jueves, 29 de marzo de 2018

DOMINGO DE RESURRECCIÓN...


SOLEMNE  CELEBRACIÓN  DE  DOMINGO  DE  RESURRECCIÓN. Año B. hechos de los Apóstoles capítulo 10 versículos 34-43. Salmo 118: 1-2,14-2. 1 Corintios capítulo 15 versículos 1-11. Juan capítulo 20 versículos 1-18.




El discurso paradigmático de Pedro, nos hace pensar en la alusión Isainiana sobre el valor de los sacrificios de los gentiles que serían aceptados por Dios (Isaías capítulo 56 versículo 7)  La concepción de Pedro al resumir la historia recibida para salvación es clara y coherente con la forma del evangelio Lucano. Emplea formulas básicas usadas en la Iglesia primitiva para dar a conocer y/o predicar el  mensaje de Cristo.  La Buena Nueva llega primero a los israelitas y luego a todos los que aceptan y aceptaran el Evangelio de Jesucristo. La aceptación de estos acontecimientos marcara el inicio de la vida ministerial de la Iglesia. Pedro esta ante la elaboración de un principio o germen de nuestro futuro Credo que parte precisamente de la revelación de Dios en medio de la humanidad y se complementará con la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

El paradigma petrino es fundamental en la cosmovisión de los primeros cristianos ya que de sus enseñanzas se elaboró una síntesis predicada y dada a conocer en el pueblo judío. Pedro es sobre toda consideración un creyente que confía en la manifestación victoriosa de Cristo de la cual ya fue testigo en las apariciones y coloquios fraternos del Resucitado. La seguridad del perdón de los pecados como obstáculo salvífico descansará solo en la potestad y autoridad del Resucitado. El testimonio de Pedro es contundente y busca con ello afirmar la Fe de los que escuchan sus palabras. No olvidemos hermanos que la alusión a la Resurrección al tercer día corresponde a las fórmulas de predicación que aterrizan en los imaginarios de los escuchas,  en referencia al  evento salvífico. (La primera referencia la toman los santos PP. De la Iglesia del profeta Oseas capítulo 6 versículo 2).

 La escogencia de Dios es necesaria desde la perspectiva tanto salvífica como ministerial, Pedro se desliga de la primera para enfocar sus esfuerzos en la segunda, es decir, la ministerial y por ende misionera. Ellos son testigos cotidianos de los fenómenos que presenciaron y los llevan precisamente al plano ordinario (trivial)  para relacionarlos con la revelación del Dios Humanado. Los discípulos se convierten en referencia directa de la Resurrección del Señor y como tal asumirán roles distintos en el afianzamiento de este mensaje salvífico.

El Salmo 118, nos presenta un cantico de alabanza ante el Dios salvación cuya presencia entre los escogidos es por ende signo de liberación que se centrará inicialmente en la casa de Israel, en un reinado que no tiene solo la jurisdicción judía sino que trasciende a los gentiles y pueblos vecinos de Israel. No es la Ley la norma fundamental, pasa a ser el Amor de Dios por la humanidad. Esta bella composición explicita la acción de gracias en la perspectiva del templo como el epicentro de la liturgia del pueblo judío. Nosotros al entrar en el templo lo emplearemos para dar  gracias a Dios y reconocer su Señorío. La Fe se explicita ante el devenir de los acontecimientos que este Salmo describe en la dinámica del fiel creyente que espera totalmente en Dios, es un principio totalitario de la Fe monoteísta.

Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor
(Salmo 118,1).



La naturaleza de este reconocimiento solo será posible desde una vivencia totalizante del amor de Dios que se siente en los acontecimientos salvíficos del pueblo durante su peregrinar por el desierto. El Amor de Dios es aquí un atributo manifestado al ser humano y a su vez la presencia de Dios nos  permite ser depositarios de esta analogía maravillosa, Dios es Amor y nosotros fuimos dotados de la capacidad de amar y ser por otros amables (condición única de la persona humana)Aquí el Amor no es un sentimiento es la misma Esencia de Dios así revelada.

El Apóstol Pablo en su Carta a los Corintios,  hace una defensa tenaz de la Resurrección del Señor, pensemos que esta ciudad estaba ubicada en un enclave cultural, académico y económico bastante importante, recibían visitantes de todo el  mundo conocido, lo que sin duda permitió el establecimiento de una nueva doctrina, la cristiana, pero también se convirtió en una gran dificultad puesto que los postulados griegos no consideraban siquiera la posibilidad de la Resurrección, y algunos bautizados judaizantes no aceptaban de buena gana la Resurrección del Señor y de los bautizados. Pablo  ante este panorama confecciona su Kerigma, dando origen a esta síntesis al mejor estilo misionero y tocando los fundamentos antes descritos por Pedro en Hechos de los Apóstoles. Es pues la exaltación del misterio pascual vivido por el Señor. Entra en la perspectiva de las apariciones como prueba fundamental de la Resurrección del Señor.

