QUAESTIONIS… ECO-TEOLOGÍA SOCIAL Y POLÍTICA. COMPROMISO DE TODOS.
NUESTRA DIALÉCTICA.
El qué de nuestra
cuestión es sin duda la Eco-teología y su relación con la vida doctrinal de la
Iglesia y su actualidad en el contexto de la redención. La fenomenología de nuestro
enunciado parte de la necesaria definición anteriormente tratada sobre la Eco-teología
y su percepción teórica como práctica. Estamos visualizando el impacto de la
realidad modificada en su estructura por los acontecimientos veloces del
presente Siglo y mitad del anterior, justo en los comienzos del post-modernismo
como respuesta a los postulados agotados del mundo moderno. Los discursos
absolutistas sobre la vida no dejaban espacio para la reflexión y si bien es
cuestión de nuestra Fe reconocer al Dios Creador es asunto ahora de la
humanidad recocer esta relación salvífica configurada como acto amoroso de
Dios. Dios nos creó por amor y no por otra razón. La síntesis de nuestras
definiciones se adentra en la reflexión de lo sobrenatural y como este
estructura lo natural y le concede así toda su relevancia. Los imaginarios
postulados como paradigmas deben quedar en segundo plano cuando abordamos la
dramática realidad de la creación en un entorno que se reconoce así mismo como
dominador y pasa a ser depredador. La Sociedad se traza a partir de un modelo de unos máximos de
gobierno, recursos y formación de los individuos, bajo esta primicia
encontramos que la Cultura como la consecuencia directa de los modos y los
hábitos de estos puede ser también moldeada introduciendo nuevos patrones de
comportamiento.
La toma de conciencia
frente al fenómeno ecológico es sin duda
responsabilidad del Estado y la manera como este forma al ciudadano y pone a su alcance los recursos
para esta función. El contacto con el Medio Ambiente es vital puesto que las
nuevas generaciones no tienen presente siquiera de donde provienen los
alimentos que consumen y solo pueden comparativamente hablando asociarlos con
los almacenes de cadena o supermercado de turno. Hace rato se rompió la
relación de carácter vital entre el consumidor y la fuente del recurso. La dinámica moderna aisló convenientemente al
consumidor de la producción y decimos convenientemente para liberarlo de
cualquier escrúpulo posible y asegurar su consumo sin dificultad. Los Ciclos Vitales de la vida
fueron también alejados por la nueva antropología que toca la renovación de la
vida introduciendo prácticas para preservar o retardar el envejecimiento.
Las cirugías
plásticas o estéticas es la manera de buscar este ideal que no
necesariamente genera una satisfacción plena a la persona y a su entorno. En
nuestro presente encontramos como el consumismo está reemplazando los objetivos
de una vida con felicidad duradera y con ideales trascendentes. Hemos armado un
discurso paradójicamente absolutista al buscar solo el bienestar personal por
sobre cualquier otra consideración. En nuestros argumentos empleamos
auto-afirmaciones tendientes a justificar el materialismo dialectico e
histórico que aun sin conocer muchos
están viviendo y enarbolando sus banderas.
Estamos asistiendo a la consolidación suprema
del súper ego que interpreta el
mundo desde una perspectiva bien particular. El discurso asumió un contexto
histórico plagado de actitudes permisivas no profundas pero si destructivas de
una autentica identidad. El panorama social está siendo muy afectado por la
concepción de un mundo que se sostiene a base de injusticias amparadas por las
legislaciones de turno. El componente social quedó reducido a la reunión o
conglomeración de individuos que tienen el mismo interés pero estratificado se
encuentra la manera o medio de alcanzarlo. La llamada Massa social agota sus constitutivos realzando vitalmente nuevos
valores que el mundo compra con mucha facilidad. La franja del interés de todos
pasó a la historia y se convirtió en el poder de quienes pueden lograrlo. La
sociedad como tal está viviendo de los ahorros del pasado y estos ahorros están
siendo gastados por cada escándalo que estalla en el mundo… Las fuentes de
recursos están siendo agotadas y sus productos se convirtieron en la fuente de
riqueza más preciada. En nuestros países renacen enfermedades controladas hace
rato pero lo mar preocupante es darnos cuenta que cada tiempo ellas aparecen y
propician un jalón económico
impresionante… No se trata de prevenir enfermedades sino de vender remedios. La cifra de personas contagiadas de
enfermedades y virus fáciles de tratar es alarmante y cada uno de ellas gasta
en promedio 6 dólares en esta parte el mundo en medicamentos de libre venta
pero no es una son millones en consumirlos, la cuestión es práctica, donde
están llegando esos millones de pesos y dólares. Que está pasando para que en
pleno Siglo XXI mueran más de 100 personas por el dengue cuando hace más de 30
años fue controlado por las autoridades de salud. Solo para citar un par de
ejemplos.
