EN LA ESFERA DE LO
RELIGIOSO, LA MUJER ES EL SEXO FUERTE.
INTRODUCCIÓN.
Quiero tomar una expresión de
Ireneo, recogida por Atanasio el Sinaita en su obra, Anagogicarum: “En la
esfera de lo religioso, la Mujer es el sexo fuerte”. Esta oración nos
puede servir de contextualizador para la presente reflexión sobre el papel de
la Mujer en la vida de la Iglesia, es un papel dinámico que trasciende lo
Ministerial y que ubica a cada Niña y Mujer por sobre las determinaciones
incluso de la misma Cultura que ve con ojos prevenidos su ascenso al Ministerio Ordenado, es pues la Mujer
fundamental en la Configuración de la Iglesia como Institución y modelo de la
Familia y la organización de los Individuos en ella. La Mujer es Intuitiva y
tal actitud quedó de manifiesto en el Texto Joanico de las Bodas de Caná (Jn 2: 1 ss) María interpela como Madre, Esposa y
Amiga en la Realidad de los esposos que deseosos comporten su felicidad con los
invitados y ante la ausencia de Vino acuden a la Visión global de María que influye en el escenario Social de la
Relación Esponsal… Ella posee un Atributo Femenino como lo es la Visión general y por ende la capacidad
de analizar el Contexto y relacionar el
acontecimiento con otras verdades.
El
NO TIENEN VINO es muestra patente de la presencia consciente de María en la
vida de su Hijo y en el quehacer de sus vecinos, “el No tienen Vino” ratifica
portentosamente el poder de su Hijo Jesús como referente Salvífico y convalida
con un maravilloso Signo su Mesianismo tal y como debía pasar con los
personajes relevantes de las Escrituras (Abraham, Moisés, Elías) solo para
mencionar algunos… María como Mujer interactúa con los invitados y conoce de
primera mano lo que está sucediendo (Diaconía mariana) siempre interesada en el
bienestar de todos y la buena marcha de la recepción tan importante para la
aceptación Social de la Nueva Familia.
COSMOVISIÓN DE LA MUJER
EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS.
Determinemos a la luz del Texto Sagrado de Tradición… El Génesis nos dice:
Creó Dios al Hombre a su Imagen, a Imagen de Dios los Creó, Varón y Hembra los
Creó, (Gn 1-27). Si miramos con detenimiento podríamos apuntar a la Sexualidad Humana como factor interior del Ser Humano, escrito
intencionalmente en la Cosmovisión de una cultura Masculina por excelencia como
la judía, si miramos estas apreciaciones en la perspectiva de género es posible
ver con claridad su Hermenéutica y la tendencia de garantizar la Igualdad y
Unidad Hombre-Mujer, en una estructuración necesaria para la realización de
ambos en cualquier plano de la existencia individual y colectiva del Ser
Humano. Adelantándonos al fin último del Ser Hombre y el Ser Mujer en una
especie de Hipostasis de género (Ap. 21,5) hasta la Historia y lo vivido apunta
a la transformación definitiva, también en lo Masculino y Femenino. No es
extraño ver que la estructura de poder es asumida desde una óptica distinta
tanto en el Hombre como en la Mujer, y que a lo largo de las Sagradas
Escrituras encontramos muestra de ello, basta con mirar las vidas de grandes
Mujeres como Ana, Rut, Sara, solo por citar algunas… La Imagen de Dios puede quedar completa al
verse reflejada en los dos sexos, (Leonardo Boff). Esta Imagen es la
conformación de su propia Revelación en el Ser del Uno y de la Otra, es pues,
la Mujer quien se inclinó a lo privado del
Hogar entrando de lleno en la crianza y educación de sus hijos y expresando
modelos estéticos de su propia Belleza y
Perfección, mientras que el Hombre asumió lo externo entrando así en el Trabajo por fuera de Casa y en los
conflictos propios de su Testosterona que instintivamente expresa deseos de
dominio y poder (marcando territorio) desde luego el “Hombre Civilizado” empleó
técnicas más acordes con su conocimiento y capacidades a diferencia de otros
Seres vivos.
