sábado, 11 de noviembre de 2017

NOETICA DE NUESTRA FE ANGLICANA.

NUESTRA  FE  COMO  ANGLICANOS  EN  LA  EXPRESIÓN  UNIVERSAL  DEL  CRISTIANISMO.



INTRODUCCIÓN.



El cristianismo viviendo su naturaleza salvífica se universaliza en la búsqueda de la realización de sus postulados, los mismos que por descansar sobre la identidad antropológica de un ser redimido (individualización de la totalidad humana)  cuya naturaleza es la misma como especie pasó de ser la propuesta exclusiva de los judíos a convertirse en una realidad cósmica no superada por ninguna creencia o estilo natural de vida.  En este marco informativo se dilata el espectro del bautizado que intuitivamente ora en la Iglesia de Cristo sin ser relevante la filiación a determinada connotación eclesial. La naturaleza de la Fe anglicana es tanto subjetiva que en principio es la que corresponde al creyente en su expresión y  vivencia personal y  objetiva que sabe qué hace parte de la Iglesia Universal fundada sobre la base Apostólica y espiritualmente engendrada por el Espíritu Santo. Desde estas dinámicas de percepción de la Fe en el Dios revelado es factible construir los fundamentos tanto de la Unidad como de la Identidad eclesial y de paso fortalecer la experiencia de Fe en el marco conceptual de su naturaleza universal. La interpretación eminentemente positiva de la Fe anglicana aterriza decididamente en el principio de la salvación ofrecida por Cristo pero asume esta primicia no solo como un sujeto en su expresión plena individual sino que nos remite al todo de la massa credendi  o de las creencias que se hacen o transforman en universales en la sique y conciencia de los anglicanos por medio del santo Bautismo. Nuestra Fe es histórica, personal, colectiva, trascendente y eclesial.


FENOMENOLOGÍA DE  LA  FE  ANGLICANA.


A muchas personas no les agrada el vincular la Fe en su elemento fenomenológico pero aun lo espiritual parte de una relación con lo material y más aun tratándose de la percepción sensorial del ser humano (1) Nosotros desde la posibilidad de introducir fundamentos en la Fe que profesamos necesitamos de la educación y formación para favorecer estos procesos que involucran el sentir y particularmente como lo expresamos los anglicanos en el mundo, determinando una muy especial axiología que emana de la comprensión racional  del evangelio iluminada por la Fe en  Cristo Resucitado. En sintonía con las expresiones de la Modernidad que creen agotar los presupuestos de lo sobrenatural y lo trascendente, el anglicano comprende que su puesto en el mundo está determinado por la validez en la vivencia de los postulados tanto del evangelio  como de la Tradición y el mismo Magisterio de la Iglesia. No vivimos la expresión cultica como un fenómeno aislado de nuestra Fe sino que lo unimos vitalmente con la comprensión de un medio eclesial sobre todo un sistema de ideas, correspondiente a un objeto determinado. Este objeto ha sido concebido de múltiples maneras: la naturaleza, lo infinito, lo incognoscible, lo ideal, etc; pero estas diferencias importan poco. En cualquier caso, fueron las concepciones y creencias las que se consideraron elementos esenciales de la religión. En cuanto a los ritos, desde este punto de vista, parecen ser solo una traducción externa, contingente y material, de estos estados internos que, por sí solos, tienen algún valor intrínseco (2)  esta aclaración versa sobre la relación entre el rito y la creencia que tanto el primero expresa su importancia en la percepción del bautizado como el segundo asume la necesidad de elaborar paradigmas creíbles y susceptibles de ser imitados, es claro que en cuanto a la Liturgia sus enseñanzas llegan de otras latitudes y con ello establecemos vínculos que son exponentes de los principios de Comunión y por ende de la universalidad de nuestra Fe.  Los anglicanos no creemos en tradiciones que no estén unidas a la historia misma de la Iglesia lo que no siempre implica que la praxis de nuestra Fe  tenga sus peculiaridades propias de cada región o latitud y de esta manera se manifieste distinta pero esencialmente inalterable como corresponde a la catolicidad aquí asumida bajo sus signos-símbolos. El cognitivismo parece que unido a la racionalidad de nuestros fundamentos puede crear zozobra en quienes no conocen la esencia de la explicitación trascendente de nuestra realidad como anglicanos y el intento constante por  crear discusiones teológicas centradas en esta postura.

