CELEBRACIÓN
DEL DOMINGO DE RAMOS Y SANTO TRIDUO PASCUAL.
REFLEXIÓN
ESPIRITUAL.
LIBRA
MIS OJOS DE LA MUERTE… Dales la luz que es su destino, yo como el ciego del
camino pido un milagro para verte. Haz de esta piedra de mis manos una
herramienta constructiva cura su fiebre posesiva y ábrela al bien de mis
hermanos. Haz que mi pie vaya ligero, da de tu pan y de tu vaso al que te sigue
paso a paso por lo más duro del sendero…
Que yo comprenda Señor mío al que se queja y retrocede, que el corazón no se me
quede desentendidamente frío… Guarda mi Fe del enemigo, tantos me dicen que
estás muerto y entre la sombra y el desierto dame tu mano y ven conmigo… Himno
de la tarde (Vespertina).
DOMINGO
DE RAMOS.
La teología lleva
muchos lustros hablando sobre estas celebraciones que se constituyen en el
centro de nuestra gravedad espiritual. Domingo
de Ramos o Palmas es un oasis de frescura y verdor en el mar de
sufrimientos que aguardan al Salvador en Jerusalén. Su entrada de ribetes y
señalamientos mesiánicos llena de manifestaciones pacíficas nos inclina a
pensar en la naturaleza de su Reino donde la propuesta está cargada de Humildad
en grado superlativo y donde la conciencia de Jesús lo sitúa emocionalmente
ante el Sacrificio y ante el desprestigio que sufrirá junto con su familia.
Recordemos una vez más que los condenados a muerte en la Cruz eran considerados “peligrosos” para la
Sociedad y sus familias eran señaladas de por vida como signo de castigo y
maldición. Pues a todo eso se enfrenta el Redentor. Es aclamado bajo el símbolo
de una forma primitiva contenida en el Salmo 118 versículo 26: Bendito el que viene en nombre de Dios,
desde la casa de Dios os bendecimos. El termino Hosanna significa Salvación son palabras de un contenido
muy profundo pero que en el colmo de la paradoja son olvidadas y condenado a la
muerte de Cruz. Nosotros hoy después de
analizar nuestro proceder de Fe debemos ser conscientes y reconocer que muchas
veces lo hemos aclamado y hemos dicho delante de los hombres y en nuestras
iglesias y congregaciones que deseamos proclamar con toda fuerza su reinado pero luego lo
olvidamos y como los judíos testigos de sus muchas acciones milagrosas lo
olvidamos y gastamos el tiempo en cosas muchas veces banales… Este domingo
diremos Hosanna bendito el que viene en
nombre de Dios… Y muy probablemente el domingo que sigue le abandonaremos
por una actividad eminentemente social. Es necesario ser Coherentes y
manifestar el grado de responsabilidad en el drama de la Cruz. Jesús murió por
nosotros y no por pecados de su Ser. Jesús fue llamado pecador y condenado a
muerte por una muerte que nos agobia a nosotros y por nuestros pecados
personales y comunitarios… Él aclamado para luego ser vilipendiado. Él llamado
mensajero de Dios para luego ser desconocido por la humanidad. Él llamado en el
colmo de la hilaridad “hijo de David” para luego ser dejado solo por los mismos
descendientes de David Rey de Israel… Mateo recrea la forma como el rey David
manda que procedan con su hijo Salomón: Tomad
con vosotros a los veteranos de vuestro
señor, haced montar a mi hijo Salomón sobre mi propia mula y bajadle a Guijón. Libro
primero de Reyes capítulo 1 versículo 33 y también: Se apresuraron a tomar cada uno su manto que colocaron bajo él… Segundo libro de Reyes capítulo
9 versículo 13. Los honores rendidos a Jesús son similares a los que se rendían
a reyes y generales o militares destacados después de un triunfo en el campo de
batalla. Esta última aseveración nos hace pensar que ellos más que reconocerlo
como su Señor exaltaban la fama que precedía al Señor. Nosotros hoy y después
del signo santo del Bautismo debemos caminar no solo en la vivencia de este
tipo de signos de Fe sino en la Coherencia
de llamarle y aceptarle como Nuestro único y suficiente Salvador… Más
que mantos y palmas debemos poner en su regazo nuestros corazones y la humildad
suficiente para reconocerle en el hermano que sufre o que tiene conflicto con
nosotros. Aclamarlo será un acto de profunda Fe y este acto debe consumarse en nuestra cotidianidad. No hay descanso para
quien vive de cara a Dios. El domingo de palmas entraremos al templo llenos de
alegría para aclamarle y reconocerle como a Nuestro Único y Suficiente Señor y Salvador que reclama reinar
íntegramente en nuestras vidas y corazones. No podemos permitirnos solo
manifestaciones de profunda alegría sin su contenido espiritual. Estamos para
vivir como signo de aclamación. Estamos para unir tanto lo que celebramos como
lo que vivimos fuera del templo. Nos congregaremos este domingo y aclamaremos
al Dios de la vida y lo más importante lo llevaremos con nosotros al trabajo, a
la calle, a la familia, al restaurante, en fin, lo llevaremos con nosotros
siempre… Mayor tributo que vivir el amor
no existe y mayor aclamación que hacer su santa Voluntad no puede haber. Bendito
el Salvador que viene para ser nuestra autentica alegría. Bendito sea el Señor
nuestro Rey.
