CRISTIANISMO LIBERAL
Y SUS CONSECUENCIAS PARA
EL ETHOS DEL CREYENTE.
INTRODUCCIÓN.
Las consecuencias de la
Ilustración y todos los movimientos que buscaron emancipar la libertad y
autodeterminación de la persona humana particularmente entre los siglos XVII y
XX generaron una aserie de posturas que se hicieron agudas especialmente en el
siglo XIX que como indicamos tomaron los elementos discursivos del Racionalismo
y moldearon la concepción de una nueva forma de ver la revelación, donde lo
fundamental, se constituía por la manera o forma particular, personal de ver la
praxis religiosa (en cuanto a los creyentes) la perdida de la cohesión
institucional sin duda genera crisis en los modelos eclesiales de turno y que
decir de nuestra realidad presente (1). El Racionalismo, el Liberalismo practico
(moral y religioso), el Ateísmo, el
Naturalismo (ingles), son algunas de las formas heredadas de la Ilustración
que el cristiano debe aprender a conciliar y armar con sus aportes si es del
caso, una postura eclesial que relacione tanto su ser bautizado como su
militancia en la Iglesia, la institucionalidad es vital en la concepción y
vivencia de una Fe tanto en familia como congregacional. La ciencia es
fundamental en la construcción e interpretación de la realidad creada por el
amor de Dios al que llamamos Creador. El Ethos del bautizado debe ser asumido
bajo la primicia de su incorporación al entorno o mundo circundante y no
desconocer su necesidad a la hora de interactuar y generar conciencia sobre la
vida en todas sus formas. Si bien la
creación sigue su ruta es también claro que nosotros en ella somos tanto los
responsables como los facultados para su preservación ya que se encuentra bajo
el signo de nuestro accionar moderno.
EL ETHOS
CRISTIANO.
La conveniencia cristiana
para los fines de la salvación gira en orden a la revelación y las
implicaciones tanto espirituales como doctrinales que conlleva. Configuramos el acontecer y su cotidianidad
desde la perspectiva del mensaje revelado, es decir, que todo bautizado está
llamado a elaborar los fundamentos de su existencia tanto social como cultural
partiendo del Evangelio. No es posible construir un andamiaje social sin tener
presente las relaciones y sus formalidades. El Ethos del creyente es una cuidadosa elaboración que se fundamenta en
su vivencia como cristiano y no tanto en las expectativas que genera el mundo y
su intríngulis. Regresando
a sus antecedentes vemos como a partir de la Ilustración (en la Ilustración
diferenciamos tanto la alemana como la inglesa y la francesa) o conocido este periodo de la historia como “siglo de las luces” la cultura
particularmente la europea se ve en la creciente necesidad de argumentar los
fundamentos de una antropología cuya centralidad no solo era la persona
humana sino también su concepción de la vida y la realidad percibida. De
esta manera se generaba una conciencia de realidad muy distinta a la vivida
hasta aquella época.
La realidad argumentada
desde la Ilustración (siglo XVIII) centraba a la persona y su noción de sí misma
por sobre cualquier otra concepción. Algunos citaban al Racionalismo. Solo por
traer a colación a René Descartes (quien concilió sus definiciones con la idea de la
existencia de Dios, al ser humano en estos conceptos, Rex extensa, Rex
metafísica). También encontramos figuras
como: Immanuel Kant, Gottfried Wilhelm Leibniz, John Locke y David Hume, entre otros
autores. Pues sus distintos matices académicos definieron el pensamiento
racionalista de la época citada, lo que nos generó la posibilidad de una
racionalismo que aterriza en la sique y el entorno somático incluso de los
cristianos que ven la necesidad de conjugar tanto su Fe como la praxis de los
valores y conceptos derivados del Evangelio, tales argumentos también
fundamentaron otro tipo de critica que aún se mantiene en nuestro medio social
y cultural. Me refiero concretamente al Liberalismo Religioso que se aposenta
sobre la razón y escoge como concubina
al libre albedrio en un intento por justificar sus prácticas y concepciones
fuera de la norma y la doctrina de la Madre Iglesia.
El
movimiento de los liberales en materia religiosa como económica marcó el surgimiento
del capitalismo en su forma más cruda y utilitaria posible. Hemos asistido a la
configuración de una sociedad que ya no pone grilletes en el pie y cuello de
los ciudadanos pero que los condena con sus “dulces” formas de dominio y
aberrado estilo de explotación donde la transmutación de los valores cristianos
definen un Ethos distinto al construido a partir del Evangelio del Señor.
El
liberalismo religioso
es la doctrina que afirma que no hay ninguna verdad positiva en la religión,
que un credo es tan bueno como otro, y esta es la enseñanza que va ganando
solidez y fuerza diariamente. Es incongruente con cualquier reconocimiento de religión alguna como verdadera. Enseña que todas deben ser
toleradas, pues todas son materia de opinión. La religión revelada no es una
verdad, sino un sentimiento o gusto; no es un hecho objetivo ni milagroso, y
está en el derecho de cada individuo hacerle decir tan sólo lo que impresiona a
su fantasía. La devoción no está necesariamente fundada en la Fe. Los hombres pueden ir a iglesias
protestantes y católicas, pueden aprovechar de ambas y no pertenecer a ninguna.
Pueden fraternizar juntos con pensamientos y sentimientos espirituales sin
tener ninguna doctrina en común, o sin ver la necesidad de tenerla. Si,
pues, la religión es una peculiaridad tan personal y una posesión tan privada,
debemos ignorarla necesariamente en las interrelaciones de los hombres entre
sí. Si alguien sostiene una nueva religión cada mañana, ¿a ti qué te importa?
Es tan impertinente pensar acerca de la religión de un hombre como acerca de
sus ingresos o el gobierno de su familia. La religión en ningún sentido es el
vínculo de la sociedad (2). Newman reflexionando sobre el liberalismo religioso
nos advierte sobre el indiferentismo en materia de doctrina como de
argumentación de la praxis o el modelo litúrgico que actua e interactúa en la
congregación. La escogencia de la
doctrina como argumento para construir un andamiaje reflexivo es vital ya que
si bien la Fe nos llega por Cristo es también muy cierto que la razón da luz
que ilumina nuestra Fe y la transforma en cognoscible y aprehensible para el
bautizado.
La
concepción de una Fe que solo depende de los individuos y se aleja de la
congregación o el colectivo está condenada a ser solo una postura personal que
no implica con ello “pensamiento independiente” porque al desconocer la Massa o
colectivo se desconoce también los principios que generan la colectividad en la
Fe. Los racionalistas y su crítica a la religión son claras y sobre todo en la postura del rechazo a la
institución como tal. Un cristianismo
que se precie de vivir apartado de la Iglesia corresponde una postura más de
inmadurez social y cultural que a una doctrina exacerbada como tal. El ateísmo, sin Dios y sin doctrina se
ampara precisamente en los procesos históricos que generaron la noción de
religión, culto, adoración y divinidad, pero en la actualidad la dinámica del
ateísmo, desde luego no es simplemente un planteamiento de libre albedrio
como inicialmente se puede creer es también y especialmente el rechazo a la
injerencia de lo divino en la esfera de lo humano, es el evitar sobre todo y
aun a cualquier costo la inclusión de un modelo de pensamiento que por sí solo
rompe la inmanencia propia del ser humano. El
ateo vive su existencia bajo el signo de lo natural al rechazar lo sobrenatural.
Esta doctrina hace de la historia la causa eficiente de su existencia al
materializarla formalmente en la razón y el conocimiento de la experiencia, la
misma que se hace histórica y pierde la posibilidad de superar su propia
mismidad… Un sistema de pensamiento ateo puede definirse como la ausencia
de argumentos sobre la existencia que supera la expresión de su propia
metafísica.
