jueves, 6 de julio de 2017

SEGUNDA PARTE... HUMANIDAD Y CARISMAS SEGÚN SAN PABLO...

HUMANIDAD  Y  CARISMAS   SEGÚN  SAN  PABLO. (Segunda Parte).



La enseñanza formal sobre los carismas en la vida del bautizado como que apela a la expresión “dar permiso” al Espíritu Santo para que irradie el alma con su Información salvífica, pues esa afirmación no es del todo cierta dado que el Espíritu actúa libremente pero es considerada una gracia especial el que nosotros reconozcamos a certeza la presencia de los carismas en nuestra existencia. Dicho en esos términos se requiere de una gran docilidad y convicción de parte nuestra para aceptar y vivir esos dones amorosos de Dios. En una metáfora Litúrgica diremos que el Espíritu de Dios es el Ministro de los dones y carismas y que solo de su presencia en nosotros proceden. La comunicación de los carismas en nuestra vida se realiza bajo la Voluntad salvífica del Padre Dios. Los carismas son signo, como símbolo y figura, de las relaciones Trinitarias que llegan a nosotros. No procede el carisma, cualquiera que este sea de un mero movimiento del alma o razón del bautizado. Por el contrario brota de la Inhabitación Trinitaria en nosotros, que por demás es libremente su Voluntad… No existe alguna posibilidad de carismas saliendo de la nobleza de nuestro ser persona a menos que se confundan con las cualidades naturales de nuestra afectividad y racionalidad. El ser persona redimida ya abre para nosotros la posibilidad de una relación de interioridad con el resucitado lo que implicará la vivencia de estos dones también resucitados en cada uno de los cristianos…  Las estructuras sociales en las que se desenvuelven los bautizados cada día enfatizan más las prioridades que definen sus derroteros y es así como vemos con preocupación que se establece una dicotomía entre las expresiones de Fe y la vivencia segura de la espiritualidad que trasciende en una relación con Dios que sobre pasa y valora cualquier otra cuestión  de nuestra parte. Pablo en su antropología deja claro y en firme que la experiencia de los carismas es también una consecuencia de la Resurrección y en el ser humano de su deificación. Recordemos que las apariciones y coloquios del Salvador con sus inmediatos y discípulos fueron precisamente afirmadas por los carismas pascuales, estos se comunicaron con la presencia glorificada del Señor:

·         Paz.
·         Reconciliación.
·         Ataraxia o Armonía.
·         Esperanza.
·         Caridad.
·         Fe.

