sábado, 18 de mayo de 2013

EL NUEVO ETHOS DE JESUS FRENTE A LA MUJER, EN PERSPECTIVA BIBLICA


El presente siglo, trae para cada uno de nosotros y nuestra Institución Eclesial una bien definida serie de compromisos a nivel del autentico reconocimiento del papel de la Mujer en ella y en nosotros, estamos llamados a superar la normatividad que nos dicta la instancia Canónica sobre la participación plena de ellas en la Iglesia y asumir desde la Esencial Igualdad y Unidad su presencia determinante para la vida en el ámbito de lo religioso, quiero tomar una expresión de Ireneo, recogida por Atanasio el Sinaita en su obra, Anagogicarum: “En la esfera de lo religioso, la Mujer es el sexo fuerte”. 

Determinemos a la luz del Texto Sagrado de Tradición… El Génesis nos dice: Creó Dios al Hombre a su Imagen, a Imagen de Dios los Creó, Varón y Hembra los Creó, (Gn 1-27). Si miramos con detenimiento podríamos apuntar a la diversidad sexual como  factor interior del Ser Humano, escrito intencionalmente en la Cosmovisión de una cultura Masculina por excelencia como la judía, si miramos estas apreciaciones en la perspectiva de género es posible ver con claridad su Hermenéutica y la tendencia de garantizar la Igualdad y Unidad Hombre-Mujer, en una estructuración necesaria para la realización de ambos en cualquier plano de la existencia individual y colectiva del ser Humano, adelantándonos al fin último del ser Hombre y el Ser Mujer en una especie de Hipostasis de género (Ap. 21,5) hasta la Historia y lo vivido apunta a la transformación definitiva, también en lo Masculino y Femenino. No es extraño ver que la estructura de poder es asumida desde una óptica distinta tanto en el Hombre como en la Mujer, y que a lo largo de las Sagradas Escrituras encontramos muestra de ello, basta con mirar las vidas de grandes Mujeres como Ana, Rut, Sara, solo por citar algunas… Solo la Imagen de Dios puede quedar completa al verse reflejada en los dos sexos, (Leonardo Boff).

Desde esta posición es fácil superar la “debilidad de Eva” como portadora del pecado en el que es involucrado el Hombre, a partir de esta concepción el propio Cristo introducirá una definitiva manera de ver la relación desde la fe, Hombre-Mujer. Su Ethos es diferente  e inclusivo, como lo apreciamos a continuación.

  • Mujeres que acompañaron a Cristo (Lc 8:1-3).
  • Marta y María (Lc 10:38 y ss.)
  • La Samaritana (Jn 4:27)
  • Mujer Adultera (Jn 7:53 y 8,10)
  • Le ungen los pies (Lc 7: 36-50)
  • La suegra de Pedro (Lc 4: 38-39)
  • La Niña muerta (Mt 9: 18-19).

