jueves, 22 de febrero de 2018

SEGUNDO DOMINGO EN CUARESMA.


SEGUNDO DOMINGO EN CUARESMA. Año B. Génesis capítulo 17 versículos 1-7,15-16. Salmo 22: 22-30. Romanos capítulo 4 versículos 13-25. Marcos capítulo 8 versículo 31-38. |



El relato escenificado tiene su origen en la Tradición Sacerdotal lo conocemos por el nombre con el que designa a Dios “Sadday” pero en cuanto a  las promesas guarda la misma relación que las tradiciones anteriores. El cambio de nombre con respecto al personaje central  es figura de su  nueva misión, igual sucederá con su esposa, digamos que en el hoy de nuestra historia personal corresponde  a la dignidad y vocación sellada con el Bautismo, es decir, hechos criaturas nuevas con una nueva visión del mundo y sus relaciones. La muchedumbre de pueblos es también parte de una nueva humanidad que de forma imperfecta se manifiesta aquí pero que en Cristo será de condición escatológica. El nombre de ella significa Princesa porque ella será madre de reyes lo que implica figura de su universalidad en el momento mismo de la destinación de la misión a la que fueron llamados.

 Es importante    no perder de vista que la identidad de Israel se fundamentará en la noción de su escogencia y descendencia. El Génesis  cuya vocación es el manifestar el llamado de Dios a un pueblo y a una persona figura en potencia de los futuros creyentes, nos ofrece la posibilidad de plantearnos el reto de ser parte de la muchedumbre de pueblos que confesaran la Fe en el Dios trascendente.  Sobre el signo por antonomasia de pertenencia y alianza, me refiero a la circuncisión es bueno que no pasemos por alto que es un rito de transito de un estado de vida a otro, es decir, inicialmente era una práctica que disponía para el matrimonio en los clanes y tribus del antiguo Oriente. Las demás figuras descritas son artilugios literarios para dar significación a los nombres de los personajes y su condición, como reflejo de su personalidad.

En la edición de Jerusalén el Salmo 22 versículos 22-30, el autor discurre entre la necesidad y la respuesta de Dios que más allá de su condición configura su ser, dando origen a la connotación de pobre pero en dimensión completamente distinta a la actual, aquí el pobre es aquel que no espera nada del mundo y sus relaciones sino que toda su Esperanza está puesta en manos de Dios. Un Dios que por medio de su Omnipotencia Divina muestra el camino, una alusión a su generosidad, la misma que debe generar conciencia en el que confía absolutamente en su Creador.  Aquellos que en su pobreza esencial comerán y quedaran absolutamente satisfechos corresponde para nosotros en una figura que en potencia nos describe la Comunión como signo de relación viva y fraterna, y más aún, nos recuerda el Sacramento de la Comunión. La Asamblea es sin duda la reunión de los creyentes y que  siempre acudían al templo a presentar sus ofrendas, aquí el signo de la Fe es la calve para lograr esta armonía que describe el Salmo 22. 

Pablo en su Carta a los Romanos, nos presenta desde su perspectiva la independencia de la Fe frente a la Ley Mosaica y como la Fe sublima las enseñanzas evangélicas para convertirlas en su alimento permanente como queriendo  significar con ello que la Fe plenifica y sublima hasta la última “coma” de la Ley pero es el Amor y Cristo el fundamento de su poder y concreción en el bautizado. Lo anterior nos plantea un paralelo entre la Fe que recibió Abraham y la Fe del cristiano. Entre las esperanzas de este Patriarca y las nuestras. Es ante toda consideración una re-interpretación de la opción salvífica en Cristo y no en la Ley por sublimada que esta se encuentre. Hoy como antes la necesidad de trascender en las concepciones de nuestra Fe es vital para crecer como auténticos “hijos por la Fe” Gracias a la Fe,  Dios en  la Trinidad Santísima, muestra su  poder derrotando al pecado y a la muerte y de paso revela en su Hijo resucitado la suerte o el destino de los bautizados.

Pablo nos involucra en un ejercicio de prioridades espirituales y ubica toda nuestra experiencia de Fe en Cristo y su triunfo sobre la muerte como quiera que es uno de los temas favoritos del Apóstol. Pablo no rechaza las obras como suponen muchos cristianos, Pablo privilegia la institucionalidad de la mentalidad del Evangelio sobre el poder de la Fe en Cristo. Nuestra justicia solo puede llegar por nuestra participación en la vida del resucitado. Tampoco podemos separar el fenómeno de su Muerte al de su Resurrección ya que ambos eventos son definitivos en el paso espiritual de los bautizados. Abogamos por una Fe justa y eso implica obras para testimoniarla.

Marcos recrea muy brevemente los fundamentos de las enseñanzas de Cristo sobre su Muerte y Resurrección y desde luego de las contradicciones que su Palabra generara  en medio de las autoridades religiosas de Israel cuya cosmovisión difiere de la mentalidad de su Evangelio.  El anuncio de su Pasión es consecuente con el cumplimiento de su mensaje y avisa a sus discípulos que la connotación sacrificial de su ministerio público es una realidad…

El seguimiento de Cristo se traduce en una fuerte experiencia de vida espiritual, que lleva al bautizado a  ser radical en su vivencia, así lo comprendemos teniendo como precedente el versículo 35 y el 36. Solo una mentalidad renovada por la presencia de la Gracia puede comprender tales afirmaciones y exigencias. La renuncia al mundo solo es comprensible desde las relaciones de pecado y esclavitud que este desata sobre sus adeptos. El pecado se convierte en lastre que imposibilita aflorar las cualidades y valores del creyente cuando este no se esfuerza por ser mejor. La radicalidad será pues fruto del convencimiento y configuración a la luz del Señor y su Evangelio cuya norma es la absoluta libertad que el amor entrega al cristiano. La Cruz es el nexo espiritual que transforma realidades en la vida del bautizado, tratar de conservar la vida como expresión de autonomía material y sensitiva no tiene objeto ante una promesa trascendente y por ende de ribetes escatológicos.

Seguir a Cristo implica ser criatura nueva y la antigua mentalidad debe dejar su lugar a la mentalidad renovada por la Gracia. Qué mejor testimonio que creerle a Cristo, qué mejor testimonio que vivir para Dios y su Palabra…


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