Desde esta posición es fácil superar la “debilidad de Eva” como portadora
del pecado en el que es involucrado el Hombre, a partir de esta concepción el
propio Cristo introducirá una definitiva manera de ver la relación desde la Fe,
Hombre-Mujer. Su Ethos es diferente e inclusivo como lo apreciamos a
continuación.
- Mujeres
que acompañaron a Cristo (Lc 8:1-3).
- Marta y
María (Lc 10:38 y ss.)
- La
Samaritana (Jn 4:27)
- Mujer Adúltera
(Jn 7:53 y 8,10)
- Le
ungen los pies (Lc 7: 36-50)
- La
suegra de Pedro (Lc 4: 38-39)
- La Niña
muerta (Mt 9: 18-19).
El discurso de Cristo es en orden a la Mujer siempre vital y equilibrado
como también portador de connotaciones igualitarias: (Lc 18: 1-8). “Había en un
pueblo un Juez que ni le temía a Dios ni a los hombres, en el mismo pueblo
había también una viuda que tenía un pleito y fue donde el Juez a pedirle
justicia, durante mucho tiempo el Juez no quiso atenderla, pero después pensó,
no le temo a Dios ni a los hombres pero como esta viuda no deja de
molestarme la atenderé para que no colme mi paciencia…” La viuda encarna para
la Iglesia la personal y colectiva disposición de acoger el Reino y proclamar
la Justicia e Igualdad no solo de género sino y sobre todo de destrabar las barreras humanas para el
advenimiento del Reino de Dios. Tales barreras son consecuencia de una
mal interpretada Justicia Liberadora que desde lo Ministerial abarca
dimensionalmente la postura activa de cada uno de nosotros, aquí en este punto
quiero contextualizar las palabras de San Bernardo:” La Magdalena fue Apóstol
para los Apóstoles al anunciarles la Resurrección de Cristo” Tales acciones son
fundamento del nuevo Ethos de Cristo hacia la Mujer, son ellas las Portadoras
de la Fe meditando la Justicia que proclamó su Maestro. Nos basta recordar como
Cristo rompe los estereotipos de la normatividad frente al trato de la Mujer en
la connotación de Samaritana y lo que esto implicaba para su acercamiento.
Analicemos brevemente su contenido: Es un tema propio de la Literatura patriarcal
acudimos a (Gn 24) su relato es Yavista, el agua que pide Jesús a la Samaritana
en el N.T. es símbolo de la vida nueva y renovada de Dios, aquella Mujer recibe
esta misma Agua como expresión de su nueva Fe, la que más tarde compartirá con
los suyos siendo ella portadora de Fe para todo un Pueblo marcando así la
temática absoluta de la Obra Redentora de Cristo, y solo así capaz de romper
las barreras de la Injusticia opresora (en el paralelo de la Justicia
liberadora), recordemos la experiencia del Pueblo en el desierto, y como la
Promesa de la Tierra Prometida se convierte en una “Catequesis de aproximación
a Dios”. Espiritualmente la Samaritana retoma en el discurso de Jesús la ruta
de su nuevo orden y Mensaje, el agua se transforma en Gracia, ya no hay guía,
porque Cristo se hace uno con todos. San Agustín inspirado en el misterio de
Samaria, del agua viva y el Espíritu exclamó: “Soy Obispo de la Iglesia de
Cristo, entre ustedes, pero con ustedes soy Cristiano”. (Ex 2,15s; Sal 46,5; Dt
12; 5) solo para citar algunos Paralelismos. Para continuar diremos que tal
escena en su composición se dio en hora sexta o Medio Día, momento que
confronta la acción del día y la transición hacia la noche, figura de cambio y
temor a la vez. La Samaritana vive estos estadios de madurez espiritual y esta
lista para transmitir lo vivido con Jesús, intuición espiritual (Vers
21), (Jn 4:1-42). Ella superó su antigua
condición (Vers 15-18) “se aparta de sus raíces paganas” o temáticamente del
origen mismo de su Pueblo, una profunda dificultad para el encuentro en la
Cosmovisión Judía sublimada por Jesús, (2R 17: 24-41).
