NUEVA CONDICIÓN BAJO LA
GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. (Jn 20: 19-31)
El Evangelio de Juan correspondiente a este Domingo hace énfasis
en la Presencia del Resucitado y como esta Presencia se convierte en el Poder
de Dios para transformar a la misma Humanidad y especialmente a sus Amigos y Discípulos,
el propio Jesús se aparece para fortalecer la consolidación de la Fe de quienes
le asistieron durante su vida Pública y Ministerio, era el momento de la Paz,
las puertas de la casa no tenían que estar “trancadas” para que Cristo entrara
en ella, las puertas por el contrario son una invitación fehaciente a su
Misericordia y Bondad, todavía enseña sus heridas, es este punto relevante para
un Ser Humano de una profunda experiencia Espiritual como era Juan, que no obstante a pesar de los acontecimientos
confía a su Fe el presente desenlace, Jesús Resucitado es Percibido bajo el
Signo del Sacrificio y la Entrega por la Humanidad, Jesús es visto no desde sus
heridas sino desde su profundo Amor por cada uno de nosotros, que más que
mostrar las heridas de la batalla, muestra las Huellas de su Amor por la
Humanidad, luego les envía a su Misión
tal y como la comprendía la Naciente Iglesia, les envía a ser testigos de su Resurrección,
y para ser Criaturas Nuevas Sopla sobre ellos en un Signo Evangélico del Espíritu
Santo, de recibir las Gracias necesarias para la edificación de la vida
cristiana y sus vivencias como Bautizados, el Poder de Dios se manifiesta entre
amigos y cercanos, el Poder de Dios no hace pausa alguna por el contrario irradia
sobre quienes atentos dejan que el Resucitado entre en sus Hogares y Corazones.
Estaba ausente Tomás, esta ausencia se podría deber a dos
situaciones particulares, la primera para indicar en su respuesta una profusa Confesión
de Fe en Cristo su Señor, o la segunda como consecuencia de una ausencia de
experiencia concreta con el Resucitado, de igual manera la Gracia llega a la
misma Inmanencia del Bautizado y le muestra casi que literalmente el camino de
su Espiritualidad, aquel “Ausente” no tiene otra posibilidad que permitirle a
su alma reconocer a su señor y escuchar como la Oveja perdida la voz
inconfundible de su Pastor
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