miércoles, 29 de marzo de 2017

ACCIÓN PROFETICA DE LA IGLESIA Y DISCURSO TEOLÓGICO.

DISCURSO  TEOLÓGICO  Y  ACCIÓN  PROFÉTICA  DE  LA  IGLESIA.

COSMOVISIÓN EN PROSPECTIVA.

La función profética es una cualidad que se manifiesta en el bautizado y muy especialmente en el Ministro Ordenado que leyendo el “signo de los tiempos” se adelanta a acontecimientos que señalan ya en presente la inclinación del futuro o porvenir… El fundamento profético se une a la denuncia que este hace de las estructuras injustas que generan esclavitud en el ser humano y que por decirlo de otro modo retrasan la manifestación del Reino de Dios en su Creación. El profeta no es otro que un aventajado lector de los tiempos conjugados, tanto en lo que sucedió ayer y las causas de esos sucesos para promoverlos positivamente en el presente o desvirtuarlos del hoy de nuestra historia personal o colectiva. El profeta ve en el futuro o porvenir una oportunidad para reafirmar el Señorío histórico de Dios así como su inmersión en los estadios y procesos de vivencias  más allá de la mera experiencia existencial de los bautizados. Es un visionario que afronta cada día y sus contenidos como determinantes de su propia realidad.  No es factible señalarnos como tal sino conocemos la historia de la humanidad y como se manifiesta Dios sin alterar el rumbo de los sucesos orquestados por el ser humano pero sin que ello impida la Luz y Gracia de sus dones presentes. Esta manifestación es fácil de percibir en la vida y la escogencia de los profetas y patriarcas del (A.T) donde la elección de Dios derriba cualquier tipo de estereotipo o limitación tanto física como psicológica. Se habla mucho sobre la dificultad  de Moisés para hablar con claridad pero lo que pasamos por alto es la misma significación de sus palabras que no obedecían al lenguaje humano sino a la Voluntad de Dios. Oseas el profeta nos dice que su vida se convirtió en un signo que lee profusamente el presente de su pueblo y las consecuencias de sus acciones… Oseas encarna la fidelidad a Dios muy a pesar de los pecados personales y colectivos. Oseas el profeta  es un símil vivo de la Sociedad de su época y voz de su conciencia. Pero no olvidemos que el profetismo se encarnó en los vecinos de Israel desde siglos atrás, basta con hablar de los profetas del Siglo XI antes de Cristo en Biblos como en Jamá. Hombres y mujeres que sabían leer el signo de su tiempo y conjeturar sobre su porvenir. Es pues, el profetismo un análisis de los acontecimientos y sus consecuencias vistas o por ver. En cuanto a los profetas de las Sagradas Escrituras,  sus vidas ejemplarizaron el contenido de sus palabras y conducta.

Para continuar con esta cuestión diremos que en Israel existían dos principios que daban autenticidad a una profecía y son:

·         Su cumplimiento (Jeremías capítulo 28 versículo 9 y Deuteronomio capítulo 18 versículo 22). Miremos el Texto de jeremías: Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yahveh de vedad.

·         Conformidad con la doctrina expuesta (Yahvista). Igualmente citamos a (Jeremías 23,22 y Deuteronomio 13: 2-6). Una vez más el profeta nos dice: Pues si asistieron a mi consejo, hagan oír mi palabra a mi pueblo, y háganle tornar de su mal camino y de sus acciones malas.

La fuerza del mensaje debe estar coherentemente relacionada con la forma en la que las Escrituras educan nuestra conciencia religiosa y nuestras acciones. Es necesario que el profeta se actualice para emitir juicios acertados sobre la realidad que percibe. Es una necesidad latente asumir que la historia se ha instrumentalizado a favor de la misma revelación y que cada uno de los acontecimientos  descritos se viven casi que atemporalmente por corresponder a sucesos humanos bajo el signo de la Gracia y paradójicamente del pecado que limita la claridad a la hora de percibir el fruto de la profecía. La historia es un poderoso aliado a la hora de analizar acciones y sus consecuencias. Ejemplo sería lo acontecido con Napoleón al intentar invadir la tierra de los Zares y como el ejército ruso en su retirada cortaba cualquier posibilidad de alimento y refugio  a los invasores, esto era desastroso si consideramos que la invasión y retiro de las tropas napoleónicas se produce en una tierra que posee los inviernos más fríos del planeta y dada su extensión  fue una derrota anunciada y vivida… Décadas después Adolfo Hitler, invadió Rusia y se enfrentó a la misma estrategia de defensa  que diezmó sus tropas y terminaron derrotados. La historia sentó un precedente y Hitler no supo leerlo e interpretar su incidencia en el futuro, pues un profeta debe saber leer el pasado y concretamente su actualización.

