martes, 13 de junio de 2017

SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS...

SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año A. Génesis capitulo 18 versículo 1-15. Romanos capitulo 5 versículo 1-8. Mateo capitulo 9 versículo 35 y capitulo 10 versículo 8.



El Texto del Génesis  tradicionalmente ha sido interpretado como una referencia pre-figurada de la Trinidad  Divina, así algunos PP. de la Iglesia lo indican en sus reflexiones. Nosotros miramos en esa y en otras direcciones como quiera hace mención a las promesas que Dios hace a su siervo. Las promesas están enfincadas o enraizadas en la generosidad de Dios que prevé las necesidades fundamentales de quienes acudimos a su Amor.  Las figuras recurrentes de este relato nos ubican en una especie de Rito de Acogida  pero también muestra algunas coincidencias con un sacrificio ritual como sucederá  según el orden cronológico descrito por el Éxodo y los otros libros del Pentateuco. Los elementos ofrecidos por el Patriarca Abraham se refieren a una  ceremonia de sacrificio y/o Acción de gracias por la visita de los personajes que en algunos momentos el Texto los presenta en singular y otros  en plural. Lo importante para nuestra reflexión es descubrir como Dios se hace presente en la vida de los bautizados y concede lo que es fundamental y vital tal como aconteció con su esposa   Sara. Ellos  esperaran el nacimiento de su hijo Isaac.  La respuesta de Sara es común entre los Creyentes, el dudar del Poder de Dios implica la necesidad de profundizar en la espiritualidad y reconocer la relación estrecha entre Cristo y los bautizados. Las obras de Dios no se miden en cuantías absolutas sino en la fuerza como calan en nuestros corazones para no salir de allí jamás. Sara  simplemente le dio rienda suelta a sus sentimientos los mismos que la abrumaron al negarle la vida la posibilidad de ser Madre asunto fundamental para una mujer en su época. Recordemos que una mujer casada sin hijos era considerada   “maldecida”  y no podía aportar a la vida agrícola de su familia puesto que los hijos no solo trabajaban en las labores del campo sino que protegían sus vidas y recursos. La Maternidad era pues asumida como la realización plena de la mujer.  

Pablo a diferencia de Sara enfatiza en el poder de la Fe  como fuerza que se agrega a nuestra justificación. Sin Fe la Gracia no podrá operar en nosotros. La Fe se constituye en la facilitadora de las estructuras redimidas de la humanidad. La Fe nutre nuestra Esperanza. Todos los bienes escatológicos son aguardados desde la espera confiada que la Fe da a nuestras vidas. La vida del bautizado se debe convertir paulatinamente en expresión de la Gracia y sus valores redimidos. Pablo une esta propuesta con la presencia personal del Espíritu Santo del que estamos seguros se manifiesta en nosotros. Los santos PP. Tienen una definición o sentencia axiomática al respecto: No podemos obrar nada bueno sin la presencia personal del Espíritu Santo en nosotros. La prueba del Amor de Dios por nosotros es evidente  al punto que su adorado Hijo murió y resucito por cada ser humano. Pablo ve con absoluta claridad la presencia de Dios que es en últimas quien da sentido y fundamento a nuestra Fe y todo lo que se deriva de ella. La vida se hace nueva en nosotros y es la vida del Espíritu que actúa vivamente en cada corazón. Nuestra futura Resurrección será gracias a la presencia de Dios en nosotros por el santo Bautismo y  la Gracia.


El Evangelio de Mateo, nos presenta en dinámica liberadora la obra del Redentor y como el propio Señor se movía donde la necesidad del ser humano así lo declaraba. Mateo presenta a Jesús en una actitud de profunda Solidaridad y de paso marca la intencionalidad de su Ministerio público. La obra demanda una disposición y entrega  absoluta de su parte,  así como Identificarse con cada una de las personas en situación difícil. Jesús es el alivio y  consuelo de todas y todos (versículo 35). En el siguiente capítulo (10) versículo (8) ante la proximidad del Reino de Dios que encarna en su Persona exhorta a los suyos a vivir como hijos de la promesa y enfrentar cuanto está sucediendo armados por su Fe y Confianza en Dios. Jesús recalca la gratuidad de estos dones recibidos y como la Iglesia en el futuro los pondrá al servicio de los bautizados. El triunfo sobre los fracasos y la pérdida de Esperanza será fruto de la Fe y completa Unidad Cristo-Creyente. No debemos perder la paciencia ante las cosas negativas sino orar y redoblar esfuerzos por imponer la verdad reveladora y liberadora de Dios. El amor de Cristo es tan real como nuestra necesidad de estar a su lado. El pecado es un cruel “retardante” del Reino de Dios y no por ello nos hará perder de vista la consumación de nuestra existencia. Ahora las cadenas están menos estereotipadas por decirlo así pero se camuflan con total facilidad haciendo ver su presencia como algo normal fruto de los tiempos modernos. Paulatinamente el Dios Liberador es desplazado por muchos bautizados que se dejan seducir  por los encantos del mundo y como están en el mundo creen que son permitidos o necesarios. Quien se une a Cristo nunca podrá ser apartado de Él.  

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