PRIMERA
PALABRA DEL SEÑOR EN LA CRUZ…“Y CUANDO LLEGARON AL LUGAR LLAMADO LA CALAVERA LO
CRUCIFICARON ALLÍ A ÉL Y A LOS MALHECHORES, UNO A LA DERECHA Y OTRO A LA
IZQUIERDA. JESÚS DECÍA: PADRE PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN. Y SE
REPARTIERON SUS ROPAS, ECHÁNDOLAS A SUERTE”
(Lucas capítulo 23 versículo 33-34).
Estamos viviendo
tiempos de abundante manejo de información como de tecnologías y conocimiento.
Todo lo sometemos al escudriño de la ciencia puesto que el modelo presente así
lo exige. Estamos de cara a la realidad que diagnostica absolutamente todo y
nunca antes se fundamentó tanto en las leyes estadísticas para determinar el
impacto de algo en la vida del ser humano. El relativismo moral se tomó la vida
de la Sociedad al punto de dictaminar que una acción negativa se valida según
la finalidad que puede alcanzar (pensemos en las guerras que la humanidad ha
vivido y particularmente estamos viviendo en el hoy de nuestra historia
personal). Ya no es la Justicia la que impera ante la Ley y los estamentos
responsables de su aplicación y cumplimiento sino los “papeles de colores” como coloquialmente se llama a la seudo-justicia marginal en la calle. La
materia probatoria es reemplazada por la “materia adquisitiva”. Jesús aboga por
la conciencia de la humanidad frente a la injusticia cometida contra Él y ve
como los “poderes de este mundo” poseen otras categorías morales y conciencia
igualmente determinada que son literalmente “sordos” ante el que clama Justicia
por eso y solo por nuestro bien Jesús exclama: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. El perdón es vivido
al extremo de reclamarlo aunque la conciencia de la humanidad se individualice
en la persona y aun así el corazón no esté dispuesto a dejar ir cualquier tipo
de “rencor o frustración” la Primera Palabra en la Cruz es signo de ansiada
liberación y sobre todo de una urgente toma
de conciencia sobre nuestro papel al servicio de la in-justicia que se
politizó y entró en categorías “relativas”. Hoy la Esperanza del Creyente esta
puesta a los pies del Crucificado. Hemos clavado junto con Jesús la
determinación de luchar por un “Orden Justo” que evidencie la Justicia en la
vida y obra del ciudadano de a “pie” o común. Pero también de quienes gozando
de todos los recursos y privilegios deben convertirse en los primeros ejemplos
de Justicia e Igualdad esencial. El “no saber” lo que se hace bien puede ser
una alusión a la perdida sistematizada de conciencia sobre el bien que lleva a
miles de bautizados a vivir como si no existiera eternidad. Como si el presente
no fuera mudable y como si el mañana no entrara en nuestras vidas con la misma
intensidad que lo hace nuestro presente.
El perdón que vivió Jesús es el saneamiento de sus relaciones con las
personas de su época. Es el perdón de Jesús así pedido al Padre un acto de
suprema humildad y confianza en su Misericordia. Jesús vio sobre todo en cada uno de nosotros la posibilidad de amar y
ser felices. Jesús no permitió que el pecado nuestro fuera un obstáculo para su
Gracia. Jesús nos amó y ama al extremo y donde hay tanto amor simplemente no
hay pecado alguno… Porque nos amaste nos perdonaste Señor Dios Nuestro… Si
aquellos hombres que echaron a suertes su ropa lo hubieran amado, no solo se
hubieran perdonado así mismos sino
que buscando el del Señor, una sola Gota de su Santísima Sangre bastaría
para cubrirlos de Perdón y Gracia… Busquemos siempre el Perdón y caminemos para
edificar sólidamente en Cristo Maestro y Señor de nuestras vidas. Perdón rogado, perdón buscado, perdón
ganado, y Perdón amado... QUIEN AMA NO NECESITA PERDONAR PORQUE EL PERDÓN SE
VIVE COMO SE VIVE EL AMOR.
SEGUNDA
PALABRA… “JESÚS ACUÉRDATE DE MI CUANDO VAYAS A TU REINO”… (Lucas capítulo 23
versículo 39 al 43).
Sería imposible que el
Señor se olvidara de alguno de nosotros, si precisamente decidió quedarse por
nosotros y por nosotros pender de una Cruz. Está todo listo en su Reino solo
faltan quienes todavía por el mundo se mueven. Es un Reino de Paz y Justicia
donde la realidad en su expresión de perfección será vivida por cada uno de los
bautizados. Señor acuérdate de tu
promesa, Señor acuérdate de tu Amor. Señor acuérdate de tu sacrificio
bondadoso. Señor acuérdate de tu Infinita Misericordia. Señor Danos la Voluntad de ganarnos tu
generosa invitación. El Señor tiene tan buena memoria como Amor por nosotros.