El discurso de Cristo es en orden a la Mujer siempre vital y equilibrado como también portador de connotaciones igualitarias: (Lc 18: 1-8). “Había en un pueblo un Juez que ni le temía a Dios ni a los hombres, en el mismo pueblo había también una viuda que tenía un pleito y fue donde el Juez a pedirle justicia, durante mucho tiempo el Juez no quiso atenderla, pero después pensó, no le temo a Dios ni a los hombres  pero como esta viuda no deja de molestarle la atenderé para que no colme mi paciencia…” La viuda encarna para la Iglesia la personal y colectiva disposición de acoger el Reino y proclamar la Justicia e igualdad no solo de género sino y sobre todo, de destrabar las barreras humanas para el advenimiento del Reino de Dios. Tales barreras son consecuencia  de una mal interpretada Justicia Liberadora que desde lo Ministerial abarca dimensionalmente la postura activa de cada uno de nosotros, aquí en este punto quiero contextualizar las palabras de San Bernardo:” La Magdalena fue Apóstol para los Apóstoles al anunciarles la Resurrección de Cristo” Tales acciones son fundamento del nuevo Ethos de Cristo hacia la Mujer, son ellas las Portadoras de la Fe, meditando la Justicia que proclamó su Maestro, nos basta recordar como Cristo rompe los estereotipos de la normatividad frente al trato de la Mujer en la connotación de Samaritana y lo que esto implicaba para su acercamiento. Analicemos brevemente su contenido: Es un tema propio de la Literatura patriarcal acudimos a (Gn 24) su relato es Yavista, el agua que pide Jesús a la Samaritana en el N.T. es símbolo de la vida nueva y renovada de Dios, aquella Mujer recibe esta misma Agua como expresión de su nueva Fe, la que más tarde compartirá con los suyos siendo ella portadora de fe para todo un Pueblo marcando así la temática absoluta de la Obra Redentora de Cristo, y solo así capaz de romper las barreras de la Injusticia opresora (en el paralelo de la Justicia liberadora), recordemos la experiencia del Pueblo en el desierto, y como la Promesa de la Tierra Prometida se convierte en una “Catequesis de aproximación de Dios” Espiritualmente la Samaritana retoma en el discurso de Jesús la ruta de su nuevo orden y Mensaje, el agua se transforma en Gracia, ya no hay guía, porque Cristo se hace uno con todos. San Agustín inspirado en el misterio de Samaria, del agua viva y el Espíritu exclamó: “Soy Obispo de la Iglesia de Cristo, entre ustedes, pero con ustedes soy Cristiano”. (Ex 2,15s; Sal 46,5; Dt 12; 5) solo para citar algunos Paralelismos. Para continuar diremos que tal escena en su composición se dio en hora sexta o Medio Día, momento que confronta la acción de día y la transición hacia la noche, figura de cambio y temor a la vez. La Samaritana vive estos estadios de madurez espiritual y esta lista para transmitir lo vivido con Jesús, intuición espiritual (Vers 21), (Jn 4:1-42). Ella supero su antigua condición (Vers 15-18) “se aparta de sus raíces paganas” o temáticamente del origen mismo de su Pueblo, una profunda dificultad para el encuentro en la Cosmovisión Judía sublimada por Jesús, (2R 17: 24-41).
San Lucas en su Evangelio, transpone la vida de la Virgen Madre, al contexto del A.T. recordemos que en la época de Jesús, la esperanza concreta de toda Adolescente Judía era ser Madre del Mesías (Lc 1-34) El saludo del Ángel tiene sus raíces en la profecía de Isaías (12,6) ella clarifica para el Pueblo del N.T. los parámetros de su cumplimiento y se une a la tradición sublimada por Cristo. La espera llega a término en María, que en este nuevo Ethos espiritual o religioso es vista por Lc, como una Mujer de una poderosa experiencia de Fe y espiritualidad, para nosotros y restándole ambigüedad al asunto de su Virginidad, debemos considerar que este Misterio de Fe, supera cualquier cálculo de índole Biológico o Fisiológico y apunta en Lucas a manifestar un nuevo orden de fe, la Pureza del Corazón que acepta a su Dios, María es portadora de fe y claramente consuma en su ser una definitiva condición Escatológica, para aterrizar nuestra afirmación basta con establecer un paralelo de género y no de naturaleza: El Espíritu Santo asume  la totalidad de la Mujer, no solo en Potencia, también en acción y permanencia, (bien aclararían los Griegos y sobre todo Aristóteles al suponer que la Esencia permanece aun en el desplazamiento de las cosas u objetos) con todas sus propiedades, esto nos indica que sin importar el estado de vida que abracen pueden vivir a plenitud su Ser Femenino, se nos antoja referirlo al Sacerdocio de la Mujer entre nosotros. Solo por lo anterior Lucas es clave a la hora de cerrar el relato y suponer explícitamente que tal acción de Dios es contemplada desde la óptica de María, mientras que Mt, lo refiere desde San José, (Mt 1,18s).

La Virgen desposada es sinónimo de compromiso legal, previo a la convivencia conyugal, Lucas en ningún momento se sale de los lineamientos legales de su época, donde tomara fuerza su relato unido a la Tradición del A.T. Luego y para matizar un poco la “motivación de Lucas” y como reflexión tardía en la esfera de los Evangelios, Juan nos presenta la descripción de María como “Mujer” ya no solo en un contexto Judío sino Universal, donde ella y todas las Mujeres representan el nuevo comienzo de la Humanidad liberada del pecado ahora si introducido por la antigua Eva (Nueva Eva). 

La evolución del concepto femenino nos sitúa en la esfera de la Equidad e Igualdad esencial de la Mujer como ser Humano orientada hacia la Salvación, no solo en la Maternidad, sino y sobre todo en la entrega y seguimiento de su Señor, de la mano de las mujeres que Hoy y Siempre conducen a los suyos y son artífices de fe (Sentido positivo de su interacción con el Hombre). El colectivo a priori podría suponer de forma errónea que el Fiat de María se daba en el ámbito del pleno Empoderamiento de su Fe y alcance de la expresión del Sí. (La Nueva Gracia), creo que cabe nuestro termino aquí. Podemos también hablar sobre una nueva relación Pneumatologica, donde el Espíritu Santo adelanta en cada uno de nosotros su Obra de Salvación bien particular manifestando la necesidad de un Ethos o dinámica relacional que lleve al Hombre y a la Mujer a dimensionar en  sus vidas la definitiva presencia del Dios que trata a sus hijos de la misma manera. (Ap. 21,4) Esta presencia de Dios en la Mujer nos muestra una serie de rasgos si lo queremos ver Femeninos en su trato y forma de Amarnos (En la Cultura Hebrea, el Espíritu de Dios se asocia a lo Femenino).