SANTO
TRIDUO PASCUAL.
JUEVES
SANTO.
La Iglesia congrega a
sus hijos los bautizados y los invita a vivir el signo del amor que comporta su
entrega como don y alimento y que tal acto de extrema generosidad solo puede
conducirnos a su Gracia y Misericordia.
El Jueves Santo la Madre
Iglesia toma de la mano a cada uno de sus hijos y nos introduce en la mayor y
mejor de las Comensalías posibles nos
entrega en sus manos y corazón los dones excelsos de la Cena del Señor bajo las especies del pan y vino eucarísticos se
renueva la presencia amorosa y fraterna del amor de Dios en su Adorado Hijo
Nuestro Salvador. Este banquete es más que el maná y las codornices que el
pueblo recibió en el desierto. Este alimento es más que un plato de lentejas y
la progenitura de un Patriarca del (A.T) y es mucho más sin cuantía alguna por
sobre cualquier ofrenda que la Iglesia pueda dar o rendir al Dios vivo: Jesús les respondió. En verdad en verdad os
digo: No fue Moisés quien dio el pan del cielo; porque el pan de Dios es el que
baja del cielo y da vida al mundo… Evangelio de Juan capítulo 6 versículo
32-33. Es el alimento que el bautizado vive y con el que configura su vida
espiritual. En nuestra Iglesia el santo Sacramento del Altar es vital para
establecer los signos directos y vivos de la Comunión tanto personal como
Eclesial con el Salvador… Es un alimento que salta hasta la vida eterna y que
nos permite dimensionar la presencia de Dios en nuestras vidas. Cada domingo
recargamos las baterías y continuamos nuestro caminar. Recibimos Viatico para
la faena y cotidianidad. Cada domingo la Iglesia nutre con el Sacramento
Eucarístico a sus hijos y los conforta para la lucha espiritual. Estamos
cada uno de nosotros comprometidos con la celebración de la vida y con su
banquete que salta a la eternidad. Estamos unidos bajo el signo de la
abundancia y el culmen de toda Gracia que el Señor nos permite vivir e
interpretar desde nuestra visión de Fe. El bautizado ve el mundo y su realidad
con ojos de Gracia y Perdón como de Solidaridad y Amor. Alimentemos nuestra
espiritualidad con los dones eucarísticos y salgamos al mundo a dar prueba de
la presencia del Señor en medio de nosotros. Somos su pueblo y ovejas de su
rebaño y como dice el Salmista escuchemos
hoy su voz (Salmo 94). Es la voz de la vida
que se configura en la espiritualidad de los bautizados y su encuentro
en la santa Eucaristía. Es un encuentro desprovisto de todo tipo de
individualismos y autosuficiencias es por el contrario la manifestación
confiada de quienes buscan y reciben a manos llenas… Recordemos que la
Eucaristía inicia en la casa y en todo lo que hacemos y vivimos. Somos
ministros de su Amor y generosidad y no podemos negar sus dones al mundo que
entra en contacto con nosotros: De lo
que tengo te doy (Hechos de los apóstoles capítulo 3 versículo 6). Esta
riqueza que comparte es el don del amor convertido en Gracia, Liberación y
Sanación que se convierte en cotidianidad en la vida del cristiano. Estamos
haciendo una invitación muy especial a vivir nuestra espiritualidad y acompañar
al Redentor en esta celebración en la que su presencia se objetiva haciéndose
alimento de nuestra Fe y consabida filiación como hijos de Dios su Padre
Celestial. El Pan vivo bajado del cielo en la cosmovisión Joanica (Evangelio de
Juan) es el resumen de la manifestación de Dios Hijo entre nosotros y la forma
como se queda como es en sí su
simbología que ataca y neutraliza las enfermedades espirituales por falta de su
alimento. Es un recurso de vida gratuito de Dios y que la Iglesia administra en
cada celebración a sus hijos los bautizados. Como refuerzo de nuestra breve
reflexión puedes visitar las Escrituras y meditar a la luz del capítulo 6 del
Evangelio de Juan.