En América Latina los profetas se enfrentan a las situaciones que marcaron la vida del Continente hace siglos como por mencionar simplemente la invasión y depredación española donde una Nación poderosa  se apropia el Derecho de los más atrasados. Si bien los nativos tenían su Cultura y Ciencia no podían hacer frente a los venidos de Europa. Lo mismo está aconteciendo hoy cuando nuestra cultura es absorbida por modismos, jerga, música, alimentos, armas, vicios, entre otros que llegan de latitudes más poderosas produciéndose un choque cultural donde siempre perderá el más vulnerable, y sobra decir quién es. Ante este panorama la misión profética de la Iglesia debe sembrar Esperanza y promover los valores que nos definen como cristianos y hermanos bajo la Gracia de un mismo Padre. El anuncio profético de Jesús superó cualquier resistencia al llamar a Dios Padre y en sintonía de sus enseñanzas y anuncio hoy llamamos atrevidamente a Dios Padre de todos los vivientes. En cuanto a la Esperanza se debe reforzar por una visión de la historia actualizada bajo el signo de la Gracia y empoderada bajo el peso de la Cruz… El clérigo de esta Iglesia se convierte en un propagador de Esperanza en medio de una Sociedad violenta y que desprecia la vida como Imagen del Dios vivo. El gran reto para este Siglo seguramente es la construcción de la Paz a todo nivel y que esta pueda compensar toda expectativa. Paz interior, exterior, social, económica, política, etc. No es solo una Paz de ley y Norma sino una Paz cristiana cuyo artífice es el Señor y la humanidad. El Ministro Ordenado es un propagador de Esperanza y respeto por la vida y bienes de los demás sean sus feligreses o no… La Paz como esencia del mensaje sereno que se comunica libremente es abarcante y configura tanto la percepción como la respuesta del Creyente. No hablamos de nuestras limitaciones sino del Poder Dios en nosotros y en la humanidad.  Nuestra coherencia no corresponde a postulados individuales sino a los más altos principios de Unicidad de la Madre Iglesia. Nuestro anuncio estará centrado en el anuncio del Reino de Dios  y su Justicia no en manifestaciones mediáticas de lo sobrenatural así percibido por nuestra sugestionable imaginación intelectiva. Ya no es la Zarza ardiendo la panacea de su manifestación sino un corazón contrito y obediente que ama y es amado por su Dios. Claro está que para muchos bautizados es más fácil separar las aguas o caminar sobre ellas que apartar el corazón del mal camino. Nosotros no podemos bajar la guardia, por el contrario, debemos continuar muy atentos y leer con Fe y Amor los tiempos de nuestro presente y realidad. Nuestro anuncio está matizado por la Misericordia de Dios que se apiada de cada viviente.

ANUNCIO  E  IDEOLOGÍAS.

La sucesión de los tiempos modernos acelera gravemente los acontecimientos de la Sociedad y moldea apresuradamente la Cultura. En los últimos 60 años hemos asistido a cambios dramáticos en la Sociedad Universal que esquematizamos así:

·         Fin del Modernismo (las guerras mundiales dejaron a la Sociedad y sus estamentos sin fundamento alguno y menos sin respuesta al problema de la guerra, el mal y la muerte de millones de personas todas ellas creyentes).

·         Nacimiento del Post-modernismo (tendencia de pensamiento que  sea firma en la independencia conceptual rechazando los discursos establecidos bajo la metafísica y el absolutismo).

·         Nacimiento del Trans-modernismo (buscan asumir su relación superando lo que se convierte para ellos en rezago cultural mayormente visibilizado en las artes liberales y búsqueda constante de Identidad que nos libere de los modelos foráneos que desvirtúan las tradiciones locales).

