miércoles, 21 de diciembre de 2016

NATIVIDAD DE NEUSTRO SEÑOR JESUCRISTO...

NATIVIDAD  DE  NUESTRO  SEÑOR  JESUCRISTO… (Jn 1: 1-14).




La Madre Iglesia celebra con sus hijos los bautizados este santo día en el que se confirmó la manifestación portentosa de la entrada del Hijo de Dios en la historia de la humanidad. Benditas horas que nos regalan con creses esta gran felicidad que solo puede expresar el Creyente que así lo espera concretar en su vida y cotidianidad. La Palabra que existía antes de la Creación  se Encarna en cada sueño y deseo sincero de encontrar a Dios presente en nuestras vidas. No hay espacio para el pecado o la muerte nos ha nacido un Salvador y trae en su corazón la más clara y diáfana presencia del Amor de Dios hecho humanidad… El Dios Creador del Universo no objeta el hacerse débil y frágil como un Niño, siendo Niño para que nosotros lo fuéramos por vez primera en la presencia de su Padre Dios. La Palabra ha venido al mundo, para que el mundo pueda ir a Dios. Esta maravillosa Misión del Verbo de Dios siempre se renovó constantemente porque aquel por quien todo fue hecho permaneció en un eterno Retorno al Padre (Yahveh) comunicando cuanto el  Amor-Esencia de Dios deseaba transmitir a su obra engalanada por su presencia… Con razón los santos PP. De la Iglesia reconocen en este día y en el día de la Resurrección las horas más gloriosas que vivió y presenció la creación. Estamos listos para aguardar con Fe y Amor este maravilloso momento del Dios Humanado que se abajó hasta hacerse uno con nosotros, esta prueba del Amor de Dios es signo inequívoco de nuestra futura condición…

La Misión del Verbo Eterno la resumimos en la necesidad de comunicar un Mensaje de Salvación personificando cada palabra y letra contenida en su Revelación. Este caminar por la Verdad Revelada se había preparado desde mucho antes (Hb 1:1-2; Ap 19,13; 1 Jn 1.1-2) solo citando algunas referencias Escrituristicas. La Palabra es Luz y vida está en si misma consolidada en el Bien absoluto y la Verdad de Dios (1,5). En cuanto al mundo para nuestra reflexión es en unos casos la Creación, en otros la Humanidad y también lo hostil que la naturaleza humana puede ser o tornarse ante el mensaje revelado (10)…   Para nuestra guía es bueno saber que para el Pueblo judío el mundo era un escenario sometido al mal y  su poder, por esta razón el “mundo venidero” caló en Juan y en los demás escritores inspirados del (N.T) como también es una referencia peyorativa al accionar contrario de la humanidad y su inclinación natural al pecado. Esto último es roto definitivamente por Dios al enviar a su Hijo (Encarnación). En esta línea de pensamiento y para romper cualquier relación esencial del Verbo con este escenario Juan se apresura a hablar sobre la generación eterna de la Palabra y desde luego del nacimiento  virginal de  Jesús (13) que más tarde llamará Encarnación (1 Jn 4,2; 2 Jn 7) solo acudiendo a este evangelista.

 Merece igual consideración en nuestra reflexión los términos que a continuación emplea Juan para determinar su importancia frente al Misterio de la Encarnación y la Pre-existencia del Verbo de Dios (14) Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros… El latín le dará su golpe gramatical exacto y proporcionado: ET VERBUM CARO FACTUM EST ET HABITAVIT IN NOBIS. Sin duda aquí se produce una aclaración de suprema importancia ya que la presencia del Verbo de Dios se da también en medio de la realidad de este mundo y su influencia de pecado. La presencia tangible, palpable del Hijo de Dios es sobre todo “presencia Personal” en todos los escenarios donde la humanidad se desenvuelve…  Desde luego no es una presencia al modo judío (Ley Mosaica) ni tampoco la Zarza ardiendo o la nube que guiaba al Pueblo en el desierto, es ya la mismísima PRESENCIA HISTÓRICA, PALPABLE DE DIOS ENTRE NOSOTROS.  El fruto sustentable de su presencia es la Gracia y con ella la existencia de la humanidad se transforma por completo, es posible incluso hablar de un cambio Ontológico capaz de sembrar en cada bautizado la Semilla de la esperanza en un nuevo comenzar libres del pecado y por ende de la muerte que no es natural en nosotros ni en la Creación. Somos testigos de este acontecimiento y estamos llamados a renovarlo cada año con el crecimiento espiritual de los hijos de Dios. La Palabra es la transformadora por antonomasia y solo ella puede convertir nuestras existencias en lenguaje salvífico que antes del advenimiento del Salvador solo escuchaban los ángeles delante del Todopoderoso, es pues la oportunidad de encarnarle en cada uno de nosotros con la actualidad viva de su Amor humanado… Un Salvador es anunciado, la Palabra de Dios recrea la historia humana y la adorna con la Esperanza de ser salvos… Esta Palabra que los profetas y los patriarcas anunciaron de forma velada se convierte en faro que ilumina atemporalmente todas las épocas y eones de la Creación. Pensamos en este punto de la reflexión en la Recapitulación que los PP. De la Iglesia acuñaron y particularmente Ireneo. La Palabra que es el Verbo eterno es sobre toda consideración  Causa Formal y Eficiente de nuestra Salvación y antes de la misma Creación.  



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