REFLEXIONES SOBRE HERMENÉUTICA
BÍBLICA.
La fuerza expresiva de la
Palabra es significante para el creyente. Las definiciones gramaticales son
solo las categorías de la realidad comunicada en palabras pero su verdadero
contenido es espiritual y necesita de la Fe del lector y del interlocutor para
su afirmación conceptual, categórica, o paradigmática, que a la sazón es lo
mismo… Los escritores del (N.T) tenían la certeza sobre el valor y potencia
figurativa del (A.T) cuyo lenguaje es alusivo al Mesías y la obra de la
Redención, aquí encontramos su realidad metafísica y semiótica (significación intelectiva de las palabras en
el discurso Escrituristico) Su estudio se adelanta en orden a Cristo sin
descuidar su paradigma histórico y profético cuyas figuras establecen un nexo
conceptual no hipotético, nos referimos a personajes como: Abel, Noé, Abraham,
Moisés, José, David, Jonás, Elías, el
Bautista, y muchos otros. En el (N.T) Pablo logra configurar un discurso
conciliador de las ideas tanto políticas como religiosas de su entorno,
pero desarrolla una propuesta no etérea
como la cosmovisión griega abordando así la nueva realidad socio-cultural de su Ethos en un
enclave propicio difundiendo así la concepción núbil de la doctrina cristiana.
El modelo semiótico
Paulino alcanzó logros a pesar de la dialéctica imperante, dicha realidad
discursiva no le apartó del (A.T) por el contrario logró una unidad de índole
hipostática entre una y otra tradición. El paradigma Escrituristico es otro y a
la vez relativizado es el mismo, esta primicia es de fácil demostración,
recordemos que en el (A.T) lo anunciado era por medio de figuras y en el (N.T)
la realidad supera al mito y se instala en la sique del creyente. Pues el
modelo histórico cristiano supera al modelo de la tradición judía gracias a la
configuración de una verdad Escrituristica supra intelectiva frente a la
promesa Veterotestamentaria (Cristo no es anunciado proféticamente es instalado
en la Predicación apostólica como realidad vivida y asumida).
El evangelio de Juan es
prueba de los estadios intelectivos de esa predica, miremos un ejemplo: La Vid y los Sarmientos, se enfoca desde la concepción tri-eidética (Es decir,
que visualizamos sus momentos) los cuales son Ante-Durante- Post-pascual, cada
uno de estos momentos posee su connotación axiomática, el (A.T es figura y en el N.T es realidad)… El Fenotipo
del Texto del Éxodo sobre el “cordero
pascual” posee características
ritualistas que lo unen al “Cordero de
Dios” de la visión Joanica del Bautista. Esas características son
universalmente aplicadas en los Tipos y Anti-tipos de las Escrituras para
designar al Mesías en el (A.T). El pensamiento convertido en palabras y
conceptos se incorpora de manera descriptiva a su nueva realidad conceptual. La
riqueza intelectiva de Juan en su Prólogo, se debe sin duda a su capacidad de
relacionar especulativamente la tradición judía y el marco de la Teología natural de los pensadores griegos. La
realidad teológica del Prólogo solo la
conoceremos en la medida en la que nos adentramos en su evangelio y conocemos
de su expansión literaria. Sobre el Prólogo solo citaré dos ejemplos
rápidamente: El “Arjé o Arché”
griego corresponde a la realidad situada al principio de los tiempos, este
concepto es eminentemente pre-socrático y sofista, Un Post-niceno como Agustín
de Hipona, usará el término, Katoikia para
referirse a la Inhabitación, mientras que Juan empleó el termino Katoikous para hablar de habitar (Jesús estuvo entre
nosotros de forma corporal), Juan era autor judío pero pensador griego. El
Prólogo Joanico ofrece en esta cosmovisión una idea de su cristología
ascendente y como se muestra una re-lectura de la imagen de Cristo justo al
comienzo y no al final de su evangelio. Los capítulos 4 y 13 nos hablaran bajo la
perspectiva dialéctica del Prólogo. El discípulo
amado es una clave terminológica que se inserta en la relación posterior
del Dios Amor. Para Juan el Dios Enviado es el mismo que retorna (doctrina
Alejandrina especialmente de Orígenes y
los Capadocios sobre la Unión Hipostática). Bultmann cree que la Cristología de
Juan condiciona su hermenéutica, desde
la perspectiva Agustiniana sostenemos lo contrario, es precisamente por su
Cristología que se desarrolla el evangelio, la razón Joanica es la cristología intrínseca
al Prólogo.