Nuestra liturgia y por ende sus ritos establecen una relación de capital importancia con la cosmovisión de los bautizados que se acercan a la Iglesia, constituyéndose en un principio salvífico materializado por la percepción de sus contenidos, en castellano sería, creemos en lo que hacemos y lo hacemos porque nos permite expresar lo que creemos. Es la síntesis de los fundamentos que nos definen en el mundo y sus relaciones atomizadas por tantas tendencias y muchas de ellas francamente destructivas. La liturgia es una expresión coherente de nuestra Fe, por tal razón no es conveniente suprimir un rito por privilegiar otro ya que son constitutivos de nuestra Fe en la Iglesia y sus enseñanzas.  Siempre  existirán nuestros motivos para orar y creer y cuando los vivimos unidos a la Iglesia esa relación será poderosamente prospera como manifestación de su universalidad. La interpretación de la Fe en su expresión de la catolicidad nos llama como anglicanos a buscar constantemente la transformación del mundo. Los cambios de índole cultural afectan positivamente o negativamente la visión del creyente en el Aquí y Ahora de su Fe. La realidad percibida en una constante lucha con los sistemas que pretenden alienar la existencia del bautizado es el primer escollo que encuentra el creyente en el mundo donde desarrolla su existencia y dado que se vive una muy marcada inmanencia social es necesario buscar transformar la sociedad y restablecer en ella los principios y fundamentos predicados. Esta definición nos debe hacer crear conciencia sobre la necesidad de percibir y vivir la Fe no solo desde la dinámica de la persona humana sino recrearnos en los contenidos trascendentes que no percibimos, es una paradoja hablar de Fe en el concierto humano cuando ella también depende de  la Gracia que es en ultimas su origen. Recordemos que nuestra conciencia es intencional y las acciones son analizadas y retenidas por esta cualidad, no existe posibilidad alguna de “quietismo” en nuestra conciencia.

Recordemos también el pensamiento de Husserl (3) cuando en una de sus intervenciones afirma que “el fenómeno no conduce a mundos extraños” solo para indicar con ello que cundo creemos por pequeño que suponga el anglicano que es su cambio de vida o pensamiento este es poderosamente determinador de su destino o praxis de Fe. No creemos solo para nosotros lo hacemos en relación con la comunidad de los que creen que en la Iglesia son los bautizados y quienes viven su Pacto Bautismal a conciencia. El mundo puede ser transformado eso si dependiendo de nosotros bajo las enseñanzas del resucitado. Una expresión de nuestra Fe  es determinante para vivir y dimensionar el ser colectivo de la Iglesia, en este punto de la presente cuestión tocamos someramente uno de los principios de la Comunión eclesial del anglicanismo y ese principio tiene todo que ver con la forma de percibir al otro y su realidad inclusiva en y con la mía, luego la comunidad eclesial son todos los bautizados e intuitivamente quienes son llamados al santo Bautismo. El fenómeno nos permite ver nuestra Fe unida a la Iglesia y siendo de esa capacidad de transmitir con su ejemplo testimonial. Si nos alejamos del mundo institucional y por ende del Estado, entonces quien dará ejemplo y testimonio del resucitado. Es importante que no olvidemos que nuestra Fe en su concepción fenomenológica se vincula al entorno social donde viven los bautizados y lo hace para promoverlo y santificarlo.  Nuestra eclesiología no puede abandonar su connotación sociológica de lo contrario sería pensar en un idealismo espiritual que solo dependa de Dios olvidando el mandato de hacer discípulos de Cristo en el mundo (Conf. Mateo capítulo 28 versículos 18-19). La Iglesia Anglicana bajo el signo vivo de ser Comunión de iglesias descansa sobre esta tradición y fundamento. La antropizacion del mensaje es necesaria como lo es también su espiritualización. No olvidemos hermanos que nuestra conciencia eclesial también descansa en la Fe de nuestras acciones culticas y como tal desarrollamos un principio universal afín con la Iglesia universal. Sin Iglesia no hay creencia y sin creencia no existe Iglesia, (definición en perspectiva antropológica)  esta realidad lleva a la conciencia de nuestra militancia como bautizados a un nivel de conciencia en (invocando a Husserl) (3)  una Iglesia universal y no simplemente una porción que busca rechazar su universalidad creyendo solo en las formas y postulados locales, la respuesta es y será prerrogativa nuestra y de la forma como preparamos a quienes  se acercan al Bautismo y/o la Confirmación (teología de los sacramentos).

