domingo, 4 de junio de 2017

CELEBRACIÓN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

Génesis capítulo 1 versículo 1-2, 4ª. 2 Corintios capítulo 13 versículo 11-13. Mateo capítulo 28 versículo 16-20.



La raíz de nuestra revelación es Trinitaria por antonomasia, no es un asunto de adaptación al monoteísmo judío como suponen algunos autores modernos.  Nosotros vivimos la Tradición y la revelación de un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Esencia de Dios es la misma, no cambia o se altera, nos referimos a las funciones y carácter de ellos: Padre Creador, Hijo Redentor, Espíritu Santo Santificador… En palabras de Agustín de Hipona (constatación Psicológica)  ante la insondable profundidad que supera con creces nuestro intelecto simplemente: Tres divinas Personas parta Amar y Adorar y luego callar antes que entender o comprender. Es pues el primer argumento de nuestra Fe. Esta tarea definió el derrotero teológico de la Iglesia y su exposición en el medio  creyente.  Antropológicamente hablando se buscó una aproximación con la cultura y el entendimiento humano especialmente sobre la concepción necesaria para la vida del vínculo hombre/mujer y la consabida consecuencia de la generación de la vida.  Muchos interrogantes a ser despejados. El Padre  es Principio sin Principio, Engendró a su Hijo y Él no fue Engendrado. Es Hijo desde siempre en el Intelecto o mente del Padre y el Espíritu Santo es Dios que procede de Entrambos… El Amor une la Voluntad y Mente tanto del Padre como del Hijo y por Espiración Volitiva procede el Espíritu Santo… (Gran dificultad si nuestra comprensión es Intelectiva).   Un Amor sin límite del que procede quien tampoco lo tiene. Existe total imposibilidad de nuestra parte para si quiera acercarnos a su realidad  pero a pesar de ello Dios hace que lo natural en nosotros sea Vestigia de lo Trascendente que hay en Él como Subsistente por antonomasia. No pretendemos entrar en más detalles de índole teológica solamente introducir la reflexión que corresponde a este domingo y su celebración:

Si observamos con detenimiento la primera lectura encontramos que se está preparando la noción de la Creación de la nada o Ex Nihilo. Puede sonar una expresión negativa pero gramaticalmente introduce la noción de la Creación y la Estética que ella expone como su origen. Lo primero en ser ordenado es la Luz  en contrapeso con las tinieblas que simbolizan el caos y ausencia de orden como de presencia de Dios. El Génesis de una forma muy especial y bella  a la  vez nos ubica en la Voluntad de Dios para relacionar intencionalmente la Luz con la vida y esta con el orden de su obra.  Dios es un Dios de Orden- Diferencia- Estética como Belleza y Armonía. Cualidades que constituyen la perfección en sí de la Creación en la simpleza de sus elementos pero en la riqueza de las manifestaciones de la vida.  

La segunda lectura, nos presenta  la gran riqueza de la meditación Paulina sobre la Trinidad de Dios. Su Doxología argumenta la realidad de la presencia y funciones de las Divinas Personas. La Santidad es entendida como producto de la relación sincera y autentica con el Dios de la Vida, el Amor y el Perdón. Pablo en esta bella oración plasma el sentir de la Iglesia primitiva. La  realidad de la presencia de la SS. Trinidad involucra la vida y la cotidianidad de la persona humana redimida y anexada al pueblo escatológico por medio del Santo Bautismo. El ser humano necesita vivir la experiencia de la Familia y su entorno así como el compartir con ella los dones y gracias que Dios le concede a su naturaleza singular. El hogar es una simbología poderosa del don amoroso de Dios y la familia es modelo Antropizado de su realidad trascendente… Toda obra que nosotros emprendamos necesita de su presencia y bendición y es así como la SS. Trinidad destina en función salvífica al Espíritu Santo  para que se manifieste presente en nuestras vidas. Su presencia es signo de buenas y santas obras como de Orden y Estética justos.

El Evangelio Mateano centra su atención y por ende enseñanza en la Misión reveladora de la Iglesia apostólica que en palabras del propio resucitado nos ilustra: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra (versículo 18) su poder es la fuente que llega para transformar vidas y conducirlas según la Voluntad salvífica de la Trinidad Divina. La presencia del Poder de Cristo es y será el signo contundente de la Misión de la Iglesia y revelación oportuna de Dios Trinidad como ilustra el versículo 19: Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo… Y desde luego contener en el corazón y alma de la Iglesia sus enseñanzas. Los PP. Griegos definieron bellamente la relación de las operaciones de las Divinas Personas: El Padre es la Fuente. El Hijo es el Rio y el Espíritu Santo es la Corriente.  Se establece una relación necesaria como vital y lo mismo en figura sucede con nosotros y la Iglesia siendo el Espíritu Santo el Alma de la Iglesia y nosotros su medio motriz para el desplazamiento del Evangelio y sus enseñanzas. La presencia Trinitaria en nosotros es Vestigia del Amor de Dios que nunca se ha quedado lejos de sus siervos. El bautismo concentra en su Rito y Mistagogia toda la fuerza y poder liberador de Dios…La Consagración del bautizado es real y esa consagración le dispone para superar o vencer los obstáculos naturales de los sentidos atados a este mundo material. La espiritualidad nos revela a Dios y sus multiformes manifestaciones siendo la Iglesia una de ellas y sin duda de las más poderosas. Bautizar al ser humano es en definitiva una acción pastoral de la Iglesia como será atenderlos y cuidarlos como hijos suyos. La vida del Creyente se une a la SS. Trinidad por Voluntad de Dios.  El Evangelio se centra en la revelación  de Dios en nuestras vidas y lo cotidiano se sublima por su Gracia. A partir de la presencia Trinitaria en nosotros el bautismo cobra toda su fuerza al punto de consagrarnos como regenerarnos y anexarnos como novedad a su Reino. El fin del Mundo no es una cuestión de absoluta preocupación ya que la obra de Dios es perfecta y plena como llamada a la santidad. Solo Dios crea en santidad y vida y solo Dios nos ama por sobre toda personal consideración…    



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