lunes, 30 de julio de 2018

INTERPRETACIÓN HERMENÉUTICA DESDE SU PERSPECTIVA EN LA UNIVOCIDAD Y EQUIVOCIDAD...


INTERPRETACIÓN  HERMENÉUTICA  DESDE SU PERSPÉCTIVA  EN LA UNIVOCIDAD  Y  EQUIVOCIDAD.



MATERIAL DE AYUDA EN LOS ESTUDIOS BÍBLICOS COMPLEJOS.



Las Sagradas  Escrituras son vida y su contenido experiencias aterrizadas con todo lo  humano que somos y tenemos, ellas poseen carne y hueso y naturaleza manifestada tanto en las categorías humanas como en la insondable Voluntad de Dios cuya Santidad las inspiró (Dios Espíritu Santo) Y su Adorado Hijo (Jesucristo el Verbo, su Logos Eterno)  es su Causa Eficiente (cristoeseltema.blogspot.com comentario de su autor)…


TÉRMINOS CLAVE.


hermenéutica
Escrituras Inspiradas
Univocidad
Equivocidad
Analogía
Analogicidad
Estudios bíblicos complejos
Principalidad
Instrumentalidad
Dialéctica
Historia de Salvación
Revelación
Epistemología
Axiología
Acto Humano
Intencionalidad
Intersubjetividad
Objetividad.
Oxford Movimiento
Magisterio 
Tradición


La dificultad  de la significación de los términos precedentes es precisamente su contenido en cuanto a la Exegesis bíblica y sus implicaciones para el Corpus Eclesial (1). Si admitimos la concepción de la Univocidad es muy probable que en la dialéctica presente estemos  asumiendo que el lenguaje del autor bíblico lejos de considerarse inspirado absorbe la idea de Dios al revelarse en las Escrituras. Dejando solo una posibilidad que se convierte en dificultad idiomática y es precisamente que el lenguaje humano reemplazaría la visión comunicativa del Dios revelado. Según tal concepción el lenguaje Divino pierde su énfasis como la Causa Eficiente de toda comunicación con la humanidad (2). La concepción de la morfología cambiaria dramáticamente en la sique y los imaginarios del lector de la Palabra Inspirada. No podemos olvidar que los términos que encontramos en las Sagradas Escrituras reflejan con distancia conceptual las realidades creadas por Dios e interpretadas por el ser humano (3).

 La Equivocidad puede y de hecho convierte al escritor inspirado en un “ciego” que  solo funge como instrumento de la revelación quitándole personalidad y por ende codificando su pensamiento restándole autonomía y carácter de razón y reflexión como de contexto y visión de conjunto. Es pues importante que no perdamos de vista que las Escrituras como inspiradas poseen su propia significación y ese aspecto revelativo no depende del ser humano para asegurar y en el peor de los casos rechazar su contenido. Según lo anterior es imposible proceder con un re-planteamiento del contenido Escrituristico ya que su fuente de inspiración no dependió del escritor de turno. Hoy es importante en la dialéctica establecida en todo proceso de investigación bíblica que el autor e investigador sin importar su nivel no puede desconocer la autoría sobrenatural y la revelación intrínseca en cada una de las páginas bíblicas (4). Podríamos decir que Dios y el autor inspirado se donaron mutuamente para confeccionar su contenido al nivel  asegurado de la revelación escrita (5).

DIOS
HOMBRE
PRINCIPALIDAD
INSTRUMENTALIDAD (6).

La raíz de nuestros estudios bíblicos es precisamente su punto de partida quedando muy claro que el contenido a ser estudiado no depende de la capacidad reflexiva o instrumental que se emplee sino  y sobre todo en la concepción de una obra revelada cuyo autor principal es Dios. Visto desde esta óptica es viable cualquier interacción con la realidad descrita y articulada por el mensaje inspirado (7). Si pierde esta connotación puede ser solo énfasis en el contenido desde su gramática o estudio de géneros empleados en su redacción. La necesidad de estudiar para la congregación especialmente en orden a las Escrituras es parte de la curiosidad amorosa del creyente que busca de esta manera luz en su proceder y en su conciencia claridad conceptual para una correcta y ordenada vivencia de su acto  e intencionalidad. La Palabra de Dios puede ser un referente de lo sobrenatural en un medio cuya dialéctica es vitalmente perceptiva y sensorial. Las categorías de la comprensión humana y su  ser intelectivo puede ser movido por la Gracia para profundizar y trazar una ruta proclive a la vivencia del bautizado en Cristo. Esto último es intrínseco al valor de la revelación inspirada.

Recordemos que la Fe de la Iglesia es viva precisamente en sus comunidades o congregaciones y cuando las Escrituras inspiradas son su centro entonces la historia asume su componente salvífico (8). El riesgo de los estudios bíblicos de determinado nivel superior es precisamente hacer de la Univocidad y la Equivocidad un factor alienante de su interpretación llegando al punto de suponer que solo el contexto revelado pasa por la sique humana retándole poder a la revelación e inspiración de Dios.

Estos estudios no pueden ser utilizados  para generar pruebas de la existencia  del Dios vivo y trascendente. No se pueden convertir en un laboratorio de “deidades” adjudicando tal calificativo a todo lo descrito aunque creamos que contradice los principios fundamentales del Evangelio. No podemos establecer un medio comparativo para resarcir la moral del (A.T) que no se fundamenta en el “Mandamiento Nuevo” argumentado en el Jesús histórico cuya praxis perfecta nos saca de la esfera de lo natural para ser expresión de la superación hermenéutica  de este Jesús en el llamado Cristo de la Fe (9).

La realidad Escrituristica no está precisamente familiarizada con los argumentos superlativos de nuestra expresión teológica actual, es simplemente  una alusión a su valor real y no condicionado por el contenido  de la reflexión teológica de la Iglesia. La Iglesia manda estudiar las Escrituras más no elaborar definiciones tacitas sobre el mismo por fuera de su propia concepción (10). La Equivocidad no pude por si misma ser un instrumento de validez en el estudio bíblico pero si un recurso para conocer en su némesis lo que no es la Palabra de Dios revelada. Un meta-discurso Escrituristico puede estar condicionado por la realidad y el medio de la revelación. De lo anterior se desprende la necesidad de manifestar que requerimos de las ciencias auxiliares para adelantar estudios bíblicos profundos (11). La tangencialidad es un recurso utilísimo precisamente para la elaboración del contexto Escrituristico y explicitar el origen de las imágenes y comprensiones bíblicas del caso.  El lenguaje y sus categorías transita siempre bajo el signo de su comprensión y las imágenes que se fabrican contienen solo un común denominador son concepciones humanas en sus términos y modelos razonables.

