LECTURA TEOLÓGICA
EN PERSPECTIVA SOCIAL
DE LA MULTIPLICACIÓN DE
LOS PANES CONTENIDA
EN… Evangelio de Mateo capítulo 14 versículos 13-21.
INTRODUCCIÓN.
Al cristiano hoy se le
exige más que ayer y mañana seguramente más que hoy. Agustín de Hipona.
La perspectiva mesiánica se enfrenta a la realidad de pobreza
y marginación que en la época del Salvador era el común denominador en una
sociedad marcada por la ocupación extranjera y la alta carga de impuestos para
satisfacer a sus invasores. Este es el escenario por donde transita el Señor,
que paradójicamente no dista mucho del de millones de latinoamericanos y
caribeños. Los modelos que se importan por lo general son destructivos ya que
corresponden a una antropizacion distinta y con raíces culturales otras. La
identidad del colectivo sufre dramáticamente como lo observamos en muchos
pueblos de nuestro hemisferio… La dinámica en la que los seres humanos se hacen visibles,
individuales, y trazan relaciones, sufre con la pérdida de identidad y del
“sentido de pertenencia”. Las fronteras
son simplemente el reflejo de esta ausente integración y trabajo por intereses
comunes que superen la dialéctica personalista de nuestro entorno, en un medio
dictaminado o diagnosticado de esta
manera es muy posible encontrar todo tipo de fenómenos que retrasan por sí
mismos y sus estructuras el Reino de Dios.
Jesús visibiliza la necesidad básica de quienes le rodeaban. En la
escena descrita por Mateo, no es posible que el medio somático en el que
actuamos no sea consciente de la realidad de quienes percibimos a diario,
simplemente estamos pensando en una fragrante pérdida de humanidad que
arrincona a las personas y las planta en soledad con sus problemas y/o
alienaciones estructurales.
“Al desembarcar, vio
mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. 15. Al atardecer se le acercaron
los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide,
pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» 16. Mas
Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.» 17.
Dícenle ellos: No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces. 18. Él dijo:
Traédmelos acá. 19. Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego
los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la
bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos
a la gente. 20. Comieron todos y se
saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. 21. Y
los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños. 22. Inmediatamente
obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra
orilla, mientras él despedía a la gente. 23. Después de despedir a la gente,
subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.”
*** La multiplicación de los panes por
parte del Señor suscita una serie de imaginarios que se pueden interpretar
dependiendo de la orilla en la que nos encontremos. La acción de Jesús es sobre
toda consideración un ejemplo vital de solidaridad y encuentro con el otro sin
permitir siquiera que medie la condición de las personas y lo que hoy en día se
conoce como “estatus” para indicar con ello la dignidad y hasta el poder adquisitivo de la persona. La
Iglesia cuyas estructuras están presentes en el derrotero y la cotidianidad de
los bautizados tiene el deber de significar lo que es significante para el
Salvador, es decir, de convertir nuestras homilías y sermones en experiencias
concretas de solidaridad y fraternidad. La
pobreza es tan alienante y destructiva como la ausencia misma de la Gracia. Jesús
identifica intuitivamente los problemas y las limitaciones de quienes le acompañan
y tienen hambre y no solo ofrece una respuesta anímica y emocional sino que
mediante su praxis hace de aquella situación el escenario ideal para determinar
los fundamentos de la Solidaridad
Cristiana.
La Solidaridad
Cristiana tiene por
fundamento el amor de Cristo y de nuestra parte la capacidad de interesarnos y
percibir la realidad del otro en la circunstancia en la que se encuentra. Jesús no solo contribuyó con su ejercicio
solidario y por ende participativo sino que diagnosticó con absoluta precisión
la estructura social a la afectó positivamente. La realidad de la pobreza
hoy como en aquellas épocas se camufla bajo la disculpa de la poca o nula
capacidad de generar recursos y la pregunta latente es donde están los recursos generados?
No interesa mucho al sistema y modelo socio-cultural en el que nos
movemos. Digamos que la lógica de la existencia social está empoderada de
la capacidad productiva y a la postre es la relación fundamental hoy por hoy en
cualquier esquema político y por ende económico que conocemos.
