viernes, 1 de abril de 2016

ESTE DOMINGO... NUEVA CONDICIÓN BAJO LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO.

NUEVA CONDICIÓN BAJO LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. (Jn 20: 19-31)



El Evangelio de Juan correspondiente a este Domingo hace énfasis en la Presencia del Resucitado y como esta Presencia se convierte en el Poder de Dios para transformar a la misma Humanidad y especialmente a sus Amigos y Discípulos, el propio Jesús se aparece para fortalecer la consolidación de la Fe de quienes le asistieron durante su vida Pública y Ministerio, era el momento de la Paz, las puertas de la casa no tenían que estar “trancadas” para que Cristo entrara en ella, las puertas por el contrario son una invitación fehaciente a su Misericordia y Bondad, todavía enseña sus heridas, es este punto relevante para un Ser Humano de una profunda experiencia Espiritual como era Juan,  que no obstante a pesar de los acontecimientos confía a su Fe el presente desenlace, Jesús Resucitado es Percibido bajo el Signo del Sacrificio y la Entrega por la Humanidad, Jesús es visto no desde sus heridas sino desde su profundo Amor por cada uno de nosotros, que más que mostrar las heridas de la batalla, muestra las Huellas de su Amor por la Humanidad,  luego les envía a su Misión tal y como la comprendía la Naciente Iglesia, les envía a ser testigos de su Resurrección, y para ser Criaturas Nuevas Sopla sobre ellos en un Signo Evangélico del Espíritu Santo, de recibir las Gracias necesarias para la edificación de la vida cristiana y sus vivencias como Bautizados, el Poder de Dios se manifiesta entre amigos y cercanos, el Poder de Dios no hace pausa alguna por el contrario irradia sobre quienes atentos dejan que el Resucitado entre en sus Hogares y Corazones.

El perdón de los pecados, es un bello gesto de Fraternidad y también de llamado constante a una vida ordenada que no dañe las Comuniones personales que establecemos con los que amamos y viven junto a nosotros, con cada persona que gasta su vida al lado nuestro, como olvidar que la  fuerza del Amor se explicita y se llama Perdón como Misericordia.

Estaba ausente Tomás, esta ausencia se podría deber a dos situaciones particulares, la primera para indicar en su respuesta una profusa Confesión de Fe en Cristo su Señor, o la segunda como consecuencia de una ausencia de experiencia concreta con el Resucitado, de igual manera la Gracia llega a la misma Inmanencia del Bautizado y le muestra casi que literalmente el camino de su Espiritualidad, aquel “Ausente” no tiene otra posibilidad que permitirle a su alma reconocer a su señor y escuchar como la Oveja perdida la voz inconfundible  de su Pastor



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