Jesús nos llamó a su Reino y preparó habitaciones para ti y para mí y para los
que amamos. Su Reino es Justo no habrá dictadores y maquinarias corruptas que
se aprovechen de las personas y sus necesidades. No habrá espacio para la
enfermedad o la muerte y ya nadie padecerá por perdida alguna, el luto
desapareció delante de su Majestad. Su Reino será maravilloso y rico en todo don y carisma. Patriarcas, reyes,
profetas, doctores PP. De la Iglesia, bautizados, todos estaremos tanto en su
mente como en su Corazón. Reino preparado desde antes de la fundación del
mundo. Reino donde siempre ha reinado el Señor. Clamamos a Ti Señor y te buscaremos siempre mientras dure nuestra
presentación en este mundo. Nada nos separará del Amor de Cristo. Nada nos hará
soltar la mano de la Iglesia con ella como Madre devota marcharemos en pos de
tu presencia. El transito existencial
entre nuestro mundo y el suyo solo será fundamentado en la convicción de
nuestra Fe y en la responsabilidad con la que asumimos cada día nuestro propósito de eternidad.
Es un Reino donde los intereses mundanos y sus influencias no tienen efecto
alguno. Donde nadie abogará por ti sino tu vida traducida en Fe y en obras. Recordemos
las palabras del apóstol Santiago: De
que sirve a alguien decir que tiene Fe sino obra bien (Santiago capítulo 2
versículo 14). La Fe se hace explicita por medio de las obras que reclaman nuestra
ciudadanía. Es una ciudadanía donde no interviene consulado distinto a su Amor
y Gracia. Es una ciudadanía abierta y siempre gratis y para ganarla no hay que
pagar dinero alguno sino abrir literalmente nuestro corazón para ser marcados o
sellados por su Preciosísima Sangre. Es una ciudadanía llena de valor y ternura
donde seremos uno con su amantísimo corazón. Es una ciudadanía gravada en la
Memoria de su Hijo y animada por el Espíritu Santo. Somos en síntesis ciudadanos
del cielo (Filipenses capítulo 3 versículo
12-21). Su Reino vive otros valores y contenidos que casi siempre chocan con
las tendencias y aspiraciones de un mundo dominado por los sentidos y el excesivo
materialismo. Es un Reino que hace de la
Caridad la norma del trato y relaciones entre sus ciudadanos y que en la
realidad presente nosotros estamos llamados a introducir en la Cultura
de la vida y rechazar la violencia sin sentido de los
reinos de la tierra que envilecen al ser humano Imagen del Dios Vivo
.
TERCERA
PALABRA… “MUJER AHÍ TIENES A TU HIJO; AHÍ TIENES A TU MADRE” (Juan capítulo 19
versículo 26-27).
Mujer madre, amiga,
hija, esposa, mujer por sobre toda condición y estado de vida o parentesco
Creyente. Aquella mañana María como Madre no encuentra consuelo más que en su
Fe en la misma expresión de su espiritualidad que la llena de temor. Mira a tu
Hijo sufriendo por causa de quienes sin saberlo le agreden y degradan en su
humanidad santa. Mujer como nuestras
madres, hermanas, esposas, amigas e
hijas, mujer que sufre ante el desenlace que arrebata la vida que durante nueve
meses llevó con amor en su vientre. Mujer de la qué exclamó el Hiponense: Fuiste madre en tu corazón antes que en tu
cuerpo. Hoy muchas mujeres ven el fruto de sus entrañas perderse o por
enfermedad o por accidente o porque voluntariamente tomaron la decisión. Hoy la
vida es francamente menos valorada que la existencia de una “mascota” y muy por
debajo del precio de un vehículo suntuoso. Hoy en los hogares el grito de la
vida está siendo acallado por las estructuras de pecado que relajan las normas
básicas de amor al prójimo y a nosotros mismos. Mujer mira a tu Hijo en la
calle yendo a trabajar o hacer deporte. Mujer mira a tu Hijo entregado a la
vida con productividad y pasión. Pero cuantas otras sufren al verlo enfermo o
sin trabajo. Mujer estas en una Sociedad que no considera preciosa la vida sino
el poder del dinero y los lujos que este brinda. Mujer cuantas veces sufres viendo salir a tu
Hijo y sintiendo agobio en tu corazón por la situación de inseguridad e
imprudencias en la calle o vía publica. Hijo mira a tu Madre dedicada a ti
desde antes de tu nacimiento. Hijo sabes acaso cuantas lagrimas derramó y
derrama en secreto por ti. Hijo no pierdas de vista a tus progenitores. Hijo no
olvides a quienes te dieron el Ser. Recuerda que: Eres hijo de Dios con raíces terrenales. Mujer tu Hijo resucitará y
reinará por siempre. Mujer tranquiliza tu corazón que ese Santísimo que delante
de ti entregó su vida, la tomará de nuevo y muchos más hijos reinaran a su lado. La familia que relaciona
directamente los afectos y sentimientos de los padres para con los hijos y
estos en la misma perspectiva para con sus padres. La maternidad de la Iglesia
es de carácter espiritual y toca a cada uno de los bautizados ya que es precisamente
en el Sacramento del Bautismo donde ella inicia su relación con nosotros. Es la
maternidad eclesial signo de Unidad e Identidad entre cristianos. Es la relación
de fundamentos salvíficos que nos convierte en propiedad de Cristo y suya
también. La cosmovisión de nuestra Iglesia nos enseña que la comunidad de los
bautizados sin importar condición alguna constituyen el Nuevo Pueblo de Dios sin desmedro del Pueblo escogido (Israel).
