sábado, 22 de julio de 2017

ULTIMA PARTE... ECO-TEOLOGÍA SOCIAL Y POLÍTICA...

QUAESTIONIS… ECO-TEOLOGÍA   SOCIAL  Y  POLÍTICA. COMPROMISO   DE  TODOS.



NUESTRA DIALÉCTICA.



El qué de nuestra cuestión es sin duda la Eco-teología y su relación con la vida doctrinal de la Iglesia y su actualidad en el contexto de la redención. La fenomenología de nuestro enunciado parte de la necesaria definición anteriormente tratada sobre la Eco-teología y su percepción teórica como práctica. Estamos visualizando el impacto de la realidad modificada en su estructura por los acontecimientos veloces del presente Siglo y mitad del anterior, justo en los comienzos del post-modernismo como respuesta a los postulados agotados del mundo moderno. Los discursos absolutistas sobre la vida no dejaban espacio para la reflexión y si bien es cuestión de nuestra Fe reconocer al Dios Creador es asunto ahora de la humanidad recocer esta relación salvífica configurada como acto amoroso de Dios. Dios nos creó por amor y no por otra razón. La síntesis de nuestras definiciones se adentra en la reflexión de lo sobrenatural y como este estructura lo natural y le concede así toda su relevancia. Los imaginarios postulados como paradigmas deben quedar en segundo plano cuando abordamos la dramática realidad de la creación en un entorno que se reconoce así mismo como dominador y pasa a ser depredador. La Sociedad se traza  a partir de un modelo de unos máximos de gobierno, recursos y formación de los individuos, bajo esta primicia encontramos que la Cultura como la consecuencia directa de los modos y los hábitos de estos puede ser también moldeada introduciendo nuevos patrones de comportamiento.

La toma de conciencia frente al fenómeno ecológico  es sin duda responsabilidad del Estado y la manera como este forma al  ciudadano y pone a su alcance los recursos para esta función. El contacto con el Medio Ambiente es vital puesto que las nuevas generaciones no tienen presente siquiera de donde provienen los alimentos que consumen y solo pueden comparativamente hablando asociarlos con los almacenes de cadena o supermercado de turno. Hace rato se rompió la relación de carácter vital entre el consumidor y la fuente del recurso.  La dinámica moderna aisló convenientemente al consumidor de la producción y decimos convenientemente para liberarlo de cualquier escrúpulo posible y asegurar su consumo  sin dificultad. Los Ciclos Vitales de la vida fueron también alejados por la nueva antropología que toca la renovación de la vida introduciendo prácticas para preservar o retardar el envejecimiento.

 Las cirugías plásticas o estéticas es la manera de buscar este ideal que no necesariamente genera una satisfacción plena a la persona y a su entorno. En nuestro presente encontramos como el consumismo está reemplazando los objetivos de una vida con felicidad duradera y con ideales trascendentes. Hemos armado un discurso paradójicamente absolutista al buscar solo el bienestar personal por sobre cualquier otra consideración. En nuestros argumentos empleamos auto-afirmaciones tendientes a justificar el materialismo dialectico e histórico que  aun sin conocer muchos están viviendo y enarbolando sus banderas.

 Estamos asistiendo a la consolidación suprema del súper ego que interpreta el mundo desde una perspectiva bien particular. El discurso asumió un contexto histórico plagado de actitudes permisivas no profundas pero si destructivas de una autentica identidad. El panorama social está siendo muy afectado por la concepción de un mundo que se sostiene a base de injusticias amparadas por las legislaciones de turno. El componente social quedó reducido a la reunión o conglomeración de individuos que tienen el mismo interés pero estratificado se encuentra la manera o medio de alcanzarlo. La llamada Massa social agota sus constitutivos realzando vitalmente nuevos valores que el mundo compra con mucha facilidad. La franja del interés de todos pasó a la historia y se convirtió en el poder de quienes pueden lograrlo. La sociedad como tal está viviendo de los ahorros del pasado y estos ahorros están siendo gastados por cada escándalo que estalla en el mundo… Las fuentes de recursos están siendo agotadas y sus productos se convirtieron en la fuente de riqueza más preciada. En nuestros países renacen enfermedades controladas hace rato pero lo mar preocupante es darnos cuenta que cada tiempo ellas aparecen y propician un jalón  económico impresionante… No se trata de prevenir enfermedades sino de vender remedios.  La cifra de personas contagiadas de enfermedades y virus fáciles de tratar es alarmante y cada uno de ellas gasta en promedio 6 dólares en esta parte el mundo en medicamentos de libre venta pero no es una son millones en consumirlos, la cuestión es práctica, donde están llegando esos millones de pesos y dólares. Que está pasando para que en pleno Siglo XXI mueran más de 100 personas por el dengue cuando hace más de 30 años fue controlado por las autoridades de salud. Solo para citar un par de ejemplos.