San Lucas en su Evangelio, yuxtapone la vida de la Virgen Madre al contexto del
A.T. Recordemos que en la época de Jesús, la Esperanza concreta de toda
Adolescente Judía era ser Madre del Mesías (Lc 1-34) El saludo del Ángel tiene
sus raíces en la profecía de Isaías (12,6) ella clarifica para el Pueblo del
N.T. los parámetros de su cumplimiento y se une a la tradición sublimada por
Cristo. La espera llega a término en María, que en este nuevo Ethos espiritual
o religioso es vista por (Lc) como Mujer
de una poderosa experiencia de Fe y Espiritualidad, para nosotros y restándole
ambigüedad al asunto de su Virginidad, debemos considerar que este Misterio de
Fe, supera cualquier cálculo de índole Biológico o Fisiológico y apunta en
Lucas a manifestar un nuevo orden de Fe, la Pureza del Corazón que acepta
a Dios. María es portadora de Fe y
claramente consuma en su ser una definitiva condición Escatológica, para
aterrizar nuestra afirmación basta con establecer un paralelo de género y no de
naturaleza: El Espíritu Santo asume la totalidad de la Mujer, no solo en
Potencia, también en acción y permanencia, (bien aclararían los Griegos y sobre
todo Aristóteles al suponer que la Esencia permanece aún en el desplazamiento
de las cosas u objetos) con todas sus propiedades, esto nos indica que sin
importar el estado de vida que abracen pueden vivir a plenitud su Ser Femenino,
se nos antoja referirlo al Sacerdocio de la Mujer entre nosotros. Solo por lo
anterior Lucas es clave a la hora de cerrar el relato y suponer explícitamente
que tal acción de Dios es contemplada desde la óptica de María, mientras que
Mt, lo refiere desde San José, (Mt 1,18s).
La Virgen desposada es sinónimo de compromiso legal, previo a la
convivencia conyugal, Lucas en ningún momento se sale de los lineamientos
legales de su época, donde tomara fuerza su relato unido a la Tradición del
A.T. Luego y para matizar un poco la “motivación de Lucas” y como reflexión
tardía en la esfera de los Evangelios, Juan nos presenta la descripción de
María como “Mujer” ya no solo en un contexto Judío sino Universal, donde ella y
todas las Mujeres representan el nuevo comienzo de la Humanidad liberada del
pecado (ahora si introducido por la Nueva
Eva).
La evolución del concepto Femenino nos sitúa en la esfera de la Equidad e
Igualdad esencial de la Mujer como Ser Humano orientada hacia la Salvación, no
solo en la Maternidad, sino y sobre
todo en la entrega y seguimiento de su Señor, de la mano de las mujeres que Hoy
y Siempre conducen a los suyos y son artífices de Fe (Sentido positivo de su
interacción con el Hombre). El colectivo a priori podría suponer de forma
errónea que el Fiat de María se daba en el ámbito del pleno Empoderamiento
de su Fe y alcance de la expresión del Sí.
(La Nueva Gracia)- creo que cabe nuestro término aquí- Podemos también hablar
sobre una nueva relación Pneumatológica donde el Espíritu Santo adelanta en
cada uno de nosotros su Obra de Salvación bien particular manifestando la
necesidad de un Ethos o dinámica relacional que lleve al Hombre y a la Mujer a
dimensionar en sus vidas la definitiva presencia del Dios que trata a sus
hijos de la misma manera. (Ap. 21,4) Esta presencia de Dios en la Mujer nos
muestra una serie de rasgos si lo queremos ver Femeninos en su trato y forma de
Amarnos (En la Cultura Hebrea, el Espíritu de Dios se asocia a lo Femenino).