·         Colonialismo (instauración de un orden extranjero y sus tendencias socio-culturales que desgastan o anulan la expresión cultural de los pueblos más débiles).

·         Post-colonialismo (busca rechazar los modelos culturales extranjeros y destacar el valor de los procesos y tradiciones endémicas. Se manifiestan desde las ciencias  y el drama como la literatura).

·         Trans-culturización (la cultura sufre los estragos de las distintas tendencias que hoy más que nunca cambian tanto de propuesta que se convierten en sustitutos de lo propio. Hay naciones americanas donde la gente busca afanosamente hablar un idioma  o lengua extranjera pero no sabe pronunciar lo más básico de su idioma). Esta pérdida de Identidad llega también a los distintos modelos religiosos imponiéndose las grandes concentraciones culticas propias del Norte. 

Hemos agotado los presupuestos de Doctrina para muchas personas que no encuentran en las Iglesias y particularmente en las históricas una respuesta a sus interrogantes y nosotros ante ese panorama muchas veces ni nos damos por enterados. La percepción de la Iglesia debe abrirse a los tiempos y asumir el compromiso de la profecía llena de vida y optimismo que busca promover la dignidad de todo ser viviente y particularmente de la humanidad. Estamos asistiendo a tiempos que no aceptan un discurso totalizante aunque con ello desvirtúan la dimensión Cultica de su aproximación a Dios con una oración que lo sintetiza todo, miremos: Creo en Dios pero no en la Iglesia… O… Desde mi casa puedo orar y vivir una relación con Dios sin necesidad de nadie más. Esta frase puede convertirse en el reflejo de lo que está sucediendo en el panorama de una Sociedad violentada constantemente por patrones de realización al margen del Evangelio. Esto es, de manifestaciones de total o parcial autonomía que excluye la libertad potenciada que solo da Cristo. El Estado o Gobierno actual dice ser Creyente pero sus prácticas son una constante contradicción sembrando un modelo de total ausencia evangélica donde predomina el poder y las bondades que este entrega a sus actores.  Nuestros jóvenes quieren dinero y mucho pero sin trabajar o educarse para su consecución. Este principio es un total desprecio por la vida  humana… La acción profética debe resarcir y recuperar estos valores perdidos dando ejemplo de vida y compromiso ministerial.  La oportunidad de difundir el Evangelio es vital para tal fin y no es simplemente el anuncio es la Palabra transformada en acciones de vida y cotidianidad. La influencia de los Medios de Comunicación se siente particularmente a la hora de difundir vidas y obras para nada edificantes (las novelas y series más difundidas en Occidente corresponden a delincuentes, mafiosos, asesinos, etc) no hay una sola que exalte la ciencia y sus logros como tampoco el buen y sano ejemplo de acciones cargadas de civilidad por parte de los ciudadanos. Hoy venden y mucho los dis-valores y sus modelos superficiales. En el terreno práctico la mujer está siendo victimizada al punto de crear espectáculos donde muchas buscan superar la pobreza y escases de oportunidades entrando en un “cuadrilátero” para dar puñetazos y patadas a otra mujer hasta derrotarla o lastimarla lo suficiente para que no se incorpore. Son modos de relativizar el ser femenino de forma progresiva y descarada que en nada dignifican a un ser digno por excelencia como la mujer.  El modelo cristiano hombre-mujer debe ser anunciado desde la dignidad de cada uno de ellos y no dejarlo solo al azar o a tiempos “fuertes” en la Liturgia o encuentros de congregaciones o grupos.   Si continuamos fuera de esta realidad cada vez más se buscaran modelos nuevos y nosotros corremos el riesgo de estar fuera de ellos. El Evangelio es el referente clave en el anuncio de la dignidad de la persona humana y es labor profética anticiparse a los problemas y riesgos del presente teniendo en cuenta que lo sucedido hoy puede traer consecuncas en el futuro inmediato, estamos hablando de:

·         Relaciones afectivas pasajeras o superficiales
·         Agresiones Intra y Extra-familiares.
·         Búsqueda desmedida de placer.
·         Pobreza emocional, afectiva, y de relaciones sociales.
·         Autismo Socio-cultural.
·         Materialismo y sensualismo.
·         Invisibilidad social.
·         Ausencia de políticas tanto eclesiales como gubernamentales de promoción humana a todo nivel (niños, jóvenes y adultos).
·         El anciano se convirtió en un paria desprotegido e ignorado como Sujeto o Individuo de Derechos y el Estado dejó sus necesidades en manos de la familia.
·         Poca o nula asistencia médica preventiva.

