QUINTO DOMINGO EN CUARESMA… Año A, Ezequiel capítulo
37, versículo 1 al 14, Romanos capítulo 8 versículo 6 al 11, Evangelio de San
Juan capítulo 11 versículo 1 al 45.
El profeta Ezequiel comparte una visión esperanzadora para el
pueblo de Israel. El tema central es la
visión de la futura Resurrección. Los huesos secos simbolizan la ausencia de
Esperanza pero es claro que solo Dios restaurará su antigua condición y retornaran
a la vida. La Esperanza no se puede perder porque es don del Amor de Dios. Es
para el profeta la restauración de Israel por parte del Mesías. Es una
recreación literaria que nos conduce a afirmar
en potencia la Resurrección universal. Es pues tema profético en Israel
elevando la concepción de restauración y dejando a un lado la mera vuelta o
retorno a la tierra de sus antepasados una vez superada la Diáspora, desde
luego su mensaje concluye con una aseveración “el profeta ubica su visión en
Babilonia” para adentrarse en una definición de carácter existencial citando el
espíritu del Salmo 104 versículo 30: Envías
tu soplo y son creados y renuevas la faz de la tierra. Dios traerá a su
Pueblo a su anterior posesión estableciendo una Alianza que no peligrará más
porque la muerte no será un obstáculo ya que ella y los enemigos serán
destruidos definitivamente. Es para nosotros la oportunidad de revisar como
estamos trabajando nuestra madurez espiritual para afrontar desde esa
perspectiva las dificultades que nos rodean y no permitir que nada nos separe
de Dios y su Gracia.
El apóstol Pablo en Texto citado de la Carta a los Romanos
nos habla sobre las dificultades y rivalidad que se presentan en la vida del
Creyente y como el “espíritu y la carne” a pesar de ser una Unidad existencial
se enfrentan y cada uno busca satisfacer sus inclinaciones y tendencias. Es por
demás un llamado a asumir con responsabilidad los retos y compromisos del
seguimiento de Cristo en nuestras vidas sin perder de vista que hemos sido
llamados por Cristo… Queda claro que la muerte es consecuencia del pecado que
lastimó profundamente la esencia del ser humano y que en Cristo retorna la
Inmortalidad para el bautizado. Nuestra Resurrección está íntimamente
relacionada con la del propio Señor. Es una relación de dependencia es decir, que no es por mérito alguno de nuestra parte
sino del Amor de Dios en su adorado Hijo y en el Espíritu de Entrambos. Nos
incorporamos a Cristo Resucitado por medio del Bautismo. Es pues el Espiritu
Santo el artífice en nosotros de la vida divina en Cristo Señor Nuestro… Hacer
morir las obras del cuerpo es sujetar nuestro entendimiento a Dios y “proceder
como a plena luz del día” citando a Romanos capítulo 13 versículo 13. Es la luz
del Espíritu Santo la fuente de
Salvación en nosotros por la Sangre del Señor en la Cruz.
La visión Joanica sobre la Amistad entre Jesús y la familia
de Lázaro nos permite dimensionar las escenas que a continuación nos describe.
La enfermedad y muerte de Lázaro genera todo tipo de opiniones y posturas lo
cierto es que la muerte no se constituye en “natural” y afecta todas las
relaciones que el ser humano se plantea. La muerte es fruto del pecado y no de
la Voluntad de Dios en el ser humano. Jesús enfrenta en su dimensión humana la
muerte con la Esperanza de su conciencia en Dios. La muerte no es el final es
apenas el inicio de las relaciones de características eternas entre Dios y el
ser humano. La amistad es un vínculo que acompañará hasta la eternidad porque
hace parte de la esencia relacional de las personas y como tal se potenciará en
un conocimiento pleno delante de Dios. Es importante la “declaración de Fe” de
la familia de Lázaro unida al Redentor
también y sobre todo desde la Fe. El milagro obrado es fuente que dará
fortaleza a quienes lo presenciaron y se “conectaron” con el fenómeno y su
contenido sobrenatural. Su dialogo con Marta hermana de Lázaro es reconfortante
y esclarece las dudas naturales ante la muerte, es pues, el Señor la Esperanza
cierta para el Creyente que inexorablemente experimentará la muerte. Recordemos que la relación con el Resucitado
será nuestra Resurrección. Una vez superado el dialogo inicial entra en escena
María la segunda hermana de Lázaro, recordemos que María era el nombre femenino
más popular en Israel. Su participación está bellamente asegurada con la
expresión contenida en el versículo 28: El
Maestro está ahí y te llama. Es un llamado existencial que nos recuerda al
profeta Ezequiel cuando el Espíritu revive los “huesos secos”
entrando en ellos y transformando la totalidad de su Esperanza, pues
aquí sucede de igual forma, es la Esperanza encarnada en el Señor la que da
vida en abundancia… Es importante
tener presente que es en esta escena descrita por Juan el único Texto que nos
habla de la profunda sensibilidad del Salvador al “llorar por su amigo Lázaro”.
Hace cuatro días lo
sepultaron, el número (4) empleado
(Cifra) habla de la imperfección de lo acontecido y como la intervención del
Señor dejará en orden las situaciones y las vidas implicadas en ello. Es por demás una gran paradoja que este milagro del Señor sirviera en primera instancia para fortalecer la Fe de
quienes estaban involucrados pero en segunda instancia precipitaran la sentencia de
muerte sobre Jesús así mismo lo indica el Evangelio en los versículos 45 al
48. Queda
como enseñanza para cada uno de nosotros que la muerte no es el final y que los
valores y riquezas que nos definen como Imagen del Dios vivo nos acompañaran
por toda la eternidad.
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