El lenguaje que emplea el propio Jesús, en algunos momentos particulares
puede sonar orientado a realzar el vínculo Masculino y Femenino, en cuya
vertiente se desenvuelve la propuesta de su nuevo Ethos: “Cuántas veces he
querido reunir a tus Hijos como una gallina su nidada bajo las alas y no habéis
querido” (Lc 13,34). No es posible suponer que la distinción de género
condiciona la expresión del Amar, solo sucede así en la Cosmovisión de la
Cultura personal y social que sitúa a la Mujer en la esfera de la Ternura
y hace de sus expresiones afectivas un condicionamiento de su Naturaleza, cosa
bien impropia si tenemos presente que la Naturaleza no se altera o determina
por la Cultura o Identidad de género, pero si la Antropología que se nutre
conceptualmente de las manifestaciones del Ser Humano, más la Gracia No (En el
ámbito Cultural). Subjetivamente exclamó K. Rahner: “La falta de sensibilidad
denuncia las tinieblas en que se encuentra el Corazón”. El Ethos de Cristo,
salva y determina la verdadera actitud y fundamento del Ser Humano ante Dios,
teniendo presente que la perfección en el discurso Humano aterriza en los defectos
y limitaciones del mismo no dejando fuera de la discusión Ontológica la
garantizada divinización del Ser Humano (Fine finaliter). La disponibilidad de
la Mujer en la esfera de la Fe la lleva a realizarse plenamente y empoderarse
de sus derechos y deberes (DD-DD).
Es viable encontrar una Analogía que abarque a la Mujer en referencia con
la Virgen Madre, Ella fue Madre porque consintió su Maternidad, porque
creyó… Así lo hace saber (Lc 1,44) La Fe vivida por nuestras Mujeres (sentido
amplio del término), no solo se unen a toda la Humanidad sino que también,
incorporan definitivamente en su accionar el Plan de Dios que reclama de ellas
y de nosotros la disposición y disponibilidad existencial de realizarse con la
carga “Humana” que ratifica la Unidad esencial de género en dicho “Plan Divino”
aclaramos que es esencial porque involucra su Naturaleza y esta en actitud dialogante
con su Creador, algo así como hablar de actitud Humilde del dialogante o
(Tapeinosis, de los griegos). La Virgen Madre asume perfectamente esta
determinación estructural de la Fe en la vida y viceversa (Lc 1,48), no
significa que la propuesta de Jesús tome intrínsecamente a María como modelo o
Eje relacional de la misma, pero no podemos desconocer que su experiencia de Fe
enmarca perfectamente en la postura atemporal tanto de género como de Relación
Hombre-Mujer, será desde esta perspectiva como centraremos nuestra posición
Mariológica, solo abordada en los primeros Concilios de la
Iglesia por Fe y no (Data opera). Al final indicaremos algunas pautas
Bibliográficas de consulta pertinentes. El Credo de Nicea que proclamamos cada
Domingo en la Eucaristía da cuenta de ello, “Se Encarnó de María la Virgen, y
se hizo Hombre” (L.O.C. 281).Una vez más el Símbolo da paso al Corazón en la
interpretación de la Fe, ordenada por la disciplina Eclesial (Pathos).
Solo con el deseo de establecer concordancias con los Textos Sagrados
entorno al Anuncio y Maternidad tanto Humana como Divina de María, cito a
continuación para nuestra personal reflexión un esquema de Anuncio y Gratuidad
que contextualiza a la Virgen Madre en el ámbito de las Tradiciones de su Pueblo
y Cosmovisión de Fe…
CONCORDANCIAS: (Sof 3:14-17)… “Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza
clamores Israel… Hija de Jerusalén”, se traduce en el cumplimiento de la
Promesa, podemos asociarla con (Is 12,6 y 54,1) o (Jr. 32,41). Paralelo es (Lc
1:28- 33). Es interesante asumir que las fuentes Escrituristicas hacen énfasis
en la Relación Femenina con los
acontecimientos Salvíficos y/o Sobrenaturales donde la Mujer aparece fungiendo
como sujeto idóneo de la Revelación y subsecuente Salvación.
