TEOLOGÍA DEL
BAUTISMO, LA CONFIRMACIÓN
Y EL ORDEN.
INTRODUCCIÓN.
Desde siempre en la
Tradición y el Magisterio de la Iglesia (nosotros en ella) hemos visto la presencia de lo que imprime carácter, que se convierte en
una huella y marca indeleble desde la percepción de la Fe y su relación con lo
sobrenatural. El carácter produce en lenguaje popular cambios cualitativos y
definitivos en la persona que lo experimenta, esta especie de transformación se
hace a nivel sobrenatural. Si desambiguamos este término en Psicología diremos:
Conjunto de peculiaridades o cualidades únicas en el ser humano que son
estables que en gran medida dependen de las condiciones y actividades de la
persona y que a la hora de actuar se manifiestan independientemente de otras
personas y situaciones en ellas similares. En la filosofía corresponderá a los
comportamientos que una persona aprende
o adquiere en su existencia y que dan la
especificidad necesaria a los individuos en su modo de ser como tal. Sin duda
un requisito para el ejercicio de la personalidad. Redondeamos estas
definiciones: Conjunto de rasgos psíquicos estables del hombre, que dependen de
sus peculiaridades genéticas y se realizan en conexión con las condiciones de
vida y bajo la influencia de las mismas. Conociendo el carácter, es posible
prever cómo se portará el hombre en unas u otras circunstancias y, por
consiguiente, orientar la conducta, formando en el individuo cualidades
socialmente valiosas. El carácter se manifiesta en la actitud del hombre hacia
sí mismo, hacia otros hombres, hacia la tarea que tiene encomendada, hacia las
cosas. El carácter se expresa en toda su plenitud en la práctica socio-laboral
y en el sistema de actos, dejando su impronta en toda la conducta del hombre.
El carácter tiene una naturaleza socio-psicológica, es decir, depende de la
mundi-videncia del individuo, de sus conocimientos y experiencia, de los
principios morales que ha hecho suyos, de la dirección por parte de otros
hombres y de la interacción con ellos. Dejando a un lado las definiciones
anteriores nos adentramos en la exposición de nuestra reflexión teológica sobre
los sacramentos que Imprimen Carácter en la vida de los creyentes. No podemos
olvidar que el carácter no solo corresponde a la dinámica en la que se reciben los dones por medio de la
Liturgia que es en últimas quien da sentido a los ritos celebrados. Los PP. De
la Iglesia definieron especialmente la presencia de tres acciones litúrgicas o
sacramentos para asegurar el carácter de su huella indeleble y particularmente
nos referimos al Bautismo, la
Confirmación y el Orden (tres grados ministeriales) luego si la
Confirmación es portadora del carácter de lo indeleble luego es más que una
acción o rito pastoral en la vida de la Iglesia y su Tradición. El Hiponense
habla del carácter de irrepetibles del Bautismo, La Confirmación y el Orden. Los
sacramentos mencionados reemplazaron al antiguo orden y a los dones naturales
como tal. Ellos hacen presencia en la
Economía de Salvación (Hugo de San
Víctor, Siglo XII). Los sacramentos son signo de la Gracia de Dios y forma
visible de los dones y bienes invisibles, es imagen y causa (Pedro Lombardo
Siglo XII). El sacramento es signo de una realidad espiritual en cuanto
santifica a la persona humana (Tomás de Aquino Siglo XIII). Los sacramentos son
vistos como signos de la nueva alianza operada por Cristo en su Iglesia.
CONSIDERACIONES SOBRE LA GRACIA PRESENTE EN LOS SACRAMENTOS.
“La
Palabra de Dios, es imprescindible en la confección sacramental”.
La Gracia se hace
presente en los sacramentos y por medio de ella el creyente construye
paulatinamente su vida espiritual con el resucitado, es decir, que como Iglesia
histórica le concedemos absoluta importancia y valor a la vida sacramental y
los consideramos parte activa de los Medios
de la Gracia. La Gracia se manifiesta atemporal en la vida y existencia
temporal de cada creyente. Es ella la que dibuja en cada uno de nosotros la
“ruta de la salvación” generando una transformación cualitativa en nuestras
vidas. Quien vive la Gracia no vuelve a ser el mismo su presencia le transforma
en orden a la futura plenitud de su condición redimida. La Gracia es la
absoluta y amorosa oferta de la vida de Dios en nosotros. Solo recibiendo la
Gracia podemos experimentar que Dios actua en cada uno de nosotros y lo importante
de esta percepción es la configuración de la vida espiritual que aflora haciendo del bautizado un creyente justo
y proclive a la Bondad de su existencia. La Causa Formal de la Gracia en la
Iglesia es el Dios Espíritu Santo. Mientras que el bautizado en la Iglesia se
constituye Causa material de la Gracia salvífica… La Gracia transforma la
conciencia de quien la recibe aflorando la necesidad del perdón como de la
auténtica conversión, recordemos que no se mueve uno solo de nuestros cabellos
si Dios no lo quiere, pues la Gracia es esa Voluntad amorosa de Dios para
nuestra propia salvación. La Gracia
opera en nosotros sin importar nuestra perfección espiritual o la bondad del
ministro que confecciona el sacramento.
“Ex opere operato
significa que si la naturaleza comunicativa de los sacramentos cristianos se
reconoce, un sacramento realiza correctamente sirve para transmitir la gracia
de Dios, independientemente de la fe o el carácter moral del celebrante o los
destinatarios. Su valor surge de su institución divina, "en el trabajo ya
realizado" (del latín Ex
opere operato), en los que participa el sacramento. La
posición contraria ha sido mantenida por algunos - que el valor del sacramento
no depende de alguna manera en los que celebran y reciben. Ex opere operantis (de la
labor que se realiza)”. La postura que deja en manos del ministro la eficacia
de la Gracia fue condenada en tiempos del Hiponense en cabeza del donatismo (Donato Obispo de Cartago,
provincia romana de la Númidia año 311). En cuanto a esta herejía nace
precisamente por la forma relajada de la Iglesia en estas épocas y en respuesta
a sus excesos. Lo importante es dejar en claro que la acción
de la Gracia es independiente de la naturaleza tanto del clérigo como del
creyente. Los sacramentos y con ellos la Gracia son la manifestación de la
Voluntad salvífica de Dios Trinidad y las relaciones de la SS: Trinidad se
manifiestan en ellos y en el bautizado. Todas estas significaciones de la unción con aceite se encuentran en la vida sacramental. La unción antes del Bautismo con el óleo de los catecúmenos significa purificación y fortaleza; la unción de los enfermos expresa curación y consuelo. La unción del santo crisma después del Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación, es el signo de una consagración. Por la Confirmación, los cristianos, es decir, los que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda “el buen olor de Cristo” (2 Cor 2:15).
