sábado, 10 de junio de 2017

SALMO 34...

SALMO 34… EL  DIOS  JUSTICIERO. Referencia Biblia de Jerusalén.

EN  CONTEXTO  SAPIENCIAL.

El presente Salmo establece una relación entre los “justos y los pecadores, entre el bueno y el malo” su cometido es presentar enfrentados ambos comportamientos en cuanto a su relación con el Creyente. Es una amonestación particularmente dirigida a las personas que viven su Fe y pueden por circunstancias de vida encontrase frente al mal en cualquiera de sus expresiones. Jerusalén (traducción) emplea una figura que se puede interpretar en dos direcciones  (versículo 11) los ricos no obedece a un señalamiento de índole material o económico se puede referir a una connotación moral como tal. La pobreza como una condición espiritual de absoluta confianza en Dios y su Amor que provee. La cuestión sin duda se orienta a exaltar la Fe de quienes aguardan con humildad ser escuchados y atendidos efectivamente por Dios.  Estamos ante una muy especial Confesión de Fe.

La vida sobrenatural en nosotros demanda una total conexión con la Voluntad de Dios y  por ende una acertada dirección de los esfuerzos y metas de la vida que deben ser enfocadas en la realización plena del Plan de Dios distinguiéndonos de quienes hacen planes personales confiando solo en sus capacidades y talentos. El presente Salmo manifiesta competentemente su disposición por la instrucción en términos Sapienciales pero supera las características de este Género Literario dejando espacio para la reflexión sustancial tal y como se expresa desde el (Versículo 2) Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza. La bendición y la alabanza marcaran la pauta reflexiva de este Salmo.

VISIÓN  SAPIENCIAL.

El termino latino para designar la Felicidad o Beatitudinem corresponde a la inmediata consecuencia de la materialización intuitiva de la Esperanza que se convierte en una verdadera certeza para el bautizado que ora constantemente bajo la guía de la Gracia   que implica la presencia personal y permanente del Espíritu Santo en su vida. Esta presencia no puede ser desambiguada en su época, por esta razón podemos asegurar que la presencia del Ángel de Yahveh  como lo señala el (versículo 8) corresponde a una metáfora de la Tercera Persona de la SS. Trinidad produciendo literalmente su Liberación que sin duda se aplica formalmente a la vida en toda su extensión tanto física como moral y social sin dejar fuera su conciencia religiosa la misma que invoca su presencia. El término que designa al Creyente en este contexto es Santo como indicando los dones y frutos que la presencia de Dios produce inmediatamente en quienes confían en su Gracia. Aquí la santidad es vista como la respuesta afirmativa del Creyente a Dios. Recordemos que este Salmo está contextualizado doctrinalmente en la Alianza y consabida Ley Mosaica… La riqueza es una cualidad que se enmarca en la absoluta confianza en Dios, lo que nos recuerda a los Anawin hombres y mujeres pobres cuya riqueza no es el  mundo sino Dios, así lo interpretan  sus autores. El desprendimiento material es una necesidad si el deseo es poner en perspectiva la relación con Dios. Este Salmo de una manera sencilla pero clara  enseña sobre la presencia de la Trinidad Económica, es decir, de Dios en la vida del Creyente: Los ojos de Yahveh  sobre los justos, y sus oídos hacia su clamor… (Versículo 16) Dios está dispuesto a intervenir a favor de los suyos  con aquellos que han establecido una relación amorosa  e intima. La Salvación aquí viaja en la dirección de la necesidad relacional que el Creyente  construye con el Subsistente por antonomasia Dios. La figura del Dios liberador va en sintonía con la realidad del Colectivo hebreo que durante sus experiencias vive en un absoluto transito. Dios está atento como quiera que su relación con nosotros parta unilateralmente de su Amor y no de los miramientos humanos.

El Justo lucha constantemente con su vida para enfrentar cuanto sucede y experimenta pero su análisis se centra en la realidad de la existencia que se presenta cargada de sus contenidos y que tales componentes no escatiman nada para enfrentarnos con sus intereses y postulados. Obrar la Paz es un atributo potenciado del Espíritu de Yahveh que asume en la existencia humana  la conservación de la vida y las cualidades dadas en nuestra naturaleza. El rescate de la vida de los siervos de Yahveh corresponde al pensamiento Pentateuco que une la Ley Mosaica con la respuesta ritual del pueblo judío. El Salmista ilustra sobre el valor de la interioridad y como el gobierno soberano de Dios mantiene en orden su vida y cada una de sus actuaciones (versículo 14). La Justicia es una cualidad esencial de la Personalidad de Dios Padre que atiende a sus hijos redimidos y les concede su Consuelo y alivio. El bautizado se mueve en esta esfera y debe ser congruente estableciendo una correlación efectiva entre lo que vive y cree. La misma gramática en la que fue compuesto este Salmo atribuido a David apunta a la exaltación de las cualidades de Dios entre los suyos y como su  estar “entre nosotros” es totalmente una manifestación de Esperanza cierta.  La conjugación verbal nos enseña la disposición cuidadosa de sus tiempos siempre acomodados a la necesidad de los creyentes. Estamos asumiendo que los verbos descifran tanto la dinámica gramatical como la manifestación de Fe en el Salmista o en cada uno de los cristianos  que se identificaran con su contenido. El presente gobierna su intencionalidad como signo inequívoco de la actualidad de Dios en cada uno de los bautizados. Todo conflicto ejemplariza la Misericordiosa intervención de Dios que se proclama como el defensor de los desvalidos. Esta afirmación migrará y mutará hasta convertir a Dios en el Padre de todos los vivientes. Esta característica Universalista del Amor de Dios se afirmará posteriormente en el N.T con el Ministerio salvador del Señor. La Paternidad de Dios es fruto de su presencia creadora (versículo 18-23).





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