ACTITUD VIGILANTE DEL CRISTIANO…
(Mt 24: 36-44)
Lucas recoge algunos elementos de
la Tradición y sus géneros literarios para confeccionar esta escena evangélica
que nos invita a mantener tanto un estilo de vida como una actitud renovada
constantemente por la presencia del Espiritu Santo quien hace posible el
potenciar los valores y atributos que asisten al bautizado. Lucas tiene un
cierto “escrúpulo teológico” al afirmar la identidad de Jesús, así
inicia con el versículo (36) Más de
aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo,
sino solo el Padre… Es claro para nosotros que el conocimiento de Jesús
como Gracia se remitía al conocimiento de su Misión en la tierra, pero Lucas
desea por todos los medios afirmar la Intimación del Padre (Yahvé) respecto de
su Hijo Adorado, esta afirmación es categórica y nos mueve en la perspectiva de
la obra de Redención animada por la conciencia que debe tener el bautizado sobre el origen y mandato divino de su
Salvación. En cuanto a la Tradición relaciona este principio con Noé (Gn 7: 11-23).
En cuanto a la Actitud diligente vemos que
se fundamenta en la Voluntad personal para afrontar el llamado y la destinación
a la Salvación cristiana… es pues afirmar con diligencia que la Actitud
personal es consecuencia de la Gracia en cada uno de nuestros procederes y que
solo así el bautizado sabrá comprometer su vida con la causa del Evangelio. La decisión siempre será nuestra y como tal pondrá
de manifiesto la inclinación a esta opción (Cristo). Esperar la venida de
Cristo no es simplemente afirmar la futura “Recapitulación” es sobre toda
consideración una forma de vivir como quien tiene todo pero sabe que nada le
colma de Felicidad plena, en este
aspecto de su reflexión se remite exclusivamente a Cristo como Señor de su vida
y expectativas… El “estar atentos y/o vigilantes”
es una obligación en términos positivos para el Creyente de lo contrario las preocupaciones
el mundo le arrancarán la Paz y Fe que se requieren para saber aguardar en el
Señor y confiar totalmente en su Misericordia…
Nuestra Esperanza es firme en el
Salvador por esta razón la constituimos en bastión de nuestra Fe y seguridad.
Nuestra madurez de Fe es el requisito fundamental para comprender esta espera y
lo que significa en la vida del bautizado, esperamos en el Señor y no seremos
defraudados mientras lo hacemos… estas palabras de la Cosmovisión lucana son
muy confortantes al anunciar la recompensa que tendremos implícitamente y como
consecuencia de nuestra actitud ante la venida del Salvador, el Alma se mueve
en la dirección de la Gracia que como faro nos guía en nuestro caminar
cristiano.
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