VIGÉSIMO
PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año B. Job capítulo 23 versículos 1-9,
16-17. Salmo 22:1-15. Hebreos capítulo 4 versículos 12-16. Marcos capítulo 10
versículos 17-31.
La
percepción del mal por parte de los creyentes dependerá de la interacción con
la Gracia que sensibiliza frente a sus estructuras y manifestaciones.
No es el triunfo del mal algo contundente ya que solo se percibe de esta manera
cuando estamos alejados del sumo bien que es Dios. Job percibe la injusticia y
sus consecuencias pero se mantiene firme en la vivencia de su Fe. Cuando el
creyente cree que las cosas no mejoran en
ese preciso momento debe tomar las armas de la Fe y el Amor para generar
los cambios necesarios en su vida y condición. Nada está acabado y menos cuando se trata de la esperanza de
cambiar cualquier injusticia en nuestras vidas y realidades.
Job
enfrenta en sus crisis
personales las consecuencias del mundo que le rodea pero no obstante su
frialdad toma con fuerza la esperanza y la convierte en combustible para
alimentar su Fe y expresión de amor que vive de cara a Dios. Su subjetividad es
como la de cualquiera de nosotros, pero su respuesta meditada y profunda
argumenta el estado de una Fe y espiritualidad dinámicas. Cuando el creyente se
sienta desanimado o en extrema preocupación no puede olvidar ni por un instante
que Dios no tardará en actuar.
Job es consecuente con su
Fe y no permite que las dificultades lo determinen y coarten la vivencia de su
esperanza, es ante todo un creyente que
alimenta su tragedia positivamente hablando con el remedio o antídoto, es
decir, con la más profunda esperanza, Job es con mucho un hombre de esperanza. Nosotros
en el medio eclesial podemos también contribuir con el desarrollo de nuestra
esperanza y convertirla en valores sobrenaturales del rol del creyente en el entorno de la sociedad.
El
Salmo 22 que citamos en nuestra liturgia de la Palabra de este domingo, inicia relatando el
sufrimiento percibido por el doliente que puede ser cualquiera, pero con todo y
lo que ello implica, acude determinado a los brazos de su esperanza, es decir,
a Dios mismo, no deja ni por un momento de clamar a Dios, su confianza es inquebrantable.
Ante tanta dificultad resuena la acción de gracias porque Dios no abandona a
nadie y busca siempre sin excepción nuestro bienestar. El templo es y se
muestra siempre en este tipo de invocaciones como el epicentro de la oración
junto con la intimidad del creyente. También nos recuerda al Señor en su
Pasión, miremos tal imagen textual:
7.
Y yo, gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del pueblo, 8.todos
los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza: 9. Se
confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama! 10.
Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza a los pechos de mi madre;
11.a ti fui entregado cuando salí del
seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.
|
El creyente no puede
perder de vista que su esperanza ante el sufrimiento es el Amor de Dios y su
Amor no se mengua sino que crece hasta la misma eternidad. El salmista afirma
que Dios le conoce totalmente sin reparo o límite alguno, tal introspección
solo es posible cuando el Amor mueve nuestra experiencia de vida.
El
Autor de la Carta a los Hebreos, centra su atención en las
expresiones del Sacerdocio de Cristo en las alturas junto al Padre Dios, es
para él un signo de su triunfo y condición plena de su Divinidad. El mensaje
que se comunica de parte de Dios es pleno y eficaz no son solo frases y
oraciones que el ser humano confecciona sino un contenido salvífico porque se
centra en el propio Cristo.
La Palabra de Dios posee
unas cualidades que la hacen única y cuya vocación es eminentemente salvífica y
revelativa de una realidad que solo atañe al propio Dios revelado. Es la
manifestación de su Voluntad a la humanidad creyente y a quienes aún no le
conocen. Solo la Palabra de Dios puede transformar vidas con todo lo que ello
puede implicar. Nosotros los bautizados tenemos aquí la posibilidad de
profundizar en los misterios de la revelación de Dios a la humanidad.