Por medio de esta unción, el confirmando recibe “la marca”, el sello del Espíritu Santo. El sello es el símbolo de la persona (Gen 38:18; CC 8:9), signo de su autoridad (Gen 41:42), de su propiedad sobre un objeto (Deut 32:34) —por eso se marcaba a los soldados con el sello de su jefe y a los esclavos con el de su señor—; autentifica un acto jurídico (1 Re 21:8) o un documento (Jer 32:10) y lo hace, si es preciso, secreto (Is 29:11) (CEC nº 1295).
Cristo mismo se declara marcado con el sello de su Padre (Jn 6:27). El cristiano también está marcado con un sello: “Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones” (2 Cor 1:22). Este sello del Espíritu Santo, marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio para siempre, pero indica también la promesa de la protección divina en la gran prueba escatológica ( Ap 7:2-3; 9:4; Ez 9:4-6) (CEC 1296).e la obra de la Evangelización y Misión de
la Iglesia rinda sus frutos. Ningún rito sacramental puede ser modificado o
manipulado a voluntad del ministro o de la comunidad. Incluso la suprema
autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino
solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio
de la liturgia.
La Iglesia afirma que
para los creyentes los sacramentos de la Nueva Alianza. Son necesarios para la salvación. La “Gracia sacramental” es la Gracia
del Espíritu Santo dada por Cristo y propia de cada sacramento. El Espíritu
cura y transforma a los que lo reciben conformándolos con el Hijo de Dios. El
fruto de la vida sacramental consiste en que el Espíritu de adopción deifica
(cf: 2 Pedro capítulo 1 versículo 4) a los fieles uniéndolos vitalmente al
Hijo único, el Salvador… La Gracia
resume en el sacramento lo que pasó en la Cruz y anuncia la resurrección de
Cristo en la vida del Episcopal que los recibe.
·
La Gracia Habitual
·
La Gracia Santificante
·
La Gracia presencia histórica de Dios en
el bautizado
·
La Gracia razón de ser de la vida
sacramental
·
La Gracia signo de Fe
·
La Gracia signo de Esperanza
·
La Gracia signo de Caridad
·
La Gracia signo de perdón
·
La Gracia fuente de redención
·
La Gracia presencia Trinitaria
(Inhabitación)
·
La Gracia Fruición del amor de Dios
·
La Gracia posesión de bienes eternos
·
La Gracia santifica bienes mudables
·
La Gracia presencia escatológica en el
bautizado
·
Los
medios o fuente de Gracia
·
La Gracia para ser hijos de Dios
·
La Gracia en la Cruz
·
La Gracia en la Santísima Sangre de Jesús
derramada en la Cruz
·
La Gracia revelada en las Sagradas
Escrituras
·
La Gracia que se comunica personalmente
aunque el bautizado lo refleje en el encuentro diario.
·
La Gracia como acción permanente de Dios
Trinidad en la persona humana confirmando así su infinita Voluntad salvífica.
·
La Gracia como poder de Dios en la vida y
obra de los bautizados.
·
La Gracia como movimiento de las
voluntades de Dios, el ser humano y la Iglesia.
·
La Gracia de Cristo es vida previamente
asumida por el creyente en la vida sacramental
·
La Gracia es la potencia que florece en
cada uno de nosotros con una finalidad específica, la salvación y la
construcción del Aquí y Ahora del bautizado.
·
La Gracia en la vida de cada cristiano es
directamente responsable
·
La Gracia de Cristo se mantiene
activa en la vida de los miembros de la
Iglesia y esta relación que se expresa en todos los componentes de la vida
eclesial y particularmente en el encuentro fraterno de la Eucaristía y los
demás sacramentos
Son
algunas de las consideraciones sobre la presencia de la Gracia en la vida de
los bautizados.
VISIÓN HISTORICA
DEL SACRAMENTO DE
INICIACIÓN CRISTIANA.
Es
sin duda alguna el Sacramento mayor por antonomasia. El Bautismo es asumido en
la Tradición por los PP. De la Iglesia a partir de las apreciaciones del Evangelio y la doctrina de Pablo. Para la
delimitación conceptual ciaremos algunos de los términos empleados:
·
Baño de regeneración
·
Nuevo nacimiento
·
Consagrados a Cristo
·
Baño de purificación
·
Nueva condición
·
Hijos de Dios
·
Miembros de su Iglesia
·
Discípulos de Cristo
·
Herederos de la promesa.
Los
términos desde la perspectiva primitiva (Iglesia) nos dejan percibir la
inquietud sobre la plena significación de los términos y la diferencia frente a
otros ritos frente tanto en la cultura religiosa hebrea como en los pueblos
vecinos, incluso donde los cultos eran públicos y se celebraban la dedicación a
una deidad que protegía a sus habitantes. No olvidemos las ciudades estado del mundo griego. El santo bautismo como sacramento vive inmediatamente en la
conciencia de los judíos conversos y en los que tenían contacto con este rito. Sobre
esta percepción que se extiende a los PP. De la Iglesia de otras épocas no
lejanas a la institución del sacramento como rito y compuesto por una liturgia
citaremos a:
Pastor de Hermas (Obispo de Roma). Ellos
tenían que salir a través del agua para que pudieran recibir la vida, porque de
otro modo no habrían podido entrar en el reino de Dios. Y en otro lugar dice:
Aquellos que no han llevado el sello del Bautismo, su gusano no morirá y el
fuego no se extinguirá.
San Justino (155).
Sino renaciereis no entrareis al reino de los cielos. La razón la aprendimos de
los apóstoles.
Teófilo (181). Los hombres en el futuro recibirán el
arrepentimiento y el perdón de los pecados a través del agua y del baño de
regeneración.
Tertuliano (203).
Nadie puede alcanzar la salvación sin el Bautismo.
Gregorio de Niza (380). El Bautismo por el que tenemos su sello.
Gregorio de Elvira (360).
La diversidad de la multitud de los pueblos son reunidos del mar del mundo, a
través del agua del Bautismo.
San Efraín (366). En
esta misma SS. Trinidad la Iglesia bautiza hacia la eternidad.
Dámaso (Obispo de Roma). Esta
es la salvación de los cristianos: creer en la Trinidad y ser bautizados en
ella, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
San Ambrosio (387).
Nadie asciende al reino de los cielos sino por el sacramento del Bautismo.
