VERDADES
FUNDAMENTALES Y VERDADES SECUNDARIAS DE LA IGLESIA.
La
Iglesia primitiva era absolutamente testimonial y luego pasó a ser
institucional. Cristoeseltema.blogspot.com
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La naturaleza de la Iglesia
dogmática encierra una serie de verdades que son fundamentales y que obedecen a
su misma esencia, estas verdades no pueden ser
obviadas por ninguna postura doctrinal y mucho menos relativizadas o
alienadas por contenidos que incluso pueden parecer justos y necesarios
conforme el avance de los tiempos modernos. La gravitación doctrinal hace del
Corpus eclesial una realidad cuya dialéctica se acuñó con el correr de los siglos y sus definiciones son tan
actuales como los signos de los tiempos en donde vive y se mueve el ser
eclesial en la persona de los bautizados (1).
Las llamadas verdades fundamentales son los constitutivos dogmáticos por
antonomasia que nos indican el valor intrínseco de cada una de sus
definiciones, ejemplo de ello puede ser la afirmación de ser una Iglesia
Trinitaria, cuya centralidad dialéctica es la revelación Escrituristica que nos
habla del Dios Trinidad siendo su contenido doctrinal la expresión de Tres
Personas Divinas cuya Substancia es la misma y que la diferencia no es a nivel esencial sino en cuanto a las Personalidades
que nos hablan de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Este dogma es
una verdad esencial y fundamental en el ámbito de nuestra catolicidad y por
ende doctrinalmente hablando es vital su exposición y configuración en el
modelo eclesial que vivimos.
Cristo como centralidad de nuestro ser
eclesial es otra de las verdades
fundamentales tanto dogmáticas como axiomáticas e intrínsecas al Corpus
eclesial (2). No es posible suponer un desarrollo eclesial sin Cristo como su
eje relacional y medio vivo gravitacional, es pues, una propuesta idiomática
que aterriza en la plena definición del Dios Encarnado cuyo antecedente es la
manifestación en figuras por medio de personajes, y alusivos, si se quiere en el (A.T) la connotación de verdad es un componente infalible en tal expresión
doctrinal. Las verdades fundamentales lo son porque metafísicamente
hablando son la razón concreta del lenguaje y semiótica del discurso o modelo
eclesial imperante… No son verdades para trivializar o “enriquecer” su
concreción obedece a la naturaleza de su exposición total (3).
El fenotipo (4) de su
contenido teológico está relacionado tanto a nivel especulativo como
dialectico. De la manera como lo decimos
podría tratarse de un simple discurso articulado sobre una primicia, pero en este caso, la primicia es el discurso y su independencia
conceptual aunque se exprese en términos conocidos, es único (5). Lo fundamental es parte de
la historia eclesial y permite su desarrollo en los diferentes estadios de
tiempo que la Iglesia atraviesa. La
configuración de sus verdades es materia de discusión y estructuración como ha
sucedido en los primeros 7 concilios donde la doctrina fundamental quedó
definida, esto es, las verdades que se
afirman en la revelación Trinitaria tanto Inmanente como Económica (6) y las
verdades secundarias que pueden ser relativizadas en alguna proporción y contenido como es el caso de la figura de la
Virgen Madre y los dogmas que atañen a su presencia en la vida eclesial, los
referentes al ecumenismo, sacramentos y dogma papal. Son verdades en el ámbito
romano pero que están en el contexto y dentro de la vida eclesial y no en la
esfera de lo divino como si los dogmas cristológicos. En los casos anteriores
la potestad eclesial se extiende a la catolicidad y no es raro o equivoco hablar de la potestad romana,
anglicana y griega, para definir aspectos de la doctrina y la rúbrica eclesial (7)… Pues la potestad
corresponde a la catolicidad y sus Usos
y Costumbres en el ámbito doctrinal. La
potestad vista como suprema autoridad en la institución eclesial reposa en el
mandato de Cristo sobre la Iglesia indivisa y particularmente en aquella del
vientre apostólico que no se denominaba
de ninguna forma distinta a cristiana (arcaico) luego la Iglesia de
Cristo está presente por la vitalidad del Magisterio y la Tradición en la Iglesia
de Roma, Inglaterra y Grecia (8)…
Las denominadas verdades fundamentales
de la Iglesia no pueden ser problematizadas sino enseñadas y de esta forma al
transmitirlas llegan en su integridad a los bautizados, miremos en el siguiente
cuadro las verdades fundamentales que no admiten discusión o dialogo eclesial
entre distintas confesiones o modos del cristianismo y que atañen a la realidad
dogmática de la Iglesia:
·
Dios Creador.
