lunes, 2 de octubre de 2017

EL EXEGETA BIEN INTENCIONADO. PARTE UNO.

EL  EXEGETA  BIEN  INTENCIONADO.




“La Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación” (apartes de Efesios 1,13).



La cultura humana desarrolla todo tipo de actividades y disciplinas tendientes a la comprensión de su entorno y las realidades que se perciben desde sus connotaciones de las que inferimos tanto lo espiritual como lo material. El Exegeta no se aparta de su compromiso institucional de donde le vienen las nociones y los lineamientos indispensables para su producción académica matizada por la fuerte presencia de lo espiritual (Pneumatología). La Iglesia no añade validez a la Palabra Inspirada, la Iglesia es su portadora y defensora.  La naturaleza de las definiciones de  Inerrancia del Texto Sagrado de Tradición supone por antonomasia una perenne actualidad que no se desgasta por el supuesto interpretativo… Nosotros desde la doctrina de la Iglesia aseguramos bajo la gravedad de nuestra Fe que las Escrituras Reveladas son en sí y por si libres de falla o error. Es el primer fundamento de toda Exegesis bien intencionada. La Verdad no se lleva a un plano relativo puesto que no solo dicta a la conciencia de quien la investiga permitiendo que las mismas ideas contenidas en la Palabra se transformen en fenomenológicas de sus enseñanzas, es decir, que la verdad revelada aflore por Voluntad de Dios su revelador. El exegeta que no esté en la disciplina de la Iglesia muy probablemente sus interpretaciones así contengan la transversalidad de las disciplinas afines e instrumentalizadas no contará con la fuerza para develar su misterio, este último aplica en la inmanencia de la humanidad creyente. El Episcopal debe ser un apasionado de las Escrituras Sagradas pero no puede confundir las interpretaciones personales con la analogía de la Palabra en el vientre de la Iglesia. Nuestras investigaciones deben tener siempre la mirada puesta en Cristo…

La naturaleza exacta de la Palabra no implica que los distintos géneros y tradiciones no influyan en su matiz y presentación conceptual. Dios empleó nuestro lenguaje para hablarnos porque no existe posibilidad de comprender fuera de nuestras categorías racionales. Dios se comunica en todo momento actualizando sus palabras bajo la concepción de un mensaje que dice al alma y conciencia del creyente. La Palabra se materializa en las expresiones Eidéticas que la mente asume y da forma expresando su contenido en figuras conocidas, nadie puede empelar figuras que no conozca para hacerse entender y la Palabra revelada también parte de esta concepción comunicativa de sus escritores o Hagiógrafos relatan desde la perspectiva de sus categorías cognoscibles y desde luego idiomáticas siendo esto último un componente definitivo puesto que el idioma introduce una dialéctica propia y cuya visualización no es la misma. En la mentalidad hebrea niña, mujer joven y muchacha se equipara en el latín y griego a virgen (Isaías capítulo 7 versículo 14). Aquí median los convencionalismos socioculturales que definen el rol de las personas en sus relaciones con el entorno somático. El exegeta es uno más de esta realidad y sus motivaciones cuando no son las motivaciones de la Iglesia pueden amañar el mensaje.

 Recordemos que la Palabra y su interpretación adquiere el plus de autenticad cuando la tradición  se manifiesta en sus lineamientos, somos una Iglesia histórica, somos catolicidad y como tal la disciplina define sus parámetros interpretativos y no enseñamos con la interpretación personal de las Sagradas Escrituras. Es pues importante tener presente que la disciplina de la Iglesia nos permite dirigir la fuerza interpretativa en la dirección de su historia. El  exegeta puede interpretar el texto bíblico que el Magisterio lo hace exacto en su reflexión. Lo que el Escritor Sagrado (Hagiógrafo) dijo en su tiempo es posible que en el nuestro alcance una más amplia comprensión  e incidencia. La concepción Tropológica del Evangelio se orienta a corregir costumbres de índole moral, ejemplo de ello, la actitud del  “buen samaritano”. El sentido típico del A.T es universal porque es la preparación de la Ley antigua para la revelada en Cristo (Hebreos 10,1). La Escuela Antioquena afirmaba su teoría sobre la base de comprender bienes superiores en figuras inferiores como la anterior, Luciano y Pablo de Samasota Siglo IV en Siria. Se admite su postura en hechos históricos descritos en los evangelios como por ejemplo la crucifixión del Señor (aparece su registro en archivos romanos). Interpretación histórico-gramatical. La regla fundamental es que las palabras o expresiones deben entenderse en su sentido obvio y natural. Interpretación cristiana. Todo libro debe leerse con el mismo espíritu con que se ha escrito. La Biblia es, en frase de San Pablo, la palabra de la verdad (Efesios  1,13). Y, si es la palabra de la verdad, verdad es cuanto en la Biblia se contiene (en cuanto a su contenido). Nuestra función en la exegesis es sin duda alguna la ratificación de su fenómeno y este como incidencia en la vida de la Iglesia, es decir, de los bautizados.