En
esta lista de aportes y definiciones que están acompañados de la experiencia de
la Iglesia durante sus primeros V siglos acudimos a una definición clásica del
Hiponense que zanja sobre la discusión de la imperativa necesidad del “agua” en
la confección del sacramento “Sin
ablución (agua) y Palabra no hay sacramento del Bautismo y sin Palabra pero con
ablución tampoco hay sacramento del Bautismo”. La importancia es tal que
fijo uno de los precedentes ya establecidos pero sometidos a discusión y
desaprobación por muchos sectores de la Iglesia, que posteriormente se nutrió
de las enseñanzas definitorias del Hiponense para fundamentar la metafísica de la
confección sacramental en los enunciados de la misma, me refiero a:
·
Materia
·
Forma
·
Ministro.
La
tradición de nuestra catolicidad no es
ajena a esta realidad sacramental y mucho menos a su teología como tal. El sacramento del Bautismo es el sacramento de
la Iniciación de la vida cristina, es la puerta de entrada en la vida de lo
eclesial y sus responsabilidades son en esencia lo que sus derechos. Los
bautizados son una realidad distinta a la que propone el mundo y su hostilidad,
estamos llamados a vivir los compromisos esenciales de nuestro Pacto Bautismal
que en la Iglesia son el fundamento de
nuestra respuesta en el mundo tanto físico como espiritual. Nuestro Pacto abre
el espectro de lo divino en la praxis y su cotidianidad. Por medio del Credo
Niceno (L.O.C pág. 224 y ss) ratificamos la Fe trinitaria y la autoridad
eclesial sobre el Colectivo de los creyentes que solo se llega por medio del
Bautismo, sin desconocer la bondad natural en las personas aún las no
bautizadas (Constantinopla I 381).
Pacto Bautismal.
“Creo
en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a, vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. El sacramento del Bautismo tal y como se expone desde la perspectiva de la profesión de Fe implica el cumplimiento escatológico de las verdades de nuestra Fe contenidas en los fundamentos de la religión histórica conforme la hemos abrazado. El Credo no es un record de imaginarios y teorías de Fe son sus contenidos la exposición sintética de la Fe de la Iglesia. Para los PP. De la Iglesia la percepción sobre el sacramento mencionado era la de una continua presencia de Dios para sellar y consagrar la materia y el espíritu de los creyentes. Era por demás la relación vital entre el creyente, la Iglesia, y Dios. Una relación de índole salvífica, absoluta y así mismo necesaria.
Materia/Forma/Ministro.
MATERIA.
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FORMA.
|
MINISTRO.
|
Materia
remota…Hace mención al agua que encontramos en la naturaleza (ríos, lagos,
mares).
|
Yo
te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El “yo” y
el amén no son forma esencial, es decir, si se omiten igualmente es válido el
santo Bautismo.
|
Corresponde
exclusivamente a las manifestaciones del triple ministerio ordenado, tratándose
de una situación de emergencia que medie la vida de quien no ha sido
bautizado, podrá no obstante proceder a hacerlo cualquier adulto bautizado
consciente de lo que está haciendo y paso el problema se deberá bautizar a
esa persona bajo condición para reparar cualquier vicio en el rito o
procedimiento.
|
Es
obligación de la Iglesia instruir al feligrés sobre el valor de su Bautismo,
lo mismo que a quienes han de ser bautizados, o representados por sus padres
y padrinos.
|
El
Rito y sus componentes son parte de la Mistagogia que enriquece la
celebración bautismal.
|
|
Materia
inmediata o próxima… Corresponde al agua de la ablución la que se destina y
bendice en la Iglesia o en otro lugar.
|
El
nombre de las Divinas Personas debe explicitarse y señalarse como conviene.
Cuando se mencionan las Divinas Personas queda clara la esencia y unidad de
la Trinidad. Además la repetición del nombre Divino no varía la sustancia
como tal.
|
La
intencionalidad se une al rito y se convierten en inseparables existiendo
entre el ministro y los demás componentes de la administración del sacramento
un vínculo de índole hipostático.
|
La
fecha que la Iglesia sugiere a sus hijos para el santo Bautismo es la más
conveniente por su significación, estamos hablando del Sábado Santo (santo Triduo Pascual).
|
||
Bautismo
en griego significa sumergir (en nuestra espiritualidad sumergirnos en la
Muerte y Resurrección del Señor).
|
El
Bautismo bajo condición aplica si hay duda sobre la materia, forma o
ministro, inten- cionalidad.
|
|
Por
sobre la voluntad del Ministro bautizante es la Iglesia y su disciplina la
que fija las condiciones canónicas para su administración.
|
||
El
agua es vital y su relación con la humanidad desde luego se plantea bajo el
concepto de necesaria para la vida en todas sus formas. El baño es signo de
pureza también en la dinámica antropológica de las RR-HH.
|
El
nombre Divino se mantiene y alude tanto a la Personalidad como a las
funciones dentro de la Trinidad económica.
|
El
ministro que procede a bautizar, lo hace en representación de la Iglesia y
no en respuesta a su voluntad personal
sobre el sacramento confeccionado.
|
En
nuestra concepción espiritual el sacramento del bautismo y los demás son fuente
de Gracia y su presencia es vital en la edificación de nuestra Fe y madures
espiritual. Pero en cuanto al sacramento del Bautismo miremos algunas citas
bíblicas que así lo atestigua:
Con El (Cristo) hemos sido sepultados por el Bautismo, para participar en su muerte, de modo que así como El resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una nueva vida (Romanos capítulo 6 versículo 4). Pablo percibe la realidad que se transforma en el ser humano pero para ello es indispensable el administrar y recibir el santo Bautismo. Pablo lo denomina baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo (Tito capítulo 3 versículo 5). Entre los sacramentos, ocupa el primer lugar porque es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión…
PARA REFLEXIÓN… La
Iglesia, aunque desea ardientemente la salvación de todos, prohíbe que los
hijos de los no creyentes sean
bautizados contra la voluntad de sus padres, porque se violaría un principio de
derecho natural (salvo en mayores de edad) y, además, al no proveerse a la
educación cristiana de esos niños, se expondría el Bautismo a ser profanado.
Sin embargo, si un cristiano se encontrara con uno de estos niños en peligro
próximo de muerte, como ocurre frecuentemente en maternidades, clínicas para
prematuros, etc., “hará una cosa laudable y grata a Dios quien
por medio del agua purificadora le dé al niño la vida inmortal”. El derecho natural deja en manos de los
padres la crianza de los hijos y la Iglesia debe respetar las tendencias y en
ellas las decisiones de los adultos que ejercen como responsables de los niños
o jóvenes menores de edad, salvo el caso de emancipación de ellos. El Bautismo
como fuente de Gracia también se manifiesta en la vida de la familia haciende
de sus integrantes miembros de la gran
familia de Dios por medio del santo Bautismo. La realidad de nuestra escatología esta llamada a trascender los
esquemas estereotipos fijados en materia espiritual. La Gracia en todas sus manifestaciones es intransferible e inalienable.
