SANTO
TRIDUO PASCUAL. VIERNES SANTO, CONTENIDO ALEGÓRICO DE SUS RELATOS
Y VIVENCIA DESDE LA PERSPECTIVA ESCRITURISTICA.
Toda
la Liturgia de la Iglesia aterriza en el drama vivido por el
Señor y el desenlace que todos conocemos, tal desenlace pone de relieve el
sentido sacrificial de su presencia entre nosotros. La Iglesia tomando su
mensaje y sobre todo su vida terrena plantea a sus hijos, los bautizados, la
realidad de comprender las figuras que en potencia describen estos
acontecimientos vaticinados particularmente en las profecías de Isaías (profeta del mesianismo). Miremos el Texto Sagrado de Tradición:
He
aquí que prosperará mi siervo, será enaltecido, levantado y ensalzado
sobremanera- y más adelante prosigue el profeta- Por eso le daré su parte
entre los grandes y con los poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se
entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado
de muchos, e intercedió por los rebeldes… (Isaías 52:13-53:12).
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En el contexto de los
canticos del “Siervo de Yahveh”
nuestra liturgia nos recuerda convenientemente que las Escrituras hablan de la
misión liberadora del Mesías y la forma como nuestra redención se ha de llevar
a cabo. Sin duda la profecía de Isaías tiene
como argumento preferente la Pasión del Señor que antes fue asociada con el
sacrificio del Cordero Pascual. El
triunfo de Cristo sobre la muerte y la hostilidad de este mundo será resumida
en la expresión aquella sobre la restitución de sus privilegios de los cuales
esboza brevemente el profeta. Se entregó
a la muerte como sacrificio reparador por Amor asumiendo una dimensión que une
perfectamente la Misericordia de Dios con la necesidad salvífica de la
condición humana imperante. La
Iglesia durante esta celebración permanece expectante y solidaria con su esposo
y cabeza, siendo prefigurada atravez de quienes fieles acompañaron al Siervo y ahora al Señor en el drama de
la Cruz. Queda claro que el pecado
de la humanidad es en sí paradójicamente signo de la visita de Dios hecho
carne, en palabras del Hiponense que constituyen fundamento del “Pregón Pascual” expresa: Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor.
Pues el profeta camina en la dirección de esta bella paradoja intuida por el Hiponense. Hoy vemos como lejano el
nexo de la Tradición que enseñó sobre el sacrificio del Señor y lo asumió como
fundamento salvífico invocado por los bautizados que este día santo estaremos
delante de la Cruz acompañando al Dios Amor.
El
Autor de los Hebreos (capitulo 10 versículos 16-25) invoca
al profeta Jeremías acudiendo
precisamente a su sensibilidad espiritual para percibir la generosa oferta del
Dios revelado de ignorar nuestros pecados y fijarse solo en su gran Amor. Una
nueva Alianza que se pactará gracias al triunfo del Redentor. Ya los bautizados
tienen acceso a la promesa de Dios y no solo el sumo sacerdote de la tradición
cultica judía, es por Cristo y en Cristo el salvoconducto del bautizado.
Teniendo, pues,
hermanos, plena seguridad para entrar en el santuario, en virtud de la Sangre
de Jesús (versículo 19). La Encarnación puso de manifiesto la Voluntad
salvífica de Dios y su Adorado Hijo despejó los misterios para nosotros los
bautizados, el Santo de los Santos ya no será un lugar construido por la
invención y el genio humano sino el propio Señor que se presenta como nuestra
realidad definitiva en la condición escatológica que los bautizados
esperamos.
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La premura del Autor es
sin duda alguna la motivación de la interpretación de los tiempos y como el
creyente debe hacerlo teniendo la mente y esperanza fijas en Dios. No se trata
de leer los astros o asociar los acontecimientos mundiales a este Día, se trata
de comprender que el encuentro definitivo es solo absoluta libertad de Dios y
que nada de ello estará sujeto al capricho o saber humano, lo nuestro es vivir y amar su Voluntad y madurar espiritualmente como
es conveniente. Dios llamará a cada uno de nosotros pero ya tenemos delante
de su Trono Santísimo a su Adorado Hijo intercediendo por nosotros. Los
acontecimientos a los que puede referirse en el (Versículo 25) entran en la consideración de un entorno hostil al
Evangelio pero aun así el triunfo es para la Iglesia y sus hijos los bautizados.
Salmo
22, para
contextualizar su recitación en medio de esta santa liturgia del Triduo Pascual:
2. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado? ¡Lejos de mi salvación la voz de mis rugidos! 3. Dios mío, de día clamo, y no
respondes, también de noche, no hay silencio para mí. 4. ¡Más tú eres el Santo, que moras en las laudes de Israel! 5. En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste; 6.a
ti clamaron, y salieron salvos, en ti
esperaron, y nunca quedaron
confundidos. 7. Y yo, gusano,
que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo, 8.todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean
la cabeza: 9. «Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que
le ama!» 10. Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza a los
pechos de mi madre; 11.a ti fui
entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.
