lunes, 1 de octubre de 2018

VERDADES FUNDAMENTALES Y VERDADES SECUNDARIAS DE LA IGLESIA...


VERDADES FUNDAMENTALES Y VERDADES SECUNDARIAS DE LA IGLESIA.




La Iglesia primitiva era absolutamente testimonial y luego pasó a ser institucional. Cristoeseltema.blogspot.com



La naturaleza de la Iglesia dogmática encierra una serie de verdades que son fundamentales y que obedecen a su misma esencia, estas verdades no pueden ser  obviadas por ninguna postura doctrinal y mucho menos relativizadas o alienadas por contenidos que incluso pueden parecer justos y necesarios conforme el avance de los tiempos modernos. La gravitación doctrinal hace del Corpus eclesial una realidad cuya dialéctica se acuñó  con el correr de  los siglos y sus definiciones son tan actuales como los signos de los tiempos en donde vive y se mueve el ser eclesial en la persona de los bautizados (1).  Las llamadas verdades fundamentales son los constitutivos dogmáticos por antonomasia que nos indican el valor intrínseco de cada una de sus definiciones, ejemplo de ello puede ser la afirmación de ser una Iglesia Trinitaria, cuya centralidad dialéctica es la revelación Escrituristica que nos habla del Dios Trinidad siendo su contenido doctrinal la expresión de Tres Personas Divinas cuya Substancia es la misma y que la diferencia no es a nivel  esencial sino en cuanto a las Personalidades que nos hablan de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Este dogma es una verdad esencial y fundamental en el ámbito de nuestra catolicidad y por ende doctrinalmente hablando es vital su exposición y configuración en el modelo eclesial que vivimos.

 Cristo como centralidad de nuestro ser eclesial es otra de las  verdades fundamentales tanto dogmáticas como axiomáticas e intrínsecas al Corpus eclesial (2). No es posible suponer un desarrollo eclesial sin Cristo como su eje relacional y medio vivo gravitacional, es pues, una propuesta idiomática que aterriza en la plena definición del Dios Encarnado cuyo antecedente es la manifestación en figuras por medio de personajes,  y  alusivos,  si se quiere en el (A.T) la connotación de verdad es un componente infalible en tal expresión doctrinal. Las verdades fundamentales lo son porque metafísicamente hablando son la razón concreta del lenguaje y semiótica del discurso o modelo eclesial imperante… No son verdades para trivializar o “enriquecer” su concreción obedece a la naturaleza de su exposición total (3).

El fenotipo (4) de su contenido teológico está relacionado tanto a nivel especulativo como dialectico. De la manera como lo decimos podría tratarse de un simple discurso articulado sobre una primicia,  pero en este caso,  la primicia es el discurso y su independencia conceptual aunque se exprese en términos conocidos,  es único (5). Lo fundamental es parte de la historia eclesial y permite su desarrollo en los diferentes estadios de tiempo que la Iglesia atraviesa.  La configuración de sus verdades es materia de discusión y estructuración como ha sucedido en los primeros 7 concilios donde la doctrina fundamental quedó definida, esto es,  las verdades que se afirman en la revelación Trinitaria tanto Inmanente como Económica (6) y las verdades secundarias que pueden ser relativizadas en alguna proporción y  contenido como es el caso de la figura de la Virgen Madre y los dogmas que atañen a su presencia en la vida eclesial, los referentes al ecumenismo, sacramentos y dogma papal. Son verdades en el ámbito romano pero que están en el contexto y dentro de la vida eclesial y no en la esfera de lo divino como si los dogmas cristológicos. En los casos anteriores la potestad eclesial se extiende a la catolicidad y no es  raro o equivoco hablar de la potestad romana, anglicana y griega, para definir aspectos de la doctrina y la  rúbrica eclesial (7)… Pues la potestad corresponde a la catolicidad y sus Usos y Costumbres en el ámbito doctrinal. La potestad vista como suprema autoridad en la institución eclesial reposa en el mandato de Cristo sobre la Iglesia indivisa y particularmente en aquella del vientre apostólico que no se denominaba  de ninguna forma distinta a cristiana (arcaico) luego la Iglesia de Cristo está presente por la vitalidad del Magisterio y la Tradición en la Iglesia de Roma, Inglaterra y Grecia (8)…