CUARTA
PALABRA… DIOS MIO-DIOS MIO- ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO ( Mateo capítulo 27
versículo 46).
Eres mi Dios y Soy tu Hijo exclama Jesús pendiendo de la
Cruz. La experiencia de Amor tan profunda se afirma con Sangre en la Cruz. La
soledad es fruto de vivir de cara a la Misión de entrega total por la humanidad
y la Creación de su Padre Dios. No estas llamando a nadie no estas dudando de
nadie y mucho menos de Dios tu Padre. Dios
mío Dios mío eres lo único seguro en mi vida. Tu Jesús mío aprendiste a
poner tus esperanzas solo en Dios. Te abajaste como uno de nosotros y nuestra
humanidad caída para elevarla a la altura que está por sobre cualquier
estrella. Tu Mi Dios eres la luz que da sentido a mis ojos. Eres la fuerza que
me permite caminar sin importar el peso que pueda cargar en mis hombros.
Gracias por no desfallecer y confiar solo en tu Padre nuestro Dios. Amado Señor
perdona las muchísimas veces que hemos puesto nuestras seguridades en el mundo
y en la “miel” de sus placeres y sentidos. Dios mío nunca nos has abandonado parece
decir el Salvador en aquel trance de su Pasión. No puede existir abandono para
quien ha abandonado en manos de Dios la integridad de su ser… No hay abandono
para quien confiadamente manifiesta su plena y absoluta Coherencia en la
práctica de su Fe mediante la sublimación de sus obras. Dios nunca nos
abandonará siempre es consecuente con sus palabras e invitación. Dios Nuestro
Señor sabe perfectamente la inmadurez de nuestra vida espiritual por esa razón
su Gracia mora en nosotros y nos ha convertido en “templos vivos de su Amor”. Dios
con nosotros siempre en todo momento y bajo cualquier circunstancia que nos
lleve por el mundo como caminar y dar frutos abundantes. El abandono debe ser
nuestra bandera de vida. Nosotros abandonamos
el pecado y repudiamos sus estructuras injustas y contaminadas como
destructivas… Para entrar en su Reino la Justicia deberá ser nuestra
bandera. Nadie que no esté listo verá su
Gloria, es pues, una primicia no de abandono sino de la absoluta consumación de
su Amor en nosotros. Es siempre una visión positiva de la realidad humana que
busca incesantemente la consumación total de la Misericordia y la Justicia de
Dios en nuestras vidas y en nuestras sociedades como culturas. Sobresale el Amor que rechaza toda forma de
exclusión. Dios nunca nos abandonará no podrá negarse a Sí mismo pues la
Promesa de su Adorado Hijo es clara y contundente: En la casa de mi Padre hay
muchas mansiones (Juan capítulo 14 versículo 2). Jesús en la Cruz ratifica que
el Padre Dios está a su lado y pide esa misma suerte para nosotros sus discípulos
y amigos. Es el mismo paralelo que se establece particularmente en la relación con
los discípulos signo y símbolo de la naciente Iglesia primitiva.
QUINTA
PALABRA… “TENGO SED” (Juan capítulo 19 versículo 28).