Nadie puede compartirla o legarla porque esencialmente no le pertenece. El
santo Bautismo es como sacramento presencia de Dios en la historia personal,
asunto que definiremos en síntesis básicas y practicas:
SINTESIS SOBRE
EL SANTO BAUTISMO.
·
El Bautismo es fuente de Gracia.
·
El Bautismo es presencia histórica de Dios
en la vida del creyente.
·
El Bautismo es relación de carácter eterno
que germina según el desarrollo de la vida espiritual del bautiza.
·
El Bautismo fuente de Gracia Habitual y Santificante.
·
El Bautismo signo real y concreto de
consagración y pertenencia al Dios vivo y a su Iglesia.
·
Por el Bautismo hijos de Dios.
·
Por el Bautismo hermanos de Cristo
·
Por el Bautismo templos de Dios Trinidad.
·
Por el Bautismo Inhabitación Trinitaria en
nosotros.
·
Por el Bautismo testigos de Cristo
resucitado.
·
Por
el Bautismo somos destinados por la Trinidad Económica para la salvación y la
eternidad.
·
Por el bautismo somos el nuevo pueblo de
dios, es decir, la Madre Iglesia.
·
Por
el santo Bautismo somos la Causa Material de la Gracia.
·
Por el Bautismo la vida espiritual se
potencia.
·
Por el Bautismo la Misión de la Iglesia se extiende y nos
involucra responsablemente.
·
Por el Bautismo la obra de Cristo en la
Cruz se universaliza al necesitar
positivamente hablando de cada uno de nosotros para ser difundida por la
creación.
·
Po el sano Bautismo somos
constituidos en profetas para anunciar el mensaje y la esperanza de los
consagrados a Cristo.
·
Por el santo bautismo somos consagrados
reyes para gobernar en su pueblo santo.
·
Por el santo Bautismo fuimos hechos
sacerdotes en el sacerdocio común que emana del
sacramento de iniciación cristiana.
Citas bíblicas sugeridas para
complementar la reflexión.
Romanos
6,4
|
Mateo
3,13 ss
|
Colosenses
2,12
|
Marcos
16,15
|
2
Corintios 5,17
|
Juan
4,12
|
Gálatas
6,15
|
Juan
4,2
|
1
Pedro 3,20 ss
|
Juan
3:3-5
|
1
Corintios 10,12
|
Hechos
de los apóstoles 2,38 y 41.
|
Isaías
1,16 ss
|
|
Zacarías
13,1
|
Los
Hechos de los Apóstoles demuestran constantemente que el primer paso que hay
que dar para ser cristiano es hacerse bautizar, aceptando la fe proclamada por
los apóstoles. Así, por ejemplo, después del discurso de Pedro para comentar el
suceso de pentecostés, cuando la gente le pregunta, qué ha de hacer para
salvarse, Pedro responde: Arrepentíos, y que cada uno de vosotros se bautice en
el nombre de Jesucristo para el perdón de vuestros pecados; entonces recibiréis
el don del Espíritu Santo (Hechos de los apóstoles capítulo 2 versículos
37-38). Estas enseñanzas fueron definitivas en la Iglesia apostólica y su herencia llegó a los PP. De la Iglesia que
posteriormente evolucionaron hasta la concepción de un sacramento con vínculo
relacional de índole universal. La
Iglesia desde sus comienzos definió la necesidad real y totalizante del
Bautismo siguiendo las indicaciones del Señor contenidas en el Evangelio de Mateo (28,19). El bautismo está aquí claramente unido a la
fe, que exige la conversión de los pecados y produce como fruto una presencia
particular del Espíritu. Como se ve, el bautismo no es un gesto aislado, que
valga en sí y por sí mismo, sino que está vinculado a todo un conjunto de
actitudes espirituales, producidas en parte por él y presupuestas en parte. En
cierto sentido es como la síntesis de todos los elementos que constituyen la "novedad"
cristiana; sobre todo es fundamental la relación bautismo-fe, que se expresa de
nuevo inmediatamente después en el texto, recordado, cuando se dice que “los
que acogieron su palabra se bautizaran; y aquel día se agregaron unas tres mil
personas” (2,41). El fundamento paradigmático de la predicación de la Iglesia
lo sigue construyendo el bautismo y con su incorporación el creyente se dispone
a la vivencia de la Voluntad salvífica de Dios. La misión llega a todos los
rincones del mundo y con su influjo el
plan de dios sobre la humanidad supera con creces las relaciones salvíficas y
liberadora del éxodo en el desierto y el símbolo de la lucha liberadora en
cabeza de Moisés. Pues nuestro símbolo es Cristo mayor que cualquiera otro.
También
la tradición Joanica, aunque recogiendo diversos materiales, confirma la
presencia particular del Espíritu en el Bautismo cristiano. Esto es lo que
declara el Bautista al ver a Jesús que acude a hacerse bautizar: "Yo no lo
conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Sobre el que veas
descender y posarse el Espíritu, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo. “Yo
le he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (Juan capítulo 1
versículos 33-34). El agua seguirá siendo indispensable por su carácter
significativo de purificación y de fecundación vital, pero lo determinante será
el Espíritu. Y es precisamente en fuerza del Espíritu, que es don de Cristo,
como los futuros bautizados participarán de lo que es típico de Cristo, esto
es, de su filiación divina. Es lo que nos dirá más ampliamente san Pablo.
Pero,
por lo demás, es lo que nos enseña también Juan en el diálogo de Jesús con Nicodemo,
en donde el Maestro hace por lo menos
cuatro afirmaciones, bastante importantes, ligadas todas ellas entre sí. La
primera asegura: “Te aseguro que el que
no nace de lo alto ánóthen, que
puede significar también -de nuevo- no puede ver el Reino de Dios” (Jn 3,3). La
idea fundamental es la de un nuevo “nacimiento”, que deriva su fuerza sólo del
poder de Dios (de lo alto). No tiene nada en común con el nacimiento
natural, sino que produce también, en cierto sentido, una nueva vida, como se
dice (en el prólogo) de los que han “acogido” en la Fe al Hijo de Dios hecho
carne (1,13).