Son los dones y carismas inmediatos que informaron la vida y conciencia de los discípulos una vez se comunica corpóreamente el Resucitado. Es pues una bella manera de decir que el Señor abrió la conciencia de los suyos y los puso en la perspectiva concreta de la Nueva vida  tendiendo un puente existencial entre la humanidad y la eternidad. Cristo materializa la realidad palpable solo desde la Fe y esa materialización o argumento de realidad Pablo la define como Carisma… es pues importante que no perdamos de vista que los carismas operan por sobre las situaciones de vida y su experiencia. Pablo tiene presente que la Resurrección del Señor como evento fenomenológico necesita de los carismas para ser vivenciada y aprehendida plenamente, de lo contrario se convertiría solamente en una acción fenomenológica cualquiera. Los carismas son vivenciales, es decir, se consideran en la medida en la que los aterrizamos concretamente. Esta manera de percibirlos es propia de la realidad que generan cuando entran en contacto con nuestras vidas. Pablo se refiere particularmente a la Caridad cuya praxis sensibiliza nuestra experiencia de Fe al máximo y despierta conciencia sobre el otro y su papel en mi vida (Primera Corintios capitulo 13 versículo 4). Pablo observa en su reflexión personal que los carismas que el bautizado vive aquí en medio de los suyos y la Iglesia se constituye en modelo ideal o referencia de índole impronta de los dones que la Iglesia vive en la eternidad (Comunión de los santos). Esta Jerarquía de carismas es propia de la dinámica utilitaria de los mismos en la vida del bautizado y como la Iglesia se sirve de ellos para su  Misión. Las palabras de Pablo son claras cuando argumenta literalmente: La Caridad no acaba nunca (versículo 8) es una forma de señalar la dinámica de esta Virtud que sin duda alguna es consecuencia de la Predestinación salvífica de Dios sobre su Iglesia. Ahora nuestro conocimiento es imperfecto como quiera que brota de los sentidos y está encerrado gráficamente en nuestra propia Inmanencia pero el conocer de Dios es absolutamente trascendente en la persona redimida, es decir, bautizada. Tal conclusión la planteamos porque la necesidad el conocimiento de dios está presente siempre en nosotros y caminamos en dicha dirección, estamos inquietos permanentemente porque el Amor de dios cala profundo en nosotros y nos transforma en seres para conocerle y adorarle en su Naturaleza. El Amor que se une a la Caridad es la Forma plena de comunicación y comunión con Dios Trinidad. No será posible establecer otro principio que pueda potenciar el ser persona redimida como el Amor que tomando forma de nuestra propia antropología se transforma en Caridad en toda una Praxis salvífica. Pablo sabe de la limitante que implica el conocimiento matizado por nuestra natural condición pero aun así recalca la necesidad de la Caridad como experiencia de nuestra propia Fe. El Amor de Cristo supera todo conocimiento y está por sobre toda praxis aun la del Amor porque su Amor es perfecto al brotar de las relaciones de la Trinidad Inmanente. La redención como operación Trinitaria se expresa en las categorías del Amor de Dios por nosotros y nuestra frágil condición… La Caridad se hará totalizante una vez Dios nos conceda los dones que dispuso para nosotros en su presencia. Es pues cada Carisma una expresión del Amor trascendente de Dios en nosotros los bautizados. No olvidemos hermanos que el Amor de Dios expresado en la Salvación de la Creación es un Amor Total y Totalizante que no está poseído por el egoísmo como suele pasar con muchas personas y sus experiencias de amor. El Amor de Dios es consecuencia de su comunicación amorosa que llega a nosotros por su Santísima Voluntad sin que medie argumento de nuestra parte. Según el pensamiento de Pablo los carismas nos unen a ese Amor que en su momento brotará  hasta la eternidad. Son ellos muestra adelantada de la Vida Triunfante. El amor requiere de una contundente reciprocidad de lo contrario sería una simple experiencia humana… Los carismas proceden del Amor y como tal son signo vivo de la comunicación Trinitaria en nosotros y en su Iglesia. El Amor del Padre, es el Amor del Hijo y el Amor de Entrambos es el mismo del Espíritu Santo. De la anterior relación concluimos que el Espíritu Santo es la Causa Formal de nuestros carismas y dones. No queda nada fuera de las categorías plenas que Dios dispuso para los bautizados. Estructurar el Amor que procede de la Misericordia de Dios es posible en la vida de los bautizados cuando estos viven el mensaje de Cristo y lo llevan a la perfección en sus vidas. Solo el Amor de Dios…Losa verbos en los que el Amor de Dios se concretiza son sin duda fundamentales como expresión de la realidad de los bautizados…  La procedencia del Amor es sin duda materializada en los carismas que el cristiano vive en medio de los suyos y en general de la Sociedad. A diferencia de cualidades meramente humanas que llegan a un punto de evolución y no tienen más a donde llegar, con el Amor de Dios convertido en carismas y dones no sucede lo mismo, apenas este será el inicio de su absoluta vivencia en el Reino de Dios. Pablo une maravillosamente el Kerigma con los carismas puesto que estos tienen anclaje especial en el anuncio del resucitado. Los carismas son consecutivos del Kerigma y como tal expresan también la Esperanza y la Fe en el Dios vivo y Subsistente por antonomasia…

CARISMAS Y HUMANIDAD REDIMIDA.

·         Los carismas son signo inequívoco de la presencia del Espíritu Santo en la vida del bautizado.
·         Son huellas de la Gracia que se manifiesta y toma forma en la realidad del  bautizado.
·         Los carismas expresan con contundencia el mensaje del Kerigma.
·         Los carismas como signo de salvación son en sí un anticipo de la eternidad.
·         El Amor es la Esencia de los carismas.
·         El Espíritu Santo es la Causa Formal de los dones y carismas que vive el Creyente.
·         Los carismas son la deificación de las potencias de la existencia humana, es decir, plenifican lo que somos y aportamos.
·         La Resurrección de Cristo define la importancia de los carismas porque sin ella no tendrían sentido.
·         El Carisma es sin duda alguna la manifestación Ad-Extra de las relaciones Trinitarias. No existe Carisma que no proceda de esta relación y/o manifestación de Dios a la humanidad.
·         Los carismas encarnan la Voluntad de Dios que se comunica sobrenaturalmente con los bautizados.
·         Los carismas son tanto experiencia como fruto de Amor.
·         Los carismas hablan muy bien de la condición redimida de los bautizado sy como estos interactúan en la Sociedad dando testimonio del Dios vivo y vivificador.
·         Primero la Gracia y luego los carismas.

