DÉCIMO
NOVENO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año B. Ester capítulo 7 versículos 1-6,
9-10 y 9: 20-22. Salmo 124. Santiago capítulo 5 versículos 13-20. Marcos
capítulo 9 versículos 38-50.
El
libro de Ester nos enseña la situación del pueblo
“disperso” por entre otras naciones y como su mentalidad y forma de vida se
había convertido en un problema para otros pueblos, Aman servidor del Rey
Asuero (Podría tratarse de Jerjes I rey persa) Ester en el mismo esquema que
nos recuerda la petición de Salomé (muerte del Bautista) acude al rey persa
buscando en la misma razón de Estado que lleva a Amán a pedir el exterminio de
su pueblo la reivindicación de este y la muerte de su enemigo… Es importante consignar que ella y
Mardoqueo entran en oración antes de la jugada política que salvaría a los
suyos.
La vida muchas veces
regresa cargada de las acciones que hemos cometido y eso parece haber sucedido
con Amán que ve como su vida se pierde de la misma manera como pensaba proceder
contra Mardoqueo, para nosotros queda el ejercicio de una vida que se mueva
animada por la Caridad y Conciencia del otro y su intríngulis. No es posible
que el bautizado actúe movido por
intereses mezquinos, por el contrario,
debemos proceder con absoluta claridad y justicia que sin duda son elementos
propios de nuestra condición redimida. Ester
como reina no permitió que sus intereses de índole personal estuvieran por
sobre las consideraciones políticas y personales de su nación, el cumplir con
nuestra responsabilidad es indispensable en el crecimiento integral de nuestro
ser…
Las consecuencias de una
moral imperfecta no eximen a nadie de sus responsabilidades y quienes nos
gobiernan no pueden creer que por aducir “razones
de estado” quedaran eximidos de asumir las consecuencias de sus acciones
porque la Ley de Dios está por encima de ellos. Esta situación descrita nos
puede mover a revisar el contenido reflexivo de nuestro proceder y como la conciencia debe afrontar cuanto
llevamos a cabo. La ley humana puede justificar acciones en contra de otras
personas pero la ley de Dios es otra cosa y no depende de las maniobras
políticas de un gobernante o de una nación, nosotros como bautizados estamos
llamados a ser justos en toda circunstancia de vida.
El
Salmo 124, expresa nuestra total confianza en Dios y
su intervención amorosa. La realidad política de Israel le pone en el ojo del
huracán. Muy posiblemente este Salmo se enfoca en la respuesta ante la crisis
que ocasiona la presencia de fuerzas hostiles a Israel, estas fuerzas no
siempre son conflictos con otras naciones,
bien puede tratarse de situaciones de vida en las que incurren los
judíos y para su descripción emplea el Salmista imágenes conocidas como las
contenidas en el (versículo 4). La respuesta de Dios es una constante en la
historia del pueblo hebreo. Esta “acción
de gracias” está matizada por un contexto amplio de situaciones que podrían
evocar los conflictos nacionales como la Diáspora y antes, la salida de Egipto.
Su conciencia les dicta que Dios está y
estará presente en todo lo que vivan.
El
Apóstol Santiago nos ofrece una consideración general
sobre el valor e importancia de la oración en los distintos procesos de nuestra
existencia. Es la oración fundamental para sanar tanto de los problemas físicos
como espirituales, ella no funciona como un producto mágico sino como un
elemento de nuestra propia reflexión y como una manera nueva de comunicación
con el Dios Creador. Orar por los
enfermos y necesitados es una manera de tomar conciencia sobre la enfermedad y
su presencia en la vida del ser humano. La conversión es otro componente de la
efectividad de la oración, Santiago habla del pecador y del poder de la oración
ferviente como signo de la Fe autentica de quien entra en meditación y oración.
La Iglesia desde siempre
ha visto en estos pasajes de la Carta de Santiago las bases de la “Unción de los enfermos” que practicamos
en toda circunstancia de vida y con énfasis en la enfermedad de los
bautizados. También se asocia con la
confesión o propósito de enmienda ante
los pecados de los que nuestra conciencia nos puede “acusar” no olvidemos
hermanos que el pecado es detonante de todo tipo de postraciones que van desde
lo físico hasta lo mortal. Si queremos una sanidad integral estamos compelidos
por Santiago a “orar y confesar”. El
pecado puede y de hecho retrasa el crecimiento de los bautizados convirtiéndose
en enfermedad de todo tipo y consecuencia.
La Congregación como
Asamblea de creyentes ve en esta lectura una clara exhortación a vivir en sus
distintos ministerios laicos el amor solicito por el sufriente en donde este se
encuentre. La Iglesia provee
espacios formativos para vivir este mandato solidario entre los
creyentes que se congregan en nombre de Cristo.
El
Texto Marcano, que nos ofrece la liturgia para este
domingo está cargado de simbologías que apuntan a la preparación próxima a
Adviento. Uno de los favoritos por el Texto Sagrado de Tradición es el símbolo del
Fuego que en algunos casos apunta al rechazo de la Voluntad salvífica de Dios y
otro a un estado de purificación espiritual que vive el creyente en su vida de
Fe, esta simbología tiene por objeto esclarecer el compromiso personal de
crecimiento y madurez en la Fe bautismal.
La radicalidad es un
componente Marcano por excelencia y lo hace saber en los (versículos 43 al 50)
esa radicalidad apunta como es de esperarse en Marcos y su visión antropológica
de la Fe, es decir, a una vivencia que involucra la más profunda relación con
Cristo a un plano que supera lo sensible haciendo de este encuentro la razón de
toda vivencia de nuestro ser como bautizados. Marcos ve con claridad el papel que la Fe
puede desempeñar en la vida del creyente y de paso abre el espectro del
seguimiento a Cristo a una dinámica más personal y menos centrada en sus
manifestaciones sobrenaturales, de allí brota precisamente su radicalidad y
servicio. Recordemos que la Sal ocupaba un lugar importante en la vida de la
sociedad clásica siendo tan preciada que los romanos pagaban el sueldo a sus legiones
con este producto, de donde se deriva el nombre de “salario”. Pues
para seguir a Cristo debemos ser valiosos y útiles como sal en nuestro entorno
o enclave espiritual.
Sin duda que estas
figuras empeladas son un recurso para nuestra propia interiorización teniendo
presente su contenido y enriqueciéndolo
con nuestra experiencia de vida y
todo aquello que nos acerca más a Dios en nuestro diario caminar. La Fe como bautizados implicará desde esta
perspectiva un acercarnos a Cristo en el encuentro con el otro. Fuego, sal,
radicalidad, unidos al nombre del Señor cuya conciencia llega a nosotros desde
el amanecer de los Textos del (A.T) no olvide el bautizado que el nombre de
Dios es sagrado y debe ser reverenciado como tal.
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