Jesús rompió con el
paradigma de la “acumulación de riquezas y bienes que generan pobreza y
carestía”. De esta forma la acción del Señor fue
liberadora porque amplió el espectro de conciencia social y por lo tanto de
Solidaridad entre sus congéneres. La bendición del Señor sobre los panes y los
peces sella la alianza solidaria con los más necesitados y de paso asume por
parte y figura de los hombres allí presentes el cuidado y protección de la
familia lo que implica buenas y justas relaciones con sus esposas e hijos. La
Solidaridad es más que un bocado de alimento, es la posibilidad de construir
relaciones que evidencien tanto las necesidades como las soluciones. La dignidad
del ser humano no puede ser medida por el tamaño del carro o la cuenta
bancaria, debe ser tenida en cuenta por ser fruto de la presencia de Dios tanto
en su ser como en la autenticidad de su proyecto de vida.
Los panes y los peces alcanzaron y sobró de ese alimento.
Jesús nos permite intuir que la propiedad que sirve a todos es importante y
debe ser cuidada. Cito una noticia especial que se registró en EE-UU, donde 400
hombres y mujeres los más ricos de esa Nación y seguramente del mundo le dirigen
una carta a su presidente rogándole que no se aprueben leyes que les alivien
las cargas tributarias sino todo lo contrario, desean pagar más de forma
solidaria para favorecer políticas sociales y de asistencia a los más
necesitados. Reflexionando es lamentable
que en nuestros países los más poderosos no busquen sino evadir en paraísos
fiscales sus compromisos con la Nación. También son en promedio los que
menos pagan impuestos si tenemos presente su capital y acceso a los círculos
privilegiados de poder… Los magnates estadounidenses dieron ejemplo de
Solidaridad Cristiana aunque muchos de ellos lo ignoren o sus motivaciones sean
solo asunto de Filantropía. Con lo anterior queda claro que ser solidarios es
una condición natural de quienes son conscientes de las necesidades alienantes
de su entorno.
La bendición de Dios es prosperidad pero no solo en cuanto al
recurso material, también lo experimentan los corazones de los creyentes y/o
bautizados. Jesús busca despertar en nosotros esa conciencia sobre el otro y su
condición y de paso a no juzgar según nuestras inclinaciones o ideales de vida
o pensamiento. El dar alimento es solo el principio de un mensaje liberador que
empodera a quien lo escucha y da lugar en su corazón. El auténtico milagro fue su capacidad de liderazgo para despertar
conciencia en quienes le rodeaban, de su condición, y la de su Prójimo. No
importó la cantidad de aliento sino la posibilidad de ponerlo todo al servicio
de sus hermanos y compañeros, cada una de las personas que aportaron sin duda cambió
su concepción sobre el otro y sus
necesidades.
También es oportuna hablar de la Promoción Humana, que sin duda se manifestó en cuanto aconteció
aquel día. La Promoción que lucha por sublimar la condición del ser humano
hasta alcanzar con cada persona un grado de identidad y dignidad que le libere
de las estructuras alienantes que el pecado construye en torno a nuestras
vidas. El estudiar, el proyectarnos en el trabajo, el emprender relaciones
sanas y estables, el ahorrar, incluso, los sueldos decentes y conscientes de la
realidad económica, el deporte, la creatividad, los Derechos ciudadanos y sus
Deberes son recursos potenciados por la Gracia de Cristo cuando entra en el
todo social y cultural de nuestras actuaciones, como quien dice que el Señor no
solo alimentó sus cuerpos sino sus vidas y dignidades redimidas. La Compasión se manifestó como un
principio venéreo para actuar decididamente y no esperar otras posibles
soluciones como las presentadas en infinidad de problemas de esta u otra índole.