El
ateísmo se enfrenta en sí y para sí con la crisis de la vida vivida y gastada
sin posibilidad alguna de mantenerse y conservar las experiencias que durante
su existencia el ateo atesora y considera son importantes en su ser histórico y
personal. La conciencia que da rienda suelta a su sola y única naturaleza
estará sola por la eternidad al no encontrar el origen de donde salió: Señor nos hiciste para ti y nuestro corazón
estará inquieto hasta descansar en ti (3). La razón que nos asiste en la
misma que nos dará la posibilidad de reconocer al Señor como él mismo lo afirma
“mis ovejas reconocen mi voz” (4). La
vida que se gasta en los demás y en su servicio trascenderá hasta la misma
eternidad… La relación con el otro es un
argumento que supera cualquier acontecimiento y su fenomenología, es decir,
supera la muerte y su cautiverio puesto que el amor se convierte en el nexo con
la trascendencia y por ende con la eternidad. El cristianismo debe estar
atento y reconocer las diferencias entre pensamiento independiente y las
corrientes que pretenden solamente establecer su fenomenología por sobre la
intuición de la Fe producto de la Gracia.
TEOLOGÍA
LIBERAL.
El
cristianismo en el presente siglo atraviesa por una crisis que es continuación
de los procesos históricos anteriores, es decir, que no es solo ahora sino
parte de la concatenación histórica que supone la crisis de los modelos
institucionales e interpretativos de la doctrina de la Iglesia. A pesar de la
crisis no es posible considerar por un momento que estos otros argumentos sean
necesarios en la reafirmación del ser eclesial y su desenlace
eclesiológico. Los que piensan en si
para si son consecuencia del racionalismo que hace de la historia el origen y
fundamento de su propia fenomenología. Las
prácticas individuales nunca podrán superar las colectivas y el Dios personal
se recrea gustoso en la alabanza que rinde la Iglesia desde las primicias
culticas del colectivo. No se trata de ofrecer un culto personal solamente,
ya que este signo de Fe y Gracia se potencia superlativamente en el todo de la
Iglesia y los bautizados. La razón de la crítica puede corresponder a modelos
individualistas que nunca primaran sobre el todo eclesial. Esta Iglesia no re-escribe las Escrituras y mucho menos interpreta las
Escrituras y su ser histórico basándose solamente en las primicias del
individualismo y sus intereses sesgados. La razón y la crítica se
fundamentan también en la esperanza que reconoce la posibilidad segura de un
mejor mañana. Las crisis se enmarcan en el discurso de lo vivido y sus
consecuencias, es decir, no existe posibilidad de una crisis que no haya
agotado la dialéctica de su propia fenomenología. Entramos en crisis espiritual
y la solución es directamente proporcional al daño diagnosticado como quiera
que este corresponde a la razón misma que lo generó. El liberalismo religioso
se siente con fuerza entre nosotros y ha mutado asumiendo otra identidad pero
que igualmente es nociva para la vida tanto eclesial como espiritual de los
cristianos. Hemos relativizado todo adornándolo con un dejo de antropocentrismo que
reclama absolutamente todo para el ser humano y nada para Dios y su Iglesia. Estamos
viviendo tiempos de un profundo materialismo tácito que se respira en las
prácticas de Fe de los bautizados que buscan cada día identificarse más con los
sentidos y sus aprehensiones que con un verdadero acto intelectivo de la Fe. Estamos asumiendo una doble identidad que
no compagina bien en nuestra realidad cristiana y me refiero a la agenda que
gobierna las acciones y el tiempo del bautizado, ya no celebramos en la Iglesia
sino que asistimos a ella cuando las demás celebraciones lo permiten.
Orientando
nuestra reflexión cito a un autor alemán: Dietrich
Bonhoffer (teólogo alemán del siglo XX) sostenía que la “Comunión eclesial era Cristo actuando en
medio de la Congregación” también en su estructura de pensamiento era fácil
asociar la Gracia a todos los componentes de la vida congregacional como lo
identificamos en nuestro quehacer, este pensamiento no solo expresa
positivamente la libertad del creyente sino que lo introduce en una forma viva
de libertad que no abandona a la Iglesia para experimentar viva su Fe. Otra
frase de este autor nos refleja la concepción de su pensamiento: La Gracia que no es fruto de la
Congregación reunida y en Adoración es una gracia barata” (5). Queda en nuestro
ámbito que las relaciones que se manifiestan desde la perspectiva de la
congregación están animadas por la presencia del Dios revelado que reconoce los
esfuerzos del colectivo en orden a la vida espiritual y sus implicaciones como
son la generación de actitud y calidad de vida espiritual así como de
crecimiento en la Fe. No estamos en un
acuerdo de “libre albedrio” nosotros los bautizados necesitamos de la Iglesia y
somos su Pleroma como ella en nosotros, y con nosotros, lo es de Cristo Señor.