·
Dios Pre-existente.
·
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
·
Trinidad Inmanente (Relaciones Ad-Extra y
Ad-Intra, Procesiones y Espiraciones)
·
Encarnación.
·
Naturaleza Divina y Humana de Jesús.
·
Persona Divina en Jesús.
·
Redención (Pasión, Muerte y Resurrección
del Señor).
·
La Gracia.
·
Las Sagradas Escrituras.
·
Trinidad Económica (Historia de
Salvación).
·
Ascensión del Señor… (9).
Estas
son las verdades más sobresalientes de nuestra profesión de Fe y que sin duda configura la
doctrina eclesial. Los dogmas afirmaron la calidad Irrefragable de cada uno de sus contenidos y la Iglesia simplemente clarificó en su
doctrina la explicitación de los mismos. La evidencia supone un discurso cuya
dialéctica reposa en el saber reflexivo de la institución eclesial. Las
verdades definidas como esenciales solo atañen al Dios revelado y revelador de
su Voluntad. La Iglesia lo entiende de
esta forma y por eso afirma en el Credo las verdades esenciales de su Fe y
escatología (10). La realidad de nuestra Fe se argumenta bajo
los principios de la historia revelada y como la Iglesia tomó forma conforme el
tiempo actuaba en ella. Una forma
aleatoria del desarrollo natural de su doctrina y la expansión del Evangelio. Paulatinamente
las verdades de Fe se convirtieron en dinámicas y por su dialéctica trazaron
todos los argumentos posibles para su afinidad en el medio intelectivo apostólico.
Una reflexión que nace en Jerusalén y
posteriormente llega a Roma. Los
sucesores de los apóstoles tienen la magna tarea de fortalecer una serie de conceptos que están presente en el Evangelio y llevarlos a tomar cuerpo bajo la reflexión posterior (PP. Apostólicos). No es
fácil suponer que ellos tenían todo claro por virtud de la Fe sin duda que
necesitaron darle cuerpo a los contenidos y ubicarlos en una realidad
discursiva para predicarlos (11). Los
fundamentos de las verdades de Fe son claramente consecuencia de la revelación intuitiva de la Gracia y el
trabajo en perspectiva conceptual de la Fe de los PP. de la Iglesia que con su
aporte la Iglesia definió sustancialmente su Corpus doctrinal y lo insertó en
la realidad eclesial desarrollando una retórica rica de contenidos bajo el
argumento doctrinal. Estamos ante unas
verdades que se convirtieron en incuestionables por referirse a la experiencia
del creyente con el Dios revelado y como los PP. de la Iglesia en su ejercicio
teológico afirmaron el carácter Irrefragable de tales verdades (12).
No son mitos o historias
piadosas argumentadas en una época fetichista y animista, son las verdades de
la Iglesia que llegan a nosotros como transferencia en el santo Bautismo de allí la
importancia de la formación en la vida congregacional de lo contrario todo
proceso intelectivo y apreciativo por parte de los bautizados no dará los
frutos esperados (13). La construcción
argumentativa de las verdades fundamentales de la Iglesia sale de la revelación
y experiencia para convertirse en conceptos entendidos desde las categorías
reflexivas del creyente. La Iglesia tomó para estas operaciones el contenido de
la filosofía y Teología natural de los griegos y la evolución de su pensamiento
(14).
Los
términos empleados no son extraños al pensamiento universal y particularmente
de las culturas clásicas. La connotación
filosófica griega se convierte en un vehículo dialéctico para la exposición de
la Teología desde la perspectiva cristiana. El énfasis griego sobre la definición
Trinitaria nos enseña como esta verdad fundamental es anunciada desde el
concepto subordinacionista de las relaciones de las Divinas Personas y como en
Occidente por ejemplo tales definiciones son presentadas bajo una perspectiva
igualitaria en cuanto a las personalidades de las Divinas Personas (15).
En
griego prosopon, en latín persona: careta que se ponían los
actores en el teatro para representar diversos papeles. Es un término
análogo. Desde el punto de vista metafísico indica la dignidad de la
naturaleza espiritual subsistente e incomunicable. Desde el punto de vista
existencial y dinámico indica el yo como sujeto) capaz de autodeterminación y
que se realiza auténticamente en la comunidad del existir y del obrar con los
demás y para los demás… (16).
