TERCER DOMINGO DESPUÉS
DE PENTECOSTÉS… Año A. Génesis capitulo 21 versículos 8-21. Romanos capitulo 6
versículos 1b-11. Mateo capitulo 10 versículos 24-39.
El relato del Génesis
con el que abrimos la Liturgia de la Palabra de este domingo está conformado
particularmente por la fusión o mezcla de los Géneros Literarios (GL) que
dominan la tradición del Pentateuco, sin duda alguna, su objetivo es mostrar la
Unidad en orden al relato de la expulsión
de Agar y su hijo Ismael del clan de Abraham como quiera que existe para
los fines dos intereses. El primero se relaciona con la heredad y el gobierno
tribal o del clan y el segundo sobre la necesidad de expandir los limites de
dominio territorial asunto que solo se hacía como parte de una herencia. “Isaac
e Ismael jugaban juntos” porque eso implica un entendimiento entre estos
personajes que no solo eran hermanos por parte de su padre sino que
simbolizaban las esperanzas de una Nación en formación. El plan de Dios es
también para Ismael como quiera que sea fruto de la promesa a Abraham pero la
escena en el desierto es dramática porque implica la preparación para que entre
en escena Dios a favor de ellos y la consolidación de una nueva Nación. Dios no
abandona a nadie y tiene siempre un plan santo y vital para cada uno de
nosotros. El Texto sagrado de tradición
nos dice que Dios asistió al chico versículo
20, porque la promesa se extiende en todo tipo de vida y circunstancia. Para
nosotros debe quedar claro que Dios no abandona nunca a ninguno de sus hijos
porque la promesa se hace concreta y plena en Cristo que no hace de nosotros un
Pueblo sino hijos de Dios. Es una
nueva y definitiva condición que argumenta el Señor superando con creces las
definiciones de este clan que solo veía la filiación por el emparentamiento de
la sangre. Isaac e Ismael son pueblos que cumplen la Voluntad de Dios y su
proyecto de enviarles a los confines de esos territorios para que se conozca la existencia del Dios Vivo. El Amor
de carácter universal corta de raíz el egoísmo de la imperfección humana. En este pasaje queda claro que los fines de
Dios son muy distintos a los nuestros y que lo que es valioso a sus ojos no
siempre lo es a los nuestros.
El Apóstol Pablo en su
carta a los Romanos, nos enseña que el
Bautismo es fundamental en la vivencia de nuestra Fe y nunca lo consideramos un obstáculo, por el contrario, sin el Bautismo no hay posibilidad alguna de vivir la vida de
la Gracia y ser insertos en los Medios
de la Gracia. Esta cuestión la referimos claramente al vinculo entre
los bautizados y el Redentor, se
establece una relación indisoluble que nos ata santamente al Señor. La vida
como asegura el Texto Paulino es Nueva distanciándose
del pecado y sus estructuras totalmente alejadas del Dios de la vida. La
llamada Solidaridad de Cristo la
expresamos cuando como bautizados nos unimos a su muerte y resucitamos con Él. Pablo
insiste en el Hombre viejo que se
manifiesta en las cosas absurdas de la vida y que caducan en cada uno de
nosotros. Los comportamientos del hombre viejo deben ser superados para dar
paso a la vida de la Nueva Criatura u
Hombre Nuevo. La Moral imperfecta solo podrá ser superada por la Norma del Amor cuyo fundamento es el
propio Cristo… No olvidemos que la Resurrección es la centralidad de nuestra experiencia de Fe. Con
todo ello el bautizado debe edificar su existencia y madurar en su opción por
Cristo que es y será definitiva. Las expresiones Paulinas son muy ricas en su
intención y buscan animar la Esperanza de los cristianos. La Fe en Cristo
es el tesoro que todas y todos atesoramos en nuestras vidas. La muerte y lo
pasado con toda su decadencia quedó atrás, ahora es Cristo quien gobierna y a
esa vida plena somos llamados por el don amoroso de su Resurrección.
El Evangelio de Mateo contiene
para nosotros una propuesta bien interesante que sin duda refleja los trabajos
de edición que la Iglesia adelantó para adaptar los Textos a la comprensión
pedagógica de la Asamblea. La unidad temática expuesta aquí tiene dos momentos
de su interacción que citaremos brevemente: Hablar sin temor, Jesús señal de contradicción, los cuales se
articulan perfectamente. La conciencia del cristiano sobre la presencia de Dios
en su ser debe permitirle convertirse en animador constante de la Fe y
espiritualidad de otros bautizados. La transparencia debe gobernar cada una de
nuestras acciones como fundamento testimonial del triunfo del resucitado. Jesús
genera en muchas personas discordias simplemente por que las exigencias del
Evangelio y su seguimiento requieren de parte nuestra actitudes nuevas en
vocación de santidad. Cada bautizado es misionero desde el lugar y ocupación
que desempeña puesto que el testimonio y su declaración competen a todas
nuestras acciones. Nuestra vida es en sí
testimonio y declaración… La opción por Cristo es vital en la vida del Creyente
y la consecuencia de su respuesta definitiva en términos salvíficos. Las
formulas de negación y aceptación son
perentorias y no admiten explicación distinta en la cosmovisión de sus
discípulos bajo el estilo gramatical del Decálogo y la Ley Mosaica.
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