La menos extensa si se
quiere tener una perspectiva eminentemente gramatical pero de una profundidad
tal que se convierte en una búsqueda insaciable para el bautizado. Tenemos sed
Dios nuestro. Tenemos sed de existir en tu Reino. Tenemos sed de ver la
Justicia y la Paz habitando en nuestros corazones, hogares y calles. Tenemos
sed de Amor trascendente. Tenemos sed de respeto y solidaridad. Tenemos sed de Coherencia en la vivencia de nuestra
Fe. Tenemos sed por ver a nuestro prójimo saludable, bien alimentado y con
Esperanza en su corazón y manos. Tenemos sed de caminar sin temor de quien esté
a nuestro lado. Tenemos sed de respirar un aire sin contaminación y olores
nauseabundos. Tengamos mucha sed de auténtica Paz y Justicia. Tengamos sed de
vivir como hermanos y no mirar a los demás en sus defectos y diferencias sino en nuestras
más sinceras coincidencias. La sed que brota de su alma no es otra que la
impresión de buscar siempre que nosotros tengamos esa misma sed por hacer la
Voluntad de su Padre Dios. La sed de Jesús en la Cruz hoy se ve inmenso ante
tanta sangre y vidas desperdiciadas en la guerra. Ante tanto “sin sentido” de
la gran cantidad de conflictos que inundan los corazones de los bautizados.
Ante tanta pérdida de Identidad de nuestros pueblos que buscan saciar la sed de
sus vidas mediante el consumo desmedido de artículos, enseres e inmuebles. La
corrupción quita el precioso líquido de la boca de millones de desprotegidos
cuya vida vulnerable tienen siempre sed
de Justicia… Más que agua nuestro Redentor busca vidas y corazones
intachables o al menos con el auténtico deseo de convertirse a su Palabra y
ejemplo. Hoy más que nunca la situación
de los desplazados por la guerra y la pobreza sacude al mundo y especialmente
se ensaña contra los niños y los ancianos en su más absoluta indefensión. Miles de mujeres tienen sed de ser tratadas
como damas y dejar en el pasado las acciones de violencia que muchos “hombres”
cometieron contra ellas y sus valores como dignidad. Hoy más que nunca la
naturaleza tiene sed de ser tratada como un “ser vivo” y no como una “despensa
o colmado” al servicio de los caprichos y necesidades de los pueblos. Hoy más
que antes la vida está peligrosamente amenazada por la contaminación. Hoy más antes la depredación argumenta que existen recursos renovables cuando sabemos que
nada existe sin Peso, Número, Peso y
Medida, como dice la Palabra Inspirada. El mismo Dios que multiplicó y
alimentó tanta gente una vez terminaron los discípulos y sus colaboradores la
faena mandó explícitamente que todo fuera depositado en cestos porque para Dios
“todo es valioso” (Juan capítulo 6
versículo 12).
SEXTA
PALABRA… “TODO ESTÁ CUMPLIDO” (Juan capítulo 20 versículo 30).
No hay nada que no
llegue a su fin y esa máxima va también para el Sacrificio y el Sufrimiento del
Salvador. Todo está consumado pero quedó la certeza del deber cumplido y la
Voluntad poderosa de llevarlo a cabo. Todo está consumado porque no hay nada
que esté fuera de su entrega y amor por cada uno de nosotros. Solo en Dios
nuestras obras y vida llegan a su perfección. Solo en Dios reclamamos la
eternidad a la que su Gracia nos llamó cada uno por su nombre. Es pues deber
del Creyente llevar a cabo su propósito de vida y hacer de esta experiencia una
bella Historia de Salvación. Estamos
ofreciendo a Dios nuestras obras como fruto de sus incesantes bendiciones. Todo
está cumplido expresión salvífica que perfectamente brota de la Cruz que por
amor el Redentor la retuvo. La Cruz no sujetó a Cristo fue Nuestro Señor quien
la abrazó hasta consumar su obra perfecta. Solo quien realiza en su vida el
Plan de Dios y luego de trasegar por la vida apostándole al Evangelio como fuente de inspiración y enseñanzas podrá
exclamar como el Redentor “Todo está cumplido” sin que la temporalidad de su
existencia finita sea impedimento alguno para recibir de manos del Señor el
premio infinito de su Amor. Muchos seres humanos consideran una contradicción
recibir premio tan grande por poco esfuerzo como dura nuestra vida en la
presentación de este mundo. La lógica no aplica al concluir nuestras faenas
recordemos que solo Dios da según su corazón y el nuestro y no bajo los
convencionalismos de este mundo. La única Plusvalía
para Dios es el amor. Recordemos que la Bondad de Dios sobrepasa cualquier