El saludo de Isabel (Lc 1:43-53 antecedente en Lc 1:42), podemos
encontrarlo en consonancia Escrituristica (2 Sam 6: 9-11) si buscamos una
figura que encarna atributos y cualidades personificando la Identidad de un
Pueblo (Rasgos Antropológicos) (Jdt 13: 18-19). Solo para citar algunos y
facilitar nuestra contextualización del Anuncio y Maternidad de María, buscando
que ningún rasgo particular desvié nuestra atención sobre la primicia de Jesús
y su Ethos Femenino…
MUJER Y TEOLOGÍA.
La Mujer es como el Hombre (Sin distinción esencial o sustancial) en cuanto
a la expresión teológica ella es Sujeto
portador y elaborador de Teología, cada Mujer hace de su vida una
particular expresión de su Economía Salvífica al punto de registrarla en su
tendencia Psicológica y desde luego afectiva… La llamada Ortodoxia Católica
(Roma y Grecia) se empecinó en excluirla de sus Derechos como Sujeto Teológico
y la relegaron al servicio de la Iglesia
como obviando el SER FEMENINO
ECLESIAL que se manifiesta en la Cosmovisión de una Teología que reconoce
en Dios Atributos que sobresalen con todo poder de comunicación en la Mujer como por una especial y particular
analogía temática… La Iglesia asume en
la Mujer su maternidad decidida de atender y educar al resto de sus hijos. La
Mujer vive con total intensidad el llamado que recibe por medio del Pacto Bautismal y lo actualiza constantemente al punto de
convertirse en Modelo del anuncio de la Resurrección al
ser las primeras en ver al Salvador Resucitado y llevar su Testimonio, es sin
duda una gracia muy particular que la Sensibilidad Femenina sea reconocida de
esta forma por el Cristo Glorioso y bajo un Signo Corporal Nuevo y Deificado
en su expresión y Comunicación… La manifestación del Resucitado se da
precisamente en la Unidad de Genero, Cristo se comunica indistintamente con una
Mujer como con un Hombre, es la Humanidad la que en persona de sus testigos
afirma el triunfo de la vida sobre la muerte y el pecado. Digamos que la
connotación teológica más importante en la Mujer es precisamente la de ser Testiga del Resucitado y Artífice de su
anuncio. La Mujer vive la
Resurrección como Madre que aguarda a su
Hijo, Amiga solidaria y Esposa atenta a
su Familia, es decir, en el Ser de la Mujer hay espacio para la generosidad del
Anuncio y Entendimiento del Mensaje. Miremos
algunas características de la Mujer en el Anuncio del Evangelio de vida:
CONNOTACIONES DE LA
MUJER EN EL ANUNCIO.
·
Mujer Testiga y Madre
·
Mujer Amiga y Discípula
·
Mujer Apóstol de la Resurrección a sus hermanos los Discípulos.
·
Mujer Activamente consagrada al servicio de la Madre Iglesia.
·
Mujer Madre como Madre es la Iglesia
·
Mujer Modelo de anuncio de la Resurrección
·
Mujer ser Femenino integrado al misterio de la Salvación
·
Mujer Elabora su Teología
·
Mujer figura de la Nueva Humanidad Redimida y comunicada por la Gracia del
Salvador.
·
Mujer guía
·
Mujer activa
·
Mujer y Gracia
·
Mujer fenómeno de Amor
·
Mujer figura relevante de la Naturaleza Humana
·
Mujer Solidaria
·
Mujer y Pacto Bautismal
·
Mujer y Eucaristía
·
Mujer Ministerial
·
Mujer Líder
·
Mujer Maestra del Evangelio
·
Mujer Intuitiva de la Resurrección.