El idealismo que puede vestir en  alguna proporción nuestra reflexión no es del todo cierto ya que estamos analizando la relación con la percepción de nuestra Hermenéutica, la misma que nos permitirá asumir que las enseñanzas cuando son impartidas, por ejemplo, en la Escuela dominical pueden transformar la percepción cristiana de los más jóvenes, lo que implica un cuidadoso proceso de aprendizaje y no solo de entretenimiento para que los más chicos permitan a sus padres participar de la celebración eucarística o demás ritos de nuestra liturgia. Nuestra actitud religiosa es vital ya que se funda en la expresión de nuestras creencias aterrizadas ya en la praxis cognitiva de los bautizados. La denominada Fe religiosa de Kant (4) la podemos abordar desde una percepción distinta a la de este autor alemán, es posible referirnos a la dinámica por medio de la cual el bautizado se aparta de la Iglesia y dice expresamente vivir a su manera la Fe en Cristo sin que medie la Iglesia o exista la posibilidad de participar en la comunidad de los bautizados. El anglicano que inquieto busca vivir su experiencia con el resucitado necesita de la Iglesia y de estar unido a ella, no podemos dejar a un lado la institución y sus contenidos institucionales, la misión de nuestra Iglesia propende por la institucionalización de la mentalidad en el bautizado creando conciencia de la universalidad de la Fe que está abrazando. Si bien todos somos cristianos lo cierto es que como cristianos anglicanos somos también parte viva de la catolicidad es el formalismo teológico que más se aproxima a nuestra realidad de Fe.

Primero es el creer y luego la creencia y esta última nunca podrá determinar o delimitar la Fe, en el sentido de nuestra eclesialidad la Iglesia puede agotar la creencia porque cree en Cristo su Señor y Cabeza. Nuestra Fe supera la creencia porque descansa en Cristo y gracias a las creencias el bautizado guía su Fe y la expresa tanto simbólica como ritualmente.

GNOSEOLOGÍA  ANGLICANA  DE  NUESTRAS  CREENCIAS.

La  dinámica epistemológica de nuestra Fe es determinante para poder nosotros elaborar un discurso sobre lo que creemos y la manera o forma de hacerlo. Esta es la posibilidad real de pasar de los modelos anteriores y sus explicitaciones al análisis fundamental del cómo estamos creyendo en este tiempo tan particular para la vida de los bautizados. El Apóstol Pablo nos da una luz muy especial al respecto: pues Dios “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Timoteo capítulo 2 versículo 4)   (5) Pablo nos interroga no solo sobre la Fe en el Dios revelado sino también nos plantea la necesidad absoluta de saber en que creemos, se presenta un primer problema que llega a nosotros como una expresión metodológica, que nos lleva a saber con absoluta franqueza que es lo que creemos de Dios y no solo condicionados por las emociones del momento, como cuando alguien se siente bien en nuestras celebraciones litúrgicas pero luego no regresa. En secuencia  percibimos que muchas veces nuestra forma de vivir y celebrar la Fe es atractiva pero no definitiva para los cristianos que nos visitan en algún momento.

Los programas de formación para laicos son la primera línea de defensa contra esta serie de situaciones que abordan nuestras congregaciones. Es pues importante desarrollar una epistemología que nos permita enseñar en las verdades que profesamos asumiendo de esta forma un nivel de conciencia superior que redunde en permanencia y compromiso con la Iglesia. Lo que nuestros laicos pueden conocer estará en manos de la formación que les brindemos y el cómo los remitirá a sus propios procesos de Fe y/o madures en el Espíritu. También me parece oportuno citar la denominada Verdad Ontológica que como su nombre lo indica se ocupa del ser y la capacidad de conocerlo, dándole un tinte metafísico que en nuestras congregaciones puede portar el antifaz del deseo de conocer y saberlo todo, en la instrucción es determinante plantear como reto el conocer y dimensionarlo metafísicamente en el hacer y el creer. Todo como primicia ontológica es verdadero y eso se determina en el Ser creado a Imagen y Semejanza de Dios. Luego cada bautizado cree no solo porque le place sino también porque lo necesita para poder vivir su Fe en el Dios de la vida.  Sino brindamos  algún grado o nivel de instrucción la gente abandonará la Iglesia porque encontrará espacios donde la formación sea constante y con dichos esfuerzos les permiten ocupar un espacio relevante más allá de su condición académica, económica o de raza.  Insisto en esta cuestión porque todas y todos poseemos la capacidad para conocer y retar nuestras convicciones tanto axiológicas como epistemológicas…

La Fe la construimos con distintos materiales y uno de ellos de importancia capital lo constituye el conocimiento de nuestra doctrina, “es tan falso como una moneda de cuero” (…) decir que la Iglesia Episcopal que es parte de la Comunión anglicana no posee doctrina propia, esta afirmación es desconsiderada con la percepción de nuestra catolicidad, la misma que da validez a las órdenes y pastorales de quienes lo afirman en esos términos. La Fe como manifestación relativa a lo sobrenatural y trascendente no descansa sobre la percepción de la posibilidad de conocer sus contenidos más bien de vivirlos y explicitarlos en la coherencia de la vida del creyente. Recuerdo que leyendo un poco sobre los 39 artículos de la Religión contenidos en el L.O.C queda la impresión de ser fruto de una profunda reflexión en dicha época porque si observamos con detenimiento no son en síntesis tratado teológico alguno es más bien la revisión de los postulados discutidos en aquella época y con total incidencia en sus vidas y cosmovisión (6).

Los mencionados Artículos de Fe los ubicamos en el año de 1571 como declaración de Fe de la Iglesia en su proceso Identitativo real y concreto que básicamente los podemos delimitar conceptualmente de la siguiente manera:


ARTÍCULOS.
NUMERACIÓN.
CONTENIDOS.




1…………. 5
Básicamente hacen referencia a la revelación del Dios Trinidad con presencia doctrinal de los primeros concilios donde se originaron sus definiciones.




6……………..8
La Fe como el principio de autoridad de todos los procesos y fundamentos enseñados por la Iglesia.

18…………….19
El pecado y por ende la respuesta de la salvación.




19……………..36
Es de índole netamente eclesiológica y su transversalidad ministerial y vida sacramental como expresión de la Fe anglicana en su estado puro reformado.

(…) Expresión colombiana sobre la validez de un postulado o señalamiento.