consideración de Justicia humana (Mateo capítulo 20 versículo 1-16). Solo Dios sabe cuándo nuestra obra ha
concluido y Él es libre de llamarnos según su Voluntad. Esta cumplido en el
Plan de Dios sobre nuestra Salvación. El precio es supremamente alto. El precio
es la Sangre de su Adorado Hijo. Es un valor que solo podrá ser contenido en el
corazón de Dios su Padre y Padre de todos los vivientes. El Padre de todos los
vivientes es la concepción más avanzada en el Pueblo hebreo sobre el inmenso
Amor de Dios por su Creación y nosotros en ella. Todo está finiquitado. No existe posibilidad
alguna de estar fuera de su obra amorosa. No hay posibilidad alguna de rechazar
tanto Amor y Gracia por la humanidad. Estamos
delante de Ti Padre y Señor de todos los
vivientes, lo estamos porque te Amamos y Adoramoste Señor de la vida
Subsistente por Antonomasia. Se ha cumplido el tiempo de la Redención el Cosmos
y cada uno de los habitantes de su Creación serán bendecidos y literalmente Asperjados por la Santísima Sangre de su
Hijo Nuestro Redentor. Ya no corren las vírgenes atentas a llenar sus ánforas
de aceite sino que es nuestra Madre la Santa Iglesia que corre presta a
llenarlas junto con su corazón de su preciosísima Sangre. Todo está cumplido y no queda duda al respecto. Todo está cumplido
y no hay posibilidad alguna de vivir por fuera o al margen de esta realidad escatológica
y por ende salvífica de la persona humana. El apóstol Pablo se preocupó por
expresar el cómo de esta acción, más nosotros hoy creemos que la consumación será personal inicialmente
cuando cada uno sea arrebatado de este mundo por la muerte que hace también la Voluntad de Dios Todopoderoso.
SÉPTIMA PALABRA… “PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU” (Lucas capítulo 23
versículo 46). Su vida termina como empieza en manos
del Padre Dios. La generosidad que llegó a este mundo retorna al Padre sin
guardarse nada para sí puesto que todo lo entregó en la Cruz. Testimonio de
amor y entrega. Testimonio de servicio y solidaridad. Testimonio de su eterno
retorno al Padre Dios como diría el fundador de la Escuela Alejandrina el gran
Orígenes. Un retorno que sabe a Gloria y antes a dolor profundo de ver todavía
corazones cerrados y de piedra que se resisten a su Bondad y Misericordia.
Retorna al Padre después de venir a hacer su Santísima Voluntad. Retorna al
Padre Dios para llevarnos consigo a la eternidad su
hogar… El Padre Dios recibe en sus brazos al Hijo amoroso con la mayor y
absoluta prueba posible de su amor, la Cruz. No es solo la Voluntad del Jesús
de carne y hueso es también y sobre toda consideración el encuentro del Cristo
de la Fe con el amor verdadero que solo Dios posee y comparte con los
bautizados. Padre he cumplido tu Voluntad y sabes he amado cumplirla por Ti y
por quienes redimí pareciera que expresa Cristo en la eternidad. Encomendarse a
Dios es una de las primeras acciones o gesto de amor cristiano que el bautizado
aprende en casa. Encomendarnos a Dios para iniciar nuestras faenas es tener
conciencia sobre la única forma posible de hacerlo bien hecho, es decir, cuando
Dios nos ilumina y hace aflorar nuestras destrezas y habilidades. Vivimos un
presente muy agresivo donde el Creyente sale de casa y siempre lo asalta la
incertidumbre sobre su propio bienestar y el de los suyos. Todo en manos de Dios y Dios en nuestras manos. Es una
manifestación de su amorosa Providencia que cuida de cada uno de nosotros. Ya
no importa dónde te encuentres o donde
transites es Dios quien en sus brazos te lleva seguro… No temas Cristo derrotó
al mundo y nosotros somos vencedores en
Cristo. En manos de Dios y su Justicia encomendamos todo lo que somos,
pensamos, amamos y obramos como creemos. Hoy el Señor de la vida toma nuestra
existencia y la bendice con la Gracia de su Presencia. Padre en tus manos
encomiendo mi vida. Tuya es y me la has confiado y esperas frutos de abundancia
y un corazón que reconozca la finalidad de su amor. Padre guarda nuestras vidas
y no permitas que nada nos separe de Ti. Somos débiles y nuestra fortaleza está
en tus manos. Dios y Señor Nuestro bendice a tu Iglesia y cada una de las vidas
gastadas en el anuncio de tu Palabra. Nada
nos turbará solo tu amor bastará (Teresa de Ávila).
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