Propio, primer domingo en Cuaresma. Año
A. Marzo 5 2017.
Reverendo Padre. Diego Fernando Sabogal.
Primera Lectura. Génesis capítulo 2 versículos 15-17 y capitulo 3
versículos 1-7 Salmo 32
Segunda Lectura.
Romanos capítulo 5 versículos 12-19
Evangelio. Mateo capítulo 4 versículos 1-11.
A una niña le
pide su maestra de religión que hable sobre la vida de los santos y para hacer su
tarea se dirige a la iglesia donde se congregaba su familia y al llegar al
templo y ver la hermosura de los vitrales que adornaban sus paredes reflexiona
y comparte luego con su profesora: Las santas y los santos son como el vidrio
que dejan pasar la luz sin ser dañados o alterados; la santidad es similar
porque hombres y mujeres son tentados siempre pero no todos dejan que la
tentación dañe sus vidas y experiencia de Fe… El Libro del génesis citado en
las lecturas de este día nos enseña que la tentación persiste hasta lograr
opacar la imagen de Dios en nosotros arrebatándonos el privilegio de discernir
sobre el bien y el mal. Muchas personas reclaman autonomía moral para decidir
sobre sus vidas pero están dejando a Dios fuera de ella. La segunda parte en
Génesis capítulo 3, versículos 1-7 recrea la escena anterior pero la enriquece
con la presencia de la “serpiente” que en el contexto citado sirve de “mascara
o antifaz” a un ser totalmente hostil a Dios y al ser humano que más tarde en
el N.T será llamado “diablo” como la representación e identidad del mal en su
máxima expresión. Recordemos hermanas y
hermanos que la serpiente es un animal que desde siempre generó misterio,
admiración y temor entre los pueblos primitivos, solo para citar la cultura
Azteca donde sobresalía una deidad llamada Quetzalcóatl o “serpiente hermosa”. La serpiente maravilló
a los seres humanos primitivos por sus cualidades tan particulares, muda de
piel, se desplaza sin extremidades inferiores, no necesita comer todos los
días, son algunas de sus cualidades fisiológicas que la distinguían de otros
animales y contribuyeron a la creación de infinidad de mitos y relatos.
La Carta de
Pablo a los Romanos capítulo 5 versículos 12-19 establece
la diferencia entre el hombre viejo o exterior y el hombre nuevo o interior en
Cristo. Nuestros pecados personales son en gran medida la ratificación del
pecado cometido por Adán sembrando desesperanza en la humanidad, pero en Cristo
el poder del pecado y la muerte son detenidos y su sacrificio en la Cruz nos
asegura el triunfo del Amor como estilo de vida y espiritualidad. La muerte no
tiene ya el control, estamos hablando de la muerte eterna puesto que en Cristo
somos llamados a la eternidad. Pablo nos recuerda la sentencia del profeta
Isaías capítulo 53 versículo 11 “Después de tanta aflicción verá la luz y
quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos,
pues cargará con la maldad de ellos”. Cristo es generoso al extremo mientras
que el pecado personificado en Adán es egoísta y solo atiende a sus intereses
personales. Nuestro compromiso como cristianos es buscar ampliar las
posibilidades de la Gracia para que a su vez pueda transformar cada vida y
convertirla en digna receptáculo del
Amor de Dios. Un corazón lleno de Dios es un corazón dispuesto al amor y no al
pecado y mucho menos a la violencia. En palabras de san Agustín de Hipona “La
medida del amor es amar sin medida”.
El Evangelio de
Mateo capítulo 4 versículos 1-11 en la dirección de las lecturas anteriores
este autor asume que la tentación es
consecuencia del pecado y como tal afecta la Imagen de Dios en la humanidad.
Jesús solidario con nosotros decide pasar por estas pruebas buscando con su
actitud darnos fuerza para que nosotros al ser tentados reconozcamos los
propósitos de nuestra fe y vida espiritual. Él encarna al pueblo en el desierto
que durante décadas sufrió en su
peregrinar las dificultades
propias de la travesía en estos parajes. Mateo presenta al Señor como el “Nuevo
Moisés” que conduce al nuevo Éxodo, es decir, como el Mesías, tal como lo
sospecha el “diablo” al decir “si eres el Hijo de Dios” versículo 3, Jesús abre el nuevo camino de la salvación enseñándonos la obediencia a la
Voluntad de Dios y para ello nos invita a confiar y comprometernos en esta
empresa definitiva para el bautizado. Estamos llamados a vivir de la Palabra
como fundamento de nuestra fe, quiere recordarnos el Señor cuando cita en el
versículo 3 a Deuteronomio capítulo 8 versículo 3 ”Y aunque
los hizo sufrir y pasar hambre, después los alimentó con maná, comida que ni
ustedes ni sus antepasados habían conocido, para hacerles saber que no solo de
pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de los labios del Señor”.
A pesar
de estar libre de pecado el Señor pudo conocer las seducciones exteriores que
atraviesan sus amigos, discípulos y todo Creyente. Jesús optará por un
mesianismo exento de política y poder económico por su opción espiritual y de
sumisión total al Padre Dios. El Espíritu Santo que guío la vida y obra de los
profetas será ahora la guía del Redentor en el cumplimiento de su Misión y más
tarde hará lo propio con la Madre Iglesia como lo indicará el Libro de hechos de los apóstoles capítulo
1 versículo 8 “recibiréis la fuerza del Espiritu Santo, que vendrá sobre
vosotros y seréis mis testigos”. El mal
no entrará en un corazón que no lo invite o un alma que no acepte sus
tentaciones. Digamos con Pablo: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece,
Filipenses capítulo 4 versículo 13.
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