que
desarrollaron conciencia sobre la vida y el valor de las acciones en ella. Para
nosotros bien podría significar “mansión de los muertos” y es precisamente el
Resucitado quien nos arrebata de esa condición, tal y como era percibida por el
pueblo de Israel. La promesa del Señor es sin duda para los bautizados que
constituyen el pueblo escogido al que se une el “resto de Israel” y la
creación. La misión de los bautizados es muy clara y determinante actuar
delante de sus hermanos como redimidos y portadores de eternidad no mirando
solo lo que se edifica en el mundo como fin último sino viviendo valores
trascendentes contenidos en el Evangelio. La profesión de Fe de Pedro y los
demás se reforzará particularmente en la escena de la Transfiguración con la
que arranca el capítulo 17 del presente evangelio Mateano.
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