LA PROVIDENCIA DIVINA…
MUESTRA DEL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS.
A diario el Bautizado vive inmerso en su propia Realidad y ésta
cargada de una gran cantidad de necesidades por saciar, la Providencia Divina
es una forma de materializar la Relación con el Dios de la vida, pero cuando
entramos en la dimensión de una relación Formal se requiere de nuestra parte
destinar los Talentos y Atributos propios de nuestra condición de vida, sin más
estamos indicando una fuerte disposición para interactuar en un medio bastante
exigente y con una estructuración compleja donde los Estereotipos Cristianos
son reemplazados por un orden cargado de contenidos materiales y de vocación
materialista, este orden hace que la mayoría de las personas entiendan la “Calidad
de Vida” desde estándares del “Tener” por sobre el “Ser” buscamos hoy una
respuesta en el Evangelio que nos permita reflexionar sobre la inclusión de la Divina Providencia en nuestra intríngulis
de vida, miremos el Texto Sagrado: Pues
ya sabe vuestro Padre Celestial que tenéis necesidad de todo ello. Buscad
primero el Reino y su Justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura… Así
que no os preocupéis del mañana, el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día
tiene bastante con su propio mal (Mt 6: 25-34).
La trascendencia como experiencia de vida nos lleva a suponer
una relación de Intimidad capaz de familiarizar a Dios con todo lo que vivimos
y necesitamos para el desarrollo de nuestras vidas, buscar su Reino y Justicia, nos
habla de buscar a Dios mismo y dejarle Reinar en la Existencia, su Justicia es
sin duda la Misericordia y Caridad para con nosotros y quienes nos rodean, al
punto de llamarles Prójimo o Próximo, la Justicia de Dios es el movimiento de
nuestras Almas que buscan consolidar el Respeto por la Humanidad y la
Naturaleza, y como la Justicia busca la Igualdad y Bienestar absolutos así
mismo Dios conoce lo que hace falta realmente en nuestras vidas y Dios como
Padre Bueno desea y busca que nosotros sus Hijos vivamos con Dignidad y Promoción.
Unir tanto su Reino como la Justicia es un estilo de vida
Proclive con el Amor y la Igualdad esencial de la Persona Humana que lejos de
buscar hacerle mal a sus semejantes se plantea la exigencia de la Solidaridad y
Fraternidad como elemento materializado de la Justicia del Reinado de Cristo en
cada Bautizado, nosotros cuando asumimos la Vida de la Providencia nos
abandonamos efectivamente a Dios y su mano Providente, y es precisamente Providente
porque actúa en y por los suyos bajo cualquier circunstancia, la Providencia es
la Presencia Esencial del Amor de Dios en su obra la Humanidad, es vista como Vestigia o Huella de su Generosidad y
Bondad, es también muestra de la Gracia que se manifiesta bajo el influjo del “Ser
obrar” y el “Ser proceder” como Atributo
del Amor Creador de Dios, es pues, desde este Principio la Providencia la prolongación
bajo la Gracia de la Obra de Dios Creador, cada Bautizado es un Milagro Vivido
y Patente de la obra amorosa de la Providencia que se convierte en Justicia y Justificación,
la Iglesia como Madre particularmente en
la Santa Eucaristía ora y presenta a Dios Padre en el Hijo y bajo la Inspiración
del Espíritu Santo su ofrenda de Providencia que nunca falta en sus Altares y
sobre todo en su Corazón: La Caridad de
la Iglesia es la perfecta materialización de la Providencia Divina.
El preocuparnos es un gesto natural de la Persona consciente
de sus responsabilidades y compromisos pero que haciendo un cotidiano acto de
Fe se pone en manos de Dios reconociéndole como Principio y Fin de todo lo
existente, estamos afirmando que la
Providencia es el sustento ordinario de la Creación y sus relaciones vitales, cuanto
más lo será para los Hijos de Dios en la persona Adorable de su Hijo
Jesucristo.
Las Especies Naturales, según el Texto Mateano no se
preocupan de nada, ellas viven una inusitada confianza en la Misericordia de
Dios no perceptiva pero si Formal y Amorosa, ya que son fruto y viven precisamente el ser
fruto, la Belleza de la Creación y las variadas formas de vida son el reflejo
de la Prolija obra de Dios, al punto de pasar desapercibida ante los constantes
cambios que la Humanidad ha introducido a la Creación, el Pedir a Dios es un
ejercicio natural de sus Hijos y máxime tratándose de un Padre Rico en Misericordia que reparte a todos por igual
y al que no podemos hacer Responsable de
las confrontaciones y desigualdades de nuestros Modelos actuales.
Busquemos una vez más en nuestro Interior la Esencia de su Providencia
y no nos dé temor afirmar: Mis batallas Señor
son tus batallas. O como lo expresaría el Hiponense: Pídeme señor lo que quieras pero dame lo que me pides. Busquemos su
Reino y su Reinado será una Realidad en
cada Corazón y Alma Creyente. Oremos delante de la Providencia y nuestra Oración
confiada será presentada a Dios que espera hacerlo todo por sus Hijas e Hijos.
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