Las denominadas verdades fundamentales de la Iglesia no pueden ser problematizadas sino enseñadas y de esta forma al transmitirlas llegan en su integridad a los bautizados, miremos en el siguiente cuadro las verdades fundamentales que no admiten discusión o dialogo eclesial entre distintas confesiones o modos del cristianismo y que atañen a la realidad dogmática de la Iglesia: 


·         Dios Creador.
·         Dios Pre-existente.
·         Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
·         Trinidad Inmanente (Relaciones Ad-Extra y Ad-Intra, Procesiones y Espiraciones)
·         Encarnación.
·         Naturaleza Divina y Humana de Jesús.
·         Persona Divina en Jesús.
·         Redención (Pasión, Muerte y Resurrección del Señor).
·         La Gracia.
·         Las Sagradas Escrituras.
·         Trinidad Económica (Historia de Salvación).
·         Ascensión del Señor… (9).


Estas son las verdades más sobresalientes de nuestra  profesión de Fe y que sin duda configura la doctrina eclesial. Los dogmas afirmaron la calidad Irrefragable  de cada uno de sus contenidos  y la Iglesia simplemente clarificó en su doctrina la explicitación de los mismos. La evidencia supone un discurso cuya dialéctica reposa en el saber reflexivo de la institución eclesial. Las verdades definidas como esenciales solo atañen al Dios revelado y revelador de su Voluntad. La Iglesia lo entiende de esta forma y por eso afirma en el Credo las verdades esenciales de su Fe y escatología (10).     La realidad de nuestra Fe se argumenta bajo los principios de la historia revelada y como la Iglesia tomó forma conforme el tiempo actuaba en ella.  Una forma aleatoria del desarrollo natural de su doctrina y la expansión del Evangelio. Paulatinamente las verdades de Fe se convirtieron en dinámicas y por su dialéctica trazaron todos los argumentos posibles para su afinidad en el medio intelectivo apostólico.  Una reflexión que nace en Jerusalén y posteriormente llega a Roma. Los sucesores de los apóstoles tienen la magna tarea de fortalecer una serie de conceptos que están presente en el Evangelio  y llevarlos a tomar cuerpo bajo la reflexión posterior (PP. Apostólicos). No es fácil suponer que ellos tenían todo claro por virtud de la Fe sin duda que necesitaron darle cuerpo a los contenidos y ubicarlos en una realidad discursiva para predicarlos (11).  Los fundamentos de las verdades de Fe son claramente consecuencia  de la revelación intuitiva de la Gracia y el trabajo en perspectiva conceptual de la Fe de los PP. de la Iglesia que con su aporte la Iglesia definió sustancialmente su Corpus doctrinal y lo insertó en la realidad eclesial desarrollando una retórica rica de contenidos bajo el argumento doctrinal. Estamos ante unas verdades que se convirtieron en incuestionables por referirse a la experiencia del creyente con el Dios revelado y como los PP. de la Iglesia en su ejercicio teológico afirmaron el carácter Irrefragable de tales verdades (12).

 No son mitos o historias piadosas argumentadas en una época fetichista y animista, son las verdades de la Iglesia que llegan a nosotros como  transferencia en el santo Bautismo de allí la importancia de la formación en la vida congregacional de lo contrario todo proceso intelectivo y apreciativo por parte de los bautizados no dará los frutos esperados (13).  La construcción argumentativa de las verdades fundamentales de la Iglesia sale de la revelación y experiencia para convertirse en conceptos entendidos desde las categorías reflexivas del creyente. La Iglesia tomó para estas operaciones el contenido de la filosofía y Teología natural de los griegos y la evolución de su pensamiento (14).

Los términos empleados no son extraños al pensamiento universal y particularmente de las culturas clásicas.  La connotación filosófica griega se convierte en un vehículo dialéctico para la exposición de la Teología desde la perspectiva cristiana. El énfasis griego sobre la definición Trinitaria nos enseña como esta verdad fundamental es anunciada desde el concepto subordinacionista de las relaciones de las Divinas Personas y como en Occidente por ejemplo tales definiciones son presentadas bajo una perspectiva igualitaria en cuanto a las personalidades de las Divinas Personas (15).