Es un panorama sobre el que debemos trabajar y predicar la Esperanza que nace en el seguimiento del Salvador. Es también un reto formativo que supera la propuesta inicial del bautizado y la reemplaza o mejor aún  plenifica por el Pacto bautismal que explicita en sus contenidos la naturaleza del Creyente y su relación con Cristo. Hoy necesitamos de manifestaciones más contundentes de la posibilidad que hay de vivir el Evangelio en la Iglesia. La Cultura de la Palabra  busca que el bautizado pueda discernir sobre su vida y Fe y que estas reflexiones se acentúen en su compromiso tanto en la casa como en la congregación porque somos una Iglesia de fuertes contenidos Culticos y de esta forma expresamos nuestra fe y Adoración (Rito y Liturgia). Entonamos un canto que resumimos así: Cristo rompe las cadenas, Cristo rompe las cadenas y nos da su libertad. Acudimos a Cristo y su respuesta no se hace esperar pero aun Dios necesita de nuestra voluntad para Intimar en nosotros la Suya en vocación salvífica. Predicamos en cada acción profética a Cristo como nuestro Liberador, Sanador y Redentor. Lo vemos y vivimos como el Amigo que nunca falla. El apóstol Pablo interpretando el sentir del Creyente y de quienes desean creer pero que no conocen en quien hacerlo expresa en  Romanos capítulo 10 versículo 14-15… Pero como invocaran a aquel en quien no han creído y cómo creerán en aquel a quien no han oído, como oirán sin que se les predique y como predicaran sino son enviados… La relación con el Evangelio se torna existencial al señalar una forma y modo de vivir y adelantar el trabajo de la Iglesia. La predicación se vive como parte esencial del Ministerio Ordenado y para visualizarla en el plano pastoral diremos que es consubstancial a las acciones por las cuales la Iglesia enseña sobre Cristo. Para concluir esta definición acudimos al Hiponense cuando afirma su principio eclesiológico: Creo en Cristo y en su Evangelio porque me  lo enseña la Madre Iglesia. Queda claro que la Palabra se convierte en Sacramento gracias a la acción evangelizadora de la Iglesia y sus distintos ministerios. La predicación actualiza la realidad de Fe que nos asegura el creer en Cristo y reconocerle como Nuestro Señor y Salvador. El Evangelio es la obra perfecta de la revelación de la Palabra de Dios en términos de su historia como ilustración de la salvación. Hoy más que nunca ante un mundo pragmático que evita la trascendencia debemos argumentar con el ejemplo y la convicción personal el valor de la Palabra y su predicación.  Debemos insertarla en el medio socio-cultural para lograr con ello su vigencia y permanencia en la realidad salvífica que toca a este mundo… Pensemos por un momento que Cristo llega a nosotros como a todos los seres humanos y espera ser correspondido por la constante aceptación de su Evangelio y/o condición de la Misión permanente de la Iglesia en el mundo. Esta misión reclama enseñar con absoluta autoridad y convicción sobre la base y fundamento de la Inspiración y  como de la revelación a partir de su mensaje salvífico. La Palabra  de Dios se torna aguda como dulce esto último corresponde a la cantidad de matices y variantes que la vida del ser humano le introduce a su condición de Fe. No descuidemos el papel que nos corresponde como Ministros del Evangelio y los sacramentos en un mundo sediento de dios y sus dones como gratuidades. El mandato Mateano de ir a evangelizar o enseñar que aquí es lo mismo es un llamado para dar a conocer el contenido extenso de la revelación evangélica. No olvidamos ni por un momento que somos testigos de Cristo en su Iglesia y que nuestro testimonio se vive por extensión y afirmación del Señorío de Cristo y su Ministerio fundamental que da vida a la Iglesia.



  




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