El contexto de nuestra
reflexión toca también la vinculación de la medicina con la naturaleza y la
manera como el recurso verde de todos se instrumentaliza como mecanismo de
poder y riqueza siendo por igual el consumo indiscriminado su rendimiento financiero. Las
políticas de salud estatal adolecen de campañas serias y comprometidas como de
una verdadera vocación de servicio al ciudadano. Estamos edificando en la falta
de interés y responsabilidad. Los modelos sociales que estamos viendo renacer
son precisamente los que generaron poco bienestar. La situación histórica de
pecado se nutre de estas estructuras desnaturalizadas que hoy no cumplen las
funciones para las que fueron creadas. Estamos afirmando que la naturaleza
social del Estado es la responsable del bienestar de todos los habitantes y sus
políticas son síntoma de poca, nula o algo de compromiso con el medio
socio-cultural. El fenómeno cultural es aleatorio pero depende de la educación
para afirmarse en un entorno determinado. El fenómeno cultural despierta la
sensibilidad en las personas y particularmente entre los niños. La cultura se
enfoca tradicionalmente a los adultos y la sub-cultura a los niños. Estamos
afirmando que los niños no desarrollan una cultura auténticamente infantil sino
puesta por el modelo económico de interés. En la actualidad los más consumistas
son desafortunadamente los más pequeños, se convirtieron en el objetivo del
comercio. Aproximadamente los artículos de consumo están divididos o
porcentual en:
·
Niños
40%
·
Mujeres
50%
·
Hombres
10%.
El fenómeno social afecta al medio Ambiente
desde la perspectiva de nuevas fuentes de consumo que se reservan el derecho de
explotar la diversidad para satisfacer la demanda. Crece también la demanda de
mascotas exóticas que por lo general son animales que proceden de otras
latitudes y algunos más son sacrificados y vendidos como presentes o detalles
de colección. Todas estas políticas gracias a un sistema económico respaldado
por la inoperancia o desinterés del Estado en materia ambiental. Las costumbres
son susceptibles de mejorar y el Mor-Moris
como parte de los hábitos implica el revisar constantemente el discurso que
origina tales prácticas. La
sostenibilidad de una sociedad no puede involucrar el daño ambiental. Las
prácticas de empleo de carbón fabricado a partir de la madera acabaron con gran
parte de la rica vegetación de los hermanos de Haití. Las consecuencias no se
hacen esperar y el daño es dantesco y su recuperación lenta muy lenta dadas las circunstancias en las que no se ataca el
problema desde su dialéctica sino desde el daño observado, sin formación la
respuesta no será positiva, se deben cambiar las costumbres y sanear los
procesos dialécticos que se desprenden del Mor-Moris como habito de actuar. Los
refuerzos primarios corresponden a la educación aterrizada en campañas pero
requieren de un componente vital la sensibilización o inserción critica de los
involucrados en el problema. La cuestión social es delicada y es necesario tocarla a fondo para crear hábitos
y repeticiones positivas de la misma acción.
La
dinámica política la relacionamos
con la capacidad de optar y decidir de las personas, y como estas decisiones
tienen escucha y cabida en un medio politizado en cuanto a su estructura de
Gobierno. La opción siempre será la misma “cuando el
estamento de turno facilita los medios para crear conciencia sobre el fenómeno
ambiental”. Muy pocos Estados poseen una política ambiental coherente
y con objetivos palpables. La mayoría especialmente de nuestro
hemisferio solo se condiciona bajo el sofisma de nuestra abundancia. El verdor
les invita a vender los recursos al mejor postor y luego esos productos
fabricados con nuestros recursos llegan a valores astronómicos alimentando la
secuencia de pobreza, ignorancia y riqueza desigual. La expresión “somos una
nación donde se da de todo” ya es responsable de sus propios imaginarios, así
es, se da de todo, pero los precios son verdaderamente escandalosos para el
consumidor local que afronta la carestía y no hay en el horizonte compromiso alguno para
controlar este fenómeno de la injusticia social.