Los carismas son en sí portadores de una Nueva Condición a la que somos llamados, también se constituye en los Huellas de la Gracia que al entrar históricamente en nuestras vidas deja su Impronta…  Una Congregación cuya experiencia con el resucitado es autentica sin duda podrá vivir con libertad esos dones y ponerlos por estructura de su Misión. La Iglesia en su experiencia terrenal necesita de los carismas para afirmar su vocación en medio de la Sociedad y facilitar los desarrollos culturales como tal, esos desarrollos son sin duda a partir de la Espiritualización de la Gracia en sus estructuras. Cada bautizado recibe este  influjo y lo emplea en su edificación y respuesta de Fe. Si la Congregación no discierne sobre el carácter de los carismas es muy probable que no pueda orientar bien a sus feligreses y  emplear en el anuncio del Evangelio sus dones y habilidades. Los carismas poseen una connotación muy especial y es la de apropiarse de los procesos necesarios y tan humanos de Reconciliación…  La presencia del Espíritu santo es sin duda alguna el aliciente y motor de la Reconciliación que por medio del Bautismo de hace realidad en la humanidad agredida por el pecado pero llamada a hacer las paces con Dios. La amistad entre Dios y los ser humanos parte de la explicitación del sacrificio de Cristo en la Cruz y los carismas son la continuidad histórica de la salvación en términos históricos puesto que en toda época se viven y son fácilmente identificados. La Reconciliación en términos escatológicos se visibiliza en la perspectiva de la vida ministerial de la Iglesia y el compromiso de todo bautizado por vivir esa dinámica. Estamos ante la posibilidad de transformar las estructuras de la sociedad bajo la primicia de los carismas que humanizan el accionar de cada bautizado… Cristo es el gran unificador de la humanidad ya no hablamos de judíos o de otro pueblo sino de los seres humanos libres y bajo el gobierno de la Gracia. Este gobierno es contundente como quiera que exprese la voluntad de los creyentes en el mundo y en general en sus espacios vitales.

La referencia directa es el Evangelio y su gran poder humanizador de las estructuras socio-culturales. Estas estructuras son permeadas por la materialización de los valores cristianos a partir de la experiencia redimida de nuestros dones y carismas. Hoy más que nunca necesitamos confeccionar la Cultura del Amor para hacer frente a las estructuras desposeídas de Gracia y Reconciliación que no solo afectan a la Sociedad actual sino que dejan sentir su peso aun en las Congregaciones.  No hablamos de venganzas u odios ya que la respuesta de la Cultura del Amor es la vida y su absoluta promoción como el bien realizado en cada una de nuestras acciones.  Pablo relaciona hábilmente la presencia de los carismas con la Moral del bautizado, la misma que nos impulsa a vivir de forma abierta nuestra relación con el otro sujeto también de salvación y presencia de la Gracia. La Moral del creyente se alimenta de la Gracia que fundamenta todas sus operaciones, miremos estas afirmaciones en:
·         Ética cristiana.
·         Moral cristiana.
·         Acto Humano bajo la primicia de la Gracia.
·         Intencionalidad movida por la Caridad.
·         Espiritualización e instrumentalización de la presencia de la Gracia en nosotros, es sin más la metafísica de los carismas.
·         La  definición Ontológica de los carismas afecta la concepción de la vida por parte del bautizado. Todo bautizado es en sí un sujeto de transformación existencial. La Gracia es la facilitadora de su transformación o deificación.
·         La historia está moldeada por el obrar humano y la Cultura del Amor por la presencia del Espíritu santo y sus dones.
·         Salamanca no da lo que natura no presta.
·         La Gracia supone naturaleza.
·         Los carismas son luz del hombre nuevo bajo la primicia de la Redención. Sin Redención no existe carisma alguno, solo operaciones propias de la Personalidad y Conciencia humana.
·         El Amor es mi peso. Hiponense.
·         La única libertad posible nace en el Amor y se convierte en carisma.

