La
Catolicidad manifiesta en la Liturgia “La Acción de Alabanza del Pueblo a su
Dios”, esta Obra del Cristiano es signo de Comunión y nos plantea la necesidad del Colectivo
Humano para la Salvación, y no solamente como algunos pretenden ver la relación
con Cristo desde la perspectiva personal, individualista, que deja fuera de
contexto salvífico el necesario encuentro con el otro… es vital la Celebración
Sacramental donde la Congregación se une en un mismo sentir y posterior vivir
(Estadios de tiempo o experienciales).Palabras que nos evocan a la Iglesia
Primitiva, tal experiencia es relatada ampliamente por los Hechos de los
Apóstoles.
El
depositar nuestra Ofrenda nos une y une nuestro Trabajo y Familia en “el Plan
de Dios Proveedor”, en aquel Señor que se deleita en nuestra ayuda y reconoce
en la ofrenda de nuestro trabajo las “Primicias Agradecidas” de la necesaria
abundancia de la vida, vitalidad y productividad de nuestras Manos, Mente y
Corazón, dicho de esta forma, nuestra ofrenda no es un favor a la Parroquia,
sino la interacción necesaria entre el Dar y Recibir y juntas expresiones de Fe
buscando el Abundar consiente en Cristo de los bienes del Cielo como de la
Tierra, este concepto era clave en la Cosmovisión Paulina.
“Quien
estira la Mano no necesariamente está esperando Recibir, bien podría estar Compartiendo”,
Dios nos ofrece la Multiplicación de nuestros recursos no simplemente como
solución a grandes necesidades económicas, sino también, como principio de
“confianza providente” que sobreabunda en la más gratificante experiencia de Fe
y trato con el Dios que cuida de los suyos, así
nos deja sentir el Patriarca: “Y llamó Abraham a aquel lugar… Dios
Proveerá” (Gn 22,14), para que lo leas en contexto inicia en el Vers 1.
Confiamos
en compartir nuestro Seminario de Mayordomía con todos ustedes.
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