El llamado Sentido Típico, nos invita a  aterrizar el concepto y su dialéctica hacia una experiencia creíble y experimentable ya que la Palabra de Dios no se queda como enunciado recordemos que ella sale de Dios y regresa a Dios después de producir cambios y transformaciones en la vida del creyente. La trasformación ontológica del bautizado y de quienes la interpretan es signo de su poder y actualidad. No existe posibilidad de asumir la Palabra de Dios como un fenómeno aislado del ser humano, es todo lo contrario, muestra y garantía de vida interior o espiritualidad. La Palabra explora el universo y con cada letra de su mensaje se hace presente la Voluntad salvífica de Dios.

Nuestra exegesis es delimitada no desde la concepción de nuestra Fe simplemente sino también desde la perspectiva eclesial donde esta tiene su escenario ideal. Nuestra concepción de Fe se alimenta de la Palabra, es una bella expresión de Agustín de Hipona luego de aterrizar su exegesis en la relación esencial con la Iglesia y su Institucionalidad. “Creo en Cristo y en su Evangelio porque me lo enseña la santa Iglesia” este principio no corta la luz del Espíritu Santo, no le entrega el derecho a la Institución sino que la convierte en su depositaria sin que con ello medie autoridad distinta a la dada o entregada por el Señor. El exegeta Episcopal, busca en la tradición las claves interpretativas sin dejar de usar los recursos propios de nuestros Usos y Costumbres… La historia delimita la concepción conceptual que brota de las disciplinas que el exegeta emplea en sus investigaciones y meditaciones. Nuestro Círculo hermenéutico  está bien definido y tales definiciones son la clave y no al revés, es decir, no es la ciencia la que define el derrotero de nuestra experiencia de Fe en las Escrituras sino estas las que dan cabida a la necesaria interacción de las disciplinas afines de las que citaremos algunas: Historia, Antropología, Sociología, Psicología, Derecho, Arte, Biología, incluso la medicina forense, etc. Es pues importante que la multidisciplinariedad  de las ciencias afines se conserve dentro de los conceptos de la necesaria objetividad de la investigación académica para aportar conceptos y cosmovisiones al respecto. Los círculos de la investigación exegética son amplios y los delimitamos con facilidad cuando los incluimos en la extensión conceptual y textual del Texto Sagrado a investigar. Recordemos hermanos que no es lo mismo la extensión del Texto en cuanto a su contenido gramatical que en orden a la enseñanza doctrinal. La extensión se delimita por la complejidad eidética de nuestro ejercicio. Es en síntesis la afirmación de su contenido en el escenario de la narrativa que lo convierte en sonidos e imágenes y su extensión teológica quien lo resume o condensa en enunciados de índole investigativa. El Texto Inspirado posee una complejidad no enunciada en sus líneas gramaticales, es decir, necesitamos conocer sus antecedentes y las fuentes que delimitan su historia para acercarnos a la intencionalidad literaria de su autor, en este caso Pablo. Hagamos un ejercicio sencillo para demostrar nuestro punto:



EFESIOS 1: 3-14.
ANALISIS  EXEGETICO.

3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; 4. Por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; 5. Eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, 6. Para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado. 7.  En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos 8. Que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9. Dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, 10. Para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. 11. A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, 12. Para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo. 13. En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, 14. Que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.