A
continuación, ante la dificultad de Nicodemo de aceptar esto, como si se
tratase de volver al seno maternal, Jesús especifica cuáles son los elementos
que entran en juego en este proceso de regeneración: “Te aseguro que el que no
nace ghennéthé del agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios” (3,5). Lo decisivo es el Espíritu, como se deduce
también de los versículos siguientes, pero ligado al elemento material del agua
con toda su fuerza evocativa de purificación, de frescor, de vitalidad. El agua
empelada en el bautismo es por definición
un nexo con la realidad humana y su presencia es tanto cotidiana como
vital. El Bautismo nace en la Cruz, es una afirmación concesiva en la vida del
creyente que reconoce el valor del sacrificio reparador del Señor. Recordemos
que Cristo fue “levantado” en la Cruz como lo fue la serpiente de bronce en el
desierto para salud de los hebreos víctimas de la mordedura de serpientes
(Números capítulo 21 versículo 8 y ss). Esta
imagen acompaña la exposición del poder sanador en todas las dimensiones del
santo Bautismo que como presencia de Dios se constituye en historia al entrar
en el plano sensorial del creyente. Este plano es perceptible desde la dinámica
de la Fe y la vida espiritual que marca el crecimiento de todo bautizado. En
esta relación salvífica es determinante la construcción de intimidad espiritual
la misma que hace posible que la presencia de Dios como el “grano de mostaza” crezca hasta alcanzar niveles insospechados de
plenitud y libertad. Independientemente de la Ley es en Cristo que alcanzamos
la justificación y no en merito externo alguno sea la norma o la buena
intención del ser humano. La
Justificación, establece un puente de colaboración entre la Gracia y Dios
con la única finalidad de nuestra salvación. La Justificación rompe la
influencia del pecado y sus estructuras en la existencia humana.
Comparto
una breve reflexión del Hiponense que nos puede servir en nuestra postura sobre
el santo Bautismo:
“La que engendró a Abel y Enoc, a Noé y
Abrahán, engendró también a Moisés y a los profetas en época posterior,
antes de la venida del Señor, y ésta misma engendró a los apóstoles, a nuestros
mártires y a todos los buenos cristianos. Nacieron todos a la vida en diversos
tiempos, pero todos se encuentran asociados en un solo pueblo; y como
ciudadanos de la misma ciudad hubieron de soportar los trabajos de esta
peregrinación, los experimentan algunos todavía, y los experimentarán los
restantes hasta el fin.
De la misma manera, la madre que
engendró a Caín y a Can, a Ismael y a Esaú, es la misma que dio a luz a Datán y
a otros semejantes en el mismo pueblo; y
la misma que engendró a éstos, engendró también al
seudoapóstol Judas, a Simón el Mago y al resto de seudocristianos
obstinadamente endurecidos en su disposición animal hasta estos tiempos, ya se
encuentren mezclados en la unidad, ya se encuentren separados en abierta
disidencia.
Cuando éstos son evangelizados por
los espirituales e iniciados en los sacramentos, es, por decirlo así, la misma
Rebeca la que los engendra como a Esaú; en cambio, cuando son engendrados en el
pueblo de Dios a través de los que no anuncian rectamente el Evangelio, es Sara
la que los engendra, pero a través de Agar.
De la misma manera también los
buenos, los espirituales, cuando son engendrados mediante la predicación y el
bautismo de los carnales, es ciertamente Lía o Raquel la que los engendra, pero
valiéndose del seno de las esclavas. En cambio, cuando por medio de los
espirituales son engendrados en el Evangelio los fieles buenos, que alcanzan la
actitud de la madurez espiritual, o tienden incesantemente hacia ella, o si no
lo hacen es porque no pueden, nacen, como nació Isaac de Sara y como Jacob de
Rebeca, a una vida nueva y al Nuevo Testamento”.
EL RITO DE JUAN EL BAUTISTA.
El
Bautismo que administraba el bautista no es considerado estrictamente bautismo,
es mejor aún, un acto de Solidaridad del Señor puesto que Él no tenía pecado
que perdonar o exculpar que es lo mismo en la Economía Salvífica. El rito
administrado por el Bautista era estrictamente hablando en el contexto judío un
compromiso de enmienda y preparación para el advenimiento mesiánico. Incluso si nos llaman apurados a responder
podremos decir que en la dinámica antropológica se puede considerar el rito del
Bautista como Bautismo, en cuanto al rito y la significación del Colectivo
religioso y sus tradiciones heredadas de otros pueblos, pero sin la presencia
de la Gracia como tal. El gesto solidario del Señor es el inicio de su
fundamentación salvífica al menos en la cultura y los imaginarios judíos de su
entorno.
En efecto, a la primera parte de la respuesta
del Bautista: Yo bautizo en agua (v.26) se esperaría la contraposición que
Cristo bautizaría en fuego o en Espíritu Santo.
En
efecto, el bautismo de Juan no tenía valor legal, moral, sino que tenía valor
en cuanto, siendo un símbolo externo de purificación, excitaba y protestaba la
confesión de los pecados y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando
sus pecados (Mateo capítulo 3 versículo 6).
Hasta el historiador judío Flavio Josefo destaca: este bautismo no era usado
para expiación de crímenes, sino para la purificación del cuerpo, una vez que
ya las mentes estaban purificadas por la justicia.
Pero,
en lugar de contraponer a su bautismo el de Cristo, hace el elogio de éste en
contraposición consigo mismo. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel
que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las
sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego (Mateo capítulo 3 versículo 11). El Precursor anuncia a
alguien de mayor e incuestionable
dignidad. Juan es consciente de la significación de su rito. Juan habla del
agua pero no del contenido espiritual de la metafísica de su rito la que sin
duda deja a la presencia del Espíritu Santo (en el rito con Jesús en aguas del
Jordán). Lo interesante es como su postura aventajada para la época es la
primera noción de conciencia en rito pre-cristiano conectado directamente con
el Señor.
EL BAUTISMO
Y EL PECADO
ORIGINAL.