No podemos hablar de las figuras que no racionalizamos y construimos como instrumento de nuestro lenguaje (12). La actualidad bíblica no necesariamente es su composición pero si una hermenéutica que responsa al presente con argumentos fundados en la misma tradición que reclama su inmutabilidad, la Inerrancia de las Sagradas Escrituras es  precisamente el punto de partida de cualquier hipótesis interpretativa y esta a su vez se puede y debe asociar con el recurso latente que es el Texto mismo. La dinámica de nuestra hermenéutica y las ciencias auxiliares marcan la pauta de una socialización del Texto Sagrado de Tradición que se asemeje al momento histórico sin precedente alguno en la visión contemporánea de su contenido, no pretendemos ver estadios de su cronología pero muy seguramente de su incorporación a la reflexión de la Iglesia en el tiempo en el que se encuentra (13).

La Historia de la Salvación no es una mitología, sino una verdadera historia y, por tanto, hay que estudiarla con los métodos de la investigación histórica seria (14).

Nuestra metodología (segundo paso interpretativo) no puede olvidar el complemento de la investigación para hacer claridad sobre el componente humano en la exegesis bíblica lo mismo que indicar que la intencionalidad objetiva está en manos del Dios revelado y la concepción subjetiva toca la conciencia y sique del ser humano en dicho proceso (15). La primera consecuencia de la ausencia de este segundo nivel metodológico es que la Biblia se convierte en un libro sólo del pasado (visión pretérita). Se pueden extraer del pasado  consecuencias morales, se puede aprender de la historia, pero el libro como tal habla sólo del pasado y la exégesis ya no es realmente teológica, sino que se convierte en pura historiografía, en historia de la literatura. Esta es la primera consecuencia: la Biblia queda como algo del pasado, habla sólo del pasado (16). De manera particular es urgente en  nuestro tiempo estudiar y conocer íntimamente la doctrina y la visión de la Iglesia por la necesidad de fundamentar de modo convincente y firme no sólo el status epistemológico de las ciencias exegéticas, sino también la misma posibilidad de una labor hermenéutica: en este trabajo de fundamentación han fracasado todas las corrientes filosóficas contemporáneas, incluida la metafísica heideggeriana de corte existencialista. Por este motivo Juan Pablo II advierte contra una forma actual de fideísmo: el biblicismo, “que tiende a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis, el único punto de referencia para la verdad” (16). Y este fideísmo bíblico surge de no aceptar “la importancia del conocimiento racional y de la reflexión filosófica para la inteligencia de la Fe”. Solamente se supera este peligro de nuestros días recurriendo a la fundamentación racional de una metafísica válida, y sólo la metafísica tomista lo es, ya que “su filosofía es verdaderamente la filosofía del ser y no del simple parecer” (17).

Todo lo que se refiere a la interpretación de la Sagrada Escritura, está sometido en última instancia a la Iglesia, que tiene el mandato y el ministerio divino de conservar y de interpretar la Palabra de Dios (18).

“Porque Él de tal manera los excitó y movió con su influjo sobrenatural..., que ellos... lo expresaron aptamente con verdad infalible (apte infallibili veritate exprimerent o también:  
 
adecuadamente expresar la verdad infalible
)  en la redacción de los Libros Sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería. Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras que nuestra Salvación”(19). Así, no solamente la inspiración bíblica permite al hagiógrafo tener un juicio exacto, sino una expresión adecuada. Esta importante afirmación nos da el fundamento de la psicología sobrenatural de los géneros literarios. Expresar adecuadamente la verdad de la Palabra revelada es primeramente un trabajo de conciencia de la Iglesia en sus congregaciones y misiones donde hace presencia, la verdad necesita de un medio idiomático para manifestarse y este medio se compone intelectivamente hablando de:

·         Imágenes
·         Categorías verbales
·         Conceptos
·         Ilustraciones de la realidad por medio de los términos apropiados para generar comprensión
·         Mensajes
·         Hipótesis
·         Historicidad
·         Gramática, entre otros (20)

La verdad requiere de escenarios para su asimilación y justa valoración de su contenido, no es una opción, es el cometido hermenéutico por antonomasia. La postura anterior nos remite de obligatoriedad al valor intrínseco de la tradición en la conservación del sustrato de la Fe Escrituristica de la Madre de los bautizados. Esta conservación se adelanta en la fidelidad a la investigación y magisterio que dictaminó el modo señalado anteriormente para la investigación de las Sagradas Escrituras. No nos apartemos ni por un minuto de esta realidad ya que todo el contenido salvífico es un tesoro para el creyente y un medio de formar en la Fe a los bautizados. La realidad percibida desde el ámbito de la creencia supone una supra-valoración de los contenidos de la revelación, asunto que solo se adelanta fielmente en el corazón de la Iglesia como lo sostenían en una de sus sentencias los santos PP. De la Iglesia. Esta cuestión es de vital importancia en la familiaridad que debe tener el bautizado con las Escrituras reveladas. Parte de las dificultades del crecimiento de las iglesias locales  se debe al desconocimiento de la Palabra de Dios (21).

La libertad es un valor necesario en la confección de las Escrituras  porque el autor inspirado como decíamos antes no era un instrumento mudo y mucho menos un relator, era por mucho parte viva de la Voluntad de Dios expresada en categorías idiomáticas. Aquí la dificultad en los estudios bíblicos profundos es sin duda la formulación de  la hermenéutica desprovista de visiones mediáticas y coyunturales. La investigación bíblica es importante como parte de la madurez espiritual y el conocimiento vital del bautizado sobre la Voluntad de Dios y su derrotero en la historia de la humanidad. Este conocer es una manera dinámica de suponer el crecer en la Fe revelada y poder así optar auténticamente libres por Cristo su Causa Eficiente (22). La dificultad cultural es un concepto ahora nuevo pero que definió mucho de las figuras o imágenes empleadas por los escritores sagrados, los idiomas también fueron definitivos dado que cada uno de ellos (Hebreo, Arameo, Griego, y  después latín) poseen su propia manera de expresar las ideas y sobre todo la construcción conceptual de las ideas reveladas y argumentadas desde la tradición.

Solo para continuar en esta dirección podemos recordar el lenguaje Lucano sobre los encuentros con el resucitado. Las escenas que describe las elabora desde las categorías espirituales e intuitivas dado que los lectores no creían en la Resurrección, esto último improbable en el ámbito griego (23). La investigación bíblica en las congregaciones debe portar una dosis alta de esperanza y sobre todo de existencia vital al servicio de la realización de las Escrituras en el corazón del bautizado. En el contexto actual, posmoderno, la hermenéutica ha tomado un lugar fundamental, de tal modo que se presenta como alternativa de acceso al conocimiento, reemplazando a la epistemología y la axiología (24).

