La vida y obra de Jesús, está llena de “Fuertes momentos de Oración” que
definían su ser y forma de vivir su propio Mensaje de salvación, el modelo
Cristiano de Oración supera lo establecido antes de Jesús pero supone, para
nosotros, la insistencia en la misma
como “quien aprende un forma de hacer algo y siempre lo hace así”…
Nuestra Mayordomía no comienza con el depositar dinero en la celebración de la
Eucaristía, tiene su inicio en la Oración que antecede nuestro trabajo, tal
actitud de Oración es claramente un Don del Espíritu Santo, que ante la
insistencia de nuestro Orar, se convierte en “Acción de Gracias”, llevándonos a
valorar “cuanto brota de las manos de Dios”.
Mayordomía y Abundancia, se traduce en el despertar de nuestra
Conciencia frente a la presencia indeleble de Dios entorno a nuestras vidas y
acciones, es sobre todo, el reconocer la Providencia de Dios, que motiva
nuestra propia Promoción Humana en la dinámica del progreso y calidad de vida “Señor
pídeme lo que quieras pero dame lo que me pides” actitud de San Agustín ante
las necesidades del diario vivir, diario vivir que se convierte en Oración y
dependencia absoluta de Dios dador de vida.
La Abundancia, es ante todo, un reconocer de nuestras propias carencias
y fijarlas en nuestro Proyecto de Vida,
cuando conocemos lo que no tenemos estamos listos y dispuestos para alcanzarlo
y valorarlo… El Pan de cada Día, nos indica el legítimo derecho consagrado por
el Señorío de Cristo de responder por nosotros y nuestras necesidades, pero
debemos dejar a Dios en libertad de obrar en Abundancia sobre nosotros y
nuestra Casa. Cristo nos recuerda que la Oración insistente es fuente de
Bendiciones y Dignidades. Este 29 queremos fundamentar nuestra Mayordomía y
Abundancia en la perspectiva de la Oración insistente y su Teonomía.
Ora et Labora. San Agustín.
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