En cuanto a la participación y responsabilidad de los creyentes todo se condensa o sintetiza en la visión de los artículos 37  al  39, es también importante hacer alusión al artículo 34 que descansa sobre la necesidad de la misión y todo aquello que en materia de disposiciones deben hacer las iglesias para asegurar su crecimiento en el terreo practico donde se encuentran establecidas. No hablamos de una doctrina propia sino de la doctrina de nuestra catolicidad que nos une tanto sustancial como esencialmente con la Iglesia de Cristo. El mismo Señor saca la expresión de su mensaje del neto ámbito judío por estar supeditado solo al ritualismo y no a la vivencia del amor. Estas posturas tan distintas son símbolo de la universalidad de nuestra Fe que supera cualquier consideración nominalista de sus contenidos por reclamar una universalidad redimida y sustancial apoyada o animada en la resurrección del Señor que a la postre se convertirá en el paradigma de paradigmas posibles. El discurso metafísico busca animar y promover a la persona redimida por Cristo e introducirlo en el ámbito de la trascendencia o vida renovada de una poderosa connotación escatológica. Los bautizados vivimos nuestra Fe bajo el constante influjo de la Iglesia para esta afirmación buscamos centralidad conceptual en la expresión eclesiológica del Doctor de Hipona (7): Creo en Cristo y en su Evangelio porque me lo enseña la Madre Iglesia. Esta afirmación en el contexto de nuestro ensayo nos remite a la importancia total de la enseñanza de nuestra escuela dominical y de la formación de laicos. La enseñanza es también un principio metafísico que nos ilustra y anima en la defensa de lo que antes no conocíamos y ahora lo  conocemos y al conocerlo lo amamos, empleamos otra expresión de índole axiomática del Hiponense: Nadie ama lo que no conoce. En síntesis la Fe de nuestra Comunión se expresa en el conocimiento y su racionalidad ya que vincula tanto lo que percibe la razón como lo que hay en el corazón y su experiencia en Gracia y Redención. La Fe en su connotación universal se une intrínsecamente a las enseñanzas de la catolicidad e intuye el vínculo relacional que supone el ser parte de la Iglesia de Cristo.

El espectro de la percepción de nuestra Fe como bautizados y bajo el “toque” de la espiritualidad anglicana nos permite asumir el influjo de lo que consideramos intuitivo, es decir de lo Noetico (Noetica) gracias a su realidad determinada por este proceso de conocimiento nosotros vivimos nuestra Fe conociendo lo que está por venir y lo que experimentaremos en la unión definitiva con el Dios vivo. Somos sus hijos y por ende la realidad modificada de este nuestro presente entorno se transformará en gloria y plenitud, expresiones del N.T marcadamente Paulinas. (8) De esta forma el llamar a Dios Abba como lo enseñó Jesús y es apenas el inicio de esta bella y espiritualizada relación. Solo de esta manera el Dios toma sentido como Padre y reconocemos no solo esta revelación sino y sobre todo los signos claros de su Amor por nosotros como particularmente es el propio testimonio del Señor en la Cruz. El anglicano llama a Dios  su Padre y lo hace sobre la segura intuición de este maravilloso conocimiento. Lo mismo cuando hablamos de Verdad nos remitimos a la expresión retórica de Pilato (Y qué es la verdad) y cómo responderle a quien no la intuye positiva y sencillamente en su vida, es decir, a quien no la ha vivido a conciencia y en plena  entrega a Dios (9). Creer es una contundente forma de percibir el mundo y la Esperanza de ver su totalizante transformación a la luz de Cristo cuando regrese en poder y gloria. La Recapitulación de la obra Trinitaria como tal.

BIBLIOGRAFIA.

(1). Conversación Católica desde la Perspectiva de un Sociólogo, Publicado en 22 de Abril de 2013 por Mike McCalion.
(2). Emile Durkheim, The Elementary Form of Religious life; 4 edición, Londres 1957 pagina 416.
(3). HUSSERL Edmund (1979) Meditaciones Cartesianas, Ediciones Paulinas Madrid.
(4). Filosofía en Español; Historia de la Filosofía, Zeferino González; Madrid, 1886, Tomo III, paginas 467-478.  
(5). https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/i-timoteo/2/
(6). archive.episcopalchurch.org/documents/HM_Libro_de_Oracion_Comun.pdf
(7). bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/.../agustin-hipona-bienes-creados-felicidad.pdf
(9). https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-juan/.






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