El ser humano no es un espectador imparcial de los fenómenos que observa, por el contrario, cualquier conocimiento de las cosas viene mediado por una serie de prejuicios, expectativas y presupuestos recibidos desde la cultura imperante, que orientan y limitan selectivamente nuestra comprensión y autocomprensión, además de presentar condicionamientos estructurales y funcionales, particularmente a nivel de nuestra constitución como organismos vivos, poseedores de un sistema nervioso complejo. Por lo mismo, el hecho de que no solo los objetos de conocimiento estén situados históricamente, sino también que el hombre mismo lo esté, nos dificulta considerar la posibilidad de una valoración neutral, objetiva o directa de la realidad, como un mundo externo. Tal como Heidegger lo decía (1951), el hombre está arrojado a un mundo, y en él se encuentra ineludiblemente acoplado a un cultura y con un lenguaje determinados que definen el qué y el cómo de su conocimiento de la realidad y de sí mismo. La implicancia de esto es que toda pregunta prevé su respuesta y presagia o anticipa aquello para lo que busca respuesta; siempre hay una hipótesis implícita o explícita con la que el que indaga se aproxima a su objeto de estudio, pues no se puede comprender lo que no tiene nada en común con uno mismo, y lo común siempre implica una pre-comprensión de lo que se trata de comprender o interpretar, de tal modo que no puede haber comprensión sin pre-comprensión previa, por lo cual se crea cierta circularidad en la comprensión, lo que se ha denominado círculo hermenéutico (Mayos Solsona, 1991) (25).

La hermenéutica enfatiza la lingüisticidad inevitable y constitutiva de todo acto humano (también en especial de los intelectuales). El lenguaje no es tan solo el intermediario inevitable y esencial en todo proceso de conocimiento o de comunicación, sino que es el componente esencial de todo Acto Humano. No es una herramienta del pensamiento, sino su misma esencia o naturaleza, el sustrato mismo que lo hace posible. No hay, cuando hablamos de actos humanos, nada que no sea ya lenguaje (26).


Reflexión sobre la cita textual (25).
Reflexión sobre la cita textual (26).


La discusión citando a Heidegger busca clarificar sobre la ineludible realidad que planteamos bajo los conceptos hipotéticos, la realidad misma se edifica con el concurso y los presupuestos de la razón ya que ella por sí sola no existe, es decir, la reconocemos en la constatación de su actualidad. El poder de comunicar es también consecuencia de la necesaria percepción de la realidad. El Ethos cultural define en una medida superlativa nuestra postura frente a la realidad edificada y por ende percibida.

Nuestro Ethos a la hora de su propio acontecer se convierte en la certeza de nuestra existencia, es decir, lo que construimos lo hacemos precisamente porque somos conscientes de ello, no es factible asumir que la revelación se da sin la percepción del ser humano  creado y dotado de los atributos para esos fines. La propuesta heideggeriana camina en la misma dirección de la certeza de nuestro proceder en el todo o medio de lo cultural. Para no complicar la cuestión diremos bajo el concepto axiomático de la Ley y el Ciudadano que este último tiene conciencia de serlo gracias a la ley que lo señala como tal.

 A diferencia de nuestro  amigo Heidegger, los Episcopales que estudiamos con Amor y Fe las Sagradas Escrituras  estamos seguros de nuestro ser libre en Cristo y no asumimos la existencia como una eyección, es decir, como arrojados al sin sentido de la propia libertad… Somos libres y lo somos en Cristo y no solo en la percepción Heideggeriana de la propia existencia.

Mayos nos está indicando en su interpretación la compleja relación del “Circulo hermenéutico” con la obligatoriedad categórica del conocimiento y no es una postura existencialista sino coherente con el conocimiento y la forma como este actua y articula la realidad en nosotros. Los momentos del conocimiento son inseparables de las hipótesis que este arroja.
La hermenéutica se adelanta al valor intrínseco del lenguaje y lo convierte necesariamente en la expresión de la conducta y racionalidad por medio de la cual expresamos la naturaleza de las cosas y de nuestras ideas como tal.

Aquí el Acto Humano reclama la gravedad de su manifestación en la conciencia del creyente, una hermenéutica afirmativa del valor de la conciencia es importante si queremos aproximarnos a la concreción del mensaje y su interpretación, el Episcopal ve con claridad el horizonte de la exegesis y una propuesta hermenéutica libre de los convencionalismos que dictan sentencia sobre los conceptos y su favorabilidad. Esta favorabilidad no es más que la ratificación del ser dimensionado en el conocimiento de sí mismo y de su entorno.

Es inevitable el Acto Humano en sus categorías porque el obedece al ser que se descubre a sí mismo en las complejas luchas de la existencia racional y amorosa del ser redimido.  Luego el lenguaje no son solo términos inteligibles y expresados en categorías perceptibles como corresponde a nuestra naturaleza racional sino que expresa lo que somos y la esencia de la conciencia humana está presente en sus figuras y categorías. No es otra cosa que la afirmación de la existencia en categorías del lenguaje entendido y recreado bajo el paradigma de las imágenes que lo concretan. Podemos expresar como es estar vivos pero no sabemos absolutamente nada de lo que es estar “muerto”. Una vez más afirmamos con el autor de la fuente citada, no es factible hablar de algo que no es vitalmente un Acto Humano consciente y en dominio de sus facultades.

Sin lenguaje de algún tipo y categoría es imposible hablar de Acto Humano y de comprensión de los procederes revelados en las Escrituras. Somos como expiaría Tomás de Aquino “Toda Inteligencia” pero esa sentencia axiomática quedaría vacía sin la constante racional que significa la conciencia del ser humano ante sus acciones y la configuración del mencionado Acto Humano, que en última instancia es inseparable de la intencionalidad, se establece con esta una relación vital y esencialmente de naturaleza humana. (27).

Es interesante recordar que Gadamer fue discípulo de Martin Heidegger (28).

La Mismidad que encontramos en las Escrituras la podemos traducir como esa vitalidad que no cambia, que se mueve en sí misma como su dirección continúa. Es la estabilidad del mensaje, de su impacto predecible en el ser humano y en el colectivo de los creyentes, ella permanece por su propia naturaleza y no es una opción frente a la investigación nuestra. La realidad que permanece de las Escrituras es la Voluntad de quien siendo Dios decide darse a conocer de esta forma. Lo anterior solo para que no olvidemos o perdamos de vista que la revelación no es tangencial sino que es obra de Dios y su deseo o Voluntad salvífica que al caso que nos interesa es lo mismo, las mismas categorías de su Gracia en nosotros y en su Palabra (29). Si tocamos la dimensión Metafísica del mensaje de Dios a la humanidad tendremos que decir que su objetividad está asegurada, esta afirmación nos mueve en la dinámica dialéctica de afirmar  su objetividad en el contenido revelado y no en la interpretación humana (hermenéutica-exegesis) no es cuestión de darle credibilidad, ella por si sola  lo es.

No invocamos el “textualismo” (30) que saca de contexto la relación y su vitalidad por un lado el ser humano y su entorno y por el otro la Gracia y su manifestación histórica contundente. No es solo el lenguaje en letras y su fonética como gramática sino la inmutabilidad de quien se revela en ella. Por lo anterior es peligroso y contraproducente cuando el cristiano busca en la Biblia lo que desea ver para fundamentar o rechazar algo en su entorno cognitivo, no es positivo tamaña empresa de justificarse por medio de la Palabra, ya que esta es fruto de un revelación y no de una manera de pensar por objetiva que esta sea. De este párrafo reflexivo nos surge los siguientes interrogantes sobre las Escrituras reveladas y que sin duda afrontan metafísicamente el cometido de estudios bíblicos más profundos:

Interrogantes desde la metafísica.
Desde la perspectiva Intelectiva del creyente.
Desde la comunicación.



