CELEBRACIÓN
DE
LA SOLEMNIDAD DE
EPIFANÍA. Isaías capítulo 60 versículos 1-6. Salmo 72:1-7, 10-14.
Efesios capítulo 3 versículos 1-12. Mateo capítulo 2 versículos 1-12. Colecta
pag. 128 del L.O.C.
Los
reyes magos (astrónomos de Oriente) en búsqueda de la Sabiduría
que implica la manifestación de Dios entre los seres humanos deciden partir
desde lejanas tierras con el objeto y propósito de conocer de este maravilloso
misterio revelado en los cuerpos celestes. Basta con afirmar que en la antigüedad
cuando un personaje reconocido nacía
para significar su importancia era asociada con un astro o cuerpo celeste, lo que sin duda hablaba bien
de la criatura. El recurso Escrituristico no se hace esperar y ubica un
acontecimiento similar coincidente con el advenimiento del Mesías. El profeta Isaías
se viste de alegría y hace este anuncio: Arriba,
resplandece, que ha llegado tu luz, y la gloria de Yahveh sobre ti ha amanecido-
y continua el relato- Caminaran las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor
de tu alborada (Isaías capítulo 60 versículos 1-6) todos llegaran y verán la luz, la luz de Cristo con todo su
esplendor, será nuestro faro en la obscuridad del pecado, y el alivio en el
cansancio.
Y continúa aludiendo a
las manifestaciones como es a continuación:
Un sinfín de camellos te cubrirá, jóvenes
dromedarios de Madian y Efá. Todos ellos de Sabá vienen portadores de oro e
incienso y pregonando alabanzas a Yahveh. Los tesoros aquí señalados vienen del
Oeste, de la tierra de los Fenicios (grandes navegantes) al igual que de los griegos y de Egipto, del
desierto de Siria, y del Sinaí, estamos viendo un inusitado movimiento que
converge delante del niño Dios como signo de su futuro ministerio bajo la
tradición de Israel. Es una bella perspectiva de índole universal que
sabiamente la Madre de los bautizados incluye en su liturgia de Epifanía… Es
grande la revelación del Dios anunciado anteriormente y que bajo la debilidad
de un niño irrumpe en la historia de la humanidad aquí representada por estos pueblos
conocidos por la experiencia de Israel durante su estadía en Egipto y posterior
Éxodo. Es la esperanza de Dios para la humanidad cargada por las difíciles condiciones
de vida y por el dominio extranjero que hacían verdaderamente difícil sus vidas
(Imperio romano).
El
Salmo citado (72), nos centra en la escogencia por sus
cualidades de un futuro rey que será distinto hasta lo visto anteriormente, y
que para el momento de su composición (Salmo) nos recuerda al Rey Salomón. La
salvación se materializa bajo los atributos de este rey que representa la
esperanza y la oportunidad de vivir en paz y ser felices anunciando una
realidad social y material esperada por los israelitas. La paz y la justicia son los atributos esenciales de este reinado para
los judíos de Fe y tradición religiosa, los pueblos aquí citados hacen
parte de un orden político amigable para Israel, los enemigos del pueblo desaparecerán
ante el peso de la presencia de su Rey (asociado con Cristo). Recordemos hermanos
que la esperanza es la fuente que alimenta tanto el movimiento como el orden
religioso sostenido por los israelitas, un movimiento que los llevó por el
desierto y posteriormente los trajo de donde habían sido deportados.
Para
el Apóstol Pablo, su ministerio y misión debe
desarrollarse entre los “gentiles” término empleado para designar a los no
creyentes. La revelación a la que alude Pablo es su conversión lo que aconteció
en su vida “camino a Damasco” y que marcará todo
el accionar de su ministerio entre los gentiles… Recordemos que en el (A.T) el
conocimiento de Cristo quedó relacionado solo con los profetas que desde su
escaso conocimiento hablaron de él. Pablo se siente feliz y quiere compartir
con nosotros el valor e importancia de ese conociendo que solo se adelanta en
el amor y por el amor, como es la concepción eclesial de la Iglesia primitiva. Todo
ello es una Gracia de la Gracia de Dios a la humanidad y no es para todos, es
un valor que brota de la vivencia
autentica del Evangelio para unos predicado y para otros escuchado.
Uno
solo es el cuerpo de Cristo, es un símil que profundizará sobre la Iglesia y su
relación con la salvación. La verdad para este Apóstol debe ser
esclarecida y es función de la misión y predicación de la Iglesia lograrlo. Estamos
ante el amor de Dios revelado en el mensaje de salvación de su Hijo en el
Evangelio, es pues, el medio salvífico por antonomasia reconocido por Pablo. Que maravillosa gracia para los bautizados
es la de meditar y hacer germinar en el alma las enseñanzas de la Palabra
encarnada…
En
la visión Mateana (2:1-12) se describe cuidadosamente la obra salvífica a otras naciones (no judíos) que no
son guiadas por el astro en el firmamento sino por la necesidad de la auténtica
Sabiduría que es la Luz de Cristo…
El niño Dios vivirá en carne propia los sufrimientos de sus coterráneos durante su vida en Egipto y deportación
posterior. El resto de Israel como señala la tradición israelita es tan frágil que
necesitará de su Dios para sobrevivir, como aquel niño recostado en brazos de
la niña María. No podemos olvidar que
los personajes llegados de Oriente son signo del cumplimiento de los oráculos mesiánicos
y la universalidad del mensaje de salvación que posteriormente predicará el
Señor.
Aquellos
visitantes de Oriente (señala Mt) no
buscan los portentos de la sabiduría humana sino una revelación superior que
asociaron intuitivamente con el niño Dios, no es más que la confirmación de una
finalidad superior que no se deja envilecer como pretendía Herodes al darles
instrucciones sobre lo que ellos debían hacer una vez encontraran al niño
Jesús. Para quienes les interroga el astro que guio a estos personajes, las Escrituras no ofrecen información para
construir un mapa o diagrama astronómico (natural) sino que en Mateo es la concepción
de un creyente que ve en este fenómeno un milagro portentoso de la Voluntad de
Dios. Para concluir con esta breve reflexión quiero dejar la alegoría que
emplearon los santos Padres de la Iglesia sobre los tributos ofrecidos al niño
Dios:
·
Oro
Realiza.
·
Incienso
Divinidad
·
Mirra
La
Pasión del Señor.
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