En griego prosopon, en latín persona: careta que se ponían los actores en el teatro para representar diversos papeles. Es un término análogo. Desde el punto de vista metafísico indica la dignidad de la naturaleza espiritual subsistente e incomunicable. Desde el punto de vista existencial y dinámico indica el yo  como sujeto) capaz de autodeterminación y que se realiza auténticamente en la comunidad del existir y del obrar con los demás y para los demás… (16).


      Los PP. griegos tenían una dificultad grande para hablar de la Persona de Cristo dada la connotación negativa de la definición de persona que ellos suponían bajo el signo teatral de la “mascara” como algo que no era  como tal persona sino expresión o “antifaz” (17), considerando así al ser humano dada su imposibilidad de ser dueño de su vida y consecuencias de sus acciones,  difícil asumir la idea de la existencia individual  de la persona la que consideraban sometida al destino y sus vaivenes… Miremos el texto citado y acudamos a la definición de persona que fue aceptada por la Edad Media y que es obra del último romano nos referimos a Boecio: “Persona est naturae rationalis individua substantia” (18). La existencia individual de la persona nos comunicó la singularidad propia de nuestra existencia y de paso afirmó en nosotros la concepción de nuestro origen como obra de Dios (Imagen o imago Dei) (19). Los PP. griegos superaron la polémica Trinitaria empleando el termino Hipostasis que supone más que una simple apariencia una realidad sustancial cómo y en cuanto tal. La dialéctica sobre la Segunda Persona de la SS. Trinidad se esclarece gracias a la distinción entre persona y naturaleza. Recordemos que la discusión sobre el Señor en su Encarnación que es una verdad esencial en la Iglesia  reconoce la existencia de dos naturalezas y única Persona del Verbo (20).

 La realidad conceptual nos ubica en el panorama de la afirmación exclusiva de la verdad Trinitaria que bajo la Encarnación establece una forma nueva y definitiva de comunicación, ya no por revelación a personaje alguno sino del mismo Dios en categorías históricas supra perceptibles. Aquí no podemos dejar de citar a Tomás de Aquino quien afirma “Que la unica dignidad plena en la existencia de una naturaleza espiritual esta solo en Dios” (21).  Una definición más aclaratoria sería: “Persona significat id quod est perfectissimum in tota natura” traducido nos dice: “Persona significa absoluta o perfectísima en toda su naturaleza” (22).

En el contexto anterior podemos citar a Ricardo de San Victor en plena Escolástica y su intención de modificar la concepción de persona manifestada por el “último romano, nos referimos a Boecio” “Intellectualis naturae incommunicabilis existentia” (23) traduciéndolo sería:Incomunicable de naturaleza intelectual” (24)… es decir, que como Dios su naturaleza no se comunica a la humanidad y en cuanto a ser humano la naturaleza singular es la misma como criatura pero se reconoce a sí misma y de hecho existe de forma individual, tenemos conciencia de ser especie pero cada uno existe de forma individual (25).


ANÁLISIS: Las definiciones sobre persona involucran el sentir de la Iglesia  que bajo la concepción de una Fe revelada y afirmada ve como la historia misma se convierte en manifestación intuitiva de su propio devenir. En este devenir el ser concebido como persona se abre a la vida en sus definiciones y asume conscientemente la identidad de su existencia. Una vida que se comunica en Gracia y como tal es la expresión de la revelación de Dios… La Persona Divina revela en su Ser la perfección de Dios, es decir, de su naturaleza plena y perfectísima y de paso revela también por analogía  imperfecta de nuestra parte,  nuestra propia identidad, origen, y destino (26)…

La realidad materializada en la concreción eidética del Dios que es Persona, es  básicamente la realidad que nos conecta con la trascendencia y da sentido a la eternidad de nuestra condición humana, no sería posible hablar de eternidad sin el rasgo esencial de ser persona… La comunicación pretendida al nivel racional supone el intercambio de la persona con otra y no de comunicación entre entes que no son por naturaleza similares, eso último en cuanto a la comunicación humana (27).