¿Es objetivo el contenido salvífico de las Sagradas Escrituras.
¿Qué hace de la Biblia Palabra de Dios revelada.
¿Los Textos de las Sagradas Escrituras pueden ser divulgados en el contexto actual o seguimos asumiéndolos desde la connotación de la historia de redacción.



¿La verdad de las Escrituras donde se encuentra.
 ¿Es posible conocer la Voluntad de Dios leyendo y meditando la Biblia.
¿Cuáles son los libros de la Biblia más frecuentados por los cristianos.



¿La realidad vista desde la revelación es posible sectorizarla en la vida concreta del creyente y cómo podríamos hacerlo  de ser factible.
¿Toda ella como un Corpus de la revelación posee el mismo valor o solo es uno de los Testamentos que la componen o unifican (A.T/N.T).
¿Cómo comunicar el mensaje contenido en la Biblia.



¿Dónde está la intencionalidad salvífica del mensaje revelado.
¿Todo su contenido es inspirado o se agregaron libros facilitados por la interpretación fabulosa de algunos acontecimientos descritos en ella.
¿Cómo enseñarle al bautizado el valor de la difusión de la Palabra de Dios en su entorno y medio socio-cultural.

(31).

Según el cuadro anterior, nos quedan algunos interrogantes y trataremos de despejarlos en lo que sigue de este ensayo (32). Las acciones narradas por el Corpus bíblico en su totalidad poseen un contenido tanto Narrativo como Poético, recordemos que la connotación de los géneros y las tradiciones pueden hacernos pensar  como lo hacía Bultmann que definió el contenido de los evangelios como mítico (en gran medida) por la proliferación de textos  relativos a la comprensión de los creyentes primitivos sobre la Persona del Señor y conciliar precisamente su Ser como Dios y como Hombre. La estética en la Biblia como disciplina  conceptual nos dice hoy que los contenidos definidos como Narrativas y Poéticos son fruto de la comprensión del Corpus Escrituristico  y la manifestación del lenguaje y la composición de las ideas sobre la obra y vida del Señor y antes de los Patriarcas que aparecían como modelos de referencia para los judíos anteriores al (N.T) (33).

La Estética del concepto gracias a su naturaleza simétrica y  que expresa en su  orden y armonía nos dice que efectivamente las composiciones de las Escrituras corresponden a una necesidad interpretativa no a la objetivad inicial del Mensaje revelado, es decir, no es la intención de Dios pero si riqueza del autor inspirado libre en conciencia para obrar y  plasmar su conocer interpretativo.  Sino es de esta forma entonces no sería fácil explicar el contenido metafórico de las Escrituras (34). La metáfora en las Escrituras es un recurso de la comprensión intelectiva del escritor sagrado y del lector y creyente futuro. También pensamos en el poder narrativo y como sería posible narrar estas acciones reveladas sin la riqueza de los signos y símbolos poéticos y en general literarios.

Aquí encontramos una gran dificultad que creemos insalvable de las interpretaciones literales de la Biblia en el presente de las iglesias coyunturales.
(35).

En el discurrir de este ensayo debemos entrar brevemente en el cometido de reflexionar sobre las analogías bíblicas que encontramos en todos los estudios bíblicos de alguna profundidad (Analogicidad bíblica). En la lectura de la Biblia se denomina analogí­a al paralelismo que hay y que se establece entre diversos textos. Por eso se convierte en regla de exégesis bí­blica, el que nunca se debe entender un texto en solitario, sino que hay que enmarcarle en la semejanza de otros textos paralelos El sistema analógico evita el entender la Biblia en forma literal y material. La Tradición con sus comentarios y la reflexión con sus comparaciones, hacen posible buscar analogí­as, contextos y modos inteligentes de descubrir el mensaje latente en cada lugar de la Escritura (36).

Es evidente que ninguna doctrina que se apoya en un solo pasaje de las Escrituras puede pertenecer a doctrinas fundamentales reconocidas en la analogía de la Fe. Mas no ha de inferirse de esto que ninguna declaración específica de las Escrituras sea autorizante a menos que esté apoyada por otros pasajes paralelos. A menos que esté claramente contradicha o excluida por la analogía de la Fe, o por alguna otra declaración igualmente explícita, una declaración positiva de la Palabra de Dios es suficiente para establecer un hecho o doctrina. De aquí se sigue que la analogía de la Fe, como principio de interpretación, es, necesariamente, limitada en su aplicación. Es útil para sacar a luz la importancia y prominencia relativas de diferentes doctrinas y para preservar contra exposiciones de los sagrados oráculos viciadas por parcialidades. Exhibe la unidad interna y la armonía de toda la Revelación divina. Encarece la importancia de consecuencia en la interpretación, pero no puede gobernar al intérprete en la exposición de aquellas partes de la Biblia que se hallan sin paralelo real y a las que ningunas otras partes se le oponen. Porque del progreso de las doctrinas en la Biblia es dable inferir con justicia que aquí   puedan haberse dado revelaciones aisladas de verdad divina en pasajes en los que el contexto no dió ocasión para mayores desarrollos o elaboración (37).

Los textos anteriores fueron extraídos precisamente buscando establecer claridad sobre la cuestión de las analogías bíblicas cuyo contenido es recurso vital en la reflexión de nuestros estudios bíblicos. La realidad revelada no es ajena al proceso de conocimiento y su epistemología en el ser humano que se interroga sobre el contenido bíblico. La realidad que percibimos desde su fenomenología nos lleva a elaborar  formas de expresión en el lenguaje y sus categorías, esto último acontece con la interpretación bíblica. Las analogías estan presente en la secuencialidad salvífica, es decir, no es posible interpretar un solo texto inspirado sin estar en conexión con los demás,  si esto sucede el sentido típico de las Escrituras se afecta totalmente… (38). Una vez no olvidemos que las escrituras poseen siempre una significación totalizante es la de revelar a Cristo el Hijo de Dios y este proceso se ejecuta desde el Génesis hasta el Apocalipsis. No evitamos tampoco  el contexto social y cultural así como la gramática en la que se produce la elaboración del Texto o mensaje inspirado. La cultura humana está a rebosar de analogías cuya significación son paralelismos imperfectos sobre el Texto Sagrado de Tradición y su contenido (39). En las distintas culturas la sangre posee un valor esencialmente distinto a otros componentes de sus ritos, solo en las Escrituras vemos la importancia de ella particularmente en los sacrificios de animales a Yahveh en el templo y antes en la tienda del encuentro, no olvidemos que Dios rechazó la sangre humana particularmente en la escena de Caín y Abel, y posteriormente en el intento del sacrificio de Isaac por parte de su padre Abraham.

