PRIMER
DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD. Colecta Pagina 127 L.O.C. Prefacio de la
Encarnación. Año B. Isaías capítulo 61 versículo 10 y 62 versículo 3. Salmo
147. Gálatas capítulo 3 versículos 23-25 y 4: 4-7. Juan capítulo 1 versículos
1-18.
El
Trito-Isaias, acude a calificativos inherentes a la
unión conyugal para mostrar su satisfacción por las promesas que el Señor ha
hecho a su pueblo y siente desde lo más profundo de su corazón que su
cumplimiento está cerca. Es un mensaje de consolación para Israel. Este
pueblo reconstruirá tanto su identidad como su estado de gobierno y vivirá en
armonía con sus vecinos ya que la alianza será eterna al ser pactada entre Dios
y el resto de su pueblo, de su Nación escogida (visión de un judío desde
luego). Esta acción de gracias se entona en representación de su pueblo y de
quienes se conservaron fieles a Yahveh a pesar de las muchas dificultades,
entre ellas el destierro y sus consecuencias.
Ya las afirmaciones anteriores sobre el
destierro pasan a un segundo y olvidado plano, aquí lo único que cuenta es el
amor restaurador de Dios y su gran capacidad para perdonar y olvidar las
acciones negativas de los suyos. Es
interesante afirmar que el discurso del profeta Oseas se mueve en la misma
dirección y por analogía ambos autores inspirados reconocen la necesidad de la
Conversión o retorno a Dios.
La justicia es un
argumento presente en este periodo profético de Israel liderado por Isaías y
sus discípulos quienes muy seguramente continuaron su obra y los capítulos que
siguen. Es pues momento para experimentar la misericordia de Dios en favor de
su pueblo y de paso hermanos, para afirmar contundentemente que el plan de Dios
(Trinidad Económica) cuenta con cada uno de nosotros como bautizados. Dios
mismo pondrá una corona en la cabeza de los creyentes en el día de su retorno
llamado por las escuelas proféticas de Israel como “El Día de Yahveh”… El gozo y la alegría son consecuencia de la
intimidad de Israel con Dios que nunca les abandonó y que por el contrario
quiere una vez más acogerlos dulcemente. Se está empezando a gestar la idea de una
Recapitulación universal gracias a la misericordia de Dios.
El
Salmo 147, es una invitación a la alabanza al
reconocer las obras de Dios por su pueblo y la manera como acoge a los
deportados y les brinda su consuelo. Ellos retornan a sus tierras y Dios con
ellos. Es una muestra de su amor y misericordia, la misma que moverá en favor
de los israelitas. Es la exaltación de su Omnipotencia, del Dios que cuida del
ser humano y le provee todo aquello que necesita para sobrevivir. No es un Dios de violencia o fuerza sino
del poder de su amor. La seguridad
de Israel estará en obedecer a Dios y cumplir sus mandatos. Dios ya les mostró
su poder y como es el Señor de cuanto existe y de las leyes que mueven el
universo, las mismas que Dios creó en su absoluta perfección y contingencia. Y remarca el Salmista la naturaleza de todo
ello se debe a que Dios como a ningún pueblo les reveló su Palabra y por ende
su Voluntad. Es bueno manifestar que los santos PP. De la Iglesia remiten
el presente Salmo a la Jerusalén Triunfante plena y totalmente restaurada
escatológicamente por Dios, para hacer
mención de la Iglesia futura y no de solo un pueblo como tal, será de
manifestaciones cósmicas.
El
Apóstol Pablo en su carta a los Gálatas, nos advierte que
ya no estamos bajo la Ley y que la Fe es la clave de nuestro crecimiento
espiritual. No necesitamos maestro distinto a Cristo y su Evangelio. Ahora el bautizado vive bajo otra pedagogía
plena que es el amor del Resucitado y de esta forma somos libres de conocer y
amar la Verdad revelada en la Persona de Nuestro Señor Jesucristo. La
medida de la ley mosaica es superada por el Mesías que al nacer actualiza e
introduce una categoría nueva de filiación que ya no dependerá de la praxis de
la ley sino del amor liberador y restaurador de Dios. Esta nueva forma de percibir la relación con
Dios nos invita a llamarle Padre pero en categorías de ternura e intimidad como
dependencia enseñadas por Jesús al llamarle Abbá.
No olvidemos que los judíos no veían a Dios
como Padre sino más bien como el Creador
y Señor de su obra. Pablo emplea figuras conocidas por sus coterráneos, como
por ejemplo señalar la antigua condición como esclavitud, ya que si una mujer
esclava daba a luz un hijo de su dueño o familiar de este la criatura era
considerada libre al nacer. Lo mismo
acontece con el bautizado al hacerse por la misericordia de Dios su hijo
adoptivo inmediatamente el poder de la muerte y el pecado cesan…
El
prólogo Joanico, No
ubica en línea de tiempo al Verbo encarnado, solo habla de su actualidad como
quien dice, lo importante es el nacimiento del Señor por sobre otra
consideración. Juan ve en el acto las implicaciones de su anuncio. Ya la Sabiduría de Dios se manifiesta en la
Persona de su Adorado Hijo, en una categoría que sobrepasa cualquier sabiduría
de origen o necesidad humana. La misión del Hijo es clara y para ello Juan
emplea una serie de términos relacionados intrínsecamente como son la Luz, el
Testimonio, la Palabra, la Gracia, la Verdad, Único (unigénito) significando de
esta forma la presencia de Dios en la historia de la humanidad y como Señor
Redentor de la obra del Padre Dios.
También involucra el
testimonio del Precursor, siendo este Evangelio donde más figura la persona del
Bautista y su intento por exaltar a la
Persona Divina Encarnada y nacida de una mujer. Gracias a la Encarnación la
Verdad puso su morada entre nosotros. “La
Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros en castellano y en latín: Verbum
caro factum est et habitavit in nobis” como
señala el versículo (14). Juan reconoce la familiaridad y profundidad de la
Encarnación como nexo esencial con Dios Creador y ahora tanto Santificador como
Redentor, de esta forma, (Juan) introduce una concepción nueva sobre nuestra
relación con el Dios revelado.
El poder de llegar a ser hijos de Dios es una Gracia que solo Dios
concede por amor y no por mérito alguno de nuestra parte, solo posible por la
Voluntad salvífica de la Trinidad Santísima, Juan leyó magistralmente la relación entre revelación y economía
salvífica, al punto de comprometer nuestro ser con la filiación divina. La teología brillante de los
santos PP. De la Iglesia y la Escolástica también hicieron su aporte al asumir
esta revelación desde la concepción desambiguada de términos como: Procesión activa y pasiva, Procedencia,
Hipostasis, Manencia, Inmanencia, Intrínseco, Extrínseco, Expiración, Generación,
Sustancia, Esencia, Naturaleza, Gracia, Redención, Regeneración, entre
otros, que reflejan un intento maravilloso por someter a la razón lo que
creemos con el corazón como lo expresaría el Hiponense.
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