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Los PP. griegos tenían
una dificultad grande para hablar de la Persona de Cristo dada la connotación
negativa de la definición de persona que ellos suponían bajo el signo teatral
de la “mascara” como algo que no era
como tal persona sino expresión o “antifaz” (17), considerando así al
ser humano dada su imposibilidad de ser dueño de su vida y consecuencias de sus
acciones, difícil asumir la idea de la
existencia individual de la persona la
que consideraban sometida al destino y sus vaivenes… Miremos el texto citado y
acudamos a la definición de persona que fue aceptada por la Edad Media y que es
obra del último romano nos referimos a Boecio: “Persona est naturae rationalis individua substantia” (18). La
existencia individual de la persona nos comunicó la singularidad propia de
nuestra existencia y de paso afirmó en nosotros la concepción de nuestro origen
como obra de Dios (Imagen o imago Dei) (19). Los PP. griegos superaron la
polémica Trinitaria empleando el termino Hipostasis que supone más que una
simple apariencia una realidad sustancial cómo y en cuanto tal. La dialéctica
sobre la Segunda Persona de la SS. Trinidad se esclarece gracias a la
distinción entre persona y naturaleza. Recordemos que la discusión sobre el
Señor en su Encarnación que es una verdad esencial en la Iglesia reconoce la existencia de dos naturalezas y
única Persona del Verbo (20).
La
realidad conceptual nos ubica en el panorama de la afirmación exclusiva de la
verdad Trinitaria que bajo la Encarnación establece una forma nueva y
definitiva de comunicación, ya no por revelación a personaje alguno sino del
mismo Dios en categorías históricas supra perceptibles. Aquí no podemos
dejar de citar a Tomás de Aquino quien afirma “Que la unica dignidad plena en
la existencia de una naturaleza espiritual esta solo en Dios” (21). Una definición más aclaratoria sería: “Persona significat id quod est
perfectissimum in tota natura” traducido nos dice: “Persona significa absoluta o perfectísima en toda su naturaleza” (22).
En el contexto anterior
podemos citar a Ricardo de San Victor en plena Escolástica y su intención de
modificar la concepción de persona manifestada por el “último romano, nos
referimos a Boecio” “Intellectualis
naturae incommunicabilis existentia” (23) traduciéndolo sería: “Incomunicable
de naturaleza intelectual” (24)… es decir, que como Dios su naturaleza no se comunica a la humanidad y en
cuanto a ser humano la naturaleza singular es la misma como criatura pero se
reconoce a sí misma y de hecho existe de forma individual, tenemos conciencia
de ser especie pero cada uno existe de forma individual (25).
ANÁLISIS: Las definiciones
sobre persona involucran el sentir de la Iglesia que bajo la concepción de una Fe revelada y
afirmada ve como la historia misma se convierte en manifestación intuitiva de
su propio devenir. En este devenir el ser concebido como persona se abre a la
vida en sus definiciones y asume conscientemente la identidad de su
existencia. Una vida que se comunica en Gracia y como tal es la expresión de
la revelación de Dios… La Persona
Divina revela en su Ser la perfección de Dios, es decir, de su naturaleza
plena y perfectísima y de paso revela también por analogía imperfecta de nuestra parte, nuestra propia identidad, origen, y destino
(26)…
La
realidad materializada en la concreción eidética del Dios que es Persona,
es básicamente la realidad que nos
conecta con la trascendencia y da sentido a la eternidad de nuestra condición
humana, no sería posible hablar de eternidad sin el rasgo esencial de ser
persona… La comunicación pretendida al nivel racional supone el intercambio
de la persona con otra y no de comunicación entre entes que no son por
naturaleza similares, eso último en cuanto a la comunicación humana (27).
Solo
en la Persona Divina su esencia es
perfecta y por ende es en grado sumo la totalidad de la perfección. No se
entiende en otra perspectiva tal perfección que solo se comunica entre ellas
(SS. Trinidad). La sustancia persona
es individual y se reconoce a sí misma como un ser autónomo y capaz de
producir las operaciones necesarias para la existencia real y concreta. Se
auto-reconoce lo que determinará su ser concreto en el medio de la existencia
concreta. El intelecto es propio de la
connotación de persona en su existencia (28)… La escolástica se apropió
de una definición que condensa la dialéctica del ser que existe y es dueño
imperfecto de su vida. El último romano, en su concepción de persona
dimensiona una tesis de índole universal no limitada por connotación alguna de sus términos. Una verdad
esencial para la Iglesia es sin duda la expresada por estas escuelas de
pensamiento y reflexión teológica cuya discusión y conceptos resumimos en:
·
Padre Persona Divina no es el Hijo ni el Espíritu
Santo, pero está en ellos y ellos en Él.