La Iglesia no pierde de
vista que el Bautismo es indispensable y por ende lo llama de iniciación o
puerta de la Iglesia para significar con ello el transito del creyente en su
configuración a partir del Bautismo. Es doctrina de la Madre de los bautizados
que el santo Bautismo es sin lugar a duda el sacramento que “borra los pecados
que por generación llegan a los que nacen” es decir, que lo heredamos aunque no
hagamos pecado alguno al nacer. Es parte según Pablo del “hombre viejo” y como
tal significa limitación extrema solo superada por la Gracia de este el mayor
de los sacramentos. La Iglesia interpreta positivamente el Texto Sagrado de
Tradición que habla sobre el estado original (libro del Génesis) de nuestros
primeros padres y toda la simbología unida a su explicitación. Por la presencia
de la Gracia manifestada en los dones
preternaturales nuestros primeros padres tenían todas sus virtudes y dones
como carismas insospechadamente potenciados. Estamos hablando de la justicia original. El pecado no se hereda son las
consecuencias las que llegan a nosotros y son superadas por el Bautismo. Es
interesante como Orígenes se refiere al pecado original como la manifestación
del Libre Albedrio, tertuliano toma la doctrina Estoica y la Epicúrea para
darle forma a su doctrina sobre el pecado. La cuestión es clara el Bautismo es
vital y sin su administración la deuda permanece en sus consecuencias ya que
sus causas fueron “borradas” por el Señor en la Cruz. Para el Hiponense el punto fundamental está
relacionado con la actividad sexual del ser humano (no comparto su opinión) ya que el sexo es
parte activa de nuestra condición de criaturas “sexuadas”. La desobediencia
toma forma en la mayoría de las doctrinas sobre el pecado original. Lo cierto
es que el creyente acude al santo Bautismo como su puerta de entrada al pueblo
de Dios y su consagración total al Dios de la vida. Nosotros bautizamos a los
niños y a los adultos y sin el Bautismo como podría una persona vivir los
medios de la Gracia. Es el primero de los sacramentos y fundamento de
acercarnos a los demás. Las palabras in quo (versículo 12) fueron interpretadas en sentido relativo
por San Agustín y por toda la Edad Media, refiriéndolas a unum hominem: “Por un
hombre en el cual todos pecaron”. Desde Erasmo de Rotterdam, se fue imponiendo
cada vez más la interpretación conjuncional, mucho mejor fundada
lingüísticamente y que ya fue sostenida por numerosos santos padres, sobre todo
griegos: “por causa de que todos hemos pecado”, o «por cuanto todos hemos
pecado”. Véanse los lugares paralelos de 2 Corintios capítulo 5 versículo
4, Filipenses capítulo 3 versículo
12, 4, 10 y Romanos capítulo 8 versículo 3. Como también mueren los que no
tienen pecados personales (los niños que no tienen uso de razón), la causa de
la muerte corporal no puede ser culpa alguna personal, sino la culpa heredada
de Adán. Cf. los vv 13 s y 19, donde expresamente se dice que el pecado de Adán
es razón de que muchos fueran hechos pecadores. La interpretación conjuncional,
que hoy es la que encuentra general aceptación, coincide con la idea de la
interpretación del Hiponense: “todos han pecado en Adán y por esta causa mueren
todos”.
Las palabras “Muchos fueron hechos pecadores”
(versículo 19) no restringen la
universalidad del pecado original, pues la expresión “muchos” (por contraste
con un solo Adán o un solo Cristo) es paralela a “todos” que es empleada en el
versículo 12. El sexo no es condenable sino que la actividad sexual es el medio
de su comunicación sin que implique pecado en su ejercicio. La naturaleza
herida por el pecado retrasa absolutamente toda opción por el Dios vivo.
Nuestros primeros padres experimentaron la perdida de los dones con los que
inicialmente fueron creados. Uno de ellos por ejemplo es la ausencia de dolor y
la imposibilidad del envejecimiento. Tales dones especiales fueron
desapareciendo conforme se enraizaba la conciencia de pecado. La obra de Jesús
en la Cruz es pues nuestra Justificación. Los PP. De la Iglesia desde siempre
particularmente en la época agustiniana recomendaron el Bautismo de los
infantes, que por motivos extra-eclesiales se adelantaba ya adulta la persona.
La formación cristiana se relajaba y los adultos suponían con ello el perdón de
sus pecados y la libertad de vivir conforme sus apetitos y deseos. El Emperador
Constantino fue claro y fehaciente ejemplo de estas prácticas. Agustín defendió
la práctica de bautizar a los pequeños.
El pecado original no corresponde
a los de-méritos de los que nacen sino a
la “herencia” de sus padres y así por generación. La teología de este sacramento
nos enseña que su recepción es definitiva en la edificación de nuestra relación
con el Dios vivo. En cuanto al encargo de bautizar en el Nombre de las Divinas
Personas, como hace constar Mateo capítulo 28 versículo 19, es la madurez
de la expresión primitiva de “bautizar en Jesús o en su nombre” que por efectos
del rito y la cosmovisión de los nuevos creyentes cambio su significado para
asumir el realmente definitivo.
Apartes
de mí ensayo anterior sobre el pecado original en la teología latina…
La Solidaridad de Cristo
asegura en cada ser humano una nueva escatología, renovada desde la esencia
misma de nuestra condición en una particularización de la Redención operada por
Cristo, aquí el pecado personal se opone a la libre influencia de la Gracia y
por ende nos determina como proclives a la frustración, que la entendemos como
oposición directa a la Gracia y a una concepción determinista por el ser humano
y para sus congéneres Id qui est asevera la sentencia latina, en
cuanto a la concupiscencia no es determinada como elemento nocivo al Ser
Humano, puesto que es la expresión de la Naturaleza Humana… El
pecado de Adán ha perjudicado a todos los hombres ya que por él ha pasado a
todos no solo el pecado sino también la muerte, en dirección de esta tesis se
afirma con fuerza en el Siglo XI la Escuela Agustiniana con San Anselmo, Pedro
Lombardo y la escuela franciscana con san Buenaventura y Duns Escoto.
“El pecado es una ofensa
contra el amor de Dios, Adán al pecar se hizo reo de este delito, como es
evidente le afecta primero a él, pero además en cuanto a que es cabeza de la
Humanidad y dado que de él teníamos que nacer todos; todos pecamos cuando él
pecó, porque de él debíamos recibir nosotros el Ser… De él recibimos la
naturaleza tal como él la ha tenido, es decir, con la carencia de la justicia
debida”. Con ello San Agustín se aparta (no del todo
radical) de la teoría que define a la
concupiscencia como la causa del pecado original. El ser humano viene al mundo
en un estado distinto al que hubiera debido venir, un estado peor con la
imposibilidad de volver por sus fuerzas a la situación en la que debiera hallarse;
para ello es necesaria la redención de Cristo. Los tomistas en su
futura interpretación no alteran la concepción del dogma, solo rarificaran la
necesidad de la Gracia.