Es
pues necesario el compromiso y conciencia de todos los involucrados para
garantizar la optimización de los recursos para la vida y su desarrollo. Las políticas que han deshumanizado a la
economía están ahora haciendo lo propio con los recursos de la naturaleza. La
pérdida de equilibro en la generación de sustentabilidad económica es la
primera causa en la introducción de nuevas y mortíferas formas de pobreza en el
mundo moderno. Estas formas alienantes no discriminan a nadie y por el
contrario se transforman en cadenas que se heredan. El Estado y la clase
política solo intervienen a merced de sus cargos relevantes y poseen la
estructura para desviar los recursos del bienestar común. Solo para nuestra
consideración y sin hablar de utopías políticas. Cuando hay miseria y tanta
desigualdad es sin duda porque los
recursos son desviados y no cumplen la función totalizante en la sociedad.
La máquina de recaudar impuestos esta siempre
bien aceitada pero no a la hora de distribuirlos eficientemente. El pecado
político llega a la naturaleza bajo la forma de políticas sordas a la
depredación de los recursos y contaminación de sus fuentes. El pecado se transforma en materia prima de
toda suerte de injusticias y desigualdades. El pecado que conocemos es por
demás la concepción de un mundo autoritario desprovisto de sensibilidad ante la vida sin importar su magnitud o beneficio.
La tierra clama por justicia y no solo en cuanto a su afectación metafísica
sino también de quienes sufren los ataques de la injusticia… El Estado Moderno supuestamente tiene vocación
pluralista y garantista de los Derechos y Deberes del ciudadano pero la praxis de sus
funcionarios dista mucho de aterrizar esta primicia. La armonía no es una
utopía sino una necesidad acorde con las políticas coherentes que no se dejan
refundir por la dialéctica amañada del pecado y sus estructuras. Un principio
grande de injusticia es precisamente ignorar la voz de los débiles y
despreciados por el nuevo orden mundial.
Nuestras grandes ciudades confluyen en dos
componentes básicos y uno de ellos víctima de las privaciones y abundancias del
otro. La Urbe privilegiada es
aquella que políticamente posee injerencia en el Estado y sus funcionarios, por
lo tanto goza de todos los recursos y oportunidades del mundo moderno. Tiene
acceso a los mejores recursos en materia de Educación, Salud, Vivienda,
Recreación, Alimentación, Servicios Públicos, etc. Y las oportunidades de sus jóvenes son una
realidad… La otra es la Urbe bizarra o
marginada que por lo general se
ubica o edifica en la periferia y no posee ni una sola de las
garantías que la primera disfruta, pero en las estadísticas aporta el 70% de
los votos en nuestros estados de derecho. Aquí el daño es estructural y obedece
al asentamiento del Mor-Moris no como experiencia del poseer sino de rapaz
desposeer. La realidad electoral se convierte en una mafia sin sentido y mucho
menos interés por el bienestar general. No olvidemos una máxima de índole
axiomática empleada en teología política: Si
en una sociedad existe marcadamente las diferencias sociales se debe a la
corrupción de sus gobernantes y la injusticia en su ordenamiento social. Pues
este principio es tan real como la riqueza y la pobreza y nos motiva a
proclamar la Justicia del Reino de Dios donde las diferencias no marcaran la
vida e integridad de las personas. La cuestión es clara y determinante. La
naturaleza está siendo colonizada por acciones y situaciones de total
injusticia.
MATERIALIZACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS
INJUSTAS EN LA NATURALEZA DEPREDADA.
La
praxis de los valores igualitarios sale del papel y se transforma en leyes,
este sería su imaginario adecuado pero como imaginario no será posible su
concreción sin la voluntad del estamento socio-cultural. La pobreza no es solo
ausencia de bienes, es también categóricamente hablando la supresión de
derechos históricos y necesarios en el orden de lo social. La Gracia cuando
encuentra estas situaciones busca la redención de este orden y para ello hace
morada en el corazón y mente de quienes toman las decisiones pero
desafortunadamente el fenómeno de su transformación se ve relegado por
individuos de poca o nada vida espiritual y por ende de poca o nula
sensibilidad. Loa esquemas económicos no miran el bienestar de la tierra como
un ser vivo, como tampoco asocian las formas de vida a un todo integrado. Una
especie en vía de extinción es una perdida inmensa en la vida de todos ya que
está compuesta por elementos significativos de la misma humanidad. Es una simbiosis que reclama la interacción
de todos en su concurso dinámico de ser y existir. La gradación de los seres
vivos e inertes guarda una relación estrecha y vital con todas las formas en
las que se recrea la vida. Las decisiones políticas no están tan descabelladamente alejadas de la
realidad.
REALIDAD ECO-TEOLÓGICA DE LA MUERTE.