El Estatuto Epistemológico de nuestra praxis teológica nunca podrá dejar fuera
la libertad y sus connotaciones históricas, recordemos que el anglicanismo se
opuso a la esclavitud de una manera más comprometida que la Iglesia de romana.
El término “humanoide” empleado para facilitar la perdida de humanidad en los
negros traídos de África es el mismo que la modernidad emplea para cambiar los
fundamentos de la alienación y enmarcarla en un “sin salida” como si fuera un
eufemismo de “sin futuro” como si la edificación del futuro fuera objeto de una
reflexión separada del ser persona redimida. El quehacer epistemológico en nuestra teología es claro y determinante,
somos sin duda alguna poseedores de una reflexión reivindicadora de los
Derechos del individuo y su interactuar en la sociedad. Tal argumento se
plantea libre de las sujeciones del modelo social en el que los Episcopales
vivimos nuestro ser creyente, es decir, nuestro Acto de Fe sin abandonar el mundo y su entorno (relaciones con los
demás) la percepción de un medio dinámico que reclama de nosotros mayores
compromisos en la vivencia de nuestra Fe tanto personal como colectiva descubriendo
toda su fenomenología en la reflexión cultica de nuestra Iglesia como histórica
y medio de Gracia. No olvidemos hermanos que para ser víctimas del medio
socio-cultural el creyente no necesita confesar su Fe solo ser parte de un
sistema político que infringe duros golpes a la moral y a la concepción de
bienestar del ciudadano. Estamos hablando concretamente del ejemplo que dan a
cuantos les ven o reconocen actuando. LA
CORRUPCION ES LA NEGACIÓN TACITA DE LA PROVIDENCIA DE DIOS EN LA SOCIEDAD, EL
ESTADO, Y LA CULTURA… Tal definición está enmarcada en la interpretación de
un Dios cuyo amor es nuestra mayor contingencia ya que nos mueve a realizar
cuanto somos y por ende creemos. No obstante el concepto de una teología liberal puede demoler las
instituciones eclesiales fácilmente, ya que hace de la praxis cultica y su
espiritualidad un asunto o cuestión con una fenomenología clara y determinante
como lo es la definición concreta de una serie de prácticas y concepciones como
cosmovisiones que no dependen de la creación de espacios en la vida eclesial
sino lo contrario, de abandono a una antropología emancipadora que busca verse
libre de la institución eclesial. La
mutación de estas posturas trae consigo la perdida de interés y capacidad de
reunir a los bautizados en el Kairos de la liturgia que ante las exigencias
del presente siglo no tienen tiempo sino para dar gracias desde su casa o
apartamento.
La pérdida de valores es también entendida
como una cierta manifestación de ateísmo que se refugia en los modelos sociales
y culturales cambiantes pero que intencionalmente relativiza el tiempo y la
vida espiritual, creando con ello una existencia material que no reconoce
principio espiritual alguno. Estas
actitudes son propias de un mundo sensualista que busca en el placer como expresión
venérea su razón de ser, y por lo tanto, de los logros alcanzados.
PARALELISMOS
Y CONCEPTOS DE
TEOLOGIA LIBERAL.
***El liberalismo teológico pasó por varias fases de
desarrollo. Generalmente se resalta su afinidad, y hasta su identificación,
con las investigaciones críticas sobre la historia de Jesús: en la base de
estas investigaciones se encontraba el espíritu liberal, confiado en la
capacidad de la ciencia histórica de discernir la verdad de las cosas y de
ayudar a aclarar el sentido del mensaje de Jesús de Nazaret. Se divulgó una
especie de imagen histórico-liberal de
la vida de Jesús: se trata de
presentar a Jesús como un predicador de valores morales sublimes Y como el
revelador de una forma de religión de tipo universal, superior a las demás
religiones, no vinculada a límites culturales, nacionales o temporales.
Jesús constituye el punto de referencia indispensable para esta religión, que
no contradice a la razón y que permite la paz y el desarrollo moral y
espiritual del hombre de manera armónica.