El lenguaje que emplea el propio Jesús, en algunos momentos particulares puede sonar orientado a realzar el vínculo Masculino y femenino, en cuya vertiente se desenvuelve la propuesta de su nuevo Ethos: “Cuántas veces he querido reunir, a tus Hijos como una gallina su nidada bajo las alas y no habéis querido” (Lc 13,34). No es posible suponer que la distinción de género condiciona la expresión del Amar, solo sucede así en la Cosmovisión de la Cultura personal  y social que sitúa a la Mujer en la esfera de la ternura y hace de sus expresiones afectivas un condicionamiento de su Naturaleza, cosa bien impropia si tenemos presente que la Naturaleza no se altera o determina por la Cultura o Identidad de género, pero si la Antropología que se nutre conceptualmente de las manifestaciones del Ser Humano, mas la Gracia No (En el ámbito Cultural). Subjetivamente exclamó K. Rahner: “La falta de sensibilidad denuncia las tinieblas en que se encuentra el Corazón”. El Ethos de Cristo, salva y determina la verdadera actitud y fundamento del Ser Humano ante Dios, teniendo presente que la perfección en el discurso Humano aterriza en los defectos y limitaciones del mismo, no dejando fuera de la discusión Ontológica la garantizada divinización del Ser Humano (Fine finaliter). La disponibilidad de la Mujer en la esfera de la Fe la lleva a realizarse plenamente y empoderarse de sus derechos y deberes.

Es viable encontrar una Analogía que abarque a la Mujer en referencia con la Virgen Madre, Ella fue Madre porque  consintió su Maternidad, porque creyó… Así lo hace saber (Lc 1,44) La fe vivida por nuestras Mujeres (sentido amplio del término), no solo se unen a toda la Humanidad sino que también, incorporan definitivamente en su accionar el Plan de Dios, que reclama de ellas y de nosotros la disposición y disponibilidad existencial de realizarse con la carga “Humana” que ratifica la Unidad esencial de género en dicho “Plan Divino” aclaramos que es esencial porque involucra su Naturaleza y esta en actitud dialogante con su creador, algo así como hablar de actitud Humilde del dialogante o (Tapeinosis, de los griegos). La Virgen Madre asume perfectamente esta determinación estructural de la Fe en la vida y viceversa (Lc 1,48), no significa que la propuesta de Jesús tome intrínsecamente a María como modelo o Eje relacional de la misma, pero no podemos desconocer que su experiencia de Fe enmarca perfectamente en la postura atemporal tanto de género como de Relación Hombre-Mujer, será desde esta perspectiva como centraremos nuestra posición Mariológica, solo abordada en los  primeros  Concilios  de la Iglesia por Fe y no (Data opera). Al final indicaremos algunas pautas Bibliográficas de consulta pertinentes. El Credo de Nicea que proclamamos cada Domingo en la Eucaristía da cuenta de ello, “Se Encarnó de María la Virgen, y se hizo Hombre” (L.O.C. 281).Una vez más el Símbolo da paso al Corazón en la interpretación de la Fe, ordenada por la disciplina Eclesial (Pathos).

 Solo con el deseo de establecer concordancias con los Textos Sagrados entorno al Anuncio y Maternidad tanto Humana como Divina de María, cito a continuación para nuestra personal reflexión un esquema de Anuncio y Gratuidad que contextualiza a la Virgen Madre en el ámbito de las Tradiciones de su Pueblo y Cosmovisión de Fe…
CONCORDANCIAS: (Sof 3:14-17)… “Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza clamores Israel… Hija de Jerusalén”, se traduce en el cumplimiento de la Promesa, podemos asociarla con (Is 12,6 y 54,1) o (Jr. 32,41). Paralelo es (Lc 1:28- 33).
El saludo de Isabel (Lc 1:43-53 antecedente en Lc 1:42), podemos encontrarlo en consonancia Escrituristica (2 Sam 6: 9-11) si buscamos una figura que encarna atributos y cualidades personificando la Identidad de un Pueblo (Rasgos Antropológicos) (Jdt 13: 18-19). Solo para citar algunos y facilitar nuestra contextualización del Anuncio y Maternidad de María, buscando que ningún rasgo particular desvié nuestra atención sobre la primicia de Jesús y su Ethos femenino…


Consulta: Cf M. AUBERT, la mujer. Antifeminismo y cristianismo, Herder, Barcelona 1976.
P. EVDOKIMOV, La mujer y la salvación del mundo, Ariel, Barcelona 1970.
L. BOFF, O sacerdocio da mulher e suas posibilidades en Eclesiogenese, Petropolis 1977.
K. RAHNER, María Madre del Señor, Herder, Barcelona, 1967.
R. BULTMANN, Kerygma und Mythos I, 22. 

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