·
Hijo Persona Divina no es el Padre ni el Espíritu
Santo, pero está en ellos y ellos en Él.
·
Espíritu Santo Persona Divina no es el Padre ni el
Hijo, pero está en ellos y ellos en Él
(29).
La
Perijoresis (30) cuya significación inicial la
encontramos en los santos PP.
griegos particularmente en los Capadocios y solo citaré a Gregorio Nacianceno
y tardíamente en el siglo VII se definió por
Juan Damasceno, cuyo significado clave era la expresión compenetración, es decir, que
corresponde al modo sustantivo de fijar la identidad de la naturaleza del
Señor (Humana y Divina, Divina y
Humana) en el presente es de supremo valor para la Teología tanto
anglicana como protestante este concepto porque nos permite aterrizar en la
idea de un Dios cristiano cuya existencia que se reveló es parte de nuestro
conocimiento por ser un Dios revelado en nuestras propias categorías (31). Es
pues comunión en el amor y la distinción de las mismas Personalidades de las
Personas Divinas lo que podemos nutrir con la siguiente expresión:
·
El Padre lo es por su Hijo.
·
El Hijo lo es por el Padre.
·
El Espíritu Santo lo es por el Padre y el Hijo.
Son
pues las verdades esenciales sobre la relación Trinitaria lo que comúnmente
definimos como: Trinidad Inmanente
(32). Las distinciones de las Personalidades Divinas son plenas y no implica
con ello que la naturaleza que expresa un solo Dios pueda ser vista como tres
Dioses. Los nominales de las Personas
Divinas en su muy rica variedad expresan esa connotación de cada una de
ellas, incluso la liturgia lo hace saber en los ritos de los sacramentos y
demás funciones de su naturaleza ritual (33). Suena en nosotros la expresión
“Amor Tripersonal eterno” que nos
está indicando la fuerza de esta relación que solo podía ser así dado que la
naturaleza es la misma y asume sus distinciones fundamentales sin que con
ello se presenten accidentes como sucede con el ser compuesto del que estamos
creados (34). Desde la perspectiva de nuestro entendimiento las categorías
del amor y el amor entran en el contexto de una relación de connotación
material como la que adelantamos entre congéneres. Es la misma forma que como
seres creados empleamos en la constatación del valor concreto del otro en
nuestras vidas. El amor nos mueve en
una categoría que por su naturaleza nos acerca al Dios Trinidad revelado,
somos por su Amor en nosotros criaturas amables (35).
|
Las verdades esenciales de la Iglesia son para
nosotros los componentes intrínsecos de toda expresión de Fe, lo que implica
que no creemos solos, lo hacemos también
en la Fe de la Iglesia. Dios no es un
Dios estático en su suprema perfección, es todo lo opuesto, está en movimiento
de su amor y entrega eterna en las Personas Divinas (36). Lo que nos permite
afirmar que la Fe de la Iglesia no es relativa sino esencialmente unida al Dios
revelado, esto último, es constatable desde la percepción de los PP. de la Iglesia
y su época de actividad y legado a la cristiandad. Hoy las iglesias no
históricas, incluso, están volviendo la
mirada a la historia eclesial y están trabajando su perspectiva doctrinal desde
los documentos de los santos PP. de la Iglesia (37). Esta realidad que encierra verdades de índole
fundamental está creando conciencia sobre el abordaje cultural de la doctrina
en un medio laico más competitivo (Los ministerios laicales están abriendo
espacios de comunión eclesial en donde el clérigo no había entrado antes). Las
comunidades de Fe reconocen ser parte de una relación vital que se expresa en
categorías universales y no particulares como pretenden algunos en nuestro
entorno eclesial. La Reforma que corre
por nuestras venas, es también la de una postura eclesial que nunca perdió su
memoria histórica siempre sujeta a la Tradición y su explicitación en el corpus
doctrinal (38).
VERDADES SECUNDARIAS
O RELATIVAS EN
EL CORPUS ECLESIAL.