VIERNES
SANTO.
En la dimensión
antropológica este día es muy importante ya que por medio de sus celebraciones
el bautizado entiende que la relación salvífica lo compromete tanto en
Solidaridad como en Emotividad y que la
Pasión es consecuencia de la aceptación amorosa de Jesús a la Voluntad de Dios en
términos teológicos es la Intimación de
la Voluntad salvífica. Es la afirmación al extremo de su amor incondicional,
ese mismo amor que por su poder y fuerza logra derrotar la muerte y con ella
todo lo que se expresa en términos de ausencia de Gracia y Esperanza. Somos
solidarios por aquel que sufrió en su
piel, carne y huesos la saña del pecado estructural de la humanidad y personal
de cada uno de nosotros. Es por demás la oportunidad para expresar nuestra
Solidaridad con aquel que cargó los
pecados de muchos (1 Pedro capitulo 2 versículo 24 y el profeta Isaías
capítulo 53 versículo 4). Estamos poniendo de relieve la Oblación del Señor y
como esta Oblación nos compró para su Reino. Este Viernes santo estaremos
viviendo los dones que tenemos mientras
el Señor nos concede lo que le pedimos. Estos dones son fruto de su
entrega sin límite alguno y que se constituyó en causa de Salvación para
todos. En este día viviremos la manifestación de su Amor
y recibiremos su Misericordia… El Señor en la Cruz nos abrazó con tanta fuerza como ninguno
podrá aun teniendo sus brazos y manos libres de clavo alguno. Aquel amoroso Salvador
que no se bajó de la Cruz porque su Amor era más grande que cualquier pecado o
desobediencia de nuestra parte. Cada Gota
de su Preciosísima Sangre es más valiosa que todo lo que tiene valor en el
mundo. Cada Gota de su Sangre es Redención para el Universo y recordatorio de
su amor sin límite alguno. Viernes santo estaremos delante de tu Cruz y no nos moveremos hasta expresarte todo el amor
que hay en nosotros. Este Viernes Santo diremos al mundo que estas padeciendo
por nosotros y que no hay nada que rompa el vínculo de tu Amor en nosotros… Este
día glorioso en el que el Salvador del mundo “pende de un madero” exclamaremos
con San Agustín de Hipona: Oh feliz
culpa que nos mereciste tal Redentor.
SÁBADO SANTO.