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***Otro tema de la teología liberal, sobre todo en
sus versiones más recientes, es el reconocimiento de la autonomía y del valor
de las ciencias, así como la aceptación de sus resultados Y de sus
consecuencias respecto a la Fe cristiana. Esto obliga a reconvertir el
pensamiento teológico en algo comparable a los discursos científicos. Esta
será la preocupación de Harnack (1851-1930), según el cual la historia y la crítica permiten a
la teología ser una verdadera ciencia y no sólo una predicación. Aunque el
resultado de ello pueda ser un tipo de discurso desencarnado y sin garra, la
teología obtendrá de todas formas el respeto de sus contemporáneos y sobre
todo el reconocimiento de la comunidad científica, de la que se ve amenazada
de exclusión.
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Investigación teológica…
***Harnack y su preocupación autentica sobre la utilización
de las ciencias y disciplinas que poder ser tenidas por transversales en la
investigación teológica permite concluir que: La investigación teológica aterriza
en la realidad del creyente, es decir, de su Fe y cosmovisión para descubrir
la realidad de Dios presente en su vida, iniciamos descubriendo para ser
“descubiertos por el amor de Dios”.
También diremos que el objeto formal de esta teología es la realidad
revelada de Dios aunque algunos llevándola al extremo centraron todo en el
hombre y su realidad antropológica. La Teología Liberal que nosotros
aceptamos como positiva emplea para su investigación el METODO HISTORICO-CRITICO, que se apoya en un marco de
competencias disciplinarias que incluso asume la dialéctica de la TRANS-DISCIPLINARIEDAD superando o
potenciado los aportes de lo INTER-DISCIPLINARIO.
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*** No podemos definir desde la óptica de nuestra verdad a Dios y su
Realidad pero si lo percibimos gracias a su revelación.
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Concluimos que la Verdad es el objeto que nos une
con Dios y por ende es fundamental asumirla, y enseñarla, y vivirla. La
Verdad que procede de Dios es la única que se constituye a pesar de los
devenires de la historia y sus apreciaciones mudables… (6).
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La
teología Liberal se constituye con todo lo que expresa en
la manifestación que se opone a la historia encadenada bajo el dogma
intransigente de las iglesias, no nos referimos al dogma como construcción de
Fe sino al dogma como discurso autoritario que es fácil encontrar en las
iglesias cuyo objetivo es imponer su verdad y no la verdad del Evangelio o de
la revelación del Dios Trino y Humanado como corresponde a nuestro tiempo. Lo positivo de su discurso radica sin
duda alguna en la emancipación del ser humano frente a los discursos dogmáticos
y la necesidad de que la persona humana construya también su felicidad en un
mundo cognoscible y cuya percepción reclama una dialéctica y un paradigma distinto a como era en el
siglo anterior. Estamos seguros de asistir a tiempos en los que la razón se
convierte en una disculpa para evitar los compromisos de Fe al punto de
racionalizar la relación y encuentro con el otro en el ámbito congregacional. Este
tipo de posturas contrasta con el Dios revelado a la multitud en el Sinaí y
también con el Cristo de la Fe cuyos fundamentos relacionales le ubican en
medio de sus discípulos al punto de plantear un orden relacional de índole y
naturaleza cósmica… Es el Cristo Redentor que se manifiesta en la congregación
y en la Iglesia como en medio de una gran familia bajo los signos y símbolos
del todo familiares: Comunidad,
congregación, Iglesia doméstica, liturgia, encuentro fraterno, celebración
colectiva de nuestra Fe, son solo algunos de los componentes de nuestra
centralidad que por decirlo de esta forma nos indican el valor y peso del
colectivo y su conciencia sobre la individualidad…
BIBLIOGRAFÍA.
(3). cibernous.com/autores/agustindehipona/teoria/biografia.html
(6). Bilb.: H, Zahrnt, A
Vueltas con Dios, Hechos y Dichos, Zaragoza 1972; E. Vilanova, Historia de la
teología cristiana, 111, Herder, Barcelona 1992.
Muchas gracias al Cristianismo por proporcionarnos buenas oraciones, para poder hacerlas cuando sintamos que debemos acercarnos a Dios.
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