  En el siguiente Texto tomamos ejemplos del (N.T) sobre las distintas concepciones de la Sangre de Cristo y su analogía salvífica.

Sinópticos: Jesús, en el momento de afrontar abiertamente la muerte, piensa en la responsabilidad de Jerusalén: los profetas de otro tiempo fueron asesinados, él mismo va a ser entregado, sus enviados serán muertos a su vez. El juicio de Dios no puede menos de ser severo contra la ciudad culpable: toda la sangre inocente derramada acá en la tierra desde la sangre de Abel recaerá sobre esta generación Mateo capítulo  23 versículo 29-36. La pasión se inserta en esta perspectiva dramática: Judas reconoce que ha entregado la sangre inocente (27,4), Pilato se lava las manos mientras que la multitud asume la responsabilidad de la misma (27,24s). Pero el drama tiene también otra faceta. En la última cena presentó Jesús la copa eucarística como la sangre de la alianza derramada por una multitud en remisión de los pecados (26,28 p). Su cuerpo ofrecido y su sangre derramada hacen, pues, de su muerte un sacrificio doblemente significativo: sacrificio de alianza, que sustituye por la nueva alianza la alianza del Sinaí; sacrificio de expiación, según la profecía del siervo de Yahveh. La sangre inocente injustamente derramada se convierte así en sangre de la redención.

Pablo: propende a expresar el sentido de la cruz de Cristo evocando su sangre redentora. Jesús, cubierto con su propia sangre, desempeña ahora ya para todos los hombres el papel que esbozaba en otro tiempo el propiciatorio en la ceremonia de la expiación. Romanos capítulo  3 versículo 25: es el lugar de la presencia divina y asegura el perdón de los pecados. Su sangre tiene, en efecto, virtud saludable: por ella somos justificados. Romanos capítulo  5 versículo 9, rescatados Efesios capítulo  1 versículo 7, adquiridos para Dios.  Hechos de los Apóstoles capítulo  20 versículo 28; por ella se realiza la unidad entre los judíos y los paganos. Efesios capítulo  2 versículo 13, entre los hombres y los poderes celestes. Colosenses capítulo   1 versículo 20. Ahora bien, los hombres pueden comulgar en esta sangre de la nueva alianza cuando beben del cáliz (copa) eucarístico. 1Corintios capítulo  10 versículos y 16s 11,25-28. Entonces se instaura entre ellos y el Señor una unión profunda de carácter escatológico: se recuerda la muerte del Señor y se anuncia su venida (11,26).

Hebreos: La entrada del sumo sacerdote en el santo de los santos con la sangre expiatoria es considerada por la epístola a los Hebreos como la figura profética de Cristo que entra en el cielo con su propia sangre para obtener nuestra redención Hebreos capítulo  9 versículos Hebreos capítulo 1 versículo 14. Esta imagen se mezcla con la del sacrificio de alianza ofrecido por Moisés en el Sinaí: la sangre de Jesús, sangre de la nueva alianza, se ofrece para la remisión de los pecados de los hombres Hebreos capítulo  9 versículos (18-28). Por ella obtienen los pecadores acceso cerca de Dios (10,19); más elocuente que la de Abel (12,24), asegura su santificación (10, 29 y 13,12) y su entrada en el rebaño del buen pastor (13,20).

El Apocalipsis: hace eco a la doctrina tradicional cuando habla de la sangre del cordero: esta sangre nos lavó de nuestros pecados.  Apocalipsis capítulo  1 versículos 5, 7,14 y rescatándonos para Dios, hizo de nosotros una realeza de sacerdotes (5,9). Doctrina tanto más importante cuanto que en el momento en que escribe el vidente,  Babilonia, la ciudad del mal, se ceba con la sangre de los mártires  (18,24). Los mártires vencieron a Satán gracias a la sangre -del cordero (12,11), pero no por eso su sangre derramada cesa de clamar justicia. Dios la vengará dando a beber su sangre a los hombres que la han derramado (16,3-7) hasta el día en que la sangre de esos hombres sea derramada a su vez y se convierta en el ornato triunfal del Verbo justiciero (19,13) Isaías capítulo  63 versículo 3.

Evangelio de Juan: Muy distinta es la meditación del evangelista Juan sobre la sangre de Jesús. Del costado de Cristo traspasado por la lanza vio brotar el agua y la sangre Juan capítulo  19 versículos 31-37, doble testimonio del amor de Dios, que corrobora el testimonio del Espíritu.  1Juan capítulo  5 versículos 6ss. Ahora bien, esta agua y esta sangre siguen ejerciendo en la Iglesia su poder de vivificación. El agua es el signo del Espíritu, que hace renacer y que apaga la sed.  Juan capítulo  3 versículos 54,13s. La sangre se distribuye a los hombres en la celebración eucarística: Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna... él  permanece en mí y yo en él Juan capítulo  6 versículos 53-56.

(40).


Las analogías sobre el valor del sacrificio y la sangre no son  un accidente, es por el contrario un elemento vital en la dinámica del rito, sin sangre el sacrificio no se ha consumado. La unidad esencial (identidad salvífica)  entre lo Divino y lo humano o natural, es la que produce el valor salvífico de la sangre, pero en el caso de Cristo su Sangre es la fuente misma de la Salvación ya que en su Ser la Sangre es la expresión de su Divinidad y por ende Ella es absolutamente Salvífica y Santísima. No podemos separar la Sangre del ser de Cristo, no es posible suponer que ella como en nosotros es un mero componente de la biología humana, es más que eso,  es articulo pleno de la Naturaleza de Dios, luego es un atributo que expresa su Divinidad y en ella hay una unidad esencialmente Hipostática de su Ser como Dios y Hombre Verdadero. De lo anterior podemos concluir que el sentido sacrificial de la Sangre del Señor es el sentido pleno de la Redención (41).

La permanencia vital en Cristo es en sí y por si expresión de la perfecta comunión que solo se puede establecer en el ser redimido y en vocación salvífica. La dinámica antropológica dicta que su intríngulis se esclarece solo mediante la reflexión del creyente que tomando las Escrituras fundamenta su espiritualidad y por ende su vivencia de la Fe en el acto amoroso de Dios por nuestra Salvación. Ninguna analogía posee el poder de convertirnos en cristianos auténticos pero si de motivar nuestra praxis espiritual.  Establecer un reflejo vital de lo que somos por dentro  debe manifestarse en la vivencia de lo cotidiano donde la Gracia toma tiempo y moldea nuestras propias estructuras.

Las analogías son también manifestación de la Voluntad de Dios revelado ya que ellas conducen inexorablemente a Cristo sin importar los estadios de su madurez antropológica y sociológica y también la manera como se dejan o permiten ser percibidas. La constatación teórica es supremamente importante ya que por su medio surge la necesidad de estudiar y conocer sus contenidos y permitimos que la Gracia opere vivazmente en cada uno de nosotros (42). Las Sagradas  Escrituras son vida y su contenido experiencias aterrizadas con todo lo  humanos que somos y tenemos, ellas poseen carne y hueso y naturaleza manifestada tanto en las categorías humanas como en la insondable Voluntad de Dios cuya Santidad las inspiró (Dios Espíritu Santo) (43).

Sobre nuestra Intersubjetividad: Para alcanzar los fines intrínsecos a su esencia necesita de los demás, así se logra la perfección humana, que consiste en la realización de fines y valores comunes. El tú y yo juntos, forma una nueva realidad: nosotros, surgiendo así la primera relación interpersonal. Cuando esta llega a un alto nivel de comprensión, se le llama: intimidad. Solo en la sociedad se desarrollan los valores más sublimes de la vida personal espiritual: el conocimiento y el amor. Cuanto más nos abrimos a los otros, más profundizamos en nuestra interioridad. (44).

El Pbro. Ramón Lucas Lucas, en este breve comentario que tomamos de su trabajo nos está indicando el sentido concreto de la Intersubjetividad y como esta se construye en la conciencia del ser humano que le concede el reconocimiento al otro en su ser relacional. Las Escrituras inspiradas poseen este componente necesario para su articulación y relación en el plano subjetivo de la conciencia humana. No es posible que nos reconozcamos a nosotros mismos sin reconocer al otro en nosotros. El Tú, el Yo y el Nosotros, son los grados sociales en los que el  otro toma forma en nuestra existencia.

El medio relacional concreto es vital en la explicitación  de las formas de la comunicación, Interiorizando en nosotros podremos interiorizar el mensaje salvífico de las Sagradas Escrituras, su infinito valor es  descubierto solo en la medida en la que el otro como imagen de Dios es forma de nuestra propia existencia. Como decir que conocemos a Dios si desconocemos al otro, no es posible tal aseveración de nuestra parte, el Doctor de la Gracia lo define simplemente de esta forma: Sino amas al hermano que ves como dices amar a Dios que no ves.  Las Escrituras son en sí un  valor intrínseco de comunicación de una grande multilateralidad que involucra al ser humano en todas las manifestaciones de su ser social y colectivo de la extensión de su existencia como lo dirá mejor Descartes (45).

En el camino concreto de nuestros estudios bíblicos, la Intersubjetividad nos permite ver al otro como sujeto de Salvación en la misma propuesta de Dios para los dos o los tres  o los que estén con nosotros en este camino de reflexión y vivencia espiritual. La realidad que construimos debe percibir al otro como imagen propia de nuestra  naturaleza singular, sin el otro estamos incompletos y la Gracia también,  no en su naturaleza sino en su comunicación con nosotros. La verdad de la absoluta presencia de Dios en la Gracia como donación de su Ser puede ser ignorada por nosotros cuando ignoramos al otro (46).


Tarde te amé belleza siempre antigua y siempre nueva,  y supe Señor que estabas en mi alma y yo fuera, así te buscaba mirando la belleza de lo creado, tarde te amé belleza infinita,  Señor tú me llamaste, tu voz a mi llegó y curaste mi sordera, con tu luz brillaste, cambiando mi ceguera en un resplandor… Tú estabas conmigo más yo buscaba fuera y no te encontraba, era un prisionero de tus criaturas, lejos de Ti. Hasta mi ha llegado aroma de tu Gracia y por fin respiré, Señor yo te he buscado, siento hambre y sed, ansío tu paz (pan) y en la lengua que empleó su autor: Deinde non dilexit umquam antiquis et semper novis pulchritudinem et cognovi Deus esset anima vestra pro anima mea: et non sunt et vultus autem aspiciens ad pulchritudinem Dei creatus est, sero te amavi infinitum pulchritudinem, Domine vocati estis me vocem tuam mihi adveniens sanabat rupisti surditatem meam: ad te luceat lux, mutantur coruscare a meum cæcitas ex more ... mecum eras et ego foris, et vidi te invenire non potuit, qui fuit captivus creaturae tuae, a te. Eam tandem venit ad Gracia et odor oris tui, Domine quaerebant ego vos sentio cælos misericordia tua, et pax vestra desideres (Pan). (47). San Agustín PP. de la Iglesia latina. 

  


Las palabras anteriores resumen la dinámica de nuestra Intersubjetividad y aún más, cuando esta apunta a la vivencia de nuestra praxis de Fe.  La realidad que se enmarca en la percepción del otro es la perfecta complementariedad de la persona humana que por la finitud de su espíritu debe realizarse con el otro en su espacio vital. La apuesta por la inclusión genera en nosotros la dinámica de la realidad donde el otro sujeto de Gracia es en vocación  salvífica lo  mismo que soy yo. La objetividad de la Palabra revelada nos indica con exactitud el propósito de la revelación que no es otro que el descubrir a Cristo en sus líneas fundamentales. Pero ese descubrir se ambienta precisamente en la condición plena de esta realidad llamada conciencia y que nos permite tomar posesión del yo que hay en cada conciencia humana. La finitud de nuestro espíritu es un valor fundamental para reconocer la plenitud y perfección del Dios revelado (Yahveh) (48).
La dinámica de aproximación al contenido Escrituristico parte de la Fe que interactúa al mismo nivel que nuestra curiosidad académica (estudios bíblicos profundos) lo permite y aún más lo requiere. En el ambiente queda un aroma muy especial que brotó de la mentalidad de los PP. reformadores del Movimiento de Oxford, y es la vitalidad de la Palabra en su sentido pleno universal, no es solo la Iglesia Anglicana o nuestra Provincia la que hace su hermenéutica es el nosotros anglicanos-episcopales la Iglesia de Cristo la que hace todo para que conozcamos su lenguaje y contenido. Ellos tenían claro que la interpretación universal era un signo vivo e inequívoco de nuestra pertenencia al Cuerpo de Cristo que es su Iglesia. En ellos retomamos el sentido universal de la interpretación bíblica tan necesaria en nuestro acontecer histórico. La historia reclama su inclusión en todo proceso académico de lo contrario corremos el riesgo de ser solo una manifestación local de una consideración global (49).

La revelación de un deber moral para con la verdad en la cual   le va al hombre su destino eterno. Mientras la Iglesia Anglicana se auto comprendiera a sí misma como rama legítima de la Iglesia católica configurada en la Antigüedad a partir de la predicación apostólica, sería imposible renunciar a esa proclamación y reivindicación de la verdad revelada en la sociedad británica. La razón era patente: si la Iglesia Anglicana era verdaderamente la Iglesia católica, entonces estaba divinamente legitimada para ser en su tiempo y lugar testigo de esa divina verdad. Aceptar otra cosa era tanto corno renunciar a la esencia de la Iglesia, que no puede de ninguna forma y bajo ninguna circunstancia renunciar a su propia función profética, esto es de enseñanza y magisterio para la salvación de los hombres (50). Para Newman la legitimidad de esta pretensión de la Iglesia descansaba sobre la autoridad que Cristo le ha conferido… El Magisterio, evidentemente, no está sobre la Palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo.  Es evidente, por tanto, que la sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el designio sapientísimo de Dios, están entrelazados y unidos de tal forma que no tienen consistencia el uno sin los otros, y que juntos, cada uno a su modo, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la Salvación de las almas (51).

La expresión de nuestra filiación eclesial no se entiende como  una extensión adoptiva de la hermenéutica empleada por Roma sino que somos parte igual en la reflexión hermenéutica de la Palabra de Dios. Las distinciones de gobierno y jurisdicción no atentan contra la realidad revelada y mucho menos contra el Magisterio que encabezan los santos PP. de la Iglesia y todo el contenido de nuestra Tradición. Aquí la verdad es expuesta con los argumentos que el Espíritu Santo concede a quienes en el orden y la disciplina eclesial interpretan el mensaje revelado. La temporalidad de la distancia entre la interpretación y la vivencia del mensaje da pie para su mutación en evento histórico salvífico. La expresión como tal es formal y su contenido no cambia sino que transforma realidades (52).


REALIDADES SOCIALES EN EL ESTUDIO BÍBLICO PROFUNDO.


La realidad económica y cultural son determinantes en la elaboración de una pronta respuesta hermenéutica de la problemática de nuestras comunidades y naciones. Estamos ante un mundo y es el latinoamericano donde insertamos el Caribe, la identidad está siendo vendida por la presencia de millones de turistas que traen dólares y luego desaparecen de la cotidianidad de las naciones  que viven de su influjo, nos hemos dado cuenta que en los sectores más visitados también se convierten en otras formas sociales de vivir y percibir otros valores. La identidad se puede “escurrir” como el agua después de la lluvia. Los más jóvenes viven el ideal de un mundo no del que hacen parte sino de uno “foráneo” donde se protege la vida, la naturaleza, donde hay menos violencia y abuso en la prestación de servicios básicos como los públicos, la salud, el trabajo, la vivienda,  y otros más. La brecha generacional es muy profunda y la implementación de la tecnología y lo “Ciber” hace aún más honda esta diferencia, casi insalvable. Solo para introducir este texto tomado de los trabajos de René Krüger, que nos permitirá resumir aún más la síntesis actual sobre la influencia de lo cultural y económico en la exposición hermenéutica de nuestra Tradición.

 La teología y la exégesis críticas de la situación socio-económica y política, desarrolladas tanto en América Latina como   en otras regiones del mundo, subrayan enfáticamente que el testimonio bíblico es totalmente diáfano: Dios está del lado de los débiles, pobres, perseguidos, dolidos, marginados, despreciados y necesitados. Quien peca contra ellos, produciendo esas situaciones miserables o dejándolos sumidos a los necesitados en las mismas, peca contra el Dios viviente. De allí que Dios sea el abogado de los maltratados, el defensor de las personas más débiles del cuerpo social: huérfanos, viudas, extranjeros, jornaleros, hambrientos, enfermos.

En el orden antropológico y teológico, la Biblia enfatiza la dignidad de los pobres y la decidida acción de Dios a favor de ellos, mostrando su elección y el valor de la comunidad de contención. La dignidad del ser humano no se deriva de la cantidad de bienes acumulados ni consiste en llenarse de riquezas o codiciar lo imposible pasando por encima de  las necesidades del prójimo. La dignidad consiste en ser hija, hijo de Dios, y en poner en práctica el mandato del amor. Esta convicción básica de que todo ser humano es criatura de Dios es el móvil más fuerte para la decidida acción social de las Iglesias cristianas. La propuesta económica de la Biblia consiste en una economía del compartir, que posibilita y fomenta la vida; y que se contrapone a la economía salvaje del beneficio propio, basada en la explotación de otras personas. La especulación, el acaparamiento, el derroche y la dolce vita tiene una racionalidad materialista y especulativa propia, que desde la óptica de Dios se evidencia como necedad, tal como lo expresa la parábola del rico necio (Lucas capítulo 12 versículos  13-21). La economía del compartir no implica la anulación de la propiedad, el dinero o los bienes; sino que subraya enfáticamente la función social de los bienes, el dinero y la riqueza. Esta función social consiste en garantizar, mantener y mejorar la vida de todo el cuerpo social, y no solo de una parte del mismo. La perspectiva ética socio-económica de la Biblia es la perspectiva de las víctimas; de aquellas personas que son subyugadas, empobrecidas y marginadas por otras personas. Es hermenéutica —interpretación de la realidad— "desde abajo"; precisamente con comillas, pues una adopción directa de la formulación "desde arriba" o "desde abajo" también podría implicar la aceptación de la valoración ideológica implícita de las personas y los grupos sociales designados (53).

La condición de la sociedad es un factor determinante en la concepción del Dios revelado. La situación de la persona en el contexto de su realidad e interacción con el otro es determinante para definir las implicancias del contenido salvífico y la manera como este es percibido y transformado en praxis de Gracia, esta dialéctica es conocida por los bautizados que viven su condición en medio de la hostilidad del mundo y sus modelos de éxito. El sincretismo cultural relaja los valores y la aproximación del bautizado a ellos. La Palabra de Dios es portadora esencialmente de Esperanza para nuestros pueblos y comunidades, es un modelo o referente de las acciones necesariamente ordenadas del todo revelado. Como nos dice su autor- Dios está con los necesitados, Dios es testigo y será juez de todos los procesos de humanización y pérdida de esta en nuestras sociedades lo que involucra a todos los que intervienen en la política y el ordenamiento legal de las naciones. Dios es testigo y presencia amorosa para los bautizados que no pueden sustraerse de la realidad en la que viven pero si luchar por modificarla gracias a los valores del Evangelio (54).

Los creyentes ante la Palabra de Dios tenemos una tarea grande y perentoria, su vivencia y convivencialidad para que esta no se quede en los anaqueles sino que determine el proceder de la Ética y Moral de nuestros tiempos. Estamos atentos a su influjo para vivir y compartir se esperanza, la misma que brota de Dios y que se convierte en aliciente para todos los bautizados y desde la perspectiva evangelizadora para quienes nos conozcan y quieran ser parte del ser eclesial Episcopal (55). Estamos ante la necesidad de revisar los fundamentos de nuestra antropología cristiana. Estamos ante el cambio generacional que dicta otras estructuras epistemológicas que aunque no relegan totalmente las actuales si pueden aproximar otras realidades que se enfrentan al ser y corpus intelectivo que vivimos en el hoy de nuestra historia personal y colectiva así como institucional. Como Episcopales debemos revisar el corpus epistemológico y sociológico para ver en donde nos encontramos ante un mundo globalizado y necesitado de experiencias de lo trascendente.
 No pedimos hacer de Dios un discurso para la sique de la humanidad pero si una praxis de Derechos y Deberes en el medio social y cultural donde vivimos, o será que hay temor de asumir las estructuras de un mensaje evangelio que busca anidar en las bases y tradición de la Iglesia ante los cambios y sus perspectivas (56). Hoy los componentes sociales están aún más dispersos que hace 30 años o incluso menos. Hoy vemos que la sociedad vive modelos e ideas culturales sin hacedero alguno, parecen conceptos de barrio, de la jerga de los sectores populares donde la realidad bizarra se viste de oportunidades de superación.  Ser hoy pelotero o jugador de fútbol define donde vives y en que latitud deseas hacerlo. La esperanza social hace rato se vistió de propuestas ajenas a la condición del todo sino que se particularizó pero generó una massa de los problemas comunes. La esperanza que tenemos todavía es retomar el camino, el mismo que quedó en vilo en Emaús, o el que parece sentirse en la “periferia” de nuestros enclaves sociales urbanos, donde la periferia es la misma que en los tiempos del Divino Maestro (57).