El Amor constante de
Dios, por el mundo es el que hace que la Gracia no se
detenga entre nosotros y el nuevo comienzo en la Cruz y en la Resurrección,
mostrando una vez más nuestra imposibilidad para restablecer la relación y el
orden perdido, pero aun así la Justicia y la fidelidad de Dios se conserva en
el hombre y en la creación… La plena Justificación es un bien
escatológico por excelencia y queda determinado por la continuidad y
Centralidad de nuestra existencia en Cristo y se garantiza en la Cruz como obra
Redentora la Justificación permanente del ser humano llamado por Dios a Ser,
compara con (Job 34,14ss). La praxis axiológica del creyente por antonomasia le
hace testigo de la Redención de forma vital y atemporal. La necesaria relación
con Dios define la misma eternidad del ser humano y justifica plenamente todo
su Ser (Divinización o Deificación del ser humano) es la forma como los PP. De
Oriente perciben la relación de la Gracia en la vida del ser humano, la
relación de redención y Amistad subsiguiente de Dios con su creación la define
San Agustín en su sentencia “Señor nos creaste para ti y nuestro corazón
estará inquieto hasta que descanse en ti” Dios presente en nosotros
nos conduce de nuevo hacia Él ya que su Hijo reparó la senda lastimada
por el pecado, dejando claro, que la vocación por excelencia es la unión con
Dios.
La Regeneración o
Restauración por demás, re-creación del ser humano por medio de la Gracia
recupera en nosotros el vínculo de la comunicación con el Creador, porque Dios
no odia nada en el hombre (Rm 8:20-25)…La psicología del
hombre es uno de los problemas más complejos de atender, porque sin duda,
es necesario establecer la relación pecado- conciencia de pecado pasando por el
Acto Humano y la Intencionalidad, retomando la dimensión trascendente de
nuestra antropología redimida, si cabe la expresión, frente a los
convencionalismos socio-culturales. Hoy tanto el materialismo como el
individualismo, fincan el reconocimiento del hombre por el hombre mismo y deja
la puerta abierta a la Autodeterminación por la acción misma de pensar
señalando así “El Hombre se crea así mismo cuando piensa” de
esta forma dejamos a Dios fuera de la determinación misma de la existencia humana,
negando el antes y después tanto de la conciencia como de la trascendencia, ya
que la muerte terminará cualquier intento de conciencia de sí mismos y de
otros, de lo anterior concluimos que el vínculo relacional (Yo, Tu, y el
Nosotros) deja su lugar a la Singularidad del Ser, pero frente al pecado
original plantearía la negación de este puesto que el Yo en su singularidad no
tiene conciencia del antes de si… (Introspectiva, Retrospectiva, y Perspectiva)
es el discurso como abordamos la realidad y su intríngulis.
EN DINÁMICA PASTORAL.
La Pastoral de la Iglesia
debe sortear todo tipo de dificultades y es sin duda, el ritualismo y la conciencia
religiosa de características superfluas las que más dificultad nos ofrecen a la
hora de articular un Discurso coherente cuyo paradigma se une intrínsecamente a
la propuesta del Resucitado… Es por demás urgente implementar estrategias
pastorales en orden a la vivencia no de características temporales que en su
gran mayoría acompaña las prácticas de fe de nuestros hermanos, sino determinar
en la vida sacramental los Ciclos de fe y experiencia con el Dios de la vida.
Nuestra espiritualidad comprende un antes, durante, y después, y a
imitación de Pablo hacer de Cristo centralidad ministerial, elemento primordial
para clarificar nuestro Servicio y testimonial de Cristo resucitado que es
donde apunta la actividad y practicas pastorales de la Iglesia… La Parroquia
necesita de sus hijos comprometidos y deseosos de incorporar su experiencia
trascendente a sus vidas y espacios vitales (casa, trabajo, iglesia, entre
otros) este espacio vital se convierte en el propiciador de una comunión viva y
aterrizada con espacio en la misma cotidianidad, esa participación hacia la
integralidad cristiana lucha frontalmente contra la des-gracia llevando
al hogar la felicidad que produce la Esperanza cierta en Cristo “Camino al
Padre”… Y garantiza la inserción también en la historia del mensaje de
salvación en el seno de la familia, dicho así, es posible asegurar que la historia
misma se redime en la acción de Cristo y su Iglesia, donde el hermano o hermana
atendida pastoralmente tiene en sí y en su vida una señal inequívoca de la
presencia amorosa de Dios. “El pecado inserto en las estructuras sociales,
sede paso al avance ineludible de la Gracia, que en su esencia amorosa
confronta a la des-gracia”.
Consideremos: Piensa
donde eres bautizado, de donde viene el Bautismo, de la Cruz de Cristo, de la
muerte de Cristo, ahí está el Misterio. Él padeció por ti. En Él eres resucitado,
y en Él eres salvado (San Ambrosio). La conciencia de la que nos habla San
Ambrosio, es la conciencia de quienes viven su Bautismo y actualizan
Pentecostés en sus vidas, convirtiéndose así en propagadores de la Fe en el resucitado,
cambia así la cosmovisión del cristiano que ve en su Señor la realización
de sus ciclos vitales y el afianzamiento de la cultura de la vida o
como llaman algunos la Cultura del Amor… Quien alcanza a Dios en su vida,
alcanza el “Sentido de su Ser y la perfecta explicitación de su existir”, de
esta forma el materialismo que hace de la materia su Paradigma sede terreno a
la sublimación de la existencia del amor como eje relacional de la Propuesta de
Cristo transformada o mejor aún explicitada en la pastoral de su Iglesia. Los
Ministros Ordenados o laicos licenciados están llamados a vivir esta
particularidad y comunicarla a sus hermanos en la Fe, esto incluye los
elementos de las congregaciones, ser buen administrador implica también crecer
en la propagación de la Fe y llevar el corazón de la revelación divina o Evangelio…
La dimensión de la
Palabra se acompaña y concretiza en la medida en la que nuestro Discurso
se rodea de hechos concretos fruto de la misma Palabra, en el espíritu de las
Sagradas Escrituras encontramos un fuerte componente de Interiorización antes
que de materialización, puesto que la Salvación se gesta en el corazón del
Hombre ya Redimido pero necesitado de nutrir, animar, su experiencia Salvífica
en la comprensión de sus vivencias, prefigura es la manifestación de Yahveh a
su Pueblo en el (A.T) y la forma como proveyó en sus necesidades hasta armar el
Discurso de la Retribución, esta característica define la experiencia de los
Patriarcas y personajes del (N.T). En cuanto a nuestra Iglesia el Bosquejo
de la Fe o Catecismo interpretado en el espíritu de nuestra Fe y
Tradición no es ajeno a nuestras vivencias y convicciones.
***Praxis: Asumimos
en nuestra vital Historicidad la presencia del pecado original y sus
consecuencias (incluso Ontológicas), pero superando la discusión Doctrinal,
como crees que este pecado afecta la estructura social del ser humano.
Entendiendo nuestro entorno como vital e indispensable para la promoción y sublimación
de la vida en todas sus formas. (Investiga en la Ciudad de Dios, obra de San
Agustín y como segunda fuente si lo deseas Escuela Franciscana del Siglo XII).