María como modelo del Anuncio manifiesta su Fe a la Humanidad en el
seguimiento de Cristo cuya fuerza de
Evangelio es precisamente su actitud sosegada y siempre atenta. Ella vivió sin
conocer intuitivamente quien era su Hijo pero aun así creyó en Cristo por sobre
las vicisitudes las mismas que atravesó.
Ella no buscó señal distinta que la Experiencia
de Amor lo que sin duda hizo la diferencia a la hora de confiar en la
Resurrección como Fenómeno sometido a la Fe antes que a la Razón. El Lenguaje
de María es la expresión de su Fe serena y confiada. Ella es tenida por modelo
de los bautizados más no implica ponerla por sobre la Tradición de la Madre
Iglesia, nuestros teólogos Anglicanos le dieron el justo lugar exaltando su
Santidad y Humanidad como todo Bautizado, sacándola de ese Mito destructivo de su Naturaleza Humana creado para favorecer la
Misión de la Iglesia romana. No es mi objetivo profundizar sobre sus
implicaciones teológicas. El Ethos
Femenino Predicado por Jesús se manifestó con toda su fuerza e inclusión
con la presencia de las Mujeres en su vida y Ministerio y como ellas se
convirtieron en referentes de Fe pero también de la necesidad de la Gracia (Jn
8). La Mujer en el Evangelio encarna fácilmente el Sentido Común y la
Inteligencia para reconocer Intuitivamente quien era el Salvador y dejarse
ilustrar por sus Palabras y Gracia (Jn 4)… Ellas actuaron en la Voluntad
Revelada del Verbo, recordemos que siempre estaban a su lado y asistían en su
Misión (Lc 8:1-3). Ellas se manifestaron
en la vida del Redentor como receptoras de su Gracia y Congruentes con ella
dieron frutos de Conversión-Perdón-Solidaridad-Fe
entre otros (Mc 5:25-34; Jn 19:
11-18; Mt 15:21-28). La Teología Femenina es de carácter Supra-Emocional y reflexivo así como atento al fenómeno formulado por
la Razón y vivido por la Fe. Ellas
no solo creían por el sometimiento de la Inteligencia a la Fe sino y sobre todo
por la Experiencia personal que les llevaba a reconocer la presencia de Dios en
Jesús, este principio aseguró su Fidelidad y lealtad. Cuando el fenómeno tiene
cabida en nuestras estructuras de Fe es posible fundamentar la experiencia y
convertirla también en un Don del Amor revelado de Dios. Las Mujeres del Evangelio
son las mismas que el Hoy de nuestra Historia
se mantienen fieles al Mensaje y nutren con su presencia cada una de nuestras
Congregaciones. La Identidad Femenina no
fue ganada precisamente por el Género de la Virgen Madre sino por la madurez y
constancia como ellas se incluyeron en la vida de la naciente Iglesia, ellas a
diferencia de los Hombres reflexionaron y siempre se manifestaron totalmente
adeptas al Salvador, esta sujeción valió como recurso de difusión del evangelio
porque sería ingenuo de nuestra parte creer que el Hombre propagó el Mensaje
sin su concurso.
*** Me pareció interesante
dejar algunas fuentes consultadas en el presente Ensayo, espero sean útiles
para profundizar en nuestra reflexión personal y/o académica.
ALGUNOS TEXTOS DE
CONSULTA.
M. AUBERT, la mujer. Antifeminismo y cristianismo, Herder, Barcelona
1976.
P. EVDOKIMOV, La mujer y la salvación del mundo, Ariel, Barcelona 1970.
L. BOFF, O sacerdocio da mulher e suas posibilidades en Eclesiogenese, Petropolis
1977.
K. RAHNER, María Madre del Señor, Herder, Barcelona, 1967.
R. BULTMANN,
Kerygma und Mythos I, 22.
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