LA
RESURRECCIÓN DE LOS
MUERTOS… (Lc 20: 27-38).
Lucas introduce este relato bajo el Contexto de la Ley
Mosaica argumentando la relación imperfecta que citaban sus detractores en
referencia al protagonista de la
enseñanza, es un relato histórico como quiera que se ubica en la Ley y sus
consecuencias (Dt 25,5) ellos plantean la cuestión desde la perspectiva de la
relación Conyugal que como Signo de bendición debía proliferar en Familia
(prole) de lo contrario la muerte se constituía en maldición generacional…
Lucas tiene claro que la condición de los Creyentes bajo el Evangelio es
distinta a la mentalidad Israelita, Lucas busca la articulación de la Promesa de Eternidad hecha por el Salvador,
sobrepasando el esquema riguroso judío como tal. La transformación final de
los Seres glorificados es intuida por este evangelista pero tiene dificultad
para expresarlo de allí las palabras del propio Jesús sobre el estado de
quienes parten primero. El número de los
hermanos que se suceden según mueren es desde luego en la numerología Lucana
Signo de perfección en orden a la propuesta y enunciados (7 hermanos) cada uno
de ellos de forma aleatoria simbolizan la Ley Mosaica que es incapaz de superar
las limitantes del pecado e insatisfacción que este produce entre los
creyentes.
La Tradición se conservó aun posteriormente al (Dt) cuya
exigencia nos dice que la herencia y la posición
familiar dependían de estas acciones ya rechazadas por oponerse a la
Resurrección, Lucas encuentra en ellas una oportunidad de fijar postura
sobre la Trascendencia de la Resurrección y lo que ello implica para los
creyentes futuros y como la vida es fructífera no por convencionalismos
Socio-culturales sino por la inclusión decidida de Dios en el Modelo vivido o
por vivir… La Tradición se fundamentaba en las Practicas-rituales judías y su espíritu antes que inspirado en la
Caridad y Dignidad de la obra de Yahvé lo hacía en el espíritu de la Norma como
generadora de Justicia. Busquemos en el Amor la Norma Prima de la Norma y no
permitamos que otros argumentos nos roben la tranquilidad de amar la Eternidad y
anhelarla con total seguridad… (Nm 35,19).
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