*** Estos versículos citados se desenvuelven el plano de lo sobrenatural. El apóstol Pablo muestra así la intencionalidad de este escrito que define la tendencia de toda la Carta a los Efesios. La elección es el fundamento tanto de la salvación como de la predestinación bien entendida en los bautizados escogidos por Dios. Pablo lo expresa al llamarnos “hijos adoptivos de Dios.  La santidad es parte de la elección y el llamado coherente que Dios nos hace en su adorado Hijo. El modelo y a la vez  el origen de este llamado es Jesucristo. Pablo no alude a la ley (uno de sus temas favoritos) sino directamente a la relación escatológica de Jesús el Cristo con la salvación de la humanidad (opción de Cristo por nosotros).
*La soberanía de Cristo es anunciada por Pablo después de la reflexión de los primeros creyentes y su inclusión en la cosmovisión religiosa de los venidos de Israel y el judaísmo al cristianismo.
*** La Gracia se ofrece como gratuidad en la existencia humana convirtiéndose en historia de salvación que brota de su génesis es decir, de la Trinidad Económica, cuyo accionar es intrínseco al ser humano su alcance es superior porque no se queda en la aceptación sino que fortalece la vivencia salvífica del Bautismo. La liberalidad de Dios llega a nuestras vidas para permanecer en ella. Cuya gloria se exalta en nosotros y en los que aceptan el mandato de Dios en su Adorado Hijo. La cruz aparece como la obra en la concepción histórica de la salvación. La totalidad salvífica reúne a toda la Creación, hombres, ángeles, judíos y no judíos, todos son agrupados en una misma obra salvífica.
*** El don del Espíritu de Dios es la cima o culmen  de la elección Divina que no solo atañe a Israel sino a todas y todos. Es pues una alusión a la Parusía o venida definitiva de Cristo. Recordemos que el mundo y su contenido deben ser renovados por la Gracia total y totalizante. En la sangre de Cristo todos son elegidos como pueblo de Dios, es una definición de índole cósmica. Las palabras clave de la evolución típica del Texto sometido a nuestra exegesis son:

·         Bendición
·         Santos
·         Elección
·         Adopción
·         Redención Herencia
·         Promesa…
***Estos términos son en sí perceptibles desde el discurso tanto paulino como de las Escrituras del N.T que como sabemos se abre a un espectro mayor con la inclusión por parte de la Iglesia en el escenario escatológico de las promesas de salvación obradas en Cristo.  Si antes la elección tocaba a una Nación en Palestina ahora toca al universo entero y relaciona aun la realidad spiritual que no percibimos.





INTERPRETACIÓN  TIPICA.


Es la actualidad del relato pero sin apártanos de su momento histórico  en el que se obró el Texto Inspirado. Es pues desde esta perspectiva el pensar como pensó su autor y de nuestra parte con los ojos y el entendimiento puestos en Cristo el Maestro que nos potencia. La interpretación típica busca emplear la información aportada y contextualizarla sin sacarla de la realidad que la origino (en el Texto). El Texto siempre nos remite a Cristo que es el fundamento de nuestra hermenéutica y exegesis. La potencia de las palabras reveladas no se pierde en el camino sino que produce un fenómeno contrario al matizar la vida con la revelación y darle sentido experiencial a la misma. Así las palabras de Dios expresadas en lenguaje humano, se han hecho en todo semejantes al modo de hablar humano, menos en el error. No es posible hablar de Reescribir la Biblia como una tesis posible, ya que el mensaje confeccionado como lo tenemos no sufre alteración alguna y su hermenéutica debe responder al bien de la Iglesia y los creyentes en su conjunto como comunidad de Fe y no de grupos aislados como tal. Esta Iglesia como parte de la Comunión Anglicana comparte tradicionalmente los mismos componentes de la exegesis cristiana heredada de los PP. De la Iglesia y su Magisterio. El sentir correcto es el sentir de la Iglesia en todas partes: El Canon de las Sagradas Escrituras está más en el corazón de la Iglesia que en los libros inspirados.

 Estas palabras hacer parte de un axioma Escrituristico heredado de los santos PP. De la Iglesia. Nuestras posibilidades de estudio e interpretación son verdaderamente amplias y elaboradas responden a todas las necesidades de la Iglesia en su conjunto. Somos históricos y prima el bien universal que el particular sin de meritar o desconocer las reivindicaciones sociales y culturales. El exegeta no piensa solo en su entorno inmediato sino que una norma de su labor dicta la necesidad de compaginar la interpretación aislada con el conjunto de la universalidad de la Palabra y de la misma Iglesia. Las interpretaciones privadas deben igualmente estar unidas al sentir de la Iglesia sin que medie el fanatismo y el creer ser fruto de una particular revelación, por principio universal todos los bautizados reciben en el Bautismo las gracias necesarias para su vida de Fe lo que incluye el fruto de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. No perdamos de vista el contexto de la exegesis y las posibilidades como los objetivos de la misma.




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