Las verdades secundarias
que pueden ser discutidas son aquellas que no atañen a la
integridad y unidad del dogma Divino o simplemente
que no están en oposición a las
enseñanzas sobre Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras. Lo
que significa que todo lo inherente a las relaciones
eclesiales y las devociones están bajo el fuero eclesial y la
Iglesia atenta a su tradición es la que puede discutir tales realidades. La dinámica
eclesial como la vivimos demanda de nuestra parte una actitud de corresponsariedad
frente a los distintos movimientos
internos que esta realiza. El Evangelio en su signo inequívoco de unidad y
unicidad nos entrega a nosotros los recursos para su difusión y misión eclesial. Las verdades
no construidas a partir del dogma
universal y que conocemos como parte de la tradición eclesial sin duda son
revisadas para determinar su impronta en la praxis eclesial y no para darle ánimo
a grupo alguno de buscar una Iglesia a su medida. La relatividad tampoco es la
norma universal de este discurso y sus implicaciones humanas en el norte eclesial.
Los
concilios y las reformas en el seno eclesial nos han permitido adaptarnos al
tiempo y su intríngulis (39)… Tampoco
afirmamos que por ser verdades del fuero eclesial es necesario cada que hay que asumir el ser o corpus
disciplinario de la Iglesia someterlo a “reformas” inmediatas. Las crisis que son fruto de los tiempos y
sus reformas son por decirlo así
principios de su crecimiento y madurez haciendo del problema una oportunidad
inmejorable de abordar sus asuntos bajo otras perspectivas que las iniciales
(40).
·
Los dogmas Marianos.
·
Papal.
·
Litúrgicos (Más no su condición mistagógica).
·
Disciplina eclesiástica.
·
Determinadas interpretaciones a nivel
Escrituristico sin que mengue el influjo de la Tradición y el Magisterio.
·
Enfoques pastoralistas y culturales (Ethos
eclesial).
·
Discusión sobre Sacramentos y Ritos y las
implicaciones de las definiciones doctrinales sobre la Eucaristía sin que con
ello se afecte la percepción de su sacralidad en el imaginario del creyente.
·
Administración, Norma y Cánones de las instituciones
eclesiales.
·
Cosmovisión y sus realidades.
·
Percepciones desde la academia.
·
Liderazgo y servicio de los laicos y su
espiritualidad.
·
Del estado y obligaciones de los clérigos.
·
Exegesis Bíblica.
·
Hermenéutica Bíblica.
·
Persona humana y su relación vital.
·
Ecoteología y Medio Ambiente.
·
Aborto.
·
Eutanasia.
·
Eugenesis.
·
Sexualidad humana.
·
Persona humana en diversidad sexual (41).
·
El bautizado y la Iglesia ante el Estado o
Gobierno.
La
lista que hemos sacado son solo algunos de los aspectos que son a diario
debatidos por los bautizados y en los cuales la Iglesia fija sus posturas y concepciones
doctrinales de manera aproximativa a la realidad de los bautizados y su entorno
socio-cultural. Nos cuidamos de relativizar el concepto ya que tal actitud podría
convertirse en un rechazo sistemático de la verdad por considerarse “relativa”
lo que implicaría no absoluta certeza sino duda razonable fundada en la praxis
del término mismo (42).
RESEÑA…La afirmación
"la verdad es relativa"
es, en realidad, una declaración de auto-rechazo. Al decir, "la verdad es relativa", alguien
está declarando una supuesta verdad. Pero, si toda la verdad es relativa,
entonces esa declaración en sí misma también es relativa, lo que quiere decir
que no podemos confiar en que sea cierta todo el tiempo (43).
|
Queremos
alejarnos de una verdad relativa en su expresión y asimilación porque creemos que
aun lo que puede ser discutido en la Iglesia debe respetar el orden y la praxis
de su tradición y enseñanza. La Iglesia
y sus comunidades son el fundamento de la vida y obra ministerial (44). Los
principios dogmáticos no entran en las categorías relativas del apreciar el
saber y su teoria. Nuestra Iglesia cuando argumenta sobre una cuestión en
particular es porque señala su existencia conceptual y esta entra en las categorías
de la verdad cómo y en cuanto tal argumentada. Esto último implica el reconocimiento
tácito de los argumentos y conceptos que la generaron en la praxis eclesial. Para
ello citaré el misterio eucarístico, recordemos
que los mismos Apóstoles celebraban la Cena del Señor y sus componentes e
intencionalidad llega a nosotros mediante los ritos que convenientemente la evolución
eclesial formalizó para nosotros. Es en síntesis
la misma argumentación apostólica y la recta intención del acto eucarístico el
que llega a nuestros días (45).