Las analogías y sus conceptos no se acaban nunca, la pobreza es la misma solo que las pretensiones de la civilidad no, porque el entorno actual aunque conserva las mismas limitaciones es definido como un entorno moderno compuesto por problemas modernos. Los problemas que surgen en el panorama actual son portadores como antes de la misma forma de alienación y esclavitud, la tecnología solo define la época más no sus contenidos. No pretendemos establecer un discurso crítico de la realidad tiempo espacial del bautizado, pero es claro que la ausencia de Gracia o des-gracia, es y será la misma (58). Hoy como antes la Palabra de Dios es el poder que rompe las cadenas de la alienación y del envilecimiento existencial del ser humano Imagen del Dios vivo y revelado. Aquí la conexión idiomática con la Gracia es el Amor y este en su perfecta expresión como liberador de las condiciones humanas y el enriquecedor de todo lo bueno que hay en nosotros.

 La Iglesia Episcopal Comunión Anglicana, es Una, Santa, Católica y Apostólica, y tiene una misión en orden a las Sagradas Escrituras, es portarlas y cuidar su contenido pero entregar sus frutos a sus hijos los bautizados, ella como Madre atemporal y necesaria en la Economía Salvífica manifestado así por su Señor Jesucristo, estaba delante de su Señor cuando Moisés recibió las “Tablas de la Alianza o Decálogo”, ella estaba delante de Dios cuando Él llamó a Isaías  para constituirlo en profeta Mesiánico por antonomasia,   ella estaba presente en la Encarnación junto a la Niña Maria y en el nacimiento en la Carne del Verbo de Dios, ella lo arrulló con los cantos de una Madre, ella la Santa Iglesia, guardó en su corazón el pan y el vino de la Cena del Señor y junto a su Esposo escogió a sus discípulos, ella como Madre no abandonó a Cristo en la Cruz, estaba en la persona y figura de Maria y las mujeres y el discípulo amado, ella estaba  a tu lado y te tomó de la mano cuando fuiste sumergido en la pila del santo Bautismo y se alegró mucho por parir en la Fe a uno de sus hijos. Los PP: de la Iglesia lo son por ella y su maternidad universal.  Bien podríamos sonar  alegóricos pero es necesario en el contexto de una reflexión que busca plantearnos el “no estamos solos” en la lucha de cada día.   Y cuya riqueza es la Palabra de Dios,  donde hay un mensaje personal y comunitario, donde la objetividad salvífica suena en el corazón del bautizado y la subjetividad deja espacio para ser afirmada en la Fe de la Iglesia (59).


BIBLIOGRAFIA/CIBERGRAFIA/FUENTES Y ARTÍCULOS.


1-      Nota del autor.
3-      Nota del autor.
4-      Nota del autor.
5-      Nota del autor.
7-      Nota del autor.
8-      Nota del autor.
9-      Nota del autor.
10-  Nota del autor.
11-  Nota del autor.
12-  Nota del autor.
13-  Nota del autor.
14-  es.catholic.net/op/articulos/5816/cat/349/inspiracion-biblica.html.
15-  Nota del autor.
16-  Nota del autor.
17-  Fides et Ratio.
18-  FR, 44. DV, 12. En el mismo sentido se expresa Juan Pablo II, Catequesis del 24/4/1985, 5-6; Catequesis del 1/5/1985.
19-  DV, 11/P. Lic. Ricardo E. Clarey, IVE | Fuente: iveargentina.org 
20-  Nota del autor.
21-  Nota del autor.
22-  Nota del autor.
23-  Nota del autor.
25-  Mayos Solsona, G. (1991). El abismo y el círculo hermenéutico. En G. Mayos Solsona, A. Penedo Picos & J.L. Trullo-Herrera. Los sentidos de la hermenéutica (pp. 13-54). Barcelona: PPU. Centro de Investigación de Resiliencia y Espiritualidad - CIRES. Santiago de Chile. E-mail: cires. chile@gmail.com
26-  Mayos Solsona, G. (1991). El abismo y el círculo hermenéutico. En G. Mayos Solsona, A. Penedo Picos & J.L. Trullo-Herrera. Los sentidos de la hermenéutica. Centro de Investigación de Resiliencia y Espiritualidad - CIRES. Santiago de Chile. E-mail: cires. chile@gmail.com
27-  Nota del autor/ La reflexión es una forma de condicionamiento de la realidad percibida en las categorías 0065istencialistas del mensaje en la sique y cultura humana.
28-  Nota del autor.
29-  Nota del autor.
30-  Nota del autor.
31-  Nota del autor.
32-  Nota del autor.
33-  Nota del autor.
34-  Nota del autor.
35-  Nota del autor.
36-  Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006/ www.biblia.work/diccionarios/analogia/
37-  Hermenéutica por M. S. Terry/ Fuente: www.seminarioabierto.com/hermeneutica27.htm
38-  Nota del autor.
39-  Nota del autor.
40-  hjg.com.ar/vocbib/art/sangre.html
41-  Nota del autor.
42-  Nota del autor.
43-  Nota del autor.
44-  R. Lucas. Página Web de Ramón Lucas L.C. Fragmento del libro del P. Ramón Lucas Lucas, El Hombre Espíritu Encarnado, de la Editorial Sígueme, en el que habla de la apertura hacia el otro como fundamento de la comunicación.
45-  Nota del autor.
46-  Nota del autor.
47-  San Agustín de Hipona.
48-  Nota del autor.
49-  Nota del autor.
50-  mb-soft.com/believe/tscm/oxford.htm. LA «CAUSA TRACTARIANA» DEL MOVIMIENTO DE OXFORD: RECUPERAR LA IDENTIDAD DE LA IGLESIA CONTRA LAS PRETENSIONES DEL ESTADO LIBERAL// ADOLFO GONZALEZ MONTES Universidad Pontificia y Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos Juan XXIII. Salamanca
51-  DV, n. lOb-c// ADOLFO GONZALEZ MONTES Universidad Pontificia y Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos Juan XXIII. Salamanca
52-  Nota del autor.
53-  Departamento de Biblia del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos Buenos Aires, Argentina/ Teología bíblica contextual en América Latina/ versión On-line ISSN 2448-735Xversión impresa ISSN 0185-3082 René Krüger
54-   Nota del autor.
55-  Nota del autor.
56-  Nota del autor.
57-  Nota del autor.
58-  Nota del autor.
59-  Nota del autor.





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