ANTROPOLOGIA DE LA ACCIÓN CARISMATICA.

La delimitación del presente enunciado es factible para poder nosotros concretar con absoluta claridad el alcance en términos antropológicos de los carismas y por ende de la Gracia en la vida del bautizado. La experiencia de la humanidad en torno a gracias particulares es muy amplia, recordemos que la personalidad está adornada con una serie de cualidades que especifican tanto su complejidad como su racionalidad. Los carismas son un asunto de Información esencial de la Gracia para el cultivo de cualidades y virtudes en vocación salvífica, esta postura no es nueva y la leemos en Pablo como en los santos PP. de la Iglesia.  Nosotros en cuanto a la Gracia somos materia disponible o moldeable y las intuiciones que se desprenden de esta realidad sobrenatural son constatables y argumentables… Hoy como hace siglos el bautizado disfruta de la Gracia Habitual como su definición específica es la continua presencia de la Trinidad en su existencia (Inhabitación) de lo contrario la vida  de la Gracia segmentada no iría para nosotros.  La salvación reconoce el aporte de los carismas y la Sociedad también cuando exalta los valores y ejemplariza los contenidos  de los ejemplos de santidad y vida de Fe. El arrepentimiento ante el pecado es solo posible si los carismas nos mueven a reconocer la magnitud de la afectación de nuestra vida espiritual. Es una Ley Física “que dos cuerpos no existan en el mismo espacio” lo mismo sucede con esta realidad increada en nosotros, el pecado nunca podrá ser  depositario de la Gracia y sus dones como carismas. La definición Ontológica de la persona redimida  se ve afectada positivamente por los carismas y la consiguiente presencia de la Gracia. Es casi que una Ley Universal en la dimensión salvífica. La experiencia eclesial penetra ostensiblemente tanto la Vida moral como civil y ética de los bautizados. Esta expresión nos invita a emplear los carismas en la edificación de una Sociedad justa que no vea en este enunciado un imaginario o en el mejor de los casos una Utopía. Creemos todo lo opuesto o contrario, si es posible vivir una Topia de valores y ejemplo bien intencionado. Al respecto miremos  a manera de enunciados sintéticos:

·          La dimensión antropológica es arropada por la presencia de los carismas y dones que el Espíritu de Dios concede a los bautizados.
·         La naturaleza humana en su esencia es transformada y direccionada por los carismas como testigos del poder de la Gracia para transformar cuanto toca y posee.
·         La supremacía del Amor en cuanto a las relaciones autenticas de la especie humana  se convierte en Vestigia de su Creador.
·         Los carismas complementan idealmente la vocación salvífica a la que hemos sido llamados.
·         La Libertad es uno de los sinónimos del Amor.
·         Ama y haz lo que quieras. Hiponense.
·         El perdón como experiencia renovadora brota de la Misericordia de Dios y la disposición de nuestra parte para dar forma a los carismas que nos mueven en dicha aproximación.
·         Todo conocimiento brota de la Voluntad y Verdad de Dios y el Carisma como la Virtud son consecuencia de la presencia de esa verdad de carácter esencial en la naturaleza humana.
·         Colosenses capitulo 3  versículos 12-13.
·         La Reconciliación engloba absolutamente todos los dones y carismas que informan la vida de los bautizados.
·         El Rito no expresa la perfección del Amor como don de Dios sino que procede de su praxis.
·         Pablo  nos inspira en la búsqueda de los carismas “superiores” como el mismo lo indica (1 Corintios capitulo 12 versículo 31).
·         El Amor es la centralidad de nuestra experiencia como bautizados, y por el Amor Dios Trinidad se manifiesta en cada uno de los cristianos. Efesios capitulo 3 versículo 17.   El Amor de Dios es el nexo o vinculo entre los seres humanos y la trascendencia.
·         La Fe en palabras del Apóstol necesita de ser ilustrada y fundamentada para evitar dudas y poco crecimiento, romanos capitulo 14 versículo 1.



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