Solo en la Persona Divina  su esencia es perfecta y por ende es en grado sumo la totalidad de la perfección. No se entiende en otra perspectiva tal perfección que solo se comunica entre ellas (SS. Trinidad).  La sustancia persona es individual y se reconoce a sí misma como un ser autónomo y capaz de producir las operaciones necesarias para la existencia real y concreta. Se auto-reconoce lo que determinará su ser concreto en el medio de la existencia concreta. El intelecto es propio de la connotación de persona en su existencia (28)… La escolástica se apropió de una definición que condensa la dialéctica del ser que existe y es dueño imperfecto de su vida. El último romano, en su concepción de persona dimensiona una tesis de índole universal no limitada por connotación   alguna de sus términos. Una verdad esencial para la Iglesia es sin duda la expresada por estas escuelas de pensamiento y reflexión teológica cuya discusión y conceptos resumimos en:

·         Padre Persona Divina no es el Hijo ni el Espíritu Santo, pero está en ellos y ellos en Él.
·         Hijo Persona Divina no es el Padre ni el Espíritu Santo, pero está en ellos y ellos en Él.
·         Espíritu Santo Persona Divina no es el Padre ni el Hijo, pero está  en ellos y ellos en Él (29).

La Perijoresis (30)  cuya significación inicial la encontramos en los santos PP. griegos particularmente en los Capadocios y solo citaré a Gregorio Nacianceno y tardíamente en el siglo VII se definió por  Juan Damasceno, cuyo significado clave era la expresión compenetración, es decir, que corresponde al modo sustantivo de fijar la identidad de la naturaleza del Señor (Humana y Divina, Divina y Humana) en el presente es de supremo valor para la Teología tanto anglicana como protestante este concepto porque nos permite aterrizar en la idea de un Dios cristiano cuya existencia que se reveló es parte de nuestro conocimiento por ser un Dios revelado en nuestras propias categorías (31). Es pues comunión en el amor y la distinción de las mismas Personalidades de las Personas Divinas lo que podemos nutrir con la siguiente expresión:

·         El Padre lo es por su Hijo.
·         El Hijo lo es por el Padre.
·         El Espíritu Santo lo es por el Padre y el Hijo.

Son pues las verdades esenciales sobre la relación Trinitaria lo que comúnmente definimos como: Trinidad Inmanente (32). Las distinciones de las Personalidades Divinas son plenas y no implica con ello que la naturaleza que expresa un solo Dios pueda ser vista como tres Dioses.  Los nominales de las Personas Divinas en su muy rica variedad expresan esa connotación de cada una de ellas, incluso la liturgia lo hace saber en los ritos de los sacramentos y demás funciones de su naturaleza ritual (33). Suena en nosotros la expresión “Amor Tripersonal eterno” que nos está indicando la fuerza de esta relación que solo podía ser así dado que la naturaleza es la misma y asume sus distinciones fundamentales sin que con ello se presenten accidentes como sucede con el ser compuesto del que estamos creados (34). Desde la perspectiva de nuestro entendimiento las categorías del amor y el amor entran en el contexto de una relación de connotación material como la que adelantamos entre congéneres. Es la misma forma que como seres creados empleamos en la constatación del valor concreto del otro en nuestras vidas. El amor nos mueve en una categoría que por su naturaleza nos acerca al Dios Trinidad revelado, somos por su Amor en nosotros criaturas amables (35).




 Las verdades esenciales de la Iglesia son para nosotros los componentes intrínsecos de toda expresión de Fe, lo que implica que no creemos solos,  lo hacemos también en la Fe de la Iglesia. Dios no es un Dios estático en su suprema perfección, es todo lo opuesto, está en movimiento de su amor y entrega eterna en las Personas Divinas (36). Lo que nos permite afirmar que la Fe de la Iglesia no es relativa sino esencialmente unida al Dios revelado, esto último, es constatable desde la percepción de los PP. de la Iglesia y su época de actividad y legado a la cristiandad. Hoy las iglesias no históricas, incluso,  están volviendo la mirada a la historia eclesial y están trabajando su perspectiva doctrinal desde los documentos de los santos PP. de la Iglesia (37).  Esta realidad que encierra verdades de índole fundamental está creando conciencia sobre el abordaje cultural de la doctrina en un medio laico más competitivo (Los ministerios laicales están abriendo espacios de comunión eclesial en donde el clérigo no había entrado antes). Las comunidades de Fe reconocen ser parte de una relación vital que se expresa en categorías universales y no particulares como pretenden algunos en nuestro entorno eclesial. La Reforma que corre por nuestras venas, es también la de una postura eclesial que nunca perdió su memoria histórica siempre sujeta a la Tradición y su explicitación en el corpus doctrinal (38).  



VERDADES  SECUNDARIAS  O  RELATIVAS  EN  EL  CORPUS  ECLESIAL.



Las verdades secundarias que pueden  ser  discutidas son aquellas que no atañen a la integridad y unidad  del dogma Divino o simplemente que no están  en oposición a las enseñanzas sobre Dios Padre, Dios Hijo, Dios  Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras. Lo que significa que todo lo inherente   a  las relaciones eclesiales y las devociones están bajo el fuero eclesial y   la Iglesia atenta a su tradición es la que puede discutir tales realidades. La dinámica eclesial como la vivimos demanda de nuestra parte una actitud de corresponsariedad  frente a los distintos movimientos internos que esta realiza. El Evangelio en su signo inequívoco de unidad y unicidad nos entrega a nosotros los recursos para  su difusión y misión eclesial. Las verdades no construidas a  partir del dogma universal y que conocemos como parte de la tradición eclesial sin duda son revisadas para determinar su impronta en la praxis eclesial y no para darle ánimo a grupo alguno de buscar una Iglesia a su medida. La relatividad tampoco es la norma universal de este discurso y sus implicaciones humanas en el norte eclesial.  Los concilios y las reformas en el seno eclesial nos han permitido adaptarnos al tiempo y su intríngulis (39)…  Tampoco afirmamos que por ser verdades del fuero eclesial es  necesario cada que hay que asumir el ser o corpus disciplinario de la Iglesia someterlo a “reformas” inmediatas. Las crisis que son fruto de los tiempos y sus reformas son por  decirlo así principios de su crecimiento y madurez haciendo del problema una oportunidad inmejorable de abordar sus asuntos bajo otras perspectivas que las iniciales (40).


·         Los dogmas Marianos.
·         Papal.
·         Litúrgicos (Más no su condición mistagógica).
·         Disciplina eclesiástica.
·         Determinadas interpretaciones a nivel Escrituristico sin que mengue el influjo de la Tradición y el Magisterio.
·         Enfoques pastoralistas y culturales (Ethos eclesial).
·         Discusión sobre Sacramentos y Ritos y las implicaciones de las definiciones doctrinales sobre la Eucaristía sin que con ello se afecte la percepción de su sacralidad en el imaginario del creyente.
·         Administración, Norma y Cánones de las instituciones eclesiales.
·         Cosmovisión  y sus realidades.
·         Percepciones desde la academia.
·         Liderazgo y servicio de los laicos y su espiritualidad.
·         Del  estado y obligaciones de los clérigos.
·         Exegesis Bíblica.
·         Hermenéutica Bíblica.
·         Persona humana y su relación vital.
·         Ecoteología y Medio Ambiente.
·         Aborto.
·         Eutanasia.
·         Eugenesis.
·         Sexualidad humana.
·         Persona humana en diversidad sexual (41).
·         El bautizado y la Iglesia ante el Estado o Gobierno.


La lista que hemos sacado son solo algunos de los aspectos que son a diario debatidos por los bautizados y en los cuales la Iglesia fija sus posturas y concepciones doctrinales de manera aproximativa a la realidad de los bautizados y su entorno socio-cultural. Nos cuidamos de relativizar el concepto ya que tal actitud podría convertirse en un rechazo sistemático de la verdad por considerarse “relativa” lo que implicaría no absoluta certeza sino duda razonable fundada en la praxis del término mismo (42).


RESEÑA…La afirmación "la verdad es relativa" es, en realidad, una declaración de auto-rechazo. Al decir, "la verdad es relativa", alguien está declarando una supuesta verdad. Pero, si toda la verdad es relativa, entonces esa declaración en sí misma también es relativa, lo que quiere decir que no podemos confiar en que sea cierta todo el tiempo (43).


Queremos alejarnos de una verdad relativa en su expresión y asimilación porque creemos que aun lo que puede ser discutido en la Iglesia debe respetar el orden y la praxis de su tradición y enseñanza. La Iglesia y sus comunidades son el fundamento de la vida y obra ministerial (44). Los principios dogmáticos no entran en las categorías relativas del apreciar el saber y su teoria. Nuestra Iglesia cuando argumenta sobre una cuestión en particular es porque señala su existencia conceptual y esta entra en las categorías de la verdad cómo y en cuanto tal argumentada. Esto último implica el reconocimiento tácito de los argumentos y conceptos que la generaron en la praxis eclesial. Para ello citaré el misterio eucarístico,  recordemos que los mismos Apóstoles celebraban la Cena del Señor y sus componentes e intencionalidad llega a nosotros mediante los ritos que convenientemente la evolución eclesial formalizó para nosotros. Es en síntesis la misma argumentación apostólica y la recta intención del acto eucarístico el que llega a nuestros días (45).

Las verdades relativas son en la exposición conceptual y los arquetipos humanos, paradigmas estos de la verdad revelada (46) Aun la verdad relativa supone una necesidad lógica que se siente con todo su vigor y fortaleza  en las verdades esenciales de la Iglesia. La lógica como concepto de una expresión ontológica que hace del ser eclesial una realidad perceptible por los bautizados y cuya Fe la materializa en los distintos escenarios de la vida cotidiana y sus afanes. Como opinión personal mi temor sobre las verdades relativas radica precisamente en que tarde o temprano los amantes de tales verdades y sus intereses terminaran contradiciéndose a sí mismos. Alguien manifestó: Lo más triste de los ateos es no tener a quien darle las gracias, esta expresión enmarca conceptualmente en una verdad de índole   y naturaleza relativa cuando entra en escena en un mundo de evidencias tanto inmediatas como históricas (47). Este argumento inmediatista nos invita a reflexionar sobre el papel de tales verdades en el ser de nuestra catolicidad y como hemos permitido todo tipo de posturas estrictamente antropocéntricas sacando a Dios de en medio para reemplazarlo por meras percepciones de bienestar colectivo. Esta realidad es preocupante porque sitúa al ser humano por sobre el orden y disciplina de la institución  llamando a una anarquía total. Tal anarquía brilla en el desorden de las enseñanzas que se someten al absolutismo del criterio humano perdiendo de vista la esencia del mandato de sujeción a la disciplina eclesial. Donde puede quedar aquello de la inspiración eclesial en los Cánones y Constituciones que interpretan el sentir de la Koinonia eclesial y comunitaria. Hay resistencia a sumir el contenido histórico de las verdades de la Iglesia como si eso fuera lo relevante en la Fe de los bautizados (48).

Un cristianismo anárquico que pretende dibujar a la Iglesia según las líneas de su pensamiento grupal o personal retándole todo el valor de la Tradición y su Magisterio, ante tales posturas se convierte en paradoja los anhelos del Movimiento de Oxford por recuperar la identidad de nuestra catolicidad y hacernos derivar dialécticamente a la Iglesia universal de Cristo sobre la base y vientre apostólico como en Pentecostés (49). La relatividad de la verdad puede hacernos perder la guía histórica y ver solo el pasado y no su importancia en la estructuración de nuestro presente. Las verdades no pasan de moda o peor aún pierden su sabor como la “sal echada a perder” (50) Las verdades de nuestra Fe son sin duda fundamento de todo ser activo eclesial y no se entiende nuestra Fe  sin su contenido. Aun para los más liberales y emotivos es bueno que no pierdan de vista que las verdades de nuestra Fe explicitan todo el contenido sobrenatural de nuestra relación con el Dios vivo y revelado. Hay espacio para la intuición o modo de  abordar esta realidad pero sin dejar a un lado su orden que es anterior a nosotros (51).  


Si excluimos a Dios entonces entramos en un nefasto relativismo moral como estamos viviendo en el hoy de nuestra historia… (52).


Tal relativismo apunta a la pérdida de identidad cristiana en todos los aspectos de nuestra integralidad existencial. Recordemos a Pablo y los inicios apostólicos:


"Todo es lícito, mas no todo es conveniente. Todo es lícito, mas no todo edifica."  1 Corintios capítulo 10 versículo 23.
(53)



Pablo responde por los bautizados sobre la necesidad del orden y las enseñanzas eclesiales. La conveniencia debe ser dejada en manos de la Iglesia que  se atiene a su historia para manifestar la conveniencia de sus Usos y Costumbres. La Tradición juega un papel fundamental en el corpus doctrinal y lo mismo podemos decir del Magisterio eclesial. La experiencia sociológica del ser eclesial está presente en sus enseñanzas pero pretende evitar el relativismo tal y como se está manifestando hoy… El acoger al otro en la Fe no implica trivializar nuestro ser eclesial para no mostrarnos disonantes ante el que llega deseoso de ser instruido y no justificado cuando el amor como praxis es y será su justificación (54). Sometiendo todo al relativismo o entonces la dimensión moral en donde puede quedar estancada y a merced de los vientos que asolan con sus tendencias nuevas cada momento. Pues tal relativismo puede hacernos perder la sindéresis de nuestra propia percepción de la realidad redimida.  Si todo es aceptado entonces la necesidad de la redención también puede ser discutida o solo reducida al pecado inicial y sin conexión con el ser humano contemporáneo. Estamos subestimando al otro que se acerca a la Iglesia y de esta manera le estamos mostrando una realidad que sin duda no es la deseada, todavía el creyente espera el orden y la disciplina en la vivencia comunitaria de su Fe (55)…

La Iglesia Anglicana en su ser eclesial reformado y en sintonía con la Tradición y Magisterio eclesial y en su potestad como  expresión de la Iglesia de Cristo, asume en el tiempo lo relativo al tiempo y a la disciplina del orden institucional sin que con ello las verdades aceptadas y facilitadoras de nuestra doctrina universal se vean alteradas o condicionadas por la mutabilidad de la coyuntura doctrinal sugerida. Nuestra cosmovisión se está manifestando siempre bajo las categorías dialécticas afines con la expresión dogmática de su ser y vivencia eclesial. La fidelidad a las Sagradas Escrituras no tiene tiempo de caducidad sino conceptos adaptables a los tiempos. El dogma no es una limitación sino todo lo contrario, una razón esencial de su ser y ministerio (56).



BIBLIOGRAFIA/CIBERGRAFÍA/ARTÍCULOS E INSUMOS.



1-      Nota  del autor.
2-      Nota del autor.
3-      Nota del autor.
4-      Fenotipo “corresponde a las cateréticas de un individuo y en este caso a las características del discurso teológico de las verdades fundamentales de la Igelsia”.
5-      Nota del autor.
6-      Notas del autor.
7-      Notas del autor.
8-      Nota del autor.
9-      es.catholic.net/op/articulos/21644/cat/632/los-concilios-ecumenicos-especial.html. ec.aciprensa.com/wiki/Los_22_Concilios_Ecuménicos.
10-  Nota del autor.
11-  Nota del autor.
12-  Nota del autor.
13-  Nota del autor.
14-  Nota del autor.
15-  Nota del autor.
16-  Nota del autor.
17-  Nota del autor.
18-  De duabus naturis, 3.
19-  Nota del autor.
20-  Nota del autor. Notad el autor. Adversus Praxeam 6, 1 : 7, 8
21-  S. Th. 1, q. 29, a. 3. Citada desde www.mercaba.org/VocTEO/P/persona.htm
22-  Nota del autor.
23-  De Trinitate, 1. 1V, c. XXII. Citada desde www.mercaba.org/VocTEO/P/persona.htm.
24-  Nota del autor.
25-  Nota del autor.
26-  Nota del autor.
27-  Nota del autor.
28-  Nota del autor.
29-  Nota del autor.
30-  La categoría griega de Perijoresis (rotación, girar alrededor) www.mercaba.org/VocTEO/P/perijoresis.htm.
31-  Nota del autor.
32-  Nota del autor.
33-  Nota del autor.
34-   S, del Cura Elena, Perikhóresis, en DTDC, 1086-1094; L. Prestige, Dios en el pensamiento de los Padres, Secretariado Trinitario, Salamanca 1977 281-297; algunas alusiones en B. Studer, Dios salvador en los Padres de la Iglesia, Secretariado Trinitario, Salamanca 1993; L. Boff, La Trinidad, la sociedad y la liberación, San Pablo, Madrid 1987 153-190… (Nos hemos servido de estas fuentes gracias a un artículo publicado por: www.mercaba.org/VocTEO/P/perijoresis.htm.)...
35-  Nota del autor.
36-  Nota del autor.
37-  Nota del autor.
38-  Nota del autor.
39-  Nota del autor.
40-  Nota del autor.
41-  Nota del autor.
42-  Nota del autor.
44-  Nota del autor.
45-  Nota del autor.
46-  Nota del autor.
47-  Nota del autor.
48-  Notad el autor.
49-  Nota del autor.
50-  Nota del autor.
51-  Nota del autor.
52-  Nota del autor.
54-  Nota del autor.
55-  Nota del autor.
56-  Nota del autor.

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