Las verdades relativas son en la exposición
conceptual y los arquetipos humanos, paradigmas estos de la verdad revelada
(46) Aun la verdad relativa supone una necesidad lógica que
se siente con todo su vigor y fortaleza en
las verdades esenciales de la Iglesia. La lógica como concepto de una expresión
ontológica que hace del ser eclesial una realidad perceptible por los
bautizados y cuya Fe la materializa en los distintos escenarios de la vida
cotidiana y sus afanes. Como opinión personal mi temor sobre las verdades
relativas radica precisamente en que tarde o temprano los amantes de tales
verdades y sus intereses terminaran contradiciéndose a sí mismos. Alguien
manifestó: Lo más triste de los ateos es
no tener a quien darle las gracias, esta expresión enmarca conceptualmente
en una verdad de índole y naturaleza relativa cuando entra en escena
en un mundo de evidencias tanto inmediatas como históricas (47). Este argumento
inmediatista nos invita a reflexionar sobre el papel de tales verdades en el
ser de nuestra catolicidad y como hemos permitido todo tipo de posturas
estrictamente antropocéntricas sacando a Dios de en medio para reemplazarlo por
meras percepciones de bienestar colectivo. Esta realidad es preocupante porque sitúa
al ser humano por sobre el orden y disciplina de la institución llamando a una anarquía total. Tal anarquía brilla
en el desorden de las enseñanzas que se someten al absolutismo del criterio humano
perdiendo de vista la esencia del mandato de sujeción a la disciplina eclesial.
Donde puede quedar aquello de la inspiración eclesial en los Cánones y Constituciones
que interpretan el sentir de la Koinonia eclesial y comunitaria. Hay resistencia a sumir el contenido histórico
de las verdades de la Iglesia como si eso fuera lo relevante en la Fe de los
bautizados (48).
Un
cristianismo anárquico que pretende dibujar a la Iglesia según las líneas de su
pensamiento grupal o personal retándole todo el valor de la Tradición y su
Magisterio, ante tales posturas se convierte en paradoja los anhelos del
Movimiento de Oxford por recuperar la identidad de nuestra catolicidad y
hacernos derivar dialécticamente a la Iglesia universal de Cristo sobre la base
y vientre apostólico como en Pentecostés (49). La relatividad de la verdad puede hacernos perder la guía histórica y
ver solo el pasado y no su importancia en la estructuración de nuestro
presente. Las verdades no pasan de moda o peor aún pierden su sabor como la “sal
echada a perder” (50) Las verdades de nuestra Fe son sin duda fundamento de
todo ser activo eclesial y no se entiende nuestra Fe sin su contenido. Aun para los más liberales
y emotivos es bueno que no pierdan de vista que las verdades de nuestra Fe
explicitan todo el contenido sobrenatural de nuestra relación con el Dios vivo
y revelado. Hay espacio para la intuición o modo de abordar esta realidad pero sin dejar a un lado
su orden que es anterior a nosotros (51).
Si excluimos a
Dios entonces entramos en un nefasto relativismo moral como estamos viviendo
en el hoy de nuestra historia… (52).
|
Tal
relativismo apunta a la pérdida de identidad cristiana en todos los aspectos de
nuestra integralidad existencial. Recordemos a Pablo y los inicios apostólicos:
"Todo es
lícito, mas no todo es conveniente. Todo es lícito, mas no todo
edifica." 1 Corintios capítulo 10 versículo 23.
(53)
|
Pablo
responde por los bautizados sobre la necesidad del orden y las enseñanzas
eclesiales. La conveniencia debe ser dejada en manos de la Iglesia que se atiene a su historia para manifestar la
conveniencia de sus Usos y Costumbres.