Solo Dios conoce la plena
y perfecta realidad de las cosas y sus criaturas. Solo Dios puede llegar hasta
donde nosotros no podemos aun en nuestro propio interior. Su Amor está tan
dentro de nosotros que se convierte en lo más íntimo que hay en cada uno de los
bautizados. Haciendo eco de esta expresión dirá Agustín de Hipona: “Tu Amor Señor es lo más íntimo que hay en
mí”. Pues esta intimidad expresada por el Hiponense es la misma que nos
alienta cada día a trasegar en lo cotidiano sin perder de vista que Dios está a
nuestro lado, debemos desarrollar esta conciencia de su cercanía.
Cristo es el gran amor
solidario de Dios a la humanidad y su amor no entra en discusión, solo quienes
profundizan en su relación podrán percibirlo y conservarlo como ese tesoro
enterrado que nos hace vender todo para poseerlo.
Acerquémonos,
por tanto, confiadamente al trono de
gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda
oportuna (versículo 16).
|
El Trono del mismo Dios
es su manifestación amorosa por medio de la Tercera Persona de la SS. Trinidad,
nos referimos al Espíritu Santo, solo Él puede ayudarnos y derramar bendiciones
tras bendiciones y cubrir con su Gracia todo lo que estamos haciendo y donde
necesitamos su presencia amorosa. No desmayes que aunque la injusticia se vista
de linos finos el Amor de Dios la supera y desaparece en tu vida. La Gracia de su Trono es la manifestación
de su Amor por ti y por mí sin distingo alguno, somos hijos de la esperanza. Sin importar lo que suceda hoy o mañana Dios
tiene un plan para ti y los tuyos solo búscale humildemente y déjalo ser Dios
en tu vida.
El
Texto Marcano, inicia
con una amonestación del Señor sobre el valor de los Mandamientos y escoge para
su exhortación aquellos que entran de lleno en el Ethos social y cultural de la
humanidad, no matar, no robar, no cometer adulterio, honrar a padre y madre, y
otros más que sin duda hacen parte de
los compromisos de vida de los bautizados, sin ellos es imposible pensar en un
orden justo y socialmente aceptado por todos, la paz interior necesita también
de la paz que se genera en las acciones comprometidas de los creyentes. El encuentro con el otro puede sufrir
graves daños sino respetamos la convivencia y los valores cristianos que nos
invitan a edificar sobre las bases sólidas del amor y la Caridad.
La riqueza es una
bendición pero también puede ser un
obstáculo cuando el bautizado no ha priorizado la opción por Cristo en su vida.
La tenencia solo animada por el valor intrínseco de lo material no representa
provecho más allá de las comodidades y definiciones de esta vida. El poseer es
visto como un obstáculo o barrera ante lo espiritual y primordial de la
existencia humana, pero el Señor se plantea y comparte un interrogante sobre su
valor como opción de vida y motivación. Aquel hombre joven (insistencia
Marcana) posee riquezas o las riquezas lo poseen como su trofeo. El tener es
una necesidad real y vital para la sobrevivencia, pero el corazón no puede
terminar siendo esclavizado por el tener sin vivir a plenitud el ser.
Dar el corazón implica
ser subyugados o envilecidos por el tener antes que por el ser, es buscar una
razón para tener y no para ser a conciencia, bien se expresaría Agustín cuando
afirmó:
No
es más feliz el que tiene mucho sino el que necesita poco… -En otra ocasión
también- Señor pídeme lo que quieras pero dame lo que me pides.
|
Estas palabras son fiel
gráfica del Evangelio y la confianza en el Dios providente que se manifiesta en nuestras
vidas. Un “camello” pasar por el “ojo de una aguja” sin duda el Señor se refería
a las ventanas de las construcciones judías y de origen Persa, por cuyo espacio
solo podía pasar una persona delgada e impensable para un animalito de más de
500 kilos. La realidad cristiana nos indica que todo es posible para Dios y
para el hombre todo depende de su Creador.
Quienes dejaron todo por
seguir a Cristo y mostraron esa radicalidad en sus vidas recibirán de su Señor
la recompensa de la eternidad y una relación que no será agotada nunca como
sucede con todo lo que creamos en nuestro mundo y edificamos en relaciones y diálogos
permanentes entre iguales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario