martes, 2 de octubre de 2018

VIGÉSIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS...


VIGÉSIMO  DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año B. Job capítulo 1 versículo 1 y 2: 1-10. Salmo 26.  Hebreos capítulo 1 versículos 1-4 y 2: 5-12. Marcos capítulo 10 versículos 2-16. 



El libro de Job inicia dándonos pistas sobre la ubicación de estas escenas y la tradición coincide en afirmar que se ubica al  Sur de Edom (Ubicada al Sur de Judea y  el mar Muerto) el capítulo 2 nos recuerda en primer lugar las plagas de Egipto con respecto a los granos y males de la piel que son endémicos de las márgenes del rio Nilo. Job  de forma sapiente soporta y afronta la necesidad y  vive con las consecuencias de estas… Es importante tener presente que el objetivo de este relato es exaltar la fidelidad del creyente ante las distintas circunstancias de la vida, y la memoria de Dios,  que no dejará solo al sufriente.

Si bien esta enfermo no podemos esclarecer el tipo de dolencia que era común por múltiples factores, lo que podremos asegurar es la riqueza del Texto inspirado en la cotidianidad durante la estadía en Egipto, de allí le viene   al Texto su recurso literario sin que se escribiera en dicha Nación. Recordemos que también este tipo de afecciones fueron infringidas como castigo a todo tipo de personas en los relatos de las Escrituras (para tu profundización puedes leer las leyes y dictámenes de la pureza corporal y descripción de las enfermedades en el libro de Levítico capítulo 13 y en Deuteronomio capítulo 28).

La relación salvífica con Cristo demanda del bautizado más que  un estado de confort en su vida,  también supone que la enfermedad llega a su debido tiempo y que la Fe precisamente es puesta a prueba ante tamaña dificultad.  Estamos ante una realidad que toca a todo el género humano y que nunca podemos pensar que Dios se vale de ella para lastimar a sus hijos por adopción. Es todo lo opuesto, es una maravillosa oportunidad para sentir el amor de Dios y su misericordia por nosotros.
Vivamos pues en completa comunión amorosa y estaremos preparados para afrontar la enfermedad en la medida y dimensión que esta llegue a nuestras vidas y la vida de los que amamos.

El Salmista clama por su inocencia y pide a Dios justicia.  Este relato convertido en oración nos recuerda a Job  y las condiciones en las que afronta su necesidad. La prueba del creyente sin duda se fortalece gracias a la presencia amorosa de Dios que nos conoce en toda situación de nuestras vidas. Hace alusión al templo y su liturgia, los bautizados  a pesar de sus postraciones permanecen unidos al cuerpo de Cristo que es la Iglesia y no se apartan de su liturgia. Es pues un ejercicio amoroso de Dios con respecto a nuestra propia debilidad cambiándola  en fortaleza y alimentándola con la esperanza de su amor sin límite.

El relato de la Carta a los Hebreos, posee una connotación bien particular y es el lenguaje que emplea de corte filosófico en su introducción manifestando la relación divina del Hijo con el Padre y su Igualdad esencial. Aquí el Hijo posee en premio la herencia que Dios le ha reservado gracias a su sacrificio y pruebas… Deja en claro la diferencia entre las Divinas Personas del Padre y el Hijo “El cual siendo  resplandor de su gloria e impronta de su sustancia” es una alusión tardía fruto de la experiencia  y reflexión de la Iglesia primitiva. En la segunda parte de este relato (capitulo 2 versículos 5 al 12) cita el Salmo 8 que es el más antiguo de la Salmodia. Atestigua el  valor del Sacrificio de Cristo en la Cruz y como su recompensa es el mando o dominio absoluto sobre cuanto existe. No olvidemos que los creyentes en la Iglesia primitiva estan apenas en crecimiento y para esta época (apostólica) son despreciados y considerados en último lugar en expresiones auténticas de Fe.

Es pues Cristo quien nos introduce en la gloria eterna porque Él murió y Resucitó por todos nosotros y conoce el “camino” que es Dios mismo. La vida del bautizado es también una prueba constante de Fe en medio de una realidad terrenal muchas veces hostil ante el Evangelio y su novedoso proyecto de vida. Para tener presente en esta lectura que la centralidad de la Carta a los Hebreos es el Sacerdocio de Cristo.

La comunión como signo de identidad se pone de relieve en esta Carta y por ende es tomada por la Iglesia en esa dimensión. Una realidad que pide de los bautizados  conformidad  con las enseñanzas de la Iglesia en la vivencia del Bautismo y su Pacto como requisito para participar de este orden ganado por Cristo en la Cruz. Cristo nos santifica y nosotros una vez santificados por su Sangre Santísima estamos libres de las ataduras del pecado y dispuestos a la trascendencia.

El verbo Perfeccionar  que encontramos varias veces aquí en el relato (Biblia de Jerusalén) parece referirse a estados diversos y evolución en la relación del creyente con Dios, la misma que debe madurar para alcanzar el ideal de su existencia que es la salvación. La perfección en la vida cristiana es determinada por la Gracia y hasta donde el bautizado le permite actuar en su vida. Lo mismo acontece con los ministerios vividos en ella.  

La visión Marcana, nos presenta una imagen bien particular del Señor amonestando sobre el matrimonio y como relaciona tanto el derecho judío que permitía solo repudiar al hombre y no así  a la mujer,  mientras que el Señor la incluye a ella en una clara muestra de la influencia del derecho romano que lo permitía. Jesús acude a la razón del proceder judío para “justificar” su respuesta, nos referimos a la dureza de sus corazones y como seguían la Ley articulada en función de los derechos exclusivos del hombre restándole cualquier posibilidad de igualdad esencial a la mujer.
El libro del Génesis que es citado por el Señor claramente muestra el valor indisoluble del amor de la pareja que cuando es auténtico y sin presiones de ningún tipo puede edificar su hogar para toda la vida siendo esto no un ideal sino una realidad que refleja la Alianza definitiva entre Dios y la humanidad. La familia se convierte de esta manera en el epicentro de toda vivencia de los bautizados y en alimento de valores cristianos para la sociedad.

La unidad de la pareja es también signo de la presencia esponsal de Cristo con su Iglesia y confirma así que el pueblo de Dios está llamado a vivir valores  con vocación de eternidad. Lo refleja el Señor aludiendo a sus corazones y las banalidades que este puede encerrar. No olvidemos que el matrimonio entre los judíos se desvió de su esencia, al punto de darse todo tipo de desmanes, un hombre se podía divorciar por tonterías como por ejemplo, que su mujer agregaba mucha sal o poca a la comida,  o la veía al otro día y ya no quería estar con ella, eran suficientes motivos para el divorcio. La respuesta del Señor condena estas situaciones de superficialidad pero no nos está hablando sobre causas más profundas ya que estas quedan a la experiencia de la futura Iglesia que nacerá ante su partida. Cuando el amor y su  compromiso de vida aparecen en una relación estos creyentes estan listos para edificar como el hombre prudente sobre roca y no cualquiera sino sobre el propio Cristo. El amor es indisoluble, no así los caprichos humanos. El amor comprometido y maduro que se recrea en la permanente entrega saltará hasta la vida eterna. La materialización de ese amor es la vida sexual de la pareja que la Iglesia universal elevó a “castidad perfecta” teniendo presente la entrega amorosa de la pareja y sus acciones abiertas a la vida y su conservación.

Esta Iglesia respetuosa de la persona y sus relaciones familiares invita a los esposos a ser el uno para el otro y manifestar así que el amor de Dios se puede vivir en una experiencia de mutua entrega, donde la pareja desde sus diferencias naturales construye grandes igualdades gracias al amor. La familia se constituye en la base y fundamento de la sociedad y de la Iglesia,  como quiera que para los pequeños se convertirá en la Iglesia domestica donde aprenderán a conocer y amar a Dios por medio de las acciones y enseñanzas amorosas de sus padres…

Los esposos se constituyen en co-creadores porque juntos y amándose siempre contribuyen con la obra creadora de Dios. “La más perfecta comunicación del amor es la vida”.
  



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