La lucha contra los discursos y lenguajes
mitológicos (particularmente Lucas y Juan) se adentrará en la configuración de
un modelo semiótico cuya significación se contextualizará especialmente en la
visión Lucana de un Cristo manifestado
interiormente o intrínsecamente a la Fe del bautizado que relaciona su
acontecer con la concepción griega de la materia increada que no veía
posible la vuelta a la vida, pues Lucas
evita todo este problema y su
fenomenología predicando no un Alter ego
cristiano sino un Dios manifestado desde el corazón, recuperando toda su dialéctica como eje de lo
afectivo y emocional (Emaús) Lucas une su Ethos creyente al Texto de los Hechos
de los Apóstoles considerado como el 5to evangelio especialmente en la
Ascensión del Señor. El cuerpo como
paradigma comunicativo y su lenguaje inserto en la corporalidad necesita una expresión lingüística distinta y
es precisamente Pentecostés tal manifestación comunicativa. La obra Lucana
inicia y termina en el templo e intuitivamente ubica todos los acontecimientos
post-pascuales el mismo día, es una
intuición cronológica y temporal del evento llamado Pasión, Muerte y
Resurrección del Señor. Este es un argumento Irrefragable.
El lenguaje protagónico
de los evangelios se estiliza entre los discursos del Señor y las
intervenciones de los apóstoles. La paráfrasis evangélica tiene en Lucas y Juan a
sus mayores exponentes. Gramaticalmente hablando la doctrina cristiana nace de
una trinidad conceptual escenificada por
Roma, Jerusalén y Atenas. Y en el A.T
por pueblos como Cananeos, Filisteos, Egipcios, Asirios, entre otros. Tal
relación cultural facilitó la universalidad idiomática que nos recuerda la “torre de babel” y su posibilidad de
insertar ideas y conceptos de otras cosmovisiones. Gramaticalmente hablando el
recorrido del pueblo durante el Éxodo y posteriormente la Diáspora, enriqueció
su cosmovisión y facilitó tal absorción conceptual… El texto Neo-testamentario de mayor contenido
encriptado es el Libro del Apocalipsis y para afirmar esta primicia diremos
solo un ejemplo: La némesis doctrinal y paradigmática que argumenta la cifra 666 (Apocalipsis capítulo 13 versículo
18). Corresponde a una figura literaria para centrar la opinión en la
exposición de la doctrina y su integridad, el 666 es la marca de la
doctrina contraria al cristianismo. La
Esperanza es la mayor repetición encriptada de este libro y su género
literario. Los enemigos o anti-cristo corresponderán y obedecerán a la primicia griega del Principio de la No contradicción, argumentado por Aristóteles al afirmar que
una cosa es o no pero nada puede ser una y otra cosa a la vez, ejemplo vivo de
helenización en el pensamiento Joanico.
La mentalidad Joanica al
emplear términos clave para su evangelio sin duda se distancia de los factores
recurrentes o fuentes de los sinópticos, sin entrar en detalles sobre las
fuentes alternas afirmamos que la
utilización del término mundo
puede significar según sea la intencionalidad del autor, puede referirse a la
hostilidad hacia el Evangelio, a un grupo de hombres, a la sociedad de su
época, entre otros…
“Los
mitos son producto de la imaginación y cuando el conocimiento desplaza la imaginación
entonces el mito desaparece” esta definición histórica
de mito corresponde al materialismo histórico enseñado por Engels y Marx.
Desambiguando su contenido en la vocación de las Sagradas Escrituras diremos
que el mito queda a un costado de la praxis cristiana cuando esta es animada
por la Fe y la vida sobrenatural presente en nuestros hábitos. La presencia de
los mitos cananeos, asirios, acadios, en el libro del Génesis solo es producto
del intercambio cultural del pueblo de
Israel con sus vecinos particularmente durante el Éxodo y los vacíos sociales y
culturales de este. La apropiación
cultural de Israel fue un proceso histórico y los paradigmas religiosos
necesitaron de esta literalidad para su construcción. Desde luego ningún autor sagrado puede hablar de
categorías cognoscibles que no sean producto de su contacto con el entorno
somático y/o espacio vital. Las imágenes de la Divinidad judía eran las mismas
guardando las proporciones de sus similares vecinos, la interioridad como
relación marcó la diferencia y también el valor de este nuevo amanecer en la Fe
de Israel. Había conciencia de un Dios Todopoderoso y de otros dioses débiles
ante este. Estamos ante el despertar del Monoteísmo hebreo y la construcción de
un discurso religioso que incluye como
es de esperarse la cotidianidad de esa Fe…
Rvdo. Pbro. Diego Sabogal
Decano C.E.T.
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