miércoles, 28 de febrero de 2018

TERCER DOMINGO EN CUARESMA.


TERCER DOMINGO EN CUARESMA. Año B. Éxodo capítulo 20 versículos 1-17. Salmo 19. 1 Corintios capítulo 1 versículos 18-25. Juan capítulo 2 versículos 13-22.




El libro del Éxodo, haciendo algo de historia en las enseñanzas de los PP. De la Iglesia latina diremos que nosotros la rama de la catolicidad no romana, conservamos con ellos y los luteranos la tradición Deuteronomista según las enseñanzas de Agustín de Hipona, mientras que los PP. Griegos  a su vez emplean (Iglesias ortodoxas y algunas reformadas)  hasta hoy la versión del éxodo tal y como queda expresada en las citas bíblicas de este tercer domingo en Cuaresma. Por regla general y en fundamentación gramatical eran formulas breves (Decálogo) facilitando de esta manera la retentiva y memoria de los judíos en el Sinaí, que una vez prosiguen con su recorrido tienen muy presente que son las enseñanzas de Dios a Moisés en el desierto y las constituyen en la base de su moral y conciencia tanto religiosa como social.

Los mandamientos son en síntesis una serie de normas de obligatorio cumplimiento y en este momento de la historia del pueblo se convierten en signo visible de la Alianza con Yahveh, el propio Señor recordará estos mandamientos pero los sublima  agregando la visión del Evangelio sobre la relación con Dios, el prójimo y la personal experiencia de Fe en su Persona Adorada. Aquí el Decálogo nos enseña sobre el valor del  A.T y la posibilidad de transformar su contenido  en actual cuando estas definen el quehacer moral de la Iglesia y por ende del bautizado.

 Dios les reclama a ellos como a nosotros un culto exclusivo y diferente porque Dios es un Dios diferente, que espera de nosotros una respuesta más “humana” y comprometida con nuestra propia realidad relacional, es decir, de nuestro encuentro diario con el otro. Centrándonos en temas relacionados con los  Mandamientos quiero hacer énfasis en la prohibición de “hacer imagen alguna” que tanto preocupa a un sector grande del cristianismo, no olvidemos que este señalamiento apunta a distanciar culticamente a Israel de los pueblos vecinos donde era común la reproducción casi en masa de sus  deidades. Es un tema de la imperfección e inmadurez de la Fe judía y no una referencia tacita a las imágenes como expresiones de piedad popular como es en nuestros días (Conf. Capítulo 20 versículo 4).

Sobre el descanso sabatino procede de una raíz que significa “cesar” no implica en la actualidad su misma connotación, recordemos que nosotros  celebramos el domingo o Día de la Resurrección de Cristo, hoy existen comunidades llamadas cristianas con estas prácticas totalmente ajenas a la vida y obra mesiánica del Señor.

El Salmo  19, de la versión  de Jerusalén, corresponde a un reconocimiento del Dios Creador y autor de la Ley tanto natural como lo que entra en relación con la cosmovisión religiosa de Israel. En lo más profundo de la conciencia de quien actúa según sus enseñanzas produce alegría y grande esperanza parece retratar el Salmista en el versículo (9). Solo Dios es justo y su justicia es auténtica expresión de su amor por la humanidad y la creación. En síntesis describe la actitud del creyente que confía totalmente en Dios y reconoce el valor de la expresión de su Fe. Aquí la lucha no es física o corresponde a momentos concretos de la convivencia o relación con otros pueblos, es lo contrario, está interiorizando el drama de la lucha espiritual que debe abordar el creyente y en nuestro caso particular el bautizado.

El “punto focal” de la predicación y ministerio Paulino está señalado aquí versículo (23)  miremos el Texto Sagrado de Tradición:

Nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escandalo para los judíos, necedad para los gentiles.

Pablo centra toda su actividad en la difusión del Evangelio que él llamará suyo (en su época no se establecía diferencia alguna sobre la estructura del mensaje) lo cierto es que  reivindicaba con su accionar el drama de la Cruz, Muerte y Resurrección. No es una lucha intencionada sobre el conocimiento humano sino contra el orgullo y la arrogancia que cree tener todo bajo control y aún más, que puede problematizar la obra de Cruz para convertirla en un mero fenómeno histórico, Pablo no está en contra del conocimiento humano, por el contrario, cree en lo auténtico de la experiencia del creyente que se interroga sobre su propia Fe y lo hace para crecer y dimensionar su propia pequeñez ante la revelación.

La concepción cristiana deja en manos de Dios la sabiduría y se reconoce parte de su revelación, no cuestiona los medios de la revelación ya que Dios es capaz de revelarse de las formas más inusitadas en medio de los creyentes. Pablo está predicando en Corinto una ciudad cosmopolita llena de distintas y variadas concepciones de  creencias y religiones, tal escenario le obliga literalmente a cuestionar el conocimiento humano que cree tener la certeza sobre Dios y su identidad. La teología de la Cruz marcara el ámbito de la espiritualidad cristiana así exaltada por Agustín de Hipona y siglos después por el propio Lutero.

La visión Joanica escenificada aquí por distintos personajes nos sirve de ilustración sobre las prácticas judías incluso antes de Jesús, recordemos hermanos que el templo tenía su propia moneda y las personas al venir de lejos debían comprar allí mismo los animales para las ofrendas (sacrificios)  y también productos varios como harina, miel, incienso, aceite de oliva,  entre otros, la respuesta de Jesús estaba orientada hacia aquellos que hacían de esto un festín de especulación y precios (como hoy sin control alguno)  el lenguaje incluidas sus imágenes están cargadas de acciones sobrenaturales que solo son comprendidas por los cercanos a Jesús. Recordemos también que el templo es asociado a su propio Ser y por ende también será reedificado en la Resurrección.

Desde luego no se trata de un templo construido por el ser humano y su “sabiduría” sino de la manifestación de Dios en la carne, es una alusión a los verdaderos adoradores como lo expresará en su dialogo con la samaritana (Conf. Capítulo 4). Para el bautizado queda claro que los signos externos son de sumo respeto, me refiero al templo o lugar donde nos congregamos, a nuestra liturgia y su simbología.

Nosotros los bautizados estamos comprometidos con el culto de Adoración al Dios Vivo y esa actitud debe moldear nuestras vidas y todo aquello que obramos en el día a día. No estamos al margen de la responsabilidad que conlleva ser “templos del Espíritu de Dios” sino que nuestro proceder debe dar cuenta de esta realidad espiritual y todo su contenido escatológico, por esta razón el “cuerpo” es sagrado y cuando algún bautizado muere debe ser depositado en el campo santo o cremado con sumo respeto y consideración. La sacralidad del cuerpo humano es también una señal de su futura resurrección e incorruptibilidad.



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