La
muerte se instaló en la memoria genética de los organismos y fue como todo
sometida al influjo del tiempo su verdadero juez natural. La concepción de la
muerte se hace natural en cuanto al proceso biológico de envejecimiento que
sufren los organismos. La realidad que percibimos nos ubica en el plano
material de su constatación pero con todo ello sabemos que la muerte es la
opción de crecimiento para nuestra especie. La muerte afirma su dominio sobre
la evolución de las especies pero no domina inexorablemente ya que la misma evolución
surge en el plan de Dios y como respuesta a la perdida de la perfección del
estado original. La percepción natural sobre la muerte se viste de
características muy particulares según sea el medio cultural en el que el ser
humano edifique su existencia. La vida como encuentro con el otro se puede ver
interrumpida por la muerte pero esto no implica que la eternidad conserve la
esencia de la vida y con ello los componentes de la existencia sobrenatural en
el ser humano…
La muerte en términos eminentemente sociales
pasa por la promoción de la vida social de los individuos. Hoy mueren muchos hermanos y hermanas a causa
de las políticas de segregación y pobreza, es decir, la muerte social no
necesariamente se relaciona con la biológica pero es igualmente destructiva y
alienante. Los modelos sociales y
ecológicos necesitan ser redimidos y cambiar de dialéctica para enfrentar los
tiempos modernos. La Eco-teología plantea el reto de equiparar también nuestra
redención con la necesaria del Medio Ambiente.
La muerte en términos antropológicos rezaga el
desarrollo equitativo y justo de los pueblos porque es un retornar al pasado y
sus consecuencias destructivas. La presencia de la Gracia es determinante para
verdaderamente evolucionar sin los presupuestos del pecado estructural que hace
posible la pérdida de su estado original y todo presupuesto de dignidad y
valía. Estamos viviendo tiempos verdaderamente preocupantes donde la vida no se
interpreta como un todo existencial y cada cual cree tener la suficiente autonomía
y Nomía. Es decir no necesitar de nada y menos de la trascendencia. Las
especies mueren para adelantar su madurez evolutiva y nosotros lo hacemos por
la pérdida de esas cualidades (preternaturales) que Dios nos concedió.
El discurso cuando es engañoso es un principio
que mata la credibilidad de los individuos y el sistema de Gobierno. Es pues la
muerte en el ámbito político la que desgasta la opinión y conciencia ciudadana.
Los pasados escándalos con la multinacional del Brasil es muestra clara de
asistir como testigos a los funerales de la credibilidad y justicia del Estado
ante el ciudadano. Pensemos en la absoluta necesidad de revisar los esquemas de
valores y el modelo del hombre y la mujer que hoy hacen política en nuestra
latitud. Ahora resumamos brevemente los
signos y tipologías de muerte cultural y social que vivimos en nuestra
sociedad:
·
Muerte
de la credibilidad.
·
Muerte de los valores del Estado como ente que educa y protege a los suyos.
·
Muerte de la cultura.
·
Muerte de las instituciones políticas.
·
Muerte de la Justicia.
·
Muerte del testimonio.
·
Muerte de quienes deben ser referentes
de la sociedad.
·
Muerte de la libertad de prensa y los
poderes judiciales de la sociedad.
·
Muerte de la vocación de servicio de los
funcionarios.
·
Muerte del respeto por la vida y la
dignidad.
·
Aborto
de las políticas medio-ambientales.
·
Aborto
de la moral pública.
·
Aborto
de la igualdad esencial de las personas.
·
Aborto de la paz.
·
Aborto de la Tolerancia.
·
Aborto de los Derechos de la naturaleza en
medio de una sociedad sin cultura de protección.
·
Aborto de las entidades reguladoras de
estas políticas.
·
Aborto de los derechos de los jóvenes a
ser educados y fortalecidos en testimonio y compromiso.
·
Aborto de la razón y el sentido común.
·
Aborto del amor por la vida en su
multiplicidad y complejidad.
·
Aborto por los compromisos con el futuro
de los más jóvenes, sin duda alguna, los más perjudicados por estos escándalos y
problemática mundial.
·
Aborto del plan de Dios que solo quiere la
felicidad del ser humano donde este se encuentre.
·
Aborto de la prosperidad para todas y
todos en un modelo político clasista y servil de los intereses personales de
los gobernantes de turno.
La
lista es aún mayor pero no tiene caso continuar
en esa dirección cuando todos conocemos las consecuencias y antes sus causas. Busquemos en unidad y responsabilidad la vida
y promovámosla con ahínco y devoción. Disfrutemos de las gracias que el Dios de
la vida ha prodigado sobre nosotros sus hijos redimidos y por ende adoptados,
igual la naturaleza por extensión del amor misericordioso de Dios…
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