ESTE DOMINGO… LA PREGUNTA
DEL BAUTISTA (Mt 11:2-11).
Mateo continúa con la orientación
anterior sobre la figura y papel del Bautista en el anuncio del Mesías, es
sabido por nosotros que la figura del
Bautista no tiene parangón o punto de comparación por su momento histórico.
Este personaje se ubica convenientemente en un punto de inflexión de las
tradiciones más conservadoras y las que por distintos motivos se centran en la
imagen de un Mesías distinto al profetizado o mejor aún, esperado por la realidad socio-cultural del Pueblo de Israel.
Esta realidad a la que hacemos
referencia es la misma donde se desenvuelven los distintos interrogantes que se
percibían de la figura de Jesús. La pregunta del Bautista sobre si Jesús es
el Mesías o debían esperar otro (3) es el reflejo de la expectación que genera
el Salvador y también de su modelo o
manifestación mesiánica que sin duda no es la esperada por un Pueblo que
sufre ya 200 años de ocupación extranjera. Es pues el Mesías también la ilusión
de Libertad e Independencia de una Nación pero cuando Jesús decide manifestarse
según la praxis de los sufrientes como que agota el modelo esperado y por ende
la pregunta del Bautista no se hace esperar. Recordemos que el Bautista tiene
una responsabilidad y esa responsabilidad le está indicando el cómo proceder y
preservar su propia Fe.
Los Signos del Reino son la manera de conectar a Jesús con lo
sobrenatural y por lo tanto de reforzar el carácter de su imagen frente a los
seguidores de uno y de otro. El Bautista reconoce en los Signos claras Señales del Mesianismo tal y como lo desea
comunicar el Salvador… Las obras de Jesús (Cof. Is 26,19) son el inicio de
una nueva Era para el Pueblo, marcan el advenimiento de la Salvación y su
Economía. Es desde luego la posibilidad de Espiritualizar tanto la historia
como lo ocurrido en ella. El Bautista anuncia la llegada de un Reino distinto a
como él mismo lo vivió desde su espiritualidad y confía en que Jesús sea una realidad. La frase que cierra
este relato no es peyorativa frente a Juan el Bautista y mucho menos está
cuestionando la Economía anunciada por el Precursor y la suya como la definitiva y plena. Jesús
está dejando en claro que la Economía de Salvación requiere de mayor compromiso
y trascendencia cosa que en el Precursor estaba limitada por su propia figura “finita”…
La alusión al Reino pone en absoluta relevancia al Evangelio y su seguimiento
radical. Queda para nosotros la necesidad de corresponder y estar a la altura
del Mensaje comunicado por la Madre Iglesia… El momento que vivió el Bautista y
casi simultáneamente el Salvador estaba marcado por una fuerte tendencia a lo
“Nuevo” en cuanto a la expresión de la religiosidad popular, la situación
socio-política de Israel hace “aguas” frente a la ocupación y la Esperanza se
centraba en una renovación de las costumbres y el despertar necesario para el
advenimiento de la Esperanza. Las
estructuras religiosas habían agotado su poder y el Pueblo buscaba otras
posibilidades para aliviar su fracaso. En
este ambiente se manifiesta la necesidad de estar “seguros” de la Identidad el
Salvador. Aterrizando el mensaje a nuestras vidas vemos que la figura del Mesías se convierte en una discusión
sobre las características anheladas más no sobre las verdaderamente formadas
desde la praxis de nuestra Fe. Jesús solo podrá ser Mesías de quien esté
dispuesto a acogerlo y no solo de
quienes siguen maravillados o expectantes sus portentos sobrenaturales. El mayor milagro del Redentor no será
retornar a Lázaro a la vida sino abrir nuestros corazones y reinar en
ellos.
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