Sobró comida, la Comensalía expresa en este tipo de circunstancias lo indispensable
de la unidad en el sentir, en el creer y por ende en el vivir, dicha unidad se
nutre portentosamente de la Gracia en su condición antropizado, es decir, en
contacto con la realidad y la cotidianidad tal y como la experimentamos. Nosotros descubrimos en esta bella acción
del Señor no solo su grande amor para con la humanidad sino la alegría de Dios
por tener hijos entre nosotros, que sean solidarios y consientes del otro que
es su hermana y hermano. La llamada multiplicación de los panes, es y fue y
será una dinámica solidaria que en su más genuina exposición crea un grado
superlativo de solidaridad y confianza en Dios. Digamos que en vocación social es determinante que la
presencia de los Derechos y Deberes sean en verdad explicitados bajo el signo
de la auténtica solidaridad.
El hacer que la
multitud se identifique con un cometido determinado es propio de un auténtico
líder, que la persuasión que emplea no es su autoridad sino su ejemplo y sentido común para diagnosticar
las necesidades en el momento oportuno y dar así respuesta eficiente como
inmediata. Hoy como hace tiempo las
necesidades básicas de la sociedad son motivo de discusión y de acción
inmediata cuando esto no sucede el problema daña otras dimensiones de su
entorno. Jesús conoce perfectamente la realidad de quienes le rodean y este
conocimiento se materializa en respuestas necesarias que no dan espera. El amor
del Señor es en ultimas el motor de sus acciones y sentimientos. Gracias a su
diagnóstico inmediato dibuja un plan de acción que ejecutaran sus discípulos y
amigos.
Caminamos en pos de un ideal de vida y en el camino la
realidad puede ser desdibujada por las distintas estructuras de pecado que se
visten de injusticia como sucedió con aquellas personas necesitadas, que la
motivación inicial eran sus necesidades insatisfechas. La pobreza cuando no es superada se convierte en la “madre” de las
postraciones y alienaciones de corte aberrantes que sacuden y frustran a los
bautizados. Jesús busca restablecer la dignidad de aquellas personas porque
Él conoce sus motivaciones iniciales y por ende diagnostica sus necesidades y
la manera o el cómo suplirlas. La variante teológica introducida por Juan en el
Evangelio apunta al reconocimiento in Persona
Christi que no es solo una asociación literal con la identidad del Señor
sino la profunda experiencia de Fe Joanica en el Señor. La dinámica de lo que
es verdaderamente valioso suscita pensamientos sobre la Providencia que busca rescatar
lo importante y trascendental de la existencia del bautizado. Los canastos
fueron empleados para recoger lo que sobró porque la concepción de la necesidad
como es apenas lógico se presentará en otro momento y esa postura me recuerda
una expresión coloquial. El hambre nunca
dice adiós sino hasta luego. Tal postura nos dice que el liderazgo animado
por el Señor se proyecta vivo en cada acontecer cotidiano como es de esperarse
en los movimientos de Fe que sufre el creyente y los cuales son convertidos en
signo de madures y vida dinámica en el Espíritu. La comensalía es previsora de
situaciones donde se necesitará de la solidaridad y justicia cristiana. La economía
actual se fundamenta en una serie de valores y conceptos que como es lógico no
poseen humanidad alguna así sus defensores hablen de una tendencia social en
las operaciones económicas. Estas
posibles tendencias sociales pasan por
el ofrecer un producto condicionado por el poder económico de sus usuarios, que
no refleja la realidad y su percepción social. La actualidad nos dice que
el capitalismo como expresión y modelo
de lo social permea todas las instituciones sin que quede un solo referente
social sin ser abordado por esta dinámica.
La comensalía descrita por este evangelio se enmarca en la
necesaria interpretación salvífica del acontecimiento que lo conecta con la
experiencia del pueblo en el desierto (Moisés dio maná y codornices) pero
Cristo dará eternidad, un valor y bien superior que solo será posible no por
mediación humana sino por el amor personal del Señor por cada uno de los suyos.
Es pues una comensalía de índole sacramental tal y como es vivida y asumida por
el bautizado en la Eucaristía. Podremos exclamar como la niña samaritana: Domine da mihi hanc aquam, ut non sitiet
iterum o en la aproximación castellana: Señor dame de esa agua para nunca
volver a tener sed que la gracia sea nuestro alimento para la vida
presente y la futura. Amén.
“No es más feliz quien
tiene mucho sino quien necesita poco” Agustín de Hipona.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario