sábado, 31 de diciembre de 2016

SANTO NOMBRE DE JESÚS.

SANTO  NOMBRE  DE  JESÚS… YAHVEH  SALVA. (Lc 2:15-21).




La escena que recrea Lucas sobre el Nacimiento del Salvador tiene de fondo la presencia Sobrenatural de los ángeles que en sí mismo no plantea Identidad distinta a la revelada por el Padre Dios.  Una vez se retiran los emisarios celestiales los pastores entran en la compleja reflexión sobre lo presenciado o intuido… La Manifestación supera con creses la curiosidad natural que Lucas pone en cada uno de los personajes que aquí intervienen. Es para nosotros una bella alusión a la madures en la Fe que no debe por nada o circunstancia particular quedarse en los enunciados iniciales.  Belén es el epicentro de este portento que involucra la cotidianidad humana representada en los pastores con la Gracia que es revelada en los emisarios y concretada en el Niño y su familia. Es  Belén como  Nazaret  el hogar natural de su futuro Ministerio público.


La espiritualidad se manifiesta en la sencillez que capta perfectamente este Evangelio Lucano. La profundidad de nuestra Fe nos puede conducir a actualizar cada año esta experiencia vivida por aquellos hombres y mujeres que en actitud de oración velaron en la noche por acompañar la manifestación de Dios Humanado… Miremos que nos dice (Is 1,3) Conoce el buey a su dueño, y el asno al pesebre de su amo, Israel no conoce, mi pueblo no discierne. La Voluntad de conocer al Salvador en la imagen de un Niño indefenso y en el seno de su familia es producto de la primera impresión que el visitante de aquella casa recibe pero que posteriormente el discernimiento debe dar paso a cualquier otra iniciativa de lo contrario la escena se convierte en un momento de muchos más sin trascendencia alguna… El (versículo 20) nos resume la intencionalidad Lucana de Adorar a Dios y recrear su Adoración en los testigos movidos por la revelación angelical. En la perspectiva de esta manifestación que construye la figura de un personaje digno de tal reconocimiento… Luego da paso al Punto Focal de esta escena evangélica, estamos hablando de la identidad Nominal del Salvador: Se le dio el nombre de Jesús, el que le  dio el ángel antes de ser concebido en el seno. (Versículo 21) Es por demás un nombre común en su época pero de una profunda naturaleza y distinción Jesús significa Yahveh Salva… Este nombre se solemniza con los signos que lo preceden al punto de marcar el derrotero de todo el contenido del Evangelio Lucano. Las visitas como tal ponen de  Contexto la futura vocación Universal del Salvador, no hay diferencia alguna en cuanto a las personas y su Dignidad terrena, lo que es verdaderamente importante será la  cosmovisión Lucana que no deja nada al azar y mucho menos expuesto a otras interpretaciones. El mensaje del nacimiento del Mesías es vinculante con la Realidad espiritual que desea enseñarnos Lucas. La trascendencia que anuncia  la llegada de una época distinta llena de Esperanza para la humanidad expectante y necesitada de su Gracia y Amor.  Es el Mesías donde lo terreno y lo trascendente coinciden.  Es decir la relación se hace esencialmente Salvífica con la inclusión del Verbo en la historia de la humanidad.  

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