CUARTO
DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año A. Génesis capitulo 22 versículos 1-14. Romanos
capitulo 6 versículos 12-23. Mateo capitulo 10 versículos 40-42.
El libro del Génesis
nos propone para nuestra consideración uno de los pasajes de mayor carga y
contenido emocional en el Texto Sagrado de Tradición. Abraham dispuesto a
sacrificar a su hijo Isaac como ofrenda al Dios vivo, desde luego, en la
concepción de un sacrificio nuevo muy probablemente se realizo la escena en la dedicación
de un santuario o lugar de adoración. El
autor subraya la calidad Creyente de Abraham y como su Fe está por sobre
cualquier otra consideración aun de índole afectiva… Los santos PP. de la Iglesia
han visto desde siempre en esta escena una figura de la Pasión del Señor y como el Padre Dios lo dispone de esta manera. La
dinámica de los sacrificios involucraba a la familia que ofrecía de sus bienes
a Dios los tributos y sacrificios como parte de su responsabilidad Cultica y
como signo de total Adoración como de confianza en el Dios que Provee, de esta
afirmación se desprende la confianza de Abraham. Miremos el versículo 14: “Abraham llamó a aquel lugar Yahveh provee”. Pues el Dios
que Provee está presente en la vida de los bautizados y prodiga cuidados según nuestra
confianza en su Amor y Gracia. La respuesta de Dios es referida a la Fe de
quienes piden. El Sacrificio no involucra necesariamente la vida sino también
la privación de actitudes y hábitos destructivos. El bautizado corrupto desconfía
del Dios que provee al dejarse seducir por el mundo y sus prebendas. El
bautizado que vive plenamente la Providencia
de Dios estará más preocupado por
ser que por tener porque lo que
necesite llegará a su vida sin demora. Dios cuida de sus hijos. Recordemos que
esta escena también tiene por móvil la “educación sobre el valor y respeto por
la vida” y como nosotros debemos promoverla y defenderla en todas sus formas. En
la época de este Patriarca eran comunes los sacrificios de niños como tributo a
algunas deidades y como “practicas eugenésicas” para preservar tanto la raza
como sus genes. La enseñanza experimentada por Abraham camina también en esa
dirección. Para concluir en la Ley Mosaica y la Alianza se insiste en el rescate de los primogénitos y no en su sacrificio, es sin duda un Texto
formativo para el pueblo judío y para nosotros sobre el valor y defensa de la
vida y como esta es valiosa a los ojos de Dios.
La doctrina Paulina es
clara al respecto, el pecado es consecuencia de nuestra antigua condición pero
la Gracia que recibimos en el santo Bautismo es la que siembra en nosotros la
inmortalidad pero si el cristiano deja espacio donde no actúe la Gracia
ciertamente el pecado permeará su vida. La Sangre del Señor nos justifica pero
Él espera coherencia en la vivencia de nuestra Fe y Pacto Bautismal, Cristo
espera respuesta positiva al influjo de su presencia Trinitaria en nosotros, es
decir, una constante renuncia al pecado… La Sanación Integral que asumimos en
todos los aspectos de nuestra vida pasa por la vocación de mantenernos fieles a
Cristo a pesar de las tendencias que inundan el mundo y sus propuestas de vida
cada vez más inmersas en el egoísmo y el autismo socio-cultural. Pablo nos
invita a involucrarnos en la praxis de nuestra Fe como el encuentro con el
resucitado configurando así nuestra vida y santificando nuestro entorno. La
figura de la esclavitud aterriza en los desposeídos de Derechos que en este
caso no tienen voz, pues lo mismo ocurre con quienes no renuncian al pecado y
viven bajo la sombra
del hombre viejo. La corrupción de toda índole (moral, académica,
espiritual, afectiva, social, política) se constituye en reflejo de la
actividad del “hombre viejo” que nos relaciona más con Adán que con Cristo. Dios
Padre en su infinito Amor nos comunica su Santidad por medio de su Hijo y
nosotros debemos dar respuesta positiva a su influjo rechazando el pecado y
viviendo para Dios, es decir, para el
hombre nuevo en Cristo. No es la Ley la que domina en nosotros sino el Amor
de Dios.
El Texto Mateano que consideramos para este domingo sin duda lo
enmarcamos en la dinámica de dos actitudes para el bautizado por un lado hace
referencia de la Misión y de nuestro papel como Misioneros permanentes y los compromisos con el otro que debemos
vivir y cultivar como Cristianos o
creyentes… El envío se convierte en una opción de vida en general para
todos los cristianos ya que el Evangelio debe ser anunciado en todo momento y circunstancia
de vida y ese anuncio no puede perder su componente poderoso de testimonio que
da credibilidad al que anuncia. El problema actual radica en que el testimonio
se separa del anuncio (dicotomía) y son
lastimosamente los bautizados quienes con actitudes poco cristianas se
relacionan con el mundo. Jesús pide compromiso coherente con su Palabra y que
nuestras vivencias sean testimonio de su Gracia actuante en cada bautizado. La recompensa será consecuencia de nuestra
profunda vida espiritual donde nos relacionamos íntimamente con nuestro Señor y
Salvador. Es pues nuestro compromiso decisivo para el crecimiento de la vida de
la Iglesia y desde luego para que el Evangelio alcance a más personas y Cristo
toque más vidas. Nadie puede decir que es auténticamente cristiano si a base de
ejemplo y vida comprometida no muestra al mundo el triunfo del Señor. La
resurrección hace nueva nuestras vidas y todo aquello que la compone. Busquemos
el Amor de Dios y nuestra vida será definitivamente autentica.
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