12. ¡No andes lejos de mí, que la
angustia está cerca, no hay para mí socorro! 13. Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de Basán;
14.ávidos abren contra mí sus
fauces; leones que desgarran y rugen. 15.
Como el agua me derramo, todos mis
huesos se dislocan, mi corazón se
vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas. 16. Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi
garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte. 17. Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me
acorrala como para prender mis manos y mis pies. 18. Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran, 19.repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica. 20. ¡Más tú, Yahveh, no te estés
lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía, 21.libra
mi alma de la espada, mi única de las garras del perro; 22.sálvame de las fauces del león, y mi pobre ser de los cuernos
de los búfalos! 23. ¡Anunciaré tu
nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré!: 24. «Los que a Yahveh teméis, dadle
alabanza, raza toda de Jacob, glorificadle, temedle, raza toda de Israel». 25. Porque no ha despreciado ni ha
desdeñado la miseria del mísero; no le
ocultó su rostro, más cuando le invocaba le escuchó. 26. De ti viene mi alabanza en la gran asamblea, mis votos
cumpliré ante los que le temen. 27.
Los pobres comerán, quedarán hartos, los que buscan a Yahveh le alabarán: «
¡Viva por siempre vuestro corazón!» 28.
Le recordarán y volverán a Yahveh todos los confines de la tierra, ante él se
postrarán todas las familias de las gentes. 29. Que es de Yahveh el
imperio, del señor de las naciones. 30.
Ante él solo se postrarán todos los poderosos de la tierra, ante él se
doblarán cuantos bajan al polvo. Y para aquél que ya no viva, 31.le servirá su descendencia: ella
hablará del Señor a la edad 32.venidera, contará su justicia al pueblo por
nacer: Esto hizo él (Tomado de la Biblia de Jerusalén).
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Este Salmo es cristológico por antonomasia y describe todo lo sucedido
en el drama de la Pasión y Muerte del Señor y en sus contenidos reflejan la
esperanza que es congruente con la Resurrección… La visión del Salmista ubica
al Mesías en un escenario
francamente hostil, su descripción toca las fibras más profundas de la
Psicología humana y todo aquello que se
asocia con el sufrimiento que nos permite ver la dimensión de la Cruz y su
marca en la vida del bautizado. Una marca que supera su connotación inicial
para convertirse en sello inequívoco de pertenencia al Dios revelado. Todo dolor que experimenta el bautizado
puede ser ofrecido como tributo solidario por los dolores que Cristo cargó y
que eran solo nuestros. El Salmista ve
la dureza de los eventos y la tortura a la que es sometido el Salvador. Hoy
nosotros experimentamos todo tipo de dolores y angustias básicamente por las
condiciones de vida que se reflejan entre los seres humanos y como el pecado se
viste de justicia para permitirle a algunos poderosos cumplir con los
estándares de su llamada Justicia social
pero en el fondo es la libertad legal de ser más poderosos y ricos y otros más
pobres y desprotegidos. El drama de la
Cruz se vive todavía entre nosotros.
La
naturaleza como comunidad de seres vivos sufre también las consecuencias del
pecado cuando el ser humano que debe ser su voz y guardián la depreda por
satisfacer placeres verdaderamente patéticos como matar un Tiburón solo para
quitarle una aleta y preparar con ella una “sopa” costosa. Que decir de
triturar miles de toneladas de tierra verter mercurio y cianuro y miles de
litros de agua para solo algunos gramos de Oro. Sin duda debemos replantear
nuestras relaciones redimidas con nuestro entorno somático.
Cristo padece todavía el
desprecio de una cultura que solo piensa en sensualidad y materialismo y que no
tiene tiempo para meditar o vivir sus mandatos. Hijos de la Iglesia solo de
nombre y “documento”. El número grande de cristianos que dicen tener una relación
personal con Dios pero que nunca pueden acompañar a sus hermanos en la Fe,
porque tal acción no es fundamental en su explicitación religiosa. Todo y más
sufrió el Señor y pareciera que después de 2000
años debe aún continuar padeciendo
tanta pérdida de conciencia y espiritualidad.
El
mensaje Joanico contenido en (capitulo 18:1-19:42) la
proclamación de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, se desarrolla alimentada
por las tradiciones anteriores de las que este autor tomó elementos esenciales
y los maduró bajo su concepción teológica que era la misma visión de la Iglesia
primitiva. La Pasión refleja todo el drama de entregarse por Amor y ser
literalmente despreciado por nosotros al no conocer la esencia del Amor
verdadero y autentico… El drama de la Cruz está latente y contundente y nadie
que desee ver a Dios y ser parte de su Reino lo será sin haber antes vivido
dolores asociados a la Pasión de su Adorado Hijo el Testigo Fiel Joanico. La
Cruz no es solo un hito en la construcción de una doctrina, es mucho más
que eso, se convierte en un puente que une lo humano y lo Divino, que relaciona
totalmente las acciones del bautizado con su Redentor. Hoy como hace tantos
años en el tiempo de nuestra salvación, tenemos una nueva oportunidad de vivir
la Pasión y recrearla solidariamente en nuestra liturgia y vivencia de este Santo Triduo Pascual. El relato Joanico
insiste en la escasa o poca preparación que tenían los discípulos del Señor
para vivir esta Pascua de salvación, ya el componente liberador del Éxodo se transforma en Salvación
gratuita por parte de Dios. Juan ve
con preocupación cómo las convicciones manifestadas anteriormente se diluyen
ante el peso cruel de la Cruz. De lo anterior los bautizados comprendemos que
la Cruz es real y que no es el madero, el peso soportado por el Redentor sino
nuestros pecados pasados, presentes y futuros. La actualidad de la Cruz es una
maravillosa posibilidad salvífica de Dios a la humanidad. La lectura y
proclamación de la Pasión del Señor nos da la oportunidad de pesar
verdaderamente nuestra vida espiritual y descubrir que tan sensibles somos ante
su drama y que tan amantes de la salvación nos mostramos ante Cristo.