El primer anuncio de la
Pascua del Señor cuando la Iglesia representada por quienes le
acompañaron durante su Pasión se dispone expectante a anunciar al Cosmos que su
Señor está vivo. Que la muerte no retiene al autor de la vida. Que la muerte no
puede abrazar a quien nos liberó de su yugo y tentáculos. Esta Noche santa y
bendita en la que los bautizados unidos en su Liturgia y de la mano de la Madre
Iglesia proclamaremos el triunfo de Cristo Resucitado, Señor de la vida y autor
de nuestra Salvación está vivo y reclama
su Imperio por sobre la antigua condición del ser humano y la Creación. La
Liturgia está en una total actitud de recogimiento y espera prudente sin
olvidar el drama de la Cruz y vivenciando su impacto en sus manifestaciones y
ritos. Tiempo de confianza total en el Dios vivo y victorioso. En aquel
que entrega su vida y la vuelve a tomar y solo
Dios cuya poder se manifiesta dando vida y vida sin medida alguna ya que solo
el amor es la medida de lo que en su corazón no la tiene. Bien diría el Hiponense: La medida del amor es amar sin medida. Estamos viviendo por su
Gracia la mayor de las experiencias en este mundo y su realidad limitada por el
pecado y la perdida flagrante de valores y virtudes. En esta santa Noche
asistimos al triunfo del amor por sobre la desigualdad y la enfermedad. Por
sobre el pecado y la privación de la Gracia. Por sobre la división y la
tristeza. Por sobre el miedo y el hambre y la sed de Justicia como de perdón y
Solidaridad. Estamos celebrando que el triunfo de Cristo es manantial de vida
ilimitada y que nada podrá separarnos de su Amor como argumenta el apóstol
Pablo en Romanos capítulo 8 versículo 39: Ni la altura ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarnos
del Amor de Dios manifestado en Cristo Señor Nuestro… Nada podrá impedir que el Amor de Dios se
convierta en la razón y esencia de nuestra existencia como vida de Fe y
realización de nuestra nueva condición,
es decir, de redimidos por su Muerte y ahora gloriosa Resurrección. Es la noche
santa que nos llena de certeza para levantar los estandartes de la Esperanza la
misma que pendió de la Cruz y que ahora es liberación plena y totalizante. Ya
no hay posibilidad alguna de estar lejos de Cristo, por el contrario se escribe
la página definitiva que nos llevará a la eternidad. La Iglesia y sus hijos los
bautizados ven con alegría como la noche es el preludio de la más poderosa
manifestación de la vida. Como el día descansa sereno y consciente de aclamar
al Dios Resucitado. Paz y Bondad respiran las estrellas testigos mudas del
sepulcro que como a ningún otro verán ascender a los cielos… Noche incomparable
para llevar a la pila del santo Bautismo a los nuevos hijos de Dios y de su
Iglesia. Noche única donde el Kairos de Dios se unirá con el presente de su
Iglesia en la esperada Liturgia de esta santa Vigilia Pascual. En otras latitudes será la más ansiada
celebración. Esta santa Noche proclamaremos la Historia de Salvación desde
la Creación cósmica hasta el triunfo del Salvador. Bendita noche que el mundo
celebra en la paz de Cristo Resucitado el gran vencedor y Señor de la vida.
SOLEMNE
DOMINGO DE RESURRECCIÓN.
Aquel anunciado por los
profetas, esperado por los Patriarcas se hace presente en el mundo portando la
Luz imperecedera de su Amor por la humanidad. Aquel que estaba presente desde
antes de la fundación del Universo. Aquel en cuya presencia el Padre Dios creó
los cielos y la tierra. Aquel anunciado por el ángel a una Virgen Niña
desposada con un buen hombre de nombre José. Aquel que lloró por su amigo
Lázaro y dio Agua Viva. Aquel que perdonó, sanó y liberó pero por sobre todo se
convirtió en la medida de lo que en su corazón no tiene medida el Amor… El fenómeno de la Resurrección hoy lo
vivimos a partir de la Fe que su Gracia y Amor deposita en nuestros corazones.
Dios Padre nos ama con un Amor tan
grande que parece una Madre, exclamación de uno de los personajes más
sobresalientes del Siglo XX estamos hablando de Juan XXIII esta realidad es la
que nos concede el poder existir y trascender. Somos la marca y Huella como
Vestigia del Amor de Dios ya que solo Dios cuando ama Crea. Santísimo Día en el
que la Creación expectante y la Iglesia se alegran y celebran que Cristo
entregó para luego tomar su vida como ofrenda de Amor necesaria que opera
nuestra Salvación. Día preclaro en el que la humanidad huele a eternidad. Día mayor entre todos los demás días en el que
desde los Patriarcas y profetas hasta el último de los nacidos de Mujer
celebran el triunfo de Cristo Redentor. Día sin igual en el que la vida
desprendida de la tumba anuncia que la muerte ya no estará en el panorama
trascendido del ser humano y la Esperanza deja a un lado la mortaja para reinar
entre nosotros. Hoy en esta mañana no
hay otra mayor cosa o proeza que celebrar la victoria de Cristo el Salvador. Nada queda
entre nosotros y Dios que no sea superado por su Amor y su Misericordia. Digamos todos unidos
viva el Señor triunfante y glorioso listo para ir al Padre y dejar entre
nosotros su corazón. Apenas iniciamos el camino de vivenciar el triunfo de
Cristo y su Resurrección. Estamos empeñados en difundir que Cristo está vivo y
reinando en nosotros los bautizados.
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