El contexto de nuestra reflexión toca también la vinculación de la medicina con la naturaleza y la manera como el recurso verde de todos se instrumentaliza como mecanismo de poder y riqueza siendo por igual el consumo  indiscriminado su rendimiento financiero. Las políticas de salud estatal adolecen de campañas serias y comprometidas como de una verdadera vocación de servicio al ciudadano. Estamos edificando en la falta de interés y responsabilidad. Los modelos sociales que estamos viendo renacer son precisamente los que generaron poco bienestar. La situación histórica de pecado se nutre de estas estructuras desnaturalizadas que hoy no cumplen las funciones para las que fueron creadas. Estamos afirmando que la naturaleza social del Estado es la responsable del bienestar de todos los habitantes y sus políticas son síntoma de poca, nula o algo de compromiso con el medio socio-cultural. El fenómeno cultural es aleatorio pero depende de la educación para afirmarse en un entorno determinado. El fenómeno cultural despierta la sensibilidad en las personas y particularmente entre los niños. La cultura se enfoca tradicionalmente a los adultos y la sub-cultura a los niños. Estamos afirmando que los niños no desarrollan una cultura auténticamente infantil sino puesta por el modelo económico de interés. En la actualidad los más consumistas son desafortunadamente los más pequeños, se convirtieron en el objetivo del comercio. Aproximadamente los artículos de consumo están divididos o porcentual en:

·         Niños 40%
·         Mujeres 50%
·         Hombres 10%.

 El fenómeno social afecta al medio Ambiente desde la perspectiva de nuevas fuentes de consumo que se reservan el derecho de explotar la diversidad para satisfacer la demanda. Crece también la demanda de mascotas exóticas que por lo general son animales que proceden de otras latitudes y algunos más son sacrificados y vendidos como presentes o detalles de colección. Todas estas políticas gracias a un sistema económico respaldado por la inoperancia o desinterés del Estado en materia ambiental. Las costumbres son susceptibles de mejorar y el Mor-Moris como parte de los hábitos implica el revisar constantemente el discurso que origina tales prácticas.  La sostenibilidad de una sociedad no puede involucrar el daño ambiental. Las prácticas de empleo de carbón fabricado a partir de la madera acabaron con gran parte de la rica vegetación de los hermanos de Haití. Las consecuencias no se hacen esperar y el daño es dantesco y su recuperación lenta muy lenta dadas  las circunstancias en las que no se ataca el problema desde su dialéctica sino desde el daño observado, sin formación la respuesta no será positiva, se deben cambiar las costumbres y sanear los procesos dialécticos que se desprenden del Mor-Moris como habito de actuar. Los refuerzos primarios corresponden a la educación aterrizada en campañas pero requieren de un componente vital la sensibilización o inserción critica de los involucrados en el problema. La cuestión social es delicada y es  necesario tocarla a fondo para crear hábitos y repeticiones positivas de la misma acción.

La dinámica política la relacionamos con la capacidad de optar y decidir de las personas, y como estas decisiones tienen escucha y cabida en un medio politizado en cuanto a su estructura de Gobierno.   La opción siempre será la misma “cuando el estamento de turno facilita los medios para crear conciencia sobre el fenómeno ambiental”. Muy pocos Estados poseen una política ambiental  coherente  y con objetivos palpables. La mayoría especialmente de nuestro hemisferio solo se condiciona bajo el sofisma de nuestra abundancia. El verdor les invita a vender los recursos al mejor postor y luego esos productos fabricados con nuestros recursos llegan a valores astronómicos alimentando la secuencia de pobreza, ignorancia y riqueza desigual. La expresión “somos una nación donde se da de todo” ya es responsable de sus propios imaginarios, así es, se da de todo, pero los precios son verdaderamente escandalosos para el consumidor local que afronta la carestía y no hay  en el horizonte compromiso alguno para controlar este fenómeno de la injusticia social.

Es pues necesario el compromiso y conciencia de todos los involucrados para garantizar la optimización de los recursos para la vida y su desarrollo.  Las políticas que han deshumanizado a la economía están ahora haciendo lo propio con los recursos de la naturaleza. La pérdida de equilibro en la generación de sustentabilidad económica es la primera causa en la introducción de nuevas y mortíferas formas de pobreza en el mundo moderno. Estas formas alienantes no discriminan a nadie y por el contrario se transforman en cadenas que se heredan. El Estado y la clase política solo intervienen a merced de sus cargos relevantes y poseen la estructura para desviar los recursos del bienestar común. Solo para nuestra consideración y sin hablar de utopías políticas. Cuando hay miseria y tanta desigualdad  es sin duda porque los recursos son desviados y no cumplen la función totalizante en la sociedad.

 La máquina de recaudar impuestos esta siempre bien aceitada pero no a la hora de distribuirlos eficientemente. El pecado político llega a la naturaleza bajo la forma de políticas sordas a la depredación de los recursos y contaminación de sus fuentes.  El pecado se transforma en materia prima de toda suerte de injusticias y desigualdades. El pecado que conocemos es por demás la concepción de un mundo autoritario desprovisto de sensibilidad  ante la vida sin importar su magnitud o beneficio. La tierra clama por justicia y no solo en cuanto a su afectación metafísica sino también de quienes sufren los ataques de la injusticia…  El Estado Moderno supuestamente tiene vocación pluralista y garantista de los Derechos y  Deberes del ciudadano pero la praxis de sus funcionarios dista mucho de aterrizar esta primicia. La armonía no es una utopía sino una necesidad acorde con las políticas coherentes que no se dejan refundir por la dialéctica amañada del pecado y sus estructuras. Un principio grande de injusticia es precisamente ignorar la voz de los débiles y despreciados por el nuevo orden mundial.

 Nuestras grandes ciudades confluyen en dos componentes básicos y uno de ellos víctima de las privaciones y abundancias del otro. La Urbe privilegiada es aquella que políticamente posee injerencia en el Estado y sus funcionarios, por lo tanto goza de todos los recursos y oportunidades del mundo moderno. Tiene acceso a los mejores recursos en materia de Educación, Salud, Vivienda, Recreación, Alimentación, Servicios Públicos, etc.  Y las oportunidades de sus jóvenes son una realidad… La otra es la Urbe bizarra o marginada que por lo general  se ubica o  edifica  en la periferia y no posee ni una sola de las garantías que la primera disfruta, pero en las estadísticas aporta el 70%  de los votos en nuestros estados de derecho. Aquí el daño es estructural y obedece al asentamiento del Mor-Moris no como experiencia del poseer sino de rapaz desposeer. La realidad electoral se convierte en una mafia sin sentido y mucho menos interés por el bienestar general. No olvidemos una máxima de índole axiomática empleada en teología política: Si en una sociedad existe marcadamente las diferencias sociales se debe a la corrupción de sus gobernantes y la injusticia en su ordenamiento social. Pues este principio es tan real como la riqueza y la pobreza y nos motiva a proclamar la Justicia del Reino de Dios donde las diferencias no marcaran la vida e integridad de las personas. La cuestión es clara y determinante. La naturaleza está siendo colonizada por acciones y situaciones de total injusticia.


MATERIALIZACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS INJUSTAS EN LA NATURALEZA DEPREDADA.


La praxis de los valores igualitarios sale del papel y se transforma en leyes, este sería su imaginario adecuado pero como imaginario no será posible su concreción sin la voluntad del estamento socio-cultural. La pobreza no es solo ausencia de bienes, es también categóricamente hablando la supresión de derechos históricos y necesarios en el orden de lo social. La Gracia cuando encuentra estas situaciones busca la redención de este orden y para ello hace morada en el corazón y mente de quienes toman las decisiones pero desafortunadamente el fenómeno de su transformación se ve relegado por individuos de poca o nada vida espiritual y por ende de poca o nula sensibilidad. Loa esquemas económicos no miran el bienestar de la tierra como un ser vivo, como tampoco asocian las formas de vida a un todo integrado. Una especie en vía de extinción es una perdida inmensa en la vida de todos ya que está compuesta por elementos significativos de la misma humanidad.  Es una simbiosis que reclama la interacción de todos en su concurso dinámico de ser y existir. La gradación de los seres vivos e inertes guarda una relación estrecha y vital con todas las formas en las que se recrea la vida. Las decisiones políticas no están  tan descabelladamente alejadas de la realidad.


REALIDAD ECO-TEOLÓGICA DE LA MUERTE.


La muerte se instaló en la memoria genética de los organismos y fue como todo sometida al influjo del tiempo su verdadero juez natural. La concepción de la muerte se hace natural en cuanto al proceso biológico de envejecimiento que sufren los organismos. La realidad que percibimos nos ubica en el plano material de su constatación pero con todo ello sabemos que la muerte es la opción de crecimiento para nuestra especie. La muerte afirma su dominio sobre la evolución de las especies pero no domina inexorablemente ya que la misma evolución surge en el plan de Dios y como respuesta a la perdida de la perfección del estado original. La percepción natural sobre la muerte se viste de características muy particulares según sea el medio cultural en el que el ser humano edifique su existencia. La vida como encuentro con el otro se puede ver interrumpida por la muerte pero esto no implica que la eternidad conserve la esencia de la vida y con ello los componentes de la existencia sobrenatural en el ser humano…

 La muerte en términos eminentemente sociales pasa por la promoción de la vida social de los individuos.   Hoy mueren muchos hermanos y hermanas a causa de las políticas de segregación y pobreza, es decir, la muerte social no necesariamente se relaciona con la biológica pero es igualmente destructiva y alienante.  Los modelos sociales y ecológicos necesitan ser redimidos y cambiar de dialéctica para enfrentar los tiempos modernos. La Eco-teología plantea el reto de equiparar también nuestra redención con la necesaria del Medio Ambiente.

 La muerte en términos antropológicos rezaga el desarrollo equitativo y justo de los pueblos porque es un retornar al pasado y sus consecuencias destructivas. La presencia de la Gracia es determinante para verdaderamente evolucionar sin los presupuestos del pecado estructural que hace posible la pérdida de su estado original y todo presupuesto de dignidad y valía. Estamos viviendo tiempos verdaderamente preocupantes donde la vida no se interpreta como un todo existencial y cada cual cree tener la suficiente autonomía y Nomía. Es decir no necesitar de nada y menos de la trascendencia. Las especies mueren para adelantar su madurez evolutiva y nosotros lo hacemos por la pérdida de esas cualidades (preternaturales) que Dios nos concedió.

 El discurso cuando es engañoso es un principio que mata la credibilidad de los individuos y el sistema de Gobierno. Es pues la muerte en el ámbito político la que desgasta la opinión y conciencia ciudadana. Los pasados escándalos con la multinacional del Brasil es muestra clara de asistir como testigos a los funerales de la credibilidad y justicia del Estado ante el ciudadano. Pensemos en la absoluta necesidad de revisar los esquemas de valores y el modelo del hombre y la mujer que hoy hacen política en nuestra latitud. Ahora resumamos brevemente  los signos y tipologías de muerte cultural y social que vivimos en nuestra sociedad:


·         Muerte de la credibilidad.
·         Muerte de los valores del Estado  como ente que educa y protege a los suyos.
·         Muerte de la cultura.
·         Muerte de las instituciones políticas.
·         Muerte de la Justicia.
·         Muerte del testimonio.
·         Muerte de quienes deben ser referentes de  la sociedad.
·         Muerte de la libertad de prensa y los poderes judiciales de la sociedad.
·         Muerte de la vocación de servicio de los funcionarios.
·         Muerte del respeto por la vida y la dignidad.
·         Aborto de las políticas medio-ambientales.
·         Aborto de la moral pública.
·         Aborto de la igualdad esencial de las personas.
·         Aborto de la paz.
·         Aborto de la Tolerancia.
·         Aborto de los Derechos de la naturaleza en medio de una sociedad sin cultura de protección.
·         Aborto de las entidades reguladoras de estas políticas.
·         Aborto de los derechos de los jóvenes a ser educados y fortalecidos en testimonio y compromiso.
·         Aborto de la razón y el sentido común.
·         Aborto del amor por la vida en su multiplicidad y complejidad.
·         Aborto por los compromisos con el futuro de los más jóvenes, sin duda alguna, los más perjudicados por estos escándalos y problemática mundial.
·         Aborto del plan de Dios que solo quiere la felicidad del ser humano donde este se encuentre.
·         Aborto de la prosperidad para todas y todos en un modelo político clasista y servil de los intereses personales de los gobernantes de turno.

La lista es  aún mayor pero no tiene caso continuar en esa dirección cuando todos conocemos las consecuencias y antes sus causas.  Busquemos en unidad y responsabilidad la vida y promovámosla con ahínco y devoción. Disfrutemos de las gracias que el Dios de la vida ha prodigado sobre nosotros sus hijos redimidos y por ende adoptados, igual la naturaleza por extensión del amor misericordioso de Dios…

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