SALMO 122… ECLESIOLOGIA Y ORACIÓN DEL CREYENTE.
Es muy particular la propuesta de este
Salmista al que reconocemos
presente en la Liturgia de Israel, en
sus viajes al Templo peregrinando con
todo el fervor posible y aun así sin
perder de vista que en la Asamblea es uno más, pero su experiencia
de Dios puede, y en su Historia personal hacer la diferencia, Me alegré
cuando me dijeron, vamos a la
casa del Señor, Este Versículo
inicial introduce la intencionalidad de los subsecuentes y lo expresamos así dado el
carácter Sapiencial de su invitación, ir al Templo era un asunto tanto
de Fe como de Unidad e Identidad para el Israelita, es la Ciudad Santa por
Antonomasia es Jerusalén el lugar de
la “Promesa” es la cimentada sobre
pilares perennes como lo describe en el (Ver 3) y es de esperarse el lugar y
estado ideal del Judío Creyente (Circuncidado, y practicante de la Ley Mosaica) como lo describe el (Vers 4-5).
También vemos una dimensión escatológica
que afirma las Promesas de Dios a su Pueblo, y un Signo palpable es el anhelo de Paz pero una Paz definitiva reivindicadora de los Judíos
leales y cumplidores de la Ley que se mantuvieron y mantienen fieles a la Alianza, es por demás la exhortación
del Creyente y para el Creyente: Oren por la Paz de Jerusalén, que prosperen los que la aman (6) sin
duda pasa por su mente los momentos complejos que su Nación vivió desde la Diáspora, antes,
la travesía por el Desierto, ahora la proliferación
de los modos culticos griegos y romanos,
ve con preocupación cómo sus hermanos no
acuden a Adorar al Dios vivo por frecuentar otras creencias foráneas, pero aun así les bendice con la Paz que es
signo de presencia de Dios e interioridad, vemos la Paz como fruto de la misma Revelación.
En algunos aspectos de nuestras
vidas encontramos que las crisis son determinadas por nuestro entorno y la
manera como este llega a nuestras vidas, donde repercute según la tolerancia
que tengamos y la fortaleza o debilidad espiritual con la que respondamos,
quien tiene claro la compañía permanente
de Dios podrá superar estas dificultades y ser generador de Paz y Amor: Por Amor a mis hermanos y mis compañeros
digo de corazón, La Paz contigo, (Vers 8) la Paz es proporcional a la
Espiritualidad y vivencia de nuestra Fe y no es mudable cuando en ellas
afirmamos nuestras vidas, es un cambio positivo de actitud y Cosmovisión que está
a la vanguardia de nuestras estructuras de pensamiento y capacidad para
transformar eficientemente nuestro Entorno.
Su Eclesiología es bien intencionada lo podemos emplear en nuestra Liturgia y manifestar así la Alegría
que nos produce el asistir a nuestros Oficios religiosos ya no como figura o
imagen futura sino como el Aquí y Ahora de
nuestra Fe y filiación Eclesial, donde los
Bautizados abogamos por la Paz y Unidad de nuestra Madre la Iglesia.
Rev. Diego Sabogal.
Epifanía.
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