ARGUMENTACIÓN TEOLÓGICA.
A- Ireneo.
Solo el ser humano se considera pecador cuando se confronta con la Luz de
Cristo.
B- Hay
unidad en Dios frente al pecado y también unidad en el género humano ante el m
C- La
pecaminosidad universal es también un hecho histórico.
D- La Forma
Futuris no se refiere a Cristo sino a Adán.
E- Para
santo Tomás de Aquino, el pecado original posee materia y forma, la primera se
refiere a la concupiscencia y la segunda o forma, a la carencia de Justicia.
F-
Martín Lutero, Simul justus et pecator. Deja
ver su oposición a la pre-destinación y remisión de pecados, al afirmar que el
ser humano en cuanto tal, es justo y pecador, pone en aprietos a la Gracia
recibida en el Bautismo…
G- Lutero… El
pecado original es la misma inclinación al mal, del ser humano que se busca
solo así mismo.
H- Lutero… El
conocer a Dios solo es posible por las Sagradas Escrituras.
I- Calvino… Es
el primero en desarrollar una comparación entre la doctrina católica y
protestante sobre el pecado original.
J- Zwinglo… Llama
al pecado original, Depravación.
K- Des-gracia… Es
consecuencia de la presencia del pecado en las estructuras tanto del Ser Humano
como de la Sociedad, su antecesor lo encontramos en la Civitas
Dei de San Agustín.
L- El
materialismo y el individualismo hacen del ser humano preso de sus postulados y
visión personalista de la humanidad redimida, cuya única dimensión es la
emotiva y física, desprovisto de trascendencia.
BREVES CRISTOLÓGICAS.
“La Resurrección es
también una relación Real, Vital, Abierta, la vida es histórica, única e
irrepetible” Rahner. Partiendo de esta sentencia
asumimos que la Resurrección como acción sobrenatural de la intervención de
Dios, se desarrolla en el drama de la historia de la cual el Verbo por su santa
Encarnación, hace parte y de esta forma lleva a la perfección la santificación
de cuanto es y vive la humanidad, las estructuras de pecado como consecuencia
de la ausencia de redención o des-gracia marcan el derrotero de la humanidad
anhelante y expectante (narra Pablo)
aguarda en la historia al que esta fuera de ella (sujeción existencial) pero
que con su presencia introduce en ella la Salvación… La historia es Redimida
gracias a la presencia del hombre en ella (Prólogo de Juan), es la Inmanencia
divina una señal inequívoca de la pre-destinación de la salvación (San
Agustín)… Tal presencia transforma la creación y hace de la promesa una
realidad “El Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti” apunta
Agustín desde una concepción personal, íntima
y a la vez universal de la salvación, es pues, el Verbo Encarnado la suma promesa
y en sí mismo el obrador de salvación (Altar y Victima).
El Mesianismo Bíblico
tiene un considerable desarrollo que se remonta incluso a la institución
monárquica, pues se habla también del mesianismo pre-israelítico o patriarcal. Pero
es a partir de la monarquía davídica cuando el fenómeno
Profético adquiere contornos precisos. Al principio el título es referido al Rey,
visto como el consagrado por el Señor para realizar la Alianza y transmitir las
bendiciones divinas, miremos (2Sam 7:11-16)… El primer fundamento de la nueva
orientación se encuentra en la profecía del Enmanuel (Isaías capítulo 7 versículo 17) el profeta Jeremías habla de
una restauración Política, de un Rey Mesiánico ideal (Jeremías capítulo 23 versículo 5 ss), el profeta Ezequiel nos
habla de un verdadero Soberano (Ezequiel capítulo 34 versículo 23 ss), mientras que Zacarías
define a un rey escatológico que será Santo y mostrara la Salvación (Zacarías capítulo
9 versículo 9 ss), esta nueva apertura
mesiánica se halla presente en el Deutero-Isaías, en los poemas del Siervo de
Yahveh, es la más clara y pura imagen del (A.T).
MARCOS: Designa
a Jesús como el Cristo, el Mesías esperado (1, 1. 14), o el Hijo del hombre (8,
38) y sobre la existencia de Jesús en el misterio pascual (2, 10, 28), el “Secreto
Mesiánico”. Pone de relieve la unidad de su Cristología con la
Soteriología.
MATEO: Presenta
su cristología más articulada, marcada por la experiencia de la Comunidad
Cristiana en la que vivió y presenta aspectos nuevos de la personalidad
de Jesús (16,16; 15.22; 20.30).
LUCAS: Considera
la existencia de Jesús en el marco de la historia de la salvación apareciendo
Cristo como la plena realización de la espera del pueblo veterotestamentario como
el principio nuevo de la historia salvífica, que gracias a la predicación
apostólica se hace universal (24, 45).
JUAN: Su
Cristología es la cima del desarrollo doctrinal del (N.T) y está en continuidad
con la de Pablo en los Sinópticos, y más que en otro vinculada a la Soteriología tanto
en el Prólogo como en su conclusión (Jn 20, 31), el plan de Dios se
cumple en su Hijo y es el Salvador de las gentiles (1, 1-9) como de Israel
(1:14-18) todo se debe al hecho de ser Jesús el Hijo de Dios,
presente desde siempre en el Seno del Padre, para este autor los milagros de
Jesús muestran progresivamente la presencia del mismo en la Gloria del
Padre y su misión de Salvador del hombre. De lo anterior se asume que el
culmen de esta revelación progresiva se vive en la Ultima Cena… Miremos al
profeta Isaías:
A- Canto
Investidura del Siervo 42:1-4.
B- Canto
Vocación del Siervo 49:1-6.
C- Canto
confianza en Dios 50:4-9.
D- Canto
Mesías paciente 52, 13; 53,12.
Agustín de Hipona. Desarrolla
su Soteriología a partir de dos principios concretos como la dogmática
y la espiritualidad esta última es Cristo- céntrica y la segunda Cristo
mediador (Maestro Interior, el gran potenciador de nuestras oraciones y espiritualidad)
Se afirma en la doctrina paulina contenida en (1Timoteo capítulo 2 versículo 5) También habla sobre una Sola
Naturaleza, ratificado en Calcedonia año 451. Agustín
define (Jesús es Nombre propio y Cristo es el Sacramento, igual a Jesús, Nombre
y Cristo Función). Otro aporte de la Doctrina Agustiniana Communicatio
Idiomatum (atribución reciproca de los atributos humanos y divinos en
Jesús). Que incidirá en su postura frente al pecado original y el Bautismo.
Agustín lucha contra el
arrianismo, adopcionismo, servetismo o socianismo, estas herejías atentan
directamente contra el dogma de la Trinidad (unitarismo).
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