En toda esta construcción se cuida de no dejar fuera expresiones conocidas por los judíos y las autoridades religiosas como una manera de emparentar la doctrina y formularla desde la perspectiva conocida por ellos (judíos). Aquí es deber de todos proclamar a Cristo Resucitado y glorioso, es pues, un elemento usado por la Iglesia en sus primeros años. La memoria religiosa del pueblo no se puede perder y menos cuando se han vinculado tradiciones distintas al solo cristianismo (judaísmo). Pablo como Pedro  están dejando la clave de la futura consignación de nuestra doctrina que será conocida como la Formula Conciliar o Credo, explicitando la definición de los apóstoles. El testimonio es totalmente seguro ya que ha sido ratificado con la sangre de los apóstoles y de los mártires que sacrificaron todo por ser testigos del triunfo de Cristo. El Apóstol de los gentiles piensa en la Iglesia futura y en las consecuencias de la inclusión de pensamientos y cosmovisiones distintas a las iniciales y como conciliarlas para evitar el detrimento de nuestras enseñanzas.

Pablo asume la existencia de más testigos que los tradicionales, nos permite pensar en el establecimiento de los testigos vivenciales de la vida ministerial del Señor.

Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; 4.que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; 5.Que se apareció a Cefas y luego a los Doce; 6.Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. 7. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles 8. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo. 9. Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios (1 Corintios capítulo 15 versículos 3-9).




El Kerigma unido a las apariciones del Señor es sin duda la razón fundamental de la confección de este relato Paulino pensando en el desarrollo doctrinal y misionero de la Iglesia.

La dinámica Joanica, se adelantará a las enseñanzas eclesiales y señalará el Día del Señor esperado por los profetas y así mismo anunciado, en el de la Resurrección. Un acontecimiento dimensionado en la paciente espera de los judíos piadosos que desde el propio Abraham esperan su manifestación. La descripción de la escena y sus detalles es el argumento primitivo para testificar la Resurrección ya que en la tradición judía una vez depositado el cuerpo inerte no era pensable siquiera el moverlo y mucho menos entrar en contacto con él. EL arribo de Pedro coincide con su temperamento y carácter, el mismo que lo llevará a ser figura importante dentro de los apóstoles.

Y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9.pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. 10. Los discípulos, entonces, volvieron a casa. 11. Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, 12.y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» 14. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. 15. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré (Capitulo 20 versículos 7-15).
 



Juan asume el carácter sacrificial y lo une a la Resurrección dándole sentido a la Redención como triunfo sobre la muerte y establecimiento de una cultura nueva que es la de la vida unida a la Gracia que potenciará todas las manifestaciones vividas por los creyentes. El culto lo relaciona con la convicción de Fe de cada uno de los bautizados. Existe en su visión un planteamiento nuevo y es determinante para nuestra experiencia íntima con el Señor, reconocerlo presente en cada una de las acciones tanto eclesiales como del bautizado. Según lo anterior el testimonio de la Resurrección ya está por cuenta del bautizado que inaugura así nuevos tiempos escatológicos. Aquí inician los coloquios familiares con el Resucitado cuidadosamente elaborados en su gramática para generar convicción en los futuros lectores de este Evangelio. La figura eclesial favorita de Juan es sin duda el fraternal encuentro del Señor con sus discípulos. De esta manera el Kairos de Dios se relaciona en la Resurrección cuando esta entra en los escenarios humanos privilegiados.

El Ascenso corporal del Señor es una realidad puesta en cronologías comprendidas por nuestra racionalidad. El Resucitado equipara su relación con el Padre a la misma relación fraterna con sus discípulos, dándoles a entender que el vínculo resucitado es más poderoso que la sola pertenencia al pueblo o bien en la Ley Mosaica o cualquiera de los signos anteriores a Él. Este evangelio es rico en figuras que buscan establecer una connotación Psicológica entre los creyentes que deberán entender aquel fenómeno de Fe potenciado sobre el misterio y ahora convertido en dogma, me refiero a la Resurrección del Señor. Miremos esta bella secuencia sobre la Resurrección del Señor:


Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza,
a gloria de la víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva;
a Dios y a los culpables
unió con Nueva Alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta
.

"¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?"
"A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua".

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en Tí no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.


El triunfo de Cristo es la victoria de la humanidad y ella inserta en la Iglesia, el triunfo del Señor no es otro que la vida como cultura y quehacer de  cada bautizado.  La Resurrección se ha antropizado y de esta manera logra hacer parte de la realidad cotidiana del bautizado, no solo vivimos de la Gracia sino también de la Resurrección como plena manifestación de toda la Gracia. Cristo rompió las cadenas del pecado y afirmó el Señorío de la vida. Hoy como hace tantos años en el pasado. El presente salvífico  se respira en toda la vida ministerial de la Iglesia. Ella pasó de ser testiga a ser vehículo amoroso del Resucitado.


Unidos en Cristo Señor, Cabeza, Maestro, Esposo, de su Iglesia…

 

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