Hoy recuerdo las
enseñanzas de los santos Padres de la
Iglesia cuando asociaron el Agua y la Sangre que vertieron del corazón de
Cristo con el santo Bautismo y la Eucaristía, los signos salvíficos y
escatológicos por excelencia del cristianismo y en esta simbología la santa Iglesia tiene su lugar, ella es la nueva Eva que a diferencia
de la anterior se constituye en la primera discípula del Señor, que nace de
Cristo el nuevo Adán. Esta enseñanza alegórica está cargada de realidad si
consideramos que la Madre Iglesia es signo vivo de los nuevos tiempos
salvíficos y que el Espíritu Santo la engendra en Pentecostés para convertirla
en instrumento salvífico elevada a la categoría mística de esposa del Señor. Los
signos de la nueva Alianza son los sacramentos y particularmente el santo
Bautismo y la Eucaristía, ellos resumen amorosamente la vida y obra del
Redentor y su constante entrega por nosotros. En este santo día (Viernes santo) el Señor entrega su vida
y serenamente al consumar su obra duerme en los brazos del Padre Dios, un sueño
que es muerte y no reposo, que es entrega y nada guardado antes, que es misión
y Voluntad del Padre. Adoramos a Cristo
Hijo de Dios que verdaderamente murió y verdaderamente Resucito tomando la vida
que es suya y plenamente delante el Padre Reina junto al que procede de
Entrambos, el Espíritu Santo.
Fueron,
pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado
con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y
al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio
es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis (capitulo 19 versículos 32-35).
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Los signos que narran la
Pasión del Señor son refuerzo alegórico de la tradición judía que esperaba un
desenlace distinto bajo solo concepciones humanas y dejando a un lado el
componente sacrificial como ocurrió a la salida de Egipto… La Pasión narrada
por Juan posee en sí misma un gran
contenido teológico que buscaba sembrar en los primeros cristianos identidad salvífica.
Juan quiere exaltar la condición
Divina tanto del Señor como de su sacrificio. De lo anterior podemos afirmar
que Juan busca afanosamente mantener
a salvo la identidad del Señor y su vínculo con la trascendencia. El estar en
control de la verdad como es interpretado por Pilato, es solo una nuestra de
una construcción temprana casi arcaica de una tendencia apologética frente a la
identidad el Señor. Juan a diferencia de Marcos está ve en el relato histórico
de la Pasión una gran posibilidad de relacionarlo con la concepción
interpretativa de su teología. Leyendo el Texto Inspirado es fácil ver como el
lenguaje Joanico tiene por objetivo objetivar el contenido histórico con el
sobrenatural. Siguiendo su lectura encontramos que el planteamiento fenomenológico
de la Resurrección del Señor, dialécticamente es imposible expresarlo por la
limitación de nuestras cualidades intelectivas por eso asegura en todo el
proceso de sepultura descrito aquí es
somero y muestra los componentes generales del mismo:
Después de esto,
José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo
concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. 39. Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a
verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. 40. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de
sepultar. 41. En el lugar donde
había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en
el que nadie todavía había sido depositado. 42. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos
y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús (Juan capítulo 19 versículos 38-42).
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Bajo el esquema
dialectico del tiempo en su concepción cronológica queda claro que la figura de
establecer un momento ritual de paso de un estado a otro, es propio del
intelecto interpretativo más no de la realidad teológica del momento, La
apreciación tiempo espacial del relato será reivindicada posteriormente en el
Texto de su Resurrección, el Salvador resucitó una vez entregó su vida por la
humanidad. Los tiempos evangélicos son necesarios para la comprensión de nuestras
categorías mentales… La comprensión del
tiempo y su realidad es distinta en la persona humana que en la Divina. El
Kairos de Dios es distinto a las mediciones temporales de la humanidad. Los
evangelios están interesados (evangelistas) en expresar la condición resucitada
del Señor y su glorificación para acercarla al terreno de nuestra muy limitada
racionalidad. De esta primicia desprendemos que la Fe se constituye en el nexo
primo del Resucitado con la humanidad. Su condición es otra en sí, plena y gloriosa. Este día santo oramos por la humanidad en sus
distintas expresiones, y rogamos que todos lleguemos a la viv3ncia de los eventos
de nuestra salvación.
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