La Tradición juega un papel fundamental en el corpus doctrinal y lo mismo
podemos decir del Magisterio eclesial. La experiencia sociológica del ser eclesial
está presente en sus enseñanzas pero pretende evitar el relativismo tal y como
se está manifestando hoy… El acoger al
otro en la Fe no implica trivializar nuestro ser eclesial para no mostrarnos
disonantes ante el que llega deseoso de ser instruido y no justificado cuando
el amor como praxis es y será su justificación (54). Sometiendo todo al relativismo
o entonces la dimensión moral en donde puede quedar estancada y a merced de los
vientos que asolan con sus tendencias nuevas cada momento. Pues tal relativismo
puede hacernos perder la sindéresis de nuestra propia percepción de la realidad
redimida. Si todo es aceptado entonces la necesidad de la redención también puede
ser discutida o solo reducida al pecado inicial y sin conexión con el ser
humano contemporáneo. Estamos subestimando al otro que se acerca a la Iglesia
y de esta manera le estamos mostrando una realidad que sin duda no es la
deseada, todavía el creyente espera el orden y la disciplina en la vivencia
comunitaria de su Fe (55)…
La Iglesia Anglicana en su ser eclesial
reformado y en sintonía con la Tradición y Magisterio eclesial y en su potestad
como expresión de la Iglesia de Cristo, asume
en el tiempo lo relativo al tiempo y a la disciplina del orden institucional
sin que con ello las verdades aceptadas y facilitadoras de nuestra doctrina
universal se vean alteradas o condicionadas por la mutabilidad de la coyuntura
doctrinal sugerida. Nuestra cosmovisión se está manifestando siempre bajo las categorías
dialécticas afines con la expresión dogmática de su ser y vivencia eclesial. La
fidelidad a las Sagradas Escrituras no tiene tiempo de caducidad sino conceptos
adaptables a los tiempos. El dogma no es una limitación sino todo lo contrario,
una razón esencial de su ser y ministerio (56).
BIBLIOGRAFIA/CIBERGRAFÍA/ARTÍCULOS E INSUMOS.
1-
Nota del autor.
2-
Nota del autor.
3-
Nota del autor.
4-
Fenotipo “corresponde a las cateréticas de
un individuo y en este caso a las características del discurso teológico de las
verdades fundamentales de la Igelsia”.
5-
Nota del autor.
6-
Notas del autor.
7-
Notas del autor.
8-
Nota del autor.
9-
es.catholic.net/op/articulos/21644/cat/632/los-concilios-ecumenicos-especial.html. ec.aciprensa.com/wiki/Los_22_Concilios_Ecuménicos.
10-
Nota del autor.
11-
Nota del autor.
12-
Nota del autor.
13-
Nota del autor.
14-
Nota del autor.
15-
Nota del autor.
16-
Nota del autor.
17-
Nota del autor.
18-
De duabus naturis, 3.
19-
Nota del autor.
20-
Nota del autor. Notad el autor. Adversus
Praxeam 6, 1 : 7, 8
21- S.
Th. 1, q. 29, a. 3. Citada desde www.mercaba.org/VocTEO/P/persona.htm
22-
Nota del autor.
23-
De Trinitate, 1. 1V, c. XXII. Citada desde
www.mercaba.org/VocTEO/P/persona.htm.
24-
Nota del autor.
25-
Nota del autor.
26-
Nota del autor.
27-
Nota del autor.
28-
Nota del autor.
29-
Nota del autor.
30-
La categoría griega de Perijoresis (rotación, girar alrededor)
www.mercaba.org/VocTEO/P/perijoresis.htm.
31-
Nota del autor.
32-
Nota del autor.
33-
Nota del autor.
34-
S,
del Cura Elena, Perikhóresis, en DTDC, 1086-1094; L. Prestige, Dios en el
pensamiento de los Padres, Secretariado Trinitario, Salamanca 1977 281-297;
algunas alusiones en B. Studer, Dios salvador en los Padres de la Iglesia,
Secretariado Trinitario, Salamanca 1993; L. Boff, La Trinidad, la sociedad y la
liberación, San Pablo, Madrid 1987 153-190… (Nos hemos servido de estas fuentes
gracias a un artículo publicado por: www.mercaba.org/VocTEO/P/perijoresis.htm.)...
35-
Nota del autor.
36-
Nota del autor.
37-
Nota del autor.
38-
Nota del autor.
39-
Nota del autor.
40-
Nota del autor.
41-
Nota del autor.
42-
Nota del autor.
44-
Nota del autor.
45-
Nota del autor.
46-
Nota del autor.
47-
Nota del autor.
48-
Notad el autor.
49-
Nota del autor.
50-
Nota del autor.
51-
Nota del autor.
52-
Nota del autor.
54-
Nota del autor.
55-
Nota del autor.
56-
Nota del autor.
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